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Unos meses antes

Aquella noche se sintió diferente al resto, era muy tarde, hacía un poco de frío y había tomado un poco de más sin embargo había llegado a su hogar con una sonrisa en sus labios y pequeñas risillas que siguieron incluso cuando ya había cerrado la puerta principal e iba caminando a ciegas por entre la negrura.

Últimamente se sentía diferente, algo estaba cambiando dentro suyo o al menos tenía la consciencia de que así era, sin embargo él jamás fue alguien que se detenía a pensar mucho en sus emociones y sentimientos, era un milagro cuando analizaba cómo se sentía a profundidad y más aún cuando llegaba a una conclusión de ellos puesto que solía solo dejarse llevar hacia donde el viento o la marea lo llevase. Siempre le había funcionado, no tendría porqué no funcionarle ahora ¿no?

Pero entonces su cuadro de vida se congeló cuando entró a su cuarto aún risueño con alguien en su mente rondando pero encontrándose a alguien más tendido en la cama profundamente dormido en una mala posición dando a entender que le estuvo esperando todo ese tiempo. San, su novio.

Estaba sentado con la espalda apoyada en la cabecera de la cama, su cuello completamente doblado al igual que su torso y sus manos desparramadas sobre su estómago aún sosteniendo un libro abierto de par en par entre estas, la tenue luz de la lámpara le ilumimaba suavemente recalcando su piel color miel. Wooyoung tuvo un repentino golpe de realidad que le hizo casi tambalear al perder por unos segundos fuerza en sus rodillas, había estado sonriendo como un tonto por haber pasado hablando por horas con alguien más. Eso no hubiese sido nada malo si sus mejillas no hubiesen estado ruborizadas ni tuviese ese deseo constante en su pecho de volver a verlo, de repente ese deseo se sintió como una molestia pesada.

Apretó los labios fuertemente mordiendo el inferior, toda pizca de alegría se había ido remplazándolo con un sentimiento más agrio que no quiso saber a que se debía. Huyó de eso, como siempre. Simplemente sacudió la cabeza en el vano intento de mantener su mente en orden, luego se acercó al chico quitando el libro de entre sus manos donde notó que debajo de éste se encontraba el teléfono del castaño posado en su estómago, probablemente esperando algún mensaje o llamada suyas que nunca llegaron.

Se sentía un idiota cada vez más y más con cada acción que hacía él o el contrario, recalcando que algo no está llendo muy bien haciéndole ruido en la cabeza. Dejó el libro junto al teléfono en la mesa de noche para luego tomar con extremado cuidado al chico entre sus brazos, acostándolo de a poco y acomodándolo para que durmiese mejor, por último lo arropó con la cobija hasta el pecho donde el castaño de inmediato se volteó dándole la espalda mientras abrazaba su propia almohada debajo de su cabeza.

San siempre se veía demasiado tierno cuando dormía, parecía un koala en busca de algo en donde sostenerse.

El mayor soltó el suspiro más pequeño y silencioso que pudo antes de comenzar a cambiarse la ropa e irse a cepillar los dientes, estaba muy cansado con ganas de solo tirarse a dormir sin mover ni un músculo más pero aquella pequeña montaña rusa de emociones que acababa de tener le provocó querer caminar y estar parado un rato más hasta que ya no pudise batallar con el sueño. Decidió optar por la segunda opción caminando por toda su casa en busca de calmar el enjambre que poco a poco estaba naciendo en su cabeza.

— Una mierda —maldijo por lo bajo al llegar a la cocina y apollarse en la encimera.

Muchos viéndolo desde el exterior podrían decir que es fácil entender la situación y que estaba siendo un completo idiota al enredarse él mismo con ella y tendrían razón, era un completo idiota. Sin embargo él estaba simplemente confundido, nunca le gustó sentir demasiado ni siquiera tenía pensado en tener alguna relación larga y no porque fuera el típico que iba de flor en flor sin un punto fijo sino porque no estaba interesado en tener alguna historia romántica, al menos no en ese entonces.

Claro que eso fue antes de conocer a San.

San fue realmente su primer amor, la primera persona que lo inspiró lo suficiente como para interesarse en lo romántico y le impulsó a seguir su corazón. Con nadie más había sentido tanta fluidez, tanta conexión, tanto deseo por hacer cosas que sabía le harían feliz al castaño, por ello estaba tan confundido ahora porque otra vez estaba sintiendo una nueva fluidez con alguien más, otra vez sentía conexión para nada forzada y eso era tan raro pero a la vez emocionante.

Entonces, ¿qué sentía?, ¿solo emoción?, ¿solo curiosidad o quizás era algo más?. Quizás si se hubiese sentado en silencio a reflexionar sobre aquellas preguntas, a armar su rompe cabezas, hubiese evitado aquel futuro que le esperaba pero claramemte él no tenía idea. Somos seres humanos después de todo, no podemos predecir el futuro ni las consecuencias de nuestras acciones por muy pequeñas que parezcan ser.

Así que con la idea de que simplemente estaba feliz porque al fin encontró a alguien más con quien conectaba tan bien volvió a la habitación donde apagó la lámpara, caminó a tientas por la oscuridad hasta llegar a su extremo de la cama donde se acostó cómodamente aún intentando no hacer mucho ruido ni moverse tanto para no despertar al contrario. Le costó dormir a pesar del cansancio pero se obligó con todas sus fuerzas a empujar lejos todo pensamiento para sentirse en paz o al menos creer que lo sentía.

Después de un rato quedó dormido cuando el sol comenzó a teñir de celeste el cielo y la alarma de el castaño sonó para que pudiera ir a la universidad. Fue la primera vez en semanas que San se despertó con su novio a su lado y no en una cama vacía como ya se había acostumbrado, sin embargo a pesar de ello el sentimiento mismo de vacío por alguna razón seguía ahí impidiendo que sintiera la típica calidez cada que abría los ojos y le veía dormido al lado suyo. Algo realmente había cambiado aquella noche.

× ☂️ ×

— Te he notado muy decaído últimamente. ¿Ocurre algo? —Yeosang habló mientras cargaba una bandeja llena de pan dulce.

El local aún estaba cerrado, estaban arreglando todo para poder abrir sus puertas dentro de media hora aproximadamente, limpiaban, acomodaban, se aseguraban que todo estuviera listo para poder recibir clientes que no tardarían mucho en comenzar a llegar una vez giracen el rotulo en la puerta a "Abierto".

Yeosang por su parte se había estado conteniendo de hacer aquel comentario y pregunta a su amigo desde hacía unos días, sabía que algo le pasaba al azabache pero creyó que eran simples malentendidos con su pareja o quizás solo tuvo algún ligero problema por ahí que le estuvo molestando. Todos sabían que Jung Wooyoung era algo así como un libro abierto cuando se trataba de sus emociones por lo que siempre era fácil leerlo o al menos intuir cómo éste se sentía a pesar de que el mismo Wooyoung no reparase en ello creyendo de algún modo que sabía ocultar todo ello. Muy equivocado por supuesto pero al parecer nadie lo había contradecido hasta ese momento.

Sin embargo a medida pasaban los días Yeosango notó que aquel aura oscura no se iba de su amigo, es más parecía incrementar con el paso del tiempo y eso le preocupó. Si, Wooyoung solía molestarse un poco fácil era incluso un poco resentido, pero también era alguien que no se aferraba a esa molestia por mucho tiempo ya que como lo decía él mismo "no me gusta sentir mucho así que simplemente dejo ir lo que siento", que estuviera tantos días igual ya era algo preocupante.

— ¿Decaído?, no para nada —contestó el azabache mientras limpiaba el mostrador— Todo en orden.

Sin embargo esa respuesta no lo convenció en lo absoluto, de hecho le dio una evidencia más de que algo pasaba ya que usualmente el azabache hubiese acompañado su comentario con alguna broma tonta por hacer insinuaciones igualmente tontas según su amigo o simplemente para molestarlo.

Terminó de ordenar el pan en los estantes cerrando la puerta de vidrio con llave para que no les robaran producto por algún descuido, luego se acercó al mostrador colocando la bandeja debajo de su brazo para poder apoyar una mano en su cadera adoptando una pose como de una madre esperando que su hijo confezara la travesura que haya hecho. Wooyoung le miró alzando una ceja sin comprender su actitud.

— Le puedes mentir a todos, incluso a Jesucristo si quieres pero a mi no Jung Wooyoung —le dijo firme, dispuesto a sacarle información a su amigo— Así que o me dices qué pasa ahora mismo o no te dejaré en paz hasta que lo hagas.

— ¿Qué te ocurre de repente?, ¿eres mi madre acaso? —saltó a la defensiva el azabache. Era otra cosa que Yeosang había notado, últimamente solía ser un poco muy ácido con sus palabras.

— No pero a falta de ella en este momento me veo en la obligación de comportarme como tal.

— No me ocurre nada ¿de acuerdo?. Solo estás sacando conclusiones tontas —terminó de limpiar el mostrador rápidamente para comenzar a caminar hacia la cocina ignorando al contrario.

— No me des la espalda maldito, te estoy hablando aquí -le siguió los pasos comenzando a molestarse.

— ¡Que no eres mi madre!, ya corta el acto.

— ¡A mi no me grites! —le alcanzó tomando su brazo con brusquedad— ¡A ti te pasa algo, lo sé!, ¿crees que no te conozco maldito bastardo?. Estas todo el tiempo a la defensiva como si de la nada alguien saltará a acusarte por algo y te ves más muerto en vida con cada día que pasa.

— Bueno igual si me pasara algo no es de tu incumbencia. No deberías meterte —trató de soltarse pero en su lugar recibió un golpe en su cabeza con la bandeja que aún tenía Yeosang— ¡Auch, oye idiota!

— ¡Idiota tú!, ¡me preocupo por ti imbécil! —le dio otro golpe— ¡Deja de actuar como si tuvieras un palo metido en el culo!, ¡deberías estar agradecido que me preocupe en lugar de dejarte a tu suerte!

— Pero bueno, ¿qué ocurre aquí?

Una tercera voz se escuchó provocando que ambos chicos detuvieran su disputa para voltear a ver a la puerta de la cocina donde un chico de mediana estatura y corte de casco los veía totalmente extrañado pero tampoco parecía sorprendido. No es como si fuera la primera vez que esos dos se peleaban, con el carácter que cargaba Yeosang y lo fácil que era hacer enojar a Wooyoung era de esperarse que la voz de ambos se haya alzado más de una vez sin embargo esa pelea parecía estar llendo un poco más fuerte y seria que de costumbre.

— Nada —dijo Wooyoung safándose al fin del agarre.

— Wooyoung es un idiota —dijo Yeosang aún con la bandeja dispuesto a volver a golpearle.

— Eso ya se sabía, no es una noticia nueva —rió el tercero.

— ¡Hey, tú cállate!

Jongho se encogió de hombros pasando del par para poder alistarse e ir a trabajar poniéndose un delantal blanco con el logo de la panadería donde trabajan y una redecilla en su cabeza para evitar que cayesen cabellos en el pan mientras lo preparaba.

— ¿Y bien? —insistió Yeosang retomando su conversación. Realmente era alguien testarudo.

— Eres un pesado en serio —suspiró cerrando sjs ojos por un momento— Sí, me pasa algo pero no es de tu incumbencia así que déjalo ahí.

— Y yo soy el terco, tu eres uno terco de primera —sacudió su cabeza de lado a lado en forma de negación mientras apretaba con dos dedos su entrecejo— Tienes razón, no me incumbe pero de igual forma me preocupo. Sé cómo eres, te conozco imbécil por eso te estoy obligando a que me lo digas porque sé que nunca saldrá por tu propia cuenta decirme qué ocurre incluso si eso llegase a matarte. Eres así de idiota.

Había una pequeña diferencia entre San su novio y Yeosang su mejor amigo cuando se trataba de ayudar al azabache con sus problemas.

San siempre esperaba a que Wooyoung fuera el primero en acercarse "cuando se sintiera listo" para hablar, siempre que tuviese algún problema que le molestase San siempre le hacía saber que podía contar con él para recibir ayuda o simplemente desahogarse porque no quería forzarlo a nada. Tenía el pensamiento de que debeía salir del contrario hablar, expresarse y confiar en él, claro que eso es lo ideal en una relación de cualquier tipo sin embargo nunca entendió que Wooyoung necesitaba un poco de presión para abrir la boca y contar todo, al contrario de su amigo.

Yeosang tenía un carácter un poco fuerte y se había incluso fortalecido un poco más desde que conoció al testarudo y cabeza hueca de Wooyoung, desde el inicio entendió que si quería que el azabache le contara sus cosas no debía de precisamente hablarle con dulzura y paciencia sino directo y firme. De otra forma éste se cerraría incluso más, obviamente eso no era bueno para él mismo.

También estaba el hecho de que San era un poco frágil de sentimientos y dócil, si le hablabas mal era poco probable que él te lo devolviese simplemente se limitaría a ignorarlo o trataría de calmar la situación siempre tratando de ser tranquilo. Rara vez explotaba, rara vez llegaba a su límite.

Yeosang por otro lado le importaba poco o nada si le levantases la voz porque él te la levantaría el doble. Tampoco era comformista, si quería saber algo lo sabría y no aceptaría respuesta tan vaga como la que le ha estado dando su amigo. No señor, Kang Yeosang no se hechaba para atrás tan fácilmente y quizás por todas esas razones, por toda esa incistencia, por esa terquedad es que Wooyoung (de mala gana) decidió contar lo que su corazón ha estado sufriendo últimamente.

— San me pidió que nos dieramos un tiempo hace como 2 semanas —dijo después de un largo rato de silencio donde sólo se escuchaba a Jongho amazar la masa de pan de fondo mientras cantaba con sus audífonos puestos.

—Yeosang parpadeó confundido— ¿Por qué te lo pidió?

El azabache iba a seguir relatando lo ocurrido pero la alarma en el reloj de pared que indicaba que ya era hora de abrir sonó alarmándolos por unos momentos provocando que sintiesen un vuelco en su corazón por un segundo. Soltaron una ligera risa liberando un poco de la tensión y de todo lo que estaban sintiendo en ese momento aligerando el ambiente tenso que se había formado.

— Abramos la tienda pero no creas que te escaparás de mi —le advirtió señalándolo con un dedo— Después del trabajo te arrastraré conmigo para seguir esta conversación. Sabes que soy capaz de perseguirte hasta tu casa o al infierno o donde sea para que huyas.

Wooyoung asintió con una floja sonrisa, se sentía incluso más relajado a comparación de cómo estuvo todo este tiempo. Como con un peso menos encima al fin decir en voz alta que algo le acongojaba su corazón apretado, quizás era buena idea desahogarse un poco con su mejor amigo después de todo.

Un capítulo más desde la perspectiva de Wooyoung.

Quiero aclarar que si sus acciones no se justifican nunca está de más saber el contexto del qué lo orillo a hacer lo que hizo y porqué era así. No busco realmente que le tengan solo pena, busco cuentar cómo vivió él esta historia ya que cada historia siempre tiene dos versiones de la misma así como una moneda tiene dos caras.

Eso es todo, nos vemos en el próximo capítulo criaturas 🦋

©_prayBluesoul_

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