𝐨𝟑𝟗. tratando de cuidarla

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o39. ❝ i'm begging for you
to take my hand, wreck my plans, that's my man















































































❝ aunque no lo crean, pedri estaba haciendo su mayor esfuerzo tratando de cuidarla

✦•─────• LA VIDA SEGUÍA, LAMENTABLEMENTE TENÍA QUE SEGUIR.

Aquel evento semi traumático en el evento de Adidas tuvo que quedar atrás de una manera u otra. Natalia debía seguir adelante, y sabía perfectamente que no podía aferrarse a aquella figura que vio porque sólo sería un motivo de tortura personal; una tortura de la que llevaba mucho tiempo huyendo y que no podía dejar que la volviera a alcanzar.

Sin embargo, no podía hacerse la tonta. Ya se había dado cuenta de que aquella persona estaba buscándola, que la había estado siguiendo y que estaba más cerca que nunca de ella. Dentro de sí quería pretender que aquello terminaría allí y ya pero eso sería demasiado inocente.

Ella sabía que, muy probablemente, aquello seguiría ocurriendo.

Pero no podía mostrarse afectada ante el tema. Si lo hacía preocuparía a mucha gente y ese era un hecho que debía manejar en privado.

Hasta que ya no lo fuera...

Aquel día tenía que poner su mejor sonrisa para ir a cumplir con uno de sus deberes del contrato de Elías: Ir a un partido del Barça. El equipo culé recibiría en Montjuic al Getafe luego de haber sido bastante dañado en partidos anteriores, pero esperaban que en su propia casa pudieran redimirse un poco.

La rubia estaba lista para irse: Outfit preparado para que pudiera estilizar la camiseta de Pedri en su cuerpo, su bolso, una gorra y lentes, ya que sabía que muchas personas la verían donde sea que ella estuviera.

Su chófer ya la esperaba abajo para llevarla, pero cuando estuvo por irse de su departamento el timbre sonó.

Los primeros instantes fueron de mucho estrés y preocupación. Los eventos anteriores de cierta persona siguiéndola llegaron a ella y en primera instancia no quiso ir a abrir la puerta. No obstante, tuvo que hacerlo de todas formas ya que terminaría saliendo igual de su casa.

Cuando abrió la puerta y vio quién estaba ahí se sorprendió.

Pedri.

Sus ojos se abrieron levemente con sorpresa, no esperando para nada la presencia del canario en ese momento. Él la recibió con una media sonrisa. Estaba usando su ropa de siempre y la rubia sólo se preguntaba porqué estaba ahí siendo que tenía que estar en el estadio con su kit futbolístico puesto y preparándose para el partido.

Había sido una total sorpresa y el futbolista se deleitó en notar como ella se había puesto.

—Hola —saludó él—. ¿Ya te vas al estadio?

Ella parpadeó un par de veces y reaccionó a que debía contestar a su pregunta.

—Eh...Sí —se hizo a un lado para que el ingresara al departamento y cerró la puerta una vez que estuvieron solos—. De hecho, justo cuando tocaste estaba por irme.

—¿Laura no va? —cuestionó dándose vuelta hacia ella.

Arrugó la nariz—No, se pescó un resfriado y Vivianne la cuidará por mí. La próxima vez irá. Estaba deprimida por no poder ir.

—Entiendo —asintió—. Entonces...¿Nos vamos?

Los labios de Dietz se abrieron ligeramente en sorpresa pero nada salió de su boca. Analizó al canario y a su sereno semblante y aquello la descolocó. No entendía lo que decía pero poco a poco comenzaba a entender la razón de su presencia. Pero aquellas palabras sí la tomaron por sorpresa.

Nos...¿Nos qué? —cuestionó cuando recuperó el habla.

—Sí —se encogió de hombros como si fuera lo más normal del mundo—. Te vine a buscar.

—Pero yo llamé a mi chófer y me está esperando abajo —señaló hacia sus espaldas.

Se encogió de hombros—Pues le he dicho que se vaya.

¿¡Qué!?

La exclamación llegó a oídos del español y simplemente rió con suavidad.

—¿Por qué harías eso? —siguió reclamando.

—Pues porque te voy a llevar yo —la normalidad y simpleza de su tono de voz la descolocaban—. Así que podía irse a descansar.

—¿En qué momento quedamos en que me llevarías tú? —frunció el ceño.

Meditó un segundo—Ahora.

—¿Y por qué?

—Porque honestamente así estoy más tranquilo.

Entonces, allí la mujer lo entendió todo.

Su tenso semblante comenzó a destensarse y su expresión cambió a una más serena. Analizó al futbolista frente a ella sin poder creer del todo lo que él estaba haciendo. Entendía ahora sus motivos, pero en algún rincón de su cabeza trataba de pensar que eso era solamente una ilusión y no su realidad palpable.

De ser siempre una mujer independiente a ahora tener un hombre que se preocupe por ella la hacía sentir muy extraña.

—Pedri —le llamó suspirando—, creo que fue mala idea contarte lo del otro día en la inauguración de la tienda.

El canario sonrió de lado ya sabiendo en el fondo que recibiría una respuesta negativa por parte de la rubia. Ya la conocía bastante como para no haberse preparado con una buena respuesta para aquello.

—No sé de qué hablas —eligió primero hacerse el desentendido—. Hemos hecho esto antes.

—Sí, pero ahora sé porque lo estás haciendo hoy específicamente —agachó la cabeza—. Estoy bien, no tienes que andarme cuidando como niña chica.

Se encogió de hombros—Es sólo venir a buscarte.

—Pedri —volvió a llamarle pero ahora con un tono un poco más firme—. Sé que lo estas haciendo porque te dije que alguien me estaba siguiendo.

Por supuesto que se trataba de eso.

Después de aquel día donde el español vio a la chilena llorando desesperada porque alguien estaba buscándola muy de cerca, no pudo quedarse tranquilo. Aquello podía ser peligroso o simplemente incómodo, y de tan sólo imaginarse a la mujer en esa situación le revolvía el estómago.

Había algo dentro de él que quería que ella estuviera bien.

Finalmente él suspiró rendido—Ya te lo dije, estaré más tranquilo si te llevo yo.

—Pedri, estoy bien —trató de asegurar.

Negó—Natalia, te juro que llevo la cuenta de todas las veces que me has dicho eso y no ha sido cierto.

Dietz suspiró rendida y odió que todo el tiempo que habían estado pasando juntos comenzara a servir para que él le pusiera más atención que nunca y fuera guardando en su memoria hasta los más mínimos detalles de ella, incluyendo cuando ya sabía cuando mentía.

Pero daba igual, debía seguir con el teatro.

—Basta —rió suavemente—, te lo digo en serio. No tienes que hacer todo esto.

—Oye ¿Qué problema hay en que un ser humano como yo muestre características humanas normales como la preocupación por otros? —su elaborada respuesta la sorprendió.

Pero la contestación a ella era fácil: Nadie nunca se había preocupado realmente por ella.

Pero no podía decirle eso.

—Pues...Es que...No...Yo... —tartamudeó sus primeras palabras sin saber qué decir—. No es necesario.

—Sí lo es —hizo un movimiento con la cabeza hacia la puerta—. Ahora vámonos, que tengo que llegar temprano.

Ella lo vio pasar al lado suyo para caminar hacia la salida, aún estando ella con los pies anclados en el suelo.

—Pedri...

—No hay excusas, chilena —abrió la puerta.

No obstante, algo pasó por su mente y fue mirar a la mujer de pies a cabeza. Se veía hermosa, pero lo que más resaltaba para él era verla usando su camiseta que sabía estilizar muy bien.

Sonrió al verla—Mira cómo te tengo —se burló—. Qué bien se te ve mi camiseta.

Puso los ojos en blanco y caminó hacia la salida cansada de sus bromas pesadas.

—Ándate a la chucha.

Él sólo rió y cerró la puerta para que juntos emprendieran camino hacia el estadio.










































































EL PARTIDO FUE BUENÍSIMO, POR FIN ALGO DE ALEGRÍA a los culés.

El Barcelona le había ganado al Getafe 4 a 0 con espectaculares goles de Raphinha, Joao Felix, Frenkie De Jong y Fermín; este en el descuento del segundo tiempo. Definitivamente había sido un partido muy entretenido que le devolvía esperanza a los aficionados y los hacía creer en el proyecto de Xavi a pesar de las adversidades.

Como siempre, Natalia se sentó con las esposas de los otros futbolistas a celebrar y aplaudir los goles y a sus hombres como siempre. Sin embargo, estaba vez estaba siendo distinto, ya que Pedri le había pedido a las mujeres que por favor no dejaran sola a Dietz, que la vigilaran, que si alguien se acercaba a ella llamaran a seguridad y que le comentaran a él al final del partido si había pasado algo.

Natalia no sabía obviamente que González había hecho eso, yo sólo les estoy contando porque...¿Qué carajos le está pasando a Pedri?

Se sentía más tranquilo en la cancha sabiendo que la rubia no estaría sola. De hecho, había memorizado el número y sector de grada en la que se había sentado para mirar constantemente cada vez que pudiera. Pero ustedes dirán: ¡Está jugando! ¡No puede hacer eso! Bueno, gente, sí lo hizo y al mismo tiempo jugó espectacular como siempre.

Al finalizar el partido, la actriz siguió a sus camaradas mujeres a la salida de los vestidores para recibir a sus parejas como siempre. No entendía —obviamente no, porque no sabía— la razón por la que Mikky o Sarah insistían en que no se separara de ellas, tanto así que incluso la llevaban de la mano. No captó porqué tan repentina muestra de cariño pero sólo las siguió.

No obstante, sólo se separó de ellas un segundo y algo le pasó.

Cuando iba bajando por las escaleras del estadio se tomó de la baranda de metal para sostenerse. Sin embargo, no se fijó que esta tenía un pequeño corte, causando que, al apoyarse en ella, la rubia se causara una herida en la mano.

Inmediatamente ella retiró el área afectada cuando sintió el pinchazo. Se quejó suavemente y se tomó la mano con dolor al ver que el corte en la palma de su mano iba desde la coyuntura base de su dedo índice hasta la misma del pulgar. Es decir, era bastante grande.

La sangre rápidamente comenzó a salir del área y ella no quiso que sus amigas fueran a enterarse o armarían un escándalo. Así que abrió su bolso y sacó un pañuelo de papel para poder cubrirse la herida momentáneamente. Cuando encontrara a Pedri le pediría un botiquín si es que tenía para curarse apropiadamente.

Cubrió su mano con otro pañuelo y la escondió en su bolsillo hasta llegar a los vestidores. Ahí, los futbolistas comenzaron a salir para saludar a sus parejas y, cuando Dietz divisó al canario, le sonrió y batió su mano libre hacia él para que la viera.

Cuando González la divisó sana y salva suspiró y sonrió grandemente aliviado. Su esfuerzo por tratar de cuidarla habían funcionado.

—Felicidades por el gran partido, campeón —felicitó ella un poco urgida por lo que iba a decirle—, y perdón que cambie el tema tan rápido pero tengo una pequeña situación.

Al oír eso él inmediatamente se puso en alerta y casi entra en pánico.

—¿Qué? ¿Qué sucedió? ¿Alguien te vio? ¿Te buscó? ¿Te molestó?

Rió suavemente—No, no es eso... —hizo una mueca y comenzó a sacar su mano del bolsillo—. Ha sido mi culpa, de hecho.

Entonces, secretamente, ella extendió su mano a él dejando ver la zona cubierta por papeles desechables que ya estaban notoriamente rojos.

A Pedri le tembló el ojo.

—Es culpa mía, es culpa mía, es culpa mía —aclaró rápidamente antes de que él fuera a golpear a alguien—. Me raspé con una barra de metal sin darme cuenta y me corté.

—¿Te duele mucho? ¿El sangrado sigue? —comenzó a hacerle preguntas mientras miraba su herida.

—Eh...Un poco —hizo una mueca—. ¿Tienes algún botiquín por ahí? Puedo curarme si es que...

—Olvídalo, ven conmigo.

Entonces, sin esperar que ella protestara o algo, el futbolista la tomó por la mano sana y comenzó a jalarla de vuelta al pasillo de los vestidores casi en contra de su voluntad.

—¿A-A dónde vamos? —preguntó nerviosa.

—A los vestidores —contestó sin mirar atrás—. Allá tenemos todo para poder curarte bien.

—No, no, no, no, no —ella puso freno a sus pies y se detuvo rápidamente, haciendo que el futbolista también lo hiciera y se volteara a verla—. No quiero ir y encontrarme con hombres desnudos.

Él rió suavemente—Ya no hay nadie, todos se fueron.

—Hablo en serio —lo apuntó—, si entro y veo a Oriol Romueu desnudo será el gran trauma de mi vida.

La risa del mediocampista se hizo más fuerte y le pareció muy tierno aquella reacción de su parte.

—Relájate —terminó de reír—, no hay nadie.

Rendida, y sabiendo que no podría volver a decirle que no, la rubia sólo suspiró y se dejó guiar nuevamente por el canario que la jalaba de la mano hasta el destino que él conocía muy bien.

Natalia admiró todo durante el recorrido hasta que llegaron al área de los vestidores. Por inercia, la mujer cerró los ojos pensando que podría haber alguien en el lugar mas Pedri había tenido razón: Estaba vacío. Sólo habían casilleros, banquillos con los respectivos números de cada uno, un par de camisetas, sandalias y calcetines tirados pero nada más.

Eso la alivió.

González la terminó a guiar hasta que llegaron a su casillero y la empujó delicadamente para que pudiera quedar sentada en su banquillo con su número bajo su atenta y curiosa mirada.

Al verla desde arriba sonrió—Eso, muy bien, la chica del 8 sentada en el banquillo del 8.

La correlación era perfecta. Ella, su falsa novia, usando además su camiseta.

Ella soltó una risa nasal y puso los ojos en blanco—Te fascina webearme.

Asintió sonriente—Sabes que sí.

Posteriormente él se alejó un poco de ella para abrir su casillero y revisar unas cosas. Cuando acabó, se volvió a poner frente a ella.

—Tengo unas gasas aquí pero creo que en el botiquín de enfermería hay algo para limpiarte la herida —comentó—. Ya regreso.

—Claro —asintió sin tener otra opción.

Entonces el canario se retiró momentáneamente de su presencia para poder irse a la parte trasera de la habitación a buscar lo necesitado.

Natalia no era una persona introvertida, temerosa o nerviosa socialmente, pero sí se estaba sintiendo muy incómoda al estar sentada sola en un camarín que olía fuertemente a hombre sudado y que además era un lugar en el que ella supuestamente no debía estar.

Le estresaba que Pedri se tardara aunque fueran unos segundos. Se sentía muy fuera de lugar y dentro de sí imaginaba que un guardia de seguridad podría llegar a decirle que se fuera de muy mala gana y ella tendría que hacerlo. Por favor, estaba en el estadio del Barça, por supuesto aquello tenía probabilidades de suceder.

De repente, sintió ruido a lo lejos. No obstante, se preocupó ligeramente ya que era la dirección opuesta en la que Pedri se había ido, así que no podía tratarse de él. Se irguió en el asiento preparada para todo y sintió unos pasos que venían hacia ella desde lo que los casilleros tapaban detrás. No obstante, había un pequeño pasillo que en cualquier segundo podría dejar en evidencia a la persona que venía.

Entonces, efectivamente alguien salió.

Y se sobresaltó al verla.

Natalia.

La pronunciación de su nombre estaba cargada de sorpresa y un acento portugués que ya se había aprendido muy bien.

Parecía que había estado terminando de cambiarse de ropa, ya que venía en en proceso de ponerse su camiseta, exponiendo parte de su torso desnudo ante la rubia. Aquello asustó a la mujer por la razón antes mencionada. Ella no estaba ahí para ver hombres desnudos pero agradeció al cielo cuando el hombre se vistió completamente al verla.

Cuando ya estuvo presentable, la chilena le sonrió nerviosa.

—Hola, Joao.

Su voz fue música para los oídos del delantero. Joao Félix había sido el último en irse a su casa y aún se había mantenido en el vestidores arreglándose y sin darse cuenta de que dos personas más habían llegado ahí de sorpresa. Había salido sin darse cuenta de la presencia de la actriz pero, cuando descubrió que estaba ahí sentada, una sonrisa se le puso en el rostro.

Ay no.

—¿Qué haces aquí? —preguntó él acercándose poco a poco a ella.

Dietz iba invitarle una mentira claramente, pero no tuvo el tiempo de hacerlo ya que el futbolista ya se había dado cuenta de su mano ensangrentada que yacía sobre su regazo y su expresión facial cambio radicalmente.

Radicalmente.

—¿Qué es eso? —casi exclamó con los ojos como platos—. ¿Qué mierda te sucedió?

El portugués se agachó hasta llegar a su altura y delicadamente le tomó la mano en la suya. El primer instinto de Natalia fue querer apartarla pero cuando pensó en intentarlo recordó como le dolía mover la mano siquiera y ahora —además— el delantero la estaba examinando con cuidado.

—Estás bien, Joao. Puedes soltar...

—¿Cómo te sucedió esto? ¿Cuándo? ¿Cómo?

—Joao... —buscó detenerlo sabiendo que no estaban solos en aquel lugar y que alguien pronto volvería.

Entonces, a Félix se le endureció el rostro al pensar algo:

—¿Quién te hizo esto? —levantó sus ojos hacia ella. Se veía molesto—. ¿Ha sido Pedri?

¿¡Qué!? —exclamó ella descolocada y apartó la mano de repente. Efectivamente, le dolió bastante.

—Que si fue Pedri el que te lastimó —dijo con la mandíbula apretada.

—No, no, cómo se te ocurre —negó de inmediato molesta. Ahora era ella la que se había fastidiado que pensara así del canario.—. ¿Perdiste la cabeza? El jamás me tocaría ni un pelo.

—¿Estás segura? —inquirió con la mandíbula apretada.

—Por supuesto. No seas weon —protestó enfadada.

—Natalia, hablo en serio —la apuntó—. Si él te hizo esto te juro que lo voy a...

—¿Me vas a qué?

Joao y Natalia quedaron estáticos.

Una tercera y molesta voz se unió a su conversación, una que ambos conocían bastante bien. El primero en tensarse fue el delantero que buscó la mirada de la rubia como si estuviera pidiéndole ayuda. Ella no pudo hacer mucho para socorrerlo ya que era bastante tarde. Sus palabras ya habían sido oídas y no podía regresar las atrás.

Pedri lo había oído y esperaba detrás de él con los brazos cruzados y la mandíbula apretada.

—Te he hecho una pregunta —insistió él ante el silencio.

Félix supo que no tenía otra cosa que hacer mas que enfrentar las consecuencias de sus propias palabras. Dietz vio como su rostro se relajó para ponerse serio y se levantó de donde estaba para voltearse hacia el canario que lo esperaba mirándolo fijamente. Una batalla de miradas se desató y todo el ambiente se había vuelto muy, pero muy tenso.

La chilena sólo quería salir corriendo.

Porque sabía lo que venía.

—Lo que me has oído —dijo finalmente el portugués—. Yo debería hacerte las preguntas a ti.

Él soltó una risa nasal—Te has vuelto loco.

—¿Le has hecho eso? —apuntó a Natalia haciendo referencia sobre su herida—. ¿Fuiste tú? ¿Le hiciste daño?

—¿Estás demente o qué? —escupió completamente enojado por las suposiciones de su comportamiento—. ¿Por quién me tomas? ¿Por un violento? Yo jamás, jamás en la vida le haría daño alguno.

La forma en que él remarcó aquel jamás sacudió todo dentro de ella.

—¿Entonces? ¿Cómo explicas que le pasó? —ligeramente avergonzado por haber supuesto así de Pedri y haber sido enfrentado, Joao trató de cambiar el rumbo de su disputa.

—Fue un accidente —Dietz se puso de pie para explicar su situación—. Yo me corté con un trozo de metal. Él no me hizo nada. No entiendo como te atreves a decir algo así.

Ah —zafándose de la situación, Félix se volvió a voltear al canario encontrando un punto de salida—, vaya, qué bien la cuidas ¿No?

González apretó la mandíbula.

—Podrías haber evitado eso —siguió insistiendo—. Yo no hubiera dejado que eso le pasara.

—Ah, claro, y como querías que lo evitara ¿Estando dentro de la cancha? ¿Jugando? ¿Puedes tú? No sabía que tenías telequinesis o poderes de teletransportación —escupió.

—De todas formas no hubiera dejado que eso le pasara —el español rió.

—Pues felicidades, suerte con una novia tuya porque esa —apuntó a la rubia— es la mía.

Basta, basta, basta, basta.

Está actuando, está actuando, está actuando.

Es parte del contrato, es parte del contrato, es parte del contrato.

Natalia no dejaba de repetirse esas frases mientras lo oía. La forma en que la estaba defendiendo, en cómo decía que jamás le haría daño, y sobre todo como remarcaba que ella era suya...Estaba siendo demasiado para su pobre sistema nervioso que parecía a punto de estallar.

Lo mejor era aferrarse a la realidad de que todo era una actuación.

Pero bueno.

En ese momento, Pedri no lo sentía como una actuación.

—Ahora, si me disculpas, la he traído aquí para curarle esa herida y estás bloqueando mi camino —siguió Pedri—. Soy un buen novio, sé lo que estoy haciendo.

Soltó una risa nasal—Sí, claro...

—Ya miercale, basta los dos —de pronto, la rubia se puso de pie y se plantó entre ambos—. Ustedes son compañeros de equipo, lo último que necesitan es ponerse a pelear.

Ambos futbolistas se analizaron y las miradas que se estaban lanzando parecían saetas.

—Esto no tiene sentido, así que es mejor que olviden este problema y no vuelvan a pensar en ello —los miró a ambos—. Lo último que le falta al equipo es eso.

Pedri fue el primero en asentir sabiendo que la mujer tenía razón, y al ver ese gesto por parte del canario, el portugués hizo lo mismo para posteriormente hacerse a un lado y dejarle la vía libre al mediocampista para que atendiera a la rubia que a ese punto estaba casi por desangrarse.

—Gracias —susurró ella cuando ambos se separaron.

Joao asintió en silencio otra vez y vio como nostalgia como Pedri se agachaba para revisar la mano de su novia. Se sintió solo, despreciado y como un inútil, pero sabía también que él jamás tendría cabida en esa ecuación.

—Espero te mejores —dijo después de un rato en silencio—. Si necesitas cualquier cosa me puedes avisar.

Pedri soltó una risa nasal—Claro, cómo no...

Natalia interrumpió rápidamente su sarcasmo poniéndole una mano en la boca—Te lo agradezco —él comenzó a irse—, y felicidades por el gol, por cierto.

Sí, fue un intento de ser amable y suavizar el ambiente.

Pero Joao, ya de espaldas, se tuvo que morder la lengua para no soltar la respuesta que tenía en mente.

Pero lamentablemente fue muy tarde ya que dijo:

—Te lo hubiera dedicado a ti.

Entonces Natalia y Pedri conectaron miradas.

Se escucharon como los pasos supuestamente triunfantes del portugués iban saliendo del vestuario mientras la pareja se miraba sorprendida. Sí, Dietz estaba sorprendida, pero el rostro del mediocampista no expresaba lo mismo.

Estaba molesto.

Y no iba a dejar las cosas así.

Natalia lo presintió, por supuesto.

—No —le advirtió de inmediato—. Pedri, no.

Entonces el canario se puso de pie.

—Pedri, vuelve aquí —no hubo caso, el moreno ya había salido a buscar a Joao hacia el pasillo—. ¡Pedri! Fantástico, hombres con testosterona —murmuró para sí.

González muy poca atención le puso a sus advertencias y siguió al delantero por su recorrido. El portugués sabía que tenía al chico a sus espaldas pero trató de mostrarse indiferente ante ese hecho.

—Joao —le llamó.

No quiso esperar un segundo llamado así que detuvo sus pasos que ya habían llegado al pasillo y con cuidado se volteó a ver al español. Trató de que su semblante fuera firme e inquebrantable, pero jamás se compararía al semblante que Pedri poseía en ese instante.

No dijo nada, sólo lo miró serio y espero que él fuera el que tomara la palabra.

Al notarlo, el canario suspiró y se acercó a él.

—Nat tiene razón, estamos discutiendo sin necesidad alguna.

Las palabras de Pedri no fueron recibidas al instante. El delantero sólo le miró serio.

—No sé cuál es tu problema —siguió haciendo una mueca—, pero no creas que no sé que la has estado rondeando y coqueteando hace ya tiempo —el contrario se tensó—. Y mira, no te lo digo por lo que yo pueda sentir, sino que habla de la calidad de persona que eres y sé que eres mucho mejor que esto.

El portugués estaba realmente sorprendido y lamentablemente su rostro así lo dejó ver. Se esperaba una respuesta completamente diferente. Una conflictiva, una agresiva...No una que lo hiciera reflexionar sobre su vida.

—¿En serio? ¿Acechar a una mujer que tiene pareja? —continuó—. Me dices que tengo que cuidarla pero, de hecho, he tenido que cuidarla de gente como tú y otros gilipollas que han venido a molestarla.

En efecto era cierto, ahí había estado con la chica en ya varias ocasiones.

Joao suspiró batiendo la cabeza—Disculpa, pero es que tienes que entenderme —inconscientemente sonrió y miró hacia la entrada de los vestidores donde Dietz estaba—. Ella es maravillosa, preciosa...Perfecta, es todo lo que un hombre busca.

Pedri comenzó a hacer cortocircuito interiormente, pero porque se había puesto a meditar en ese hecho que su compañero le nombraba.

—Si hubiera tenido la oportunidad hubiera llegado antes —comentó haciendo a Pedri reír—. Dios, le tendría el mundo a sus pies. La llevaría donde fuera, le tendría lo que fuera, la llevaría a comer a los mejores lugares. La mejor atención, las mejores bebidas, la mejor carne, la mejor...

Es vegetariana.

Pedri lo interrumpió.

Por supuesto que lo haría.

Sonriente, el canario disfrutó la reacción del portugués ante sus palabras.

—Pero eso obviamente no lo sabes —agregó.

Ahí, Joao se dio cuenta que definitivamente él no podía jugar en su misma liga y que estaba completamente fuera de aquella ecuación. Félix se dio cuenta de lo mucho que él la conocía y que definitivamente sólo se estaba avergonzado a sí mismo porque jamás podría estar con una mujer como ella...Sabiendo que ella prefería a alguien mucho mejor que, en este caso, era González.

Guerra perdida. Era momento de levantar una bandera blanca y retirarse.

—Bien —se rascó la nariz—, lamento haberte molestado, a ti y a ella —el contrario sonrió agradecido—. Además, tienes razón, lo último que necesita el equipo ahora es que dos jugadores estén discutiendo.

Asintió—Tienes toda la razón.

—De acuerdo —hizo una mueca, sintiéndose rendido—. Ya me voy, será mejor que vayas con tu chica.

Su chica.

A veces sonaba tan bien en su mente.

Sonrió—Por supuesto que lo haré.

Si otra cosa mas que agregar, y definitivamente perdiendo aquella batalla, Joao se retiró de una buena vez del lugar, dejando a Pedri solo y pensativo en el pasillo.

Recién allí analizó todo lo que había hecho.

Se había molestado con él, porque pensó que le había hecho daño a Natalia y porque seguía alrededor de ella coqueteándola como un buitre. Había ido a defendarla, encarando a su compañero de equipo y saliendo como un campal triunfante de la situación.

Sí, todo eso lo había hecho por ella.

Sacudió su cabeza tratando de dejar de pensar en sus acciones y recordó que tenía algo mucho más importante que hacer: Ir a curar a Natalia.

Salió disparado de regreso a los vestidores y ahí halló a la rubia que alzó sus ojos hacia él de forma expectante.

Aquellos grandes, curiosos y verdosos ojos que vivirían en su mente por el resto de su vida.

—Por favor dime que no lo golpeaste.

Las primeras palabras de la chilena hacia él lo hicieron reír suavemente. Luego, se acercó a ella para volver a quedar a su altura, tomar los elementos de curación y mirarla a los ojos.

—Por supuesto que no —negó y comenzó a quitarle los pañuelos de la mano con cuidado—. Sólo hablamos.

Alzó una ceja—¿Hablamos?

—Sí —se encogió de hombros—. Todo arreglado, tranquila. Ya tuvimos problemas por hombres que no te soltaban, no quiero que te pase otra vez.

Ella sonrió al oírlo y...

Se dio una cachetada mental.

Había sonreído con ternura al oírlo pero trató de que aquello no se le notara.

—Tienes razón —sacudió la cabeza—. Gracias.

Él no respondió audiblemente, sólo le sonrió para luego volver su vista a su mano y comenzar a curarle. La aplicación del líquido en su herida le dolió al instante y cerró los ojos con dolor. El canario lo notó y suavizó sus movimientos a la vez que acariciaba su pierna con su otra mano para buscar traerle alivio.

Es que les juro, hasta a mí me desespera, Pedri hace tantas cosas por ella que ni siquiera se da cuenta.

No obstante, Natalia lo estaba haciendo y sería muy idiota de su parte jugar un papel indiferente ante todo el esfuerzo que estaba poniendo a su persona.

—Oye —le llamó de repente mientras él ya le envolvía la mano con unas gasas—, siéntete bien contigo mismo...Tú intento por cuidarme salió bien.

Pedri dejó su quehacer un segundo para alzar su vista hacia ella con una genuina sonrisa. La rubia no tenía idea, pero aquello lo hacía sentir de maravilla y completamente aliviado.

—Pero no te acostumbres tanto —agregó ella de repente la gota de frialdad y sarcasmo que siempre debían tener sus comentarios.

Él sólo rió suavemente sabiendo que ella era así—Ya lo veremos.

Oh, lo verían.






































































































































AAAAAAH HOLA HOLA NEDRI LOVERS, UN MIERCOLES MÁS DE AMORRRR

cómo están??? qué les pareció el capitulo de hoy? ES QUE JODER YO ME QUIERO MATAR PORQUE PEDRI ESTÁ SIENDO DEMASIADO LINDO CON ELLA, COMO LA CUIDA Y TODO. qué opinan? qué cuidado que él tuvo les gustó más? les leoooo

ah, y la aparición de Joao???👀👀 qué opinamos???

bueno, como siempre les digo, queda mucho por delante y eso mucho ES BUENO. el próximo capítulo es de mis favoritos y literal nos dejará:

jeje

GRACIAS POR TODO SU APOYO, VAMOS CRECIENDO MUY RÁPIDO AAAAH

SPAM!!! Los invito a seguirme en mi cuenta de tiktok ya que estoy subiendo y haciendo edits del fanfic que están muy buenos 🤭🤭 ( pedriclercc )

170 votos para actualización

bueno mi gente linda, nos vemos la otra semana!! les amooooo

SEE YOU SOON

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