Capítulo 11Atrapasueños

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<<Lexa

Siempre es el mismo sueño. Me hallo tendida en el suelo arenoso y pedregoso. Se escucha el cauce de aguas abundantes cerca, el viento acariciar y mecer las copas de los altos árboles que hay a unos metros de mí, aire puro, libre de la contaminación acústica. Es extraño porque siento paz, bienestar. Los rayos del sol deberían ser molestos al darme directamente a la cara, sin embargo, podía mirar fijamente al sol. El sonido de una risa ronca:

– Lexa ¿no te apetece bañarte?

La silueta de una mujer se interpone y tapa el sol, entrecierro los ojos, para acostumbrarme a ese cambio tan repentino y distinguir bien la cara de esa mujer. Siempre el mismo sueño y cada noche apenas avanzo un poco más:

– Se mueves como pez en el agua, doctora.

Digo con una amplia sonrisa, a pesar de que aún no veo la figura de esa mujer solo sé lo que siente mi corazón. Es curioso, porque nunca he sentido algo así de grande, hasta mi propio pecho se queda pequeño. Cierro los ojos, solo durante unos segundos y disfruto de esa tranquilidad:

– Vamos, no tienes que quitarte la camiseta, solo será un baño refrescante

– Estoy bien así, gracias

Quiero hacerlo, bañarme con esa desconocida, pero me siento tan bien donde estoy. Ladeo un poco la cabeza y abro los ojos, al menos a ella sí que la conozco, a la mujer que está sentada mirando al frente y una pequeña parte de mí duele:

– ¿Qué le entristece tanto? Doctora.

Ontari baja la mirada y se retuerce las manos:

– Me entristece que nunca me eligieras

Me incorporo lentamente, quiero acariciarla, pero es como si una pared invisible nos separase:

– Te elegí a ti, te hice una promesa y la cumplí, fuiste tú

La doctora Fisher ríe con ironía y deja caer una lágrima:

– No Lexa, quizás pudiste quererme, pero nunca tuvimos el tiempo suficiente como para que me amaras.

Me giro, creo haber escuchado a mi espalda, en la lejanía la voz de una jovencita llamarme. Me siento rara y vuelvo a mirarla, a ella, a Ontari:

– ¿Qué es esto?

– Tu conciencia o la despedida que nunca llegamos a tener, el amor de tu vida te está esperando.

Hizo un movimiento de cabeza, mientras miraba al frente, hago lo propio, pero cuando miró hacia adelante un fuerte haz de luz me obliga a cubrirme los ojos>>.

Enero de 1969

Querer, el amor es universal y con diferentes tonalidades e intensidades. Amor por un familiar, por un amigo, amor hacía la persona con la que uno se replantea pasar el resto de su vida, la media naranja, por así decirlo, aunque nunca he entendido ese dicho. ¿Veo a Ontari como ese medio de algo mío? No, no creo que eso pueda pasar hasta que no recupere lo perdido y me cuesta querer recuperar mi memoria, sobre todo cuando está tan manchada de fealdad y sangre. Para mí Ontari es la extensión de algo, es la esperanza de un mañana, es el pequeño corazón que permaneció intacto después del accidente, después de perderme, ella me encontró y quien me hizo sonreír.

Antes la besaba por posesión, hay que ser ciegos para no darse cuenta que es terriblemente atractiva e incluso me hervía la sangre. Ahora quiero besarla porque así me nace. Le hice una maldita promesa y cada dichoso día que ha ido pasando me he esforzado para hacerla sonreír, hacerla feliz y su felicidad es contagiosa, acababa por convertirla en mi felicidad. Así que sí, la besé para callarla, pero también porque así lo siento. ¿Soy una persona cruel? ¡Válgame! Que humana soy que cometo los peores errores. Querer seguir a delante agarrada de su mano. Puede que roce al conformismo, porque después de nueve meses y aun habiendo llenado partes de mi memoria a oscuras, sigue existiendo un enorme vacío.

La cuesta responderme en un principio a los besos y me desconcierta, porque me da la sensación de que regresamos al comienzo, cuando se refrenaba e iba con pies de plomo. Con lo bien que estábamos estas últimas semanas. Creí que habíamos avanzado, aprovecha los breves segundos que me separo para coger aire y se aparta bruscamente, se sienta en la cama y esconde su rostro. ¿Está llorando? ¿Por qué llora? ¿Hice algo malo? Me arrodillo enfrente y trato de apartar sus manos de su cara pero se niega:

– Ontari, mírame

– No

Me dice con el rostro aun tapado:

– Ontari, me genera ansiedad verte así ¿Dime que te pasa cariño? ¿Hice algo mal?

Al final lo hizo, quitó sus manos, los ojos los tenía rojos por el llanto, me da un vuelco el corazón y enseguida saco un pañuelo para retirar la humedad de sus mejillas:

– Hemos hecho todo mal – se corrige – hice todo mal, soy tan débil Lexa– pone los ojos en blanco y se retira las lágrimas – masoquista como dirían algunos.

Me incorporo un poco para que nuestros rostros estén a la misma altura, una mano la apoyo en su pierna y la otra la acaricio. La miro fijamente a los ojos y la doy lo que tanto tiempo lleva esperando, quizás no de la misma forma que ella desea, pero al menos lo veo como el comienzo de eso que tanta anhela:

– Ontari, a la pregunta que me hiciste antes, sí, te quiero

Ahora es ella quien me responde con el silencio, posiblemente por la sorpresa que le ha causado las palabras que han salido de mi boca. Así que sigo abriéndome más a ella:

– Estas semanas que hemos pasado juntas de viaje, he conocido a una doctora Fisher increíblemente maravillosa– curvo los labios– que eras maravillosa eso ya lo sabía desde que abrí los ojos y te vi regalándome tu preciosa sonrisa– agacha la cabeza y sonríe– sí, justo una sonrisa tan hermosa como esa.

– Ahora mismo me tienes en tus manos, Lexa – Me acaba diciendo llena de sentimiento – tú eres la única que me puede hacer mucho daño.

– No lo haré.

Nuevamente busco sus labios y antes de que lleguen a rozarse curvo la comisura de los labios, con la misma dulzura y suavidad que se deja acomodar en la cama, me da permiso para que mi lengua entre en su boca y no pierdo tiempo en hacerlo, cuando nuestras lenguas entran en contacto tiembla bajo mi cuerpo. Nuevamente se separa de mí y espero a que hable, tengo muy claro que si es para soltar un comentario lleno de moralidad de que está bien y que no la callaré con otro beso:

– Sé que en un futuro pueda arrepentirme de esto, pero quiero entregarme a ti del todo.

Me dice eso unos meses antes y no tardo en desnudarme y apunto de correrme:

– Nada más me complacería eso, pero esta noche no es la adecuada.

Me mira boquiabierta:

– ¿Por qué?

– No sé si te habrás dado cuenta pero estamos rodeadas de ropa sucia del viaje, tenemos a Aquiles sentado al lado de la cama y me incomoda que nos esté mirando tan fijamente – mira al lado y verifica que el San Bernardo apenas pestañea, echa la cabeza hacia atrás su cuerpo tiembla mientras carcajea– Que perro más pervertido.

Me abraza y me pego a su pecho hasta quedar hipnotizada por el sonido de sus latidos:

– Pensaba que te pondrías en plan Lexa salvaje– me dice mientras acaricia mi pelo– y me arrancarías la ropa a mordiscos sin dejar que me preparase antes.

Sinceramente, que estuviéramos rodeadas de ropa sucia era lo de menos. Era yo quien no estaba preparada para estar con Ontari de esa forma, no como ella quiere. El día que se entregue a mí quiero mirarla, quiero estar con ella y que mi cabeza no me traicionara. Si fuera otra persona me daría igual o incluso tiempo antes. No se merece que ella se entregue a mí del todo y yo no.

2005

Eliana tuvo que hacer una pequeña pausa, estaban siendo demasiadas emociones fuertes. Siempre había pensado que había sido producto del amor, hasta cuando vio a su hermana por primera vez pensó que Alex había sido producto de un calentón. Ya no estaba tan segura, ¿entonces? Aun con el dato de que ninguna de las dos fueron buscadas ¿qué hija fue producto del amor? Y ¿Cuál fue producto del calentón momentáneo?

Octavia y Ontari no dejaban de mirar como caminaba de un lado para el otro:

– De momento sé, que sí tú no hubieras dicho– dijo señalando a Ontari– que Clarke estaba embarazada serías tú a la que elegiría, de momento sé que Lexa pasó de ser una cachonda mental con la lívido alta y querer empotrarte para hacerte "el amor"– eso ultimo lo dijo haciendo las comillas con los dedos – Alex, debisteis de concebirla en Abril y las fechas que marcan aquí es en Enero, ¿Cómo es posible que dieras con Clarke? Y en ese caso ¿las que tuvieron la noche loca fueron ellas? ¿Soy producto de un calentón?

Ontari puso los ojos en blanco y miró a Octavia:

– Estoy demasiado mayor, pero ahora mismo le daría una colleja cómo se las daba a su madre– se restregó los ojos y le aclaró – No encontré a Clarke, eso era imposible

– ¿Entonces esa llamada era?

Octavia levantó la mano como si estuviera en clases particulares y dijo cuan enérgicamente divertida:

– Presente.

Eliana puso una mueca:

– ¿entonces dramatizaste tanto porque encontraste a las a migas de mi madre y no a mi madre?

Le acabó preguntando a la mujer de ojos color café, la anciana pasmosamente se levantó y pasito a pasito se acercó hasta la rubia de ojos verdes, sí lo que todo el mundo está pensando, abrió la mano y le dio justo donde creía que se le estaban escapando las ideas. La rubia puso un gesto de sorpresa y se pasó la mano donde recibió el golpe:

– Pero ¿por qué me pegas?

– Uy que deja vu he tenido– miró a Octavia que estaba riendo entre dientes– No estoy tan mayor como creía, te voy a decir una cosita niña– Eli la miró fulminante– mi detective y yo no teníamos ni puta idea de donde estaba Clarke, pero sus amigas sí, cariño que el rubio no te confunda, si Octavia tiene en su posesión cartas de tu madre es porque lógicamente se han mandado cartas y sabían como encontrarla.

– Muy bien– dijo Eli sentándose y agarrando de nuevo el diario– me tocará ver sufrir a mi madre por vuestra culpa.

Ambas ancianas intercambiaron miradas mientras arqueaban las cejas con esa expresión que decía "seguro". Eli dejó caer los hombros, el jueguecito que tenían esas dos mujeres. Lo que había empezado con melancolía ahora era como si hubieran regresado a sus tiempos mozos cuando no paraban de mofarse de todo y todos:

– ¿Qué?

– Nada– se encogió de hombros Fisher– el tiempo pasa cariño– se sentó nuevamente– la gente de una forma más lenta o más rápida avanza con su vida, pasó dieciséis mesecitos largos hasta que Clarke regresó y con tres meses a la mamá que tienes ahora mismo en un altar en tres meses ya se estaba beneficiando a Green, imagina año y medio. Al menos nosotras nos dedicábamos a lo básico.

– Ya a lo básico

Repitió Octavia haciendo un movimiento de muñeca muy soez cerca de su boquita y golpeaba con la lengua el interior de su moflete, haciendo una representación gráfica del sexo oral. Ontari agarró un cojín que tenía a su espalda y se lo tiró a la mujer de ojos verdes:

– Madura de una vez que ya estas vieja joder.

– Y tú no seas tan anciana culo arrugado

Ambas comenzaron hacerse burla poniéndose caras raras y sacándose la lengua:

– ¡Ya vale!– se quejó Eli y miró molesta a Ontari– Aun suponiendo de que Clarke siguiera beneficiándose a Green– se corrigió– que por cierto creo que fue al revés y Green fue la que se aprovechó de mi madre, la situación no es comparable, Clarke pensaba que Lexa estaba muerta, vosotras sabíais que mi madre estaba viva. La amnesia justificaría que Lexa no sintiera lo mismo por Clarke, pero ¿qué dejarais de tener consideración por ella?

El momento de cachondeo que tenía Ontari acabó poniendo gesto de enfado:

– Renuncie al amor de mi vida para que tus madres estuvieran juntas, eres igual de hipócrita– acabó señalando a todos las presentes de ese salón incluyéndose así misma– tu misma debes saber lo que somos capaces de hacer por amor, tu marido tuvo que escoger, entre quedarse contigo o su familia, para que tú acabaras feliz otros han perdido algo, así es la vida pequeña, para que tú tuvieras a Clarke y a Lexa, tu hermana tuvo que perder– negó con la cabeza– eres igual que tu madre, creyendo siempre en utopías, los cuentos de hadas no existen, eso es una invención de los libros y películas de Meg Ryan fingiendo orgasmos en una cena, el amor de verdad es el que acaba resistiendo a duros golpes– contó hasta a tres y dijo más calmada– la verdad es la única persona que puede llegar a conocerse es una misma, porque por mucho que te esfuerces en ser trasparente, hay algo muy tuyo y que nadie puede quitarte y es tu forma de pensar. Clarke describió a Lexa como un ser dulce, tradicional, que trataba de hacerla feliz y mimarla, pues abre los ojos Lexa parte de su vida estaba atormentada, incluso ambas me describen como buena, dulce que siempre ayudaba, ellas que saben que pasaba por mi cabeza en cada momento. Te voy a dar una pista, en un principio sentía más fascinación por Clarke que por Lexa.

– Vas hacer llorar a la niña.

Le dijo en voz baja Octavia a Ontari, la mujer de color ojos café miró aun enfadada a la ex tabernera:

– La niña debe dejar de juzgar a los demás sin conocer del todo la historia, ni debe esperar que el mundo sea perfecto, todos somos humanos, todos cometemos errores y cuando nos ciega el amor más.

31 de Marzo de 1969

Llego a casa de Ontari después de haber descargado varios fardos de paja en el establo, por fin había conseguido comprar una yegua, comienzo a pensar la estructura de lo que plantar y que no, aunque creo que de momento la cebada creo que sería un buen comienzo. El olor a comida me embriaga, estoy reventada, creo que la edad comienza a pasar factura, está cortando unos daditos de queso para echarlas en la ensalada, curvo la comisura de los labios y la sorprendo abrazándola por la espalda, mientras que... bueno puede que no sea toda una joya con un pedrusco que deslumbra hasta la misma reina de la naturaleza, pero no sé, vi el colgante en el mercadillo de segunda mano y me apeteció comprárselo, creo que me gustó más por su significado, no iba en cadena de oro, si no con una cuerda color negro. Ontari sonríe y lo sostiene con la palma, lo observa y pregunta:

– ¿Qué es?

Sigo abrazándola por la espalda, apoyo mi cabeza en su hombro y la respondo mientras que ambas miramos fijamente a la figurita con las plumas:

– Según me contó la mujer que me lo vendió, es un atrapa sueños– se lo quito de la mano y comienzo a ponérselo, me ayuda agarrando su melena y expone su precioso cuello– Según la creencia popular, su función consiste en filtrar los sueños de las personas, dejando pasar solo los sueños y visiones positivas; los sueños que no recuerdas son los que bajan lentamente por las plumas. Las pesadillas se quedan atrapadas en la cuenta y a la mañana siguiente se queman con la luz del día para que no se cumplan.

Termino de ponérselo y deposito un beso en su cuello:

– Es curioso que una amnésica me regale algo así.

– Siempre que me persiguen las pesadillas estás tú para traerme positividad y nuevos recuerdos bonitos.

Desde que regresamos, Ontari tiene sus momentos, en los que se muestra feliz, en los que me responde con la misma calidez que le doy y otras, es como si tuviera la cabeza en otro lado. Desde que confesó que quería entregarse a mí, no dejo de pensar en ello, ya han pasado dos meses y medio, tiempo suficiente para hacerme a la idea de que al final acabaremos siendo la una para la otra, en parte, ya me hice a la idea de que estoy defectuosa, que nunca encontraré esa chispa que llene nuevamente ese vacío que siento. Ontari, llena ese poco que me queda. Me mira, justo como cuando quiere decirme algo, pero nunca termina de hacerlo y lo único que hace es:

– Puedes poner la mesa– Asiento– y la bandeja del horno, ya sabes que soy patosa para eso

– Pensaba que era yo la que tenía dos manos izquierdas

Obedezco a lo que me ordena. Dos meses y medio desde que me lo dijo, desde entonces me lo repitió una sola vez más, sé que no deja de pensar en ello tampoco, que en ocasiones la puede el miedo y piensa que no me atrae. Bueno, que aún no haya dado paso para lo más importante no quiere decir que cubramos nuestras necesidades de otras formas y empiezo hacerme adicta a sus gemidos, solo en los momentos en los que Clarke no se ha colado en mis pensamientos. Que ha ocurrido en contadas ocasiones. Pero cabe la posibilidad, ya que ese par de veces he disfrutado como nunca con Ontari:

– Tengo que ir a terminar de pintar los establos– intento sacar planes, tampoco quiero caer en la rutina– ¿quieres que salgamos esta noche un rato? Ya sabes, bailar un poco

Me mira pensativa durante unos segundos, hasta que al final accede:

– Vale, te ayudo.

Normalmente cuando me ayuda, ya sea por pintar, limpiar o incluso a decorar mi casa, siempre tiende a ponerse ropa cómoda y holgada. La prefiero así, cuando no va en plan doctora profesional y aburrida. Lo extraño es que optó por un vestido, pensé que era para no tener que cambiarse cuando acabáramos, pero es absurdo, se iba a manchar y no creo que pensara ir manchada a ningún lado. Luego caigo de que hay ropa suya en mi casa, así que lo más lógico sería que se cambiara en casa. Así que en cuanto llegamos, dando por hecho de que subiría a la habitación le digo que me voy a ir adelantando, en teoría los fardos de paja no deberían ensuciarse ya que estaban en el lado que estaba pintado y secado, solo por precaución me atreví a poner unas viejas mantas:

– Lexa

Escucho la voz tímida de Ontari, me giro y ¡LA MADRE DEL CORDERO! Me quedo mirándola con ojos como platos y de pies a cabeza, creo que se me escapó un poco de babilla:

– Cariño– no vocalizo bien, la sangre en vez de subir a la cabeza está bajando a otro lado a una velocidad pasmosa_ ¿Piensas pintar desnuda?

Se le escapa una risita, me abraza y se pega a mí. Piensa en cosas asexuales, piensa en cosas asexuales me digo mentalmente, pero me está besando en el cuello y siento sus... "inconscientemente" mis ojos acabaron mirando abajo dios mío que pechos...como que una no es de piedra y bueno, comencé devolviendo sus besos de forma dulce, pero que ella tampoco tenía las manos quietecitas y comenzaba a conocer muy bien mi cuerpo. Separamos nuestros labios para tomar aire, nuestras respiraciones comenzaban a agitarse, ya aproveché para levantar los brazos y dejar que me quitara la camiseta, está ansiosa y me quita las vendas enseguida:

– Sí que estás loca por tocarme

Le digo riendo entre dientes, mis manos vagan por su espalda y recorren parte de su torso desnudo:

– Más que eso– me dice desabrochando mi cinturón– quiero sentirte, dentro de mi

Al comprender lo pretendía la empujo un poco del hombro para mirarla a los ojos:

– Ontari, no pretenderás que lo hagamos aquí ¿Verdad?

Aprieta los labios y me empuja hasta que caigo de culo a uno de los fardos tapados, cosa que agradezco, si la paja toca directamente a mi piel enseguida me provoca urticaria, poco me da tiempo a reaccionar cuando la tengo cuan fiera salvaje a horcajadas sobre mí, me agarra una mano y la guía por todo su cuerpo, no se sí puedo controlarme más, me palpita cosa mala:

– Dime que ahora no lo estás deseando– la va a cagar, la voy a cagar, ya que está bajando mi mano hasta su humedad y–hacerme tuya, sentir mi humedad– acercó sus labios en mi oído antes de que me acariciara justo en la parte que más apretaban mis pantalones– justo aquí

Maldije en mi fuero interno, porque me venció. La abrazo y rodamos hasta quedar encima de ella y devorar su boca con hambre. Me apoyo con los antebrazos solo para mirarla a los ojos:

– Si en algún momento quieres que pare, solo tienes que decírmelo y lo haré

Me asiente con la cabeza, su torso se mueve rápidamente por lo agitada que tiene la respiración. No puedo creerme que lo vaya hacer, me siento nerviosa, pero no en plan virginal, me siento nerviosa porque no quiero hacerla daño y evidentemente, estar con ella al cien por cien y no que aunque sean unos segundos, pensar en Clarke. Me levanto y me descalzo para quitarme las prendas que ya sobraban, me observa fascinada, la abro de piernas y me posicione entre ellas, tiembla al sentirme rozar su entrada:

– ¿Estás segura?– repito una última vez, aunque me siento en un constante Deja Vu– No quiero que te arrepientas

– Lexa– me aferra de las mejillas y acerca mi rostro al suyo– eres la única a quien le he pedido esto.

Sudáfrica

Un año y medio ha pasado desde que Clarke perdió a Lexa, había perdido interés hasta de la medicina. Hasta que un día, la muy pesada de Niylah Green la acercó a un lugar que le robó el corazón, un lugar donde también se ha presentado voluntaria y que disfruta mucho. Nunca pensó que enseñar a niños a leer le pudiera llenar tanto. Siempre existía un vacío interior, uno que dejó Lexa y el que iba a ser su hijo. Había niños que los miraba y pensaba, si ella estuviera viva no me importaría adoptar uno. Se encontraba con un pequeño de cinco años sentado en su regazo, repasando el abecedario con un cuaderno. Cuando vio a la doctora Green apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados. La ojiazul le dibujó una sonrisa:

– Enseguida vengo– Le dijo al niño– lo haces muy bien, sigue repasando.

Se acercó a la doctora, no tenía previsto verla hasta el fin de semana, ya que Green si solía viajar más a los poblados para ver a los enfermos:

– ¿Qué tal la profesora más sexy?

– Ahora que estás aquí mejor

Le dijo rodeándola con los brazos. Niylah curvó la comisura de los labios y cuando Clarke fue a darla un beso, ésta la apartó:

– Clarke tenemos que hablar– agachó la cabeza y soltó aire– más bien será mejor que lo leas por ti misma– le dio un telegrama y un billete de avión– ahora que estoy haciendo esto me arrepiento– Clarke todavía no lo había leído– pude haberlo roto y tenerte junto a mí para siempre.

– ¿Qué es esto?

– Léelo, solo espero– le costaba hablarle– Clarke comenzabas a ser feliz junto a mí, solo espero que eso lo valores y algún día contemples la posibilidad de regresar junto a mí.

La ojiazul leyó el telegrama y enseguida se tapó la boca, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. Estaba tan en Shock que se le cayó de la mano y tuvo que sentarse para poder asimilarlo. El niño se acercó corriendo para recoger lo que se le había caído su profesora. Miró el telegrama y trató de leer en voz alta:

– Cla-Clar-ke, Le-sa es-es-tá vi-va re-gre-sa a ca-sa

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