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— San —soltó en una exhalación.

— Quería asegurarme de que no escapases esta vez.

Un silencio un poco demasiado incómodo se instaló entre los tres muchachos, sin saber que decir, sin siquiera moverse mucho porque se sentía como si hubiesen bombas escondidas en el suelo que con una pisada en falso todo estallaría a pedazos. Fue Changbin quien decidió que debeía irse antes de ser tragado por las llamas de la explosión.

— Yo...me retiro —le lanzó una fugaz mirada a ambos con sus ojos terminando en el chico que estaba aún rojo después del llanto— Adiós.

No dijo nada más, no se atrevió. Si decía un "hablamos luego" sonaría quizás muy sugerente aunque no tuviese nada que ver, si decía un "nos vemos" quizás pareciese una falta de respeto dar a entender que se seguirían viendo a pesar de todo. Changbin era blando de corazón y un poco tonto con el amor, pero tampoco era de ser un genio para entender que quien acababa de llegar era la persona que se le había ocultado todo este tiempo y la otra parte de este gran problema.

El novio de Wooyoung.

Como ninguno dijo nada al final y él tenía prisa por salir de ahí simplemente comenzó a caminar alejándose poco a poco de ambos a paso un poco apresurado y cuando estuvo lo suficientemente lejos por fin sintió que podía respirar en paz soltanfo aire que no sabía retenía. Sin embargo el golpe de realidad chocó contra él cuando se subió al bus que lo llevaría a su hogar, Wooyoung tenía novio y él estaba enamorado de Wooyoung, él había llegado esa noche con su mejor coloniaz bien peinado y las esperanzas a flote para confesar sus sentimientos de una vez por toda creyendo tontamente que sería correspondido.

Su pobre corazón entonces se quebró y dolió, sin embargo a pesar de ser una de las víctimas en todo ese problema su corazon dolió más al recordar el llanto desgarrador de quien lo lastimó e ilusionó. Y sentado en uno de esos incómodos asientos de autobus a la orilla del pasillo se dio cuenta que quizás, al final, todos fueron víctimas en esta pequeña enredadera de sentimientos.

× ☂️ ×


El silencio siguió tenso y asfixiante entre aquellos dos aún después de la partida del tercer sujeto. Wooyoung por su parte aún tenía la cara roja y húmeda por su llanto, sus ojos hinchados y los mocos aún siendo sonados en la servilleta arrugada, por otro lado San estaba inmóvil parado de pie frente suyo aún sin acercarse demasiado, observándolo sin decir nada hasta que decidió abrir la boca.

— ¿Es él? —preguntó, su tono saliendo suave pero a la vez fuerte.

Wooyoung levantó la vista y analizó a quien tenía frente suyo, sus ojos buscaban algo que le indicase peligro, que le dijese que la guerra había comenzado, espera escuchar en cualquier momento el sonido de una bomba explotar y los disparos ser tirados. Pero no vio nada de eso, no vio nada en realidad, era como si el castaño estaba ahí pero al mismo tiempo no, ausente aunque su cuerpo era tangible y se dio cuenta que esa persona que estaba ante él ya no era exactamente el mismo chico que creía conocer, se preguntó entonces si fue culpa de él y le dolió cuando su subconsciente le dijo "Si".

— ¿Quieres hablar aquí o prefieres ir a otra parte? —preguntó en su lugar. No era que estaba evitando la pregunta, solo estaba retrasando la respuesta.

San no dijo nada, solo comenzó a andar en dirección a el estacionamiento que estaba en frente de los locales donde Wooyoung dejaba su auto porque no tenía dónde más ponerlo y éste último le siguió el paso sin chistar, aún limpiando su rostro y calmando su agitado corazón. Sentía sus dedos helados y su espalda sudorosa, se preguntó si el contrario sentiría lo mismo.

El trayecto en el carro al final fue totalmente gélido, nadie dijo nada, ni siquiera un estornudo, ni una aclaración de garganta. Ambos dejaron que el silencio los comiera vivos divagando cada quien en sus propios pensamientos. El mayor no supo dónde ir en primer lugar pero terminó por simplememte manejar hacia su casa porque sabía que lo que estaba por venir era mejor manejarlo en un lugar privado, uno donde ambos pudiesen desbordar todo lo que tuviesen que decir y todo lo que tuviesen que hacer.

Cuando llegaron simplemente entraron cerrando la puerta para luego quesarse parados unos momentos en la entrada, no sabiendo qué hacer con ellos mismos ni cómo deberían dar el siguiente paso. Wooyoung por fin pudo sentir alguna emoción en San justo en el preciso momento que pusieron un pie dentro y no fue nada más ni nada menos que miedo, ambos tenían miedo así que por ese motivo, dándose cuenta una vez más que la persona parada junto a él estaba sufriendo al igual que él, o incluso peor, decidió que debía ser por fin valiente por lo que comenzó a caminar con las manos sudorosas hacia la habitación que compartía con el castaño indicándole con una mirada rápida que lo siguiera, el contrario tardó un momento en hacerlo.

Cuando ambos llegaron a la habitación Wooyoung prendió la luz y miró a su alrededor como había hecho ese mismo día en la mañana con la diferencia de que esta vez no estaba en busca de un fantasma, esta vez estaba proyectando recuerdos rápidos pero vívidos en su mente.

[ — Woo, ya es tarde, apaga la maldita lámpara que quiero dormir —le regañó el castaño sentándose en la cama mientras le miraba con reproche.

Creí que la luz no te molestaba —dijo con un tono humorista girando la silla del escritorio.

—;Y no lo hace, pero verás resulta que he vivido por lo que considero un buen tiempo con mi idiota novio y ahora lastimosamente no puedo dormir bien si no lo tengo babeando a mi lado. Así que, por favor, ¿me harías el favor de venir aquí y dormir para que yo pueda hacer lo mismo? —el enojo del chico había bajado, ahora era más una súplica de la cual el contrario no podía negarse aunque quisiera, aunque estuviera intentando terminar lo último de su proyecto final.

Como ordene su majestad.

Colocó una hoja cualquiera para separar las hojas de su libro y no perder la página, se levantó con una sonrisa asomando por sus labios y apagó la lámpara antes de meterse entre las sábanas de su cama y entre los brazos de su novio. No necesitaban luz alguna para saber que ahora ambos sonreían y la comodidad y tranquilidad se posó en ellos antes de por fin caer dormidos.

Ambos estaban muy acostumbrados al otro, ambos realmente necesitaban del otro, incluso para algo tan simple como consiliar el sueño.]

El mayor suspiró acercándose a la cama dejando que sus dedos fuesen los primeros en tocarla mientras recordaba aquel escenario que parecía insignificante y algo fácil de olvidar pero que en realidad él lo tenía ahí presente como si hubiese sido una ocasión especial. Entonces tuvo el pensamiento fugaz de que, muy probablemente, a San le costó dormir todas esas noches que llegaba tarde a casa.

— La vez que me invitó a comer por primera vez —dijo rompiendo el silencio— Fue después de tener más o menos 3 meses de habernos conocido, para ese entonces creo que ya había comenzado a emocionarme cada vez que lo veía, y supongo que él lo había notado así que me esperó hasta que el local cerrara, esa noche no habíamos tenido muchos clientes así que se quedó dentro sentado en una mesa mientras intercambiamos algunas que otras oraciones y comentarios, luego sugirió que fuesemos a comer. Te juro que yo no lo había tomado como una invitación a modo de cita o algo así —se sentó dejando su peso caer en el colchón mientras restregaba una mano en su rostro— Solo había creído que era buena idea ir como amigos, en ningún momento había sentido algo más que una salida amistosa, ya sabes ir a comer, tomar un par de cervezas, reír un rato mientras te quejas de todo y nada. Supongo que, como siempre, no supe traducir sus intenciones. 》

《Llegamos a el local que está cerca de la cafetería donde a veces compro la cena y hablabamos de cualquier cosa, la conversación fluia muy bien y no recordaba la última vez que había sentido...como una conexión así —supo que esas palabras habían hecho algo en el contrario cuando lo vio apretar los ojos y respirar profundo, pero no podía detenerse. Debía ser honesto— Nos dimos cuenta que compartíamos cosas en común, que teníamos incluso la misma energía y que incluso cuando tocabamos un tema que no teníamos en común ambos pudimos seguir la línea de conversación sin ningún problema.

San mordió la cara interna de su mejilla antes de dirigirse lentamente a la silla del escritorio que estaba frente a la cama donde se sentó rígido mientras escuchaba al contrario. Cada palabra, cada sílaba, cada letra pronunciada se sentía como un pequeño alfiler siendo lanzado a su pecho, no estaba seguro si iba a poder soportarlos a todos al final de la noche.

— Sé que por obvias razones en algún momento de la conversación debí de haberte mencionado, debiste de haber salido a la luz incluso en las siguientes veces que hablamos y de hecho si lo hiciste pero no sé cómo, no sé porque, no sé como pasó pero realmente jamás le aclaré que eres mi pareja hasta que llegué a un punto donde...no quería que lo supiera y yo, yo ni siquiera me di cuenta de eso —Woo tomó aire, la gran presión que había sentido antes volvió a él. Tenía ganas de llorar, tenía ganas de salir corriendo de ahí, de huir, de esconderse, de desaparecer. Sentía que todo pasaba a cámara lenta y al mismo tiempo todo iba muy rápido— Sabes que soy un idiota, sabes que nunca me pongo a pensar ni analizar mis acciones solo lo hago y ya está, solo vivo el momento sin pensar mucho en lo que está pasando y supongo que estaba pasando mucho en mi interior que no me di cuenta en quién me estaba convirtiendo contigo, en el daño que te estaba haciendo y en todo el problema que estaba causando.》

《Y luego, en tu cumpleaños cuando llegué y tú habías dejado ese pedazo de pastel y te dejé solo me di cuenta que te había desplazado mucho pero yo...rayos, yo en serio no sé porque a pesar de haberme dado cuenta no le di importancia, no profundicé más en ese pensamiento ni en esa realidad solo recuerdo que pensé "Ya se arreglará, solo necesito pensar" y cuando intentaba pensar en ello me encontraba con un sentimiento amargo. Terminé huyendo porque le temía a todo —secó sus manos aún sudorosas en sus jeans viejos y mordió su labio con fuerza intentando mantenerse firme para poder seguir a pesar de por dentro se estaba cayendo— Me perdí, sigo perdido de hecho y no sé que hacer. Creí que podía ignorar todo y dejarlo ser, que todo se arreglaría solo...fui un idiota —levantó su mirada hacia el rostro ageno quien tenía su vista fija en un punto muerto de la habitación— San —lo llamó, éste le miró— Lo lamento tanto, en serio lo siento.

— Y-yo... —quiso hablar, el nudo en su garganta casi asfixiandole— Aún sigo sin entender cómo dejaste que todo...que todo avanzara así —su mente se inundó de aquellos momentos gélidos, de aquellas palabras frías, de aquella silueta borrosa— Cada vez que te pedía que me explicaras qué demonios estaba ocurriendo tu solo, tu solo escupías palabras ácidas como si nada y luego te ibas a la mierda. ¿Nunca te detuviste ni un segundo a pensar en cómo me sentía yo?, ¿en cómo me afectaba?

— Lo hice, juro que lo hice pero quizás no tanto como debí y lo reconozco. Cada que me preguntabas, cada que mostrabas interés en ayudarme a resolver esa telaraña de sentimientos que había creado me sentía horrible porque creía que no merecía esa preocupación tuya, muy en el fondo me sentía como una basura porque inconscientemente estaba emocionado por alguien más que no eras tú y eso no estaba bien —frotó sus manos en busca de un poco de calma y relamió sus labios más de una vez, sentía su boca seca— Es que no sé cómo clasificar lo que siento, hasta hace poco que hablé tan abiertamente con Yeosang sobre esto él me ayudó a ponerle nombre a todo y...joder, me di cuenta de el hoyo que había estado cavando.

— ¿Yeosang sabía de esto? —su foco de atención se dirigió esta vez en el amigo del azabache— ¿Yeosang supo todo este tiempo de tu mierda y no dijo nada?

— No lo culpes por favor, él...él realmente no tenía el panorama completo, sólo sabía que Cha-changbin y yo habíamos estado hablando mucho —vaya que costó decir el nombre del tercer implicado, de la segunda pobre víctima y cuando vio como una pequeña llama de furia creció en los ojos del castaño deseo nunca haber pronunciado ese nombre— No fue hasta que nos dimos el tiempo que comencé a hablarle de a poco en lo que estaba sucediendo, en lo que me estaba sucediendo.

— Y aún así no dijo nada el hijo de puta —soltó dejandose llevar por el creciente enojo, la creciente traición.

— San, no le correspondía —trató de apaciguar— Le pedí que no dijera nada, era algo que a mí me tocaba decirte no a él. No lo culpes por mis errores, él solo intentaba ayudarme.

— ¡Yo también lo intenté, muchas veces! —elevó por fin su voz, la bomba explotando por fin— ¡Intenté mil veces ayudarte, escucharte, ser tu maldito apoyo y todo lo que recibía eran cuchillos en mi pecho! —golpeó con un poco de fuerza donde estaba su corazón latiendo cada vez más desbocado— ¡Dolió, cada maldita palabra, cada maldito silencio! —y una lágrima brotó, no se supo de quien fue la primera que cayó— Creí...creí que ya no me querías, que ya no era suficiente para ti y maldita sea, dolió como mil demonios.

— San —sollozó, terminó por ponerse de rodillas y gatear hasta el castaño quien apretó sus labios y puños ante la cercanía, aún así eso no le impidió al azabache poner ambas manos en el muslo contrario— Perdóname, en serio perdóname. Y-yo nunca dejé de amarte, lamento no habertelo dicho antes e-es solo que...estaba tan confundido, me sentía co-completamente perdido. Pero aún te amo.

El castaño quedó quieto, inmóvil casi, examinando el rostro de aquel chico que incontables veces había visto con tanto amor, con tanta confianza, con tanta paz, pero que en ese momento simplemente era un rostro más del montón y esa realización lo asustó y le dolió. ¿En qué momento habían pasado de los abrazos mañaneros, los besos fugaces en las calles, las sonrisas tímidas pero confianzudas a una distancia palpable, a miradas frías, a ser...desconocidos?

Quizás 3 años de relación no eran exactamente tanto como otros pensarían, pero eran los suficientes para acostumbrarte a alguien, a su presencia, a sus mañas. Eran los suficientes para enamorarte de alguien tan profundo y genuino, los suficientes para decir que habían estado una vida juntos y para creer que así sería siempre. Pero quizás 3 años también eran suficientes para crear un desastre irreversible.

San se sentían entre la espada y la pared, no sabía qué decir, no sabía que pensar, no sabía qué hacer ni tampoco sabía si ese era el momento donde él debía tomar las riendas de todo por primera vez, y si era así entonces ¿a qué dirección irse?. Se sentía tan confundido y angustiado.

Entonces las palabras de Mingi resonaron en su cabeza, como lo habían estado haciendo desde el momento en que fueron pronunciadas pero esta vez la voz de su amigo parecía transpasar su cabeza y ampliarse a toda la habitación.

"— Cuando el momento de volver a hablar las cosas llegue tú sabrás en qué o para qué te sirvió ese tiempo. Wooyoung tendrá que tomar una de dos, o habla o no lo hace, la cuestión aquí es qué harás tú en cualquiera de esas situaciones."

El momento por fin había llegado, Wooyoung habló, dio su parte de la historia y ahora le tocaba a San decidir qué iba a hacer él con eso. ¿En qué le había servido esos meses de separación?, se dio cuenta que no tenía que pensar mucho su respuesta después de todo, porque si le habían servido de algo.

El daño ya estaba hecho, era irreversible, por mucho que ambos siguieran sintiendo aunque fuese una mínima sensación por el otro las heridas estaban hechas, la batalla no acordaba se había librado y lastimosamente no hubo no un solo ganador. San lo supo en el momento que dejó de apretar sus puños para poder alcanzar la mejilla contrario, lo supo cuando lo vio cerrar sus ojos con fuerza a pesar de que su tacto había sido casi efímero, lo supo cuando levantó la vista y aquella habitación ya no parecía su castillo de cuentos de hadas, su fortaleza inquebrantable, ahora solo parecían ruinas.

Lo supo cuando se dio cuenta que ese amor que antes le sanaba, ahora solo dolía y si ese era amor no tendría porqué doler. El amor no se supone que duela.

Y entonces habló.

— Wooyoung, terminamos.




Por favor no vengan a mi con antorchas ni tridentes, sino se quedan sin mi y si se quedan sin mi no podré escribir el siguiente capítulo así que guarden sus armas gente. Les prometo que en algún punto todo será menos dramático y triste, pero para eso falto un poco (no mucho en realidad).

Bueno criaturas, nos vemos en el siguiente capítulo 🦋.

©_prayBluesoul_

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