𝐨𝟐𝟑. año nuevo y algo más

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❝ rápido llegas y rápido te vas. entras por a'lante, pero sales por atrás, sí
mami, no quiero que quede en un casi, contigo siempre quise más ❞































































❝ llega el año nuevo y algo más que marcará el inicio de un desastre ❞

✦•─────• EL EPISODIO ALÉRGICO CASI CATASTRÓFICO había quedado atrás y Natalia se sentía mucho mejor.

Después de haber sido de alta en urgencias y de haber recuperado su capacidad de habla minutos más tarde, Pedri se la llevó de vuelta a su casa en donde toda su familia le estuvo esperando con los brazos abiertos. Laura había sido la más preocupada de todas. Al ver a su hermana mucho mejor, entrando sostenida del brazo por el futbolista, no pudo evitar correr hacia ella a abrazarla.

No había sido chiste lo que le había sucedido.

Posteriormente, el resto de la familia —para su sorpresa— también se acercó a saludarla. Algunos incluso le pidieron perdón ya que se sentían culpables por hacer cocinado algo a lo que ella era alérgica. Ella, por supuesto, les aseguró que todo estaba bien y que había sido un accidente. Ellos no sabían de su alergia, no lo habían hecho con querer.

El resto de ese día se lo pasó descansando en la habitación que compartía con su hermana —sí, los González no dejarían a la pareja dormir juntos bajo su techo—. Se lo pasó así al cuidado de Laura...

Y de Pedri.

—¿Entonces fue tu héroe?

Al oír aquella frase salir de los labios de Vivianne, Natalia la miró bastante mal.

—Les voy a colgar —avisó.

La chilena se encontraba en videollamada con su prima y también con Fabiana, las cuales estaban desde sus casas. Se había encargado de contarles en sumo detalle lo que había pasado el día anterior y por supuesto que la otra chilena eligió quedarse con una parte específica de la historia.

Pero si es verdad —alegó ella mientras la mexicana reía desde su recuadro en la videollamada.

Dietz volvió a tomar su teléfono en sus manos luego de haberlo tenido apoyado en su velador debido a que estaba terminando de maquillarse. Faltaban tan sólo unos pocos minutos para irse a la cena de año nuevo y Laura ya estaba lista, por eso, había ido a jugar al patio. La actriz estaba sola en la habitación.

—Es que...No lo digas así —protestó.

Primita, alguien que, sin ser tu novio real y que además le caes mal, te toma en sus fuertes brazos —Montero reía ante la forma en que la mayor decía las cosas—, te carga en frente de toda su familia y te lleva a la velocidad de la luz hasta urgencias preocupado por que no te mueras...Es tu héroe.

—Tú podrías ser comediante weona, ¿Te lo he dicho? —negó con la cabeza.

No sé, yo ya me emocioné —sonrió la mayor.

—No hay nada de qué emocionarse —se puso de pie a guardar sus cosas—, las cosas siguen igual que siempre.

¿Era eso cierto? ¿Era eso lo que realmente ella creía?

La neta yo sí me emocionaría —se unió la mexicana—. Es como una trama de novela.

—Las odio —alegó al ver que no tenía apoyo.

Ya pero, fuera de leseo —aterrizó Vivianne—. ¿Cómo te sientes?

Suspiró tratando de subirse el cierre del vestido pero, al ver que era inútil, se rindió—Mucho mejor la verdad. Me duele más el muslo por la inyección de epinefrina —rieron—. Sólo me queda un poco de urticaria en el cuello y la garganta ya no me duele casi nada.

Me alegro de oír eso. Sigo teniendo el trauma de cuando te pasó esto la última vez —Vivianne sintió que le daba un escalofrío—. Y, quiero decir esto sin intención de volverme a reír de ti como antes, ahora va muy en serio, como mi preocupación de prima...Me alegra de que alguien como Pedri estuviera ahí contigo para ayudarte.

Natalia sonrió levemente de lado meditando las palabras de la castaña. No se había detenido a procesar ese hecho. Si hubiera estado sola o en compañía de los otros miembros de la familia canaria, la cosa hubiera sido muy diferente. Nadie le hubiera podido ayudar de esa manera tan efectiva y rápida...El futbolista realmente había sabido qué hacer a la perfección, y si no hubiera sido por eso las cosas estarían siendo muy diferentes.

Suspiró lentamente—Sí, puede ser.

Posteriormente, se escucharon unos suaves golpes en la puerta y se giró ante aquel sonido.

—Ya tengo que irme —anunció—. La cena es en el restaurante de la familia. Dios, de verdad que estoy que me desmayo.

Fabiana rió—Sólo respira. Esto pasará rápido. Es sólo una celebración de año nuevo. Nada más tiene que pasar.

Relájate, actúa y lo harás bien —apoyó la mayor.

—Bien, las amo —envió un beso a la pantalla—. Que pasen un lindo año nuevo. De vuelta en Barcelona les doy el abrazo —rió.

—¡Adiós! —y cortó.

Dejó su celular en la cama y se levantó para ir a atender la puerta. Al abrirla, se sorprendió ligeramente al ver quién era.

—Pedri —lo analizó—, ¿Pasa algo?

El futbolista estaba parado en frente de su puerta, con sus marrones ojos sobre ella examinándola. Ya se encontraba vestido. Camiseta negra y pantalones beige. Se notaba que se había afeitado hacía sólo unos minutos ya que su piel estaba tersa, clara y con un suave rubor en el área de las mejillas. Olía a una mezcla de su característico perfume y la loción de después del afeitado.

Él despertó ante su voz, ya que se había mantenido mirándola.

—Es que ya nos vamos —señaló hacía atrás—. Laura no ha dado más de la emoción y ya se subió al auto.

—Oh —rió suavemente—. Yo estoy lista. Voy por mi bolso y te sigo.

La rubia se volteó para ingresar nuevamente al cuarto y tomó su bolsa que descansaba sobre la cama. No obstante, cuando había tomado la intención de salir, sintió una leve brisa y un poco de frío en la parte de su espalda. Allí recordó que no se había podido abrochar el cierre del vestido.

—Dame un segundo —indicó hacia el canario.

Dejó sus cosas nuevamente en la cama y estiró sus manos hacia atrás; una por arriba de su hombro y la otra cruzada en su espalda baja. Tratando de hacer el mayor esfuerzo posible ella buscó subir el cierre de su vestimenta. Sin embargo, no estaba teniendo mucho éxito ya que la cremallera estaba hasta el final y era imposible de alcanzar.

Pedri rió con un poco de gracia al verla luchar—¿Necesitas ayuda con eso?

Nop —negó casi de inmediato convencida de que podría hacerlo sola. Seguía tratando de alcanzar el cierre.

—¿En serio? —alzó una ceja.

Sip —comenzó a moverse hasta llegar a la pared en un patético intento de tratar de subirla moviéndose de arriba hacia abajo contra la madera.

—Nat —la veía con gracia. Estaba haciendo maromas por conseguir su objetivo.

—Te dije que sí puedo —gruñó.

Finalmente el canario suspiró cansado e ingresó a la habitación. Natalia lo vio atentamente y detuvo su actuar al notar como le hacía una seña con los dedos, indicándole que se acercara a él. Rendida sabiendo dentro de sí que, aunque por su aplastado ego, no podría sola, ella caminó hacia el futbolista dándole la espalda. Se hizo a un lado el cabello y le dejó la vía libre.

Pedri suspiró.

El vestido no era para nada ostentoso, pero sí bastante lindo. Era negro, le llegaba hasta un poco más arriba de la rodilla, tenía una delicada caída y una especie de brillos que se notaban más cada vez que ella se movía. En tan sólo esos segundos, el mediocampista se dio el tiempo de analizar cada uno de esos detalles.

Comenzó a ponerse nervioso cuando la espalda de la rubia quedó casi completamente descubierta ante sus ojos. Tersa, fina, sin sostén de por medio que ella había elegido no usar y con diversos lunares a su anchura que Pedri podría unir con el trazo de sus dedos si quería y de esa manera formar infinitas constelaciones.

Ante su demora, el nerviosismo se le contagió a la actriz. Poco a poco sintió que el hombre bajaba hasta el cierre y comenzó un tortuoso y lento camino hacia arriba para subirlo. Lo único que se oía en la habitación era el sonido de la cremallera siendo subida. Ni siquiera se oía su respirar ya que ambos estaban reteniendo el aire en sus pulmones hasta que eso terminara.

Delicadamente y en un toque casi imperceptible, el dedo índice de la mano derecha de González iba rozando su espalda al subir. A Dietz se le puso la piel de gallina al sentir su toque y sólo pude cerrar los ojos ante la sensación, rogando en silencio que el no notara cómo se había puesto su piel.

—Ya está —anunció él con voz suave cuando acabó. No supo qué hacer con sus manos. Si dejarlas ahí, o bajarlas o simplemente salir corriendo.

Ella asintió lentamente y volvió a acomodarse el cabello en su forma original. Pensó que Pedri se alejaría pero ahí se quedó; su pecho contra su espalda. Ninguno siendo capaz de encarar al otro.

—Sólo...Hagamos que esto pase rápido —ella fue la que tomó la palabra, distrayendo el tema actual por lo que sería su futura actuación—. Vamos, comemos, celebramos, nos besamos a las doce y...Calabaza, calabaza, cada uno para su casa.

Tomando el valor de algún lugar que ella desconocía, se giró a verle. Sus serias miradas se mezclaron y hablar durante los primeros segundos fue nulo.

Finalmente él asintió—Acabaremos como esto rápido y estaremos de vuelta en Barcelona.

Suspiró y sus alientos chocaron—Que así sea.

Posteriormente, la rubia sintió una tersa calidez en su mano derecha y se dio cuenta de que se trataba de Pedri tomándola con la suya. Ambos compartieron una última mirada sabiendo que, al salir por esa puerta, tendrían que actuar como la pareja más perfecta del mundo. Tratando de ocultar ya no sólo las diferencias que tenían entre ellos, sino los nervios, la tensión y las cosas que estaban cosquilleando en sus estómagos cada vez que estaban juntos.

El resto de la noche transcurrió bastante bien. La celebración sería sería en la Tasca Fernando; un lugar muy importante para toda la familia y que era donde siempre compartían juntos en fechas importantes. Todos se reunirían allí y, estando todos juntos, sumaban una cantidad mayor de personas que las del almuerzo el día anterior.

Más Natalia y Laura, siendo la primera la que más se sentía como una extraña en torno al grupo.

El lugar era bastante bonito y bastante acogedor. Se notaba que la mayoría de aquel restaurante giraba en torno a Pedri. Dietz no podía dejar de mirar las infinitas fotos colgadas a lo largo de las paredes que tenían como personaje principal al futbolista y que contaban una historia cronológica de lo que había y estaba siendo su carrera futbolística.

Fotos de él en su primer club; Las Palmas, de sus primeros partidos, su primer contrato profesional, su llegada al Barcelona, su primer partido allí, su primer gol junto a otros icónicos como uno contra el Sevilla y el Galatasaray, su primer trofeo siendo éste una Copa del Rey, fotografías con Messi, fotos de la temporada pasada con los trofeos de la Supercopa y La Liga...Y muchas otras cosas más que cubrían toda la estancia.

Se notaba a leguas el inmenso amor y orgullo que la familia sentía por él. Era algo indescriptible.

La noche caía y con ello se acercaba la hora de gritar ¡Feliz Año Nuevo! todos juntos. La cena fue en una larga mesa llena de alegría y conversación. Allí ella se pudo presentar con el resto de los familiares junto con disfrutar de una deliciosa comida. Y sí, si se lo están preguntando, Rosy se hizo cargo de revisar que nada en el plato de la chilena tuviera mariscos e incluso se encargó ella misma de prepararle un plato vegetariano aparte.

Había tanta consideración hacia su persona que le costaba creerlo.

Después de comer todos se levantaron a charlar, a beber algo y a poner música, todo en espera de aquella hora tan anhelada que marcaría el inicio de un nuevo año.

Decidieron encender el televisor y lo hicieron justo a tiempo para ver el conteo de los segundos finales. En ese instante, se comenzaron a armar grupos o parejas, todos esperando con sus seres más amados el grito de alegría y así poder abrazarse y felicitarse.

Obviamente Natalia y Pedri estaban juntos además de Laura. Ambos mirándose en silencio y con eso comunicándose lo que ya sabían que tenían que hacer.

—10, 9...

Todos comenzaron a contar en voz alta y con emoción lo último que quedaba del 2023.

—8, 7, 6...

Teniendo a la chilena junto a ella, Pedri le dio un ligero y casi imperceptible apretón en la cintura como recordándole lo que tenían que hacer. Ella no le respondió audiblemente, sólo asintió mirando la televisión.

—5, 4, 3...

Era una actuación nada más ¿No?

No debía ser tan importante para ellos pasar por primera vez Año Nuevo juntos y besarse a las 12...¿Cierto?

—2, 1...

¿Cierto?

—¡Feliz año nuevo!

Inmediatamente todo el mundo gritó y celebró para luego abrazar a sus seres queridos que tenían al lado. Una agitada y alegre atmósfera llenó la Tasca de la familia con todos los presentes repartiéndose amor y buenos deseos.

El futbolista no le dio mucho tiempo para pensar a la chilena ya que rápidamente la tomó por la cintura para girarla hacia él, pegarla a su cuerpo y besarla.

Ya acostumbrada a eso —sí, no sólo a la actuación, sino también a sus besos—, ella correspondió perfectamente. Envolvió su cuello con sus brazos para profundizar el beso y sus labios bailaron a la par como siempre lo hacían.

Natalia trató de ignorar la forma en que ahora las manos de González no se mantenían estáticas. Durante el beso, comenzaron un recorrido de arriba hacia abajo por su espalda. Suave, delicado, para nada malintencionado y casi imperceptible, pero para ella, pareció una tortura.

Se separaron cuando sintieron un leve peso en el área de sus piernas. Laura se había girado para abrazarlos a lo que alcanzaba su altura y esto sirvió de distracción para los mayores los cuales rieron ante el gesto. La actriz tomó a la niña en sus brazos para abrazarla y desearle un feliz año y ésta incluso alcanzó a Pedri en un abrazo. Luego de repartirles su amor, ella se bajó y corrió a saludar a otros miembros de la familia.

Cuando estuvieron solos se miraron en silencio, como si el recuerdo de su reciente beso hubiera regresado otra vez y los hiciera olvidar que estaban actuando y que por ende eso no importaba.

Pero ese era el problema.

Ahora sí les importaba.

Y les afectaba.

Luego de unos segundos Pedri reaccionó. Miró a su alrededor recordando toda la gente que los rodeaba y sus manos volvieron a la cintura de la chica.

Malditas manos en su cintura. Dietz iba a volverse loca.

Él le regaló una media sonrisa—Feliz año nuevo, mi amor.

La actriz suspiró sabiendo que era hora de regresar a su papel y suspiró sonriéndole de vuelta.

—Feliz año, cariño.

































































YA SABEMOS COMO SON LAS FIESTAS DE AÑO NUEVO, ES muy poco probable que alguien se vaya a dormir temprano. De hecho, todos comenzaron a irse a sus casas de la Tasca cerca de las 3 de la mañana. Hubo más comida, música, baile, e incluso salieron a la calle a ver los fuegos artificiales y a saludar a los vecinos. Fue una noche muy entretenida y Natalia lo tenía que reconocer.

Era —probablemente— su primera vez pasando una festividad con una familia de verdad.

Y la familia ni siquiera era suya.

En fin.

Al regresar a la casa de Pedri, Laura ya estaba completamente caída en los brazos de Morfeo. Después de tanto jugar y bailar su cuerpo no dio más y su hermana mayor la tuvo que cargar en sus brazos hasta la habitación que compartían para ponerle su pijama y acostarla en su cama. Todo mientras la menor dormía. Su misión fue un éxito y la niña continuó su dormir plácidamente.

Natalia cerró con cuidado la puerta de su habitación y frotó sus dos brazos cubiertos por un cardigan cuando estuvo en el pasillo. Ya era muy de noche y hacía frío. Sin embargo, ella no tenía sueño y no estaba lista para irse a dormir. Tenía sed y después de tanta comida necesitaba algo de agua para calmar su estómago.

No se avistaba nadie en la casa. Los padres y el hermano mayor de Pedri anunciaron de inmediato que se irían a dormir luego de llegar a la casa mientras el mediocampista le había ayudado con la dormida Laura. Después de dejarla sola no lo había visto más así que supuso que debía estar durmiendo también, así que podía ir a la cocina libremente y sin sentir vergüenza de pedir algo.

Al llegar eligió no encender la luz para no despertar a nadie y sus descalzos pies se movieron con cuidado por la estancia siendo guiada únicamente por la luz de la luna que entraba por las ventanas. No quería hacer ruido alguno y mucho menos que alguien apareciera de repente.

Abrió con sumo cuidado el refrigerador y sonrió al encontrar su objetivo: Una jarra con agua. La sacó delicadamente y de la misma forma tomó un vaso de la alacena para servirlo. El único sonido de la noche que se oía era el agua cayendo suavemente en el vaso. Un sonido que parecía relajante en el momento de extenso silencio que sólo la acompañaba a ella.

Cuando logró su cometido, suspiró agradecida de sí misma y dejó la jarra de vuelta en el refrigerador.

—¿No puedes dormir?

Al oír una nueva e inesperada voz a sus espaldas, la chilena pegó un salto del susto y se volteó con una mano en la boca para evitar gritar o algo.

Él.

—Insisto con la idea de ponerte un cascabel.

Pedri rió suavemente y lo aperlado de sus dientes brilló en medio de la oscuridad. Su cuerpo, apoyado en el marco de la puerta, se reincorporó después de unos segundos y comenzó a acercarse a ella. Seguía con la misma ropa de la fiesta; no se había cambiado al igual que ella y la chaqueta con la que había salido del auto luego de llegar aún estaba sobre su anatomía.

—Disculpa —susurró enseñando las palmas de sus manos—. No quería asustarte pero confieso que fue un poco chistoso.

Ella rió silenciosamente con sarcasmo y se volteó hacia su vaso con agua. Se lo extendió como ofreciéndole un poco pero él negó, asegurando que estaba bien.

—Iba justo a mi cuarto cuando sentí a alguien aquí. Quería asegurarme de que todo andaba bien.

—Perdón por haberme metido a tu cocina a robar agua —susurró con una mueca.

Puso los ojos en blanco—Cómo me vas a pedir perdón por eso, Natalia. Claro que puedes hacerlo. Sobre todo después de lo que pasó ayer. Bueno, técnicamente antes de ayer.

El recuerdo de el ataque alérgico de Dietz durante el almuerzo previo a las festividades los atacó a ambos causándoles un apretón en el estómago. No eran recuerdos agradables y al parecer a ambos les incomodaba traerlos de vuelta.

—Sí...Supongo —fue lo único que ella contestó tratando de no mirarle. No quiso darle importancia al asunto.

—¿Cómo sigues? Por cierto —preguntó alzando sus grandes, marrones y preocupados ojos hacia ella. La rubia sintió un escalofrío.

—Mucho mejor, gracias —sonrió cortamente dejando el vaso en la isla de la cocina.

—¿Ya no tienes tos? ¿El silbido del pecho? —siguió inquiriendo.

—No, no, ya no —negó mirando hacia el piso. Muchas preguntas relacionadas a eso no le gustaban. Era demasiada preocupación hacia su persona.

—¿Problemas para respirar?

—No, Pedri...

—¿El sarpullido?

—Sólo me queda un poco en el cuello pero va a desaparecer en unos pocos días.

—¿Y el...?

—Pedri —lo detuvo suavemente poniendo sus manos al frente—. De verdad estoy bien.

Él asintió lentamente y un poco avergonzado por su propia insistencia—Claro.

—No tienes que preocuparte, ese no es tu trabajo, no eres mi novio real.

Aquel susurro lo tomó por sorpresa y apretó sus labios formando una línea horizontal mientras la oía. Fue como si alguien le hubiera dado un empujón que lo alejaba de ella y la conversación.

—Y no te lo estoy diciendo de pesada o algo, es porque...En serio, no tienes porqué hacerlo —aseguró de la forma más amable que pudo.

—Estabas muy mal ayer —argumentó en tono serio.

—¿Y? —se encogió de hombros.

—¿Cómo que y? —se le acercó—. Estuviste a nada de tener anafilaxia, era algo por lo que había que preocuparse.

—No es tu trabajo, Pedri —soltó mirando hacia el suelo.

Dio un paso al frente, sus pechos chocaron—Bueno, ayer lo fue.

Ella alzó la vista levemente asustada por la cercanía y sus palabras y cuando lo hizo se encontró con la mirada marrón del canario. Unos ojos que expresaban seguridad de lo que decía. Unos ojos que, en la oscuridad, buscaban transmitirle confianza y una certeza de que no le estaba mintiendo.

Eso era distinto y a ella no le estaba gustando.

—Yo no te pedí que lo hicieras —dijo de repente tratando de cambiar la atmósfera.

—Lo sé —asintió—. Pero tú lo dijiste el otro día, la salud no es un chiste, puedo dejar mis diferencias de lado por...

Pedri se detuvo.

Su mente sujetó las riendas un segundo y se las quitó a su corazón. Por un instante quiso ser racional y meditar en lo que estaba a punto de decir. ¿Era eso cierto? ¿Valía la pena decirlo? ¿Cómo lo tomaría ella? ¿Se dejaría en ridículo? Su cabeza ya se estaba encargando de presentarle las opciones y le trataba de pedir que se callara y no dijera nada más.

Pero cuando la miró a los ojos; esos casi verdosos y asustados ojos, su corazón volvió a tomar las riendas del asunto.

Y completó:

—...Preocuparme de ti.

El susurro chocó contra su boca e inconsistentemente tragó saliva. Ella lo tenía tan cerca suyo y con esa aura de seguridad que tanto lo caracterizaba que había olvidado completamente todas sus capacidades de habla.

No separó su mirada de la de él en ningún instante y el cosquilleo en su estómago y el nudo de su garganta regresaron. Todo estaba agitado dentro de ella. Oírlo así no le estaba haciendo nada bien.

Y podía traer consecuencias.

De hecho, las trajo.

Los segundos estáticos duraron poco cuando Natalia tomó a Pedri por la nuca y lo acercó a ella para besarlo.

Un beso distinto, un beso voraz, un beso necesitado.

A Pedri aquello no lo tomó por sorpresa como las primeras veces. Sabía cuando ella tomaba el control y sabía que lo único que tenía que hacer era seguirla o se perdería toda la diversión. Sus manos atraparon su cintura firmemente y la apegó mucho más a su cuerpo. El estrecho contacto no hizo otra cosa que profundizar el beso, ya con Natalia rodeándolo por el cuello con sus brazos.

Al igual que hacía unas horas, el futbolista ya no podía dejar sus manos tranquilas. Comenzó a recorrer la espalda de la rubia de arriba hacia abajo, causándole a ella un escalofrío que trató de disimular con todas sus fuerzas.

Eran sus manos recorriendo su cuerpo. Cuántas veces le había estado recordando a su cabeza que eso no era algo que debía disfrutar.

Pero lo hacía.

A tientas, el mediocampista comenzó a caminar hacia adelante hasta que la espalda baja de la rubia chocó contra la isla de la cocina. La oscuridad no ayudaba mucho, pero era su propia casa, sabía dónde estaba todo y lo iba a usar a su propio favor.

Los besos continuaron pero ellos comenzaron a sentir que tomaban otro tono. Esa típica sensación en el estómago y en el palpitar del corazón que los hacía sentir que estaban yendo por un rumbo diferente. Lo sentían y ninguno había mostrado señales de interrumpir lo que estaba sucediendo en ese instante.

Las manos del canario sujetaron con más fuerza a la chica por las caderas como si estuviera dispuesto a hacer algo más en aquella posición. Dietz entendió sus intenciones claramente y pegó un leve brinco que le sirvió a él para impulsarla hacia arriba y sentarla sobre la isla.

Aquella acción los separó un instante. Ambos jadeantes con las respiraciones agitadas y los labios hinchados. Pedri la observó de pies a cabeza. Sentada ahí, siendo reflejada de forma tenue por la ligera luz de la noche era una postal para toda la vida. Pero no quería que se quedara en una simple postal para ver. Se volvió a acercar a ella y con delicadeza una de sus manos se fue entre sus dos piernas descubiertas. Ella tragó saliva y su pulso se fue a las nubes mientras veía como separaba sus piernas para hacerse espacio entre ellas.

El roce de sus dedos contra su piel encendió todas las alertas en su cabeza.

Sin querer dejar que otro segundo pasara, la actriz lo volvió a acercar hacia ella y se volvieron a sumir en un profundo beso. Pedri la sujetó otra vez por las caderas muriendo internamente por la necesidad de recorrer más allá de ellas. Natalia estaba en su misma situación. Quería dejar de imaginarse cosas y sentirlas por sí misma.

Ambos se irían al infierno de sólo revelar todo lo que habían estado viendo en sus mentes.

Ya estaban ahí, sabían que todo era distinto y con un rumbo más agitado que todos los anteriores. Ella ya se sentía en la facultad de hacer otras cosas y le importaba una mismísima mierda en ese momento lo que alguien pudiera decir. Los besos y la atmósfera estaba tan pesada que la estaban guiando a dar rienda suelta a todos sus deseos más prohibidos.

Soltó al canario del cuello un segundo y sus manos se fueron al cuello de su chaqueta. Como pudo comenzó a quitársela y él, entendiendo la acción, la soltó un instante para que la prenda cayera al suelo. Pero su objetivo no era ese, aquello sólo había sido el primer paso. Ella quería más y quería quitarse las ganas de hacer algo que por bastante tiempo sólo se habia estado imaginando.

Sus dedos se colaron debajo de la camiseta de Pedri y comenzaron a recorrer todo su cuerpo.

Al sentirla, inmediatamente se separó un instante de su boca. Cerró los ojos y apoyó su frente contra la suya, soltando un pesado suspiro contra sus labios. Sus dedos estaban fríos, suaves y se estaban encargando de comenzar un tortuoso y estratégico recorrido por su piel. Sí, él se había imaginado cómo se sentiría eso más de alguna vez, pero estarlo viviendo en carne propia lo iba a llevar a la ruina.

Natalia soltó un jadeo también al sentir cada curvatura de su cuerpo mucho más alucinante de lo que se había imaginado. Mientras seguía con su labor volvió a besarle y Pedri le recibió de forma voraz. La actriz recorrió todo a su antojo. Sus pectorales, su pecho, su bien marcado abdomen que le causó un cosquilleo en su estómago, e incluso se dio el lujo de dibujar con la yema de sus dedos aquella marcada línea debajo de sus caderas que desde el día del entrenamiento le había llamado la atención.

Se sentía en el mismísimo paraíso. Él parecía haber sido esculpido a pulso y cincel.

González iba a perder la cabeza en cualquier instante. La actriz era sumamente hábil. Sabía qué puntos tocar y cómo hacerlo. Nada se le escapaba y todo lo que hacía lo hacía a la perfección, y tanta perfección agitaba todas sus hormonas.

No aguantó más y dejó su boca para ahora darle atención a su cuello. Cuando ella sintió los labios del canario presionando contra aquella área tan sensible, soltó un ligero gruñido contra su hombro. Su boca se movía en un ritmo constante que mezclaba el uso de sus labios y de su lengua. La sensación estaba siendo tan placentera que ella no pudo concentrarse en otra cosa más que en eso y sus movimientos sobre su abdomen se detuvieron un instante.

Pedri estaba logrando estimularla bien, más aún cuando se dejó de rodeos y sus manos se desanclaron de sus caderas para recorrer sus piernas. El escalofrío que Natalia sintió la recorrió entera y cerró los ojos disfrutando el momento. El futbolista recorrió aquella zona de su piel sintiendo la suavidad incomparable que lo terminaría por llevar a la tumba.

Natalia no quiso perder más tiempo y se quitó el cardigan lanzándolo a alguna parte sin importancia y así dejó más vía libre para los besos de González. Sus manos seguían moviéndose y ya se estaban colando debajo de su vestido para acariciar sus muslos.

Aquello tenía solamente un desenlace.

Y ambos sabían cuál era.

Pero Pedri se separó.

Al sentir la lejanía y el frío de no tener el futbolista encima de ella, Natalia soltó un leve jadeo confundido y miró al hombre con los ojos como platos. Él la había soltado de las piernas y su rostro ya no estaba sumido en su cuello, sino frente a ella. No la miraba a los ojos, sólo hacia el suelo y eso a ella no le estaba gustando.

Ya se había acostumbrado a su cercanía. No tenerla de repente le hizo mal.

No obstante, junto cuando ella iba a hablar, González soltó:

—Buenas noches.

Entonces vino lo peor. Con una mirada completamente consternada, Dietz observó como Pedri se pasaba una mano por el rostro y se alejaba en totalidad de ella. Ya no estaban sus manos sobre su cuerpo, sus labios sobre su piel. Nada. El futbolista había abandonado la cocina abruptamente sin dejar explicación alguna o algo que sirviera al menos de consuelo.

Aún sentada sobre la isla de la cocina, la actriz lo vio desaparecer. La dejó ahí sola y sintió que la habían dejado literalmente botada. Estaba agitada, jadeante, despeinada y con un vacío en el estómago por algo que no se había completado y que había tratado de buscar sin pudor alguno.

Se sintió humillada. Sintió que había quedado como una estúpida, como la que había rogado por que algo sucediera dejando a Pedri como el indiferente, frío y distante personaje que le recordaba que eso jamás pasaría entre ellos. Incluso pensó que había hecho algo mal y eso la hizo sentir aún peor. Ella siempre había sido la que ponía distancia, y ahora que había querido eliminarla, le tocó sentirse completamente avergonzada.

No era justo.

Pedri la había dejado.

Simplemente se había ido.
























































































AAAAAAAAAAA ME VAN A ODIAR Y LO ACEPTO, OKAY????

muajajaja estaba esperando este momento, perdón *le tiran tomates*

SÍ, SÍ SÉ QUE ESTO QUIZÁS NO ERA LO QUE ESPERABAN, PERO SOY UNA PERSONA QUE ADORA LA TENSIÓN Y EL SUSPENSO ASÍ QUE VAMOS A ESPERAR UN POCO MÁS (créanme, bien poquito 👀)

en fin, NECESITO OÍR SUS APRECIACIONES!! qué les pareció? año nuevo con los gonzález? qué opinamos de esta sesión spicy en la cocina? (cochinos, 0 respeto a la familia) Y DE QUE PEDRI SE HAYA IDO??? POR QUE CREEN QUE FUE??? LES LEO

en el siguiente capítulo veremos cómo quedaron estos dos después de que casi se mandan el condoro (error) de sus vidas. Chao Chao a lo bonito que llevábamos 😢 (por ahora 😈)

100 votos para actualización

NOS VEMOS EL PRÓXIMO MIERCOLES. RESISTAN NEDRI NATION 🙏🙏

SEE YOU SOON

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