Capítulo 3: ¿Por que se ve así?

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Normalmente cuando alguien ve algo insólitamente extraño se queda sin palabras, pues es imposible explicar con exactitud lo que aquella situación causa, el ambiente de mínima expresión, de no saber que actitudes llevar. No estaba seguro de si una palabra existía en su glosario de términos para acortar con mayor resumen su impactante mirada en aquel instante.

Inefable; es el término que se le da a algo tan impresionante que por aquel simple hecho no puede ser explicado con palabras... En ese momento esta palabra concuerda perfectamente con la situación.

¡No podía creerlo!

Sentía que había quedado estático su sitió. Abrió ligeramente sus labios para dirigirse al chico en cuestión, pero simplemente las palabras no salían, no encontraba forma alguna de que lo hicieran.

¡Joder!

Definitivamente se estaba volviendo loco, hace un momento había visto a todos normales, sin algún tipo de cambio. Sin embargo ahora se encontraba tieso, tal cual un roble en su sitio, sentado aún en el suelo viendo las acciones que hacia su contrario intentado que reaccionara.

Su mano se mesía de un lado a otro al frente del rostro del peli-morado que seguía sin soltar algún tipo de oración. Dios, ¿por que ese chico no reaccionaba? ¿Le habria pasado algo por la caída? No lo creía.

—O-oye... ¿Estas bien? —preguntó de forma nerviosa aún frente al más bajo.

Eso pareció ser el botón de encendido para Bonnie, pues instantáneamente tras oirlo se despegó de golpe y retrocedió aún en el suelo un tanto alaramado.

—Yo... —fue lo único que dijo ¿Cómo se suponía que debería responder a aquellas situación?

Mejor dicho, ¿cómo es posible que no sepuiera que responder a aquella situación?

¡Era algo que normalmente le pasaba! Ya estaba acostumbrado, sabía cómo actuar, sabía que decir, todo estaba fríamente calculado en su cabeza con minucioso detalle; él se levantaría, tomaría su mochila, seguido de esto le ofrecería una disculpa al chico que tropezó con él, aunque no hay sido su culpa y se iría con la cabeza gacha atravesando la puerta de salida de la institución. Pero sus acciones eran totalmente contrarias a lo que pensaba que debía hacer en aquel momento.

Maldecia al estado de shock en el que se encontraba.

Pasaron alrededor de treinta segundos en donde ninguno de los dos decía nada; Se encontraba un chico muy asustado sin saber si dejar al de lentes tirado ahí e irse, o esperar que reaccionara, y un Bonnie tratando de asimilar el hecho de que NO podía ver él mínimo color que poseía su contrario.

Esta situación lo estaba alarmando.

—¿Esta bien? —volvió a insistir, notando como esta vez si parecía reaccionar a sus palabras el chico, provocando que seguido soltara un suspiro aliviado. Tomo las cosas que se le había caído tras su tropiezo y acodo su mochila para después levantarse y colocar el bolso en su espalda, miró frente a él, el desconocido seguia en el piso, le ofreció su mano nuevamente observando la duda en aquella expresiones que era cubierta por dos gruesos cristales en sus ojos, estaba dudando en si aceptar—. Ven, te ayudo, no puedes quedarte aquí el resto de la tarde.

Finalmente Bonnie optó por no aceptar el gesto de éste y decidió pararse por cuenta propia, acomodando ligeramente sus gafas y sacudiendo sus pantalones de algún polvo, observo que su mochila seguia intacta en su espalda. Miró con mayor detalle como era el chico que le estaba hablando, no lo había visto en la mañana en la cafetería, aunque tampoco es como si se hubiera fijado mucho en las personas del lugar, pero tratándose de él, que suponía también lo vería de igual forma a como lo tenia en frente, estaba más que seguro que lo habria notado... Tal vez tenían distintos horarios o eran de años diferentes.

El chico en cuestion era aproximadamente unos tres o cuatro centímetros más alto que él, tenía el cabello desordenado, aunque esto no le daba un mal aspecto, al contrario, se veía demasiado bien, estaba seguro de que si él intentaba algún estilo de ese tipo de “peinado” en su cabello parecería una maraña mal echa de hilos o alguna telaraña, pues lo largo que lo tenia no le sería beneficioso para aquel look, pero no es como que si lo peinara mucho de todas formas.

En otras características no podía decir mucho, no distinguía algún tipo de color en su cuerpo, solo notaba sus rasgos y los tonos que lo gobernaban; Su piel era de un gris algo oscuro, por lo que podría deducir que era moreno o se asemejaba a ese color, sus ojos eran simples sobras más claras... Asi que suponía que tenía ojos claros, como el verde o el azul, o incluso hasta el propio tono plata que reflejaban. Sin embargo su pelo... Eso si no lo podía definir, existía una infinita posiblidad para el color de su cabello, asi que perdería el tiempo haciendo especulaciones, pues no le iba a preguntar.

Un ligero pinchazo se sintió en su frente tras observarlo atentamente. No le tomó importancia.

—Disculpa si te lastime, no fue mi intención, soy muy distraído a veces, es gracioso por que normalmente llegó tarde a estas reuniones y casi nunca encuentro a nadie saliendo de la HS, pero te encontré a ti, así que lo hace gracioso ¿no crees? —expresó de forma rapida y casi atropellada, quería aligerar el ambiente, estaba nervioso y el chico peli-morado que tenia al frente no ayudaba a que la situación pasará de forma más ligera y cómoda. De echo, nunca lo había visto por la preparatoria... Y él conocía a cada estudiante, lo que ya era mucho decir— ¿Eres nuevo?

Volvió a hacer una pregunta. Bonnie por fin reaccionó y por primera vez contestó a su duda dando un ligero asentimiento con la cabeza.

—Soy Bonnie —dice sin sentido alguno de mostrarse cortes y dirigiendo su vista nuevamente hacia la salida— Ya me...

—¡Un gusto, Bonnie! —no le dejó terminar la frase. Su sonrisa se espande y le ofrece la mano pero esta vez en forma de un saludo, solo se limitó a observarlo y aún así este sigue sin corresponder, por lo que la baja disimuladamente y comienza a mover sus dedos de forma anciosa, intenado buscar las palabras adecuadas—. Espero que la hayas genial pasado tu primer día en la HS. Formó parte del Comité de bienvenida —explica—, lamento si no te pudieron atender hoy, estuvimos ocupados con un problema fuera, pero sobre la institución... Y practicamente perdimos el día de clases.

Llevó su mano izquierda a su nuca demostrando lo apenado que se sentía. Se suponía que él debía darle la bienvenida al chico nuevo, eso le habían informado, y no había podido. Además, su primera impresión no fue la bienvenida más cordial, literalmente lo tiro al piso y lo dejó sin reaccionar.

—Es extraño, nadie me dijo en ningún momento que alguien me enseñaria las instalaciones —indica.

—Ahh ¿enserio? —interroga totalmente incrédulo. Lleva ambas manos a su rostro restregandolas— Dios, se me olvido avisar para que alguien te dijera, si soy babotas —expresa completamente abochornado—. Espero no te molestes, y disfrutes por ahora de la plática común.

—No hay problemas, hasta ahora creo que es la conversación más normal que he tenido con alguien —asegura, sin darle importancia. No estaba mintiendo, en verdad sentía que era lo más común que había hablado con alguien, un saludo y breve explicación de algo que no le importaba... Lo habitual.

—Oh... ¿Enserio? —ve como asistente y se dedica a pensar unos instantes poniendo una mano en su barbilla mirando hacia el techo, tras hacer esta acción suelta una leve risa—. Dejame adivinar... ¿Club de teatro?

Bonnie abrió los ojos, al parecer todos tenian entendido que la definición de normalidad no se le garantizaba por parte de aquel grupo. A el chico le costó notar su expresión sorprendida, pero había dado en el clavo.

—Me lo imaginé.

—Son muy molestos —hace una mueca demostrando su desagrado mientras se cruza de brazos, esperaba desde muy en el fondo no volver a vivir una experiencia así de extraña con aquellos chicos, y menos con esos de mellizos que sentía que lo habían descubierto de alguna forma—. Si te contara las cosas que hicieron para que entrara a su bobo club, te sorprenderias.

—No los culpes... —expresa mirando como el joven de hebras violetas alza una ceja. Debieron haber sido muy insistentes, lo sabía. Dio un largo respiro y le explicó—. El club de teatro a estado pasando últimamente por malos ratos; los chicos ya no quieren unirse, y si no hay más estudiantes pronto, los que lo integran hasta ahora se veran en la necesidad de cambia de curso extra. La dirección ya no va aportar recursos por algo a lo que no le ven futuro. Ellos tiene ese lugar como un refugio, y se me hace un tanto triste ¿sabes? No muchos son capaces de comprender a los que lo conforman y ya dan por hecho que son extraños —detiene sus palabras y procede a peinarse con la mano su melena, que seguía sin tener presencia de pigmentación alguna a los ojos de Bonnie—, ese es un gran club, no merecen eso.

Bonnie intento procesar con detenimiento las palabras. Era extraño que ahora el remordimiento lo estuviera asontando, él si había querido unirse, pero no podía, su situación no se lo permitía hacer, por mucho que esos chicos se ven de cierta forma peculiar nada le aseguraba que con algún descuido estos notarán su maldito defecto y provocaran situaciones que preferiria evitar.

Una sonrisa de medio lado, algo culpable se poso en su rostro. Miró frente al chico, notando que seguía sin tener color... Ya se había olvidado de ello, tenia que pensar en otra cosa, pues el dolor punzante en su cabeza se asentuaba con aquel detalle. Él podía recistirlo, no era gran cosa...

Éste intento acercarse, viendo como Bonnie solo mantenía la mirada fija en él.

—¿Tienes algo, te sientes bien? —uno se sus deberes aparte de mostrar las instalaciones y dar las bienvenida a los nuevos integrantes de la institución era optar por el bienestar de los estudiantes, por lo que no dudaría en dar una mano a alguien.

—Intentas convencerme ¿verdad? —el chico frente a él pestañeo varias veces comprendiendo a que se referia poco después, solto una risa negando y luego le miró unos instantes arqueado una ceja—. No te preocupes, todo esta en orden.

Bajo rápidamente la cabeza tras decir aquello precinando las correas de su mochila a sus costados. Creyó que podría recistir el dolor, pero no fue así, era débil, y no tenia idea de porque de repente comenzo a sentirlo. Negó un par de veces aún sin volver a mirarle a la cara.

—No intento nada, es solo tu decisión unirte o no... Yo me quedo de lado en el asunto.

Bonnie rodo los ojos, un gesto que por obvias razones paso desapercibido por el más alto.

Él no era idiota, por mucho mal que este pasando aquella clase extra no iba acceder por intentar dar una muestra caritativa por las palabras que había soltado el contrario, terminaría tarde o temprano arriesgándose.

No estaba loco...

Una forma un tanto egoísta de pensar, pero para aquel presente no le habían dado ningún motivo para confiar en la gente, o en sus palabras, las personas eran crueles y nadie le garantizaba que no terminaria golpeado por la cruda realidad... Se aplicaba en más de un sentido en su caso.

—Por cierto, mi nombre es Bon.

Agrega antes de que el timbre haga acto de presencia indicando que ya había terminado el primer módulo de la hora de las clases extras.

—Ay, ay, ay ¡Llegó tarde! —se apresura a decir poniendo en marcha a su piernas dedicándole desde la lejanía del pasillo una última mirada a Bonnie, el cual se apresura a al fin cruzar aquella condenada puerta antes de que otro acontecimiento lo mantenga nuevamente dentro de las instalaciones.

Tenia muchas cosas en que pensar...

[...]

Volvio a dar otra vuelta en su cama. La falta de sueño que tenía era fatal, no había podido pegar el ojo desde que se acostó, y él normalmente caía rendido apenas tocaba la almohada ¡No entendia que le pasaba! No dormía solamente cuando tenía pesadillas, pero hace mucho que ya no las experimentaba.

Ya para sí mismo era algo normal el hecho de que este tipo de cosas pasarán de imprevisto, no se asombrada con nuevos percances ya que sabía que lo que le sucedía era gracias a sus ojos...

Giro la cabeza levemente hacia su derecha, encontrándo en su mesita de noche aquellos enormes anteojos que solía utilizar para cuando salía de su morada, e incluso cuando salía de sus cuarto paredes... No se sentía cómodo con sus padres observando sus ojos constantemente mientras cenaban, o hablaban, o cualquiera cosa que hicieran juntos... Aunque aquel día había sido la excepción, ya que ninguno de los dos estuvo presente en dicha comida.

Él sabía el porqué, así que no le daba tantos rollos. Ellos se encargaban de ganar dinero para que tuvieran una vida estable y comoda, y él se encargaba de culminar sus estudios en la preparatoria, para irse lejos a estudiar a una Universidad.

La idea de estar lejos de su familia simpre lo ponia algo melancólico, sabía que poco notaría la diferencia, pues apenas si los veía viviendo juntos, hablando momentáneamente de la actualidad, pero era como un entrenamiento básico para el futuro, ¿que más da ya estando viviendo solo?

Se removió en su sitio intentando sacarse esa idea de la cabeza. Tomó el teléfono que reposaba también en la mesita de noche y observo la hora... Las once de la noche, sus padres no tardarían en llegar. Miró al techo concentrándose a la lámpara colgada alli, sintió como poco a poco sus ojos se iban cerrando, genial... Ya se dormiría. Sin embargo el rostro de aquella sonrisa amable tatuada del chico que conoció hace apenas unas pocas horas se hizo presente en su mente, recordó su forma tan cordial de actuar aunque él solo le respondía a secas, indagaba sobre el extraño motivo de que no tuviera algún color presente a su vista, eso solo le pasaba cuando tenía aquel problemita con los hilos, pero él parecía no tener...

Sintio un fuerte pinchazo en su cráneo, como si alguien quisiera traspasarlo con un clavo. Instintivamente llevó su mano a su frente ocasionando que soltara un pequeño jadeo adolorido.

¿¡Pero que mierdas!?

¡Su cabeza parecia querer estallar!

Cerro con fuerza los ojos intentando contener un grito ahogado en su garganta. Menuda mierda ¿que le pasaba?

Se levantó de imprevisto quedando sentado en su cama con ambas manos en la cabeza, el pinzacho se hacía cada vez más insistente, ese maldito clavo quería llegar hasta su cerebro y matarlo. Su respiración comenzo a acelerarse al notar que no quería cesar la brutal insistencia de aquella punzada. Sin embargo su mente seguía pensando en aquel chico... Bon, si, él.

Desde la primera vez que lo vio sucedió aquello, y desde la primera vez que lo vio no había dejado de crear aquellas preguntas en su cabeza. Necesitaba calmar él dolor pero no sabía cómo.

—Ahh —jadeó por debajo apretando fuertemente los labios, sus orbes se abrieron un instante dejando escapar dos gruesas lágrimas...

Sin tomar medidas de precaución se levantó de un salto, de forma torpe de su cómoda cama intentando mantenerse de pie en su sitio, sus manos ahora no masajeaban su sien, intentaba equilibrarse como estas extendiendolas a sus contados, respiro profundo y de forma pausada nuevamente. Dio apenas si un solo paso para alejarse de su colchón y el mareo lo azotó como una ola enorme que arrasa con todo lo que esta en la playa.

Esto nunca le había pasado antes, absolutamente, las cosas que le sucedía nunca eran dolorosas, los cambios no eran tan frecuentes, pero ahora este era totalmente nuevo, parecía algún tipo de evolución de su condición. ¿Significaba que de ahora en adelante todo cambio que experimentara gracias a sus ojos iba a ser mucho más doloroso?

¡No queria pensar que eso formara parte de su realidad! Aparte de sufrir por haber nacido defectuoso tenía que soportar el hecho de que esto le causaria siempre un maldito dolor.

¡Primero muerto que soportar una vida así! Bien, tal vez no para tanto, pero si tenía que vivir medicado con un montón de analgésicos y volverse adicto para aparentar ser alguien remotamente normal, eso mismo iba a hacer. La muerte era una idea que le parecía muy poco atractiva, no estaba para pensar en ella.

El pinchazo se hizo insistente, el mareo lo estaba desorientado a tal punto en el que ni siquiera sabía dónde se encontraba la puerta de su cuarto. Necesitaba ir a abajo y tomar algun medicamento para calmar el dolor. Su corazón latía de manera rápida, demasiado diría, lo escuchaba retumbar, los puntos nerviosos se sentían palpitantes en su cabeza, como si no fuera suficiente el dolor que tenia para alterarlo, tambien tenia que sentir lo rápido que iba su corazón.

Santa madre, le iba a dar un ataque cardiaco y se moriría solo en su habitación, joder ¿por que pensó que primero prefería la muerte? ¡Eso no estaba en sus planes!

Su respiración seguía irregular lo poco que abrió los ojos fue para darse cuenta de que ya su mano se encontraba en el pomo de la puerta. Cómo pudo su fuerza se lo permitió logró abrir esta, estaba intentado mantener toda la calma posible, pero su cabeza no ayudaba a a la situación, ¿como se suponía que debía pensar en algo cuando apenas si podía mantenerse de pie?

Mierda, las escaleras que debía bajar para llegar hasta abajo eran demasiadas, su equilibrio no iba a a darle para tanto. Pero tenía que arriesgarse, en aquel preciso momento maldecia la hora en la que su madre pensó que sería buena idea vivir en una casa con dos pisos, y comezaba a odiaba el momento en el que también la vio cambiar el estuche de primeros auxilios al baño que se encontraba en el primer piso, sabía que lo hizo para cerciorarse de si en algún momento faltaba o gastaban algo, siendo él el único en la casa haría sus propias su pociones del porque se había gastado.

Primero iría por una aspirina y luego por un poco de agua a la cocina. Ya después en la mañana vería con certeza —o tal vez no— si había salido bien librado de aquel insano dolor.

Dio el primer paso de forma lenta, sosteniedose con una mano del barandal, y la otra quedaba en el aire intentado mantenerse en equilibrio, no quería arrgiergarse a caer por acidente. Sus piernas estaba flanqueando, casi ni las sentía... No, no, no, sentía que se iba a desmayar, sentia que estaba quemándose.

Trago grueso intentando bajar más de prisa se detuvo completamente, estaba a seis escalones del piso, no faltaba mucho. Pero su cuerpo ya no daba para más, y estando allí escucho los pasos resonantes de un calzado de tacón acercándose.

Una melena violeta, despeinada y exhausta de haber trabajado doble turno se hizo presente frente a él, junto a ella estaba un hombre de gran estatua, su tez pálida le hacia pelea al color blanco de su cabello, aunque esto no se notaba por la poca luz, ninguna de las lámparas de la sala estaba prendida.

Suspiro, sintiéndose inconcientemente aliviado de que los dos adultos se encuentraran frente a él. Una pequeña sonrisa se formo en su rostro antes de cerrar los ojos y caer completamente inconciente en el escalón donde se encuentraba.

—¡Bonnie! —fue lo último que escucho antes de estar fuera de aquella realidad listo para sumergirse en la oscuridad inconsciente que había creado repleto de sueños.

[...]

El mundo a su alrededor normalmente siempre se había encargado de hacer cosas muy peculiares únicas, aunque estas pasarán desapercibidas a la vista de cualquiera, él siempre las notaba, y ya se le hacia común. Simpre había algo nuevo cada vez que cerraba los ojos y se internaba en la claridad de sus pensamientos. Sin embargo no había cosa que viera de la misma forma en aquel momento.

La clara imagen de múltiples personas haciendo una cantidad masiva de gente, era lo que lograba percibir, caminando a la par de un lado a otro, todos parecían no tener rostro, eran como sombras meciéndose.

Los colores carecían en su totalidad en aquel lugar. Miró sus manos, él parecía ser él único en aquel momento del que podría captar la gama de tonos. Tomó un mechon de su cabello y lo miro, si, era morado, como siempre... ¿Por que no podía ver el color de los demas?

Eso era algo que sólo se presenta cuando notaba los pequeños hilitos rojos, sin embargo en aquel instante ninguna persona parecía tenerlo, aquellos sin rostro solo caminaban a su ardedor, evitando todo contacto con él.

Esto era demaciado extraño.

Suspiró, alzó la vista mientras retregaba su rostro con una mano, no tenía sus gafas, pero en ese momento poco le importa. Nadie parecía alarmarse, tampoco es como si pudiera ver sus expresiones...

Camino unos cuantos metros en línea recta sin tener idea del porque avanzaba, solo lo hacía. Volteo a mirar como todos comenzaban a formar un círculo de gente a su alrededor, mantenían la vista fija en él, o al menos eso sentía. Detuvo sus pasos y ladeo la cabeza, no comprendía que pasaba.

Volteo la vista notando como una persona se hacía notar entre la multitud. Parecía ser un chico por la forma de su cuerpo, no podía asegurarlo, solo lo veía como una sombra, mucho más borrosa que todo el resto.

Parpadeo notando como ahora todos los que lo rodeaban comenzaban a tener color, dejando ver los múltiples rostros de personas que no estaba seguro si alguna vez vio. Pero la sombra frente a él... Esta solo seguía quieta, inmóvil, sin haber cambiado en absoluto su aspecto y solo se dedicaba a observarlo. Estaban a unos pocos metros de distancia.

Todos volvieron a emprender marcha y comenzaron a caminar ignorando su existencia nuevamente ¿Pero que...?

Dio una gran bocanada de aire y volvió a cerrar los ojos, ya para abrirlos noto como nuevamente todo a su alrededor había perdido color, cada una de las personas solo eran caracterizadas por tonos blancos y negros a escala de grises, esta vez si se notaba su rostro y cuerpo. Despeinó su cabello comenzando a desesperarse, intentado pensar con claridad y averiguar por que estaban pasando aquellas cosas tan extrañas.

Sintió como de sus orbes —de los cual sabía que poseían aquel caótico color— se asomaba un pequeño brillo, cegandolo por completo un instante. Observo como ahora aparecían hilos rojos a sus costados, como si se estuvieran destilando uno por uno de la tela que conformaba su camiseta, solo que esta no era roja y segura intacta... No lo comprendía.

Estos pequeños hilos se fueron yendo de forma rápida hacia la gente que trascurian atandoce en el dedo meñique de dos personas.

Algunos ya se encontraba relativamente cerca. Otros simplemente ni siquiera estaban a su vista, pues aquel pequeño hilo rojo se encargaba de estirarse, casi de forma infinita hacia el horizonte en donde él suponía se hallaba la otra persona correspondiente a estar unida con aquel.

Él se mantenía en su sitió siendo completamente ignorado por la gente a su alrededor que seguía caminando entre multitud. Miró nuvamente la sombra que se haya a frente a él. Esta dio un paso, él retrocedió.

Sintió un pinchazo en su cabeza... ¿Que?

Lo miro atónito sin comprender, mantenía la vista fija en aquella borrosa forma que solo mantenía el paso cada vez estando más cerca, estaba comenzado a definir de mejor manera de quien se trataba, seguía en blanco y negro pero sus rasgos físicos ya se hacían notar.

Cerró levemente los ojos, por algún motivo no quería apartar la mirada, estaba siendo masoquista pues con cada paso que daba aquella extraña forma de una persona el dolor se intencificaba cada vez de modo más grave en su frente... Pero sentía que si bajaba la mirada perdería todo el esfuerzo empeñado y lo que vería al alzarla seria nuevamente una sombra.

Mierda, esto le dolía y mucho.

Sus ojos comenzaron a humedecer, sentía como un leve mareo le atacaba de forma abrumadora, intento mantener su respiración con regularidad. Se estaba alterando, sobre todo cuando aquella casi definida persona se encontró completamente frente a él, a una distancia prudente, era de mayor estatura. Lo miró de arriba a abajo, inspecionandolo.... Todavía no lograba definir su rostro, seguía muy borroso.

El insitente golpe en su cabeza se hizo notar mucho más cuando sintió como una mano le sostenía del hombro, llevo su vista al dueño de esta y arqueo una ceja. Sintió como era levemente presionado en aquella área, y cuando por fin estaba seguro de que la extraña persona se iba a definir completamente un pequeño dolor lo atacó ahora en el área presionada...

—Ahg —murmura adolorido removiendose en su sitió, abrió los párpados ligeramente notando que se encontraba en su cama...

Joder, ¿todo fue un sueño? Se toco el hombro siniendo todavía dolor allí, Ay Dios.

Se dedicó a pensar, todo le había resultado muy extraño, debió su ponerlo. Giro levemente la cabeza ¿Como es que había llegado a su habitación?

¿Lo de la noche también había sido un sueño?

Lo dudaba...

Dispuesto sentarse en su cómodo colchón, tocó su frente y notó como esta tenía una pequeña tela húmeda, la quito y la puso a un lado, movió levemente sus piernas debajo de la manta. No iba a mentir, pego un grito. ¡Le dolia como mil demonios!

La puerta de su habitación se abrio casi de inmediato, logrando que diera un pequeño salto en su lugar. Querían matarlo, estaba comenzando a estar seguro de eso.

—¿Estas bien? —preguntó su madre preocupada acercándose de forma instantánea a donde se encontraba. Se sentó junto a él y le tocó la frente con su palma, soltó un suspiro aliviada— Menudo golpe que te diste anoche en las escaleras, ¿¡en que estabas pensando!?

Todo tono de preocacion maternal por ver a a su lindo “niño” enfermo se había borrado de inmediato dejando una muy larga fila de reproches.

—¿Que paso? —atinó a decir por fin notando como la mujer a su lado arqueada una ceja.

—Eso mismo quiero preguntarte yo —aclaró mientras tomaba la tela que su hijo sostenía y se había quitado de la frente, la mesita de noche a su lado tenía un pequeño tazón con agua, procedió a mojarla y exprimir en este—. Tu papá y yo llegamos, hubo un inconveniente en el hospital y me quedé más de lo habitual. Cuando abri la puerta escuche un ruido extraño... Lo siguiente que veo es a ti cayendo por sobre los escalones.

Bonnie frunce ceño, si se cayó de una escalera mínimo esperaría la preocupación incondicional de su progenitora, en cambio ella solo parecía decirle todo aquello con reproche. Madres ¿quien las entiende?

—Vale, Entoces me caí de las escaleras... Con razón me duelen las piernas —su madre asintió.

—Estuviste a poco de romperte algo, creo que solo te hiciste unos moretones... Ya me encargue de revisarlos —aclaró, volviendo a fijar la vista en su hijo, pasandole el trapo húmedo por la cara, tal cual niño pequeño. Bonnie solo se quejó en silencio por esta acción—. Umm, Harold me dijo que tal vez estabas sonámbulo o algo por el estilo, pero yo se que no, nunca lo has sido.

—¿Y quién dice que de repente no puedo serlo? —especta, alejando las manos de su madre de su cara y con ello detiene la acción de limpieza que había echo —. No sería la cosa más extraña que me haya pasado.

La mujer en cuestión rueda sus orbes oscuros.

—Deja de decir tonterías, Bonnie —expresa haciendo caso omiso a la reacción de su hijo sobre el contacto y procede a acarciarle la mejilla—, cuando vine a revisarte después de que tu papá te subió vi que tenias mucha fiebre... Tal vez estabas confundido por la calentura.

—¿Tenia fiebre?  —ella asiente. Tal vez por ese motivo le había dolido tanto la cabeza, no era sano dormir de ese modo, pero él se desmayó y viéndolo del lado amable ya no sentía nada. Miro a ambos lados de su habitación—. Ehh, ¿Que hora es?

—Las nueve cuarenta —respondió, notando como este abre sus ojos a la par y se disponía a lenvanrse, ella rápidamente se lo impide acostándolo en la cama de golpe— No vas a ir a la HS.

—¿Que? ¿Por que? —preguntó incredulo, apenas si era el segundo día, no podía faltar, o eso quería pensar. Se levantó un poco sintiendo como esta le impedía que lo hiciera por completo — Tengo tiempo de llegar al tercer modulo si me apresuró, no me quiero quedar aquí sin hacer nada —y no lo decia por el hecho de que le resultase más entretenido ir a la preparatoria, si no porque sabía que en cualquier momento su madre se irían al trabajo y lo dejaría solo, algo que en aquel instante no quería... Prefería pasar el día rodeado de desconocido que solo en aquella casa en donde casi se mata.

Un segundo...

¿Pero que cosas pensaba? Si tan solo ayer hubiera deseado eso, no estaba para contradecir a su pensamientos anteriores. Mejor así, la primera semana nunca daban nada importante, según la experiencia que tenía.

Noto la mirada de reproche de su madre que negó varias veces, relajó los músculos sintiendo como la leve tensión en sus piernas disminuía. Cierto, tampoco se le haría fácil caminar, todas las circunstancias querían que faltará.

Dispuesta a darle una negativa a Bonnie este habló primero.

—Si, es cierto, tienes razón... Mejor me quedó —soltó un suspiro tras decirlo y volvió a recortarse en su cómodo colchón, pegando la cabeza su suave almohada.

—Que bien que recapacites —asegura la peli-morada recostadose junto a su hijo en aquel estrecho colchón, recargando el peso de su cabeza en su mano, mirando como éste mantenía los ojos cerrado con la cabeza boca arriba.

—Ya es tarde... ¿No deberías estar en el trabajo? —no la estaba corriendo, para nada, pero se le hacia extraño. Normalmente su madre era muy puntual, una virtud que él también heredó.

Ella apretó los labios y negó.

—Estas enfermo, ¿como crees que dejaría a mi bebé en ese estado solito en casa? —expresó, con un tono ofendido mirando como su hijo volteaba a verla con un brillo de ilusión, pocas veces pasaba tiempo con su madre desde que inició su trabajo como enfermera. Ella notó su mirada y respiró profundamente.

Los ojos de su hijo siempre lograban impactarla, no importaba que ya tuviera diecisiete años viendolos, simplemente le seguían sorprendiendo, eran demasiado inusuales. Por mucho tiempo estuvo buscando el motivo del porque eran así; Tan rojos como el rubí, o escarlata, no lo sabía, pero en cierto punto le resultaban encantadores, su hijo tenía una virtud que casi nadie poseía.

Y aunque tuvo que pasar por mucho gracias esto, esperaba de todo corazón que ya no le tomaran tanta relevancia, ella ya no lo hacía ¿Por que los demás si? ¿Que no ven el mundo en donde vive?. No fue fácil al inicio, pensar que alguien a quien le diste la vida podria padecer de una enfermedad mental era muy duro, el período de las alucinaciones de Bonnie fue una etapa alarmante para ella en más de un sentido, lloro mucho, pero era lo único que podría hacer, gracias a este suceso investigó más sobre enfermedades, y aunque le frustró no encontrar nada acerca de lo que su hijo padecia fue el impulso que necesito para decidir culminar el estudio de medicina.

Si, ella no se había graduado de la Universidad gracias a que Bonnie le llegó de sorpresa, su relación con el padre de su hijo se vio en un punto definitivo, no, no estaban casados, pero su relación era estable y “formal” pues se amaban y con eso les bastaba. Es indescriptible el enorme alivio que sintió cuanto estas “alucinaciones” desaparecieron.

Desgraciadamente parecían tener represalias. Como los sucesos de la noche anterior.

Ella suspiro mientras soltaba una risilla, se acercó a Bonnie y lo estrujó en sus brazos notando como él intentaba despertagarse de sus manos pegajosas. No lo logró, la miro arrugangando el ceño. No le gustaban lo abrazos, pero viniendo de ella no podía hacer nada.

—Hoy será un día de madre e hijo ¿Te parece? —dispuesto a responder sobre aquella propuesta se vio interrumpido cuando esta lo tomó de ambas mejillas proporcionándole unos sonoros besos alrededor de su cara.

—No hagas eso —exigió completamente avergonzado inflando sus mofletes. Ella se detuvo y lo miró.

—¿Por que no? Tu eres mi bebé y necesitas mis minos —aseguró, volviendo a repetir la acción— ¿Verdad que si, conejito?

—No me digas conejito —entre todos los apodos aque su madre le había puesto, ese era el que más odiaba, hacia una alucion obvia a su nombre, ¡para eso se llamaba Bonnie! No era necesario decirlo en español.

—Mi bebé conejito y yo pasaremos la tarde juntos, que emoción... Hace mucho no lo hacemos, pasar el día sólo los dos —explica con una emoción contenida formando una sonrisa y volviendo a aferrarse hacia su pequeño no tan pequeño hijo.

Bonnie suspiró dando por pérdida aquella batalla, al menos se distraeria y dejaría de pensar un rato con el tema del porqué se ve así aquel chico, también sobre el extraño sueño que tuvo y no tenía idea que significaba.

Pasar el día como su madre. Si, eso sonaba muy bien...

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Nota de la autora:

¡Hello my star's!

Al fin ha llegado esta cosa divina que soy yo, con un nuevo capítulo :D!

Espero sinceramente que se le resultara interesante, las cosas a continuación se viene intrigantes.

Este es un fic que en el que me vi dispuesta a retratar lapsos de historia misteriosa, puntos suspensivos, etc... Las anécdotas leídas aquí me cuestan un chingo de escribir.

Esta pendejada es muy compleja, aunque no lo crean :'D

Ya verán el porqué (?

Si tienen alguna teoría sobre porqué a Bonnie le pasó lo que le pasó, dejenlas aquí... ¡A ver si le atinan!

¿Que les pareció la entrada de mi bebé Bon? Estoy segura de que no se lo esperaban asi, aunque ya tuvieran la teoría de que se trataba de él, no se imaginaban lo del Comité. ¿Quien lo diría de mi lindo torpe?

Espero que ya entiendan más o menos del porqué tanta insistencia los del club de teatro jsjsjs pobres TvT

No olviden que pueden encontrar la historia en Twitter con el #HiloRojoBxB, tampoco se olviden de seguirme seguirme en mi cuenta @CmCimi.

¡Hay subo dibujos y pendejadas varias, si que si!

¡Sin más que decir, espero les haya gustado el capítulo, nos vemos en la próximas emana!

Att: Cami <3

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