𝐨𝟑𝟖. cada vez más cerca

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o38.❝ you know i didn't want to have to haunt you but what a ghostly scene ❞







































































❝ pobre natalia, sus mayores problemas estaban cada vez más cerca de ella ❞

✦•──•─•──• AUNQUE ELLOS QUISIERAN PRETENDER QUE podían seguir ignorándose por más tiempo, en el fondo sabían que eso sería imposible.

¿Por qué?

Adidas.

Tan sólo pasaron unos días después de hacer el amor por segunda vez para que luego Elías los llamara a ambos diciéndoles —o mas bien, ordenándoles— que tenían que presentarse con la mejor de sus sonrisas en un evento de apertura de una nueva tienda de la marca en Barcelona. Una que, para colmo, estaba enfocada mayoritariamente en la colección Legacy de la que ellos eran rostro.

Como siempre, hubieron quejas al incio pero, a ese punto ¿De qué servían? En el fondo sabían que siempre tendrían una respuesta autoritaria de su jefe que los haría asistir de la forma que fuera.

Y así fue.

Pedri fue el primero en llegar al evento. Los fans y los reporteros esperaban fuera de la tienda en una de las calles principales de la ciudad mientras que él, el resto del staff, y los trabajadores de dicha tienda esperaban al interior sin ser vistos por la prensa aún. El canario vestía una camiseta blanca, una camisa negra sobre esta, pantalones y zapatillas. Obviamente todo con el logo de Adidas marcado en algún lugar.

Se había mantenido sin hablar mucho, sólo con su agente en unas ocasiones y con el personal de maquillaje que constantemente se estaba encargando de que se cabello estuviera en orden.

Miraba a todos lados y sobre todo a la puerta trasera del lugar por donde él había llegado, pensando que en cualquier segundo Natalia aparecería por ahí.

Sí, era un idiota, aún no podía dejar de pensar en ella.

Pasaban los días y la mujer no salía de su cabeza. Su rostro, sus ojos, su voz, sus labios, su cabello, su cuerpo...Nada parecía irse y el hecho de que no la pudo ver por los días siguientes —al contrario de la lógica— parecía hacer todo mucho peor.

Ya estaba siendo costumbre verla tan seguido que un día sin ella se sentía fuera de lugar.

—¿Natalia ha llegado? —su impaciencia lo mató y terminó preguntándole a su agente si sabía del paradero de la rubia.

Él soltó una corta risa—Tranquilo enamorado, tu chica tiene que estar por llegar —miró su reloj—. Aún queda tiempo y todos sabemos que las mujeres se toman su tiempo para arreglarse.

Él asintió sin decir mucho más y, como si fuera por arte de magia, oyeron como las puertas traseras se habrían, dejando ver como un grupo de personas hacía su ingreso a la tienda sin ser vistos por los reporteros.

Y ahí estaba ella.

Iba en medio del grupo, como si las personas alrededor fueran formando un especie de escuadrón que la respaldaba. Se veía hermosa como de costumbre. Llevaba un atuendo compuesto por una corta falda plisada y un top negro que daban un efecto similar al del estilo tenista. Sobre su ropa llevaba una chaqueta negra y su cabello estaba suelto hacia atrás, cayendo como las hermosas y definidas cascadas doradas que el canario ya conocía.

Y tuvo que darse una cachetada mental para salir de su trance porque se había quedado congelado viéndola.

Natalia también lo divisó al entrar y tuvo que poner su mayor cantidad de esfuerzo para que no se notara su cambio de expresión ante su presencia. Lo analizó disimuladamente de pies a cabeza y gozó ver lo bien que se veía, sobre todo darse cuenta que con el pasar del tiempo a su lado incluso estaba cambiando su forma de vestir gracias a las sugerencias que ella comenzaba a darle.

Sonrió de lado.

No obstante, a cada paso que daba hacia él recordó que era su novio ante el público, y que no podía simplemente decirle un hola distante como tenía planeado saludarlo. Tomó aire en sus pulmones y se abrió paso entre su grupo para terminar de caminar hacia él y quedar frente a frente.

Joder, estar así les quemaba como el infierno.

Sin dejar que pasara otro segundo en el que llamaran la atención por la tensión existente entre ellos, Dietz puso la mejor de sus sonrisas para decirle:

—Hola, cariño.

Pero eso no fue todo. Era su novio, ambos sabían lo que tenía que suceder.

Delicadamente, la mujer puso una mano en su nuca para acercarlo a ella con lentitud. Él captó el ritmo y la intención de lo que sabía que venía y se dejó guiar por ella hasta que sus labios volvieron a tocarse después de días en un suave y corto beso.

Tan sólo el primer suave roce de sus labios les causó una corriente eléctrica que pareció recorrerlos de pies a cabeza.

Se habían vuelto adictos pero jamás lo reconocerían en voz alta. Aunque hubiera sido un corto beso de saludo, todas las hormonas de sus sistemas se alocaron y comenzaron a pedir por más y más de aquella dulce sensación que adoraban. Sabían cómo se movían y a qué sabían sus labios juntos. Después de haberlo probado por primera vez, estaba siendo muy difícil de dejar después de meses.

Al separarse, pero sacudió la cabeza tratando de poner los pies sobre tierra y reaccionando a que tenía que seguir con la conversación.

—Hola, mi amor —la observó delicadamente de pies a cabeza y suspiró—. Te vez hermosa.

Quizás, de todas las veces que le había dicho eso durante su farsa romántica, aquella había sido la las sincera de todas hasta la fecha.

Hasta ella lo pudo sentir en su voz y en la forma que ella lo miraba bajo los atentos ojos de la gente presente que admiraba la escena como si fuera su película romántica favorita.

Pedri realmente sentía lo que le decía. La veía y cada día había algo más de ella que le llamaba la atención. Le encantaba cuando usaba ese tipo de faldas y no lo pensaba en un doble sentido, sino que admiraba la forma que tomaban sus caderas y sus piernas con aquellos pliegues de la prenda y como el resto de su ropa parecía mejorar todo el conjunto aún. Le parecía demasiado lindo.

¿Qué mierda le estaba pasando?

Luego de unos segundos estática, la mujer reaccionó y sonrió.

—Te lo agradezco —le arregló el cuello de la camisa—. Tú tampoco te ves mal. De a poco vas mejorando.

Él inconscientemente rió con suavidad poniendo los ojos en blanco y sintiendo la sutil indirecta. No obstante, no lo tomó de mala forma, realmente le causó una ligera gracia y a ella también, riendo juntos por unos segundos.

Quién lo diría.

Luego de que terminaron de saludarse, el hombre encargado del evento les dio las indicaciones de lo que tendrían que hacer. Elías no asistiría, así que él sería como su jefe en ese momento. No era nada del otro mundo, simplemente tendrían que estar detrás de quien daría un pequeño discurso, sonreír, aplaudir, y estar ahí para el corte de la cinta. Luego, posarían para los reporteros en frente de la tienda y responderían preguntas si alguien tenía.

Sería rápido, nada malo tenía que pasar ¿Verdad?

Cuando llegó el momento, todos salieron a la fachada de la tienda para comenzar la inauguración y las fotos comenzaron. Astutamente, la pareja ya sabía que eso venía, así que salieron tomados de las manos para que los fotógrafos tuvieran las mejores tomas.

Se mantuvieron detrás del gerente de la tienda mientras este hablaba sobre la relevancia de la marca y de qué se trataría la tienda mientras ellos sonreían a cada cosa que él decía. La mano de Pedri se mantuvo todo ese tiempo en la cintura de la mujer y a ella ni le molestó.

Cuando el discurso acabó, todos se reunieron para cortar la cinta que abriría oficialmente aquella sucursal y la multitud aplaudió mientras los reporteros tomaban las mejores fotos posibles.

Ahora, era el turno de los rostros de la marca.

El resto de los administrativos se retiraron al interior de la tienda para dejar a Pedri y a Natalia en primer plano en frente de la tienda y el gran logo de Adidas en la fachada. Ambos posaron sonrientes mientras los flashes se multiplicaban más y más sobre ellos.

Aquellas fotos se venderían como pan caliente al día siguiente. Los reporteros sabían lo que el ya famoso Nedri le causaba a España y a todo el mundo. Estaban en boca de todos. Quién diría que el puto plan de Elías sí funcionaría después de todo.

Se veían extremadamente bien, y no sólo estoy hablando de sus atuendos, sino que realmente se veían bien como pareja a pesar de que no lo fueran realmente.

Posterior a las fotos respondieron un par de cortas preguntas referentes a la marca, a la tienda, a la colección, si vendría más de ella, etcétera. No fue mucho lo que estuvieron ahí ya que los fotógrafos les pidieron posar en otra parte de la tienda, específicamente donde había un gran lienzo con sus rostros.

Cuando a acabaron ellos agradecieron a los reporteros y comenzaron su regreso al interior de la tienda para disfrutar del cóctel y lo demás. No obstante, Pedri se quedó un segundo hablando con un conocido que se había encontrado de sorpresa. Sí, Natalia pudo irse sin más pero, número uno, la estaba viendo todo el mundo, y número dos, González aún la tenía tomada de la mano sin darse cuenta y no presentaba indicios de querer soltarla aún.

Así que, de forma muy incómoda, ella tuvo que permanecer en esa conversación un rato más simplemente sonriendo y asintiendo como si fuera una máquina.

Su mirada divagó por los alrededores mientras tanto y la multitud de prensa comenzaba a disiparse, ya que la mayoría se había trasladado al interior de la tienda para fotografiar la corta celebración y a los primeros clientes.

No obstante, los ojos de la rubia comenzaron a recorrer demasiados espacios que terminó viendo algo que no quería.

Inmediatamente su cuerpo se tensó y sus sentidos se pusieron en alerta.

Por un segundo pensó que estaba siendo producto de su imaginación —eso pensó la última vez—, pero la imagen ante sus ojos se veía tan real y tan palpable que le temblaron los huesos.

A lo lejos, como cruzando la calle, estaba esa figura que había visto de la misma forma tiempo atrás afuera de la casa que había ido a ver con su hermana. No se movía, parecía una especie de estatua, pero sus ojos estaban fijos en ella con una intensidad tan fuerte que le aterrorizó.

Su cuerpo comenzó a temblar y a apretar poco a poco la mano de Pedri. Su corazón latió más rápido y su respiración se volvió inconsistente. Veía a aquella persona tan recordada en sus recuerdos y le asustaba el hecho de que volvía a aparecer frente a ella. No lo podía creer y estaba atemorizada como nunca.

Estaba cada vez más cerca de ella...Y eso no podía ser así.

Había evitado eso por tanto tiempo...No podía permitir que se le acercara.

Debía huir.

Con todo el temor que estaba albergando en su corazón, la chilena se soltó abruptamente de la mano de Pedri e ingresó con rapidez a la tienda como si quisiera buscar un refugio.

El futbolista notó aquella acción y bastante confundido miró a la rubia irse de ahí como si estuviera escapando.

—¿Nat?

Obviamente no obtuvo una respuesta de regreso ya que la mujer había desaparecido de su radar de visión.

Y ahora ¿Qué hacía?

Sabía lo que tenía que hacer.

Se disculpó con la persona que había estado hablando e ingresó al recinto en busca de la actriz. Había bastante gente así que tampoco sería una labor muy fácil.

A simple vista no la veía. Habían personas disfrutando de los bocadillos, otras tomando fotos, otras mirando los productos y más, pero dentro de ellas no estaba la rubia y él lo sabía muy bien. Sería capaz de identificarla aunque estuviera dentro de una multitud de mil personas y aún así concluyó que no estaba entre el grupo.

Su repentina desaparición lo dejó preocupado. Se había soltado de repente de su mano para casi correr al interior de la tienda ¿Qué le había pasado? ¿Estaba bien? ¿Necesitaba algo? Múltiples preguntas se agolpaban en la mente de Pedri mientras recorría todo el lugar en busca de ella.

Se transcurso finalmente terminó en el fondo del edificio, en el pasillo que conduce a los baños del personal. Buscó en todas partes aún sin llamarle. Comenzaba a sentirse cada vez más nervioso al no poder hallarla.

No obstante, la encontró.

Sintió que el alma le volvía al cuerpo cuando reconoció aquella cabellera rubia a la distancia. Suspiró aliviado y comenzó a caminar hacia ella ya que aún los separaban varios metros. Sin embargo, cuando tomó aire dispuesto a llamarla por su nombre se detuvo.

Se detuvo.

A ponerle atención.

Calladamente se ocultó detrás de un alto mueble y vio como la rubia desaparecida se movía de un lado a otro; casi caminando en círculos mientras se mordía las uñas y balbuceaba algunas cosas que él estaba tratando de entender.

No puede ser...No puede ser...

¿No podía ser qué? ¿Qué cosa? Pedri no entendía nada.

La mujer no dejaba de moverse y el pecho le subía y le bajaba rápidamente. Cerraba los ojos en ocasiones e incluso se tomaba la cabeza con fuerza en las manos.

—¿Cómo dejé que esto pasara? —seguía hablándose a sí misma sin saber que González la oía a la distancia.

Cada palabra lo dejaba más confundido y, además...Preocupado.

—¿Cómo me encontró? ¿Cómo?

Aquella última frase fue la que lo descolocó.

¿Alguien? ¿Encontrarla? ¿A qué se refería? Aquello no hacía más que asustarlo y seguirlo preocupando. Pensaba una y otra vez en las múltiples opciones de aquella hipótesis y su ansiedad lo comió por averiguar qué o quién estaba atormentando a la chica.

No obstante, la vio demasiado nerviosa, así que decidió salir de su escondite para ayudarla.

—Nat.

Ella abrió los ojos como platos porque reconocería aquella voz en todas partes.

Asustada, y dándole la espalda, la chilena se tensó en su lugar al oírle inesperadamente en su presencia. No supo qué hacer durante los primeros instantes y se quedó congelada mientras él esperaba que reaccionara.

No contaba con su aparición y definitivamente no se sentía preparada para enfrentarla.

Por suerte era actriz.

Tomando aire y limpiando las lágrimas de esos ojos, la mujer se giró a verle con una sonrisa actuada que por un segundo a él le asustó por lo verdadera que la hacía ver.

—Oh, Pedri —sonrió—. ¿Buscas el baño? El de hombres está justo ahí y...

—Basta.

Él cortó sus palabras en seco y comenzó a acercarse mucho más a ella para quedar frente a frente. Aquello tensó a Dietz y supo entonces que con él su actuación no iba a servir.

Pedri la miraba y se dirigía a ella con seriedad. Al ser más alto que ella la miró desde arriba dejando ver en su expresión que no estaba jugando para nada con lo que decía y que no tenía presupuestado que ella le evadiera las preguntas. Quería la verdad.

No obstante, cuando se acercó a verla más su corazón se apretó y esa dura expresión se ablandó de repente.

Había estado llorando.

La analizó con una mirada completamente distinta a la anterior y le dolió lo que veía. Sus ojos estaban llorosos y rojos, se notaba a leguas que lágrimas habían sido derramadas desde ellos y también se notaba que ella lo había tratado de ocultar. Sin embargo, a esa magnitud era muy difícil hacerlo.

—Estabas llorando —un susurro casi inconsciente e imperceptible se escapó de los labios del canario. No tenía pensando que ella le oyera decir eso, simplemente salió de su boca sin que se diera cuenta ante su sorpresa y preocupación por verla así.

Al oírlo ella se tensó y comenzó a temblar nerviosa. Su presencia, en todo momento la ponía nerviosa, ahora mucho más ante esa situación y por ese instante ella olvidó todo lo que sabía sobre actuación ya que no supo como reaccionar.

—Eh... —agachó el rostro nerviosa—. No, no, sólo me entró algo al ojo.

Pedri supo al instante que le estaba mintiendo y suspiró agotado cerrando los ojos.

—Nat.

—En serio, fue como una basurita y me dolió —se giró un poco cubriéndose el rostro y al mismo tiempo fingiendo que se limpiaba algo en la zona.

—Natalia.

—Tengo ojos muy sensibles. Cualquier cosa hace que me duelan —siguió fingiendo.

—Natalia —el tono de voz del futbolista se fue endureciendo.

—Si puedes llama a alguien de mi equipo de maquillaje para que me ayude a arreglar lo que se haya corrido —continuó—. No quiero salir mal en las fotos por un accidente...

—Natalia, es suficiente.

Aquel serio tono de voz dio por finalizadas sus excusas junto con el agarre de González sobre sus brazos. No fue duro, tampoco tan suave, sólo fue contenedor. Fue capaz de hacerla detenerse y hacer entrar en sus sentidos para dejar de cubrir todo con farsas que salían de su boca.

Sabía que ellos no eran anda, pero internamente al mediocampista le dolía cuando ella le mentía.

Natalia le miró a los ojos ligeramente asustada y eso fue mucho peor para el español, ya que los llorosos ojos de la mujer quedaron frente a él claramente.

Él tomó aire en sus pulmones para poder continuar.

—Deja de mentirme —cerró los ojos—, por favor.

Ese por favor de sus labios...Ese ruego hacia ella, sacudió todo en su interior.

No supo que decirle durante los primeros segundos. Muy dentro de sí estaba el deseo de decirle la verdad y largarse a llorar en su pecho porque no tenía con quién más hacerlo, pero sobre eso estaba su gran y obstinado orgullo que no quería que el canario la fuera a ver de esa manera.

No podía.

—No te estoy mintiendo... —trató de decir con voz suave.

—Lo estás haciendo justo ahora —analizó si rostro—. Estabas llorando...

En el fondo se enfurecía al tan sólo pensar quién le había causado derramar aunque fuera una sola lágrima.

Trató de sonreír—Estoy bien, te lo juro...No es nada.

Cerró los ojos frustrado—¿Por qué no me dices la verdad? ¿Hay algo que yo hago que te impide ser honesta conmigo?

Aquello la tomó por sorpresa y la dejó sin habla por unos instantes. Sentía en cada palabra que salía de su boca lo frustrado que se sentía al no saber la razón de su situación y, a la vez, sentía que se estaba preocupando por ella.

No sabía qué hacer a ese punto.

No sabía cómo reaccionar a ese sentimiento.

—No...Claro que no —se puso nerviosa—. Pero ¿Por qué el afán de saber qué pasa?

El canario echó la cabeza hacia atrás y la regresó hacia ella de repente, tomándola inesperadamente por las mejillas para poder hacerle entender como realmente se estaba sintiendo. La acción la sorprendió y sacudió todo dentro de ella.

Todo.

—¿Cómo que afán? —la miró directamente a los ojos—. Has huido a esconderte aquí y has estado llorando...¿Cómo quieres que no me prepcupe?

La mujer cerró los ojos y cuando lo hizo sintió el cúmulo de lágrimas que aún se almacenaban ahí. Cada vez que oía o sentía preocupación de González hacia ella sentía que estaba en una realidad alterna que ni siquiera era real. Elegía no aferrarse a ella; era lo mejor, ya que pensaba que, como todo en su vida, se terminaría yendo a final de cuentas.

Todo en su vida era efímero, así que comenzó a pensar y a hacerse creer que el futbolista también lo sería.

—Pedri...

—Y por favor no me vengas con estas mierdas de que no soy tu novio real —puso los ojos en blanco—. Hoy no, no tiene nada que ver. Algo te está pasando y no es bueno.

—No me pasa nada —reclamó—. Sólo estoy cansada...

Negó—Te he oído —al escuchar esa frase la chilena de tensó—. Dijiste que alguien te había encontrado...¿A qué te refieres?

—No dije nada de eso.

—Carajo, Natalia.

—En serio.

—No es cierto —afirmó su agarre—.
Te oí decir que alguien te había encontrado.

El mediocampista pausó un instante sus palabras cuando en su cabeza comenzaron a rondar las opciones y los infinitos escenarios posibles que podían atacar a la rubia en el contexto relacionado a esa frase. Tan sólo pensarlo le dolió y odió que tuviera que pasar por eso.

—Nat —tomó aire y quiso suavizar su voz—. ¿Hay alguien que te está siguiendo?

La pregunta resonó una y otra vez en su cabeza y junto a ella vino aquel rostro que había visto y que era el motivo de sus mayores torturas internas.

—Respóndeme, por favor —insistió.

Él aún no obtuvo su respuesta ya que la mirada de la rubia se perdió en otra esquina del pasillo ya que su mente se había ido a aquel rincón de recuerdos que se mantenían guardados bajo llave; una llave que ella misma había puesto ya que eran recuerdos que no quería volver a abrir.

No obstante, parecía que alguien más había tomado la llave para liberarlos en contra de su voluntad.

—Nat...¿Te está siguiendo alguien?

¿Qué le decía? ¿Qué rayos le decía? ¿La verdad? ¿Realmente le diría que había alguien siguiéndola y que lamentablemente le sentía más cerca que nunca antes? Tenía miedo de tan sólo pronunciar sus palabras. Primeramente porque se lo estaría declarando a Pedri y segundo, porque pensaba que si hablaba del tema aquel fantasma de su pasado aparecería de repente, como si fuera invocado.

—Nat, dime la verdad —rogó.

Su rostro realmente preocupado y su honesta insistencia la hicieron caer. No sabía qué botón se había presionado dentro de sí que había bajado una fe sus frías barreras contra el canario para que la sinceridad saliera a flote bajo la seguridad que él le causaba.

Finalmente, y con una temblorosa voz, soltó:

.

Le dolió admitirlo, ya que recordó que esa era la verdad. Soltó un tembloroso suspiro y como pudo se tragó el nudo de su garganta para no llorar, ya que estaba a punto de hacerlo. Recordar su situación le dolía mucho más que simplemente decirlo.

Pedri, por su parte, en el fondo sabía que esa sería la respuesta. La había oído y su reacción ante lo sucedido había sido demasiado extrema como para que no lo fuera. Si embargo, el corazón se le apretó al oírla y quiso enterrarse ahí mismo en el piso.

No lo podía creer.

—Pero no es nadie, ya se fue —luego de un rato ella reaccionó y le restó importancia al asunto—. Sólo me asustó.

—¿Quién es? —demandó.

—Nadie, nadie, eso ya no importa —se limpió una lágrima.

Soltó una risa sarcástica—No me vengas con cuentos. Por supuesto que es alguien, mira como te ha dejado —realmente sentía sus últimas palabras.

—No es nadie, lo juro, sólo...Un fan obsesionado que me ha seguido por meses —mintió pensando que con eso serviría.

González ladeó su cabeza hacia el lado no muy convencido de lo que ella le decía.

—Dime la verdad.

—Pedri, por favor —quiso que parara. Ya no se estaba sintiendo de bien.

—Si alguien te está siguiendo hay que tomar medidas serias. ¿Quién es? Podemos arreglarlo.

—No, no podemos y ya dejemos de hablar del tema —quiso cortar la conversación.

—Pero tu seguridad es importante aquí. No estaré tranquilo sabiendo que alguien te ha estado siguiendo.

—Estaré bien —sonrió pero debido al eventual llanto pareció una mueca.

—Nat, déjame ayudarte.

Ella se tragó las ganas de decirle: Nadie puede.

—Estoy bien.

—No lo estás.

—Pedri... —cerró los ojos.

—Dime quién...

—Pedri por favor —rogó con los ojos cerrados—, dejemos de hablar del tema. Te lo pido.

Inmediatamente el canario se detuvo y no le peleó más al asunto. Notó que a ella no le estaba haciendo bien y que incluso el tema la tenía mareada. Se estaba preocupando demasiado por ella y ya no le estaba gustando que ella se estuviera sintiendo así de mal.

—No quiero seguir hablando del tema —continuó—. Sólo lo quiero olvidar...Es lo único que quiero ahora.

Una silenciosa lágrima cayó por la mejilla de la rubia y Pedri prefería ser apuñalado a tener que ver eso otra vez en su vida. Se notaba agotada y rendida, como si estuviera completamente superada por la situación y que lo único que necesitaba era contención.

—Bien, no hablaré más —dijo él—. Pero tú estuviste para mí en un momento donde no quería nada con el mundo...No pienses que no te devolveré el favor.

Sus manos volvieron a alcanzar sus mejillas y a ella le temblaron las rodillas. Se lo decía tan pero tan en serio que parecía un maldito sueño del que no quería despertar.

Ojalá pudiera quedarse así siempre.

—Yo estoy aquí.

Ella cerró los ojos porque sintió seguridad. La sintió pero no quería que nadie se la arrebatara. Quería tratar de aferrarse a ella como un brutal intento de mantenerse a flote y de pensar que efectivamente las cosas estarían bien para ella, aún sabiendo muy en el fondo...Que no lo estarían realmente.

Pero fue como un pequeño destello de calma en medio de la tormenta.

—No estás sola.

Sí, él estaba ahí, y no sabía qué estaba sintiendo dentro de ella que calladamente agradecía que eso fuera así. Sin embargo, ella sabía lo difícil que era la situación en la que estaba metida. No era un juego, era algo delicado y serio...No quería que González terminara involucrado en toda esa mierda.

—Pedri, no quiero que te metas en este asunto...Es delicado —susurró.

Al oírla el futbolista se tensó un poco notando la sutil advertencia, con eso comenzaba a sacar cuentas y a pensar que realmente no se trataba de un simple fan sino de algo más.

Una nueva lágrima cayó por la mejilla de la rubia y eso hizo que el corazón del hombre se apretara. Ella movió su rostro queriendo ocultarse de él para que él no viera esa faceta suya pero fue imposible, ya que él seguía sosteniéndola por el rostro firmemente para mirarla a los ojos.

Sólo suspiró dolido por ella, limpió su lágrima con su pulgar y le dijo:

—Natalia, no tienes que fingir todo el tiempo que estás bien sola —afirmó su agarre—. Yo estoy aquí para ti si me necesitas.

Entonces lo único que ella atinó hacer fue abrazarlo.

Estaba cansada, nerviosa, desesperada, fulminada por el tema y venía conteniendo sus lágrimas de ya hacía minutos. Ya había llegado un momento en donde no podía resistirlo más así que sólo pudo ocultarse en el pecho del hombre mientras lloraba calladamente.

Aquello destruyó al futbolista y odió con todo su ser a la persona que le estaba causando tanto mal.

Sin embargo, las piezas aún no calzaban en su rompecabezas.

Había algo ahí que no tenía sentido.

Y lo tendría que averiguar.

Lo haría...Por ella.


















































HOLA HOLA, QUIÉN QUIERE PAÑUELOS

joder, lo único que quiero es darle un abrazo a natalia): no es justo lo que le está pasando (y lo que le pasará, ª)

en finnnnn, cómo están??? qué les pareció el capitulo? además de triste 😭. YA PERO LA FORMA EN QUE PEDRI SE PREOCUPA POR ELLA Y COMO ELLA EM SU DOLOR COMIENZA A ABRIRSE CON ÉL BASTA ESTOY EN DEPRESIÓN.

eso sí, le costará a ella hablar de este tema, ya lo veremos 🥺

prepárense para todo lo que se viene genteeee, el próximo capítulo estará entretenido MUAJAJAJA *guiño guiño*

170 votos para actualización

gracias por todo el amor que dan aquí, gente <3 pueden seguirme en mi tiktok (pedriclercc) porque estoy subiendo adelantos y videos del fanfiiicccc

ESO, ADIOS BABIES

SEE YOU SOON

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