nueve ─── the 1

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y si nunca sangras nunca vas a crecer

Lía llegó dando saltitos al muelle.

Resumiendo, tras la jornada escolar de ese día finalmente su padre la llevó al muelle para la caza–barra–pesca del supuesto tiburón.

No había nada más que tres sirenas imprudentes que merodeaban de vez en cuando por la bahía pero eh, nadie tenía porqué saberlo.

Como era de esperarse, el muelle estaba atestado de pescadores y personas buscando ganarse la recompensa.

—¿Por qué llevas botas de lluvia? ¿Es una moda nueva de los jóvenes?

Merlía se vistió con un suéter blanco y pantalones impermeables. Llevaba guantes y botas de goma, estas últimas incluso tenían florecitas en el diseño.

—Claro, papá. —afirmó la jóven ocultando que realmente era su protección contra el agua.

—Dios.

Merlía por lo regular usaba ropas muy coloridas y extrañas, así que sus padres ya se habían acostumbrado. La castaña cargaba con una enorme caña de pesca mientras le contaba a su padre como le había ido ese día en la escuela. De repente, interrumpió su relato.

—Mira, pá. —un barco enorme estaba abandonando el muelle. Lía reconoció el logo impreso a un costado de la flota. Se trataba de una sirena siendo atravesada por un arpón. Era de la empresa en la que trabajaban sus padres, debajo del logo el nombre o, mejor dicho, el apellido de los dueños. Woods. —Parece que el señor Woods también quiere encontrar al tiburón blanco.

—Ya. Pero nosotros lo encontraremos primero. —dijo y le revolvió todo el peinado a su hija con su mano.

—¡Papá!

Esta rió persiguiéndolo por el muelle. Era difícil correr con la pesada caña a cuestas.

Llegado un punto se detuvo en busca de aire, apoyó las manos en las rodillas y respiró profundamente. Giró la cabeza y lo vió. Leo.

No se veía bien. La brisa salina proviniente del mar le agitaba el cabello, había un destello oscuro en sus ojos mientras miraba como el barco se adentraba mar adentro, un leve tono rojizo en sus mejillas y la mandíbula apretada indicaban que acababa de discutir con alguien. Lía lo sabía. Conocía sus expresiones más que las de Emma y Cleo. Enderezó su postura y lo miró con más curiosidad.

Raras veces había visto a Leo enfadado.

La primera vez tenían doce años.

Fue el día en que conoció a Oliver. Era el cumpleaños de Serena así que ambas estaban vestidas con trajecitos blancos con adornos de encajes y peinados elaborados a juego. Su madre invitó a todo el mundo, porque todos eran o querían ser amigos de Serena. Miriam estaba ahí. Lía la vió pisando por error el vestido de Serena, así que ella por error intentó lanzarle un poco de líquido derretido de la fuente de chocolate. Falló y le dió a Leo. Igual fue bastante divertido. Ambos niños tuvieron una pequeña pelea de comida hasta que el padre de Leo regañó a Lía por molestar a su hijo. No se arrepentía de nada pero bueno, se sintió extraña cuando vió la expresión de enfado en Leo mientras su padre lo regañaba a él también por su actitud infantil. Eran niños, por Dios, ni siquiera la protagonista del cumpleaños estaba molesta, al contrario. Al menos Oliver la miró sonriendo admitiendo que había sido divertido.

Vaya, eso parecía tan lejano.

Lo de Oliver, no lo del cumpleaños.

En realidad ahora que lo pensaba. Todas las veces que vió a Leo estando molesto era por su padre.

Sopló el viento y con él escuchó el silbido de su padre.

—Niña de las botas de lluvia, ¿lista para pescar un tiburón?

Merlía rió y se tronó los dedos.

—Vamos a ello.

Cleo escuchó a uno de los marineros de su padre decir que usarían redes ilegales y que pescarían en zonas prohibidas.

Su lado más racional (sarcasmo) la empujó a seguirlos. Así que ahora estaba en el agua desafiando todos sus miedos.

Por desgracia, una vez que dió con el barco fue atrapada por la red.

Mientras tanto, un poco antes, Lewis corría a casa de Emma y Rikki para decirles que fuesen a ayudarla.

—¡Chicas! —gritó entrando al salón. —¡Cleo!

—¿Qué pasa con Cleo?

—Se ha metido al agua. —jadeó, sofocado en parte por la preocupación y la adrenalina de correr.

—Ya era hora.

—No...

Rikki rodó los ojos.

—¡Lewis, habla! —lo apuntó con su dedo. —Como una persona normal.

Lewis tomó una bocanada de aire y dijo:

—Venid. —salieron de la casa de Em y, en el camino a la bahía les fue contando. —Descubrió que uno de los que trabajan para su padre va a pescar con redes ilegales y en zonas prohibidas y ha ido a impedirlo. Tienen que ir a ayudarla.

—Vale. —para este punto estaban al borde de lanzarse al agua.

—¿Y Lía? ¿Tenemos tiempo de buscarla?

—Oh, creo que ha ido de pesca con su padre y no se ha llevado el móvil.

—Vale, solo somos nosotras dos entonces.

—Podemos hacerlo.

Dicho esto, se lanzaron al agua.

Cleo forcejeó de todas las formas posibles intentando salirse de la red. Pero esta empezó a subir. El tiempo se le estaba acabando.

Por suerte, Emma y Rikki llegarón nadando tan rápido como pudieron.

Sacudieron a Cleo, pero se estaba quedando inconsciente.

Emma subió a la superficie.

Iba a congelar el motor.

Cuando la red se detuvo, cuando dejó de subir. Las chicas aprovecharon para soltar a Cleo. Desenredaron como pudieron a su amiga y regresaron a la superficie. Necesitaban aire.

—¿Estás bien?

—Sí, estaba aterrorizada. —admitió la Sertori recobrando la consciencia. —No sabía que se podía aguantar la respiración tanto tiempo. Pero luego recordé lo que me dijistéis. Y, ¿sabéis qué? Perdí la cuenta a los dieciséis minutos.

Las chicas sonrieron felices por ella.

Pero, con tantos pescadores por ahí fuera estar en el agua era peligroso.

—Tenemos que regresar. —indicó Em y las demás la siguieron.

Con dos cubetas llenas de peces, algunos grandes y otros no tanto, Lía y su papá terminaron su divertido día de pesca.

—Ha sido muy divertido. —dijo la castaña dándo un salto para ir del bote al muelle. —Cuando casi me caigo al agua... —se interrumpió por su propia risa.

—Ah, sí. —su papá la imitó. —No entiendo porqué te miedo el agua.

—Es... Una moda, pá.

—Ajá.

Un claxón se escuchó en el silencio de la tarde. Serena había ido a buscarlos.

—Oh, Sere, está ahí. —Lía agitó la mano llamándo la atención de su hermana.

—¿Por qué no vas llevando esto? —dijo para luego hacerla cargar de nuevo con la pesada caña y el cofre con la carnada. —No pesa.

—Casi nada. —replicó sin aire.

Su padre se rió por lo bajo y regresó al barco para terminar de recoger.

Merlía avanzó torpemente por el muelle pronosticando que en cualquier momento se le iba a virar el cofre y la ropa se le iba a llenar de gusanos.

—Hola, pecas lindas.

—Leo quítate ahora mismo del medio. —bramó concentrada en el cofre.

De repente sintió un peso menos.

—Ya está. —el de los cabellos negros ladeó una sonrisita mientras se echaba la caña al hombro.

Merlía abrió la boca para replicarle que era un atrevido por tomar cosas que no eran suyas sin preguntar, pero a era más fácil con ayuda y b este dió la vuelta y sin decir nada echó a andar.

—¿También habéis ido de pesca por lo del tiburón? —preguntó refiriéndose a ella y a su padre.

—Algo así. No creo que haya ningún tiburón en la bahía. —dijo y él hizo un sonido indicando que la estaba escuchando. —¿Por qué no has ido de pesca?

—Tenía cosas que hacer. —se encogió de hombros indicando indiferencia.

Estaba mintiendo, pero Lía no agregó nada. No era asunto suyo.

Sin embargo era extraño. No estaba acostumbrada a percibir a Leo tan apagado. Por fuera se veía tan distraído y alegre como siempre, pero no era así. No del todo.

Era como si el Sol se hubiese apagado. Y Lía se preguntó en que momento empezó a relacionar a Leo con el Sol. Tal vez fue por la puesta que vieron juntos una vez. O tal vez porque de cierta manera él siempre estaba radiante, molestamente alegre. Tanto que incandilaba.

Pero ahora no.

Ahora estaba apagado.

Lía colgó la llamada tras el reporte de Cleo en el que esta le contaba todo lo sucedido. Por fin, las cosas con su padre estaban arregladas, aclaradas y de regreso a la normalidad.

La castaña siguió viendo su serie en el ordenador mientras devoraba una bolsa de papas.

Hasta que sintió unos toques en la puerta.

Un segundo después, Serena asomó la cabeza.

—¿Tienes un momento?

Sipi.

Se hizo a un lado así que la mayor ocupó el espacio libre en la cama.

—Hay algo que quiero contarte. No te va a gustar. —empezó a decir, lo que preocupó a Lía y la hizo sentarse. —Es sobre Oliver.

—Oh, no, no. Sere...

—Es que empezó a salir con una de las amigas de Miriam.

—Está bien. Ya no le gusta. —Serena giró a verla con una ceja enarcada. Merlía agitó sus papitas. —¿Quieres una?

—No, gracias. —sonrió. —Que bueno.

—¿Hay algo más que quieras contarme? —por alguna razón, Serena sonaba preocupada o, mejor dicho, decaída.

—Peleé con Miriam hoy. —dijo y se dejó caer acostada en la cama.

—¿Por?

—Dice que paso demasiado tiempo con Sierra últimamente.

—¿Y es así?

—¡No! —hizo un gesto absurdo. —Ella empezó a pasar mucho tiempo con Zane, lo que lógico porque salen a veces así que nosotras pasamos el rato con Sierra. Pero está enojada porque Zane la ha dejado de lado estos días y la tomó con nosotras. Hoy fue más conmigo.

—Terrible. Yo digo que la dejes.

Serena rió.

—¿Ese es tu gran consejo?

Sipi.

No puedo dejar de ser amiga de Miriam, Lía. Los amigos buscan solucionar sus problemas, no huyen y ya. —Serena le dió un toque en la nariz.

—Lo que sea, pero si yo fuese tú no le aguantaría ni una pelea a la malvada esa.

Serena rodó los ojos divertida por las ocurrencias de Merlía. Para ella su hermana y su mejor amiga simplemente no se caían bien, ella ignoraba todo lo demás.

—De todas formas soy muy afortunada por poder contar contigo.

Merlía le sonrió.

—Aquí estoy siempre. Para el chisme, para desahogarte... —Serena finalmente le robó una papa. —Para compartir papitas.

—Tú también puedes contar conmigo para todo Lía. —dijo y Merlía dejó de sonreír. —Cualquier cosa, nunca sientas que debes ocultarme algo, ¿de acuerdo?

Merlía tragó saliva, incómoda.

—De acuerdo.

Dos cosas importantes.

La primera, hay chismecito en este cap q bendición 🙏😔 (me encanta el drama, si ya me conocen háganse los sorprendidos)

La segunda, no supero esta foto jajajsjsjsj

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comentarios pidiendo actualizaciones/nuevos capítulos no cuentan ;(

▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃

¡GRACIAS POR LEERME! Y DIGAMOS NO A LOS LECTORES FANTASMA

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