▶TERCERA PARTE

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ℍ𝕚𝕞

PARTE FINAL

Sohye abría y cerraba los ojos al sentir sus parpados pesados, sentía que aún podía seguir durmiendo, pero al ver el techo de madera comenzó a cuestionarse dónde estaba. Giró su cabeza notando las paredes también de madera, y al seguir sin poder saber dónde se encontraba, se sentó rápidamente sintiendo sus latidos acelerados.
Por más que miraba a su alrededor, no reconocía absolutamente nada de lo que había en aquella habitación, y no había ninguna fotografía allí que le permitiera saber de quién podría llegar a ser ese cuarto. Sólo estaba la cama donde estaba sentada, una mesa de noche, y un mueble enfrente para la ropa.

Estaba realmente asustada e intentaba recordar qué era lo último que había sucedido, pero a su cabeza aparecían pequeños fragmentos mezclados.
Salió de la cama con algo de dificultad al sentir su cuerpo cansado, pero al escuchar el sonido de la puerta ser abierta, volteó rápidamente, abriendo sus ojos a la par por la sorpresa al ver aquel cabello negro rizado, los orbes oscuros e intensos.

—Hasta que despiertas —habló cruzándose de brazos, mientras se apoyaba en el umbral de la puerta.

—¿Q-Qué hago aquí? —preguntó asustada.

—Sólo estoy haciendo lo necesario para que podamos estar juntos, Sohye —respondió conectando sus miradas nuevamente.

—¿Qué rayos dices?

—No me diste el suficiente tiempo para demostrarte que puedes amarme, como yo te amo a ti —Jungkook bajó sus brazos e intentó acercarse, pero ella dio un paso hacia atrás mirándolo asustada—. No me tengas miedo. Sería incapaz de dañarte.

—¡Déjame ir!

—Cálmate, no es necesario que te alteres...

—¡¿Por qué me haces esto?! —preguntó desesperada rompiendo en llanto.

—Ya te he dicho que desde que tu abuela empezó a hablarme de ti y te vi en aquella fotografía, me interesé en ti —respondió observándola dolido por su manera de actuar—. Creí que sólo era una tonta atracción, porque no puedo mentirte, seguía intentando que mi exnovia volviera a mi lado. Pero cuando te vi por primera vez entrando a la Empresa, carajo, te metiste en mi cabeza mucho más de lo que Suni lo hizo antes —cerró los ojos por un momento, suspirando al recordar aquel momento, reviviendo las sensaciones que había causado en él—. Y te metiste tanto en mi cabeza que al aprenderme tus horarios, buscaba la manera de hacer que nos encontráramos en algún lugar. Buscaba la manera de acercarme a ti, pero cuando lograba tener el valor, al estar tan cerca, tú me ponías nervioso —soltó una risilla tímida. Ella sollozaba aterrorizada, quedando sentada a un lado de la cama, apoyando los brazos en esta, y negando con la cabeza al no poder creer su forma de hablar, como si fuese realmente normal lo que estaba confesando

》Cuando tuve la oportunidad de que me conocieras, de que habláramos, me juré que te enamoraría, pero ese imbécil se metía en mi camino una y otra vez, hasta cuando me aceptaste —habló entre dientes, empuñando las manos al revivir esos momentos que le hacían sentir su sangre hervir—. Esa noche que me mentiste, te seguí. Te vi entrar con él a su casa, te vi entregándote a ese idiota cuando a mí me rechazabas una y otra vez. Me rechazabas hasta los besos, pero esa noche hiciste el amor con Kim como si lo hubieras deseado por mucho tiempo, y no sabes cuánto deseé ser él. No tienes ni la más puta idea de cómo deseé estar en su piel —confesó en casi un murmuro con sus ojos cristalinos, donde ella pudo notar el dolor y la rabia—. Esa noche dormiste con él y sé que en ningún momento crucé por tu cabeza, mientras yo no podía dejar de pensar qué estaba haciendo mal, porqué no podía enamorarte cómo tanto anhelaba. No dormí pensando en que iba a perderte, porque ese maldito infeliz logró hacerme a un lado con mucha facilidad. Entonces...

—¡Estás muy mal! —gritó interrumpiéndolo.

Jungkook bajó la cabeza soltando una risa amarga, para luego conectar sus miradas mientras humedecía sus labios, provocando que Sohye se sintiese temblar de miedo, porque desde que había descubierto quién era realmente Jeon Jungkook, todo de él le aterrorizaba, hasta aquella sonrisa donde se asomaba sus paletas que antes le daban un aspecto de un tierno conejo, y se formaban unas arruguitas a los costados de sus orbes oscuros. Esa mirada tan intensa que llegaba a estremecerla, y ahora entendía que era lo que ocultaban en la profundidad.

—Entonces, al verte recostada con él en el sofá, disfrutando de su compañía, decidí volver a mi casa. Me pasé toda la madrugada pensándote, sabiendo que te había perdido. Esa madrugada me di cuenta que no eras tan distinta a Suni. Ambas me engañaron, tomándome como un imbécil que jamás lo descubriría —espetó empuñando sus manos, provocando que ella se sobresaltara—. Pero también me di cuenta de algo. Me di cuenta que... contigo no estaba dispuesto a dejarte ir. Tenía que buscar la manera en la que te quedaras conmigo, para así poder enamorarte como lo hubiera logrado si no fuera por ese...

—¡Cállate! ¡Déjame ir! 

—No lo haré —recalcó tranquilamente, acercándose cautelosamente por lo que ella se levantó rápidamente para alejarse, hasta que llegó a la esquina y tocó la pared—. No voy a dejarte ir porque esta es la oportunidad para que me ames...

—¡No te acerques!

Jungkook al verla llorar de miedo, como también temblar mientras se cubría con los brazos, dejó de caminar, sintiéndose dolido por su manera de mirarlo. Aunque si pensaba con claridad, siempre le había dolido porque no se reflejaba en ellos, nunca vio siquiera una pizca de cariño, hasta podía notar cómo siempre se tensaba y en estos se reflejaba las ganas de alejarlo.

—No me tienes que tener miedo, porque sería incapaz de hacerte algún tipo de daño...

—¡Lo haces al tenerme secuestrada! ¡Déjame ir! 

—Sohye...

Dio un paso hacia adelante con la intención de acercarse a ella, sentía el impulso de abrazarla al verla así, porque quería que supiese que sus palabras son sinceras, pero ella comenzó a gritar provocando que este se sobresaltara.

—Cállate.

—¡Déjame ir! ¡Déjame ir! 

Esta gritaba sin parar, por lo que Jungkook empuñó las manos intentando mantener la calma mientras se dirigía a la puerta. Sohye se desconcertó, pero cuando este tomó el pomo y antes de salir, giró a mirarla, volvió a gritar.

—Grita todo lo que quieras, porque nadie, absolutamente nadie va a escucharte —aclaró tranquilamente antes de salir, cerrando la puerta a sus espaldas.

Sohye se relajó al verlo salir, pero al escuchar el sonido de llave abrió los ojos a la par por el temor, y no dudó en correr hacia la puerta, intentando abrirla, desesperándose al darse cuenta que la había encerrado en aquella habitación.

—¡Ábreme! ¡Déjame salir! ¡Que me dejes salir!

Sohye golpeaba la puerta desesperada mientras gritaba, pero al no recibir respuesta, corrió hacia la otra puerta, logrando abrirla lo que le dio esperanzas, pero al ver que se trataba del baño, que tenía una pequeña ventana rectangular con rejas y estaba gran altura, rompió en llanto, volviendo a la habitación. Se deslizó en la pared hasta llegar al suelo, cubriéndose el rostro mientras sollozaba desconsoladamente.

Estaba realmente aterrorizada con aquel Jeon Jungkook.







(...)








Los días pasaban rápidamente, al menos para Jungkook que fingía seguir con su vida normal, tratando de no levantar sospecha alguna sobre lo que escondía. 

Durante la noche llegaba a su casa luego de haber estado en un evento, fue una boda durante la mañana y una pequeña fiesta, donde a este lo habían contratado para fotografiar. La había pasado dentro de lo que cabe, bastante bien, hasta una joven se había acercado a hablarle e intentó ser lo más amable posible, pero no podía dejar de pensar en Sohye, en lo que podría estar haciendo. Si él había cometido sin querer algún descuido que la ayudase a escapar, por lo que trataba de recordar perfectamente todo lo que hizo antes de marcharse.

Al llegar a su casa bajó del coche, quitándose la chaqueta negra. Llevaba también una camisa, pantalón y zapatos del mismo color. Su cabello estaba liso y con los mechones detrás de sus orejas, permitiendo que los aretes resaltaran.

Sacó las llaves del bolsillo de su pantalón y al abrir la cajuela para bajar su equipamiento de fotografía, unas luces de un coche lograron cegarlo por un momento, por lo que colocó su antebrazo, hasta que las luces se apagaron.

Bajó su brazo y observó con claridad cómo de aquel coche se bajaba un hombre con traje negro, camisa blanca y corbata rosada. Al conectar sus miradas, supo rápidamente de quién se trataba, por lo que no pudo evitar disgustarse, mientras el castaño se acercaba echando su cabello castaño hacia atrás.

—¿Ahora qué quiere, señor Kim? —preguntó sarcástico, como también frustrado—. Si vienes a preguntarme otra vez si hay algún detalle que haya pasado por alto, la respuesta sigue siendo la misma.

—¿Cómo rayos puede ser posible que en dos semanas la policía siga sin saber algo de ella? 

—Tenemos que...

—¡A la mierda la paciencia, la esperanza, lo que sea! —gritó enfadado, provocando que Jungkook endureciera sus facciones—. No me quedaré solamente con que encontraron su coche en la playa. Eso no tiene ni el más puto sentido. ¿Por qué rayos ella iría allí? 

—No lo sé...

—¿Cómo puedes estar tranquilo cuando ella sigue sin aparecer? —arrugó el rostro, observándolo desconcertado.

—Porque de nada ha servido actuar como un loco con los policías...

—Escúchame bien, maldito imbécil —espetó furioso, tomándolo de la camisa. Sus rostros quedaron lo suficiente cerca y sus respiraciones eran pesadas, mientras el castaño lo observaba amenazante y Jungkook demostraba no tenerle miedo en absoluto—. Estoy seguro de que algo ocultas, y si es información que puede servirle al detective, créeme que soy capaz de sacártela a los golpes con tal de recuperar a Sohye...

—¡Seokjin!

Al escuchar ese grito femenino, ambos voltearon encontrándose con Hyelin, la cual había acompañado a Seokjin aquella noche, porque sabía que este estaba volviéndose loco por la desesperación de que no se supiese nada de Sohye.

Hyelin había conocido a Jungkook en la Estación de policía cuando lo citaron para declarar. Esa noche hablaron sobre ella, y de cierta manera trató de consolarla, ya que había quebrado en llanto.
Pero en un momento que fue por café para ella y volvía para entregárselo, vio salir a Seokjin junto al policía. Su mirada se centró en el castaño que gritaba desesperado que tenían que hacer algo para encontrarla, mientras las lágrimas brotaban.

Jungkook al recordar que lo vio junto a Sohye, sintió como la rabia se volvía parte de él, los celos estaban logrando que se sintiese enloquecer, hasta que empezó a decirse que no podía actuar así y mucho menos en la Estación de policía. Intentaba mantener la calma y no pensar que quiso arrebatársela sin importarle que fuese de él.

Al verlo dirigirse rápidamente hacia él, no pudo evitar tensarse, hasta que Seokjin lo tomó de la chaqueta pidiéndole que le dijera si sabía algo sobre ella, pero este lo negó con demasiada facilidad. Eso provocó que el castaño se derrumbara completamente destrozado, y Hyelin se acercara para consolarlo junto al pelinegro.
Este no podía evitar sentir su sangre hervir al verlo llorar, y rogar que la encontraran, como si él no hubiese sido el amante esa noche. De todas maneras intentaba mantener la calma, aunque quería más que nada golpearlo sin parar.

—Seokjin, suéltalo —ordenó la joven, llevando la mano a su hombro.

—Este imbécil...

—¡Yo también estoy preocupado por ella, carajo! —gritó empujándolo, logrando que lo soltara—. Estamos hablando de mi novia por si lo olvidas. Lo último que supe de ella es que esa maldita noche se quedaría hasta tarde en la Empresa. Ese fue su último mensaje, Seokjin —aclaró con sus ojos cristalinos—. Yo también la quiero de regreso ahora, porque sé que la policía dejará de buscarla en cualquier momento. Mierda, Seokjin, ¡yo también estoy volviéndome loco por no tenerla conmigo, pero no por eso voy a dudar de ustedes! La necesito de regreso —sollozó bajando la mirada.

—Realmente lamento cómo actuó Seokjin —habló Hyelin, mirando angustiada al pelinegro mientras el castaño tenía sus facciones endurecidas—. Vámonos, Seokjin.

—Haré hasta lo imposible por encontrarla, aunque me tenga que quedar sin dinero —aseguró el empresario, dirigiéndose a su coche.

—Lo siento —volvió a hablar, Hyelin, la cual se acercó a Jungkook que sorbió su nariz aún sin levantar la mirada—. La policía la encontrará. Estoy segura de eso —murmuró apoyando la mano en su hombro, dándole un pequeño apretón—. Trata de descansar.

Esta al escuchar el sonido del claxon, se sobresaltó, pero luego se despidió de Jungkook, el cual seguía sollozando. El pelinegro al escuchar cómo se marchaban, levantó la cabeza mientras se limpiaba bruscamente las lágrimas con sus manos empuñadas.

—Maldito imbécil...—masculló antes de cerrar la cajuela ejerciendo más fuerza de la necesaria por la rabia.

Sin más, se olvidó por completo de sus ganas de quitarse aquella ropa y guardar su equipamiento, por la rabia que cargaba decidió subirse al coche y comenzar a conducir.

Necesitaba ver a Sohye. Ese era su único pensamiento, pues el no estar con ella empezaba a enloquecerlo.

No le importaba para nada que tardara casi una hora en llegar a aquella cabaña, conducía con rapidez por la carretera, deseando llegar lo antes posible, para así tenerla en frente y seguir intentando ganarse su corazón, porque no le importaba sus malos tratos. Estaba seguro de que al tenerla solamente para él, esta vez, iba a ganársela porque no había nadie que pudiera intervenir y querer arrebatársela otra vez.

Conducía por el oscuro camino de tierra, observando por momentos los árboles a sus costados, hasta que frente a él apareció la pequeña cabaña, lo cual le hizo sonreír mientras estacionaba. Al apagar el motor, se bajó del coche dirigiéndose a la cabaña, pero antes de subir los dos escalones, se inclinó hacia adelante, moviendo la roca a un costado para tomar las llaves.

Una vez dentro de la cabaña se dirigió a la puerta de la habitación, pegando la oreja a la puerta, preocupado de no escucharla, pero cuando logró oír sus pasos como si caminara de un lado hacia el otro, se relajó para dirigirse a la cocina. Pensaba en que probablemente tendría hambre, por lo que se puso a cocinar para ella, esperando que le gustara lo que había hecho.

El cocinar y saber que la vería había hecho que se relajara, que se olvidara por completo del enojo que había provocado Seokjin. Una vez que colocó el plato de comida y el vaso en la bandeja de madera, se dirigió a la habitación, sacando con una mano las llaves que tenía en el bolsillo del pantalón, para así buscar la de la habitación e introducirla para abrirla.

Al cerrarla tras su espalda, observó como Sohye se dirigía a la cama subiéndose rápidamente, mientras lo miraba con miedo. Esta llevaba una camiseta negra y un pantalón blanco de algodón, mientras su cabello estaba húmedo y empezaba a ondularse, lo que le permitía saber que se había bañado en su ausencia.

—¿Cómo estás, Sohye? —preguntó observándola con una sonrisa, ilusionado con recibir una respuesta, pero ella no le contestó—. Yo tuve la boda que te conté ayer. Estuvo entretenido y la pareja parecía realmente enamorada. La pasé bien, aunque no podía dejar de pensar en ti, que podrías tener hambre o estar aburrida, y no estoy para ti...

Hizo una mueca torcida, pero al ver en la mesa de noche el plato vacío del desayuno, al igual que el vaso de agua, volvió a sonreír. Había veces dónde ella rechazaba sus comidas, pero este las dejaba en la mesa de noche porque estaba seguro de que no quería negarse en realidad, y eso lo confirmaba cuando volvía a entrar y encontraba el plato vacío, aunque había veces que eso no sucedía porque no comía.

—Te hice de comer —comentó acercándose.

—No tengo hambre —dijo en casi un murmuro inaudible, desviando la mirada.

—Tienes que comer. Estas dos semanas haz adelgazado demasiado —suspiró al ver su cuerpo, y cómo su piel parecía más pálida.

—No tengo hambre.

—Sé que sí, prueba un bocado aunque sea —sonrió acercándose a la cama.

—¡Dije que no quiero! —alzó la voz y golpeó su brazo, provocando que la bandeja cayera al suelo y el vaso se rompiera.

La sonrisa de Jungkook se borró rápidamente, mientras en sus orbes se reflejaba lo dolido que se encontrara al ser rechazado otra vez de peor manera. Ella lo miraba con la respiración pesada, sintiéndose arder por la rabia y el dolor que la dominaban.

En ese momento a Sohye no le importaba qué podría suceder con ella, porque cualquier opción era mejor que estar allí con él, pero al ver como este tomaba una bocanada de aire, empuñando las manos, no pudo evitar tensarse. Para su sorpresa, Jungkook, simplemente se dirigió la salida de la habitación, cerrando con llave, por lo que ella corrió hacia la puerta.

—¡Déjame salir! ¡Maldito infeliz, déjame salir! —gritó golpeando la puerta con las palmas—. ¡Eres un maldito loco! ¡Déjame salir de una puta vez! ¡Van a encontrarme y vas a pudrirte en prisión! ¡Lo juro, Jungkook! —las lágrimas se asomaban y sin soportarlo más, quebró en llanto— ¡Déjame salir!

Jungkook al escuchar sus gritos, sus insultos hacia él, decidió colocar música, subiendo el volumen hasta que no pudiera escucharla ni a ella, ni a los golpes que le daba a la puerta. Sentía que la opera realmente lo ayudaba a que se olvidara de las situaciones que estaba viviendo, de como Seokjin podía ser tan cínico, de los constantes rechazos por parte de la mujer que sentía que amaba de una manera enloquecedora.

Sin más se tiró al sofá, inclinando su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, mientras se perdía en la melodía, en el canto que parecía llevarlo a otra dimensión, donde los problemas no existían para nada, donde era realmente feliz como siempre deseó.











(...)










Jungkook iba por la carretera aquella tarde nublada que lloviznaba, sintiéndose cansado. Su corazón estaba agotándose cada día más por los constantes rechazos de Sohye, y su mente ya no podía más de tanto sobrepensar. 

Eso le hacía anhelar volver a sentir una pequeña esperanza de que al tenerlo solamente a él podría ver que realmente la amaba, y merecía ser amado por ella con la misma intensidad.

¿Por qué no vuelves a Daegu, Jungkook? —preguntó su mejor amigo, Kim Taehyung, en la llamada.

—Estoy bien aquí.

—Ha pasado un mes...

—No me importa.

Sabes que esos casos quedan en la nada absoluta. La policía luego de unos días prefieren pensar que han muerto, y... quizás, tú deberías hacerlo —habló un tanto nervioso por cómo podría tomárselo—. Estabas bien aquí. Vuelve, amigo. Te echamos de menos.

—¿Me echan de menos? —soltó una risa amarga—. Jimin y Hoseok pensaban que era raro. Estoy seguro de que no me echan de menos para nada.

Es sólo que tenías algunos comportamientos que no les parecían... adecuados, y luego la situación con Suni y su hermano —suspiró frustrado—. Parecías algo... obsesionado con ella.

Jungkook en ese momento no pudo evitar recordar cuando luego de que terminara con Suni por su infidelidad, seguía buscándola, hasta que una mañana que se encontraba en la cafetería junto a sus amigos, Sungmin apareció allí. Al verlo se acercó dejando notar su ira, por lo que Taehyung junto a Jimin lo tomaron de los brazos impidiéndole que se acercara, mientras este le gritaba a Jungkook, prohibiéndole acercarse a su hermana o iría con la policía.

Eso provocó que sus tres amigos lo miraran desconcertados, pidiendo alguna explicación, pero Jungkook no supo que decir, provocando que Hoseok tanto como Jimin tomaran más distancia de él, antes de que decidiera volver a Seúl.

—Pero, ha pasado más de un año. Ya ni deben recordarlo.

—No me importa. Me quedaré aquí.

—Jungkook, escucha, sé que quizás tienes miedo de encontrarte con Suni, pero...

La voz de Taehyung había comenzado a entrecortarse por la poca señal, por lo que Jungkook se alivió un poco porque ya no quería seguir escuchando sus insistencias.

—Voy en carretera y hay poca señal, luego te llamo —concluyó escuchándolo aún hablar y colgó.

Al ver que a la derecha estaba el camino de tierra, dobló sabiendo que ahora le esperaban como unos quince minutos para llegar a la cabaña y poder verla. Rogaba que esta vez estuviese más relajada con él, porque no sabía cuánto más iba a poder soportar.

Los minutos fueron pasando, hasta que logró ver la cabaña, por lo que estacionó en frente, para luego bajarse y dirigirse a la roca haciéndola a un lado para tomar la llave, subir los dos escalones e introducirla en la cerradura. 

Una vez dentro colocó música, permitiéndole saber que ya estaba allí, y comenzó a cocinar. Últimamente no pasaba demasiado tiempo allí, lo que le hacía notar que eso estaba alterándola más, y eso llevaba a que se ilusionase con que lo necesitaba, aunque lo único que hiciese cuando estaba presente fuese lastimarlo con sus acciones, como también con sus palabras. 

Los minutos fueron pasando y cocinaba a la vez que tarareaba la canción, intentando calmar su mente, pero ese día parecía no estar funcionando demasiado. Aún así una vez que colocó la comida y la bebida en la bandeja de madera, como siempre, se dirigió a la habitación, introduciendo la llave, para así entrar.

Cerró la puerta tras su espalda, observando como se encontraba recostada cubierta por las mantas, pero al verlo se sentó rápidamente, aferrándose a estas. Lo miraba con rabia, permitiéndole ver como sus orbes parecían enrojecidos e hinchados como si hubiese estado llorando, lo cual provocó que este quisiera envolverla en sus brazos, pero temía ser rechazado.

—Hoy hace frío, ¿quieres otra manta? —preguntó preocupado, pero ella no contestó, sólo presionó un poco sus labios mientras apretaba con más fuerza las mantas—. Aquí tienes tu almuerzo —dejó la bandeja sobre la cama, sentándose también. Sentía algo de nervios por su intensa mirada y cómo parecía que estaba reprimiendo su rabia, aunque verlo no servía—. Come, Sohye —la animó acercándole más la bandeja. Ella seguía observándole fijamente, lo cual le hizo sonreír algo tímido, pero aún así tomó el tenedor para agarrar algo de huevo revuelto, acercándoselo a su boca—. Abre. Tienes que comer.

Este al acercarlo tanto a sus labios, la obligó de cierta manera abrir la boca. Eso le hizo sonreír más, pero cuando bajó el tenedor para tomar un pedazo de carne, sintiendo su corazón brincar de emoción al estar alimentándola, no se esperó que esta le escupiera la comida en el rostro.
Al sentir como quedaba pegada en su mejilla izquierda, se sobresaltó, cerrando los ojos con fuerza y entreabriendo sus labios al sentir el disgusto, como también la forma en que la rabia se apoderaba de él.

Sohye lo observaba con su respiración pesada, sus ojos cristalinos, queriendo golpearlo allí mismo, pero cuando iba a moverse, soltó un chillido al sentir cómo sorpresivamente este la tomaba del cuero cabelludo.

—¡Perra estúpida, ya me he cansado de tu forma de tratarme! —escupió enfurecido, tirando de su cabello a la vez que la hacía levantar de la cama, provocando que gritara de dolor y las lágrimas brotaran—. ¡¿Crees que puedes comportarte así y lo aceptaré porque te amo?! ¡He tratado de tenerte paciencia, pero he llegado a mi límite! 

—¡Suéltame, maldito enfermo! —exigió intentando quitar su mano, pero este tenía demasiada fuerza.

—Vas a complacerme —declaró limpiándose con la otra mano su mejilla.

—¡Suéltame! 

Ella intentaba zafarse de su agarre a su cabello que sentía que dolía cada vez más, pero este dejó sus rostros demasiado cerca, tomándola de las mejillas con su otra mano, lo que permitía sentir cómo sus respiraciones pesadas se mezclaban. Ella al ver sus orbes donde expresaba su ira que le daba miedo, sollozó mientras sus lágrimas brotaban sin parar.

Este sin más juntó sus labios de forma brusca, mientras ella intentaba empujarlo, soltando quejidos de dolor por la presión que ejercía. La recostó con algo de dificultad en la cama, colocándose sobre ella, tomando con sus manos ambas muñecas colocándolas arriba de su cabeza, ejerciendo fuerza para que no pudiese soltarse.

Podía escuchar sus quejidos y sentir como intentaba girar su cabeza, por lo que quitó una de las manos que estaba en su muñeca, tomando ambas con solamente una, y llevar la otra a su mentón, obligándola a quedarse quieta, mientras pasaba su lengua por sus labios, intentando que abriera su boca. Al lograrlo sintió como empezaba a corresponderle, lo que provocó que quisiera sonreír.

Eso logró que comenzara a sentir como el calor aumentaba, por lo que se presionó contra ella, sintiendo como su miembro se sacudía pidiendo más contacto. Pero para su sorpresa la pelinegra mordió su labio con demasiada fuerza, tanto así que un quejido escapó de sus labios a la vez que se separaba, llevando la mano a su labio inferior, observando como sus dedos estaban manchados de un liquido tibio rojo que comenzaba a brotar de su labio.

Este observó sus dedos con sorpresa, sintiendo un gran ardor en su labio inferior, pero fue empujado por ella que se levantó con la intención de correr hacia la puerta. Jungkook se estabilizó rápidamente, logrando tomarla del brazo, haciéndola girar, y sin más la abofeteó con fuerza, haciéndola caer al suelo.

—¡Mira lo que me haces hacer! ¡Me haces perder la cabeza, carajo! —gritó enfurecido, pasando la mano por su cabello para echarlo hacia atrás.

Sohye corrió el cabello de su rostro, gimiendo de dolor al llevar la mano a su labio que estaba roto, y al ver la sangre, no pudo evitar sollozar asustada. No se había esperado para nada que este pudiese golpearla, pero quizás si debió, ya que no había sido para nada quién creía.

Jungkook al ver su mejilla pálida ahora enrojecida y su labio inferior con sangre, sintió como su corazón se encogía al darse cuenta que otra vez se cegó por la ira. Había prometido no volver a hacerlo, que con Sohye haría las cosas bien, pero parecía que ella lo hacía enloquecer mucho más, por lo que sintió sus ojos arder por las lágrimas retenidas.

—S-Sohye...

—¡No te acerques! ¡Aléjate de mí! —ordenó arrastrándose en el suelo para alejarse, por lo que este desvió la mirada sintiendo cómo sus lágrimas brotaban por el dolor—. Aléjate...

—¿Qué más quieres de mí? —preguntó desesperado—. He intentado ser lo más paciente contigo...

—¡Quiero que me dejes ir! ¡Estás enfermo!

—Sólo quiero que me ames tanto como yo te amo a ti —expresó dolido.

Sohye al ver cómo volteaba para dirigirse a la puerta a la vez que sorbía la nariz, sintió que la rabia se volvía parte de ella.

—¡Nunca, pero nunca sería capaz de amar a alguien como tú! ¡Me das asco, Jeon Jungkook! —gritó enfurecida sin importarle en absoluto lo que podría provocar.

El pelinegro al abrir la puerta y escucharla, giro su cabeza para verla mientras limpiaba sus lágrimas con la mano empuñada, sintiendo que su corazón daba un vuelco al escuchar sus palabras tan crueles.

—Entonces, no te dejaré ir nunca, porque lo único que quiero... es a ti. Y no permitiré otra vez que alguien más te tenga mientras rompes mi corazón —habló por lo bajo, sorbiendo su nariz antes de salir.

Sohye al escuchar como le echaba llave, corrió hacia la puerta desesperada.

—¡No me hagas ésto! ¡Déjame ir, por favor! —suplicó golpeando la puerta desesperada—. Por favor...

Sentía que aunque siguiese rogándole, todo era en vano. Estaba atrapada allí, con ese hombre que creyó alguna vez conocer y se le hizo realmente amable. El más dulce que conoció alguna vez, pero eso no había sido más que una máscara para envolverla y que lo aceptase.

Ahora la aterrorizaba de gran manera, porque no sabía de todo lo que era capaz. No comprendía su cabeza, no entendía porqué aquella obsesión con ella.
Su alma estaba realmente agotada, le costaba hasta respirar, sus pies estaban exhaustos, pero quería su libertad otra vez.

Iba a hacer lo que fuese necesario para recuperar su libertad otra vez, para volver con las personas que amaba y necesitaba más que nunca.











(...)










Sohye se encontraba sentada moviendo su pierna de arriba a abajo, esperando desesperada oír la puerta, pero los minutos pasaban y por la ventana pequeña lograba ver cómo oscurecía, lo cual la desesperaba más. Aunque fuese sorprendente, necesitaba ver a Jungkook, y no sólo porque la soledad estaba haciéndole sentir que iba a perder la cabeza, sino también porque podía escuchar su estómago rugir.

Había sentido demasiada sed, por lo que tomó la decisión de tomar del grifo, pero tomar bastante agua no había hecho que su apetito desapareciera, por lo que se preguntaba cuándo llegaría él con su comida. Cada hora ese apetito crecía, miraba por la ventana como amanecía y anochecía, durmiendo por ratos, y él seguía sin aparecer.
Pues, desde aquella vez dónde Sohye no pudo evitar explotar, provocando que él también lo hiciese, el alejamiento de este aumentó. A veces, sólo entraba dándole el almuerzo o cena, la cual sería su única comida de ese día, y ella no iba a rechazarle. No podía seguir haciéndolo cuando últimamente no la alimentaba bien, pero en los últimos días, había veces que ni siquiera aparecía, y eso la tenía realmente mal.

Comenzaba a temer que este desapareciera por completo, que se olvidara de ella, que todos realmente lo hicieran y muriera allí.
Pensar en eso le hacía romper en llanto, sentir demasiado miedo, pero es que no sabía cómo escapar, muchos menos si Jungkook tomaba cada vez más distancia y pareciera hasta olvidarse de ella. Pero trataba de aferrarse a su pequeña esperanza de que podría  lograrlo, que sería nuevamente libre, por lo que recordaba a aquellas personas especiales para ella, aunque no sabía si su madre estaría preocupada, buscándola. Sohye si la recordaba, y quería más que nunca volver a verla. Quería estar allí, a su lado, hasta buscar la manera de tener una relación normal de madre e hija. 

Aún tenía demasiado por vivir. No podía darse por vencida, por más difícil que fuese.

Abrazaba sus piernas con fuerza, escondiendo su rostro mientras las lágrimas brotaban porque estaba realmente asustada por el infierno que estaba viviendo allí.
Se reprochaba jamás haberse dado cuenta de que Jungkook no era un buen hombre, que, en realidad, estaba obsesionado con ella. Quizás debió darse cuenta, quizás había sido demasiado obvio, pero jamás lo notó porque le hablaba de su abuela, le mostraba las fotografías y le contaba las anécdotas que realmente necesitaba escuchar, porque eso le hacía bien al alma que la tenía destrozada por su fallecimiento.

Había hasta creído que era a Jungkook lo que necesitaba en aquel momento tan duro, pero este sólo se aprovechó de su vulnerabilidad. Había buscado el punto exacto en dónde darle para ganarse su confianza.
Detestaba pensar que hasta se había sentido culpable por rechazarlo porque este se había mostrado tan noble, tan dulce, tan comprensivo. Se había mostrado como el hombre que cualquier persona querría, hasta ella, por lo que había sentido culpa por seguir perdidamente enamorada de Seokjin, y no haber podido corresponderle, pero ahora sabía que eso había sido solamente una máscara. Ahora sólo le repugnaba verlo, pero también le asustaba no saber de todo lo que era capaz si jamás le correspondía.

Al escuchar el sonido de la cerradura de la puerta, levantó rápidamente la cabeza, limpiando sus lágrimas a la vez que intentaba calmar su llanto. Cuando vio a Jungkook entrar con la bandeja, con un plato de comida y una botella con jugo, sintió su estómago volver a rugir.

—Aquí tienes —habló dejando la bandeja en la cama.

Sohye no pudo luchar contra el impulso y comenzó a comer el sándwich, sintiendo el sabor a pollo, lo que provocó que hiciese un sonido involuntario con la garganta, ya que estaba aliviada de volver a comer. En ese momento era como si todos sus problemas desaparecieran, por lo que le dio rápidamente otro bocado, atragantándose, lo que hizo que empezara a toser, por lo que dejó el sándwich en el plato, tomando la botella de jugo para abrirla y darle un sorbo. 

Al escuchar los pasos de Jungkook alejarse, volteó a ver cómo se dirigía a la puerta, por lo que dejó rápidamente la botella en la mesa de noche, para así levantarse.

—¡Jungkook, espera! 

Jungkook al sentir la desesperación en el tono de su voz, no pudo evitar dejar de caminar y girar un poco la cabeza para verla de reojo.

—Escúchame, por favor.

—¿Por qué debería hacerlo? —cuestionó volteando a verla, enfrentando su mirada.

Sohye detestaba que se mostrara indignado, como si él fuese realmente una víctima en la situación que se encontraban. Sentía su sangre hervir y ganas de volver a romper en llanto, porque tenía que dejar de lado toda su dignidad como persona.
Sin más, cayó de rodillas sintiendo sus ojos arder por las lágrimas, sorprendiendo por completo a Jungkook, que no lograba comprender lo que estaba haciendo.

—Perdóname —pidió con un hilo de voz, Sohye.

—¿Qué?

—Perdóname por cómo me he comportado contigo.

—¿Por qué haces ésto? —preguntó desconcertado, acercándose más a ella con el ceño fruncido.

—N-Nunca me puse en tu lugar, nunca pensé en cómo pudiste haberte sentido. Te lastimé por culpa de... él que nunca me amó, cuando tú sí lo haces —un sollozo escapó de sus labios. Levantó la cabeza, observando cómo Jungkook asentía repetidamente y con sus ojos cristalinos—. Perdóname por jamás haber valorado aquel amor que tú sientes por mí...

—¿Hablas en serio? —la ilusión se hizo presente en su voz, como en el brillo de su mirada—. Por favor, no juegues conmigo.

—Hablo en serio. Estos días que te has alejado de mí, he pensado en todo lo sucedido. En ti... en mí.

Este dio otro paso hacia adelante mirándola atento, logrando que ella sintiese más nervios.

—¿Y-Y a qué has llegado? ¿Qué es lo que piensas sobre mí? ¿Qué piensas sobre nosotros? —indagó rápidamente, ansioso como ilusionado.

—Fui una idiota contigo y... si no es muy tarde, me gustaría tener la oportunidad de recuperar tu amor.

—Jamás lo has perdido, Sohye —admitió con una sonrisa, sintiendo su corazón brincar de emoción—. Nunca podrías hacerlo.

—¿E-En verdad?

—Claro que sí.

—Entonces, ¿me das la oportunidad de amarte?

—Es lo que más deseo —respondió acunando su rostro, inclinándose hacia adelante—. Por favor, ámame, Sohye.

—Quiero hacerlo.

—Cuando me conozcas más, estoy seguro que lo harás —aseguró con una gran sonrisa.

Este se inclinó aún más causando que la fémina se tensara, pero aún así, intentó disimularlo. Sus respiraciones se mezclaron, y este la miraba con sus orbes oscuros intensos que brillaban al tenerla así de cerca sin que tuviese la intención de alejarse como siempre había pasado antes.
Adoraba aquella cercanía que hacía que su corazón se emocionara, como también producía que su temperatura aumentara. Quería poder demostrarle todo su amor en ese momento, pero debía tomárselo con calma, aunque volvería a ser completamente suya.

Sin más, juntó sus labios sintiéndose perder en ella. Sentir sus labios sobre los de él, poder saborearlos, provocaba que se estremeciera y quisiera mucho más, por lo que jadeó llevando la mano a su nuca, pero un pequeño sollozó escapó de los labios de ella.

Este abrió los ojos, observando como ella aún los tenía cerrados y las lágrimas empapaban sus mejillas, mientras su labio inferior temblaba dejando notar cómo intentaba reprimir aquel llanto, por lo que este limpió con suavidad las lágrimas con sus pulgares, arrodillándose frente a ella.

—Tranquila. En verdad te perdono, preciosa —aseguró en voz baja, envolviéndola entre sus brazos—. Estamos juntos otra vez. Me amarás como yo a ti.

Sohye no pudo evitar romper en llanto, deseando poder huir de allí porque todo de él le repugnaba, hasta que estuviese abrazándola en ese momento, acariciando su cabello con una de las manos. Sus palabras la llenaban de ira, temblaba de la impotencia, pero necesitaba ganarse su confianza si es que pensaba salir de allí.

Esa era la única manera en la que se le ocurría recuperar su libertad.










(...)












Jungkook se dirigía a la salida de su casa mientras colgaba la mochila en su hombro, pero al abrir la puerta, se encontró con aquella mirada oscura y amenazante, que provocó que se estremeciera al pensar que sabía lo que ocultaba.

Jeon Sanghee era una mujer bastante intimidante cuando se lo proponía, y Jungkook jamás era bueno para mentirle por más que lo quisiera, hasta estaba sorprendido de estar lográndolo. Siempre le había tenido un gran respeto, a pesar de que terminaba haciendo caso omiso a sus ordenes, pero es que no podía luchar contra sus impulsos, por más que luego terminara destrozado y dándole la razón a ella.

—¿A dónde vas, Jungkook? —inquirió alzando una ceja con su visión fija en la mochila.

—Al trabajo —respondió tratando de sonar seguro.

Cuando este hizo otro paso hacia adelante con la intención de salir, su madre se lo impidió colocándose aún más frente a él, provocando su frustración. El pelinegro cerró los ojos por un momento, intentando mantener la calma, pero ella llevó la mano a su pecho haciéndolo retroceder, permitiendo que entrara cerrando la puerta tras sus espaldas.

Jungkook al saber lo que se vendría, empuñó las manos intentando calmar sus impulsos.

—¿Qué rayos haces aquí, mamá? 

—Desde lo sucedido que ya no me vienes a visitar al trabajo.

—He estado ocupado con el trabajo.

—¡Te advertí que no te acercaras a ella, Jungkook! —alzó la voz alterada, causando que se sobresaltara. Este la miraba con la respiración pesada mientras ella se acercaba a paso lento—. Desde que vi aquel cuarto oscuro repleto de sus fotografías, te lo advertí. ¡¿Por qué tienes que desobedecerme siempre, idiota?! —reprochó enfurecida, golpeándolo, por lo que este se cubrió con los brazos rápidamente—. ¡¿Por qué te haces ésto?! ¡¿Por qué lo empeoras?!

—¡Ya basta, mamá! —ordenó frustrado, tomándola de las muñecas—. No lo entiendes. Tú nunca lo has entendido —masculló soltándola bruscamente, haciendo que retrocediera—. Ya tengo veintiocho años. No puedes seguir entrometiéndote en mi vida. Sé lo que hago.

—La tienes secuestrada, ¿no es así? 

—No. 

—¡No me mientas! 

—¡Sólo hice lo necesario para que me acepte de una vez! 

—¡¿No entiendes el peligro que estás corriendo?! ¡Si la policía se entera, te encerraran, maldito imbécil! —gritó volviendo a golpearle, por lo que este soltó un quejido—. ¡Tienes que desaparecerla ahora mismo! 

—¡Cierra la maldita boca! ¡No vuelvas a decir algo así! —ordenó tomándola del cuello, provocando que chocara contra la pared de atrás—. No te entrometas en mi vida, mamá. Nadie, absolutamente nadie va a volver a alejarme de Sohye. Ni siquiera tú, ni la maldita policía.

—N-No puedes ponerte en peligro así por ella...—habló con dificultad al sentir como le faltaba el aire mientras su rostro enrojecía.

—Por ella soy capaz de todo, hasta de matarte ahora mismo si intentas algo —advirtió entre dientes, acercando más sus rostros, sintiendo cómo las uñas de su madre se enterraban en su muñeca al intentar sacar su mano de su cuello—. Déjame en paz de una puta vez.

Sin más qué decir, la soltó bruscamente, provocando que su cabeza chocara contra la pared, por lo que gimió de dolor, pero tomó una bocanada de aire, deslizándose hasta llegar al suelo, sintiendo sus ojos arder por las lágrimas retenidas.
Jungkook la observó empuñando las manos y tomó la mochila que estaba en el suelo, para luego salir de allí dando un portazo, escuchando el llanto desconsolado de su madre, lo que sólo hacía que aumentara su rabia mientras se dirigía a su coche para subirse.

Conducía apretando el volante, escuchando música, aunque se perdía en sus pensamientos sin poder evitarlo. Sólo deseaba llegar a la cabaña, poder estar con Sohye, y sentir algo de amor de su parte. Sentir algo que le hiciese saber que estaba haciendo bien al tenerla encerrada, para así poder sacar de su cabeza aquellas palabras que dijo su madre.

Sólo deseaba amor, ya no quería más dolor de su parte.















(...)














Jungkook abrió la puerta, entrando a paso lento y cerrándola tras su espalda. Sohye al verlo se desconcertó, pues este tenía su mirada en la nada pudiendo notar que, seguramente, no dejaba de pensar, porque sus manos se empuñaban con fuerza por momentos mientras mordía su labio inferior.

La fémina se levantó cautelosamente al notar que este aunque pasaran los segundos, seguía de la misma manera, por lo que empezó a acercarse temerosa.

—Hey, ¿qué sucede, Jungkook? —su voz salió débil. 

Al quedar frente a él, se dio cuenta que seguía mordiendo su labio inferior, aún mirando a la nada, por lo que dio un paso hacia adelante quedando más cerca, para que así con sus manos temblorosas por el temor a cómo pudiese reaccionar, pudieran acunar su rostro, y obligarlo a que la mirase de una vez.
Quería creer que luego del día anterior donde prometió que iba a amarlo como tanto necesitaba, había vuelto a ser especial para él, por lo que no debía temer cómo iba a reaccionar ante ella. 

Observó sus orbes oscuros, notándolos inyectados de sangre como si hubiese estado llorando, por lo que la curiosidad corría más dentro de ella, y le urgía saber qué había sucedido para que se encontrara de esa manera.

—¿Q.Qué sucede? Me preocupa verte así —habló acariciándole una de las mejillas con su pulgar.

—¿En verdad te preocupa? —preguntó con voz débil, mirándola ilusionado.

—Claro que sí...

Jungkook siguió su impuso de aferrarse a ella, provocando que jadeara sorprendida, pero al sentir cómo se aferraba con más fuerza como si la necesitara, tomando una bocanada de aire, intentando hacer a un lado el disgusto, lo envolvió con sus delgados brazos sintiendo cómo este escondía su rostro en el hueco de su cuello.

Los segundos pasaban y ella se sentía cada vez más incómoda, tratando de contener el impulso de empujarlo, mientras este parecía querer quedarse así por la eternidad.

—J-Jungkook...

—¿Puedes acostarte a mi lado y acariciar mi cabello? —preguntó por lo bajo con timidez—. Por favor, no te separes de mí.

Sohye asintió no muy convencida y este se separó lentamente tomando su mano, para así dirigirse a la cama. Este la hizo recostar primero, la fémina en ese momento sentía que su corazón era capaz de salirse de su pecho, más cuando este colocó a su lado haciendo que lo abrazara, para así apoyar su cabeza en su pecho, provocando que se tensara.

—Acaríciame el cabello. Cuando me siento así, mi madre lo hace y eso me relaja —comentó pasando su brazo por la cintura de ella.

Al escucharlo arrugó el rostro, pero aún así llevó la mano a su cabello rizado, empezando a acariciarlo, provocando que este sonriese un poco.

—¿Cómo es que te sientes?

—No quiero hablar de eso —respondió en un murmuro casi inaudible, concentrándose en sus caricias.

—Pero, ¿qué fue lo que sucedió?

—En verdad, no quiero hablar sobre eso.

Al escuchar su tono de voz fuerte, se tensó, sintiendo el temor invadirla por un momento, ya que lo menos que quería era que este se molestara con ella. Pues, la atemorizaba pensar que podía ser capaz de volver a golpearla, o de algo más, porque la verdad era que no sabía que esperarse de él.

—L-Lo siento, sólo quiero conocerte más, porque tú sabes demasiado de mí, pero yo no de ti.

Jungkook al escucharla, levantó un poco la cabeza para mirarla.

—¿En serio quieres conocerme? —una pequeña sonrisa se dibujó en sus delgados labios, permitiendo que sus paletas resaltaran, lo que antes para ella era algo tierno.

—P-Para poder amarte como mereces, necesito saber más de ti, ¿no crees? —preguntó tímida, desviando la mirada.

—Tienes razón. Dime qué quieres saber de mí, y te contaré —asintió rápidamente.

—¿Cómo es tu relación con tu padre? Siempre me has hablado sólo de tu madre, pero de él jamás. ¿Están divorciados? —indagó curiosa, notando cómo se tensaba mientras sus facciones se endurecían—. L-Lo siento, no quería...

—No, está bien —la interrumpió asintiendo repetidamente—. Tienes razón. Necesitas conocerme como yo a ti.

—¿Me contarás?

—Desde que tengo memoria, recuerdo admirarlo —comenzó a contar—. Mi mamá se la pasaba trabajando en la peluquería como ahora, y él pasaba su tiempo en casa. Él se encargaba de mí, pero nunca me daba la atención que quería —confesó dolido—. Sólo se encerraba en su habitación, muchas veces siquiera me alimentaba, por lo que tenía que cuidarme yo mismo.

—¿Nunca le dijiste que querías su atención?

—Claro que lo hice, pero él no me dirigía la palabra. Simplemente, se marchaba a su habitación o al baño —respondió mientras parecía perderse en los recuerdos—. Nunca entendí porqué era así conmigo, creo que aún sigo sin entenderlo. Sólo sé que el dolor o el miedo parecía estar en él y no fue capaz de soportarlo. Recuerdo a mis diez años llegar del colegio, y lo primero que vi al entrar, fue a él colgado de las barandillas de las escaleras. Se quitó la vida, Sohye.

—Oh, lo siento demasiado...

—¿Sabes? —levantó la cabeza para mirarla—. Siempre sentí curiosidad por la carta que dejó, pero mi mamá nunca me permitió leerla.

—¿Por qué? —arrugó el ceño levemente.

—Quizás porque era demasiado pequeño, y temía que me afectara su suicidio —se encogio de hombros.

—Pero ya no eres pequeño.

—Se la pedí hace unos años, pero dijo que se perdió con la mudanza —hizo una mueca—. De todas maneras, me dijo que en la carta expresaba cuánto nos amaba, como también su deseo de no vivir más. Supongo que la depresión lo consumió.

—Jungkook...

—Por eso sólo tengo a mi madre.

Sohye no sabía qué decir al respecto, había quedado atónita con su historia, y la forma tan profunda en que le miraba sólo provocaba que quisiera huir en ese preciso momento.

—Gracias por interesarte en querer conocerme, en querer amarme —murmuró tomando su mano para entrelazar sus dedos, mientras ella luchaba con el impulso de apartarlo, hasta su respiración se volvió pesada—. No me rompas el corazón otra vez.

—N-No lo haré.

Jungkook la observó con una sonrisa que ella intentó devolvérsela, pero le salió más una torcida. El pelinegro la observaba con atención, llevando la mano a su mejilla mientras acercaba lentamente su rostro al de ella.
Sohye empuñaba las manos con fuerza, clavándose las uñas en las palmas al sentir cómo sus respiraciones se mezclaban y sus labios terminaban por juntarse.

El rechazo era demasiado grande, sentía como su estómago se revolvía cuando este pasó la lengua por sus labios pidiéndole acceso, el cuál terminó dándole sintiendo cómo su lengua se deslizaba sobre la suya.
Intentaba eliminar sus pensamientos hacia él, pero estaba costándole demasiado, más cuando este pasó su mano por debajo de su camiseta acariciando su cintura desnuda.

Quería apartarlo más que nunca, por lo que se sintió agradecida cuando este rompió el beso.

—¿Sohye...?

—¿Qué sucede? —preguntó abriendo los ojos, encontrándose con los suyos donde podía notar un brillo especial.

—Quiero que me hagas el amor con el mismo cariño que se lo hiciste esa noche a él —respondió sorprendiéndola.

—Jungkook...

—Ya no quiero desear ser él —confesó molesto, pero luego suspiró intentando mantener la calma—. Hazme el amor así. Hazme sentir amado por ti, Sohye.

La pelinegra estaba completamente sorprendida, intentando procesar sus palabras, pero este la colocó en un movimiento rápido a horcajadas sobre él. Sin más, juntó sus labios de una forma brusca, era demandante, por lo que ella intentaba corresponderle cerrando los ojos con fuerza, repitiéndose que era algo que debía hacer para ganarse su confianza.

Jungkook la besaba de manera profunda, succionando por un momento su lengua con los labios, demostrándole que la había estado deseando de gran manera.
Al sentir eso, no pudo evitar hacer un sonido involuntario con la garganta, y Jungkook sonrió por un momento al escucharla.

El pelinegro se quitó la chaqueta, tirándola a un lado, al igual que la camiseta, por lo que Sohye al observarlo, tragó en seco. Cerró los ojos nuevamente mientras este tomaba los bordes de su camiseta para empezar a quitársela, provocando que se estremeciera.
Ella por impulso intentó cubrirse los senos con las manos, pero él no se lo permitió. Quería verla, admirarla, porque aunque ya conocía su cuerpo desnudo, se sentía maravillado al ver sus pequeños, pero firmes senos.

Sus dedos fueron directos a los pezones de ella que al sentir el choque de ambas temperaturas, como llevaba uno a su boca, jugando con su lengua, detestó el hecho de que se sintiese agradable. Su mano de este amasaba con fuerza y firmeza los senos, permitiendo que sintiese la suavidad con la que era aplastado. Su lengua resbalosa y la manera en que lo mordía con suavidad, le provocaba escalofríos a la pelinegra.

Este volvió a juntar sus labios con rudeza, mordiendo su labio inferior por un momento, para luego introducir su lengua. Sohye se sentía paralizada por la manera en la que este actuaba, pues detestaba sentir placer por momentos, sólo quería poder marcharse, por lo que se recordaba constantemente todo lo que estaba haciéndole vivir.
Este bajó la mano que había estado jugando con sus pezones, pasándola por su abdomen hasta llegar a su entrepierna acariciándola por momentos.

Bajó sus besos por su cuello, succionándolo, clavando sus dientes, hasta que subió a su oreja.

—No sabes cuánto deseo estar dentro de ti —murmuró con voz ronca. Apartó la mano que estaba en su entrepierna, llevándola a su cintura como a la otra, sorprendiéndola al presionarse con fuerza, provocando que sintiese lo duro que estaba—. ¿Sientes cómo me tienes? ¿Lo sientes, Sohye?

Esta al volver a sentir como se presionaba, no pudo evitar jadear, llevando las manos a sus anchos hombros mientras asentía.

—S-Sí.

—Déjame estarlo. Déjame volver a sentirte, volver a ver cómo me tomas tan bien —pidió rogante, apretando su cintura a la vez que volvía a presionarse, soltando un gruñido.

Sohye cerraba los ojos, presionando los labios con la intención de callar lo que sentía, pero aún así asintió. Este no dudó un momento en volver a juntar sus labios, y de esa manera, entre besos y caricias obscenas fue deshaciéndose de la ropa de ambos, sin poder apartar la mirada del cuerpo de la fémina.

Sentía que con cada segundo su excitación aumentaba, por lo que al estar completamente desnudos, volvió a tomarla de la cintura acomodándola a horcajadas como antes. Tomó su miembro erecto que goteaba líquido pre seminal, para así dirigirlo a su entrada.

Sohye se negaba a mirarlo, sólo pensaba en el rechazo que debía generarle, pero que aún así debía complacerlo. Esperaba que se introdujera, pero en cambio, Jungkook empezó a frotar su clítoris y su entrada, provocando que jadeara sorprendida.

—¿Me deseas? Quiero escucharlo esta vez —dijo demandante.

Volvió a frotarse, pero esta vez presionando su entrada sin introducirse aunque sentía que no resistiría mucho. Un sonido involuntario escapó de su garganta, y sin poder resistirse más, movió sus caderas buscando más contacto, detestándose.

—¿Por qué no contestas? Estás deseándome como yo a ti, ¿verdad? —preguntó con una sonrisa, haciendo que lo mirara, notando como se resistía.

Estaba sorprendido por su resistencia, pero su miembro seguía allí, presionando su entrada y las caderas de ella se movían de manera involuntaria.

—Te deseo, Jungkook.

Este al ver la lujuria en sus orbes cafés, como también lo rogante que parecía porque la follara de una vez, comenzó a introducirse de manera lenta, observando atentamente como sus cejas se contrajeron, mientras un chillido escapaba de sus labios.

—¿Me deseas demasiado? —preguntó tomándola del cuello, pegando sus labios a su oreja mientras ella esperaba sentirlo por completo, pero este no lo permitía.

—S-Sí. Fóllame, por favor —pidió rogante con la respiración entrecortada.

Este quito su miembro frotándolo nuevamente por su feminidad, para luego introducirse por completo de forma brusca, arrebatándole todo el aire por un momento.

No pasó mucho cuando en aquella cabaña alejada, podía escucharse el sonido de sus pieles chocando mezclados con los escandalosos gemidos y gruñidos de ambos.
Sohye enterraba las uñas en los hombros de Jungkook, montándolo como este tanto había deseado e imaginado demasiadas veces. Cerraba los ojos con fuerza, gimiendo por lo alto, mientras sentía como el pelinegro enterraba los dedos en su trasero, ayudándola así con los movimientos. Se reprochaba por sentir tanto placer, por querer que este siguiese follándola de esa manera dura, por lo que tenía una lucha interna que no la dejaba disfrutar del todo del placer.

Jungkook la tomó del cuello, volviendo a besarla mientras la embestía fuerte y profundo. Sohye llevó los dedos a su cabello largo, negro y espeso que caía alrededor de su rostro, pegándose por el sudor.

—M-Más rápido.

—Me aprietas demasiado. Vas a hacerme acabar, carajo —confesó entre dientes.

Este en un rápido movimiento la colocó boca abajo, provocando que chillara de la sorpresa y con la brusquedad que la movió, más cuando sin previo aviso hundió nuevamente su miembro en ella. Sohye se aferró a las mantas, jadeando una y otra vez, sintiendo como los dedos de este se enterraban en su cadera haciéndole soltar un chillido de dolor y placer.

—Soy tuyo, completamente tuyo, Sohye —expresó lleno de lujuria, repartiendo besos en su espalda.

Sohye al escucharlo jadeó, sintiendo como seguía repartiendo besos en su espalda, mordiendo por momentos, mientras su pelvis chocaba contra su trasero con fuerza. Jungkook empujó su cabeza apretándola contra la almohada a la vez que gruñía.

Tan sólo bastaron unas pocas embestidas para que Sohye soltara un grito ahogado, y él sintiese como sus paredes los apretaban con fuerza, permitiéndole saber que había llegado al orgasmo.

—Voy a correrme. Déjame hacerlo en tu boca, por favor, Sohye.

Este quitó su miembro masturbándose, mientras ella con su rostro enrojecido y sudado, se sentaba con dificultad.

—Chúpalo, vamos.

Sohye decidió obedecer, tomándolo con una mano para así introducirlo a su boca, escuchándolo jadear cuando chocó contra su garganta.
Este llevó la mano a su cabeza, manejándola a su antojo, sin importarle sacarle arcadas, porque eso le provocaba más placer.

Sohye se sentía agotada y asqueada en ese momento, pero aún así sabia que debía complacerlo por lo que seguía con sus movimientos. Lo escuchaba gemir su nombre, observando cómo sus caderas se movían de lado a lado, explorando toda su boca.
Sentía que vomitaría en cualquier momento, pero no quería parar, por lo que intentaba aguantar sus movimientos bruscos.

Sus lágrimas empezaron a brotar mientras la saliva se esparcía y más arcadas aparecían, con este sosteniendo aún su cabeza follándole la boca. Hasta que él no lo soportó más, y Sohye sintió como su orgasmo llegaba a su boca violentamente, mientras su miembro bombeaba.
Jungkook gruñó por lo alto, aún moviendo la cabeza de ella, obligándola a tragar todo, aunque cuando liberó su cabeza y ella quitó su miembro, vio como escapaba un poco de aquel líquido blanquecino de sus labios.

Observó sus ojos enrojecidos, sus mejillas empapadas de lágrimas, su cabello revuelto, y para la sorpresa de ella, juntó sus labios saboreando su esencia.




















(...)












El pecho de Jungkook subía y bajaba mientras observaba por el espejo retrovisor de su coche, cómo iba formándose un hematoma en uno de sus ojos. Empuñaba sus manos con fuerza hasta que sus nudillos se volvían blancos, pero es que sentía su sangre hervir al recordar las palabras de aquel hombre.

«Ella volverá a mi lado en cualquier momento, porque sé que estoy muy cerca de encontrarla»

Aquellas palabras que escupió Seokjin luego de golpearlo, e hicieron que estuviese a nada de explotar si no fuese porque intervinieron rápidamente.
A Jungkook lo habían contratado para un evento que organizó un colegio, donde estuvieron también los padres de los niños, y para la mala suerte de Jungkook, uno de los padres presentes era Kim Seokjin.

El empresario no había dudado en acercarse apenas lo vio, desatando una discusión de su parte, pues como siempre el pelinegro se mantenía tranquilo, lo cual lo hacía enfurecer a Seokjin, y que sospechara más de él, por lo que terminó explotando.
Todos los presentes se asustaron al ver al fotógrafo en el suelo, y los niños gritaron asustados, por lo que los padres decidieron intervenir.

Jungkook se disculpó haciendo una reverencia, decidiendo que era el momento exacto para marcharse de allí, porque estaba seguro de que si se quedaba un segundo más, acabaría con él en ese mismo lugar.

«Sohye no puede volver a dejarme por él»

Pensaba, sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta y sus ojos ardían por las lágrimas retenidas. Temía que volviese a romper su corazón, porque estaba seguro de que si la encontraba, ella no dudaría ni un segundo en regresar a su lado.
Pues, el pelinegro pensaba que no importaba que le demostrara que su amor era mucho más grande, tampoco el hecho de que disfrutara de su sexo, ni todo lo que hacía por ella, porque siempre, pero siempre... sería él.

—No me dejarás por él. No otra vez, Sohye —habló entre dientes, abriendo el tablero del coche.

Al ver el arma la tomó tragando en seco, observándola atentamente, pensando si estaba haciendo realmente bien, pero su cabeza en ese momento era un jodido desastre porque creaba escenarios imaginarios dónde él terminaba con el corazón destrozado otra vez.
Eso no era nada justo pensaba, pues solamente él sabía lo grande que era su amor por ella. A veces, no podía dormir porque Sohye se instalaba en sus pensamientos sin dejarle lugar para nada más. No le importaba que el mundo se le viniese encima mientras la tuviera ella a su lado. Le dolía pensar que a Sohye le asustaba su manera de amarle, cuando sentía que el suyo al lado del amor que le tenía Seokjin, sí era leal y verdadero.

Lo enfurecía que el empresario siguiese queriendo intervenir, queriendo hacerlo a un lado cuando al fin estaba logrando que Sohye se fijase en él.
Era una verdadera molestia, era como si estuviese pinchándole buscando que perdiera la paciencia de una vez para ver de qué era capaz.

Jungkook se bajó del coche sintiendo cómo las gotas de lluvia caían sobre él, por lo que apresuró su paso para buscar la llave bajo la roca y entrar a la cabaña. Una vez que cerró la puerta tras su espalda, escuchó solamente el sonido de la lluvia.
Se preguntaba qué podría estar haciendo, pero luego volvió su mirada al arma sintiéndose estremecer.

Los pensamientos volvían a atacarlo, sus celos estaban allí, ahogándolo creando más escenarios imaginarios, pero luego recordaba la manera en la que disfrutó de su sexo, la manera en la que ahora le hablaba queriendo conocerlo, como si realmente deseara darle una oportunidad a su amor, como si realmente fuese capaz de amarlo.
El pensar eso provocó que suspirara dejando el arma bajo el cojín del sofá.

Al entrar a la habitación la vio descansando. Parecía estar agotada, por lo que decidió no despertarla y recostarse a su lado para verla dormir, lo cual le daba tranquilidad que necesitaba luego del día que había tenido.

Jungkook la observaba descansar, admirando cada centímetro de su rostro, sintiéndose algo triunfante al pensar que al fin era completamente suya, aunque no se sentía completamente feliz con eso.

Faltaba algo más. Ese algo que era demasiado importante para él.

Apartó el mechón que cubría un poco su rostro, para así acariciar su mejilla bajando a sus labios rosados y entreabiertos. No entendía qué era lo que le había hecho, pero todo de ella le fascinaba con gran locura, por lo que siguió su impulso juntando sus labios.

En ese momento, Sohye abrió los ojos, completamente desconcertada, y al verlo no pudo evitar sobresaltarse, separándose rápidamente. Su pecho subía y bajaba por el susto, mientras Jungkook la observaba con sus facciones endurecidas.

—Carajo, lo siento —dijo en voz baja, llevando la mano a su pecho, sintiendo como si su corazón estuviese por salirse en cualquier momento.

Jungkook seguía observándola de la misma manera, lo cual la hizo tensar porque no podía leer esos orbes oscuros intensos, pero le atemorizaba. Aún así, en su piel pálida resaltaba un hematoma en uno de sus ojos, lo que hizo que abriera los suyos a la par.

—Jungkook, ¿qué rayos te sucedió? —acunó su rostro sin apartar la mirada de aquella marca.

—¿Te preocupa? —preguntó observándola fijamente.

—C-Claro que sí. Dime qué te sucedió.

—No quiero hablar de eso.

—Pero...

Esta al ver su mirada de advertencia, decidió cerrar la boca mientras Jungkook relajaba sus facciones. Al seguir sintiendo el cálido tacto de ella, apoyó más su mejilla en una de sus manos, pero esta las apartó rápidamente al tensarse.

—Tengo hambre —decidió volver a hablar al notar cómo la tensión aparecía otra vez.

—Te traeré de comer —dijo levantándose.

—¡No! —este al escucharla, volteó a verla rápidamente, alzando una ceja—. Y-Yo... quiero comer contigo.

—¿Conmigo?

—Y no aquí en esta habitación. Estoy cansada de hacerlo aquí sola, y estar encerrada en estas cuatros paredes.

Jungkook observaba con atención cómo jugaba con sus manos pálidas, como su cabello caía oscuro caía por su camiseta blanca, como lo miraba nerviosa mordiendo ligeramente su labio inferior.

—¿Cómo sé que no intentarás algo? —inquirió desconfiado.

—Para que ésto funcione tenemos que confiar uno en el otro —respondió gateando hacia él, hasta quedar en frente y colocar las manos en sus hombros. Este seguía sorprendiéndose cuando ella era la que buscaba aquella cercanía, le hacía sentirse aún más encantado—. No haré nada para intentar escapar. Dije que quiero intentarlo contigo, ¿lo olvidas?

—No lo sé...—suspiró desviando la mirada, pero ella lo tomó del rostro para que la mirara.

—Quiero quedarme contigo. Confía en mí.

Sohye tomó una bocanada de aire y cerrando los ojos con fuerza, juntó sus labios en un beso que para su sorpresa, Jungkook acabó rompiendo.

—Está bien, pero te quedarás a mi lado en todo momento. Créeme que no te conviene intentar algo que no me guste —advirtió alzando una ceja, por lo que ella asintió tragando en seco.

El pelinegro se dirigió a la puerta para abrirla, siendo seguido por ella que al salir por primera vez de esa habitación comenzó a mirar a su alrededor. Allí se encontraba la cocina que era pequeña, pues también se encontraba una mesa con cuatro sillas y un sofá grande.
Jungkook se acercó a la cocina sin apartar la mirada de ella, que lo seguía nerviosa.

Este buscó lo necesario para cocinar, ella se encontraba en una esquina al lado de la cocina.
Cortaba las verduras, observándola por momentos mientras la fémina jugaba con sus manos, sintiéndose nerviosa, hasta que este se dirigió a la nevera.

La vista de Sohye se dirigió rápidamente al cuchillo, como también a él que se inclinaba a tomar algo. ¿Realmente era capaz de algo así? ¿Sería capaz de eso para lograr escapar?
Sentía sus latidos acelerarse al punto de que parecía que su corazón quería escapar de su pecho, su respiración se había vuelto pesada al imaginar todo lo que podría suceder.

Un carraspeó provocó que se sobresaltara y al quitar la mirada del cuchillo, se dio cuenta que Jungkook había vuelto a su lugar. Este la observó por unos segundos, hasta que decidió seguir cortando las verduras, logrando que ella se tensara y no pudiera dejar de pensar si se había dado cuenta de sus intenciones.

Pues, si eso sucedió, entonces, estaba completamente perdida.

Los minutos pasaron y ambos se encontraban sentados, comiendo. Sohye disfrutaba de la comida porque realmente tenía apetito, mientras que Jungkook parecía no tenerlo, ya que más que comer, estaba jugando.

—¿Quieres más? —preguntó este al verla acabar la sopa.

—¿Tú no tienes hambre? —observando su cuenco medio lleno.

—No.

—No vas a decirme quién te golpeó, ¿verdad?

—Tú sabes perfectamente quién fue —respondió apoyando los codos en la mesa mientras juntaba las manos.

—¿Qué?

—Piensa por un segundo.

Sohye tragó en seco porque en ese momento se sentía segura de que pudo haber sido Seokjin, y el sólo hecho de recordarlo, provocó que su corazón diese un vuelco.
Lo extrañaba demasiado, necesitaba volver a verlo, volver a estar en sus brazos y sentirse protegida. Y pensaba, si él había golpeado a Jungkook, ¿eso significaba que sospechaba de él?¿Eso significaba que estaba buscándola?

El tan sólo pensar en eso, le daba ilusiones de poder volver a recuperar su libertad, por lo que sentía su corazón brincar de felicidad.

—Pareces feliz —mencionó Jungkook, bajando los brazos para apoyarlos mientras alzaba una ceja.

Aquello llamó la atención de Sohye, la cual se tensó, pero aún así negó con la cabeza rápidamente.

—¿P-Por qué lo estaría?

—Porque eso para ti debe significar que él sigue esperándote, que te quiere arrebatar de mi lado.

—Jungkook...

—¿Quieres eso? ¿Quieres volver a su lado, Sohye? —interrogó endureciendo sus facciones.

—No. Claro que no —respondió tratando de sonar segura.

Jungkook lo notó. Notó que no lo decía en serio, por lo que con su mano empujó el cuenco de su sopa provocando que se estrellara contra el suelo y se escuchara un estruendo al romperse.
Sohye chilló asustada al saber lo que se vendría, por lo que quiso correr, pero este la alcanzó rápidamente tomándola del cuero cabelludo, haciéndola voltear a verlo para llevar la otra mano a su cuello.

—¡Odio que me mientan, y te atreves a hacerlo!

—S-Suéltame, por favor...—pidió sintiendo cómo se le dificultaba respirar.

Jungkook tenía su respiración pesada, sus ojos que reflejaban el peligro estaban fijos en los de ella que estaban cristalinos, mientras su rostro enrojecía e intentaba luchar para soltarse. Él al darse cuenta, la soltó provocando que se debilitara y casi cayera al suelo, pero la tomó de los brazos, apegándola a él.

—Te irías con él.

—J-Jungkook...

—¿Por qué no puedes amarme, Sohye? ¿Por qué no puedes amarme como a él? —preguntó dolido con un nudo en la garganta.

—Lo siento —bajó la cabeza mientras sollozaba.

—Nunca vas a poder amarme tanto como a él, ¿verdad?

Sohye levantó la mirada notando cómo las lágrimas caían por sus mejillas y su labio inferior temblaba.
Temía hablar y que eso le pusiera un fin a su vida, pero por cómo se encontraban sabía que no podría jamás contra él. Ya no iba a poder ganarse su confianza otra vez, y estaba la posibilidad de que Seokjin no la encontrara.

Ya no quería seguir atada a esa vida. A ese infierno al lado de un hombre que parecía haber perdido la cabeza.

—No.

Jungkook al escucharla, bajó la cabeza cerrando los ojos con fuerza mientras un sollozo débil escapaba de sus labios a la vez que la soltaba.

—Vete.

—¿Q-Qué? —preguntó atónita.

—Vete antes de que me arrepienta. ¡Vete! —ordenó haciéndola sobresaltar—. ¡Vete de una maldita vez, Sohye!

Ella sin dudarlo se dirigió a la puerta, abriéndola, provocando que tuviese que cubrir sus ojos con su brazo por la claridad.
Aún así, comenzó a bajar los escalones, parpadeando seguidamente hasta acostumbrarse, sintiendo como la lluvia empezaba a empaparla. Miraba los árboles que rodeaban la cabaña y se sentía completamente jodida.

No sabía dónde se encontraba, respiraba pesadamente y su corazón parecía estar a punto de salirse de su pecho. El recordar los gritos de Jungkook, provocaba que sintiese más desesperación, por lo que decidió correr sin más, escuchando las ramas trisarse bajo sus pies, pero el sonido de una puerta la hizo frenar.

Al voltear se encontró con Jungkook, el cual bajaba el primer escalón, observándola con sus facciones endurecidas, siendo mojado por la lluvia también. Ella negó con la cabeza con temor al pensar que debía haberse arrepentido de su decisión. Dio un paso tembloroso hacia atrás preparándose para correr, pero lo que jamás se esperó, fue que este sacara el brazo tras su espalda apuntándole con un arma.

—¡Jungkook, no! —gritó aterrorizada.

Este sin más disparó observando cómo ella se sobresaltaba y una mancha roja se esparcía por su camiseta blanca en la parte del abdomen. Ella lo observó por un momento mientras las lágrimas brotaban al sentir un intenso dolor, mientras caía al suelo de rodillas.

Sohye sentía como con cada segundo se le dificultaba más respirar, cayendo por completo al suelo.
Observó unas botas militares negras frente a ella, y por más que sentía el impulso de levantarse, su cuerpo estaba débil, al punto de no poder recibir sus indicaciones.

Al sentir cómo era tomada por él, quería gritar, pero sólo podía sentir el sabor a sangre mientras sus manos temblorosas intentaban separarlo y pequeños quejidos escapaban de sus labios.

—Si no soy yo, entonces, no puede serlo nadie más, Sohye —dijo con voz débil, acariciando su mejilla mientras las lágrimas brotaban—. Tan sólo tenías que amarme a mí. Solamente a mí.

Sohye sentía como sus lágrimas caían, aunque la lluvia estuviese empapándola. A pesar de que Jungkook la tenía en sus brazos, ella comenzó a aferrarse a sus recuerdos más felices.
A los momentos vividos junto a Hyelin, cuando salían de fiestas, cuando ella le contaba todo lo interesante que sucedía en la empresa. Los viajes junto a Seokjin, sus miradas, sus sonrisas, los besos, el amor que duró un abrir y cerrar de ojos.

Pero luego apareció su abuela, sus paseos por la playa cuando era pequeña, sus consejos, sus sonrisas. En ese momento el miedo desapareció, porque pensar en que volvería estar a su lado, le daba paz.
Estaba entregándose completamente, sabiendo que ya no seguiría viviendo ese infierno. Ya no habría más sufrimiento, ni desesperación.

—Lo siento tanto —dejó un casto beso en sus labios sin importarle mancharse los suyos. Pero al ver como cerraba los ojos dando un último suspiro, se sintió estremecer—. Oh, Dios, ¡lo siento tanto! —sollozó aferrándose a ella—. Lo siento. Lo siento, mi Sohye. Lo siento.

Este no podía creerse a lo que había llegado por su "amor". En ese momento deseaba poder atrasar el tiempo y hacerle caso a las palabras de su madre, pero el sólo hecho de recordar a Seokjin, había provocado que sus celos lo cegaran.

Lo odiaba por siempre haberse entrometido, por haberse ganado el amor de Sohye sin siquiera intentarlo, por haber conseguido todo lo que siempre quiso. Lo odiaba porque en todo momento deseó estar en su piel. Deseó ser él. Y pensaba que ahora había tenido que llegar a eso por su culpa, porque antes que verla nuevamente con él, prefería que estuviese muerta.
A Sohye la odiaba por jamás haber valorado nada de lo que había hecho por ella, la odiaba por haberle roto el corazón una y otra vez, por jamás haberle dado una verdadera oportunidad. La odiaba por jamás haberlo podido amar como a él.


¡Hola!

Luego de no sé cuánto tiempo pude traerles la tercera y la última parte de este shot. Lamento si se esperaban algo mejor, con otro final completamente diferente, la verdad es que fue lo único que llegó a mi cabeza.

Tardé demasiado en escribirlo por falta de inspiración, y creí que con las pocas ideas que tenía, sería bastante corto a compración de las otras dos partes, pero finalmente acabó teniendo casi 12k palabras JAJSKSK
Perdón por siempre hacerlos tan extensos.

En fin, espero que hayan disfrutado del three shot. Gracias por todo el apoyo que le dieron, ya pasó las 1,3k leídas y me pone muy feliz.

¡Les amo!

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