Capítulo 5

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Me desperté de golpe, sin tener idea de cómo había logrado quedarme dormida; sin embargo, me exalté al ver un dormitorio completamente desconocido.

Por un instante pensé que podía tratarse de la habitación de Taehyung, pero la idea se desvaneció ante el recuerdo de su rechazo.

Maldito bastardo.

Quité la cobija que me cubría y vi que estaba vestida. Al menos no había cometido otra estupidez.

Estaba bastante curiosa, así que me levanté y comencé a caminar por lo que parecía ser un apartamento, lo que comprobé al observar por la ventana. La altura era bastante considerable.

Escuché una canción y alguien la tarareaba. Me asomé por la cocina, que era el sitio del que provenía.

Un chico sin camisa, bastante atractivo en realidad, cantaba con una espátula en la mano y bailaba, movilizándose de un lado a otro.

Me apoyé en la mesa del comedor y comencé a reír, pero se detuvo y me vio avergonzado.

—Lo siento yo... —intentó excusarse.

—Cantas bien, no te preocupes —le sonreí.

—No es por eso, es que no tengo camisa.

—Es lo de menos —me encogí de hombros, observando de reojo su torso.

No era muy musculoso; sin embargo, se notaba que hacía ejercicios.

En realidad, desde la muerte de Jin me metí con más de un chico. Todo fue en un intento desesperado de superar la trágica pérdida. Tenía el estúpido pensamiento de que alguien podía llenar ese vacío que él había dejado en mí, creyendo que si tenía a alguien a mi lado la situación mejoraría.

Justamente quería demostrarme que no necesita a un chico para hacerlo, hasta que el odioso chico cínico de risa cuadrada apareció en mi vida, derrumbando en cuestión de segundos la barrera que me costó muchísimo construir en los últimos tres meses.

—Me siento algo incómodo, iré a ponerme algo —se marchó.

Le di vuelta a lo que cocinaba en la estufa, porque algo me decía que incluso se había olvidado de ello.

—Estoy seguro de que no recuerdas mi nombre, soy Jungkook. Escuché que te llamas So Hee, ¿o me equivoco?

—No, en realidad así me llamo. ¿Qué hago aquí? —me crucé de brazos.

—Discutías con un idiota y quise hacer el papel de héroe.

—Hiciste lo correcto —le sonreí ligeramente.

—Sé que no me importa, pero ¿por qué él? Como hombre te puedo decir que no vale la pena, en lo absoluto.

—Es complicado explicarlo —suspiré.

Observé un portarretrato quebrado en el basurero y me atreví a preguntarle, de todos modos él ya me había hecho varias.

—¿Una ruptura? —señalé el interior del basurero.

—Sí, aunque no es tan complicado explicarlo, ¿sabes? Simplemente se fue con otro, aunque debo admitir que estaba enamorado de ella. Pero esa clase de cosas pasan, probablemente ya sabes de ello.

—En realidad no somos nada y no creo que alguna vez lo seamos, él me lo dejó en claro.

—Ya veo.

Sirvió la comida en algunos platos y le ayudé a colocarlos en la mesa.

—No tengo idea de lo que te guste, solo espero que esto lo haga.

—Se ve bien —lo alagué y me sonrió.

Ambos estuvimos en silencio y fue bastante incómodo.

—Eres un buen cocinero.

—Gracias, pero en realidad eres afortunada, no cocino para muchas personas —bromeó.

Lavé algunos de los platos, porque él me impidió lavar el resto. Terminó de lavarlos, los secó y comenzó a guardarlos.

—Seré un poco descarada, pero no comprendo el porqué, quiero decir, eres un buen chico.

Me vio, mientras continuaba guardando los platos.

—So Hee, por alguna extraña razón a algunas chicas les termina gustando esos intento de chicos "malos", no comprendo por qué preferir una relación tóxica, difícil y sin amor, que a una estable, en la que el chico haga lo posible por hacerla sentir bien y demostrarle lo mucho que la ama. Esa clase de libros y películas absurdos que salen ahora están lavando sus cerebros.

—Vaya, ahora siento que hablaste de mí.

Guardó el último plato y me observó, aunque no pudo ocultar su risa.

—En serio no lo dije con esa intención.

—Pero de todos modos me llegó el mensaje. Algunas veces es interesante saber lo que opina el sexo opuesto. Muchas gracias por ayudarme, creo que es hora de que me vaya.

—Espera, si quieres puedes tomar una ducha, además, tengo una camiseta que podría quedarte —se fue a su habitación y regresó con una bolsa de regalo en su mano —. En realidad era una blusa de pareja que iba a darle a mi ex, pero bueno, ese día me terminó, más bien pensaba tirarla, pero es mejor si alguien más la usa.

Abrí la bolsa y me encontré con una bonita camiseta negra, con el bordado de una pequeña rosa roja a la izquierda.

Le hice caso e invadí su baño para ducharme.

—Sé que es algo que no me incumbe, incluso no quiero molestarte, pero en serio mereces a alguien mejor, So Hee, que te valore. Espero que encuentre a alguien que valga la pena. Supongo que ya sabes donde vivo, así que puedes tomarte la libertad de venir si quieres un consejo —me sonrió.

—Muchas gracias, Jungkook. Es muy amable de tu parte. Nos vemos luego —salí de su apartamento y me encaminé al ascensor, mientras lo observaba recostado en el marco de la puerta, agitando su mano en señal de despido, la cual imité.

Presioné el botón con el número uno y esperé a que llegase.

Dentro de poco las puertas se abrieron y salí, mientras observaba con curiosidad la entrada del enorme edificio, y a su vez, me ganaba las miradas de algunas personas que probablemente vivían allí y no me habían visto antes.

Intenté llamar a mi amiga, pero mi celular se había descargado. Probablemente me regañaría como una madre lo hace con su hija adolescente en cuanto llegara.

Tal vez si le llevaba café no se molestaría. Me detuve frente a una cafetería, pero cuando estaba a punto de entrar, me encontré con alguien que no me imaginaba. Inmediatamente sus labios se curvaron en una de esas sonrisas maliciosas.

—¡Bú!

Traté de esquivarlo e ignorarlo, pero se atravesó en mi camino y levantó mi barbilla.

—¿Dormiste bien, cariño? —si no lo "conociera", creería que en realidad le importo.

—No te importa —intenté escabullirme nuevamente, pero atravesó nuevamente su cuerpo.

—Tienes razón, pero soy un poco curioso —acarició mi labio inferior con su pulgar, mientras mordía su labio inferior e intentaba lucir inocente.

Me había quedado completamente helada ante él. Odiaba profundamente mi reacción ante él. Me observó a los ojos por algunos segundos y luego sonrió satisfecho.

—Entonces Jeon Jungkook es todo un caballero, por eso lo dejaron y sigue siendo todo un virgen —se burló.

—¿Cómo lo conoces?

—Lo que es más importante, es que sigues siendo fiel a mí —se agachó y murmuró cerca de mi oído.

—Te hice una pregunta.

—Ya te dije que lo sé todo —se encogió de hombros.

—Como si fuera a creerte.

—¿Entonces tienes otra explicación para ello? —me vio desafiante, elevando sus cejas —. Sabes bien que no existe.

—¿Cómo puedo dejar de hacerlo?

—¿Qué?

—Lo sabes bien —respondí y él comenzó a reír.

—Desobedecer trae consecuencias, y para tu desgracia, me desobedeciste —le dio un sorbo a su café.

—No eres el centro del universo.

—Claro, pero para ti y otras chicas lo soy, no intentes engañarte. Mueres por estar conmigo. Por cierto, anoche me la pasé genial —relamió sus labios descaradamente.

—Eres un maldito bastardo —dije entredientes.

—Las lindas señoritas no deberían hablar de ese modo, querida.

—¿Señorita? Como si lo fuera. Los hombres no deberían ser unos patanes, idiota.

Comenzó a reír y se apartó de la entrada de la cafetería para darles espacio a algunas personas. Intenté entrar, pero me tomó del brazo.

—Creo que nuestra conversación no ha finalizado, eso es de mala educación.

—Para mí es de mala educación expresarse del modo descarado en el que lo haces.

—So Hee, he visto por años mujer tras mujer venir sedientas detrás de mí por sexo y eres completamente igual que ellas, ¿qué te hace pensar que podrías ser diferente? Igualmente me buscas.

—Eres repugnante.

—No te preocupes, no hablaré solo de las mujeres, porque veo que eso te molesta. En realidad, los hombres somos peores, ¿para qué mentir?

Intenté entrar nuevamente, pero él lo impidió por cuarta vez, sacándome de las casillas.

Le di una fuerte bofetada, que atrajo la mirada de algunas personas que pasaban por la calle.

Sabía que estaba molesto, podía verlo en sus oscuros ojos; sin embargo, se acercó nuevamente a mí.

—¿Para qué te resistes tanto? Ambos sabemos que pasará de todos modos —susurró.

—Me resisto porque me das asco y me odiaría a mí misma si hiciera algo como eso con una persona tan repulsiva.

—Cuida esa lengua, no vaya a ser que con esa misma luego grites mi nombre, completamente sumida en el placer que ambos sabemos que tu difunto novio jamás te pudo dar, ups.

—Deja de meterlo en esto —quería golpearlo, pero su voz me detuvo.

—Talvez debería darte un castigo cuando lo hagamos, has sido una chica muy mala conmigo —nuevamente intentó hacer rostro de inocencia, pero acabó riéndose y marchándose.

Mientras quedara al menos un poco de cordura en mí, me seguiría resistiendo, aunque sabía que por alguna extraña razón, eso se me complicaba todavía más durante las noches, como si dejara de ser yo misma producto de la desesperación por verlo.

Tenía miedo, muchísimo miedo, porque algo en mi interior me decía que de todos modos él ganaría al tener la razón.

¿Por qué diablos tuve que conocerlo?


*****

Hola, sí pude actualizar, creía que no podría hacerlo.

Más bien el capítulo hasta quedó un poco más largo de lo usual.

Espero que les haya gustado, haré el intento de actualizar en el transcurso de la semana.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro