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 ¿Lo estaba mirando a él?

Si, era a él, ¿cierto?

Miro a los lados para cerciorarse, obviamente, sus "amigos" lo habían abandonado para ir a buscar algo de comer.

Hasta valía menos que una porción de comida, que decepcionante.

Pensó rápidamente en las palabras de Ryan.

No te le quedes viendo, háblale.

Bueno, no dijo exactamente eso, ¿Qué había dicho?; en cualquier caso, Goldden ya lo había olvidado y cambiado a su conveniencia.

Con mucha confianza en sus pasos, Goldden se acercó hacia el chico de cabello chocolate, que aun no había apartado su mirada de la de Goldden.

¡Auch!, golpe bajo.

Entre mas caminaba, sus pasos temblaban, y su sonrisa, cada vez más, se hacía una mueca temblorosa de nerviosismo.

Goldden se dio fuerzas mentales, y cuando llegó con el chico; éste le sonrió con afabilidad.

-¡Hola!, un placer conocerte, me llamo Goldden

-Lo sé- esas palabras sorprendieron a Goldden, bah, en realidad no.

-Oh sí, supongo que sí....

-...

-Y ¿cómo te llamas?- dijo Goldden mientras se sentaba al lado del chico, tratando de hacer del momento un poco menos incómodo.

-Me llamo Freddy -dijo para después reír un poco - te habías  tardado en hablar conmigo, ¿sabes?

-¿Eh?- Goldden miró extrañado a Freddy, ¿de qué hablaba?

Tal vez...

Goldden se sonrojó avergonzado.

Diooos, ¡él lo sabía!

-Jajajaja, tranquilo Goldden, no estoy molesto ni nada por el estilo- Freddy sonrió cálidamente- me siento a salvo, es decir, eres el único que al menos nota que estoy aquí y me mira.

-Ahhh, no es verdad- Goldden desvió su mirada a otro lado aún más avergonzado.

Lo que pasaba era que Freddy era becado.

-Bueno, si es así, entonces todos en esta escuela son tímidos con las personas nuevas - Freddy hizo una mueca al decir eso y luego suspiró como dando a entender que eso no era tan malo- aunque puede que no tanto- agregó mirando de reojo a Goldden quien le sonrió enormemente.

-Ya verás que, ehh, verás que seré digno de conocer- dijo Goldden medio no sabiendo lo que decía. Freddy rió.

-Bueno yo creo que soy digno de hasta que me dirijas la mirada

-Eso no es cierto...

-¡Claro que sí!, ¿no eres del que todos hablan aquí? ¿no eres del que todos quieren ser amigos?- dijo Freddy haciendo así que el corazón de Goldden se estrujara un poco mas.

Amigos...

Si fuera alguien como tú, sería una historia distinta, ¿verdad?

-Seh, pero aquí todos son mis amigos- dijo entre dientes Goldden mirando sus pies como si fueran una molestia

-¡Oh!, eso suena interesante mi estimado Goldden- dijo sonriendo burlonamente Freddy para después subir sus pies a la banca y apoyar su cabeza en sus rodillas, observando mejor a Goldden.

-Sí que lo es...- Goldden sonrió, pero era casi como una mueca.

-Y dime, ¿te sabes los nombres de todos, no es así?

-¿Qué?- Goldden miró a Freddy, desconcertado ante la pregunta, ¿de qué se trataba eso?

-¿No dices que son tus amigos?, vamos, dime sus nombres- Goldden miró a Freddy atónito, lo había fascinado.

-...No me los sé.

-Si no te sabes sus nombres tan siquiera, ¿por qué los llamas amigos?-  dijo mientras se sentaba correctamente Freddy y ladeaba la cabeza como un niño pequeño confundido

Goldden cerró la boca abierta que tenía y se quedó callado.

Se quedaron así, absortos, sin saber por qué, y luego se echaron a reír, lo que fue aún mas raro.

Se sonrieron mutuamente, el timbre sonó y se prometieron que el próximo descanso se verían.



Goldden llegó a su salón con una sonrisa en el rostro.

¡Yes!, hoy era un día de triunfo.

Se sentó y empezó a sacar el material de su mochila, absorto aún en sus pensamientos.

-¡Eh!, Goldden, ¿puedes esconder mi sándwich?, no quiero que la maestra me lo quite, además de...,  ¿Goldden?- pero Goldden no escuchaba, nada de nada, estaba tan abstraído que ni la molesta voz de Max le impedía salir de sus pensamientos sobre la bonita sonrisa de Freddy.

¿Qué?, es una historia Golddy, obvio que Goldden era gay, duh.

Y así, pasaron trece segundos exactos (que eso era lo que duraba la paciencia de Max).

-¿¡Pero qué te pasa!?-Goldden se sobó el hombro adolorido, Max pellizcaba fuerte.

-Que te estoy diciendo algo y te andas con tu cara de lelo sin prestarme atención- dijo con notoria molestia Max para después bufar y mostrarle el sándwich a medio comer a Goldden - ahora guárdame esto.

Goldden hizo lo que le dijo sin rechistar, ya estaba acostumbrado.

Miró delante de él al sentir una mirada con muchas dagas dirigida hacia él; era Ryan.

Goldden tragó con esfuerzo, pero no estaba arrepentido de lo que había hecho, no por ahora.

- Mañana hablaremos Goldden- dijo, para después voltearse y sentarse correctamente en su asiento.

Alguien lo golpeó levemente de un lado.

- ¡Estás en problemas, rubio!

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