┍ Capítulo 69: Madre ┚

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¡Hola! Adivinen quién decidió volver >_< espero que no me hayan extrañado mucho (solo bromeo (°-°))
De todas formas, quiero agradecerles por esperar por la desorganizada de su escritora, y disculparme por el hiatus.
De nuevo, las actualizaciones no serán tan regulares, puesto que estoy emprendiendo algo que consume mucho de mi tiempo ;_; Sin embargo, trataré en lo posible de no dejarlos con las ganas <3

Ahora, no alargo esto mucho más, ¡disfruten del Cap!

HoSeok

En un momento, había sentido alivio al ver que YoonGi había dado señales de vida por un mensaje. Sin embargo, ese alivio se acabó tan rápido como vino cuando SeokJin y NamJoon se acercaron a él para ver la foto que el azabache había enviado. 


Algo estaba horriblemente mal.

Aquella foto le despertaba algo profundamente enterrado entre sus peores miedos. 

Palideció de inmediato, y SeokJin y NamJoon sólo lo notaron luego de que HoSeok se hubiera quedado callado por más de tres segundos. SeokJin reaccionó primero, mirando preocupado al enfermero. 

HoSeok no se movió. La foto lo tenía hipnotizado, aterrado. 

Debía hacer algo ya, pero no se encontraba capaz. 

—¿HoSeok? ¿Estás bien? ¿Qué significa esto? 

HoSeok sacudió la cabeza, con la mano temblandole y parpadeando más de la cuenta. 

Velas. Árboles. Noche. Mamá. Pequeño. 

Todo se unía en los recuerdos como un rompecabezas. 

Pero no quería creerlo. No podía ser. 

Comenzó a respirar más rápido, viendo los bordes desdibujarse frente a sus ojos y el peso del mundo caer sobre sus hombros. 

Volvió a sentir eso. 

Desesperación. Miedo. 

—HoSeok.—volvió a llamar SeokJin, más fuerte, pero HoSeok no le respondió. Luego lo haría.

Presionó el ícono de llamada junto al nombre de YoonGi, llevando el teléfono a su oído con las manos temblando, repitiendo en su mente lo mismo una y otra vez. 

Por favor. 

El timbre sonó varias veces, y cada vez HoSeok sentía como parte de su alma se le despedazaba, implorando silenciosamente que no fuera lo que estaba pensando. 

La voz de la operadora le respondió. 

Alejó el teléfono de su oreja y presionó el botón de llamada de nuevo. 

—HoSeok, dinos que sucede.—instó NamJoon, mirando a SeokJin y luego a él. 

Pero HoSeok aún no le contestó. Lo iba a hacer, pero la línea se habilitó en ese momento.

Soltó un suspiro de alivio, cerrando los ojos. Escuchó su respiración al otro lado. 

—YoonGi, e...—

—...Seok.

Sintió un escalofrío que le llegó hasta la médula. 

Aquello había sido menos que un respiro. 

—¿Y-YoonGi...?— NamJoon y Jin lo miraron curiosos, captando el pánico en la voz de HoSeok. 

—...E-Ell...—gimoteó él, hablando apenas y forzado, como si su tráquea estuviera comprimida.—...Ve..te...

 HoSeok negó con la cabeza frenético. Sus pies se movieron inconscientemente hacia la puerta, pero ni siquiera sabía que es lo que haría. 

YoonGi tosió al otro lado con fuerza, y HoSeok sentía que iba a desfallecer. Intentó hablarle otra vez, pero antes de que pudiera decir algo, hablaron desde el otro lado. Una sola línea, concreta y seca. 

Los escalofríos dejaron de ser leves a pasar a llenarlo por completo y hacerlo temblar de pies a cabeza. 

El que hablaba ya no era YoonGi. 

Mamá te encontró, Hope

Un sollozo escapó de su garganta, inconscientemente. De repente no sabía que estaba pasando. 

Oyó a lo lejos a Jin decirle algo, pero no lo entendió. Lo único que podía pensar era en la dueña de aquella rasposa voz. 

—No...—susurró roto el pelirrojo. 

Te dije que no te escaparías de mí, hijo.

—...N-No, no... 

Ahora no te librarás de mi.— oyó a YoonGi gemir dolorosamente, seguido de un ruido fuerte. 

Las súplicas murieron en la garganta de HoSeok. Se había quedado de piedra. 

Los gritos de YoonGi resonaron por la línea, y HoSeok creyó que era peor que escuchar unas uñas enterrandose a lo largo de un pizarrón. 

Su pecho se estaba partiendo, desgarrandose tan fuerte como los gritos del doctor de dolor puro. 

El tipo de dolor del que no se logra salir con vida. 

Dejó que el teléfono se deslizara de su oído hasta el suelo, y junto con él, su cuerpo. 

Sin embargo no llegó a tocar el piso, pues unos brazos firmes lo sostuvieron antes de que lo hiciera. 

Apretó los párpados con fuerza, llevando sus manos a los costados de su cabeza porque lo gritos de YoonGi rebotaban contra las paredes de su cráneo y le producían imágenes horribles. 

—HoSeok, respira.— NamJoon gruñó en su oído.—Vas a desmayarte. 

HoSeok le quiso decir que ya lo sabía, que era un enfermero y lo tenía más que claro; pero era incapaz de hacer algo que no fuera empeorar. 

Necesitaba ir con YoonGi. Su madre tenía un objetivo con aquello y lo estaba logrando. Atraería directo a HoSeok al hoyo de serpientes y lo encerraría ahí, tenía bien sabido.

Pero YoonGi seguía estando de por medio, e iría al infierno por él sin pensarlo. 

HoSeok continuó respirando agitado, cerrando los dedos de una mano en torno al antebrazo de NamJoon. 

—HoSeok, ¿que sucedió?— le preguntó él, suavemente. 

—Es... Es YoonGi. Necesita... Mi ayuda.—jadeó.—Mi madre está aquí, NamJoon.

Al contrario de lo que HoSeok esperaba, NamJoon no se vio sorprendido, es más, se veía un tanto culpable. 

—Ya lo sabían. — afirmó, arrugando el entrecejo. Se sintió traicionado, de alguna forma, aunque no supo si debería realmente sentirse así. 

—Íbamos a decírtelo, HoSeok.—NamJoon suspiró.—Pero no encontramos el momento adecuado. 

HoSeok se alejó de los brazos de NamJoon, aún con las piernas débiles y temblando. 

—Si me lo hubieran dicho, hubiera podido hacer algo. Si me lo hubieran dicho, ¡ahora YoonGi estaría bien! 

—HoSeok.— intervino SeokJin, con sus facciones delicadas completamente endurecidas.—No queríamos lastimarte. 

—¡Pues ahora me han lastimado peor! No saben de lo que ella es capaz.— HoSeok sacudió la cabeza, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos.—Hará lo que sea por hacerme daño. ¡Tengo que ir por YoonGi! 

El pelirrojo se giró sobre sus talones, listo para salir corriendo sin pensar siquiera a lo que se enfrentaba exactamente. 

Sin embargo, el rubio le tomó del brazo, balanceando a JungKook sobre una de sus caderas pero aún así sin perder la fuerza. 

—¡Hyung!

—HoSeok, no puedes ir solo. Sea lo que sea que crees que Ryun hará, no puedes irte así nada más. Debemos poner las cartas sobre la mesa. 

HoSeok se zafó de su agarre. 

—¿Ahora te importa hacer las cosas bien? ¿Luego de ocultarme esto? 

—Ho...—

Jin iba a replicar, cuando el teléfono de Hoseok en el suelo comenzó a vibrar. 

NamJoon lo levantó, mirando la pantalla y revisando el mensaje entrante. 

Al abrirlo se llevó una mano a los labios, soltando un jadeo, desvió la mirada y giró la pantalla del celular hacia los otros. 

SeokJin gimoteó también y Hoseok sintió que le habían quitado todo el oxígeno de repente. 

Era otra foto. Pero esta vez, estaba claro lo que era. 

Un cuerpo en el suelo, cubierto por las plantas de una especie de patio, con el cuello doblado en un ángulo extraño y un revoltijo de sangre a su lado, manchandole la pálida piel y la ropa. 

Se le heló la sangre. 

YoonGi. 


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