Capítulo único (2/3).

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Min YoonGi seguía en cama, pero no por eso había descuidado su apariencia. Por consejo de su madre y por puro aburrimiento, se había teñido el cabello. La tintura le había dado náuseas, pero ahora le gustaba mucho su cabello color rubio. Hacía que su ropa de color negro resaltara más y se veía bien.

Jugaba con su gato en la alfombra de su habitación cuando su madre entró por la puerta.

ㅡYoonie, debes vestirte porque alguien vino a visitarte.

Y por supuesto, la risa inconfundible de su mejor amigo se hizo escuchar en la casa mucho antes de que YoonGi siquiera imaginara de quien se trataba. Estaba de más decir que había corrido por toda la habitación recogiendo su desorden para que se viera como un lugar decente y luego, había optado por ponerse una playera negra con mangas de rayas, tenía un bonito estampado del álbum American Idiot. Se sentó en la cama a esperar que Hoseok entrara en todo su esplendor, de hecho, había considerado ponerse los lentes de sol sólo por si a caso.

ㅡHyuuuuung.

Y ahí estaba, la puerta casi había volado luego de los tres miserables toques que no le habían dado tiempo ni de decir que ya estaba listo. Hoseok le sonrió cálidamente para luego abrazarlo y YoonGi se odió por decir en su mente que había extrañado el perfume de su mejor amigo.

Pero su cabeza prontamente recordó que estaba algo molesto con el chico de cabello castaño.

Se separó de él y lo miró de pies a cabeza, traía puesto un polo de Star Wars, con algunas manchas de pintura. Sus jeans rasgados dejaban que YoonGi viera sus muslos y joder, quería morir en ese instante. Le hizo un lugar en la cama, y el más alto aceptó de inmediato el sentarse a su lado, viendo como el ahora rubio tomaba su tableta gráfica luego de poner música en su móvil para pasar el rato, acostumbraban a dibujar juntos desde muy pequeños. Sólo que a Hoseok le gustaba más dibujar en papel que de manera digital.

ㅡTe queda muy bien ese color, Hyung.

ㅡLo sé, por algo me lo teñí, bobo.

ㅡSiempre tan modesto.

Hoseok comenzó dibujando algunas flores al rededor del dibujo que anteriormente había hecho YoonGi, era un boceto bastante simple. Sonó una de las canciones favoritas del más bajito y este no pudo evitar comenzar a cantar a todo pulmón como si su vida se fuera en ello.

ㅡDo you know the enemy? Do you know your enemy? Well, gotta know the enemy.ㅡ Realmente, no era que hubiera pasado practicando su pronunciación para el estribillo cada día, tampoco era que escuchara la canción más de cinco veces en el día, claro que no. Hoseok sólo se limitó a reír mientras lo miraba a ratos, fijándose de que las margaritas no quedaran tan deformes sobre el dibujo del rubio, estaba claro que si sucedía eso probablemente terminaría muerto y su cuerpo jamás sería encontrado. O algo así.

Y a pesar de que YoonGi intentó no sacar el tema de hace unos días, las palabras salieron casi con vida propia  sus labios cuando terminó la canción.

ㅡ¿Ya te declaraste?

Quizo golpear su cabeza contra la muralla cuando Hoseok dejó la tableta a un lado, mirándolo entre sorprendido y ofendido por la pregunta, un sonrojo leve acompañaba el silencioso jódete que expresaba su mirada. El de cabellos rubios se encogió de hombros cuando Hoseok puso una mano en su pecho como si sus palabras lo hubieran herido como una flecha.

El de cabellos castaños obviamente no quería hablar de eso, pero tampoco le iba a preguntar a YoonGi si ya se había mejorado del dolor de pancita porque estaba claro que el más bajito ya estaba del todo curado. O al menos eso creía Hoseok, porque el rubio seguía lamentándose en su interior por sentir ese horrible y molesto cosquilleo en ese preciso momento.

ㅡPor supuesto que no. Él jamás se fijaría en mi.

YoonGi confirmó sus sospechas de que Hoseok gustaba de los chicos, pero no dijo nada, porque seguramente le habría objetado algo así como que era una abominación que alguien no se fijara en él, quien brillaba más que su futuro. Literal. Quizo indagar más, saber quien era para poner en práctica sus dos opciones: calmar su corazón y olvidarse de Hoseok en el ámbito amoroso y apoyarlo; o asesinar a esa persona y dejarse el camino libre. Ninguna de las dos era muy buena que digamos.

ㅡDebe ser alguien capaz de aguantar tus berrinches.

YoonGi intentó relajar el ambiente, al menos Hoseok había sonreído ante su comentario. Ahora en su móvil sonaba la canción "I write sins, not tragedies" de Panic! At the Disco, la canción favorita del castaño. El más bajito comenzó a buscar un color que combinara bien en el cabello de su retrato de una mujer, para que hiciera juego con las flores que había dibujado su mejor amigo.

ㅡClaro que sí, es perfecto.

ㅡ¿Más que yo?

ㅡJa ja, que chistoso.

Ambos se encontraban riendo por ello, como si no hubiera esa pequeña tensión de YoonGi hacía Hoseok, así que estaba todo bien. Eso era lo que parecía y habría sido verdad tan sólo si el rubio supiera controlar su boca, porque otra vez, las palabras medio en serio medio en broma, abandonaban sus labios en dirección a Hoseok como una bala.

ㅡDe todas formas, nunca encontrarás a alguien mejor que yo, Hoseok.

Lo había dicho manteniendo su sonrisa, pero Hoseok ahora estaba serio, parecía meditar lo que había dicho. No sabía si tomarlo como una insinuación o como los juegos que acostumbraban a tener como mejores amigos. O sea, si a ti y a tu mejor amigo nunca les han dicho que parecen pareja, fracasaron en esta vida y en la siguiente, a nivel de confianza.

ㅡUno nunca sabe, Hyung.

Ahora había tomado el aparato electrónico donde estaban pintando, coloreó las margaritas y girasoles, viendo que YoonGi había decidido pintar el cabello de su personaje de un lindo color celeste.

ㅡDeberías irte con él en vez de estar perdiendo tu tiempo conmigo, entonces.

Los celos podían ser curiosos, pero ahí estaban otra vez. Justo cuando YoonGi parecía creer que podía superar este asunto, su pequeño lado horriblemente serio había tomado posesión de sus palabras, hablando como si estuviera verdaderamente enojado. Hoseok lo miro como si no pudiera creer que había dicho aquello, se rió de manera nerviosa y seguido se paró de la cama, YoonGi juró ver que Hoseok tenía los ojitos llorosos justo antes de salir, murmurando un leve y bajito eres un idiota, antes de cerrar la puerta de manera fuerte. El rubio sólo quería que la tierra lo tragara mil metros bajo ella por ser un completo imbécil que no pensaba las cosas antes de decirlas.

Se quedó sentando procesando lo que había pasado y sabía que su amigo estaba en todo el derecho de enojarse, porque sabía que Hoseok se había preocupado de él porque estaba enfermo y él de repente suelta aquello. Idiota. Casi había sonado como si no lo quisiera tener allí. Su gato lo miraba desde el otro lado de la habitación, y YoonGi sintió que hasta el animalito le reprochaba su comportamiento. Suspiró y apagó su móvil antes de lanzarse entre las sábanas otra vez, queriendo desaparecer porque la culpa lo comía por dentro. Las ganas de vomitar aparecían en gloria y majestad otra vez.

No sabía cómo iba a mirarlo al otro día en la escuela.

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