YoonGi abrió sus ojos muy temprano, jamás en su vida se había despertado a las 7AM. Siempre había sido de sueño pesado, y si despertaba antes de lo que planeaba, tenía mal humor todo el día.

Pero hoy no sería el caso.

Lo primero que vio, fueron los cabellos negros de Hoseok.

Bajó un poco más su mirada y vio su expresión de completa paz, un chico sumergido en sueños.

Su movimiento hizo que Hoseok despertara poco a poco. A penas alcanzó a abrir sus ojos y YoonGi ya tenía sus labios sobre los suyos.

—Buenos días, Hobi.

—Buenos días, Yoon.

Hoseok pensó que sería fácil acostumbrarse a despertar todos los días de ese modo.

Que al abrir los ojos, lo primero que viera todos los días fuera la sonrisa gatuna del chico maravilloso que tenía en frente.

Un beso todas las mañanas, vaya forma de despertar.

Se imaginó una vida con YoonGi, donde él se levantaba temprano por las mañanas, antes de que sonara la alarma sólo para comprar flores para que su novio sonriera al despertar. Por supuesto, serían margaritas, sus flores favoritas. No podía creer que pensara aquellas tonterías cuando llevaban muy poco tiempo como pareja, quizá YoonGi le gustaba demasiado.