- 2 4 -

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng


"Admiro tu espíritu demasiado como para nublarlo con mi oscuridad"

No me importó la hora ni lo que podría pasarme cuando salí de su casa. Solo quería llegar a mi santuario y quedarme ahí hasta que todo esto pasara.

Nunca conté esto pero tengo muchas botellas de alcohol guardadas en distintas partes de mi casa, exactamente para situaciones que me hacen sentir como ahora, una mierda. Hace un tiempo atrás dije que el alcohol me ayudaba, pero solo eso. Lo que no dije fue que mis 7 días de la semana los paso acompañada de una o dos botellas, dependiendo de cómo me sienta. En general no me hace mucho efecto pero esta noche quería descontrolarme y tomé más de lo que estaba acostumbrada y miren como resultó.

Apenas llegué no miré nada, sólo me dirigí donde sabía que habría una botella esperándome lista para que yo me bebiera su elixir que me hacía olvidar de la mierda que tengo dentro. La abrí y le di un trago largo, su contenido ya no dañaba mi garganta, por lo que le di otro sorbo sin pensarlo. La verdad es que haría lo que fuera para no sentir la mierda que se esparce dentro de mí.

Se preguntarán porque me fui así de repente del departamento de Asa, pues déjenme explicarles. Puedo creer que su día o noche iba bastante bien, que se estaba divirtiendo con Cruela. No sé cómo llegó donde estaba y justo en esa situación pero créanme que no querría que nadie viera eso, y menos viendo cuanto le afectó. Verlo así, ciego de rabia, moliendo a golpes a ese engendro y sin poder reaccionar me recordó cuando les pegué a esas chicas que molestaban a Lea, y de nuevo él me ayudó con mi crisis. No sé cómo pero siempre llega en mis peores momentos y... me salva. Y aquí viene mi explicación, no lo merezco. No merezco nada de nadie, y menos viendo que les afecto, en un mal sentido. No quiero ver de nuevo una mirada de miedo, miedo por mí. No veía una desde que mi tío León me encontró tirada en el piso de mi baño unos meses después de la muerte de mis padres. Me afectó tanto ver esa mirada que nunca más quise hacer algo para provocar algo parecido, hasta hoy que pasó sin que lo quisiera. Juro que no quería que eso sucediera, juro que no quería encontrarme en esa situación, y tampoco quería ser la razón por la que alguien estuviera mal, por la que Asa estuviera mal.

Cada vez que recordaba todo lo que pasó hoy también recordaba todo lo que viví ese año en el que me dedique a investigar sobre la muerte de mis padres y cada vez tomaba sorbos más largos. Ya iba en la segunda botella de whisky y no pensaba en parar. Mi visión se estaba volviendo borrosa, no había comido nada así que esto estaba haciendo efecto mucha más rápido.

Lo único que quería era olvidar, todo lo que soy, todo lo que he pasado, todo lo que me falta, lo rota que estoy. Estar en este estado me hace sincerarme, aunque sea conmigo misma. El hecho de no acercarme mucho a la gente, o "arrancar" de situaciones como lo que pasó hoy con Asa son decisiones que tomé hace mucho tiempo. Al ver el calvario que le hice sufrir a León no pude permitirme mostrar más mis sentimientos, ni acercarme más a nadie, porque inevitablemente saldrían lastimados por mí. Tengo demasiado encima de mí como para echar algo encima de otros, los enterraría en lo más profundo de la tierra enseguida. Mi destino es estar sola, vivir los días que me queden sola, sin arrastrar a nadie porque si lo hiciera creo que no podría soportarlo.

Recuerdo la cara de Asa, la cara de León, y siento tanta culpa dentro de mí que ya no sé cómo seguir. Al menos tengo mis botellas, mis acompañantes de noches solitarias y tristes.

-Adela, despierta-

Sentí su voz, pero seguí durmiendo, eso no podía estar pasando así que no abrí los ojos.

-Adela, soy yo. Mamá-

No puede ser, esto no puede ser real.

-¿Mamá?- dije con un hilo de voz.

-Adela, ¿qué estás haciendo?- decía mirándome a los ojos.

-Mamá, no me veas así, por favor- dije ya con lágrimas.

-Quiero que sepas que siempre estaré orgullosa de ti. Te amo más que a nada en el mundo y siempre lo haré, recuérdalo-

-Mamá, llévame contigo. Por favor-

-Hija, no te preocupes por nosotros. Lo único que queremos es que seas feliz. Por favor, no te hagas esto-

-Mamá, llévame contigo-

Estaba tratando de acercarme a ella, pero cada vez que lo hacía más se alejaba. Corrí, le grité, pero no volvía.

-Mamá, ¡llévame contigo!, por favor-

-¡Adela! despierta- dijo una voz al otro lado de la puerta.

-¿Mamá?- dije abriendo los ojos, pero al abrir sólo me encontré con una Matilda y una Cori mirándome pálidas.

Mi cara estaba mojada por las lágrimas.

-Adela, ¿Qué pasa?- dijo Matilda preocupada.

Nunca había tenido un sueño así, nunca me había pasado esto. Se sentía tan real, y eso me quebró más de lo que ya estaba. Ya no pude contenerme, dejé salir todo.

-Adela, ¿qué pasa?- dijo Cori abrazándome.

-Por favor habla con nosotras, desahógate. Estamos aquí para ti- dijo Matilda sentándose en el suelo conmigo.

-No puedo hacerlo, no puedo arrastrarlas a esto. No puedo hacerles eso, no lo merecen- dije llorando.

-Adela, déjanos ayudarte. Dejanos estar aquí para ti, por favor- dijo Cori ahora con lágrimas en sus ojos.

-¿De verdad?- pregunté no sabiendo si haría bien en contarles todo.

-Estamos aquí para ti, siempre.- decía Matilda a punto de llorar.

-Está bien- dije

No sabía que hacer pero ya no quería pensar más, sólo quería sacar un poco de lo que tenía dentro, sólo quería saber si con hacerlo podía sentirme mejor. Soy una egoísta. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro