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"Demonio para algunos. Ángel para otros"


No me voy a disculpar por convertirme en esta chica. En la chica fría a la que no le importa nada. Lo hice para sobrevivir. Lo hice para poder continuar.

Matilda y Cori salen del baño como si nada nunca hubiera pasado. Aunque la cara de Cori lo dice todo. Esa chica mataría por una cama en este momento.

-Vamos, necesito mi cama- dice Cori.

-Demasiada diversión por esta noche, ¿verdad?- dije burlándome de ella.

-Deja de ser tan sarcástica- me dice Matilda riéndose.

-Pero ¿por qué sarcástica? Si la pasamos de maravilla- 

-Ay ya vámonos, estúpidas- dice Cori riéndose.

Íbamos saliendo de la fiesta cuando escucho a una chica llorando en el patio. Estaba acompañada por 3 chicas más y un chico que me pareció conocido.

Cuando nos íbamos acercando me doy cuenta que es la misma chica con la que tuve la pacífica conversación en la pista de baile.

-¡Ella es!- dice apuntándome y todos se vuelven a mirarme.

Mundo, ¿Por qué los dramas me persiguen?

En ese momento me doy cuenta que junto a la chica estaba Cruela, y el chico que no recuerdo su nombre, los dos de mi terapia.

Mátenme ahora.

-No. No voy a lidiar con esto ahora. Si quieres hablar conmigo saca hora y has la fila de las quejas y mira que es bastante larga.- dije hacia la chica pasando por su lado.

Cruela me fulminó con la mirada igual que el chico.

-No le prestes atención a esa estúpida, no vale la pena. Sólo está loca- le dice Cruela muy alto para que yo escuche y me mira con una sonrisa triunfadora.

-¡Uy! Tu si sabes lo loca que estoy, no ¿Cruela?- le dije sonriéndole de oreja a oreja.

Me asesinó, me revivió y me volvió a asesinar solo con su mirada. El chico solo me miraba, una mirada neutra que no decía nada. Ese chico si era un misterio. 

Todo este tiempo estaba Bruno a mi lado y no me había dado cuenta.

-Adela, yo las llevo- dice Bruno poniendo su mano en mi espalda para que avance con él.

Me acerqué a su oreja y muy bajito le dije: -Primero, saca tu mano de ahí y segundo, podemos tomar un taxi-

Odio que me toquen, ya sea un abrazo, una mano en mi hombro, un saludo, cualquier tipo de interacción de ese tipo era algo que evitaba siempre. El hecho de que ese chico pusiera su mano en mi espalda trajo recuerdos a mi mente que no quería volver a revivir. 

Recordé a mi madre, a mi padre. Ellos eran los únicos a los que permitía algún gesto cariñoso y desde que se fueron no había dejado que nadie se me acercara de esa forma, por lo que a mi mente llegaron mil pensamientos y recuerdos de todo lo que he pasado, de todas las noches en vela, de todas las lagrimas derramadas, de ellos y esta noche ya no podía soportarlo. 

-No voy a dejar que se vayan en taxi si yo las puedo llevar. Es muy tarde, es peligroso- dice sacando su mano de mi espalda. Comportándose como si yo no le hubiera dicho nada.

-Está bien, sácanos de aquí- dije resignada. 

Ya no podía pensar en nada más, solo quería llegar a mi santuario y dormir. Olvidarme de todo por un momento.

Le di una última sonrisa triunfadora a Cruela, el chico y la chica y me fui sabiendo que esta batalla la había ganado yo, pero aún me faltaba ganar la batalla contra mi misma, aunque creo que ese triunfo nunca pasará.

Esa noche, sin poder decir ni hacer nada para evitarlo, Matilda y Cori se quedaron conmigo. Bruno nos dejó en la entrada del departamento. Las chicas salieron del auto lo más rápido posible ya que no querían que nadie las viera hacer la "caminata de la vergüenza", como lo llamaba Matilda, dejándome con Bruno para darle las "gracias". Cosa que no iba a pasar.

-Bueno Adela, ha sido un placer para ti estar en mi compañía esta noche-

-El placer lo has tenido tú al lograr que te hablara- dije ya cansada, solo quería salir de ahí.

-Por lo menos logré algo- dijo triunfador.

-No te creas tanto, que después de esta noche haré que no te conozco- dije abriendo la puerta de su auto.

-Será difícil, te voy a estar siguiendo-

-¿Siguiendo?, que clase de pervertido eres- dije volviéndome hacía él. Mis alertas comenzaron a sonar enseguida.

-Lo siento no quise decir eso- dijo nervioso.

-Como sea, adiós-

-Adiós Adela, nos veremos- dijo guiñándome.

Cerré la puerta del auto y me fui casi corriendo ya que no quería a las chicas solas en mi departamento. Podrían estar vomitando por lo que sabía y me moría de miedo por mi bello santuario.

-¿Porqué conoces a esa chica?- me dice Cori intrigada, ya con todos sus sentidos bien encendidos. 

Mierda, que voy a decir ahora.

-¿Qué chica?- dije sin importancia.

-A la que estaba con la chica que me quería pegar- dijo riéndose.

-¡Ah! la he visto en la oficina del señor Smith. Es una estúpida sin cerebro- dije tratando de parecer lo más convincente posible.

-Si se notó cuando abrió la boca- dijo Matilda riéndose.

Después de eso no siguieron haciendo preguntas. ¡Gracias mundo! por fin me ayudas.

Estaba acostada en mi cama sin poder dormir, como siempre, y Cori y Matilda estaban roncando muy despacio, tapadas con mantas hasta la cabeza en el suelo, a mi lado.

Estos son los momentos en que pienso en todo lo que ha pasado y en ellos. Cuando puedo dormir, ya no es solo eso. Es un escape. Pero es difícil cuando tus pesadillas te persiguen cuando ni siquiera estas durmiendo.

Oh Dios. Dile a mi madre que estoy tratando. De verdad estoy tratando. Sé que me estoy destruyendo, pero estoy demasiado cansada como para hacer algo al respecto. Maté a mi antigua yo, porque la vida me hizo hacerlo, y mi nueva yo es un asco. Ya no presto atención al mundo acabándose. Ha terminado muchas veces para mí y ha vuelto a empezar justo a la mañana siguiente aunque no lo desee. Mis noches se resumen en constantes deseos de alejarme, de irme con ellos adonde sea que estén. 

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Instagram: @ becomingablur

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