Y te preguntas si te he extrañado? Pues mira que tontera andas indagando!
A ver cómo te lo explico: los silencios se hacen eternos y la luz se vuelve sepia, como si el tiempo se quedara dormitado en el propio tiempo.
Y el ir y venir, el estar y no estar y volver y quedarse ya no son lo mismo: se han teñido de ti, de tu forma sustancial y muchas veces neutral que calma mi ansiedad de volarme la cabeza con mil interrogaciones.
Y al fin de cuentas: qué es extrañar? Hasta el día de hoy me lo he cavilado milésimas de segundos, donde las sinápsis han colapsado solamente con las imágenes de tu cuerpo volando rápidamente, como un daguerrotipo antiguo que clásicamente me recuerda tu presencia - ausencia; explicita - implícita... esa lectura entre líneas que no sé cómo interpretar cuando tus párpados aletean cual colibrí pendido en ese hilo de brisa que sacude como tsunami las costas de mi corazón rehén.
Hasta aquí creo haber cubierto tu cuota de duda ante semejante bobada sobre saber si te extraño o no... y es simple! Así como se manifiesta el alba tras el horizonte marchito; como la necesidad de agua que tiene la tierra durante la sequía, como el afán de vivir que desborda el pez cuando es atrapado y se ahoga en un mar de aire... es tan sencillo como decírtelo a la cara como en este preciso instante... que egoísta manía la tuya de preguntar cosas tan obvias al resto pero que en tí se dan como se presentan los colores ante un ciego y eso, cariño mío, eso duele hasta el tuetano.