Capítulo 18: Sebastián y Su Distancia.

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Caminando por el parque con miles de hojas a su alrededor, caminaba sin mucho interés con una mirada fría e indiferente, el otoño ya no era lo mismo desde hace mucho tiempo, viendo lo mismo de siempre por el camino, esas parejas felices disfrutando de un paseo.

Caminando a paso lento, ya que a casa no quería llegar, sería siempre lo mismo con Susana, una discusión entre ambos por lo más mínimo.

Llegando a una cafetería tomaba asiento dejando su maleta a un lado, pedía algo rápido para comer y pasar la tarde, buscando algo con que entretenerse, encontraba su diario.

—¿Cómo llego esto aquí? –Susurro mientras lo veía y lo sacaba de la maleta.

Sin nada mejor por hacer, comenzaba en escribir en aquel diario mientras esperaba su pedido.

Hola, ya ha pasado mucho desde la última vez que te escribí, demasiado diría yo, la última vez que lo hice era en invierno y ya estamos en otoño nuevamente, creo que ya han pasado ocho meses desde la última vez que te escribí algo, no he estado para nada bien estos meses, todo sigue igual, hasta podría asegurar que está peor.

Las discusiones con Susana son cada vez más fuertes, lo de Daniela aún me afecta en mi vida, es difícil olvidar con tanto amor a tu alrededor y tú aún estado solo, decidí aislarme un poco, no soy de salir mucho y me la paso en la oscuridad de mi cuarto, le he agarrado una fuerte adicción a los antidepresivos, esto ha hecho que pelee con Sebastián, él me sigue insistiendo para que los deje, ya que me dan una felicidad irreal, pero siento que si los dejo no podría sentirme bien, tengo un gran dependencia de ese medicamento.

—Gracias. –Dijo al ver a la mesera entregando su pedido.

Un pan con un café caliente, dándole un mordisco, veía por la ventana, de repente nada más buscaba algo en su maleta sacando una pequeña libreta, comenzaba a escribir algo corto en aquella hoja.

"Me quedo pensando, esta noche sí que me quedo pensando

No te voy a ver para que me hagas más daño

Debo quedarme en mi cuarto y llorar hasta ser el que quiero"

Es lo que había escrito en aquella libreta, soltando un suspiro, movía su lapicero entre sus manos pensando que iba a escribir en su diario.

Sé perfectamente que ya casi no duermo por culpa de los antidepresivos y que también me he vuelto bastante delgado y que también no te he escrito nada, perdón.

No me apetece comer, simplemente le he perdido el gusto a la comida, soy consciente de que me estoy destruyendo, aún así no haré nada para detenerlo, pero dime ¿Qué puedo hacer? No puedo dejarlos, los necesito para ser feliz en mi miserable realidad.

Estoy entre la espada y la pared, ¿Te soy sincero? Me arrepiento mucho de haber aceptado usarlos, al inicio sientes que funcionan ya después sientes que no te hace efecto, pero lo sigues buscando en aquellas pastillas, poco a poco el efecto deja de ser él mismo y aunque busco más y más ese efecto ya no los encuentro y empiezo a pensar que necesito unos más fuertes, es horrible, tengo mucho miedo de lo que llegue a hacer por la desesperación junto a la tristeza, no es una buena combinación, y he tenido ya esa experiencia cerca de mí más de una vez.

Luego de una acalorada discusión con su madre, se encerraba en su cuarto mientras lloraba, pasando su brazo por sus ojos, trataba de limpiarse las lágrimas.

—Ya no me dejaré afectar. –Dijo con odio entre su llanto. —Ya no me importa. –Se expresó de la misma forma mientras tomaba asiento, viendo su medicamento sobre la mesa empezaba a tomarse una de esa pastilla, pero luego de varios minutos no dejaba de sentirse diferente.

—Esto es una mierda. –Gritó molesto lanzando el tarro contra la pared.

Las pastillas se dispersaban por el suelo ante los ojos lloro de Nicolás, se podía ver a un joven bastante afectado y su vez resignado a lo que pasaba.

Saliendo de su pensamiento tomaba algo de café, golpeaba suavemente su diario comenzando a escribir de nuevo.

Siento que me he quedado completamente solo, extraño bastante a Sebastián, ya van meses que únicamente lo veo en la universidad, pero siempre está estudiando o no tiene tiempo y sí, entiendo que el trabajar y estudiar debe ser agotador, pero realmente extraño lo que solía ser nuestra amistad, quizás nada es perfecto y mucho menos eterno, eso es la triste verdad.

—Te he visto muy ocupado. –Se pronunció con timidez viendo a su amigo.

Sebastián se bajaba lo que estaba comiendo.

—Lo siento, nuevo trabajo y me he tenido muy ocupado. –Le respondió con amabilidad limpiando sus labios.

—No importa, únicamente quería comentarte algo. –Se expresaba con algo de tristeza.

—Claro dime.

Antes de que pudiera decir algo, el celular de Sebastián sonaba, y él respondía la llamada, mientras hablaba veía a su amigo, para final levantarse de su silla.

—Lo siento, pero tengo que irme. –Se excusó algo avergonzado tocando el hombro de su amigo.

Nicolás le quitaba la mano y desviaba su mirada.

—No importa, está bien. –Le respondió sin mucho interés.

—Luego hablamos de esto, si gustas, te veo luego. –Se despidió apenado.

Nicolás solo veía como se alejaba dejando a un lado su comida, su mirada estaba pérdida y triste.

¿Alguna vez has perdido una amistad?

Te hace pensar que hasta los mejores amigos también cambian y desaparecen de tu vida, es feo porque piensas que no pasará, pero simplemente pasa y sientes que lo pierdes, pero que a la vez no puedes hacer nada, a esa sensación se le llama impotencia y la sientes en los peores momentos, te ahoga en muchas ocasiones.

A veces quisiera volver al pasado y poder corregir cada error, no te ha pasado que estás ahí, solo envuelto con el silencio y reflexionas en aquella ocasión donde todo comenzó a salir mal y encuentras la solución de aquel problema, pero ya sabes perfectamente que es tarde, no puedes sentirte tranquilo creyendo que pudiste haberlo hecho mejor y quedarás siempre con la duda de que pudo haber pasado.

Lástima que no se puede retroceder el tiempo ni poder corregir algunos errores.

Sabes cuál fue mi mayor error, el que siempre quise corregir y el que siempre te he dejado con la duda, y puede que haya dicho que nunca sabría qué pasó, pues... vale, ese fue el día en el que perdí a mi padre, te lo contaré, siento que realmente te lo debo después de más de cuatro años leyéndome mereces saber lo que pasó.

Un joven Nicolás jugaba en la parte trasera del auto con sus primos, entre risa iba junto en un paseo familiar, al volante iba su padre y su lado su tía, al girar por una curva el auto del otro carril repentinamente acelera en su dirección.

—Cuidado. –Gritó aquella mujer señalando él otro auto.

Sin tiempo de reacción, él choque se hizo inevitable, en ese momento Nicolás lo vivía en cámara lenta, todo a su alrededor sé sentía lento, ambos autos chocaban con fuerza, el auto donde iba Nicolás comenzaba a girar con fuerza gracias al cinturón, evitaba salirse del auto, no como sus primos que vio como salía por la ventana, al terminar de dar vueltas el auto quedaba de cabeza, se alcanzaba a ver manchas de sangre por el camino sin más Nicolás se desmayaba.

Fue en una tarde del veintitrés de noviembre, era un paseo familiar al que no fue Susana, pues tenía que "trabajar", esa fue su excusa, y además tampoco le agradaba la idea del viaje, por los costos, queríamos ir a un parque natural creo, siento más que era especie de zoológico y parque acuático había piscinas, animales, diversión en familia.

Era mi regalo atrasado de cumpleaños, el viaje era de unas dos o tres horas, íbamos mi padre, una tía que era hermana de mi padre, dos primos hijos de mi tía y yo obviamente.

Faltaba poco para llegar y una de las curvas el auto se encontró de frente con otro que iba a más velocidad, nos chocó de frente, el choque fue tan fuerte que nuestro auto dio un par de vueltas para final caer por un barranco, solo recuerdo hasta la caída en el barranco, quedé inconsciente y un coma para despertar a la semana con la noticia que el único sobreviviente fui yo, me siento culpable, también debí morir ahí o no haber aceptado aquel viaje, ya que tuve la oportunidad de posponerlo, porque ese tenía cosas por hacer, pero realmente quería hacer ese viaje, solo quería divertirme como el niño que era, está es la razón por la cual Susana siempre me ha culpado, ella también quería que lo pospusiera, por el hecho de que aquel ensayo era más, y aunque sobreviví, creo que ese día murieron mis ganas de vivir.

Simplemente, pasó, de un momento a otro y con ese choque se fue mi mayor héroe.

Te extraño padre.

Eras como un globo, al tenerte no te apreciaba, teniéndote a mi lado.

Cuando te perdí lloraba desconsolado. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro