Capítulo 10: Susana, Alcohólica y Homofóbica.

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Vaya, tiempo sin escribirte, la última vez fue en Navidad, hoy es el día de la madre y bueno, como de costumbre mi madre ha llegado ebria, sí, he hablado sobre su problema con el alcohol, pero me responde que no es ningún problema y me echa en cara lo de mi padre, creo que no te he contado lo que pasó con él y creo que nunca te lo diré porque me duele recordarlo y me hace sentir tan mal, lo que me preocupa ahora es mi madre, sabes, no es la mejor madre del mundo, pero es mi madre y no la quiero perder, no ahora.

—Tienes un problema muy serio con el licor. –Dijo él con seriedad viéndola.

—No es ningún problema. –Le respondió algo ebria desde el comedor. —Tú eres el problema Nicolás. –Lo señalo con la botella en mano.

Él algo asustado desde la escalera, la veía con preocupación.

—Puedo llevarte a los alcohólicos anónimos. –Dijo con preocupación poniendo sus manos sobre la baranda de la escalera, aferrándose a ella temeroso.

—Yo no tengo problemas con el licor. –Le respondió agresivamente, poniéndose de pie. —El problema eres tú, por tu culpa él está muerto, tú y tus bobos caprichos. –Se expresaba con odio mientras movía sus manos.

—Yo no...

Era interrumpido ya que su madre le lanzaba la botella, él la logra esquivar agachándose, el cristal de la botella se quebraba al tocar la pared

Asustado veía cómo su madre mareada corría hacía él tratando subir las escaleras, asustado Nicolás corría a su cuarto donde se encerraría mientras escuchaba los golpes en su puerta, asustado sostenía la puerta mientras lloraba.

Te soy sincero, este año no he estado tan bien, últimamente he estado muy deprimido, duermo poco y lo mismo me pasa con la comida, me deprime ver como mi madre se destruye sola con el licor, estos últimos meses ha llegado ebria entre veinte o veinticuatro veces, creo que hasta más.

Han sido unos meses de locos, también tengo prohibido hablar o verme con Sebastián, te contaré qué pasó.

Te contaré un poco sobre nuestra amistad y de quién es él.

Sebastián y yo tenemos muchas cosas en común, a ambos nos gusta el rap, él canta muy bonito, tiene una voz muy hermosa y expresiva, llevamos una muy linda amistad, pero desde el día uno a mi madre no le agradó, me decía que no fuera amigo de una persona de su ''clase'' ser pobre, no te hace un delincuente, al menos Sebastián me lo ha demostrado, todo lo que tiene lo ha conseguido con el sudor de su frente, como esa bicicleta, que le tomó un año poder comprarla, sí, ese chico se esfuerza y él es capaz de quitarse la comida de la boca por su madre.

A lo lejos Nicolás veía un chico llegando en bicicleta, al estar cerca lo frenaba tomando el manubrio de la bicicleta, con una sonrisa lo saludaba.

—¿Estrenando bicicleta? –Le preguntó con amabilidad sonriendo.

—Si, el esfuerzo ha valido la pena, ahora demoraré menos en llegar a la universidad. –Le respondió algo agitado mientras se bajaba de la bicicleta.

—Me alegra mucho, de tus pequeños pero importantes logros. –Le respondió amable mientras lo acompañaba caminando a su lado.

Algo que tenemos ambos en común son los videojuegos, somos bastante buenos jugando y hacemos un muy buen dúo, últimamente he tenido malas calificaciones y bueno mi madre le da la culpa a mi consola así que me prohibió jugar, lo que ella no sabes es que también me gusta leer y los libros reemplazaron los videojuegos durante un tiempo.

Unas cuantas semanas después Sebastián me dijo muy emocionado que había comprado un nuevo videojuego, era el último juego de mi saga favorita de zombis, aún tenía prohibido usar mi consola y aunque sabía dónde estaba escondida me vi tentado de usarla al querer jugar, juro que el primer día me aguanté las ganas, pero en el segundo día justo en la mañana me enteré en secreto que mi madre salía de casa casi todo un día y lo mejor era que al día siguiente era sábado así que no tendría clases, ella jamás me dice si vuelve o no así que me tomé todo como un día completamente normal, desayuné y salí de casa con mucha normalidad, en la tarde le conté a Sebastián que mi madre salía así que nos daría tiempo de jugar, al salir de la universidad fuimos a casa de Sebas por el juego y de ahí a mi casa.

Abriendo lento y silencio la puerta, Nicolás se asomaba viendo de lado a lado.

—Espera acá. –Susurró mirando hacia atrás.

Al entrar a su casa en sigilo, miraba la sala y la cocina, subía al segundo piso en completo silencio mirando cada cuarto, bajaba por las escaleras viendo a su amigo en la puerta.

—Estoy completamente solo. –Le susurro con emoción junto a una sonrisa.

—Perfecto.

Efectivamente, tenía casa sola, bueno hasta la tarde de aquel sábado, a Sebastián se le ocurrió la brillante idea de hacer de esto uno de los mejores días de mi vida, trajo litros de gaseosas y muchos dulces, papas y al final de la noche ordenamos una pizza, mis porciones era de champiñones y las de Sebas llevaban piña, lo sé es bastante asqueroso la pizza con piña, pero a él le gusta así, se me ha generado una duda.

¿Te gusta la pizza con piña?

—¿En serio te vas a comer eso? –Preguntó algo confundido, viéndolo, reflejando asco en su rostro.

—Sí, es comida, ¿Qué tiene de malo? –Le respondió con la misma confusión.

—Es que la piña en la pizza, no lo sé, es una pésima combinación. –Le respondió sin mucho interés.

—Que vas a saber tú, si no la has probado. –Dijo emocionado viéndolo. —Anda métele un mordisco. –Le ofreció su porción de pizza acercándola a su rostro. —Anda muerde.

—No quita eso de mi cara. –Le respondió en tono burlón, rechazando la porción, haciendo a un lado su cara.

Perdona, que me desvío del tema, era el plan perfecto, videojuegos, comida, tu mejor amigo, una noche muy larga llena de diversión, el plan terminaba a las nueve de aquel sábado, Sebas me ayudaría a limpiar y nada de esto ocurrió, todo en completa normalidad; pero cuando juegas, el tiempo se detiene y se pierde su noción por completo.

Mi madre llegó más temprano de lo que esperábamos, recuerdo bien cuando escuché la puerta de abajo mientras le quitaba el seguro, en ese momento me asusté bastante, estaba completamente desvelado, había bolsas, gaseosas, latas de sodas y la caja de la pizza con algunas porciones, para completar la cama estaba hecha un desastre.

Bajándose los audífonos, Nicolás reflejaba confusión en su mirada.

—Espera escuché algo. –Susurró prestando atención al sonido. —Es la puerta, llegó mi madre. –Dijo nervioso levantándose.

Lo primero y lo único que pudimos hacer fue desconectar y guardar la consola, no nos dio tiempo para más, mi madre llegó a mi cuarto y nos vio, dos chicos con mucho sueño agitados y sudando por los nervios y el calor que hacía aquel día, con basura por todo el suelo y la cama hecha un completo desastre, Sebastián solamente se retiró en silencio ante la mirada perpleja de mi madre al ver aquella situación, al principio no comprendía muy bien pensé que lo había notado, que había jugado en secreto, hubo un largo silencio en ambos hasta que ella se pronunció, me dijo, Nicolás Eduardo Rodríguez Durán, esperaba todo de ti menos esto.

—Me decepcionas Nicolás. –Dijo molesta viéndolo a los ojos. —Es increíble después de todo lo que he hecho por ti. –En su voz se notaba como el odio y la rabia incrementaron.

Nicolás permanecía en silencio perdiendo su mirada.

—Eres gay, todo el mundo puede serlo y estar enfermo. –Dijo molesta y enojada mientras movía sus manos de la misma forma. —Todos menos tú. –Su voz sonaba decepcionada al señalarlo. —Mi hijo no puede ser gay. –Dijo algo desesperada y decepcionada.

Sin medir más palabras, ella le daba una fuerte cachetada a él que sonaba por la habitación.

—No voy a hacer la madre de un marica. –Dijo molesta, saliendo del cuarto.

Sentí que la traicioné, que traicione su confianza hasta que pronunció lo siguiente: "Eres gay, todo el mundo puede serlo y estar enfermo, todos menos tú, mi hijo no puede ser gay". ¿Soy gay? Espera, ¿Qué?, si ella pensó que yo era gay y que yo y Sebas estábamos amm ya sabes, me causa cierta gracia, pero no sabía que mi madre era homofóbica, después de eso me prohibió verme con Sebastián, ya que él me enseñaba cosas erróneas del amor y bla, bla, bla, el punto es que ya no podía hablar con él y le ha agarrado un gran odio.

Es difícil razonar con ella, pero yo únicamente espero que las cosas mejoren pronto, al menos, mi casa es un caos junto con mi rendimiento académico, así que me despido por ahora y pronto volveré a escribirte.

Como ella lo dijo.

¿Tienes el apoyo de tus padres? O solo te soporta por ser su hijo. 

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