Capitulo 2: Nuevos inicios, nuevos problemas.

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Camino tranquilamente por el pasillo de su casa, yendo directamente al comedor tomando una manzana para proporcionarle una gran mordida. Se encontraba preparándose para asistir a su primer día de clases. Sus padres habían ido a trabajar mucho más temprano que de costumbre, ya para él era una cosa habitual, aunque hubiera preferido que alguno de los dos se quedará y estuviera cuando decidiera ir al por primera vez a aquella institución.

Por muy raro que pareciera le gustaba la compañia de sus padres, a diferencia de otros adolecentes que por estar pasando por una etapa de rebeldía ocasionaba disputas con sus progenitores. Aunque no vendría siendo su caso, ya que su atención desde hace varios meses era poca la que recibía de parte de éstos.

No podía juzgarlos.

Después de todos ellos no estaban “ausentes” por el echo de evadirle o algo por el estilo, ¡más bien todo lo contrario! Quieren ofrecerle una vida mejor a él, sin que los demás lo juzguen o le repique constantemente sobre su defecto.

Suspiro, cuando por fin se encontro caminando con su mochila a espaladas de él hacia la institución, mientras traia aquellas enormes gafas cubriendo su grades orbes de aquella totalidad tan singular y poco vista.

Se detuvo cuando sintió que por fin habia llegado a su destino. Miro atentamente en como consistían las instalaciones de aquel lugar; habían casilleros a cada lado de los pasillos, las paredes eran de tonos claros, las puertas de los salones se encontraban abiertas lo que significaba que todavía no habia iniciado las clases y veía las cantidades de estudiantes agrupados hablando de sus diversas anécdotas y curiosas situaciones que pasaron en sus vacaciones según su pensamiento.

Él simplemente ignoro aquel echo pasando de largo por casi todo los pasillos hasta dirigirse a su salón, ganándose varias miradas de curiosidad por parte de algunos de los estudiantes y otras extrañadas, pues nunca había visto a aquel chico en la HS. No había saludado a nadie a pesar que estaba completamente lleno los pasillos, mínimo se pensaría que conoceria o entablaría conversación con una persona al menos para pedir orientación. Cosa que en ningún momento hizo.

Entró a su salón de manera rápida... pues apenas cuando se había inscrito, la directora se encargó de hacerle el favor de decirle donde sería que estudiaría y con que profesor vería la primera materia.

Hace mucho no tenía convivencia con chicos de su edad, la idea en este momento le resultaba un tanto extraña, ya qué no sabía cómo actuar... así que lo mejor (según razonamiento) sería mantenerse alejado de los chicos a su alrededor.

Una manera extraña de pensar considerando el echo de que hace mucho que no tenía o desarrollaba una amistad con alguién. Pero no podía arriegarse, eso sería lo mejor.

Además, si se tiene a compañeros cercanos, se indaga más en la vida privada de las persona, y si eso pasa significa que se comenzarían las averiguacionea sobre su vida, conociendo la historia de su Bullying en el pasado, sobre sus ojos tan malditamente Rojos cómo la sangre y su probabilidad de tener esquizofrenia por el echo de ver esos hilitos atados a las personas.

Prefería mejor evitarse todo ese problema en realidad.

Finalmente se sentó en uno de los tantos asientos de las mesas al fondo, justo a su lado, un pelirrojo se encontraba que parecía desprender un aire de maleante; Con ambos brazos reposados atrás de su cabeza y recostado completamente sobre la silla y sus pies descansando en su mesa, pretandole minimo de atención a la presentación del profesor.

Éste pelirrojo le dirigio una mirada indiferente alzando una ceja, pues había notado su constante observación aún a través de los anteojos del peli-mora.

Bonnie solo volteo su vista al frente sin prestarle atención a la acción del chico, intentando concentrase en vano, en la introducción que hacia el docente. Lo que menos quería era llamar la atención.

—Muy bien, chicos, es un gusto enseñarles este nuevo año escolar. Muchos de ustedes ya me conocen... Pero, hoy llegó cierta persona que tal vez les gustaría conocer. Bonnie, ¿puedes pasar al frente para presentarte a la clase? —dijo de forma animada el maestro haciendo una ademán para que el peli-morado pasará frente al pizarrón.

Definitivamente el universo quería que llamara la atención. ¿Que parte de pasar desapercibido no quedaba completamente claro?

Soltando un pesado suspiro se levantó de su asiento con pesar, caminando directo hacia el profesor notando las miradas de sus compañeros puestas únicamente en él, trago grueso al encontrarse frente a todos.

—Yo soy Bonnie Valentine, y ehhh... Tengo 17 años y me mude hace poco, yo seré su nuevo compañero.

[...]

—A ver, ¡chicos! ¿¡A quien le gustaría formar parte del club de teatro de la HS!? —grito de forma animada una rubia la cual poseía el cabello corto apenas llegandole hasta al cuello y de brillantes orbes amatistas. Levanto el puño en el aire sosteniendo varios panfletos con una sonrisa triunfadora en su rostro.

Esta observo como todos a su alrededor solo se dedicaban a ignorarla, provocando que dos pequeñas cascadas de lágrimas se formaran en sus ojos.

—Bien, supongo que para la próxima... tal vez —soltó un suspiro desanimado mientras se alejaba de la mesa de aquel grupo de adolecentes.

Bonnie ladeo la cabeza levemente tras ver aquel extraño entusiasmo de parte de la chica. No se hallaba muy lejos de donde había visto eso, pues se encontraba en la cafetería tomando un animado receso sentado solo, alejado del resto de sus compañeros. Dió un mordisco a su emparedado llevando su visita al suelo.

Las cosas luego de su presentación ante toda la clase habían resultado muy gratas desde un punto de vista optimista, pues varios estudiantes de su curso intentaron entablar conversación con él. Sin embargo había decidido no responder a ninguna pregunta de los demás ignorandolos así por completo.

Se sintio un poco cruel por este echo.

De seguro pensaría que era un engreído o hasta pesado.

Negó un par de veces intentando no pensar en ello, noto como la rubia que hace unos momentos había estado caminando por toda la cafetería se dirigía hacia él con una sonrisa. Trago grueso, notando como esta le entregaba un panfleto.

—¿Quieres unirte al club de teatro de la HS? —pregunto de forma alegre. El peli-mora solo negó un par de veces, notando como esta soltaba un bufido— Al menos acepta esto... Y si no lo ves interesante, pues no importa, ¿que opinas?

Bonnie meditó unos segundo, bueno, suponía que no estaría mal ser cordial después de todo aquella pobre chica había estado preguntando a todos si se querían unir, por lo que observo noto que ninguno le había aceptado esto.

—Bien —expresó de forma baja con su característico tono de voz, notando la mirada extrañada de la de la femenina. Seguido tomó aquel papel en manos— Lo pensaré.

—¡Ay, mil gracias! —se despidió de manera animada, mientras aceleraba el paso con mucho mejor humor.

Bonnie observo atentamente el papel que sostenía en manos... La verdad no se veía nada mal, habría una obra para celebrar las épocas naviñas, algo un tanto curioso considerando que para eso todavía faltaban un par de meses, pues apenas si estaban en septiembre. Sería divertido poder participar... Aunque nunca en su vida haya actuado, más que cuando va al psicólogo.

Una sonrisa se colo en su rostro pensando por breves segundos que que tal vez eso sería capaz de ayudarlo a socializar... Pero, rápidamente esa sonrisa se borro cuando meditó unos instantes la fecha en la que se haria el dichosos espectáculo... 26 de diciembre, día en donde ya habrían tomados vacaciones por etapas festivas.

Era raro pero, siempre por aquel mes surgía nuevamente su peculiaridad. Obviamente ya con el pasar de los años había notado la cantidad de patrones que se formaba conforme pasaban las fechas... Le era curioso el echo de que justamente viera esos hilos junto por Navidad, al igual que en San Valentín, con otros meses los días no siempre eran los mismo que en los del año pasado u anterior.

Ese era el único inconveniente. Rayos, bueno lo mejor sería ya tenía olvidarse de aquello después de todo... Arrugado la hoja que sostenía se dedicó a lanzarla al cero de basura aún lado de su mesa.

—Es de mala educación tirar algo que te ofrecen —se erizo apenas escucho esa voz tras su espalda volteando de inmediato notando dos orbes color ámbar posados en él. Trago grueso, de nuevo era aquel chico pelirrojo de su clase, y traía una cara no muy contenta que digamos. Tras decir esto, el más alto se dirigió hasta el bote de basura y tomó la hoja que había tirado— ¿Sabes que esto es parte de uno de las ilusiones de ella?

El de lentes solo negó levemente desviando la mirada, se sentía apenado... ¡Que va! Mucho más que eso.

—No, solo que... De verdad no me interesa. Solo quise ser amable con ella, y esa chica me dijo que si no me interesaba no importa —indicó de forma despacio, volviendo a fijar su mirada en la charola que traía postrada en la mesa.

—Aun así... Pienso que sería mejor no aceptar en vez de ilisionarla pensando que alguien se interesó en esta obra —expresó tirando el papel al más bajo que recibió este golpe justo en la frente—, tienes suerte de que no miro...

—Aja —dijo sin prestarle más atención tomando la bola de papel en manos. El más alto en arco una ceja.

—¿Te molesta si me siento aquí? —pregunto justo a punto de tomar asiento, pero, tras escuchar la respuesta del contrario...

—Si, y mucho —expresó tajante en forma de murmullo dándole otra mordida a su emparedado.

—Lastima... Aquí me quedo —insinuó de forma irónica sentándose quedando justo frente al peli-morado.

—Bien, entoces yo me voy... —Seguido este tomó su bandeja y la bola de papel para levantarse de su asiento y caminar lejos de donde se hallaba el pelirrojo mirando de forma incrédula.

—Como quieras, ni quería comer contigo, eres muy creido... Capullo.

Pudo escuchar a la distancia el grito del pelirrojo... Genial, ahora todos tomarían por echo esas palabras. Respiro profundamente tras sentarse nuevamente en una mesa del comedor justo al lado contrario de donde se encontraba el más alto.

—Wow, mente fresca~ —escucho una risilla tras su espalda provocando que se crispara.

—Ya era hora de que llegará alguien peculiar.

Era increíble como queriendo estar solo aparecían de la nada personas invadiendo su espacio, aquella aura de mal genio y depresiva. Volteo la mirada notando a dos personas que parecían ser mellizos, con el cabello claro y unas distintivas marca en un de sus ojo contrarios al de ambos.

—¿Niño, quieres unirte al club de teatro? —se acercó de manera apresurada invadiendo todo su espacio personal posible mientras lo miraba fijamente a los ojos, aquellos cubiertos por el cristal.

Rápidamente el que parecía ser el chico solto una carcajada separando a la muchacha de él.

—Tranquila Mai, recuerda que tenemos que hacer esto lo menos extraño posible —advirtió con una sonrisa de lado.

—Uyyy~ tienes razón.

—Heee... Lo siento, pero ya me lo ofrecieron y no me parece interesante la idea.

Expresó de manera clara el peli-mora. Notando la mirada de los dos jóvenes sobre él.

—¿Hum? Aquí huele a que alguien tiene miedo~

—¿Qué? Yo no tengo miedo, yo solo...

—Tal vez tienen pánico escénico, o le asustan los aplausos, es que aveces son escandalosos —indicó la de larga cabellera albina abrazandose a si misma luego de haber sentido un escalofrío tras lo dicho.

Bonnie solo negó repetidas veces.

—Enserio, no me parece interesante —aseguró nuevamente notando como estas se acercaban más hacia su persona.

—¿Cómo sabrás si no lo intentas? —insistió el de corta cabellera ofreciéndole nuevamente el panfleto.

Rápidamente noto los enormes anteojos del peli-morado, acercándose instintivamente hacia su rostro notando la obviamente incomodidad que desbordado del de cabellos violetas.

—T-tus ojos... —titubeo detenidamente mientras entrecerraba sus párpados intradós tener una mayor visión.

¿¡Que rayos le pasaba a ese chico!? Enserio, no sabía lo extraño que era para él ese preciso momento. Era estúpido, ¿que tenían sus ojos?, se suponía que a través del cristal no se veían, ¡esto no podía estar pasando!

Con todo el nerviosismo apoderándose de su cuerpo, desvío la mirada de los orbes violetas del chico frente al él.

—¡Son increíble! —comentó con fascinación acercandose a su melliza con una enorme sonrisa— ¿A poco no lo son?

Expresó hacia su contraria la cual también se acercó levemente hacia el pelimorado tomándolo con su mano del mentón para poder apreciar a lo que se refería.

—Ooooooh~ ¡esto es fascinante!

Bonnie sintió la incómodidad apoderarse todavía más de él, en especial cuando noto el contacto y la ligera fuerza que ejerció esta chica para mirarlo a la cara. Nunca había tenido a una chica tan cerca en su vida, ¿De verdad creía que eran bonito?

¡Eso no importaba! Lo estaban viendo lo que quería decir que muchas otras personas también pudieron haberlo notado... Joder, esto no podía estar pasando, en su primer día.

Separó de manera brusca el contacto que mantenía la de cabellera albina la cual solo se alejo tras observar dicha acción acercandose de forma sutil a su gemelo.

—Y-yo no se de que hablan —aseveró levantándose de su asiento sintiendo las miradas cómplices del par sobre él.

—Ahhh, ya entiendo~ —comentó de forma divertida él de cabellera corta con una sonrisa gatuna formada en sus labios —. Quieres mantenerlo en secreto... ¿O me equivoco pequeñin?

Bonnie solo negó escuchando la campanada que indicaba el inicio a clases.

—Me tengo que ir —expresó de forma baja yendo de manera rápida hacia el pasillo escuchando los leves murmullos del par.

—¡Te vemos en las audiciones, creo que te combiene! Ya sabes, ¡para hablar! —grito nuevamente el chico soltando seguidamente una risota notando como este avanzaba aún ritmo mucho más acelerado. Que extraño era el nuevo.

[...]

Miro nuevamente donde se hallaba, las clases ya había terminado y él se encontraba justo en la salida de aquella institución, meditando por breves segundo los que hace ya varias horas había sucedido en la cafetería.

No podía creerlo, se debatía internamente si irse de una vez por todas a su casa o quedarse para ir al auditorio y presentarse en lo que iban a ser las inscripciones del club de teatro. No conocía a aquellos chicos, no podía asegurar que iban a mantener la boca cerrada, estaba seguro de que si se iba alguno diría lo que vio.

Froto su rostro con ambas manos soltando un fuerte gruñido. Él no quería tener problemas, no de nuevo. No es que se interesara tanto en su salud o bienestar físico, le importaba el echo de que a sus padres eso si se le hacia relevante. Él podía aguantar los golpes, pero no soportaba la mirada de tristeza y frustración que le daba su madre al verlo en aquel estado.

Respiro de manera profunda instentando calmarse despeinado un poco su cabellera que apenas si le rozaba los hombros. Bien, ya tenía una decisión, se iría y le importaria lo más mínimo si aquellos decía algo sobre su condición. No quería “hablar” sobre eso, y no iba a hacerlo, y menos con esos raros... Era algo decepcionante si se ponía a pensar en sus padres.

Si no iba hacerlo no entendía por que era que estaba caminando a paso apresurado nuevamente adentro de la HS, notando como varios posaban su mirada en él. Entró empujando lentamente la enorme puerta del auditorio, centrando su vida instantaneamente en el enorme escenario que había y aquellos asientos desplegable que iban decendiendo... O rayos.

Dispuesto a arrepentirse de su decisión, escucho un silbido provocando que volteara su visita para encontrase con cierto pelirrojo caminando hacia su dirección... Ay no.

—Vaya, vaya, pero si tenemos aquí al niño creído —expresó con sarcasmo cruzandose de brazos—, ¿tan rápido ibas a huir?

¡El mundo lo odiaba!

—No, solo que estando aquí ya no me pareció tan buena idea —aseguró mientras levantaba su vista para poder ver al más alto como se dedicaba a soltar una carcajada provocando que frunciera ceño—. Si me disculpas ya es tarde.

Lo empujó ligeramente hacia un lado mientras caminaba unos cuantos pasos alejando de el él por el largo pasillo, esto pareció poner alerta al pelirrojo por que seguido se acercó nuevamente parandose frente a él.

—Si, lo que digas... —soltó un suspiro revolviendo su cabellos seguido unío ambas palmas de sus manos cerrando los ojos intentado formular con cuidado las palabras que estaba a punto de decir. Bonnie no entendía para nada aquellas acciones—. Pero ahora quiero ofrecerte una de mis más sinceras disculpas.

—¿Que? ¿Por qué? —estaba verdaderamente extrañado, hace tan solo unas cuantas horas estaba seguro de que le había caído pésimo a aquel chico... ¿Y ahora le estaba ofreciendo una diaculpa?

—Por esto.

Tras soltar aquello Bonnie abrió considerablemente los ojos y soltó un pequeño grito al notar como ese chico prácticamente lo cargaba de forma brusca, pocicionando su cuerpo en su hombro haciendo que su abdomen quedará en este. Sintió como le sostenía las piernas con su ante brazo caminado nuevamente en diréccion al auditorio.

—¿¡Que mierda haces!?  ¡bajame! —alzó la voz alterado, dando patadas y golpeando con fuerza la espalda del más alto con sus manos echas puños.

—Joder, deja de hacer eso que me esta doliendo —dijo intentando inútilmente acomodar al peli-mora sobre su hombro.

—¡Me importa poco! ¡Sueltame pedazo de...!

—Wow, que boca tienes, deberías lavartela con jabón más a menudo —¿Qué? Menudas confiancitas que se traen todos en aquel Instituto. ¡Él no tenía derecho a hablarle y mucho menos como si ambos fueran amigos!—. Venga, ya deja de lloriquear que yo tampoco estoy muy feliz haciendo esto. Por cierto, me llamó Foxy.

Antes de que pudiera tan siquiera decir algún otro reclamo noto algo diferente, o mejor dicho algo faltante. Sintió como en ese preciso instante el color se le iba del cuerpo y sus latidos aumentaban de velocidad de una manera casi inhumana. ¡Esto no podía estar pasando!

Mierda.

Llevándose rápidamente las manos a su rostro retregandose con estas, soltó un suspiro. Necesitaba salir de allí, no podía quedarse y mucho menos ahora que no llevaba sus antojos.

—Por favor, bajame —pide una última vez sintiendo como esas palabras salían de su boca casi en un susurró sintiéndose completamente vulnerable ante aquella situación. El nudo en su garganta tan solo crecía con cada paso que el más alto daba sin prestarle nuevamente atención a su petición.

Se sentía tan expuesto.

Tendría que pasarse todo lo que quedaba de la tarde como un lunático tapándose el rostro. Si antes sus compañeros lo consideraron (al menos de vista) peculiar, no quería imaginarse lo que se imaginarian al verlo así... Aunque tampoco le importaba, no los conocia. ¿Por que se alteraba?

Podría fingir que esta jugando a la gallita ciega con alguien... ¡Una persona invisible!

Que geniales son las ideas que se lo curren bajo presión.

Pudo escuchar como el pelirrojo que lo cargaba soltaba uno que otro murmura notando como hace ya un rato ambos se encontraban en la puerta de aquél auditorio. Foxy parecía batirse entre si entra o no, esperaba con todas las fuerzas que no entrara, pero la suerte no estaba de su lado.

Soltando un bufido término por ceder a la segunda opción.

—Bien, chicas locas ya traje lo que necesitan.

Suelta mientras se acerca hacia el escenario desendiendo por el pasillos al lado de las butacas. En donde se encontraban tres personas; una chica rubia que él  más que nadie conocía y las mellizas raras. Se posiciono frente a el dúo que lo miro con una sonrisa pasada en sus rostros, mientras se acercan al peli-morado que sigue cubriendo su rostro.

—Has echo un gran trabajo,  pequeño zorro —afirma la chica de larga cabellera albina notando como este separa al más bajo de su hombro y lo baja hasta quedar parado en el suelo, provocando que en el rostro de la chica una sonrisa aún más grande.

—Ehhh... ¿Esto acaso no es poco favorable a la opinión que pueda tener nuestra? —expresa cierta chica de cabellera rubia, con una incomodidad creciente notando al chico peli-morado.

Los demás en el auditorio solo se encogieron los hombros restándole importancia. Pero que par de... Detuvo su pensamiento cuando noto a cierto albino acercándose a Fox mientras se posicionaba a su lado tomándolo del brazo con su típica sonrisa gatuna.

—Bien, te has ganado el premio —dice tomando su mano y entrelazando sus dedos, notando como este se crispaba en su lugar. Lo soltó luego de un rato haciendo eso, mientras soltaba una carcajada. Le encantaba ponerlo así de nervioso, observo de reojo a la oji-amastita que seguidamente le vio y procedió a giñarle el ojo—. Si ya se, conmigo no.

Bonnie que hace apenas unos minutos seguía apreciando de forma auditiva aquella conversación. Pensó por unos instantes que por algún milagro de los dioses del pudin se habían olvidado de su presencia. Pero nuevamente volvía a equivocarse.

—Moradito~ ¿listo para ser parte del club?

Bonnie apreto con fuerza los labios negándose de manera abrupta, aún con las manos en sus ojos. ¡No iba a unirse! ¡No quería unirse! No sabia ni siquiera si estaba refiriéndose a la chica de frente, pues no iba a abrir los ojos hasta irse de allí y encontrase en un lugar más seguro.

Bueno. Tal vez si quería unirse...

¡No!

—¿Estas jugando a las escondidas y te tocó a tí contar? —pregunto con mofa el pelirrojo mientras se cruzaba de brazos, cosa que no veía. La rubia se río por debajo ante aquel chiste tan malo.

¿Que si estaba jugando a las escondidas? ¡No lo sabía!, que viniera y le dijera que si lo hacía de una vez... Dios, sentía que estaba desvariando.

—¡Yo quiero jugar! —La emoción en las palabras de la chica se notaban a la distancia, con un brillo en los ojos se acercó a espaldas del peli-morado y lo abrazo por la espalda provocando que este diera un salto en su lugar, y esta quedó con su barbilla a la altura de su oreja, pues la chica era más alta que él, aproximadamente unos diez centímetros más— ¡Te encontré!

Grito con extrema emoción.

Bonnie sintió sus mejillas arder... ¿Pero en que situaciones el universo lo ponía?

Dispuesto a repicar le por aquella invasión exagerada de espacio personal, la puerta del auditorio se abrió por lo que pudo escuchar. Se mostraba (cosa que no veía) a una chica de brillante cabellera color Lima, con el uniforme de la HS y su flequillo tapando sus ojos. Esta decendio por el camino hasta llegar al escenario, subiendo las pequeñas escaleras hasta por fin llegar al frente de donde el peli-morado se encontraba todavía siendo abrazado por la melliza que parecía mirar con una sonrisa a la chica que acaba de ingresar.

—Se te cayó esto —expresó extendiendo los anteojos al contrario que pareció reaccionar por lo dicho. Simplemente despegó sus manos aún con los ojos fuertemente cerrados y procedió a tomar el objeto.

Seguido de esto tras sentirlo en sus manos dio un corto suspiro de alivio. Vaya que se había alterado. Se pudo en sus lugar sus anteojos nontando por fin su alrededor. Pero si que era un lugar grande.

—¡Cami! —la sonrisa de la chica que hace tan solo unos momentos lo tenía sometido con una abrazo y ahora estaba justo al lado de la peli-verde era todavía mas grande— ¿Lista para resolver misterios misteriosos~?

El chico de cabellera morada aprovechó de aquella distracción para alejarse a paso lento y sigiloso del Grupo de chicos que ahora se había formado al rededor en el centro del escenario.

—¿A donde crees que vas, pequeño? —pudo visualizar a el albino frente a él aún manteniendo aquella característica sonrisa en el rostro. ¿Que parte de que no quería unirse no entendía?

Esa era gente tan molesta, insistía demasiado... Ya comenzaban a irritable. Había sido muy paciente, pero en esos momentos no sabía si podía seguir manteniendo una actitud desentendida.

—No quiero estar aquí.

—¡Pero te dirvertiras! —todos parecían observarlos impaciente de una respuesta afirmativa de su parte, bueno ni al pelirrojo ni la peli-verde parecían importarles mucho aquello, pero aún así seguían muy atentos a sus palabras— Venga, moradito, en este club todos somos extraño a nuestro estilo, te aseguró que nadie te juzgara.

Eso se sintió como una cubetada de agua fría callendole ensima... ¡¿Acaso no podría cerrar la boca?!

Apretó los labios desviando su visita a algún lugar alternó de la habitación.

—Que no.

—Pero...

—Me quiero ir —pronunció de forma detenida notando como todos había quedado callados ante la firmeza y lo tajante de sus palabras.

Al parecer al fin habían entendido puesto que nadie dijo nada más y él dio una vuelta sobre su eje, bajando las escaleras del escenario avanzado por el pasillo libre de asientos, sin voltear su vista o decir otra palabra.

Vaya, maldito primer día de mierda.

Si lo se, una forma un poco vulgar de referirme a algún día, pero en ese momento él sentía que fue así, perdio su tiempo al tan siquiera haber pensado en unirse a ese estúpido club de teatro... Nadie se unía, era algo que se notaba aleguas, ¿por que el tendría que hacerlo? Joder, que de seguro estar allí con ese montón de locos era un verdadero calvario. La gente lo sabía y ahora tmbien él.

Eran chicos muy extraños, hasta podría decirse que sentía que no encajaban con el resto de la HS. Tal vez eso simbolizaba su club; un lugar en donde los raros pueden reunirse y planean de forma entretenida que hacer para entretener a la gente con sus obras sin aceptar algún tipo de burla. Por que, venga... Que estar en aquel lugar de seguro era algo por lo cual los molestaba... ¿A quién le gustaría pasarce cuatro malditas horas encerrados en el Instituto después de clase con un montón de desconocidos? No, que va.

“Las peculiaridades hacen a un individuo único y extraordinario

Recordó las palabras que le decia su mamá desde niño, cuando lo veía afligido o en mal estado por alguna broma que recibía en la escuela. Que siendo sinceros en la actualidad prefería esas burla que los golpes que le propiciaban ya cuando inicio la secundaria. Ésta solía tomarle de las mejillas, repartiendo besos en todo su rostro, pensando que su hijo así se sentiría seguro y con una sonrisa le decía lo único y lo inigualable que sus ojos lo volvían.

Tal vez ellos se sentían únicos con aquel club. Eran los besos que los armaba de valor para enfrentarse a los demás, parecía que a ellos no les importaba... ¿Por que él tenía que darle relevancia?

Suspiro ya cuando se encontraba en la salida de la HS, observando con detenimiento como afuera todavia seguía el sol en asomo... Ni siquiera había tenido en cuenta de que en unas horas se haría de noche, lo mejor sería avisarles a sus padres que iba directo a casa, aunque lo más probable es que ninguno de los dos estuviera. Su padre salía aproximadamente en una hora, y su madre trabajaba doble turno en el hospital asi que sabiendo como es su padre, seguro él iría directamente al hospital a esperar que su mamá saliera para que ambos regresaran juntos a la casa.

De seguro pensarían; Wow, ¡casa sola! Pero no, a Bonnie esta idea le provocaba nada más que formar una mueca, no le gustaba para nada quedarse solo. Suspiro cuando vio en el móvil la respuesta obvia de su padre avisándole que espaeraria a su madre.

Dispuesto a dar otro paso para avanzar afuera del Instituto aún con la vista fija en su aparato, sintió como otra persona se tropezaba con él provocando que cayera de pompa contra el suelo. ¡Ay, por favor! ¿Que tenía el estúpido destino con que se quedará dentro de la HS?

Gruño por debajo un par de maldiciones escuchando de igual forma a la persona que había tropezado con él decir una cuantas también, seguido de esto escucho como parecía ofrecerles disculpas, él en cambio seguía sin mirarlo. Abrió ligeramente los ojos sobre saltándose al observar detenidamente a aquella persona frente a él, sintiendo como todo el aire se le iba de los pulmones quedándose quieto en su sitio.

Esto tenía que ser una maldita broma...

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Nota de la autora:

¡Hello my stras!

Lamento haberme demorado en actualizar, he tenido una agenda apretada y la verdad no me apetecía mucho pensar en escribir. Sigo teniendo la agenda apretadicima, como no tiene una idea, pero, quería darles una pequeña recompensa por haber esperado tanto.

Si leen mi otra historia, pues sabrás que dije que actulizaria hace dos días. Jsjsjsjs las cosas que pasaron me lo hicieron imposible, cada dos horas se iba la luz y yo no tenía como editar, simpre gastaba la pila xD

¡Pero bueno, lo importante es saber que el capítulo ya está aqui!

Díganme si les guso, ¿a poco no está chulo? A mi me gustó bastante, en lo personal ;v;

¡Aquí empezamos con la inserción de Bonnie en la HS!
De seguro no se esperaban lo del club de teatro, siendoles sincera yo tampoco, al menos no cuando inicie la historia... Pero conforme avancen los capítulos veran que este club tiene mucha relevancia en la lectura.

Si ya se, tal vez Bonnie se pasó de capullo, ¡pero tienen que entederlo! A el pobre le cuesta mucho dar o tan siquiera sentirse en confianza, y al parecer los de este grupo tienen demasía, al menos con él y ni siquiera lo conocen... Cosa que lo incómoda mucho.

Y ahora las preguntas para ustedes...

¿Qué opinan de que Puppet y Mai tal vez sepan el secreto de nuestro Bonnie-to?
¿Foxy se paso de pinche lanza al llevárselo a la fuerza?
¿Por que tanta insistencia en que se una al club?
¿Que opinan de la aparición de Cami?
¿Quién será esa persona que tropezó con Bonnie?
¿Acaso existen los dioses del pudin?

¡Dejen sus teorías!

Pero, en fin. Espero les haya gustado el capítulo, y que esperen con ansias el siguiente, no se olviden de comentar ya que eso me alenta a intentar actulizar más seguido. Pronto tendré vacaciones he intentaré concentrarme en mis obras y en las nuevas que se aproximan.

Recuerden que pueden encontrar la historia en Twitter con el #HiloRojoBxB y seguirme en mi cuenta @CmCimi... Pueden ver si público spoiler y yo que se... Tal vez les entren ganas y hacen un dibujo ;v *guiño*

Sin más nada que decir me despido, ¡un beso estrellas mías!

Att: Cami <3

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