𝚁𝚎𝚜𝚌𝚊𝚝𝚊𝚗𝚍𝚘 𝚞𝚗 𝚣𝚊𝚙𝚊𝚝𝚘.

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-Dónde está mi otro zapato?. - Lesly gritaba por toda la habitación. -Maldito zapato!.

Si, ya había llegado el gran y esperado día, como era de esperar todo el mundo corría, nervioso, apurado, feliz y sudando. La tía Lana se había jurado así misma que sería la mejor doble boda que pudiera existir, así que, alquiló todo un hotel de cinco estrellas, sólo para ella y la doble boda, lo que fue algo astuto y previsto, ya que el personal que había contratado corría por todo el hotel, alistando los preparativos.

-Abril! Necesito ayuda!.

-No he visto tu zapato. - respondí, comiendo unos chocolates.

Se detuvo, aún con los rulitos que tenía en el cabello, y con media cara maquillada.

-Ve a buscarlos, creo que lo dejé en el maletero de tu carro.

-Y yo porqué?

-Eres la indicada para este complicado trabajo.

Alcé los brazos, dándome por vencida.

-Cuida mis chocolates hasta que regrese. - miré al gordito Cole, el hijo de la maquilladora profesional que contrató Lana y vieja amiga de papá. - cuidado con él.

Antes de salir con desconfianza de la habitación lo advertí con los dos dedos cerca de mis ojos.

-Te vigilaré!

Cole sonrió ante mi amenaza, parecía un tierno niño de 11 años, pero en menos de cuatro horas, ya lo había visto tomar los aperitivos que llevaban a la sala de eventos, metiendo en problemas a la señorita mesera que se negó a darle los chocolates que quería, ya que su mamá advirtió a todos sobre no darle chocolates, ya que se alocaba y se volvía incontrolable. También lo había visto esconder los maquillajes de su madre, ponerle goma a las pantuflas de Ariel sólo porque se había cansado de jugar en el play y estaba tan segura como mi tía al casarse, que él era el autor de tal desaparición de los zapatos de la rubia, yo por otro lado, me aseguraba de no hacer nada en su contra, para no recibir ninguna de sus bromas, aunque sentía que me la tenía jurada y que en cualquier momento se volvería en mi contra.

-Ah!. - me quejé cuando tropecé con un carrito de comida.

Llegué al estacionamiento y abrí el maletero del carro, evidentemente no había nada más que un viejo y rancio chicle de mascar.

En cuanto giré para regresar y darle la mala noticia a la rubia, me encontré con Cole y el zapato que llevaba en las manos.

-Lo sabía!. - casi brinco de la emoción al ver que no me equivocaba al sospechar de él. - Ven, dámelo.

El muy astuto niño, sonrió y negó con su dedo.

-No tan rápido, quiero algo a cambio.

-Qué quieres? Que robe un banco? Te traiga un payaso? Una pelota de fútbol? Habla!.

-Para que necesito una pelota de fútbol?.

-Para jugar?.

-Si, claro, jugar en una boda?

-Bueno, ese no es el caso, necesito llevarme ese zapato y tienes que dármelo ahora.

Me acerqué a él, para arrebatarle el zapato de su poder, pero fue más astuto y se alejó aún más.

-Si me lo quitas, llamo a Celine y le digo que mentiste sobre su vestido.

La cara se me desfiguro por completo al escuchar tremendo dato super secreto.

-Cómo sabes eso? Te lo dijo Lesly para que le hicieras algún favor?.

Negó sonriendo de su astucia.

-Tomé tu celular cuando un número agendado como "Celine Davis vestido de bodas" entonces la investigué mediante las redes sociales y vi una foto con un vestido muy parecido al de tu madrastra, entonces supe que tú habías robado el vestido.

-Ja ja, solo por eso sabes eso? Porque lo dedujiste? Nadie le creerá a un niño de... Cuantos años tienes? Siete u ocho?.

-Además tengo influencias que confirmaron lo que te estoy diciendo, tengo pruebas. - al ver mi asombro, siguió mostrando sus cartas. - el amigo de mi amigo tiene un papá detective, fue fácil averiguar todo esto.

-Tú ganas pero dame ese zapato.

-Aún tienes que hacer algo por mi.

-Que cosa? No tengo mucho tiempo, después de Lesly, me toca para que tu mamá arregle todo este desastre. - me señalé con el índice, ya que tenía ojeras y el cabello desmarañado.

-Quiero unos chocolates.

-Bien, te doy los míos.

-No, necesito los que tiene Tania en la cocina.

-Cómo? Quieres que robé unos simples chocolates para ti?.

-Robaste un vestido por la novia, puedes hacer esto, cuando lo hagas te devuelvo el zapato y como si nada hubiera pasado.

-Tu mamá se enojará mucho, si lo hago. - aclaré la situación.

-Y es por eso que no se va a enterar, mientras más tiempo estés aquí renegando conmigo, más tiempo pierdes para que te arreglen ese nido de ratas rojizo que llamas cabello y esos ojos mas hinchados y rojos que una peloto.

Ah, se atrevió a meterse con mi cabello, esto no se lo perdonaria nunca, es más, algún día se arrepentirá de sus crueles palabras, aunque tenía razón, ya que las noches anteriores había tenido una pequeña crisis existencial, esas de que lloras como si la vida dependiera de ello, además había pasado en cama con gripe que ni me preocupaba de peinarlo, si mi vida era una gran desgracia.

-Donde están esos benditos chocolates?.

-Están encima de un anaquel, cerca de los platos.

-Y porque están ahí?

-Los alzó para que no me los comiera, pero no podrá evitarlo.

-Bien, haré esto y los traeré para ti.

-En cinco minutos nos encontramos en las escaleras de emergencia.

-En cinco minutos? Es muy poco tiempo.

-Es el tiempo justo y necesario, solo es de tomarlos y ya.

-Si, pero seguro Tania los estará vigilando de ti, necesito más tiempo.

Cole cruzó sus brazos pensando.

-Diez minutos, ni un segundo más, ni un segundo menos.

Le di mi pulgar y me alejé de él, poniendo el temporizador a diez minutos.

Entré casi corriendo por los pasillos, aún en mi vata de dormir ya que aun no me había alistado, claramente, pero eso no decía que tenía mucho tiempo para aquello.

Estaba apunto de entrar cuando el encargado de los arreglos, me tomó por los brazos.

-Señorita, está pérdida?.

Me miraba a los ojos, como si supiera que venía para hacer algo ilegal y esa cosa ilegal era robar unos chocolates para un niño de once.

-Yo venía por agua. - dije la primera mentira que se me ocurrió.

-Creí que había agua suficiente en su habitación.

Y que me atrapaba en la mentira.

-En serio? No vi nada. - y el señor no me creía. - bien, me descubrió, no venía por agua, venia por una coca cola. - su cara de incredulidad me decía todo. - si, si, parece tonto, pero esque me prohibieron las bebidas, porque después no entro en el vestido, pero ya sabe, la necesidad de esa coca cola es mas grande que mis ganas de entrar en ese vestido.

Cuando creí que me llevaría con mi padre, por mi raro comportamiento, se empezó a reír.

-Hubiera empezado por ahí, mis hijas también consumen mucha de esa gaseosa, tengo cosas que hacer, puedes ir a ver tu botella con agua.

Me soltó y se marchó para seguir con su labor. Miré el reloj y la gran mentira me había quitado cinco minutos.

Empujé la puerta, entrando a la cocina del hotel, esta era tan grande que no podía encontrar los benditos chocolates, todos los cocineros estaban tan pendientes y concentrados en su trabajo que ni me notaron.

Bendito Cole! Ni siquiera me explicó bien sobre el lugar de reposo de esa bandeja, fui mirando de un lado a otro, viendo como perdía minutos, fue cuando vi a Tania, llevando la bandeja de chocolates.

La seguí por los pasillos, sabía que el destino de esa bandeja era específicamente en el jardín del hotel, donde sería la ceremonia.

Le robo? Le digo la verdad? Debatía mientras más se acercaba al final del destino y está vez no podía mentir para intentar llevarme esa bandeja, ya que todo estaba vigilado para que nadie comiera hasta que iniciara la fiesta.

Tenía dos minutos y treinta segundos para tomar esa banjeda.

-Ey! Tania?.

-Si, señorita Abril?

-Estuve buscando tu pequeño trasero por todo el hotel, mi padre te estaba buscando, para asegurarse de algo de sus dulces favoritos.

-En serio? Lo siento, estábamos demasiados ocupados, pero, deja que lleve esta bandeja a la mesa decorativa y voy con tu padre.

Le arrebaté la bandeja de sus propias manos.

-Ni te preocupes, las llevo yo.

-Seguro?

-Si, si esta aquí a metros.

Tania sospechó algo, pero, cuando me vio simulando ir a la mesa, se fue, confiada en que llegaría a esa mesa, entonces corrí por la otra puerta, que llevaba directamente a esas benditas escaleras de emergencias, llegando justo a tiempo pero Cole no estaba allí, asi que me senté en un escalón, para esperar cómodamente.

Pasaron diez minutos cuando vi al astuto Cole, caminando como si fuese el dueño del mundo, me agrada pero no tanto por llegar tarde.

-Sabes que mentí tanto solo por esta bendita bandeja con chocolates, solo para que llegaras tarde?.

-Igual tienes cara de mentirosa. - estuve a punto de tirar la bandeja a las plantas. - pero igual me agradas.

-Bien y porque llegaste tarde?.

Se sentó en el escalon junto a mi.

-Nada interesante, mi madre me estaba vigilando, ya que creía que me traía algo entre manos, apenas pude escaparme de sus ojos amenazantes.

-Tu mamá si que te conoce. - respondí mirandolo comer esos chocolates que tanto quería.

-Si y tu mamá?

Mi mamá?

-Ella murió cuando nací, así que no se mucho de ella.

-Y porqué? Acaso porque murió dejó de ser tu mamá?.

-No es eso, solo que mi padre nunca me contó mucho de ella, lo único que sé, es porque mi tía me lo contaba o por mis hermanos, ellos tenían cinco, cuando murió, así que tampoco se acuerdan de mucho.

-Y la extrañas aunque no la hayas conocido?.

-Crecer sin ninguna figura maternal es más difícil de lo que crees, no tener a tu mamá para que te enseñe cosas nuevas, para que te aconseje cuando estás en la adolescencia, para el evento del día de las madres en la escuela, o alguien que te regañe cuando estas haciendo las cosas mal y que te conozca bien para saber cuando estás apunto de cometer errores, fue difícil, aunque no imagino lo que sintió papá al perderla tan rápido, al igual que mis estúpidos hermanos.

-Profundo, casi lloro y ahora quiero vomitar estos chocolates por desobedecer a mi mamá... Y que ahora somos amigos?.

-Solo si no vuelves a esconder todo lo que veas solo por unos chocolates.

-No prometo nada, ya que es difícil resistirse a estos deliciosos chocolates.

-Te entiendo, antes los comia mucho, pero el doctor me los prohibió porque podia tener enfermedades futuras como azúcar y eso.

-Y le hiciste caso?. - asentí. - y porque le hiciste caso? Quien era ese doctor y que derecho tenía para prohibirte los dulces?

Me empecé a reír por su repentino enojo.

-El doctor era mi padre, así que, no podía ir y decirle ¡no me prohíbas los chocolates!, además era él quien hacía las compras para la casa y compraba lo que quería.

-Bueno, que difícil sería estar en tu lugar.

-No es para tanto. - mire el reloj de mi mano, viendo que se me estaba haciendo mas tarde de lo que ya era.

-Tengo que irme, pero fue un gusto hablar contigo, niño astuto.

-Ten, eres buena negociadora. - me dio el zapato de Lesly. - Por cierto, te anda buscando tu padre junto a Tania, creo que porque le mentiste, además mi madre ya casi termina con tu amiga.

-Cómo? Y recién me lo dices, seguramente estoy en problemas y pensará que estoy intentando de sabotear su fiesta de boda.

-Yo de ti, ya estuviera corriendo a darle una explicación con un toque de mentira.

-Gracias por tu sabio consejo, pero prefiero ir y esperar a que deje de buscarme, tendrá que ir a terminar de arreglarse, no?

-Bueno, dijo que te esperaría hasta la noche, pero creo que lo dijo como una broma.

Y esa broma, era verdad y de todas formas tenía que verlo.

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