Hoseok tenía dolor de estómago.

Jamás sería tan valiente como YoonGi.

Se quedó de pie, y dijo todo lo que tenía que decir, lo cuál no sabía que era en realidad. Simplemente quería que aquel chico no estuviera enojado con YoonGi. . . Por su culpa.

Él siempre tenía la culpa de todo.

El hermano de YoonGi se levantó bruscamente y Hoseok retrocedió.

Creyó que iba a golpearlo igual que a su novio.

Casi se le salieron las lágrimas de puro miedo.

Pero sólo escuchó como la copa aterrizó en el suelo y se rompió, el vino se extendió por el suelo.

—No creo que quiera seguir escuchando, está mal y no cambiaré mi opinión de ello. Pero sé que YoonGi lo ha pasado mal desde que nuestros padres se fueron. No me siento capaz de quitarle algo más. Dile que lo siento, que no cambiaré mi manera de pensar pero que lo dejaré ser feliz.

Hoseok fue hasta el cuarto de YoonGi sin poder creer aún del todo lo que había escuchado.

Se acomodó en la cama y se escondió en el abrazo protector que el mayor le brindó.

El calor de YoonGi le hacía sentir cómodo y a gusto.

Miró hacía arriba y dejó un pequeño beso en el cuello del mayor.

Hoseok durmió bien.