𝐨𝟑𝐨. buenas y malas noticias

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o30. ❝ i think i'm burnin' alive, but nobody sees the fire, 'cause when i open my mouth, i seem to be stuck in silence















































































❝ siempre hay buenas y malas noticias en la vida, pero otras parecen el anuncio de algo peor ❞

✦•──•─•──• A NATALIA YA NO LE ESTABA GUSTANDO LA cosa de tener licencia médica. Se sentía inútil, aburrida, lisiada y sin ningún propósito en la vida. Su trabajo lo era todo, y ahora que había tenido que suspenderlo provisoriamente debido al accidente en su tobillo, se la pasaba todo el día en su departamento con ganas de lanzarse por el balcón.

Hizo algo de teletrabajo y se juntó con Pedri un día para una corta entrevista que tuvieron que dar, pero...Nada de eso era suficiente. Parecía hiperactiva; necesitaba estar haciendo algo para sentirse realmente útil.

Por eso, una cosa se le ocurrió que hacía tiempo era su máxima prioridad, pero a raíz de todo su trabajo, el futbolista y la campaña, tuvo que dejar en pausa un momento. Era la instancia perfecta de retomar y finiquitar de una vez por todas.

¿Recuerdan que Natalia anhelaba hacer algo muy especial con el dinero de su trabajo en Adidas? Bueno, ese algo era una casa.

Su casa propia, para ella y Laura.

La palabra hogar para ellas —sobre todo para la mayor— jamás había existido. Su casa era un caos, no habían buenos recuerdos, había dolor, soledad, indiferencia, violencia y cuanto más que nunca calzaría en la descripción de un verdadero hogar. Después de irse de Valdivia a Barcelona sintió que podía conseguir un poco de eso de forma propia y ahora, más que nunca, lograrlo con una casa hermosa para ella y su hermana.

Natalia no permitirá que Laura pasara por lo que ella pasó. Le crearía lindos recuerdos y le daría la infancia que verdaderamente merecía.

Habían pasado toda la mañana recorriendo casas a lo largo de la ciudad catalana junto a su agente de vienes raíces y ya casi les dolían los pies. A la menor le gustaban todas, era obvio, pero la actriz era más estricta en todos los requerimientos y ponía el mayor esfuerzo en encontrar la casa perfecta.

—Entonces ¿Dices que es el vecindario con más seguridad que hemos visto?

La pregunta de Natalia llegó hacia Claudia —la agente de bienes raíces— y ésta se giró a verla.

—Sí. De hecho, muchas otras personas famosas viven por aquí por la misma razón —sonrió—. Es la casa más grande de las que hemos revisado. Pueden recibir más gente en un futuro si quieren ya que...Son sólo ustedes dos.

La rubia suspiró e inconsistentemente su mirada buscó la presencia de Laura. Recorrió el lugar con sus ojos hasta que la vio en el patio de aquella casa a través de unas puertas francesas. Estaba jugando sola con unos juguetes que había traído mientras estaba tirada en el césped. Se veía feliz en ese momento y la actriz no pudo evitar imaginar como serían sus días viviendo ahí siempre.

Sonrió inconsistentemente—Sí...Lo somos, pero creo que está bien para nosotras. Es grande, linda, moderna y con todos los requerimientos que buscaba.

Asintió—Entonces ¿Te decides por esta?

Se lo meditó. Ella no era una persona que tomaba decisiones apresuradas—Déjame analizarlo mejor y durante estos días te doy la respuesta —volvió a asentir—. No quiero equivocarme. La casa que elija debe ser la correcta.

Sonrió—Tienes toda la razón. Una casa es importante. Luego...Viene un hogar, que es las personas con las que vives en ella.

Aquella pequeña pero significativa frase la hizo sentir nostálgica y una leve sonrisa apareció en su rostro. Sí, ella tenía toda la razón y en el fondo se alegraba de tener su hogar con ella. Además, aquello le confirmaba otra vez que lo que tuvo en Chile nunca fue un hogar.

Así que era momento de formar uno.

—¡Lauri, nos vamos!

Allí terminó su cita de negocios del día y todas las opciones que debían revisar. Ahora dependía de la actriz tomar una decisión y realizar la compra. Era un paso importante en su vida y quería hacer las cosas bien, marcar una diferencia, romper el círculo y darle a su hermana menor todo lo que merecía, alejándola de la sombra de lo que ella nunca tuvo.

—Llámame durante la semana para que cerremos un trato con una de las propiedades —le decía Claudia mientras cruzaban la casa para ir hacia la salida—. Todas están disponibles y los compradores están emocionados de hacer negocios contigo porque...Bueno, porque eres tú.

Rió suavemente—Tranquila, lo veremos pronto.

Laura llegó hacia ella y de la mano ambas siguieron caminando. Miraban todo el lugar mientras pasaban. Sin duda había sido uno de sus favoritos.

—¿Y qué opinas de esta casa? ¿Te gusta? —se animó a preguntar la rubia a la niña.

Sonrió ampliamente—Está demasiado bacán. Me gusta todo lo que tiene. El patio es gigante, parece un bosque.

Ella rió con ternura y Claudia les abrió la puerta para salir—A mí también me gusta.

Sin embargo, cuando pusieron un pie fuera ambas se quedaron estáticas un momento mirando hacia el frente. Una vista que en ese instante no esperaban ver y que las hizo preguntarse la razón de aquella visita.

Lo miraron una y otra vez pensando que su aparición había sido mágica o sacada de una película de Disney. Se estaba bajando del vehículo, llevaba su ropa de siempre, pantalón negro, camiseta negra y tenía los pómulos levemente rojizos que combinaban con su cabello ligeramente húmedo, como cuando vuelve de un entrenamiento.

Sí, él.

Ambas mujeres Dietz se sorprendieron, pero una sorpresa fue mejor que la otra.

—¡Pedri!

Laura se soltó de inmediato de la mano de su hermana para correr con efusividad hasta el recién llegado que tan sólo había estacionado su auto en frente de la casa hacía unos segundos.

La carrera de la menor terminó en los brazos del futbolista, el cual —con una gran sonrisa en el rostro— le recibió, le abrazó y le levantó en el aire para saludarla.

Natalia vio toda la tierna escena a la distancia, pero su mente estaba tan sumida en analizar cada uno de esos movimientos que se había mantenido congelada. Estaba siendo incapaz de despegar sus pies del suelo o de mover un músculo siquiera. La sorpresiva llegada del canario, la alegría de su hermana al verlo y la calidez con que él la había recibido sacudió todo dentro de ella.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó la castaña separándose de él—. ¿Cómo nos encontraste?

Recién allí, la rubia reaccionó, sacudió su cabeza y comenzó a caminar hacia ellos.

—Me gustaría saber lo mismo —alzó su voz y ellos le miraron—, psicópata.

Al ver que su hermana venía —y no queriendo interrumpir el supuesto momento romántico— Laura se bajó de los brazos del futbolista para dejarle la vía libre a su hermana.

Oh.

—Te recuerdo que me dices cariño —dijo haciendo comillas en el aire— y no psicópata —bromeó repitiendo el gesto.

En el fondo buscaba recordarle que debía comportarse y actuar en su papel pero también disfrutó molestándola sólo porque sí.

Trató de no poner los ojos en blanco—Hola, cariño.

Luego, ella se le acercó y Pedri sintió que venía con la intención de besarle como debían hacerlo siempre que se saludaban, ya acostumbrados a que tenían que actuar de esa forma, sobre todo con Laura presente. No obstante, eso no fue lo que ella hizo.

Sólo le besó en la mejilla.

Llevó una de sus manos a su mejilla contraria para acercarlo pero a la vez taparlo y el curso que él pensaba que iba a terminar en sus labios sólo terminó en un costado, disimulando perfectamente y haciéndole creer al público que sí se habían besado.

El gesto tomó a González por sorpresa y se sintió avergonzado, tanto así que los colores se le subieron al rostro. Al separarse, quedaron bastante cerca el uno del otro y sus ojos se conectaron en una profunda mirada, como queriendo decirse con eso todo lo que sentían.

¿Qué había sido eso? ¿Venganza? ¿Una estupidez? ¿Un error? ¿O simplemente ella no quería volver a besarlo después de haberse acostado con él?

Sus ojos seguían unidos en una batalla de miradas, pero por el bien común era hora de cortar eso.

Ella aclaró su garganta y bajó el rostro—¿Cómo sabías que estábamos aquí?

—Vivianne —contestó tratando de dejar el bochorno atrás—. Te estaba buscando urgente para hablar un asunto importante y dijo que podía venir a esta dirección.

Apretó la mandíbula—¿Te dijo que podías venir?

—Sí —se encogió de hombros—. Las puedo ir a dejar a su casa y hablamos. En serio es importante.

—No es necesario, Claudia nos va a dejar...

En el transcurso de buscar a la mujer de bienes raíces con la mirada, la voz de la actriz quedó en el aire. Claudia ya estaba subiéndose a su vehículo y cuando conectó sus ojos con su clienta sonrió y le movió una mano.

—Veo que ya vinieron por ti así que yo me retiro —habló a la distancia—. Llámame cuando decidas, Dietz.

Sonrió falsamente al ver su vía de escape...Escapando—Adiós Claudia.

Posteriormente vieron como la mujer encendía su vehículo y conducía para irse del lugar, dejando a los tres finalmente solos.

González analizó toda la escena con el ceño fruncido. Vio a la agente irse y analizó también todo lo que en ese instante le rodeaba.

—¿Qué hacían aquí? —se atrevió a preguntar.

—No te importa —susurró la mujer hacia él.

Sin embargo, el secreto no duró mucho ya que una muy hiperactiva persona soltó la sopa:

—¡Nos vamos a comprar una casa nueva!

Un silencio se formó entre ellos mientras los adultos veían a Laura saltar y aplaudir de emoción. La inocente niña soltó aquella información de la forma más genuina que sentía debido a su alegría por aquel acontecimiento.

La revelación fue una sorpresa total para el mediocampista, el cual miró a la actriz con la boca abierta.

—¿En serio?

Totalmente rendida, ella suspiró sabiendo que tendría que contarle aquello que no tenía planeado decirle

—Sí, hemos estado revisando casas durante la mañana y está ha sido la última.

Sonrió—Pues, eso es genial. Felicidades a ambas —dijo con sinceridad.

—La casa es enorme —dijo la menor alargando la palabra—. Cabes hasta tú cuando quieras venirte a vivir con nosotras.

Inmediatamente ambos adultos comenzaron a toser, ahogándose con su propia saliva.

La menor les miró confundidos mientras ellos colapsaban ante esa idea sin saber qué había dicho mal. En su pequeña mente, que ellos pensaran vivir juntos era una idea maravillosa.

—Bien, creo que es hora de irnos —anunció la mayor recuperándose de la tos.

—Opino lo mismo.

Los tres se acercaron otra vez al auto con la intención de subirse para irse y fue la niña la que lo hizo primero. Sin embargo, cuando Natalia se iba a disponer a hacer lo mismo, el brazo de Pedri en su cintura la detuvo.

—Tenemos que hablar.

Aquella frase ya la tenía más que aburrida. Sabía lo que significaba y ya le había bastado con todo lo que había tenido que hacer en la semana. Una carga más la mataría.

—¿Qué? —se puso delante de él.

Tomó aire—Tengo una buena y una mala noticia. ¿Cuál quieres primero?

Tartamudeó—La buena, siempre la buena primero.

—Bueno... —hizo una pausa—. Me han dado el alta de la lesión.

Entonces, a la chilena se le iluminó el rostro.

Sí.

Así como leen.

—¿Me estás webeando? —él negó y a Natalia se le plantó una sonrisa en el rostro, tanto así que se llevó una mano a la boca—. Eso es muy bueno. Por fin. Me alegro que estés mejor, felicidades, yo...

Segundos más tarde reaccionó de su tono de voz, sus acciones y su actitud. Paró en seco, su sonrisa desapareció y literalmente fue como si se tragara sus palabras. El mediocampista la analizó anonadado. Una mirada que mezclaba ternura y burla, sorprendido por como ella se había alegrado al saber que su salud estaba muchísimo mejor.

Porque sí

Había sido genuino.

Pero no podía permitirse que la viera así.

Aclaró su garganta—Quiero decir...Felicidades —cambió a un tono más áspero y evitó sus ojos.

Soltó una suave risa dando un paso hacia adelante—Qué mona, se sigue preocupando por mí —molestó.

Puso los ojos en blanco—Ya olvídalo ¿Sí?

Rió—Bien, pero lo que digo es verdad. Me han dado el alta médica esta mañana y ya puedo volver a jugar. He sanado de la lesión.

Asintió—¿Y la mala noticia? No entiendo qué cosa mala puede salir de eso tan bueno —se encogió de hombros.

Hizo una mueca—Bueno...Ahora que puedo volver a jugar me incluirán en la nómina para la semifinal de la Super Copa contra Osasuna...Y Elías quiere que vayas conmigo.

Bufó suavemente e hizo un gesto con la mano—Mira, ya han sido tantas veces que me ha pedido que lo haga que ya ni siquiera es como una mala noticia, sino un hábito.

Volvió a torcer los labios—Es que no es aquí...

—Ya, pero me puedo cargar un viaje a Madrid o a Sevilla —se encogió de hombros.

Negó—No es en España...

Comenzó a abrir los ojos—¿Alemania? ¿Francia? Ya si igual no es tanto, me los puedo cargar.

Comenzó a pasarse las manos por el rostro nervioso—No es...Ninguno de ellos.

—¿Entonces?

González comenzó a ponerse más nervioso, sabiendo que su respuesta sería bastante shockeante para la mujer.

Ara...Dita... —murmuró él como respuesta hablando bajo y con una mano en la boca.

Ella frunció el ceño y se le acercó más—Habla claro, canario.

Bufó rendido—Arabia Saudita.

—¿¡Qué!?

El grito de Natalia pudo haber resonador incluso en el vecindario. Una reacción a una sorpresa inesperada que ni siquiera había contemplado en sus más rotundas opciones. Un lugar lejano, desconocido y en medio de una disputa futbolística en donde ella debía estar apoyando al supuesto amor de su vida. ¿No les parece algo descabellado?

La chilena sacudió la cabeza y comenzó a poner los pies en la tierra.

—Arabia...Saudita —se tomó la frente—. No he estado ahí en mi perra vida.

—Lo siento —hizo una mueca—, pero es un convenio con la Super Copa. Semifinales y Final se juegan allá.

—Ojalá me lleve el diablo —se tiró el cabello—. ¿Y cuando nos iríamos?

—En tres días —ella pareció ahogarse con con propio aire—. Perdón que te esté acarreando a esto pero sabes como es Elías y ya se eobsesionó con esto. Incluso irá.

Negó—Es un conchesumadre.

—Sí a lo que sea que sea eso —la apuntó—. Además, sé que te quedan algunos días de licencia así que...Podría funcionar.

Se cubrió el rostro—Sí...Podría... —suspiró rendida—. Bien, bien, bien, como sea, no quiero morir colgada por Herrera —él suspiró aliviado—. Además, lo pensaré como un viaje turístico.

—Si eso te hace sentir mejor —se encogió de hombros.

—Discutiremos más de esto después, pero creo que tenemos a Laura mucho tiempo esperando en el auto —él se giró y efectivamente la menor seguía en el vehículo y estaba jugando con sus juguetes—. Vámonos.

—Claro.

Los dos se giraron y comenzaron a caminar para volver a acercarse al auto. Había sido una ocupada mañana para ellos dos así que se merecían un descanso y estar en sus respectivos hogares.

Y hablando de hogares, la chilena volvió a echarle una mirada a la casa a sus espaldas y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Su mente se encargó de producir miles de imágenes de un futuro viviendo ahí, construyendo su propio hogar, felices, con nuevas experiencias y nuevas alegrías que serían preciosos recuerdos para el futuro.

No obstante, cuando se volvió a voltear se paralizó.

Literalmente se congeló en su lugar.

No podía creerlo...Debía de ser un producto de su imaginación.

A lo lejos —como en la cuadra del frente— ella pudo ver una figura de una persona, la cual estaba rígida en su lugar y mirándola fijamente a los ojos, como si hubiera estado observándola de hacía mucho antes. Su presencia no calzaba con el entorno; parecía sacada de una película de terror. Una película que vivía en las peores memorias de la mente de Dietz.

Al ver a aquella persona tal y como la recordaba en su dañada inconsciente, su cuerpo comenzó a temblar. No podía creer lo que estaba mirando y estaba casi segura de que era una mentira. La figura estaba lejos, pero podía sentir su negativa aura hasta donde ella estaba.

Asustada y tratando de olvidar lo que estaba mirando, ella apartó la vista un instante. Sin embargo, cuando la regresó al lugar de inicio aquella persona ya no estaba. Como arte de magia había desaparecido haciéndola quedar como una loca imaginativa.

La desesperación comenzó a subirse en su sistema de forma gradual. Todos sos malos recuerdos de agolparon en su mente y pareció haber recibido una cachetada.

—¿Nat?

Se sintió como en una prisión. Encerrada por sus propias dolorosas memorias que tanto buscaba enterrar. Las dudas de si aquello había sido real o no la carmomían por dentro. Y si...Realmente había visto a esa persona...Había de ser la peor noticia que podía estar recibiendo.

—Nat ¿Estás bien?

Las manos le sudaban, el cuerpo le temblaba y su respiración perdió su toda regularidad. El pecho lo sentía apretado y el nudo en su garganta le apretaba cada vez más haciéndola sentir como algunas lágrimas buscaban salir por sus ojos.

Se sintió sola, se sintió vulnerable, se sintió una niña pequeña.

—Nat.

Las cosas comenzaban a cobrar sentido. Las llamadas, los mensajes desconocidos...No podían haber sido al azar. Algo estaba pasando, alguien la estaba buscando...Y al parecer la estaba encontrando.

—Nat.

Recién allí ella reaccionó cuando una voz y unos brazos firmes la trajeron a tierra.

Pedri la giró hacia él poniendo sus brazos a sus costados y se encontró con la desoladora postal del rostro de Dietz en pura desesperación. Sus ojos asustados y llorosos, su cuerpo temblando y su mirada de terror lo tenían más que asustado y sin respuesta alguna.

—Oye ¿Estás bien? —sólo tuvo por respuesta su agitada respiración—. Nat.

Ella no fue capaz de emitir palabra. No podía. El pecho le subía y le bajaba con dolor.

—Oye —analizaba cada parte de su rostro para entender qué sucedía—. Dime ¿Qué fue eso? ¿Viste a alguien?

Alguien.

Una vez más los recuerdos la atacaron y la hicieron prisionera.

Quiso intentar formular una respuesta pero otra vez no pudo.

—Nat —aquello fue un ruego—. ¿Qué ocurre?

Entonces, las manos del futbolista cambiaron de lugar. Se fueron a su rostro y acunaron sus mejillas tratando de darle algo de confort y seguridad.

Y comenzaba a tener efecto.

Aquella sensación de calidez invadió a la chilena y su respiración comenzó a regularse. Ya estaba volviendo en sus cinco sentidos; reaccionando de la desesperada y asustada actitud que estaba teniendo frente al hombre.

—Nat ¿Qué pasó? —la acarició.

—Nada —negó finalmente con la voz entrecortada—. Sólo quiero irme a mi casa.

La vio confundido—Pero ¿Has visto a alguien? ¿Quién te ha puesto así?

—Nadie, nadie importante —estrujó los ojos.

—No me mientas. Mira como estás —afirmó su agarre.

—No es nadie. Sólo quiero largarme.

—Natalia...

—Pedri —interrumpió con firmeza y sus manos se fueron a las suyas. El contacto de sus manos juntas en aquella posición fue como un bálsamo—. En serio, vámonos.

El futbolista la analizó sin entenderla y con susto en su interior. Su actitud había cambiado repentinamente de un momento a otro y moría saber porqué. Pero moría por saber la razón en búsqueda de una forma de contenerla. Estaba preocupado por ella pero ella seguía haciéndolo a un lado en cualquier cosa que se relacionarla con su vida personal.

—¿Quieres ayudarme? —retomó como si hubiera leído su mente—. Llévame a mi casa.

Sus pulgares dibujaron círculos en sus pómulos.

—Sólo sácame de aquí —suplicó.

Algo distinto comenzó a apoderarse del interior del futbolista, algo que estaba netamente concentrado en la chilena. No sabía de dónde había aparecido aquello pero quería ayudarla, consolarla, contenerla, calmar su ansiedad, su miedo y no verla derramar una lágrima otra vez. No se dio el tiempo de meditar de dónde había surgido ese sentimiento, sólo se enfocó en que estaba ahí y era por ella.

—Lo haré —acarició su rostro y ella se sintió aliviada ante la positiva respuesta. Su respiración se iba regulando—. Tranquila, te llevaré a tu casa.

Ella asintió agradecida para posteriormente sentir como la mano de Pedri se entrelazaba con la suya. No le importó, no se quejó o puso objeción, simplemente lo aceptó y dejó que él la guiara hasta el vehículo.

¿Qué mierda estaba pasando? Y no, no me refiero principalmente a lo que ocurría entre ellos dos, sino a lo que estaba pasando alrededor de Natalia.

Alguien la estaba siguiendo y lo peor de todo era que ella sabía quién era.

Volvió a mirar a todas partes pero aquella figura había vuelto a desaparecer, eso la hizo pensar otra vez que estaba alucinando y que todo había sido una imaginación suya. Luego miró la casa; la que más le había gustado y pensaba elegir, y analizó el hecho de que si aquella persona la había podido hallar ahí lo haría en cualquier parte.

Ella no estaba a salvo en ningún lado.

Una buena y una mala noticia le tenía Pedri, pero se iría con dos malas en vez de una.

Y estaba aterrorizada.

Pero no podía decírselo a nadie.




























































HOLA GENTE LINDA, VOLVIII

disculpen la ausencia, pero he estado trabajando mucho últimamente (estoy en mi práctica profesional), en otra ciudad y con poca señal así que la semana pasada se me complicó mucho subir cap. PERO YA ESTAMOS AQUIII

qué les pareció?? SE VIENEN COSITAS (y quienes vieron la supercopa saben más o menos qué viene :cccc )

seguimos con todo y, personalmente, me gusta mucho el capítulo siguiente, tienes sus cositas juju ASI QUE VOTEN Y COMENTEN, QUE ESO HA BAJADO):

120 votos para actualización ✨

nos vemos pronto familia!!! gracias por todoooo

SEE YOU SOON

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