🎨- XXI

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Era viernes, horas antes de que SeokJin se tuviera que dirigir al apartamento de TaeHyung.

El pintor había hablado con él, sólo una vez más luego del llamado incómodo y había sido distante y cortante. SeokJin todavía se rascaba la rabia que quiera nacer en su interior porque TaeHyung tampoco había sonado como "TaeHyung maldito engreído" al que estaba acostumbrado.

Había sido, mortalmente serio una vez más.

"—TaeHyung —habia respondido titubeante al ver el identificador mientras estaba en su trabajo, acomodando un hilera de corbatas costosas de Gucci.

—Buenas tardes, SeokJin ¿Te molesto? —sonaba la voz grave y aburrida.

El castaño suspiraba—. Estoy trabajando, pero me encuentro solo. Podemos hablar —mencionaba.

Y sí, había sonado como una especie de ruego y un mensaje escondido que decía "Háblame de cualquier cosa, pero no vayas a cortar de inmediato como la última vez"

—Genial, seré breve —respondía el profesor al otro lado.

«Al carajo» pensaba SeokJin, fregando su mano sobre su rostro.

— ¿Qué pasó?

—Solo quería asegurarme si la cita de mañana sigue en pie, para las siete me encontraré libre de responsabilidades laborales ¿Que hay de ti? 

« ¿Responsabilidades laborales? » SeokJin había llegado a la conclusión que TaeHyung "serio y profesional" era la cosa más sosa y estresante del mundo.

Inclusive más que el maldito sociopata.

—Si, mi sesión es a la cinco. Podré estar allí para las siete —respondía entre suspiros.

TaeHyung quedaba en silencio al otro lado y su ceño se fruncia.

— ¿Hola? —preguntaba, revisando si la llamada se había cortado, pero no.

—Sí, aquí estoy. Lo siento, estaba corrigiendo unos exámenes. Genial entonces, te espero. Adiós.

—Ad-... —y así sin más, le cortaba el maldito llamado."

La puerta estaba cerrada frente a él, mirando su reloj, se daba cuenta que era hora de entrar. Kim Namjoon lo estaba esperando y ya había sido anunciado por su recepcionista.

Suspirando, golpeaba la puerta.

—Adelante —se escuchaba la voz del hombre.

Suspirando abría la misma y veía a Namjoon ya sentado en su sofá, su libreta en mano y sus lentes negros. El tipo en cuestión se ponía de inmediato de pie y se arrimaba a él.

—Que gusto verte, Jin —saludaba sonriendo y mostrando sus bellos hoyuelos.

SeokJin le devolvía el apretón de manos y la sonrisa.

—Docto Kim —respondía.

Podría decirle que era un gusto, pero sabía cuan inestable se sentía así que no estaba seguro si era un gusto volverlo a ver. No por el doctor que se veía adorable y era de fiar. Sino por él.

—Namjoon, solo dime Namjoon, está bien —pedía, haciéndose a un lado y colocando su mano en la espada de SeokJin para llevarlo a su respectivo sofá—. "Dr. Kim" me hace creer que ya toque lo cincuenta.

Volvía a reír y SeokJin, reía sutilmente y negaba.

—Lo siento, es la costumbre —mencionaba encogiéndose de hombros y sintiéndose nuevamente algo incómodo y un poco fuera de lugar.

Sus manos sudaban y las secaba sobre sus muslos en su pantalón beige que llevaba ese día. Namjoon lo miraba con una suave sonrisa.

—Me alegra mucho verte de nuevo —mencionaba sincero.

En parte le interesaba mucho la relación que SeokJin tenía con alguien que había sido diagnósticado como un sociopata, al igual que su hermanito menor. Y por otra parte, SeokJin era muy agradable a la vista.

Era irónico que no tuviera ni idea que en realidad el hombre frente a él, hablaba sobre nada más y nada menos que de Kim TaeHyung, su hermano menor.

— ¿No creyó que volvería? —preguntaba con sus ojos bien abiertos.

Namjoon sonreía—. Honestamente, mencionaste que volviste luego de un tiempo fuera. Gente así suele ser impredecible, bien pueden volver a retomar como si nada o bien pueden no querer hacerlo —se encogía de hombros.

—Oh, no podría dejarlo ni aunque quisiera ahora —mencionaba suspirando.

Namjoon asentía—. ¿De qué hablaremos hoy? —preguntaba como si nada.

Le gustaba eso a SeokJin, ni tan profesional, pero lo suficientemente recto para no dejar su papel.

—Hablaremos de que quizás malinterprete su consejo anterior —mencionaba entrecerrando sus ojos.

Namjoon alzaba sus cejas—. ¿Hablas sobre el consejo de alejarte de él o seguir y ayudarlo ya que tu presencia tiene un fuerte impacto sobre el hombre en cuestión?

SeokJin asentía—. Yo-... —relamía sus labios y frotaba su frente—. Estuvimos a punto de tener sexo... Bueno, lo hicimos, pero solo el juego previo ¿Me entiende?

Namjoon asentía—. Lo hago y puedes tutearme, por favor y gracias —pedía nuevamente—. ¿Qué te detuvo de no continuar a la completa consumación?

SeokJin reía por dentro por la palabra formal.

—Tuve un llamado importante y me fui. Luego prometí llamarlo y no lo hice —suspiraba otra vez.

—Oh ¿Ya no se hablan? —preguntaba.

SeokJin miraba hacia arriba—. Recibí un llamado de su parte para poder llevar a cabo su propuesta. Pero sonó tan malditamente serio y profesional que estoy confundido por el hecho de que me molesta cuando se lo pedí muchas veces —se alteraba finalmente—. ¿Se entendió?

Namjoon asentía—. Ya acordamos en que te gusta mucho

—Y es una porquería

—No digas eso —pedía el doctor—. Sientes lo que sientes

—Él no es bueno para mí. ¿Cómo puedo yo estar alterado porque alguien como él dejó de flirtear conmigo? No soy tan narcisista, en absoluto —mencionaba, luego fregaba su rostro.

No llevaba ni diez minutos y ya estaba alterado. Namjoon suspiraba.

—Debes relajarte un poco, entiendo que quizás deba ser demasiado estresante para ti estar fascinado por alguien así, pero tú también lo alteras. La atracción es mutua... Debe estar igual que tú, si no lo llamaste —mencionaba como si nada, encogiéndose de hombros—. Este tipo de persona puede ser muy cambiante. Son muy-... —luego suspiraba y tapaba su boca, no estaba seguro si usar el término que quería deslizarse por su lengua.

SeokJin lo miraba—. Puedes decirlo —soltaba el castaño, ya tuteandolo.

Namjoon suspiraba—. Son manipuladores, quizás quiera alterarte tanto como tú lo alteras a él. No, no eres narcisista, pero tú sabes y él también que, te gusta... Mucho. Es mutuo, Jin —mencionaba encogiéndose de hombros, otra vez.

SeokJin suspiraba, luego frotaba su rostro.

—Es que no sé si realmente solo me gusta o hay más —soltaba frustrado. Sus manos se iban a su rostro, no podía mirar a su psicólogo en estos momentos—. Experimenté la extraña sensación de protegerlo y defenderlo

— ¿En qué sentido en específico? —preguntaba NamJoon con calma.

SeokJin suspiraba, apoyaba sus codos sobre sus rodillas y seguía inclinado hacia adelante sin ver al otro hombre.

—Mi mejor amigo lo conoció y lo detesta, dijo que era un imbécil más de una vez y yo, solía estar de acuerdo, pero la última vez solo sentí ganas de defenderlo —reía sin gracia—. Pese a que tiene razón y TaeHyung sí es un imbécil —mencionaba suspirando, levantando su torso y apoyando su espalda sobre el sofá, mientras dejaba caer su cabeza hacia atrás y miraba el techo.

— ¿Disculpa, que dijiste? —preguntaba Namjoon en un susurro.

—Oh, TaeHyung. Su nombre es TaeHyung. Kim TaeHyung —respondía como si nada—. Es profesor de arte y al parecer también es pintor. ¿Recuerda-... Eh, recuerdas que te mencioné que nos conocimos por una propuesta descabellada que me hizo? —preguntaba al psicólogo.

Namjoon parpadeaba, estaba demasiado asombrado y ni siquiera era bueno disimulando.

— ¿Estás bien? —preguntaba SeokJin.

Finalmente, luego de procesar la información dada, sobre que Kim TaeHyung era el sociopata que tenía el mundo de SeokJin de cabeza, Namjoon pasaba saliva y parpadeaba.

— ¿Qué te propuso? —preguntaba.

Pero si estaba en lo cierto y este TaeHyung era su TaeHyung, lo cual era jodidamente la coincidencia más demente del maldito mundo, la propuesta era la maldita y loca idea de Dong-Gun y la pintura nudista que su hermano debía llevar a cabo para sus desafíos.

—Pintarme desnudo —soltaba SeokJin, poniéndose poco a poco más colorado.

Y maldito sea el destino.

Namjoon tenía curiosidad sobre la persona que se había convertido en la musa de su hermano. Mierda, ahora entendía todo.

Cómo le había mencionado a Dong-Gun la última vez, TaeHyung solía tener más fascinación por las mujeres que los hombres, ya que no quería competencia con respecto a cómo se veían. Pero cuando su Hyung había mencionado que su pequeño hermano había elegido a un hombre y que estaba sumamente interesado en pintarlo, entendía totalmente la obsesión repentina de TaeHyung por otro ser humano que no fuera él.

Dios, no podía creer que este hombre era el que alteraba a su hermano y que, bueno... De hecho, lograba alterarlo, Namjoon se sentía sucio por ahora cerrar su maldita boca y continuar analizando a SeokJin para así también saber más de TaeHyung, porque es hombre era una maldita roca que no lo dejaba entrar.

Pero también le daba cierta congoja saber que SeokJin podría salir muy lastimado de eso. Namjoon conocía a TaeHyung, oh mierda, él lo conocía.

SeokJin lo miraba con ceño fruncido—. ¿Está muy distraído hoy o es idea mía? —soltaba con una sonrisa ladina, algo dulce y respetuosa.

Namjoon parpadeaba y volvía a la realidad. Su boca se secaba cuando SeokJin sonreía.

—Lo siento. entonces... No voy a decirte que hacer al respecto, pero estás desarrollando sentimientos fuertes hacia él, con más razón vuelvo a pedirte que seas cauteloso... ¿Quieres ayudarlo?

—Ni siquiera sé si pueda. Realmente no creo que le afecte ni un poco. Él está jugando conmigo y aún sabiendo eso, estoy cayendo en la maldita trampa... Joder, soy lo más débil que existe —suspiraba frustrado.

Namjoon sentía un nudo en su estómago, eso iba a terminar mal. Eso iba a terminar muy mal y sería una mierda de su parte si no hacía algo para alejar a SeokJin de TaeHyung, pero por otro lado, ese hombre parecía ser el único cable a tierra que TaeHyung tenía.

Su juicio estaba nublado y su cordura se estaba perdiendo...

—Mira, Jin-.... —el teléfono del susodicho sonaba y ambos se asustaban del sonido ruidoso.

—Oh, lo siento, creí que lo había puesto en silencio —se disculpaba buscando el aparato. Cuando veía la pantalla, TaeHyung estaba allí... Llamándolo.

Namjoon fruncía el ceño y estiraba disimuladamente su cuello—. ¿Es él? ¿Quieres atenderlo? —preguntaba al ver que SeokJin no despegaba la vista de la pantalla.

El susodicho pasaba saliva y titubeaba unos instantes... Miraba a su psicólogo y sonreía apenado.

—Será un momento, no dura mucho tiempo hablando ahora —luego atendía—. TaeHyung.

Namjoon tensaba su mandíbula y miraba a SeokJin por el rabillo del ojo.

Hey ¿Interrumpo? —sonaba la voz grave y seria.

SeokJin suspiraba—. No, no interrumpes —mentía, mirando de reojo a un Namjoon que le mostraba sus hoyuelos con una sonrisa amable—. ¿Pasó algo?

TaeHyung suspiraba—. Salí antes. Me acabo de desocupar por completo, no sé... Umm-... —TaeHyung balbuceaba. SeokJin le daba toda su atención—. Lo siento, solo me preguntaba si querías venir ahora, explicarte un poco como me manejo en esto de retratar a otros... No lo sé.

SeokJin se ponía de pie y pasaba su mano por su rostro. Inclusive Namjoon sentía la tensión que emanaba de su cuerpo. Sus hombros estaban rígidos, le daba la espalda y suspiraba sonoramente. Claramente se estaba debatiendo algo que TaeHyung había dicho, mierda... A Namjoon no le gustaba como se veía SeokJin en ese momento. A Namjoon no le gustaba ni un poco saber que ese hombre era el nuevo juguete de su hermanito.

¿Vienes ahora o...? —repetía dudoso TaeHyung.

SeokJin pasaba el nudo en su garganta—. Voy. Espérame, estaré en unos treinta minutos allí.

Un silencio se escuchaba en la línea, solo TaeHyung suspirando y SeokJin suspiraba igual, había sido jodidamente fácil caer en su extraño encanto. Pero TaeHyung estaba tan desesperado como él por verlo y algo en su interior se sentía satisfecho y hambriento.

Perfecto. Te espero. Adiós —la llamada era cortada.

SeokJin se quedaba mirando hacia la ventana que Kim Namjoon tenía en su oficina. Relamía sus labios, guardaba su teléfono y giraba casi apenado.

—Tengo que irme —mencionaba.

Namjoon alzaba sus cejas—. ¿Eres consciente de que te quedan cuarenta minutos más conmigo?

SeokJin tragaba saliva y asentía.

—Tengo que irme... —repetía con una ansiedad notoria en su voz.

Namjoon se ponía de pie y suspiraba. Ese dúo era un completo desastre y ni siquiera sabía con seguridad como estaba TaeHyung.

—Los dejaré a favor de la siguiente sesión y te haré un descuento

—No es necesario —mencionaba rápidamente, caminando hacia la puerta.

Namjoon lo seguía y abría la misma para él.

—Te haré el descuento. Tú y yo recién comenzamos —exclamaba, luego su mano se posicionaba sobre el hombro de SeokJin y presionaba allí, le regalaba una sonrisa amable y exclamaba—: Ten mucho cuidado... —y luego se tragaba el resto de las palabras.

SeokJin sonreía y asentía—. Volveré el próximo viernes —y salía de inmediato.

Cuando Namjoon cerraba la puerta, tomaba su teléfono y decidía llamar a su hermano.

TaeHyung se encontraba vistiendo ropa más cómoda, había preparado su cuarto especial en dónde se ponía a pintar y maldecia. Maldecia enojado, estaba enojado porque sí, había salido más temprano, pero no era el plan llamar como un maldito desquiciado a SeokJin para que viniera cuanto antes. Dios... ¿Qué carajos estaba mal con él?

— ¿Por qué lo llamé? Y más encima, el muy idiota ahora sí se le da por venir... ¡¿Por qué no viniste ni llamaste antes?! ¡Aish!

Resoplaba y sentía la necesidad de desacomodar y tirar todo, pero tenía que pretender cuando SeokJin llegará.

Su teléfono sonaba y su corazón se aceleraba.

—No me digas que llamas para cancelarme o juro que no respondo de mí —susurraba tomando el aparato. Pero para su sorpresa, su insoportable hermano mayor daba la nota—. ¿Qué quieres? —atendía.

— ¿Así atiendes a tu único hermano mayor?  —cuestionaba Namjoon.

TaeHyung respolaba—. Estoy ocupado, dime qué quieres... No tengo tiempo para tu psicoanálisis o lo que sea que quieras hacer y por eso me llamas.

Namjoon suspiraba y TaeHyung rodaba los ojos.

Solo quería saber cuándo podemos vernos. Hace mucho no vas a casa de nuestros padres para ser parte de la cena familiar. Sería bueno salir y beber algo mientras nos ponemos al día.

TaeHyung fruncia su ceño y suspiraba. No era la primera vez que Namjoon intentaba acercarse. Dios, lo odiaba cuando se ponía en molesto e insistente. Pero se había calmado un buen tiempo.

«La felicidad no dura por siempre» pensaba sarcásticamente.

—Ando muy ocupado

¿Con qué?

—Con quete —replicaba el pintor.

— ¿Quete? —Namjoon sonaba confundido.

—Sí. Que te importa —soltaba orgulloso de su juego de palabras de prescolar.

Namjoon reía—. Eso fue estúpido. Vamos, acepta un trago conmigo, lugar público.  Buena música... ¿Recuerdas ese bar de jazz que tanto te gustaba? —mencionaba.

TaeHyung rodaba sus ojos—. Si piensas analizarme, golpearte tu estúpido rostro de papá.

Eso hacia referencia a qué Namjoon era la viva imagen de su padre y TaeHyung tenía los rasgos hermosos y delicados de su madre.

De acuerdo. No sucederá, lo prometo ¿Y qué hacías? —insistía.

TaeHyung rodaba los ojos—. Estoy en medio de una desafío y mi modelo está por llegar. Luego enviame día y horario y te veré allí, adiós —y cortaba de inmediato.

Cuando los minutos pasaban y SeokJin no llegaba, TaeHyung tenía todo más que listo en su cuarto especial, estaba vestido cómodamente, pero ahora tenía este sentimiento de ansiedad que le hacía muy difícil respirar con normalidad.

—Mierda, necesito una jodida copa de vino —susurraba para sí mismo.

Cuando ya tenía una llena entre sus manos, la vaciaba casi de un trago y se servía otra. Sentándose en su sofá, sus recuerdos volvían a SeokJin, a sus labios. Sus besos. Su cuerpo, su piel. Sus manos y sus caricias.

Odiaba los momentos de pausa, porque su cabeza se llenaba del castaño y su cuerpo comenzaba a arder, deseando.

¿Cómo mierda iba a fingir que no deseaba poner su boca sobre la de SeokJin, o comerse con sus labios los ajenos? ¿Cómo iba a lograr pintarlo sin ponerse duro por la desnudez de SeokJin?

—Joder. Él luce muy bien desnudo —susurraba, con su tercer copa camino a su sistema.

El timbre sonaba u y él se ponía repentinamente de pie. Relamía sus labios y se miraba en su espejo más cercano. Estaba de entre casa, cómodo. Su cabello era un desastre por haber jugado con él y estaba un poco "vivaracho" debido al tinto consumido.

El timbre sonaba otra vez, TaeHyung inhalaba y exhalaba, caminaba a su puerta y se disponía a llevar a cabo su actuación. Su rostro se ponía serio y abría su puerta, encontrándose con SeokJin y una bolsa de papel marron, con comida de algún lugar en sus manos.

Él había llegado con la cena, al parecer.

Su mente quedaba en blanco, su pulso seguía acelerado y su corazón palpitaba en sus oídos. Mierda, eso era.... Jodidamente nuevo, como si su estúpida anatomía estuviera sorprendida cada vez que ese hombre se paraba frente a él.

—Llegué —anunciaba SeokJin.

Llevaba una camisa blanca a rayas y su pantalón beige anteriormente mencionado. Bien, TaeHyung tenía un chiste despectivo en la punta de su lengua. Pero cuando lo miraba de arriba abajo, solo podía admirar la forma en que la cinturilla del pantalón se aferraba a la estrecha cintura del castaño y una ola de celos absurdos le golpeaba, porque era una pantalón bien aferrado a esa zona y no sus manos.

Pasaba saliva. Los celos eran una mierda, pero los celos ridículos como el de ahora, eran más mierdas y estúpidos.

—Sí —soltaba indiferente—. Llegaste.

Haciéndose a un lado, le permitía a SeokJin entrar.

Cuando el castaño pasaba por su lado, ambos aspiraban el perfume ajeno. Disimuladamente para el otro, jodidamente inquietante para uno mismo. TaeHyung tenía un pijamas de pantalón negro con manchas de pinturas y una remera blanca que era el juego de dicho pijamas. Estaba descalzo, su pelo un desastre y SeokJin pensaba que se veía despampanante.

«Bueno, es definitivo. Estoy arruinado» pensaba suspirando.

—Me dí cuenta que te llamé en medio de tu sesión —soltaba TaeHyung con vos aburrida—. Lo olvidé, lo siento. Me lo hubieras recordado.

SeokJin se encogía de hombros—. Tendré un descuento la próxima semana. Traje algo de comer. Apenas pude tener un almuerzo decente hoy y... Espero te guste lo que pedí para compartir —mencionaba como si nada.

TaeHyung alzaba sus cejas y se acercaba mirando la bolsa, debía de admitir que parecer indiferente por primera le estaba costando.

SeokJin no estaba imaginando la tensión entre ambos, estaba allí en el aire y sentía que lo sofocaba.

—Sí. No he comido bien hoy, tampoco —mencionaba como si nada—. Pero considerando que deseo pintarte desnudo —hablaba con seriedad y elevaba sus ojos para mirar a SeokJin con rostro aburrido—. ¿No quedas hinchado después de comer?

SeokJin alzaba las cejas y miraba su abdomen, TaeHyung lo miraba secamente.

—Ah, bueno... —rascaba su nuca, se veía nervioso y TaeHyung quería desesperadamente poner sus manos sobre su rostro y jalarlo hacia el suyo para así, unir sus labios.

«No eres un animal, Vante» pensaba para sí mismo, intentando mantener la cordura y sus manos en su lugar.

—Jamás miré como queda mi abdomen después de comer —admitía SeokJin—. Podemos comer luego si lo que quieres es empezar... —luego miraba a TaeHyung y su rostro se ponía rojo.

— ¿Por qué te sonrojas? —preguntaba el pintor.

—Porque acabo de caer en la cuenta de que debo desnudarme —exclamaba.

La respiración de TaeHyung se atascaba.

—Si, bueno... —intentaba no sonar perturbado al respecto—. Es el punto, pero si te hinchas, arruinaría todo... —intentaba mantenerse indiferente.

SeokJin torcía su cabeza y fruncia su ceño.

—Podemos comer luego ¿Cuánto te lleva pintar a alguien? —preguntaba elevando sus cejas y haciendo un puchero con sus labios.

Y ahora TaeHyung quería morder sus mejillas ¿Qué mierda pasaba con él? Pasaba de caliente a tierno y todo era culpa de Kim SeokJin.

—El impresionismo permite trabajar con la pincelada ligera mientras que el realismo es más exigente... Quiero hacerlo bien —respondía—, me tomara horas... Y posiblemente, no finalice hoy.

Se cruzaba de brazos y miraba a SeokJin con seriedad. El castaño asentía.

—De acuerdo, comencemos... —se encogía de hombros.

TaeHyung asentía—. Perfecto, sígueme —se giraba y cuando quería avanzar el estómago de SeokJin rugía en el silencio del apartamento, deteniendo sus pasos. El castaño se detenía tras él y el pintor apretaba sus ojos, por alguna razón no le gustaba la idea de dejar que SeokJin aguantará el hambre mientras él lo retrataba ¿Cómo se le llamaba a eso?...

— ¿Sucede algo? —preguntaba SeokJin.

TaeHyung giraba—. Tienes hambre

—Puedo aguantar.

El pintor apretaba sus dientes y suspiraba—. Quizás al viejo TaeHyung le importaría una mierda, pero... Tienes hambre, tu estómago está prácticamente gritando

—No lo está —negaba el castaño y su estómago volvía a sonar y apretaba sus labios apenado—. Puedo aguantar.

TaeHyung rodaba los ojos, se arrimaba y ponía sus manos sobre el primer botón de la camisa de SeokJin y lo desprendía.

—Espera ¿Qué haces? —cuestionaba el otro, poniendo sus manos encima para detener lo que estaba intentando hacer.

El primer contacto, quemaba.

—Quiero ver tu abdomen antes de comer. Si te hinchas mucho luego, comenzamos mañana. Si no se nota, lo hacemos hoy —afirmaba y había intentado con todas sus fuerzas que su voz no sonara ansiosa por ver la piel de SeokJin.

— ¿Hacemos? —repetía este otro.

TaeHyung quería dejar relucir una sonrisa ladina, pero se contenía—. Hablo de dibujarte.

—Claro, por supuesto —soltaba SeokJin.

Luego parpadeaba incrédulo y lentamente quitaba sus manos para permitirle a TaeHyung desabotonar su camisa.

El pintor continuaba, con dedos apenas inestables y manos ansiosas. Cuando abría la camisa, ahí estaba esa piel lechosa y hermosa. Sin marca alguna, un lienzo perfecto dónde su boca podría posicionarse y moverse con ligereza mientras su lengua dejaba rastros a través, dibujando a su antojo los chupetones con su boca.

SeokJin, se tensaba cuando los dedos largos tocaban su abdomen, TaeHyung parecía estar en trance, sumergido por las sucias ideas que lo atacaban y no tenía nada que ver con pintar, el arte y sus derivados.

— ¿TaeHyung? —susurraba.

Y la voz ronca de SeokJin lo sacaba de sus pensamientos.

— ¿Dijiste algo? —preguntaba, pero sus dedos seguían allí, tocando, haciendo círculos en una zona erógena del cuerpo ajeno y su bajo vientre.

—No dije nada —susurraba SeokJin, pero tampoco lo detenía.

—Ah... —era todo lo que TaeHyung podía decir, antes de parpadear.

Volvía a mirar la el pecho desnudo del castaño, alzaba la vista y encontraba los ojos negros ajenos fijos en él.

Una respiración pasaba, dos... Tres y SeokJin tomaba su rostro para juntar sus labios, mientras que él respondía hambriento y desesperado, enroscado sus brazos en aquella cintura estrecha y apretando a ese hombre contra su cuerpo para sentirlo completamente duro y ansioso mientras su boca se lo devoraba, pero él no se quedaba atrás.

SeokJin lo empujaba contra la pared más cercana y se restregaba a su cuerpo mientras sentía los dedos de TaeHyung clavarse en su espalda y los dientes de este mordían su labio inferior, haciéndolo gemir mientras empujaba su pelvis hacia adelante.

TaeHyung tiraba de su labio y agitado exclamaba—. Estás duro-... Ah~ —SeokJin empujaba de nuevo, haciendo fricción.

—Tú igual —respondía, mordiendo él, ahora, el labio inferior del pintor.

TaeHyung gemía y siseaba del ardor, otra estocada y levantaba su pierna izquierda para rodear la cadera de SeokJin y con su mano sobre el culo del castaño, lo apretaba más—. ¿Mi cama? —gemía.

—Tu cama —respondía SeokJin.

🥲 Hey.... Feliz 2022 😅

Namjoon ya sabe que su sociopata es el sociopata de TaeHyung...

Chan Chan
¿Se partirán su madre?

Perdón por errores...

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