Capítulo 6

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Su piel poseía una exquisitez prácticamente indescriptible. Emanaba una deliciosa fragancia a rosas, cuyos pétalos podría compararse a su terso torso desnudo, aunque no era frágil, más bien demasiado firme.

Tenía los labios entreabiertos, relamiéndolos de vez en cuando; algunos de sus cabellos estaban adheridos a su frente, producto de la ligera sudoración que desprendía de su escultural cuerpo. Sus manos, probablemente esa era una de las partes que más me gustaban de él, eran grandes, pero poseían una masculinidad única, e incluso movía sus dedos con elegancia, mientras en sus antebrazos sobresaltaban sus venas.

Me sujetó el muslo sin ninguna delicadeza, apretándolo, sin dejar de besarme apasionadamente, incluso no parecía importarle que necesitaba respiración.

La puerta se abrió de golpe y sentí mi corazón palpitar con fuerza producto del nerviosismo, pero no le importó, simplemente continuó con las caricias. No podía distinguir su rostro, únicamente observaba la silueta. Empujé a Taehyung en varias ocasiones, pero simplemente no cedía.

Intenté cubrir mi cuerpo por la vergüenza, pero él apartaba mis manos. La silueta encendió la luz y sentí mi corazón paralizarse. Jin. Él lucía como si se encontrara en un completo shock, no apartaba su mirada, más bien podía ver algunas lágrimas deslizarse por sus mejillas.

—Detente — empujé nuevamente su pecho, pero en ningún momento lo hizo —. Jin, yo... ¡Jin! —intenté acercarme a él; sin embargo, el cuerpo de Taehyung me lo impidió en todo momento.

—Es lo que mereces, fue culpa tuya —dijo, con su característico tono burlón y expresión cínica.

En cuanto desperté, sentí una fuerte presión en mi pecho y mi respiración era irregular.

Observé el reloj y me di cuenta de que simplemente había pasado una hora.

—¿Estás bien? —Suni apareció y me observó con preocupación.

—Sí, fue solo una pesadilla —me levanté y fui a sacar ropa del armario.

—Gritaste "Jin" y en serio eso me asustó muchísimo —se sentó en mi cama.

—Tenía muchísimo tiempo de no soñar con él —lancé un par de vestidos sobre mi cama, los cuales inspeccioné detenidamente.

—So Hee, no me digas que...

—La pesadilla también lo involucraba a él. No puedo dormir por su maldita culpa, necesito que se detenga —intenté excusarme.

—En serio no comprendo nada de esto, estás realmente mal —negó con su cabeza, frunciendo su entrecejo.

—Ni siquiera yo lo hago Suni —moví mis manos exasperada —. Necesito respuestas y sólo él puede dármelas.

—No vas a morir por no verlo, ten el control de ti misma.

—El problema es que por más que lo intente no puedo —inmediatamente recordé el erótico sueño, pero luego llegaron los recuerdos de los demás que últimamente había tenido.

Sí, definitivamente también necesitaba verlo. Llevaba varios días absteniéndome, pero ese ya era el punto máximo al que había llegado, no podía soportar su ausencia un poco más, nuevamente la ansiedad comenzaba a apoderarse de mí.

—¡Diablos! Te has puesto completamente roja. No me digas que ya ustedes...

—Ni lo menciones —inmediatamente la corté —. Ya te había dicho que no, es un idiota vulgar, sabes que lo odio y eso no cambiará.

—Siempre dices lo mismo, pero con tus acciones demuestras lo contrario, me confundes —se levantó y se detuvo en el marco de la puerta —. Sabes que te quiero muchísimo, como tu mejor amiga no quiero verte sufrir nuevamente. No conozco las razones que tienes, pero prométeme que vas a cuidarte, porque me impides hacerlo.

—No tengo la más mínima idea de qué sucederá, pero lo intentaré —sonreí levemente.

—Ese "intentaré" no me convence mucho, pero espero que lo hagas por tu propio bien —finalmente salió.

En esta ocasión no se opuso, simplemente me observó, pero sabía que era una de esas miradas que me indicaban cuando estaba haciendo una estupidez, como casi siempre, por eso la conocía tan bien. En lugar de decirme un "eres tonta, la vas a cagar, ¿qué demonios haces?" Y demás, bastaba con esa simple mirada. Pero, a mi mejor amiga no le gustaba mucho utilizar lenguaje "soez", completamente lo contrario a mí, quien no podía evitar maldecir en un dos por tres.

Admito que cambié muchísimo desde que perdí a Jin. Cuando estaba con él, sentía que debía mostrarle siempre lo mejor de mí; sin embargo, ante su ausencia, casi todo dejó de importarme.

Tomé nuevamente un taxi y esperé a llegar al destino.

En cuanto empujé la puerta, levantó su rostro y me observó con malicia, además, con aires de grandeza.

Como la mujer más tonta del mundo, o al menos así era como me sentía, caminé en su dirección y me senté junto a él.

—¡Vaya sorpresa! ¿Cómo es que lograste aguantar tanto? —le dio un sorbo a su bebida —. También luces menos desesperada, cariño.

—Porque te odio —lo vi con repudio.

—Pero en tus sueños me adoras, ¿no es cierto? —se inclinó y susurró en mi oído, mientras le daba un apretón a mi muslo izquierdo.

—¿Qué debo hacer para que todo esto se detenga? —le dije directamente, de todos modos eso era lo que quería.

Comenzó a reírse y luego me sonrió.

—Ya te dije que no se puede —se encogió de hombros.

—No soy estúpida, sé que hay una y me la estás ocultando —estaba realmente molesta y estoy segura de que él lo notó.

Sus labios volvieron a curvarse, pero se quedó en silencio por unos segundos.

—Sé que no lo eres, So Hee. Después de tantos años, eres la única que quiere que esto se detenga. Hay una fuerte batalla en tu cabeza, porque todavía posees cierta, talvez, ¿lucidez? Y justamente por eso no voy a detenerme.

—¿De qué diablos hablas? Al inicio intentaste alejarme, nada te cuesta darme la maldita solución.

—Nunca he dicho que no, pero en realidad, eres tú la única que ha alargado el plazo. Generalmente todo pasa en cuestión de una semana, pero no pusiste tanto de tu parte, y ahora yo no quiero poner de la mía porque todo esto me divierte. Eres la primera chica que hace algo como esto y estoy maravillado.

—¿Y qué es exactamente todo lo que tiene que pasar?

—Cariño, ¿no es acaso demasiado obvio? Quienes son como yo, nos divertimos tanto de la ingenuidad de los humanos, generalmente caen tan fácilmente ante un simple rostro bonito y un cuerpo de su agrado, por eso los demonios nos disfrazamos o tomamos la forma de lo que quieren, pero eso tiene un precio, como todo.

—Estás loco —negué.

—¿No han sido suficientes las pistas que indican lo contrario? Hasta que finalmente toques mi cuerpo desnudo lo comprenderás, y justamente ahora podría ser el momento indicado.

Mi mente me decía que no le escuchara, pero mi cuerpo reaccionaba de otra manera completamente distinta a lo que pensaba.

Mi garganta estaba seca, incluso le quité su copa y bebí un poco del contenido, mientras él acariciaba mi espalda.

So Hee, serías una completa ilusa si haces lo que él quiere. Justamente la semana anterior hacía exactamente lo mismo con otra chica, recuerda que no vale la pena.

Observé cuidadosamente el lugar, buscando a un posible héroe. Cuando comenzaba a perder la fe, un chico con expresión decaída, cabello desordenado y rostro de inocencia, entró en mi campo de visión.

—Está bien —me puse de pie —. Pero no será contigo.

—¿Qué mierda? —lo escuché decir detrás de mí, mientras me acercaba a Jungkook —. So Hee, regresa ahora mismo —su voz ronca sonaba molesta.

—Jungkook —llamé al chico, quien me observó con sus ojos entrecerrados y un poco confundido, pero luego pareció recordarme.

—Vámonos —Taehyung me tomó del brazo, pero me deshice de su agarre —. Sabes lo que pasa si no me obedeces, todo será peor para ti.

—Estaba pensando en que talvez podríamos ir a tu apartamento —lo ignoré por completo.

Jungkook entre tambaleos logró ponerse de pie, observó al chico molesto y pareció comprenderlo, incluso asintió y colocó su mano en mi espalda para caminar a su lado.

—No puedo creerlo, es inaceptable —lo escuché decir detrás de ambos.

Jungkook abrió la puerta del asiento del copiloto y luego me tendió las llaves. Cuando estaba a punto de subir, habló.

—Talvez fue culpa tuya.

Sus palabras eran simples, pero sabía lo que quería decir a la perfección. La culpabilidad me envolvió y decidí salir de ahí.

Ayudé a Jungkook a acostarse; sin embargo, esa no era mi única intención. Le demostraría que él no era el único.

Deslicé el cierre de mi vestido hacia abajo y me deshice de él, ganándome una expresión de confusión por su parte. Me subí a la cama, para luego colocarme sobre él, dejando mis rodillas a ambos lados de sus piernas y mis codos a la altura de sus hombros.

Sin siquiera haberle pedido permiso, me atreví a besarlo. Aunque estaba demasiado confundido, me correspondió, más bien me atrajo más hacia él; sin embargo, cuando intenté desabrochar su pantalón, me alejó.

—No, So Hee —su voz era firme, lo que en realidad me confundió —. Sé que no estoy muy sobrio que digamos, pero tampoco llegaré a eso.

—Jungkook yo... —intenté buscar algo que decir.

—No es culpa tuya, sino mía. Talvez te burles de mí, pero me prometí a mí mismo que mi primera vez sería con una persona que corresponda mis sentimientos por completo, no con una que "conocí" hace solo una semana y cuando estaba ebrio —con dificultad se levantó.

—Debo irme —tomé el vestido, pero él me tendió una camisa suya.

—Es muy tarde, podría ser peligroso. Te daré un consejo, espero que no te lo tomes a mal. No intentes llenar ese vacío que tienes con sexo, sé que hay algo que te duele, pero eres fuerte y vales muchísimo más que una sola noche —acarició mi mejilla y sonrió —. Tampoco te digo que seas como yo, pero intenta pensar un poco más lo que realmente quieres y creas mejor para ti, porque después de todo eres la única dueña de tu propia vida. —volvió a acostarse.

Tenía muchísimas ganas de llorar y gritar. Él tenía la razón. Ambos chicos eran la descripción perfecta entre lo que podría ser el bien y el mal.

Me acosté junto a él y lo abracé. Tenía poco tiempo de conocerlo, pero me hacía sentir en que debía confiar en él. Acarició con suavidad mi mano y me murmuró un "todo estará bien".

—Siento que él tiene razón, talvez haya sido mi culpa.

—Si es él quien intenta hacértelo creer, mucho menos deberías hacerlo, aunque no tengo la más mínima idea de lo que te refieres.

—Engañé a mi novio. Su carácter últimamente no era muy bueno, pero siempre intentó controlarse conmigo, pero desde que eso pasó, dejó de hacerlo. Nunca pudo perdonármelo en su totalidad, y aunque intenté dejarlo, suicidó.

—Honestamente no sé qué decir al respecto, pero no te mortifiques ni te culpes por algo que ya pasó. Tienes la oportunidad de ser una persona nueva, nunca es demasiado tarde.

—Gracias —respondí después de algunos segundos de silencio, pero él ya se había dormido.


*****

Hola, muchísimas gracias por todo el apoyo que me han brindado.

En serio me siento demasiado agradecida, ya la historia llegó a los 5k, por eso hice el capítulo más largo, me alegré tanto que me inspiré.

Espero que les esté gustando la historia. Aprecio muchísimo que se tomen de su tiempo para leerla.

Actualizaré la próxima semana.

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