𝐨𝟒𝟐. unas palabras de más

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❝ heartbreak is one thing, my ego is another. i beg you don't embarrass me, motherfucker... ❞


























































































❝ ay pedri, unas palabras de más como esas te van a costar la vida ❞

✦•─────• LAS COSAS ENTRE NATALIA Y PEDRI SEGUÍAN ASÍ de distintas, o como ellos preferían decir: Normales, simplemente normales. Ambos se estaban haciendo los tontos y jamás iban a reconocer que no estaban siendo los mismos desde esa noche que se conocieron en el bar y se odiaron al instante. Al parecer todos notaban el cambio, menos ellos.

Mentira, sí lo notaban, pero no lo iban a decir.

Seguían apareciendo en la casa del otro, salían a comer a distintos restaurantes, Pedri la acompañaba a las campañas de prensa previas al estreno de su película, Natalia iba a acompañarlo a los partidos, tenían nuevas sesiones de fotos y lanzaron la parte dos de la colección Legacy tal y como se les había dicho.

Sí, todas estas cosas eran en el margen del contrato, pero ahora estaban disfrutando hacerlas juntos.

Aquel día, aprovechando que Laura estaba en la escuela, Natalia y Vivianne se habían juntado para tener una tarde de chicas antes de que ella llegara. Prepararon comida, chismearon, vieron películas, hicieron su skincare juntas y esas cosas. Sin embargo, hubo un momento donde ambas cambiaron la televisión para ver otra cosa en especifico.

A Pedri.

Estaba calendarizado que ese día el futbolista estaría en un programa de televisión para una entrevista y otras cosas que normalmente se hacen en ellas. Él mismo le había comentado aquella información a la rubia pero sin esperar que ella se preparara para verlo o algo, fue solamente un comentario trivial.

Pero bueno, había sido sugerencia de la chilena encender la televisión en ese canal para poder ver la entrevista del canario.

—Oye, el chico tiene buen desplante en las cámaras.

El comentario de Vivianne mientras se llevaba una papa frita a la boca llamó la atención de Natalia al estar poniendo suma atención a la entrevista.

—Sí —se volteó a verla y le robó una papa de las que ella comía—. Es de estos introvertidos que tienen habilidades sociales.

Rió suavemente—Así veo, pero lo hace bien. Es un tierno, ya veo porque todos lo adoran.

Puso los ojos en blanco con gracia; sabía porqué se lo decía—Lo que tú digas.

Sí, era un tierno, y la chilena se lo confirmó así misma pero en su interior.

—Y no se le nota nervioso —lo analizó.

—Oh, lo está —señaló la rubia mientras comía causando la confusión de su prima—. Lo está disimulando.

Ella la miró con el ceño fruncido—¿Cómo lo sabes?

Tomó aire—Tiene un gesto que hace cuando está nervioso al tener que hablar con la prensa o lo que sea —apuntó a la televisión para que ella observara—. Se rasca la mejilla o se toca el rostro ¿Ves?

La mayor analizó al chico a través de la pantalla y efectivamente pudo darse cuenta del gesto que su prima mencionaba, ya que lo había hecho al instante al momento de responder una pregunta del entrevistador.

—Tienes razón —lo analizó al detalle.

—Además, me he dado cuenta de que siempre empieza la mayoría de sus respuestas de la misma forma —rió suavemente.

—¿Cómo? —cuestionó su prima con curiosidad.

—Con la palabra: Bueno...Y luego da su respuesta —apuntó a la televisión—. Observa, le harán otra pregunta.

Ambas chilenas se giraron al aparato justo cuando el hombre junto al futbolista iba a hacerle una pregunta.

—...Y esto de avanzar en Champions de nuevo ¿Cómo lo llevas? ¿Cómo se siente el vestuario? —se oyó.

Entonces vieron la secuencia antes explicada por la actriz: Pedri tomó una bocanada de aire, se pasó una mano por la barbilla y respondió:

Bueno, eh...Pues bien —se rascó la mejilla como la rubia decía—. Tranquilos dentro de todo y esperando que podamos avanzar lo más allá posible. El vestuario está muy animado y lo que más queremos es ganar la Champions —esbozó una pequeña sonrisa.

Nat se movió rápidamente y apuntó a la pantalla—Eso también lo hace —Vivianne se volteó a verla pero ya no era curiosidad lo que su rostro mostraba, sino preocupación; no de la mala, claro—. Cuando termina de responder sonríe un poquito.

—Hermana.

—Es como que frunce los labios un poco. Típico.

—Nat.

—Tiene gestos bastante claros que hasta yo los puedo notar y...

—Natalia, ¿Cuándo vamos a hablar de esto?

La interrupción de la suave pero a la vez decidida voz de su prima la hizo parar en seco en sus palabras. Su emoción inconsiente al hablar desapareció y su rostro se pintó con seriedad al sentirse expuesta ante la mayor. La castaña la miraba de forma similar pero en un punto de autoridad más alto comparado al de culpa que la menor tenía.

No se había dado cuenta en qué momento había parloteado tanto con respecto a Pedri. Se había dejado llevar por lo que sabía inconscientemente que olvidó lo que su prima sabía y que tantas veces le había dicho. Vivianne sabía su historia completa y sus secretos, era una persona que tenía todo el derecho de juzgarla.

—Eh... —retomó el habla la rubia haciéndose la desentendida—. No sé de qué estas hablando.

La mayor rió sarcásticamente—Sóplame este ojo, weona. ¿Qué te está pasando?

Su voz sonó como un reclamo y la actriz se sumió en su asiento con las piernas cruzadas sobre el sofá.

—Y no, no te lo estoy diciendo de mala forma o porque te esté retando —la contraria se sintió un poco más tranquila—, es porque...Algo está pasando y estás distinta. Soy tu prima y creo que debo o al menos debes hablarlo conmigo.

Ella tartamudeó sus primeras palabras—No estoy distinta, Vivianne. Soy la misma de siempre. Sólo te estás pasando rollos.

Volvió a reír—Yo pasándome rollos po. Ojo de loca no se equivoca —se apuntó—. ¿Desde cuándo eres tan buena para aprenderte detalles sobre Pedri?

Natalia tragó saliva.

—O mejor aún, déjame ser más general —tomó aire—. ¿Desde cuando le pones atención? O incluso ¿Cuándo siquiera hablas de él en una forma positiva?

—Ya basta, estas exagerando todo —reclamó—. Son sólo simples...Detalles.

—Exacto —la apuntó.

—Ya —la detuvo agitando las manos—. En serio no tienes que hacer esto.

—Nat —ladeó la cabeza hacia ella como si fuera un perrito.

—No lo hagas —la apuntó con un tono más severo.

La mayor quiso buscar seguir la conversación pero la rubia escuchó con atención el televisor y de esa forma halló su vía de escape de esa charla que obviamente no quería tener.

—Bueno y, pasando a otro tema —dijo el entrevistador—. Todos sabemos que estás de pareja ¿Qué tal va todo? ¿Cómo lo llevas?

Sorprendentemente, cuando el hombre mencionó algo relacionado a su pareja, se oyeron aplausos.

—Mira, mira, mira —apuntó Natalia rápidamente al televisor buscando distraer a su prima lo antes posible—, van a hablar de mí, van a hablar de mí.

Sin embargo, la sonrisa que había dibujado en su rostro luego de hablar se fue del puro susto.

—Ay, van a hablar de mí —comenzó a morderse las uñas.

—Tranquila, todo estará bien —suavizó Vivianne poniendo una de sus manos en su hombro—. Han repasado qué decir en una entrevista varias veces.

—Lo sé —se sacó la mano de la boca—. Elías debe estar emocionado viendo esto.

Rió—Me imagino.

Después de su rápida charla, ambas se dedicaron a ponerle atención a Pedri y a sus respuestas.

El canario tomó aire y comenzó—Pues bien, muy bien. Estoy muy contento, muy a gusto y Natalia es una persona excepcional.

Una imagen de la actriz apareció en una pantalla detrás de él y la gente aplaudió.

La rubia sólo sonrió en silencio desde su asiento.

—No te voy a preguntar como se conocieron y eso ya que lo han dicho varias veces —siguió el presentador—, pero ¿Cómo influye el que tú estés en una relación, con alguien tan famosa por cierto, en todo lo que es tu carrera?

—Vaya, qué buena pregunta —le susurró la castaña a su prima mientras comía una papa frita.

La rubia notó como González se tomaba un segundo para ordenar sus ideas o sus mentiras y luego tomó aire para comenzar a responder:

—Pues sí, influye... —hizo una pausa pero luego sonrió—. Influye para bien.

Natalia sonrió.

—Ella me ha apoyado muchísimo desde el momento en que empezamos a salir. Me acompañaba a los partidos y...Bueno, me sigue acompañando.

—Y eso que han tenido partidos difíciles —agregó el hombre.

Asintió—Pues sí, sí, no ha sido fácil pero agradezco tenerla a mi lado —sonrió—. Recuerdo tenerla junto a mí cuando perdimos la Super Copa o cuando perdimos en casa con el Villareal o cuando Xavi anunció su salida...Fueron momentos difíciles para mí y ella estuvo dándome consejos, contención y todo el apoyo que necesitaba. Sin ella no habría podido.

En ese momento, ya las líneas estaban bastante borrosas para los dos, tanto Pedri en aquella entrevista como Natalia que la veía en casa. Ya no sabían si hablaban en serio o seguían siendo mentiras.

—Tú hiciste eso de verdad ¿No es así?

La voz de Vivianne la hizo girarse a verla.

—¿Qué?

Apuntó el televisor—Lo que él dice...Realmente estuviste ahí para él.

La actriz dudó en qué responderle, sobre todo después de la platica que había evadido. Sabía perfectamente que ella tenía razón. Ella había estado para Pedri durante todo ese proceso...Actuando como si fuera su novia real.

Se encogió de hombros—Tal vez.

La mayor no le respondió, sólo la miró en silencio mientras ella ignoraba su mirada para poner atención al televisor.

—Venga, entonces se ve que es una chica muy especial.

La voz del presentador le llamó la atención y jugó nerviosa con sus dedos esperando la respuesta del canario.

El mediocampista sonrió y Natalia pudo ver que realmente era una sonrisa genuina.

—Claro que sí —contestó sin ninguna pizca de duda en su voz.

La menor de los Dietz sonrió también mientras se oían los aplausos del público. Una suave tibieza comenzó a subir por su cuerpo llegando hasta su corazón y ahí se quedó. Se sintió como una niña pequeña recibiendo el cumplido más tierno de la persona que más esperaba. No lo podía ni explicar.

En serio que no.

—Es una persona extraordinaria que siempre va a estar para ti —continuó él—. Es cuidadosa, meticulosa, preocupada por los demás y valiente, muy valiente...Ha pasado por muchas cosas y aún así se mantiene firme.

La actriz admiró sus palabras pero entrecerró los ojos un segundo cuando oyó la última frase.

En es instante comenzó a rezar para que no la cagara.

—¿Ah sí? —le preguntó él hombre.

—Sí —asintió—. Su infancia fue muy difícil, difícil como no tienes idea.

Y en ese preciso momento Natalia se puso de pie.

—No —se llevó una mano a la boca—, no, no, no, no, no, no.

—Por favor dime que no está a punto de decir lo que creo que va a decir —susurró Vivianne en un hilo de voz sosteniendo el sofá por los nervios.

—Te lo pido Pedri, cierra el hocico ¡Cierra el hocico! —comenzó a morderse las uñas nerviosa.

Si Pedri soltaba lo que ella pensaba que podía soltar sería su fin.

—Creció completamente sola cuidando a su hermana desde que su padre murió y su madre se fue un día sin previo aviso.

Entonces Natalia se quiso desmayar.

El cuerpo le comenzó a temblar de tal forma que incluso se sintió mareada. Todos aquellos sentimientos positivos que habían comenzado a subir por su cuerpo dentro de los últimos minutos desaparecieron de golpe, como si se hubieran caído de repente al suelo para romperse en mil pedazos. Se quedó helada frente al televisor y con un palpante sentimiento de angustia en su corazón.

No podía creer que Pedri estuviera diciendo eso en televisión.

¿Por qué?

Porque ella nunca lo había hecho.

Había sido una de sus declaraciones más firmes: Jamás, en su vida, hablaría en televisión sobre su infancia o sus padres. Ni aunque le ofrecieran cientos de millones de dólares ella lo haría. Su pasado le dolía y lo último que quería era tener a la prensa hablando sobre eso. Siempre quiso mantenerlo como un asunto privado que sólo pocos sabían y así había sido.

Hasta ese momento.

Al oír aquella declaración por parte del futbolista, el público y el entrevistador se sorprendieron.

—¿Qué? —dijo el hombre mayor—. ¿En serio?

—Cállate, cállate, por favor cállate —suplicó Natalia a punto de entrar a un ataque de ansiedad.

El cuerpo le temblaba, tenía la vista borrosa y su corazón latía con una fuerza impresionante.

—Nat, siéntate —rogó suavemente su prima poniendo sus manos detrás de ella. Estaba preocupada.

No obstante, la chilena no le hizo caso alguno ya que siguió estática en su posición.

—Sí, y yo considero eso impresionante. Es una valentía y una fuerza que no cualquiera la tiene. Pasó y sufrió todo eso y aún así está aquí como si nada hubiera pasado.

Ella se pasó un mano por la cara y sintió como se le formaba un nudo en la garganta—Esto no puede estar pasándome, en serio que no.

—Vaya, qué historia de vida nos has dado a conocer hoy. Se nota que tienes una novia maravillosa —asintió el hombre en el televisor—. Siguiendo con otra pregunta...

Después de eso el entrevistador dio por terminado aquel tema para seguir haciéndole otras preguntas al futbolista. No obstante, el cambio no hizo que la chilena se sintiera más tranquila.

—Nat —Vivianne volvió a moverla para traerla a Tierra—, respira por favor. Calma.

—¿Cómo quieres que tenga calma? —se volteó a verla de repente y su prima sintió dolor al verla con lágrimas en sus ojos.

A su prima le dolió verla así.

—¿Cómo quieres que esté tranquila? —alzó los brazos—. Yo me prometí a mí misma que jamás hablaría sobre mi pasado. Ningún show, ningún entrevistador o la prensa lo sabría... —rió nerviosa—. Ahora todos lo saben.

—Quizás esto no llegue tan lejos —la tomó por los hombros.

—Por favor, es una entrevista del futbolista favorito de España ¡Ya todos lo vieron! —alzó los brazos.

—Calma...

—No puedo creer que Pedri haya hecho esto —realmente su voz se oyó con dolor—. Jamás debí decirle...Jamás debí contarle sobre mí.

—Nat, esto ya pasará, será comida de todos un par de horas y se volverá a perder entre otros chismes —trató de reconfortarla—. Sabes que es así.

—No lo hará, no lo hará —se tomó la cabeza—. Es casi la noticia del momento...

La rubia hizo una corta pausa en donde evitó ponerse a llorar y el recuerdo del canario y sus palabras indebidas en la entrevista le dolieron como si hubiera sido inesperadamente traicionada.

—Confié en Pedri.

Aquel suave susurro llamó la atención de Vivianne. Había una pizca de amargura en cada sílaba que pronunció. Una amargura mezclada de nostalgia y que trataba de evitar que se convirtiera en enojo...Pero le costaba.

Se tomó la cabeza—Eso es lo que más me avergüenza...En serio confié en él y... —cerró los ojos—. Esto es un desastre...Es un genuino desastre.

—Pero pasará.

—No va a pasar, Vivi —le reclamó molesta—. Y, ¿Cuál es la guinda de la torta? Es que tú sabes que eso ni siquiera es lo peor.

La mayor la miró en silencio y agachó la cabeza. En cuestión de segundos entendió a qué se estaba refiriendo y en el fondo entendió que esa era su mayor preocupación mas que lo que la prensa pudiera decir de ella.

—Lo sé —asintió levemente—, por eso entiendo tu enojo.

—Esa historia —apuntó el televisor haciendo referencia a la entrevista—, sabes que hay alguien más que conoce esa historia.

Los malos recuerdos comenzaron a subir a su mente y la preocupación se apoderó de ella. Miles de escenarios posibles se generaban en su cabeza causándole ansiedad.

—Nadie la sabe, sólo unos pocos...Y esa persona ajena a nosotros que también la sabe...Tiene más posibilidades de encontrarme ahora que la historia salió a la luz por parte de alguien que no somos nosotras.

Aquel planteamiento le puso los pelos de punta a ambas. Era una gran posibilidad. Con el cagazo de Pedri ahora la noticia se expandiría y Natalia sería el centro de atención. Si alguien quería hallarla, esta parecía la ventana perfecta para hacerlo.

—Quizás eso no suceda —trató de calmar la mayor.

—¡O quizás sí! —alzó los brazos—. ¡Esto es terrible! ¡Verdaderamente terrible! Por algo jamás hablaba de esto y ahora llegó este otro a pasar por encima de todo y contarlo como si nada.

—Nat...

—¿¡En qué estaba pensando!? —comenzó a estresarse otra vez—. Dios mío, ¿En qué estaba pensando cuando comencé a confiar en él? ¿O a acercarme a él? ¡Fui una tonta! Me dejé llevar y...No vi las consecuencias.

—Nat.

—Jamás debí bajar la guardia. Debí haber sido fría y distante como siempre —negó.

—Prima, por favor —suplicó.

—Preguntabas si pasaba algo ¿No? Porque las cosas se veían distintas —preguntó ella de repente y Vivianne sólo asintió pasmada—. Bueno, déjame responderte: No pasa nada. No pasa nada y jamás pasará algo entre Pedri y yo. Me sigue cayendo igual de mal que siempre.

Ella escupió esas palabras con tanta severidad de frialdad que casi no pudo reconocerse. Estaba cegada por el enojo y la angustia.

Su prima ya no sabía qué decirle, sólo eligió darle el espacio para que soltara todo lo que tenía qué decir.

—¿La entrevista era en vivo?

La repentina pregunta fuera del tema principal sorprendió a la castaña.

—Eh...No. Son de estos que se graban unos días antes y luego lo transmiten —respondió suavemente.

—Es decir que...Él no está ahí en este momento ¿Verdad?

Vivianne la analizó—No, probablemente esté en su casa viéndose a sí mismo en televisión...¿Por qué?

La actriz sólo se irguió, hizo tronar su cuello y tomó su celular en sus manos para luego decir:

—Porque lo vamos a llamar.

Asustada, Vivianne vio como su prima se giraba para tomar su teléfono celular y comenzar a buscar el número del canario con enojo. Le preocupaba el hecho de que esta sus toques en la pantalla estaban siendo más fuertes de lo normal.

—No creo que sea buena idea, estás demasiado alterada —dijo la mayor con voz suave.

—Me importa un pico —presionó el botón de llamar cuando encontró su contacto y se llevó el aparato al oído mientras oía los timbres—. En este momento todos saben la historia que siempre he buscado ocultar, tengo malos recuerdos volviendo a mí y probablemente quién me acosa ahora me encuentre fácilmente. ¡De verdad que en este momento no me digas que hacer!

Al oírla estallar de esa forma hizo que Vivianne retrocediera un paso. Ella no estaba bien y no podía reprimirla en lo que estaba sintiendo. Era totalmente justificado.

Después de unos segundos, la llamada fue atendida.

—¿Hola? ¿Nat?

La mujer trató de evitar que aquella voz le afectara en lo más mínimo.

—¿Y a ti qué mierda te pasa?

La inmediata hostilidad preocupó al hombre en la otra línea. Se quedó en silencio confundido mientras ella aguardaba con la mandíbula apretada.

No...No sé de qué estás hablando. ¿Sucedió algo?

Soltó una risa sarcástica—Claro que sucedió algo. Estaba viendo tu entrevista y me encontré con la mala sorpresa de que ¡No sabes cerrar el hocico!

Asustado, Pedri desde su hogar tuvo que alejarse a un lugar más apartado porque vio que la conversación se estaba tornando algo en su contra y un poco más agresiva que de costumbre.

Natalia, quiero que seas más específica —pidió en tono más serio.

Rió—Por supuesto que puedo serlo. ¿Quién mierda te dio el derecho de hablar sobre mi infancia en televisión nacional?

Ahí González se dio cuenta del problema en el que estaba metido. Conocía el carácter de la mujer y aquel error suyo iba a contarle caro. No supo qué responder y tampoco como defenderse. Según él, no había hecho nada malo.

No lo dije de mala manera —fue lo único que pudo decir.

—Ah claro, porque eres muy gentil —dijo sarcásticamente—. Jamás, en ningún momento te dije que podías andar hablando sobre mis traumas. No te lo dije para que lo publicaras en las revistas, sólo porque creí que era necesario —rió—. Pero ahora me doy cuenta que nunca debí confiar en ti.

Natalia, lo siento mucho, no debí hacerlo —realmente las palabras de la rubia le dolían.

—Yo juré que jamás hablaría de esto en público, pero ahora todo se arruinó porque un hocicón como tú y pasó sobre mí sin importarle lo que yo pudiera pensar o sentir —siguió reclamando.

Pero en serio no lo dije para hacerte daño o denigrarte —trataba de explicar—. Lo dije porque...Bueno, lo expliqué en la entrevista.

—Me importa bien poco —escupió—. Tú no entiendes lo que acabas de causar...En serio no lo entiendes —la voz le tembló—. No tenías ni un derecho a hablar sobre el asunto más privado que he tenido.

Del otro lado de la línea, el futbolista caminaba de un lado a otro desesperado—Perdóname Natalia...Por favor, en serio lamento haberte hecho esto. No me di cuenta de lo que podía causar.

—Oh, evidentemente no lo hiciste —rió—. Ni lo pensaste.

—¿Dónde estás?

La repentina pregunta fuera de contexto la sorprendió y la dejó unos segundos sin habla.

—¿Qué?

Que dónde estás. Voy para allá, necesito verte ahora mismo.

Soltó una risa sarcástica—Ni siquiera lo pienses. Lo último que quiero en este instante es ver tu cara.

Voy a ir a tu casa. Necesito hablar esto de frente —siguió insistiendo.

—No estoy en mi casa —mintió sabiendo que efectivamente estaba en su departamento. Vivianne la observó con curiosidad.

Entonces dime dónde estás —insistió.

—Te dije que no —alegó—. No quiero verte, no quiero hablarte y no quiero ni siquiera sentirte cerca. Cruzaste una línea, canario y eso no lo voy a olvidar.

Natalia... —cerraba los ojos en su lugar—. Por favor.

—Vete al infierno, de paso —escupió—. Acabas de arruinarme la vida.

Nat...

—Sólo hablaré contigo de cosas estrictamente relacionadas al trabajo. Si no es sobre eso no me interesa.

Por favor.

—Adiós, español.

Entonces ella le cortó.

La llamada finalizó de forma fría y distante, teniendo a la rubia estática en medio de la sala bajo la atenta y preocupada mirada de su prima. Vivianne notaba lo mal que estaba y sabía muy en el fondo que era por la última razón más que nada: La persona que la acosaba.

Natalia se limpió una lágrima con la mano y llenó sus pulmones de aire, tratando de verse bien como siempre. Sabía que a partir de ese momento las cosas serían diferentes y que debía tener más cuidado que nunca.

Estaba en aprietos.

Finalmente, ella lanzó el teléfono al sofá diciendo:

—Al carajo Pedri.



























































































ANDO MUY APURADA Y NO PUEDO ESCRIBIR MUCHO

SOLO DIRÉ QUE EL PRÓXIMO CAPÍTULO SE VIENE PELEAAAA ASÍ QUE VOTEN VOTEN VOTEEEEN

180 votos para actualización

LES AMO, NOS VEMOS

SEE YOU SOON

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