Lección 25

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Cómo llorar

Ese día inició bastante nublado y un poco más frío, quizás más de lo normal para las fechas en las que se encontraban. Parecía que el invierno llegaría mucho antes de ese año, pero no era algo en lo que YoonGi se pusiera a pensar mucho, sólo sabía que tendría que arroparse con más frazadas y ponerse suéteres más gruesos si no quería terminar como un pedazo de hielo andante.

Cuando el reloj marcó las doce del día y el clima subió unos cuantos grados, ambos salieron a comprar algunas cosas, esta vez el mayor tenía planeado conseguir el doble de alimentos en vez de gastarse más de la mitad del dinero de su cuenta en otras cosas que en comida, aunque no estaba arrepentido de sus nuevas adquisiciones.

Durante su travesía JiMin le comentaba curiosidades sobre alimentos o le decía lo importantes que estos eran para su persona, YoonGi asentía con una sonrisa mientras guardaba las cosas y reafirmada su idea de que ir de compras con el menor no era la cosa más aburrida del mundo, al contrario, saldría muchas veces más a hacer cualquier cosa sólo para poder estar más tiempo con él pero no era muy fan del ambiente frío a los alrededores.

El día había sido entretenido, caminaron más lento de lo normal sólo porque el parque lucía lindo y JiMin le contaba tranquilamente sobre los programas que había visto el otro día. Fue una buena manera de distraerse para YoonGi, tanto así que ni siquiera se dio cuenta que había dejado algunos productos en la tienda sino hasta que entró por la puerta de su casa.

—Ya regreso —avisó con cansancio, regresando hacia la puerta y volviéndose a colocar el abrigo. JiMin rápidamente se acercó y frotó sus mejillas, revisando si estas estaban muy frías—. No hagas eso, estoy bien —se quejó, haciendo un puchero por la presión en su rostro y el robot rió, alejándose.

—¡Vaya con cuidado! —se despidió, recibiendo una ligera sonrisa del pelinegro.

Cuando la puerta se cerró JiMin empezó a guardar todo lo que habían comprado, ordenando los productos con atención y planeando en su cabeza qué platos diferentes podía cocinar para el contrario. Una vez acabó de hacerlo lavó unos cuantos platos usados por YoonGi en el almuerzo y los guardó igualmente en sus respectivos lugares. Finalmente, se sentó en el sofá de la sala con la televisión encendida, esperando a que el mayor llegara a casa.

Pasaron unos cuantos minutos cuando el celular de YoonGi sonó y automáticamente se levantó para atender, lo tomó del bar de la cocina y como el aparato decía que era un número desconocido descartó la idea de que fuese HoSeok.

Era algo extraño, porque el reducido círculo de amigos que tenía el pálido JiMin ya lo conocía y también sabía que este había guardado todos los números de las personas cercanas en el aparato, incluso el de ese tal SeokJin pero no le dejó llamarlo, y a pesar de su curiosidad no podía hacer mucho frente a una orden de YoonGi.

—¿Hola? —saludó, pero no escuchó nada—. Lo siento, YoonGi Hyung no está, ¿quiere que le deje algún mensaje? —sonrió a la nada, viéndose realmente tierno.

Por un segundo pensó que era alguien confundiéndose de número o que la llamada no estaba funcionando, pero una vez que pudo escuchar algo del otro lado de la línea su ceño se frunció en confusión; en su relativamente "corta vida", no había escuchado a alguien sollozar.

—¿Hola? —preguntó nuevamente, ahora con algo de precaución.

—¿Y-YoonGi? —sonó una voz femenina, completamente apagada por el llanto—. ¿Hijo?

¿Era la madre de YoonGi? JiMin parpadeó un par de veces, un poco sorprendido y sin saber muy bien qué decir.

—Uh... YoonGi Hyung no se encuentra en casa ahora... yo no...

Un sollozo más fuerte se hizo escuchar del otro lado de la línea y JiMin se limitó a hacer una mueca con los labios, ¿qué podría estar pasándole a la madre de su Hyung para que estuviese llorando durante una llamada? ¿Debería decirle que se calme primero y que luego llame?

—Disculpe, no la entiendo...

—¿JiMin?

El mencionado se giró al mismo tiempo que la puerta de la casa se cerraba, al instante vio como YoonGi dejaba las dichosas bolsas en el suelo y lo miraba un poco confundido.

—¡Hyung! —le sonrió.

—¿Qué haces? —se acercó a él con una mirada curiosa—. ¿Estás llamando a NamJoon?

—No —negó, recordando a la mujer al otro lado de la línea—... uh... Es para usted, creo que es realmente importante —le tendió el teléfono y el pálido lo tomó.

Vio que la cara de YoonGi también se transformó en una confundida.

—¿Mamá? —habló por el aparato y JiMin se mantuvo en su lugar, mirando con atención como las expresiones del pelinegro cambiaban rápidamente; sus ojos abriéndose con miedo y su piel tornándose aún más pálida—. ¡¿Qué?! —el robot pegó un pequeño brinco por el grito de su mayor, los ojos de este comenzaron a enrojecer y sus manos a temblar, su pulso acelerándose—... P-Pero... ¿Cómo fue que...? Maldición —colocó una de sus manos sobre su rostro justo cuando las lágrimas comenzaron a salir.

Entonces, ahora quien emitía los sollozos era él.

JiMin, aun sin entender qué era lo que pasaba, se quedó mirando la escena. El pelinegro lentamente se arrodilló en el suelo como si no fuese capaz de sostener su peso y rodeó su propio cuerpo con su brazo libre, como respuesta a esto el rubio se levantó y se acercó a él. Se sentó frente al otro, mirándolo con la cabeza ligeramente ladeada en forma de duda, ¿qué pudo haberle dicho esa mujer para que el pelinegro empezara a llorar de repente? ¿Tan malo era?

La conversación duró segundos, las preguntas de "¿cómo?" y "¿por qué?" se repetían entre una y otra vez, como si no se pudiera creer lo que le estaban diciendo.

—¿Hyung?

—Está bien... Mamá necesito un momento, yo... —otro sollozo y JiMin se inclinó más hacia su Hyung—... hablaremos luego, está bien... está bien...

YoonGi alejó el teléfono lentamente de su oreja, dejándolo sobre su regazo mientras la llamada se cortaba. JiMin se irguió en su puesto, mirando con más claridad el rostro lloroso de YoonGi cuando este alzó la cabeza; cara roja, mejillas llenas de lágrimas y una expresión de profundo dolor.

Daba una imagen tan adolorida y triste que JiMin se planteó si debería llamar a un médico.

—Hyung... se hará daño... —acercó sus manos hacia el rostro del contrario cuando se dio cuenta que este estaba mordiendo su labio en un intento de retener su llanto, y acercó su pulgar derecho hacia su labio inferior. Una vez que lo delineó con cuidado, los sollozos del pelinegro no se hicieron tardar y sus brazos rodearon la cintura del robot.

JiMin no se movió, sólo se mantuvo en su puesto, recibiendo el abrazo.

YoonGi repetía el nombre de alguien que el robot no reconocía, este también estaba atrapado en una situación que no sabía cómo manejar ni cómo reaccionar, así que sólo rodeó la espalda del mayor con sus brazos esperando que se calmara y casi automáticamente, el pelinegro escondió su rostro en el cuello ajeno.

—¿YoonGi Hyung? —preguntó en tono preocupado, escuchando la respiración entrecortada del otro.

—P-Por favor... un poco más... sólo necesito... —sus palabras fueron interrumpidas por otro sollozo y JiMin apoyó su mejilla sobre el hombro de YoonGi, esperando pacientemente a que el pelinegro dejara de llorar.

¿Aquello era llorar de verdad?

JiMin no quería verlo de nuevo.

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