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Asunto: LO QUE ME FALTA DECIRTE

Hola Ceci: hace tiempo que no uso la computadora para cosas que no sean referidas al trabajo (ya sabes, esta cuarentena ya no nos permite hablar cara a cara; tiene que ser virtualmente)… ¡Imagínate! Mucho menos tenemos el tiempo disponible para escribir una carta así que: ¡bienvenidos los correos electrónicos!
Como puse en el asunto, me falta decirte muchas cosas. La primera, hace años que me siento muy enojada con vos: por no parecerte a mí, por no llevar una vida como la que (considero yo) deberías llevar; por tener hijos, por casarte, por pensar solamente en vos cada vez que nos juntábamos a hablar sobre nuestros días, por no querer saber de mi… En realidad, estoy dolida conmigo misma por no aceptar que vos si seguiste tu camino y yo me quedé bastante o, quizás, al revés: vos te quedaste y yo seguí, pero jamás acepté que eso es lo que querías, que eras feliz así.
Jamás pude decirte personalmente que siento que lo perdí a Patricio en el camino. Que me extravié con todas las decisiones que estuve tomando en esta vía y nunca me paré a pensar que los dejaba atrás, que comencé a desconocerlos y eso me frustró… y ahora, justo ahora, no sé cómo ser una madrina para él ¡Vos me tenías que ayudar! (¿o yo era la que se tenía que acercar para poder saber cómo en estos momentos asistir?)
Pero, lo que más me molesta, es que te hayas ido sin despedirte… no costaba nada un simple mensaje de whatsapp, o una breve llamada, ¿verdad? (eso, creo, me lo dice mi conciencia disfrazándome la cruda realidad: yo también podría haberte mandado un mensaje antes de tu viaje).
Es cierto que todo lo que te digo son solo reproches de mi hacia mi… a vos no tengo nada qué reclamarte: durante más de treinta años me sostuviste, me escuchaste, me salvaste… yo solo tuve reclamos hacia vos. Aún así, creo que me vas a comprender como siempre, amiga querida: mi alma gemela, mi primera voz, mi intuición... el aire que se me escapó.
Espero que esta travesía  a ese lugar lejano y especial te dé la tranquilidad y la paz que necesitas… y también las consigan mi mente y mi corazón.
¡Ah! Algo más me falta decirte: tu amor  está tan dentro de mí ser que siento la fuerza suficiente como para perdonarme y dejarte ir, para conservar la luz de tu sonrisa en mis recuerdos.
Hasta cuando nos volvamos a ver. Con todo el amor del mundo: tu Evi.
Nota: este mail fue solo un ejercicio que me recomendó una psicóloga, en respuesta a mi marcada angustia por haber perdido a una de mis mejores amigas por este flagelo que no nos está dejando vivir: COVID – 19. Consiste en escribir una carta a esa persona que no pudiste ver últimamente y que “ya se fue”. Después de ello, la lees en voz alta, lloras con todo tu ser y la despides.
¡Gracias por todo lo que me diste y me enseñaste Cecilia Inés Jiménez!
(Este mail fue borrado luego de concretado el ejercicio… ¿sané? ¡No lo sé! El tiempo y Cecilia me lo susurrarán)
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