- 2 3 -

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng



"No tengo nada para dar"


Sólo soltó mi mano cuando llegamos a su auto. Ahí pude contestarle el mensaje a Matilda para que no se preocuparan. No sabíamos que decir, el único tipo de conversación que hubo fue cuando me preguntó si estaba bien, a lo cual respondí que no sabía, porque de verdad no tenía la menor idea. Nuestro viaje fue silencioso y agradecía tanto eso, mi mente estaba hecha un torbellino, mi borrachera estaba casi desaparecida y los acontecimientos de esta noche estaban llegando todos a mi como una bala directo a mi corazón. Nunca pensé que me pasaría algo así, si Asa no hubiera llegado y en el estado en el que estaba podría haber pasado lo peor, pero él me ayudó, me salvó y no puedo entender porque.

-Llegamos- dijo parando fuera de su casa y bajando del auto. No dije nada, sólo lo seguí.

Nunca me había sentido tan usada, tan pequeña e indefensa y lo odiaba con todo mí ser. No sabía qué hacer, que decir, como reaccionar. Si largarme a llorar como hacía mucho tiempo no lo hacía o romper todo lo que pasara por mi vista. Creo que Asa estaba igual que yo, su cara reflejaba un cumulo de emociones que no sabía interpretar, no sé si era rabia o pena. Nunca lo había visto así, y no podía parar de pensar que el hecho de que él estuviera así era completamente mi culpa.

Esta noche tenía que ser una de mis mejores, o eso pretendía. Quería olvidarme de todo por un momento, pero al contrario fue una de las peores. No entendía por qué a pesar de todo lo que he pasado nada se arregla, siempre vienen más cosas malas. Y ahora con esas cosas malas arrastraba a personas que no lo merecían. Por eso desde que pasó lo de mis padres quise alejarme de todos, porque sabía que cómo me sentía no podía ofrecerle nada a nadie. Traté de hacerlo, de alejarme, pero inevitablemente siempre llegaba alguien. Pensé que podía darme el gusto de compartir con personas, de tener amistades o algo parecido, pero sigo arrastrando a todos a mis problemas y haciéndolos pasar malos momentos y ya no quiero.

-Asa, lo siento. Lo siento tanto- dije y mi voz cada vez se quebraba más.

-¿Por qué lo sientes? La culpa no es tuya Adela, necesito que eso te quede claro- dijo parándose de su asiento y acercándose a mí.

-Si es mi culpa porque yo te arrastre a esta situación, por mi te peleaste con ese cavernícola, por mí estás así. No sé si es tristeza lo que veo pero es por mi culpa, además estás estancado aquí conmigo- dije y las palabras salían y salían y no las podía detener.

-Hey, mírame- dijo tomándome los hombros y mirándome a los ojos- No estoy estancando. Estoy justo donde quiero estar. Además ese "cavernícola" se lo merecía- dijo con una sonrisa que solo reflejaba tristeza.

-Aun así... yo me metí en esa situación. Yo fui la estúpida que no pensó en las consecuencias. Fue mi culpa-

-Por favor ya no pienses en eso ¿sí?- dijo soltándome y me pude dar cuenta que su mano estaba con sangre, cómo la mía hace un tiempo atrás.

-Déjame curarte- dije apuntando a su mano herida.

-No es nada- dijo escondiéndola.

Tomé su otra mano y nos dirigí al baño. Esto era lo menos que podía hacer por el después de lo que había hecho por mí. Siempre estaría en deuda. Todo lo que pensaba de mi se esfumó y fue reemplazado por una Adela que sólo quería agradecerle a este chico por lo que había hecho por mi. Además sé que esa situación provocó algo en él, algo malo, y pude darme cuenta en el momento justo para detenerlo. Mi curiosidad estaba por las nubes y no entendía por qué me interesaba tanto saber su historia. Estaba cambiando con él, me podía dar cuenta. Aunque guardé esa confesión en lo más profundo de mi, algún día volvería a preocuparme de ella. 

-¿Te puedo hacer una pregunta?- le dije arreglando los implementos para curarlo. Él sólo asintió- ¿Por qué no parabas?-

ASA P.D.V.

Sabía a lo que ella se refería. Si no se hubiese abalanzado encima de mí... no quiero ni pensar lo que habría pasado. Decirle la verdad, contarle todo era algo que estaba barajando en mi mente. Nadie sabía mi historia, no porque yo no quisiera contarla si no porque nadie se interesaba lo suficiente en preguntarme. Que ella haya notado mi rabia, que notara en qué estado me encontraba en esa situación, que me detuviera y que su intento diera resultado fue algo que me dejó perplejo. Hacía mucho tiempo que no sentía ese tipo de rabia en mi interior, que ninguna situación jalaba mi gatillo y me hacía perder los estribos. Ella se dio cuenta, me calmó y además ahora me preguntaba el por qué. No quise seguir pensando, sólo hablé.

-No es la primera vez que estoy en una situación parecida- dije tratando de ver su reacción, pero no hubo nada, sólo permaneció en silencio, dejándome seguir- Cuando tenía 16, una persona muy cercana a mi pasó por tu misma situación, sólo que no llegué a tiempo-

No pensé que me costara tanto seguir hablando, con esa última frase mi voz se entrecortó y no pude seguir. Nunca había repetido esa historia más que en mi mente. Nadie la sabia, por lo tanto nunca la había contado y no pensé que fuera tan difícil.

-No sigas- dijo mirándome.

Estábamos a unos cuantos centímetros de distancia, ella con mi mano entre las suyas sólo mirándome a los ojos con dolor, con comprensión, como diciendo que me entendía, que entendía mi pesar. No sé que me pasó pero quería besarla, lo necesitaba. Me fui acercando cada vez más a ella, despacio, no quería apresurarme. Cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse, su cara cambió completamente y se alejó de mí, alejando también todo el aire que había dejándome sin nada.

-Lo siento, me tengo que ir- dijo saliendo rápido del baño.

Sólo se me ocurrió seguirla, las palabras no salían de mi boca. Cuando estuvo en la puerta paró y se volvió hacia mi.

-Gracias. Por todo- dijo con una sonrisa triste y cansada.

Salió por la puerta dejándome con mil preguntas en la cabeza. Hoy vi otro lado de Adela, se hace la ruda, pero me di cuenta que es frágil, dulce, que se preocupa por los demás. Ella cree que merece el dolor que siente, pero no es así y quiero convencerla de eso. No sé que me pasa con ella, un minuto nos odiamos y al otro estamos cerca. Me intriga, me confunde, me gusta.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro