▶SEGUNDA PARTE

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ℍ𝕚𝕞

PARTE DOS

Sohye se encontraba en su escritorio, cubriéndose el rostro, tratando de olvidar todo lo sucedido aquellas semanas, pero sentía que era demasiado para ella, y no podía evitar necesitar los sabios consejos de su abuela, lo que provocaba que sintiese una punzada en su pecho.
Su celular vibró sobre el escritorio, logrando llamar su atención, y al ver que era un mensaje sobre Jungkook, suspiró frustrada.

Jungkook

¿Podrías contestarme?
En verdad, discúlpame por el beso.
Nunca quise incomodarte, lo hice sin pensar. Lo siento.
Por favor, hablemos.

Sohye al leer esos mensajes soltó el celular bruscamente y pasó las manos por su rostro, sintiéndose aún más frustrada. Jungkook en un principio se le hacía demasiado agradable, tenía ganas de conocerlo más, pero desde que la había besado se sentía realmente incomoda al pensar en él, por lo que no quería contestarle los mensajes, ni llamadas.
Simplemente, quería que hicieran como si no se conocieran. Volver a ser desconocidos, porque para ella fue muy fácil darse cuenta de su interés esa tarde en la playa, cuando sólo lo había visto como alguien con quien podría formar una gran amistad.

Al recibir un llamado de su Jefe, no pudo evitar tensarse. Sacudió la cabeza haciendo a un lado sus pensamientos respecto a Jungkook, lo cual logró con facilidad al ahora su cabeza ser invadida por Seokjin, por lo que se levantó acomodando su falda tubo negra, para comenzar a caminar hacia su oficina que estaba a unos pocos metros.

En cuanto tocó y escuchó un "pase" de su parte, obedeció rápidamente, sintiendo como los nervios se volvían parte de ella, aunque tratara de ignorarlos. Cerró la puerta a sus espaldas y observó como su cabello castaño oscuro caía por su frente, llevaba un traje azul, camisa celestes y una corbata blanca con líneas azules.
Detestaba que siempre se viera tan atractivo ante sus ojos, aún cuando se esforzaba por odiarlo por haberla ilusionado.

—¿En qué puedo ayudarle? —preguntó desviando la mirada, para seguir manteniéndose fuerte ante él.

—En nada. Si te pedí que vinieras es porque necesito hablar contigo de una vez.

—Oh, ¿ahora quieres explicarme? —cuestionó indignada—. Ya has armado la mentira perfecta para que te crea.

—No es así —suspiró levantándose—. Si no me atreví a hablar antes es porque me odio por lo que viste. No sé cómo mirarte sin sentir vergüenza por cómo te lastimé.

—Mejor cállate. No quiero escuchar más mentiras de tu parte —dijo con firmeza—. Nuestra relación ahora es sólo de trabajo, así que si no necesitas algo, voy a volver a mi lugar.

—Sohye...—este intentó acercarse mirándola angustiado, pero ella decidió salir.

No quería escucharlo. No quería saber qué tenía para decir porque temía terminar creyéndole, que se burlara otra vez de ella, y arruinar a la familia que tenía. Pues, ella acabaría culpándose, detestándose por haber provocado eso, así que prefería evitarlo.

Tomó asiento nuevamente, suspirando frustrada al pensar que la situación iba a sobrepasarla en cualquier momento, hasta que unos pasos llamaron su atención, y al voltear se encontró con su amiga Hyelin.
Desde que había entrado en la empresa a trabajar, tuvieron química al instante, y la pelirroja era la única amiga con la que podía hablar de lo que sentía sin vergüenza alguna.

—¿Ahora qué te hizo ese hijo de perra? —preguntó molesta.

Sohye la miró por un momento y negó con la cabeza, dándole a entender que no quería hablar de eso porque acabaría quebrándose otra vez.

—Lo mejor que puedes hacer es olvidarte de él de una vez —suspiró apoyando la mano en su hombro—. Además, a pesar de que tiene sus treinta ocho años, que está casado y con un hijo, no demuestra ser un hombre maduro emocionalmente como para haber hecho algo así —habló molesta—. Tú eres una mujer joven que se merece alguien mejor que esa mierda. Date la oportunidad de conocer a alguien más.

—Nadie me interesa —murmuró angustiada.

—Jungkook es un buen partido por lo que me has hablado...

—No —interrumpió rápidamente—. Cuando me besó no sentí absolutamente nada...

—¡Porque te has obsesionado con el idiota de nuestro Jefe! —exclama molesta—. En verdad, es hora de que te des la oportunidad de conocer a otro hombre. Y yo creo que Jungkook es un buen partido, que deberías darle la oportunidad. Ya basta de esperar a que Seokjin decida dejar a su esposa, porque eso jamás pasará y tú te quedaras sola por el resto de tu vida.

—No digas eso.

—Es la verdad. Llevas años esperando que algo suceda con él, y aunque sucedió, jugó con tus sentimientos, porque ya viste que es feliz junto a su esposa e hijo.

—A veces eres muy cruel, Hyelin —reprochó limpiándose las lágrimas.

—Sólo soy sincera, amiga. Estoy cansada de verte esperar por algo que no va a suceder, cuando eres una mujer aún joven, hermosa, y maravillosa —sonrió acariciando su cabello—. Mereces ser amada. Date la oportunidad, ¿sí?

Sohye comenzó a pensar en qué podría aconsejarle su abuela en ese momento, y tomó una bocanada de aire temblorosa, asintiendo no muy convencida al no sentirse preparada para dejar ir al hombre que había amado por tanto tiempo. Mientras que Hyelin la observaba con una sonrisa satisfecha al pensar que al fin ella lo dejaría ir, pues llevaba demasiado tiempo repitiéndoselo, pero la pelinegra siempre se había aferrado con fuerza a ese amor unilateral.
















(...)









Ya era de noche y Sohye caminó por el estacionamiento hasta su coche, deseando llegar a su departamento de una vez, siquiera pensaba en cenar, sólo quería darse una ducha y recostarse para descansar luego de un día agotador.
Pero aquella noche no parecía estar de su lado, porque al llevar unos minutos y estar cerca de su departamento, conducía más relajada hasta que una persona se colocó frente al coche, provocando que tuviese que frenar de repente y las llantas rechinaran, mientras ella chillaba por el susto.

Sentía su corazón latir con fuerza, se le dificultaba respirar, y estaba temblando, pero el hombre que tenía en frente que tenía uno de sus brazos en sus costillas, volteó a verla dejando de cubrirse con la otra mano el rostro por la luz, permitiendo que viese su rostro.
Sohye abrió los ojos a la par al notar que se trataba de Jungkook, que tenía su rostro golpeado, por lo que tragó con dificultad y se bajó del coche observando como este caía de rodillas al suelo, gimiendo de dolor.

—Jungkook, ¡¿estás bien?! ¡¿Qué te sucedió?! —preguntó preocupada acercándose, para luego colocarse en cuclillas—. ¡¿Estás bien?! —tomó su rostro entre sus manos, y este gimió de dolor, inclinándose hacia adelante—. ¡Por favor, dime algo!

—A-Ayúdame, por favor.

—Ven conmigo —tomó uno de sus brazos para pasarlo por sus hombros y así tratar de levantarse, pero este jadeó ahogado por el dolor—. Con cuidado. Vamos a mi coche.

Jungkook a pesar del dolor intentaba no apoyarse demasiado en ella, pues sabía que no podría con él, por lo que pequeños gemidos de dolor escapaban de sus labios, mientras Sohye caminaba hacia la puerta trasera, para que este pudiese subir.
Sohye estaba demasiado preocupada por él, por lo que aceleró para llegar más pronto a su departamento que agradecía que estuviese cerca. En cuanto llegó, aparcó en el estacionamiento y se bajó para ayudar al pelinegro, que pasó su brazo por sus hombros, tratando de apoyarse lo menos posible en ella por más que se le dificultara caminar.

Al entrar al edificio, Sohye agradecía que no hubiese nadie, por lo que se dirigieron rápidamente al elevador, y oprimió el botón tres.
Gruñidos y jadeos escapaban de los labios de Jungkook que intentaba mantenerse de pie con una de sus manos en sus costillas, pero sentía que cada segundo se le dificultaba más. Las puertas se abrieron y Sohye lo ayudó a caminar hacia la puerta, donde este tuvo que apoyarse en la pared, para que así ella pudiese sacar la llave de su bolso e introducirla en la cerradura para abrir.

—Ven conmigo —dijo acercándose para que volviera a pasar su brazo por sus hombros.

En cuanto entraron este miró a su alrededor y ella lo dejó en el sofá, donde tomó asiento gimiendo de dolor.

—Buscaré ropa para que puedas darte una ducha, ¿está bien?

—Pero...

—No te preocupes. Mi primo sabe dejar ropa porque suele quedarse algunas temporadas aquí.

—Oh, e-está bien.

Sohye se dirigió a su habitación y al armario para buscar la ropa que se dejó su primo la última vez, sintiéndose agradecida, ya que a Jungkook le serviría, a pesar de que su primo parecía ser más robusto.
Al encontrarla la dejó en el baño junto a una toalla, para luego volver a la sala y ayudar al pelinegro.

—Gracias, Sohye.

—Ya, está bien —dijo al llegar al baño—. Prepararé algo de comer, ¿te parece?

Este asintió tímido y ella le regaló una media sonrisa antes de salir del baño, cerrando la puerta a sus espaldas.
No entendía para nada qué pudo haberle sucedido y quería sacarse la duda, lo cual haría en cuanto saliese de bañarse. Necesitaba saber porqué parecía que lo habían golpeado tan brutalmente.

Al escuchar el agua de la ducha, decidió ponerse ropa cómoda que era una camiseta lisa blanca y un chándal negro, como también atar su cabello ondulado.
En cuanto estuvo lista se dirigió a la cocina, pensando qué podría cocinar para ambos, ya que antes de verlo había decidido no comer esa noche.

Al revisar lo que tenía para cocinar, decidió hacer Doenjang Jjigae, sólo esperaba haber aprendido bien de su abuela. Pues, era uno de sus platos favoritos que ella le preparaba y la había visto demasiadas veces prepararlo, tratando de así aprender, pero sentía que por más que lo había intentado muchas veces, nunca tenía ese mismo sabor.

Mientras controlaba tranquilamente la comida, escuchó unos pasos que llamaron su atención. Al levantar la mirada se encontró con Jungkook que llevaba la camiseta negra que le quedaba holgada y el pantalón de algodón gris. Llevaba su cabello húmedo que empezaba a rizarse, y ahora los golpes en su rostro resaltaban más. 

—Oh, toma asiento. Ahora nos sirvo.

—Está bien.

Jungkook corrió la silla para sentarse y gimió de dolor llevando la mano a sus costillas. Sohye estaba atenta a él, aún pensando qué pudo haberle pasado.
Tomó dos cuencos para servir y caminar hacia la isla, donde había tomado asiento en un taburete, por lo que tomó asiento frente a él.

—Aquí tienes.

—Gracias.

Sohye observaba con atención como este empezó a comer, pareciendo que estaba disfrutando del sabor, pero no podía dejar de ver el corte en su ceja, su ojo donde se estaba formando un hematoma y estaba algo cerrado, su pómulo con una herida y su labio roto que provocaba que hiciera algunas muecas al comer.

—¿Qué te sucedió, Jungkook? —preguntó de repente, llamando por completo su atención, y decidió también probar su comida.

—Estuve en un mal lugar y no dudaron en asaltarme. Me robaron la cámara y mis demás pertenencias —explicó frustrado—. Al principio me resistí e intenté defenderme, pero eran dos hombres. Fue estúpido querer enfrentarlos.

—Oh, lo lamento. Espero que puedas recuperar tus pertenencias, o al menos poder comprarlas pronto —hizo una mueca.

—Lo bueno es que llevo tiempo ahorrando porque me ha estado yendo muy bien, y quería comprarme una cámara aún mejor —mencionó sonriendo a medias.

—Ya no andes solo por ahí, porque podría repetirse.

—Lo sé, fue un gran descuido de mi parte.

Jungkook suspiró y siguió comiendo, haciendo unas muecas de molestas por la herida en su labio.

—Debería desinfectarte esas heridas, ¿no crees?

—No, estoy bien. No te preocupes.

—Lo haré —sonrió levantándose, mientras este la miraba sorprendido.

Sohye se dirigió al baño para buscar el botiquín de primeros auxilios y le indicó que se sentara en el sofá, al cual se dirigió con algo de dificultad.
Tomó asiento observando como ella estaba lista con el algodón en su mano.

—Tranquilo. No te va a doler.

—Eso espero.

Sohye se colocó frente a él, sintiendo su intensa mirada que decidió ignorar para no ponerse más nerviosa por la cercanía. Tomó su mentón y empezó a pasar cuidadosamente el algodón por la herida en su ceja, escuchándolo reprimir un gemido de dolor, por lo que sopló la herida para ayudarlo de alguna forma.

—Lo siento. Mentí un poco quizás —soltó una risilla.

—Gracias, Sohye —murmuró tímido.

—¿Por qué?

—Por ayudarme a pesar de que lo menos quieres es volver a verme —explicó observándola, mientras ella desinfectaba la herida en su labio inferior, lo que le hizo gruñir al sentir como aplicó fuerza de más.

—Lo siento.

—Nunca fue mi intención incomodarte, Sohye.

—Ya, olvídalo...

Jungkook la tomó de la muñeca, sorprendiéndola, haciendo que sus miradas se conectaran. La fémina en ese momento sentía los nervios a flor de piel, pues sus rostros estaban demasiado cerca, y este lograba intimidarla con la intensidad de su mirada que le permitía saber lo que estaba deseando.
Podía escuchar las palabras de su amiga repetirse en su cabeza, lo que la hacía querer huir, pero a la misma vez se decía que quizás ella tenía razón, y era un buen momento para dejar ir a Seokjin de una vez.

—Desde que tu abuela me hablaba sobre ti, llamaste mi atención, pero al conocernos y hablar cada vez más, empezaste a gustarme, Sohye —confesó admirando cada centímetro de su rostro—. Y sé que estás enamorada de tu Jefe, pero sólo te pido una oportunidad para poder hacerte sentir lo que yo. Si luego de eso no sucede, prometo dejarte ir sin molestarme.

Aquello provocó que su corazón se encogiera, más al ver sus orbes rogantes, y lo nervioso que parecía con su silencio esperando alguna respuesta.
Estaba realmente nerviosa también, pensando en qué sería lo correcto, recordando las palabras de su mejor amiga, la manera en la que Seokjin jugó con su corazón. Hasta que sin soportarlo más, juntó sus labios, escuchando un gruñido de su parte por la herida en su labio inferior, pero aún así, por más que estaba sorprendido, llevó las manos a su cintura, correspondiéndole.

La apegó más a él haciendo que se sentara en sus piernas mientras profundizaba el beso, sintiendo como deslizaba su lengua sobre la suya, luchando por el dominio. Sohye pasó uno de sus brazos por sus anchos hombros, mientras con la otra mano se aferraba a las hebras de su cabello.

No podía negar que aquel beso, sentir como la apegaba a él, provocaba que se estremeciera y quisiera más, pero no podía dejar de pensar en Seokjin.
En que era a él a quien realmente deseaba estar besando, que era sus besos enriquecedores los que quería sentir, que era sus caricias las que quería sentir.

Aún así este empezó a recostarla sobre el sofá y ella no se negó, al contrario abrió sus piernas para que este pudiese acomodarse entre medio.
Jungkook tomó los bordes de su camiseta para quitarla y al verla con sus labios hinchados, enrojecidos por el beso, el sostén negro, mordió su labio inferior. Esta sintió sus mejillas enrojecer al ver la lujuria en sus orbes oscuros, por lo que lo tomó de la nuca para volver a unir sus labios.

—Eres tan hermosa —murmuró sobre sus labios y ella le quitó la camiseta admirando sus pectorales, sus abdominales algo marcados, por lo que pasó su mano mientras este sonreía arrogante. Aún así, volvió a besarla de manera profunda y apasionada, haciéndola gemir—. Me encantas tanto.

Bajó sus besos por su cuello, por su pecho, llegando en medio de sus senos, mientras seguía haciéndole halagos y ella jadeaba. Bajó sus húmedos besos por su abdomen, hasta llegar a su pantalón donde tomó los bordes para empezar a bajarlo.
Jungkook al verla con su ropa interior oscura, la observó deseoso, sintiéndose orgulloso de que ella haya aceptado darle la oportunidad, porque desde que la había visto por una fotografía que le pareció realmente hermosa. Ahora tenerla para él se le hacía sumamente sorprendente, porque no se creyó capaz de conseguirlo, pero finalmente lo había hecho.

Estaba maravillado con su cuerpo, con ella. Sentía que estaba enfermo de lujuria que crecía con cada segundo.
Jungkook volvió a besar su abdomen, acariciando su cintura hasta llegar a los bordes de sus bragas, ella levantó las caderas creyendo que las bajaría, pero este la sorprendió enterrando su rostro entre sus piernas, aún con estas puestas.
Al sentirlas algo húmedas sonrió por un momento, para luego pasar la lengua sobre la fina tela, lamiendo, sintiendo cómo se tensaba. Estaba disfrutando de sentir su sabor, por lo que succionó con fuerza para así tener tanto como fuese posible.

Sohye gimió y sin poder evitarlo más siguió su impulso de llevar una de sus manos al cabello largo de este. Estaba realmente sorprendida, y algo dentro de ella le decía que no siguiera, pero estaba dejándose llevar por el placer que le provocaba este con su lengua. La movía con maestría aún por encima de la tela, sobre su clítoris.
La fémina comenzó a mover sus caderas, siguiendo sus movimientos, sintiendo cómo sus bragas se humedecían más por su saliva, mientras ella llevaba la otra mano libre a su seno.

Jungkook al verla de esa manera gruñó y volvió a subir, para juntar sus labios siendo rápidamente correspondido. Ella saboreaba su propio sabor, y este desprendía su sostén con una mano con agilidad.

—Me fascinas —murmuró dejando otro beso sobre sus labios.

Este al verla sin sostén, se inclinó hacia ella, haciéndola arquear al sentir sus labios sobre uno de sus senos, mientras con la otra mano amasaba el otro.
Sohye llevó nuevamente la mano a su cabello, jadeando al sentir cómo con sus dedos apretaba uno de sus pezones, y con su boca succionaba y chupaba el otro.

Él bajó su otra a sus bragas, introduciéndola, sintiéndola más húmeda que antes, por lo que ella gimió. Este sin previo aviso, introdujo dos dedos con facilidad por la lubricación a la vez que observaba su rostro.
Sohye tenía sus labios entreabiertos y lo tomó del rostro, acercándolo a ella para volver a besarlo.

Lo tomaba con fuerza disfrutando de cómo sus dedos salían y volvían a entrar ligeramente curveados. No sabía si era la manera en que la observaba lleno de lujuria, la maestría con la que la tocaba, o porque hacía demasiado que no tenía un momento así, pero sentía que iba a correrse en cualquier momento.

—Muero por estar dentro de ti —confesó en su oído a la vez que sacaba sus dedos.

Sohye cerró los ojos con fuerza y un gemido escapó de sus labios al sentir como añadía un tercer dedo. Los mantenía adentro mientras movía su mano hacia los lados, rozando así su clítoris con la palma, haciéndola arquear su cadera.

—Dime que quieres sentirme, por favor —pidió rozando con su nariz el lóbulo de su oreja, para luego morderlo haciéndola jadear—. Dime que mueres por sentirme.

Sohye al escucharlo abrió los ojos, detestando pensar en que estaba realmente con Jungkook, y no con Seokjin como imaginaba cuando cerraba los ojos, para así seguir dejándose llevar.

—Dímelo...

Sohye no lo hizo, al contrario llevó las manos a los bordee sus pantalones y bóxers, para así bajarlos, observando como básicamente su miembro saltaba. Podía ver como su punta rosada se encontraba brillosa por el líquido pre seminal.
Jungkook terminó de quitarse la ropa y le quitó las bragas humedecidas, para volver a colocarse sobre ella. Y así, la penetró con un movimiento seco, sintiéndose completamente extasiado.

Sohye al sentirlo llenarla soltó un grito ahogado, mientras se aferraba a sus anchos hombros, cerrando los ojos con fuerza por las estocadas duras y rápidas. En aquel living podía escucharse el golpe obsceno de sus pieles al chocar, los quejidos descontrolados de Sohye, y los gruñidos de Jungkook, que escondía su rostro en el cuello de ella.

El pelinegro acariciaba sus muslos y piernas con cada movimiento, observaba cómo ella no era capaz de mantener la boca cerrada, cómo su rostro se contraía por el placer y cerraba los ojos con fuerza. Quería asegurarse de que fuese real, que realmente estuviese follándola de aquella manera, y bajó la mirada.

—Me tomas tan bien. Me vuelves loco.

Sohye al escucharlo abrió los ojos, porque estaba completamente desconcertada, hasta que se dio cuenta lo que estaba mirando, lo cual la hizo enrojecer. Jungkook observaba con una sonrisa enferma de lujuria la forma en la que su miembro entraba y salía ahora de manera lenta.
Su interior se apretó al verlo así y más cuando sus orbes se encontraron, pero este volvió a bajar la vista, mordiendo su labio inferior mientras gemía, disfrutando de como sus paredes de por sí estrechas, lo succionaban prácticamente aún más dentro de ella, como si quisieran mantenerlo ahí, llenándola.

Sohye inclinó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, volviendo a perderse en su imaginación. Mientras Jungkook sentía como con cada estocada su interior se contraía, y su miembro desaparecía por completo dentro de ella, hasta que su pelvis chocaba provocando un sonido duro por el choque de sus pieles.

Jungkook levantó la mirada, detestando el hecho de que no lo mirara, aunque quería concentrarse en que disfrutara, por lo que empezó a follarla más duro llevando la mano a su clítoris.
Sohye se aferró a su espalda, sintiendo como su cuerpo empezaba a temblar y una gran ola de calor se instalaba en su vientre, hasta que se corrió sobre su miembro, soltando un grito ahogado, a la vez que rasguñaba su espalda haciéndole gruñir.

Este siguió sobre estimulándola mientras sus movimientos se volvían más rápido y duros, hasta que con rapidez saca su miembro corriéndose sobre su vientre, lo cual hizo que ella jadeara por la sorpresa de sentir aquel líquido tibio caer.
Jungkook gimió tembloroso, cerrando los ojos con fuerza a la vez que se aferra al sofá, hasta que abrió los ojos mientras trataba de recuperar el aliento.

—Oh, mierda, deja que te limpie —habló con la intención de levantarse, pero ella se lo impidió.

—Olvídalo. Me iré a dar una ducha.

Esta se levantó dejándolo completamente sorprendido y desconcertado por su reacción, mientras ella se alejaba rápidamente, sin ser capaz de mirarlo.

















(...)

















—Quizás podríamos irnos a Daegu. Tengo un amigo allí y me gustaría que lo conocieras —comentó emocionado, Jungkook.

Este se encontraba conduciendo, llevando a la Empresa a Sohye, sin notar que ella no estaba prestándole atención para nada por estar perdida en sus pensamientos, sintiendo cómo la ansiedad parecía consumirla cada día más.

Ya había pasado varios días desde que siguió el consejo de su mejor amiga, la cual estaba orgullosa de ella por haber decidido sacar de su vida a Seokjin.
Intentaba poder sentir algo por Jungkook, pero cada día se le hacía más y más incómodo sobrellevar la situación, mientras que este parecía sentir más porque lo demostraba con su intensidad. Quería hacer todo junto a ella con la intención de ayudarla, pero no se daba cuenta de que eso provocaba que quisiera alejarse y acabar con lo que tenían, aunque su intención no era lastimarlo, por lo que seguía intentándolo.

—¿Qué dices? —preguntó con una sonrisa y girando la cabeza para verla, pero al notar que observaba por la ventanilla jugando con las manos, llevó la mano a las suyas, llamando su atención—. ¿Estás bien?

—Lo siento. ¿Qué decías? —sacudió la cabeza para volver a la realidad.

—Hey, ¿qué sucede?

—N-Nada.

—No me mientas, ¿sí? —la miró por un momento—. Dime qué sucede.

—No sé cómo seguir ésto...

—Hey, no. Tranquila —la interrumpió apretando el agarre por un momento—. Vamos lento.

—Pero no siento lo que tú...

—Apenas llevamos unos días. Es normal, preciosa —le regaló una sonrisa tranquilizadora.

—Pero, ¿y si no lo siento? ¿Y si no funciona? —preguntó preocupada.

—No tienes que presionarte, así no funciona —habló tranquilamente—. Los sentimientos llevan su tiempo, por eso vamos tranquilos.

Jungkook la observó con una sonrisa, provocando las arruguitas a los costados de sus orbes oscuros que siempre la admiraban.
Detestaba que siempre se mostrara tan comprensivo, que siempre quisiera entenderla, hacerla sentir bien, porque la hacía detestarse más por no poder corresponderle de la misma manera, por sentirse tan incomoda cuando este estaba cerca de ella, por no tolerar cuando la tocaba.

¿Si era un buen hombre por qué no podía corresponderle? ¿Por qué no se sentía bien a su lado?

—Pero...

—Va a funcionar, tranquila —aseguró riendo un poco.

Tomó su mano para dejarle un beso sobre el dorso, lo que hizo que ella se tensara y apartara la mano, provocando que este borrara la sonrisa de su rostro, concentrándose con seriedad en el camino. Ella al notarlo desvió la mirada, abrazándose a sí misma, intentando no pensar en lo que acababa de hacer porque había sido inconscientemente, sin pensar en sus sentimientos, y ahora se detestaba mucho más.

Al llegar Sohye se bajó rápidamente luego de decir un "adiós", ya que no había soportado más la tensión. No le gustaba que este quisiera llevarla a todos lados, que no le diese su espacio muchas veces porque parecía querer estar todo el tiempo con ella, la cual estaba acostumbrada a pasarse la mayoría del tiempo sola cuando no estaba en el trabajo.
Adoraba tener tiempo para ella, pero ahora que había decidido intentarlo con él, sentía que estaba invadiéndola. Por más que intentaba negarse a que la llevara a su trabajo, este parecía no entenderlo, y creer que funcionaría para que ella gustara de él, pero eso no parecía estar pasando para nada.

Al escuchar la puerta, volteó desconcertada observando como este se bajaba y se acercaba con una sonrisa, lo que le hizo cerrar los ojos frustrada por un momento, sin notar que a unos metros, en la puerta de la Empresa, se encontraba Seokjin junto a Namjoon, observándolos.

—No te despediste como corresponde, preciosa —dijo quedando frente a ella, para luego envolverla en sus brazos sorpresivamente.

Sohye abrió los ojos a la par, sin saber qué decir o hacer, sintiendo como el aroma de su colonia la envolvía. Cerró los ojos con fuerza, intentando permitirse sentir algo al respecto, pero sus abrazos la hacían sentirse más sola aún, y cuestionarse lo que estaba haciendo.

No lo toleraba para nada. No le gustaba sentir que estaba jugando con él y sus sentimientos, como hizo Seokjin con ella, porque estaba mostrándose como un buen hombre, por lo que sin soportarlo más, lo empujó.
Este la observó dolido por su reacción, pero al levantar la vista y encontrarse con los ojos almendrados del Jefe de ella, endureció sus facciones, para luego volver la vista a Sohye que desvió su mirada. Detestaba pensar que a su Jefe lo miraba con ojos de amor, a pesar que la había lastimado, mientras a él sólo parecía utilizarlo sin importarle en absoluto su corazón.

No le gustaba para nada que estuviese rompiendo su corazón, como nunca se lo rompió, ni se lo rompería a él, porque le hacía desear llevar la piel de Kim Seokjin.
Lo envidiaba como nunca creyó que podría pasar alguna vez. Deseaba más que nada poder ser él para tener la suerte de enloquecer a Sohye, así como se sentía él por ella.

—Lo siento, no puedo —dijo en un murmuro casi inaudible, antes de retomar el camino hacia la empresa, dejándolo desconcertado siendo envuelto por la soledad.

















(...)














Sohye se pasó el día estresada, sin poder dejar de pensar sobre sus sentimientos, agotada por el hecho de que Seokjin siguiese ocupando su corazón, y no pudiese darse la oportunidad de intentar conocer a alguien más.
Durante su almuerzo recibió reproches por parte de Hyelin por su forma de actuar con Jungkook, pero sentía que nadie podía entenderla.

Era en vano intentar convencer a su corazón sobre que debía dejar ir a Seokjin, porque parecía aferrarse con más fuerza, ya que cuando lo veía este se agitaba como si nunca lo hubiese lastimado. Así que ya no insistiría en decirle que lo soltara, ya no insistiría en reemplazarlo, porque sabía que jamás funcionaría.

Al ver el reloj marcar las 10PM, se levantó suspirando mientras tomaba su bolso, hasta que vio la puerta de en frente abrirse. Seokjin llevaba un traje gris, camisa blanca y corbata negra.
Su cabello estaba echado hacia atrás y llevaba el maletín en su mano a la vez que con la otra cerraba la puerta tras su espalda.
En ese momento sintió su corazón agitarse, pero tragó con dificultad, pensando en que debía bajar porque seguramente Jungkook estaba esperándola, lo cual confirmó al sentir su celular vibrar en su mano.

—Buenas noches —dijo antes de voltear para comenzar a caminar.

—Espera, Sohye.

Al escucharlo cerró los ojos por un momento y volteó a verlo.

—Necesito hablar contigo.

—Mi novio está esperándome.

—Me importa una mierda él —espetó sorprendiéndola, pero tomó una bocanada de aire tratando de mantener la calma, y se acercó a ella—. Sólo... permíteme que hablemos. Si luego de lo que te diga, sigues sin querer saber de mí de esta manera, lo aceptaré. Pero, por favor, escúchame.

Sohye intentaba ser fuerte, pero al ver sus ojos almendrados rogantes, sentía cómo volvía a caer.

—Está bien.

—Entonces, escríbele, porque te irás conmigo.

La fémina tragó en seco y desbloqueó su celular, encontrándose con su mensaje de texto como había pensado.

Jungkook

Estoy esperándote, preciosa.

Me quedaré hasta tarde.
Lo siento.

Sin más, volvió a bloquear el celular, para luego seguir a Seokjin, el cual se dirigía hacia el elevador.
Estar en ese pequeño espacio con él era realmente incómodo porque la tensión parecía crecer con cada segundo, y los dos eran capaces de sentirla, aunque preferían hacer como si nada, ya que todo estaba tenso entre ambos.

Al bajar al estacionamiento vieron que estaba vacío a excepción por el coche de Seokjin, ya que los demás ya se habían marchado. Se subieron al coche y Seokjin encendió el motor, para luego poner la marcha y salir de allí.
Sohye odiaba sentir aquella tensión, odiaba que ninguno pudiese ser capaz de hablar para que desapareciera, por lo que la alivió fue que durante el camino decidió encender la radio.

Pasaron unos pocos minutos donde ella trató de concentrarse en la música que pasaban, hasta que vio que estacionó frente a una casa blanca que se veía algo pequeña, pero costosa.

—¿Qué hacemos aquí? —inquirió arrugando la frente.

—Es donde ahora estoy viviendo.

—¿Qué? —preguntó asombrada.

—Bajemos así hablamos.

Este no le permitió volver a hablar porque bajó, por lo que ella no dudó en seguirlo rápidamente. Una vez dentro, comenzó a admirar aquella casa, mientras que Seokjin se quitaba la chaqueta y se dirigía a la cocina.

—Toma asiento, voy a traernos algo para beber —informó doblando las mangas de su camisa hasta sus antebrazos.

Asintió sin que este la vea y comenzó a observar por la ventana por un rato, antes de dirigirse al sofá negro, para tomar asiento. Se sentía realmente incómoda allí, pero necesitaba escuchar lo que tenía para decir, más ahora que sabía que estaba viviendo allí, lo cual no sabía si creerle.

Al escuchar unos pasos, volteó encontrándose con él que llevaba una copa de vino en las manos, lo cual aceptó mientras este tomaba asiento a su lado y le daba un sorbo a la suya.

—Bien, habla. Si estoy aquí es porque dije que iba a escucharte.

—Ya, está bien —suspiró pasando los dedos por las hebras de su cabello desacomodándolo un poco, mientras ella le daba un sorbo al vino—. Le pedí el divorcio como te dije que haría.

—¿Por qué lo harías? —cuestionó desconcertada.

—No la amo, Sohye. Hace mucho tiempo dejé de hacerlo, y fui un idiota por no habérselo pedido antes, es sólo que... estaba acostumbrado a ella y temía lo que pudiera suceder —explicó frustrado—. Temía que se atreviera a querer poner nuestro hijo en mi contra. Tú sabes cuánto lo amo, y que lo menos que quiero es lastimarlo. Por él me aferré mucho tiempo a nuestro matrimonio, pero ya... ya no puedo seguir haciéndolo, menos cuando mis sentimientos por ti están tan intensos.

—Seokjin...

—Sé que fui un idiota contigo. Sé que piensas que todo lo que te digo es mentira, pero ¿acaso el hecho de que esté viviendo aquí no significa algo? —preguntó mirando a su alrededor—. Sí, antes no me atrevía a pedírselo por miedo, pero hace unos días tomé el valor y realmente fue una mierda, pero vamos a divorciarnos, Sohye. Voy a ser un hombre libre, y quiero intentarlo contigo. Realmente me tienes encantado. No sé qué Diablos me has hecho, pero no puedo parar de pensar en ti.

—P-Pero...

—No me hagas a un lado en este momento que podría ser el nuestro, por favor —pidió llevando la mano a su mejilla—. Vivamos la historia que ambos deseamos.

Sohye no lo soportó más y juntó sus labios, respondiéndole de esa manera a lo que él le pedía. Seokjin dejó su copa en la mesa pequeña de al frente sin romper aquel beso.
Llevó las manos a la cintura de ella para apegarla más a él, mientras sentía como sus lenguas luchaban por el dominio.

La fémina se colocó sobre él desajustando su corbata hasta tirarla a un costado de donde ellos se encontraban, para luego empezar a desabrochar su camisa con sus torpes dedos. Seokjin llevó las manos a su trasero presionándola contra él, haciéndola gemir y más al morder su labio inferior.

—¿Ésto es un sí? —preguntó sobre sus labios con la respiración pesada.

—¿En verdad tengo que responder?

Volvió a presionarse contra él sacándole un gruñido, y este sonrió, para luego volver a besarla de manera más apasionada mientras desabrochaba su camisa. Parecía querer devorarla, y eso a Sohye le fascinaba, porque sentían el mismo deseo el uno por el otro.
Una vez la tiró a un lado, comenzó a acariciar su cuerpo sintiéndose encantado con ella, y fascinado por como parecía estremecerse con sus caricias. Llevó sus manos a los muslos de ellas, subiendo su falda  hasta llegar a sus bragas blancas, acariciando, y al sentirlas húmedas, sonrió conectando sus miradas.

—¿Tan rápido estás lista para que te folle, cariño? —preguntó rozando sus narices, pasando los dedos por sus bragas.

—Seokjin...

Este presionó su mano contra su feminidad, haciéndola gemir, y más cuando empezó a mover su mano por encima de sus bragas estimulándola.

—¿Qué quieres? —preguntó juguetonamente, presionándose para que pudiera sentir su erección.

—Necesito sentirte —expresó rogante.

—¿Lo necesitas tanto?

—S-Sí, por favor...

—Voy a hacerte un favor porque sé que estás muy necesitada.

Este llevó los dedos a su boca, introduciéndolos para comenzar a pasar la lengua por estos, escuchando a la fémina jadear. Al creer que ya estaban lo suficientemente lubricados, hizo a un lado sus bragas, para luego introducir aquellos dos dedos, curvándolos desde el primer momento. Estaba enfocado en encontrar su punto sensible, mientras ella gemía al sentir como empezaba a follarla con los dedos.

Seokjin la observaba con intensidad con sus labios entreabiertos y arrugando levemente la frente, mientras ella gemía aferrándose a sus anchos hombros, sin poder evitar moverse al compás de sus dedos. Se sentía realmente cerca, hasta que este apartó la mano, sorprendiéndola y más cuando la hizo a un lado.

—Te follaré como tanto deseas —declaró desabrochándose el pantalón, mientras se levantaba para buscar un condón.

Sohye en ese momento comenzó a quitarse la falda junto a las bragas, para luego desabrocharse el sostén, sintiendo un cosquilleo en su vientre el pensar que realmente pasaría.

Sentía una intensa mirada, por lo que empezó a mirar a su alrededor, más que nada a la ventana que tenía en frente, ya que era grande, pero al escuchar unos pasos volteó a ver a Seokjin que se acercaba con el condón ya colocado.

Este tomó asiento nuevamente en el sofá, por lo que Sohye olvidándose por completo de lo que pensaba los últimos segundos, volvió a colocarse a horcajadas. Seokjin tomó su miembro, comenzando a moverlo su feminidad sin introducirse, simplemente moviendo  sus caderas, asegurándose de rozar su clítoris. Y justo cuando ella pensaba reprochar por la tortura que le parecía, este se introdujo sin aviso alguno, quitándole el aliento por unos segundos.

Un grito ahogado escapó de sus labios al sentir como la llenaba, pero terminaron siendo gemidos cuando este empezó a moverse. Seokjin mantenía sus movimientos regulados, ocupándose de llegar profundo en ella mientras acariciaba su cintura, hasta subir a sus senos, apretando un pezón y llevando el otro a su boca con algo de dificultad a causa de las embestidas, por lo que ella se aferraba a su cabello.

Su nombre escapaba de los labios de Sohye como un mantra con cada una de sus embestidas que la hacían sentirse llena, sus caricias ardientes que la enloquecían y el hecho de sentirse vigilada, la excitaba aún más.
Podía escuchar la respiración pesada de él, como algunos gruñidos, y el sonido obsceno que hacían sus testículos al chocar contra su trasero en cada embestida.

Este aumentó sus movimientos al verla disfrutar, como se acariciaba ella misma los senos y los amasaba mientras lo montaba, hasta que un grito ahogado escapó de sus labios diciendo su nombre. Al sentir cómo apretaba su miembro se sentía más cerca del orgasmo, por lo le dio un azote ordenándole que no se detuviera por más que haya alcanzado el orgasmo y estuviese agotada.

Luego de unas cuantas embestidas, este terminó corriéndose dentro del condón y ella jadeó al sentirlo, apoyando la cabeza en su hombro, sin importarle que ambos estuviesen sudados.

—Me encantas, Sohye —confesó dejando un beso en su mejilla y ella sonrió, para luego juntar sus labios.

—Mi corazón te pertenece. Siempre lo ha hecho, Jin —aseguró juntando sus labios.

—Esta vez no te decepcionaré. Lo prometo —murmuró con suavidad, acariciando su mejilla—. Sólo quiero estar contigo.

—Ya lo estamos —recalcó con una sonrisa antes de juntar sus labios.


















(...)

















Sohye había dormido junto a Seokjin, y al despertar, verlo de espaldas, sintió que estaba soñando. Más cuando este volteó para volver a abrazarla e hicieron el amor, lo cual provocó que ella comenzara a sentir culpa al recordar que no había terminado como merecía con Jungkook.
Pues, él seguía pensando que estaban juntos, por lo que necesitaba darle un fin que este pudiese comprender.

Decidió ir a su departamento, darse una ducha y desayunar antes de visitarlo ese domingo. No le había contestado sus llamadas, ni mensajes de la noche anterior, como tampoco de aquella mañana, porque no se sentía capaz de hablarle como si no se hubiese entregado a Seokjin sin pensar en lo absoluto en él.

Una vez que se duchó y desayunó, se preparó mentalmente para lo que se vendría, tratando de buscar las palabras correctas para no lastimarlo demasiado, pues, sabía que era imposible que no lo hiciera cuando le había sido infiel.
Comenzó a conducir escuchando música, tratando de distraerse, aunque en su cabeza se repetía una y otra vez lo que había hecho con Seokjin, provocando que se estremeciera y sintiese algo de culpa.

Al llegar a la casa de Jungkook, estacionó el coche, para luego bajarse y tomar una bocanada de aire, preparándose para decir aquellas palabras que había pensado.
En cuanto tocó sintió como los nervios aumentaba, más cuando a los pocos segundos se encontró con él, que la observaba con una gran sonrisa mientras el cabello caía a los costados rozando los pómulos con los rizos.

—Sabía que vendrías. Pasa.

Sohye se sorprendió de que no le diese un beso y un abrazo como siempre, pero lo agradecía porque sino sería sumamente incómodo.

—Necesito hablar contigo.

—Prepararé café.

—No. No es necesario...

—Sí lo es.

—Jung...

—Ya vuelvo —la interrumpió volteando para dirigirse a la cocina.

—¡Quiero terminar contigo, Jungkook! —confesó exaltada, ganándose toda su atención.

—Lo sé —le regaló una sonrisa tranquilizadora—. Prepararé café para que hablemos tranquilamente, ¿sí?

Sohye asintió dándose por vencida y este comenzó a dirigirse otra vez a la cocina, mientras ella decidía tomar asiento en uno de los sofás pequeños.
No comprendía para nada la actitud tan relajada de Jungkook al saber que terminaría con él, pero luego recordaba que este había dicho que no se molestaría si no funcionaba, por lo que sentía su corazón encogerse.

Detestaba tener que terminar con él cuando se mostraba tan comprensivo, aún cuando sabía que iba a romper su corazón.

A los pocos minutos escuchó unos pasos y Jungkook le acercó una taza de café, la cual aceptó agradeciendo. Este se dirigió en el sofá de al frente, sentándose tranquilamente, para luego darle un sorbo al café mientras observaba como ella le daba al suyo.

—Bien, hablemos.

—Jungkook, mi intención jamás fue ilusionarte y luego lastimarte —aclaró nerviosa.

—Lo sé. Tranquila —sonrió asintiendo, y ella le dio otro sorbo al café—. No tienes que preocuparte por eso.

—No funcionó.

—Sigues enamorada de tu Jefe, ¿no es así?

—Lo estoy hace años. Lamentablemente, el amor no se puede borrar de la noche a la mañana.

—¿Y él lo está de ti? —indagó frunciendo el ceño.

—Lo está —asintió presionando los labios por un momento—. Él va a divorciarse. Vamos a poder estar juntos.

—Lamento que lo nuestro no pudiese funcionar.

—No, yo lo lamento más —hizo una mueca y tomó otra sorbo al igual que él—. Eres un buen hombre, Jungkook. Y estoy segura de que pronto conocerás a alguien que va a poder corresponderte como yo no pude.

—Es una lastima que yo esté enamorado de ti.

—¿Enamorado? —repitió sorprendida—. Esa es una palabra muy fuerte para el poco tiempo que llevamos, ¿no crees?

—No cuando llevo más de un año.

—¿Qué?

—¿Acaso no recuerdas que te dije que tu abuela me hablaba mucho de ti? Hace un año decidí regresar a Busan porque mi anterior relación no funcionó. Por cierto, no me asaltaron, sino que el estúpido del hermano de ella me golpeó para que no volviera a acercarme —comentó dejando la taza en la mesa de al frente, notando la sorpresa en la mirada de ella—. Volviendo a lo que te contaba, me sentía devastado porque estaba realmente enamorado, o eso creía, pero cuando conocí a tu abuela, ella me hablaba mucho sobre ti. Eso despertó mi curiosidad, porque llamabas mi atención, pero cuando me enseñó la fotografía que tenía de fondo de pantalla, quedé encantado contigo, Sohye. Aunque debo admitir que... a tu abuela no le agradó demasiado ver que el cuarto oscuro estaba repleto de fotos de ti. Pero ella no tenía porqué entrometerse.

—¿D-De qué hablas? ¿Qué rayos estás diciendo? —preguntó temerosa.

—Empecé a averiguar más sobre ti, como dónde trabajabas. Eso me ayudó a saber dónde vivías. Todos los días iba contigo a tu trabajo y luego a tu departamento. Ya me sabía tus horarios de memoria —mencionó con una sonrisa satisfecha—. ¿Recuerdas que tu coche tenía las llantas ponchadas? Creí que era una buena manera de acercarme a ti, pero rayos, Seokjin siempre estaba allí siendo una maldita molestia.

Este suspiró frustrado tirando de su cabello, mientras miraba a la nada negando con la cabeza, hasta que escuchó la taza estrellarse contra el suelo, lo cual llamo su atención. Levantó la mirada encontrándose con la de Sohye, la cual estaba temblando y quiso levantarse del sofá, pero cayó al suelo de rodillas, sintiendo como todo a su alrededor daba vueltas. No podía comprender como jamás se dio cuenta que pasó días durmiendo con un completo desconocido que se había obsesionado con ella, y que además, había sido el causante de que a su abuela le haya dado aquel infarto.
Todo ese tiempo tuvo cerca a quien fingía ser un buen hombre, y ella sólo se culpaba por no poder corresponderle a sus sentimientos. Sentía que estaba perdiendo la cabeza, su vista se volvió nublada, escuchaba su voz distorsionada, y el sueño se volvió parte de ella. Mientras Jungkook se acercaba con una sonrisa al darse cuenta que estaba funcionando.

Jeon Jungkook ya no desearía ser él.

—¿Q-Qué me has hecho?

—Tranquila, preciosa —habló con suavidad, colocándose en cuclillas para tomarla del mentón mientras observaba cómo no era capaz de mantener sus ojos abiertos—. He hecho lo necesario para que lo nuestro sí funcione, para que me ames como yo te amo.

—J-Jungkook...

—Vas a estar bien. Tú duerme —murmuró con suavidad acariciando su cabello, sintiendo cómo caía lentamente en sus brazos y cerraba los ojos por completo—. Voy a llevarte a un lugar donde sólo estemos nosotros dos. Ahora sólo me perteneces a mí, Sohye. Mi Sohye.




¡Hola!

Y llegamos al final, se me había ocurrido la idea hace unos meses y la verdad estaba emocionada por escribirla. La idea era un One Shot por Halloween para una dinámica, pero terminó siendo demasiado extenso con más de 16k palabras y decidí dividirlo para no abrumarles JAJAJSJS

Espero que hayan disfrutado ustedes de la lectura. Prometo pronto traerles un One shot de Jimin con una trama más tranquila, ya tengo la idea y lo ando escribiendo jujuu

Gracias por el apoyo que le han dado, es un mimo al alma leer sus comentarios <3

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