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-Ya deja de mirarte tanto en el jodido espejo- Jimin llevaba toda la mañana rodando los ojos y es que el menor no se había apartado de su propio reflejo desde que abrió sus ojos al nuevo día.

-Es que.. por Dios parece como si alguien hubiera intentado matarme! - eso le sacó una carcajada.

Jimin no recordaba la última vez en su vida que se había desprendido de su cama con buen humor, mucho menos la última vez que se dispuso a preparar tostadas por puro antojo.

Pero tenía hambre.

Y a Jeongguk le encantaban con mermelada.

Si, mucha información. La noche antes la ducha relajante les había apaciguado un poco el sueño por lo que fueron tarde al encuentro de los brazos de Morfeo y en las horas en las que la lluvia no quiso ceder, ellos yacían recostados en el diván, porque si, Jimin decidió trasladar el mueble hacia su apartamento más grande aunque nunca admitiría que la pieza se había convertido en su favorita por los buenos recuerdos que carga imborrables.

Jeongguk acariciaba su pelo sedoso, maravillandose con la sanidad de este a pesar de estar expuesto a altas dosis de químicos para su decoloración y deseó verle con su tono natural porque quizá ese era el aspecto que el ahora rubio había decidido dejar en el olvido.

Hablaron de muchas cosas, cosas insignificantes pero que por más pequeñas e irrelevantes que fuesen eran parte de sus vidas, eran parte de ellos.

Como por ejemplo que la cicatriz en la mejilla izquierda del pelinegro había sido producto de una noche en la que unos bastardos estudiantes de su escuela secundaria le acorralaron y le golpearon pues ese mismo día en la mañana le habían descubierto besándose con otro chico.

Malditos homofóbicos.

Por suerte contaba con amigos que al día presente seguían valiendo oro, si, sólo por no decir que Yugyeom, su mejor amigo de infancia le pateó el culo al responsable principal al día siguiente y desde esa ocasión Jeongguk pudo culminar la escuela con tranquilidad pues los padres del cavernícola le habían mandado a otra ciudad y su séquito de lame botas tampoco volvieron a molestarle.

Jimin sintió rabia, odiaba a la gente que por tener una mentalidad estancada se burlaban y molestaban a los demás. Sólo vociferaban a los cuatro vientos su falta de neuronas, esto es y siempre será deplorable pero seguían siendo parásitos de la sociedad, entonces seguía estando mal, los inocentes no tienen que pagar por la contención mental de los ignorantes, envidiaban la valentía ajena por expresarse tal y como son, envidiaban la libertad.

Son patéticos.

Malditos homofóbicos!! X2

<<Ya es pasado >> le había calmado el menor luego de depositar un beso en su mejilla y volver a acariciar su pelo con adoración, pero eso no le quitó el amargo sentimiento.

Si tan sólo lo hubiese conocido años antes, si tan sólo hubiese llegado a su vida a tiempo, si tan sólo se hubiese enamorado de él y no de quien lo hizo.

Si tan sólo...

Si tan sólo no estuviera tan roto ahora.

Sin duda alguna le habría defendido de ese hijo de puta y-..

Se detuvo, ¿en qué rayos estaba pensando?

Sacudió su cabeza como si de esa manera hubiera podido sacar los pensamientos "estúpidos" que estaban llegando de la nada pero el siguiente error que cometió fue acurrucarse sobre el pecho del menor, casi ronroneando allí cuando la piel caliente le acarició y se preguntó cómo es que el chico siempre se hallaba tan cálido a pesar de las noches frías.

Lo siguiente que supo fue que la luz endeble del nuevo día se colaba a través de las cortinas y descansaba en su cara, al abrir los ojos supo que aún había rumor de lluvia y se alegró, porque empezaba a amar los días opacos, antes los odiaba, el firmamento sin brillo y oscuro parecía caracterizar su propia alma pero esos últimos días, cuando despertó por una que otra ocasión en la madrugada y sintió la calidez de aquellos brazos aferrados a su cintura, la noche anterior cuando la lluvia caía sobre el techo del auto mientras él se deleitaba con el celestial rostro transformado en deseo del chico de pelo azabache, mientras se empalaba sobre él detallando cada hermoso detalle de su varonil rostro e inocentes facciones, Jimin descubrió que amaba ver al firmamento soltar lágrimas.

La tierra mojada y el olor a sexo mezclados convirtiéndose en su nueva fragancia favorita.

Luego de varios segundos fue cuando se percató de que estaba en su cama así que supuso obviamente que Jeongguk le había cargado y qué tan sutil habrá sido su toque porque el no recuerda haberse despertado por todo lo que quedó de la noche hasta el amanecer.

Se armó de valor para mirar a su costado y le halló durmiendo sereno, se le estaba haciendo difícil tenerle cerca, sentirle, y es que cada vez que estaba con él se sentía débil, llegando al punto de no encontrar manera para entrar en personaje porque si, a pesar de que por años luchó por crear una versión oscura de si mismo y adaptarla como su verdadera personalidad, llega este niño idiota y en tan solo semanas logró agrietar todo su trabajo.

Su lucha interna se intensificaba, debía cubrir las roturas, estaba consciente de que debía soltarle a tiempo, si seguía aventurandose se desgarraría por completo el disfraz.

Pero he allí el problema más grande de todos, no quería soltarle.

Salió de su debate momentáneo cuando Jeongguk se removió a su lado y le faltó el aire cuando este le miró en una línea pues sus ojos aún estaban casi cerrados, una sonrisa tan hermosa que podría cegar a cualquiera y su voz adormilada al decir tan despacio un <<Buenos días, Minie hyung>> ...casí tembló.

Le respondió con una sonrisa torcida y salió tan rápido de la cama que sintió marearse por un instante, adentrándose al baño para lavar su rostro.

Cuando decidió salir porque creyó que su pequeña crisis había pasado, casi soltó una carcajada cuando vió a Jeongguk mirando las marcas de su piel con la boca abierta y desde allí no había parado de hacerlo, por primera vez Jimin pensó que era una mala idea tener espejos demás en la casa.

Así había transcurrido la mañana hasta el momento en el que se encontraban.

Jimin no dijo algo luego de soltarse a reír, limitándose a terminar su trabajo en la cocina y servir las tostadas con mermelada, jugo,café para él, el infaltable chocolate para el pelinegro y algunas frutas sobre la mesa del comedor.

-¿Cómo es que no siento dolor cuando haces.. estas cosas? - preguntó mientras se dirigía a tomar asiento, su estómago pedía a gritos algo para devorar.

-Es un estado de trance, tu mente envía señales a tu sistema nervioso y tu cuerpo suelta ciertas sustancias - tomó un sorbo de café, sintiendo sus papilas gustativas festejar ante el sabor. - Digamos algo así, tu cuerpo crea su propia anestesia, aunque aquí el mayor trabajo lo hace tu mente, guiandote a un bonito lugar mientras tu cuerpo se prepara para una corrida bestial.

No agregó más detalles o si no podría hasta asustarle, sus técnicas él no las debía conocer.

Sonrió con malicia mientras el menor le observaba con atención.

-¿Cómo me veo?.

-¿Qué? - izó una ceja en respuesta.

-Cuando estoy e-en esa cosa, ¿cómo me veo? - Jimin apartó la taza, apoyando sus ante brazos sobre la mesa e inclinándose hacia el sólo lo necesario.

-No sabría como describirlo - su lengua coqueta salió por la abertura entre sus labios y con la punta de esta tocó su arco de cupido, haciendo el simple gesto demasiado sexy.
-Como un ángel, corrompido y desterrado del cielo, sueles fruncir el ceño, tu pelo se pega a tu frente cuando tu cuerpo comienza a sudar, tu pecho se agita, tu quijada se tensa y cuando estás al límite, tu boca se abre pero aveces no sale ningún sonido de ella, como gemidos mudos hasta que aprieto mi culo y tu pene suelta la última gota de semen, ahí entonces jadeas muy despacio y bajito, tu voz casi inaudible, me pongo duro de sólo recordarte.

Jimin volvió a retomar su inicial posición como si lo que hubiese dicho no le había descolocado al pelinegro, sonrió cuando le vió asentir y tomar una rebanada del pan para remojarlo en el chocolate caliente y entonces desvío su mirada para volver a tomar de su taza.

-Pensé que me vería como drogadicto en abstinencia.

Jimin ensució la blanca tela de su pijama cuando escupió el café conjunto con una bonita carcajada.

Y Jeongguk río junto a el, no por lo que había dicho si no por lo hermoso que el chico rubio lucía cuando reía.

-Eres un idiota- le dijo aún sin detener la risa, limpiando con un pañuelo el desastre que había hecho sobre la mesa.
-¿Qué? - le preguntó cuando se percató que le miraba demasiado.

El otro negó, volviendo a su tarea de calmar los gruñidos de su pansa.

-Deberías reír más seguido- le dijo cabizbajo, no queriendo meter la pata y arruinar el agradable momento.

Jimin le imitó, tomando una rebanada y pegando un mordisco.

-¿Si? - Jeongguk se sorprendió al escuchar su tono de voz tan calmado.
-Eres el único tonto que me hace reír con sus ocurrencias raras- apretó sus labios luego pero ya había soltado las palabras que no debió.

Jeongguk le detalló con ojitos brillosos, captando el momento en que las mejillas del mayor se tiñeron de un leve tono cereza.

-Entonces, me encargaré de sacarte muchas más sonrisas.

En otro momento y quizá con otra persona, su respuesta inmediata habría sido que su único deber era sacarle orgasmos pero lo único que hizo fue bajar un poco más la cabeza, tratando de ocultar en vano su natural rubor.

-¿Tienes algo planeado para hoy? - cambió de tema, no queriendo forzar mucho, sabía que las cosas se estaban desviando, pero quiso hacerse de la vista gorda, sólo por el momento, sólo siguiendo sus instintos.

Jimin negó en respuesta, dedicándose a comer las uvas del plato a su lado.

-¿Quieres ir a un lugar conmigo? - estaba nervioso, pero quien no arriesga no gana o alguna mierda parecida a eso dicen.

Sin embargo nunca se esperó que Jimin aceptara, asintiendo con su cabeza mientras llenaba su boca de uvas cual niño pequeño.










































Llevaban media hora de trayecto, Jimin ponía música desde el asiento copiloto mientras Jeongguk conducía a su lado.

Aún faltaba media hora más y el menor agradecía que el rubio no se impacientara.

Llevaron algunas chucherías para degustar durante el camino, y Jeongguk aún reía por el suceso de quince minutos antes.

Se habían detenido en una tienda de golosinas, todo iba bien hasta que Jimin le dijo "¿qué tanto ves?" a una chica con falda muy corta que le miraba desde que llegaron.

La chica descaradamente le pidió su número y Jimin amablemente le tomó su celular para anotarlo.

Cuando subieron de vuelta al auto inmediatamente recibió un mensaje de la chica indicándole que era ella y que la agregara.

Jimin tardó cinco minutos en responder pero cuando lo hizo sólo escribió <<soy gay, puta>>

Ambos se rieron por lo que quedó de camino luego de que bloqueara el número. Jeongguk desde el primer momento captó la sonrisa maliciosa en el rostro del rubio así que sólo esperó por ello.

Eran alrededor de las tres de la tarde cuando llegaron, un lugar fuera de la ciudad, donde los edificios dejaban de verse para darle paso a los bonitos árboles y flores, estaban en el campo, donde no se veían tantas personas transitar y el aire se sentía más puro.

Jeongguk condujo por diez minutos más hasta detenerse bajo un gran árbol, inmenso de hecho y Jimin se maravilló cuando alcanzó a divisar el lago de agua cristalina frente a ellos.

-Venía aquí con mis padres cuando era pequeño- comentó, haciendo que Jimin le prestara total atención.

-Aquí les confesé sobre mis preferencias cuando tenía catorce, pensé que me dejarían abandonado aquí y son dos horas en auto hasta casa- sonrió melancólico.
-Pero mamá me abrazó y me dijo que me amaría sin importar a quien elija amar, papá uniéndose luego.

El primer instinto del rubio fue sonreír enternecido pero le vió borrar su semblante calmado por uno decaído y se preguntó qué cosas pasaban por su mente, y no tuvo que preguntarlo.

-¿Sabes?, es irónico que aceptaran mis gustos personales pero no mi amor por el baile- miró a través del cristal las aguas tranquilas y sólo cuando escuchó el seguro de la puerta ser abierto salió de sus recuerdos.

-Ven- le dijo el rubio, cerrando la puerta y respirando aire fresco.

La brisa era música para las hojas de los árboles que danzaban al compás. Jeongguk le imitó y salió del auto, se respiraba paz allí y por eso amaba el lugar.

Jimin caminó hasta la orilla del lago, la vista era preciosa, el viento juguetón dejaba al descubierto su frente echando hacia atrás las finas hebras de su pelo y casi se asustó cuando el menor le tomó una foto, no se esperaba que caminara tan rápido y le alcanzara.

Sonrió mientras el otro revisaba la foto.

-¿Por qué tus padres no lo aceptan? - preguntó curioso, sabiendo que la pregunta era demasiado personal y cruzaba las líneas de lo establecido pero ciertamente importándole poco.

-Dicen que nunca llegaré a nada con eso, que no se gana dinero suficiente para tener una buena vida en el futuro y muchas cosas más a las que nunca le presté atención- sonrió aún mirando la foto.

Jimin llevó sus manos a sus bolsillos, asintiendo aunque el otro no le viera.

-Ya estudias lo que amas hacer, ¿por qué ocultarselos?

-Porque ambos trabajaron toda su vida para ahorrar dinero,lo guardaban todo en una cuenta, cuando fui mayor de edad lo pasaron a mi nombre- levantó por fin la mirada, ojos cafés oscuro con ojos ámbar fundiéndose entre sí.

-Ese dinero nunca fue destinado a lo que debía, se suponía que iría a la ciudad a estudiar Derecho y pondría en alto el apellido de la familia, incluso logré estudiar el primer semestre pero fue lo más aburrido y estresante que he vivió en mi corta vida- desvío su atención hacía el agua, los ojos de Jimin lograban calarle demasiado.

-¿Qué pasó entonces? - no conocía toda esa parte de la historia.

-Conocí a Yoongi hyung.

Eso explicaba muchas cosas.

-De alguna manera logró convencerme en que no tenía sentido de que malgastara mi juventud estudiando algo con lo que sería miserable luego, y era cierto, sufrí de dolores de cabeza tan sólo el primer mes, después de mucho pensar, definitivamente no era eso lo que quería, así que tomé la decisión.

Se meció sobre sus talones, recordar le traía bueno como malos recuerdos.

-Me mudé luego con hyung, conocí a Nam y Hobie y todo se fue tornando más.. más sencillo, comencé a asistir a la academia algunas semanas sólo para observar y me enamoré de todo lo que se vivía allí dentro así que no dudé en inscribirme.

Le miró de soslayo notando que Jimin no había apartado su atenta mirada.

-Cuando mis padres lo sepan, porque algún día sucederá, estarán muy decepcionados - estuvo cabizbajo por leves segundos pero luego desvaneció toda facción de culpa.
-Pero aún así, habrá válido todo la pena- la hermosa sonrisa que le caracterizaba volvió a resurgir.

Y eso era lo que empezaba a admirar de él.

-Esto.. - jugó con la punta de su pie - .. ¿quiere decir que yo también tengo que revelar mis secretos?- Jeongguk negó.

-No es eso ni nada por el estilo, no busco que me cuentes de tu vida, entiendo que todos tenemos cosas que queremos guardar e incluso olvidar, sólo, tengo esta extraña necesidad de que conozcas sobre mi, tampoco preguntes porqué pues ni yo lo sé- llevó su mano a su nuca, en señal de estar un poco avergonzado por la confesión.
-Quiero que conozcas todo de mi, aunque no te interese, aunque no te importe, me sentiré bien con ello.

<<Niño estúpido>> pensó, era una jugada demasiado torpe mostrarse de esa manera.

-Quizá tampoco te importe mi vida fuera de ti - se acercó un poco más y se maldijo internamente mil veces por la barrabasada que estaba a punto de cometer.
-Pero supongo que, es una forma de alivianar la carga que por una idiotez nos montamos en los hombros.

Estaba hablando por el.

Jeongguk no esperó ver llegar el día en que bajara la guardia.

Jimin se estaba pasando por donde no le da el sol su propio contrato y sus propias reglas (sólo por esta vez).

O eso pensó.

Se creyó la suficientemente fuerte para quitarse la armadura frente al muchacho y luego volver a colocarla y seguir como si nada.

-Vamos a acomodarnos primero, la historia es larga - suspiró, dando la vuelta para volver al auto y sacar la manta y chucherías que habían empacado.

Jeongguk asintió pero se quedó atrás, observando la pantalla de su celular como si fuese la cosa más interesante de la historia.

-¿Qué tanto miras ahí, ah? - preguntó aunque ya le había arrebatado el aparato de sus manos.

Era él...¿era él?. Su semblante se veía tan sereno y calmo, todo su rostro relajado mientras el viento golpeaba con delicadeza sus facciones, pudo incluso percibir una ligera mueca de sonrisa y se desconoció. Jeongguk había tomado la foto hallándole distraído y pudo asegurar que la imagen era la captura de él pero años atrás, cuando era feliz y un escalofrío recorrió su cuerpo, se sintió extraño, era como si la cámara hubiera captado su alma, la que creyó muerta hace mucho.

O quizá no fue el aparato, tal vez fueron las habilidades del menor, su destreza para leer su interior por más que había luchado para ocultarse.

Supo que tuvo razón cuando levantó la vista y Jeongguk estaba tan perdido mirándole con aquellos faroles desbordantes de brillo, por primera vez se sintió culpable, quiso apagarle desde que lo conoció sin embargo los papeles parecían estar invirtiéndose, porque Jeongguk le estaba iluminando a él.

Sus ojos picaron cuando el pelinegro se deshizo en una gigante sonrisa, de esas que roban los sentidos.

Entendió que la foto sólo capturó la imagen que Jeongguk había descubierto, que desde hace un tiempo del que no se había dado cuenta ya él le había encontrado y fotografiado el alma con sólo admirarle.

Por primera vez, no supo como defenderse,tampoco se sintió atacado, simplemente no supo cómo había sucedido.

-Eres hermoso Jiminie.

¿Por qué? ¿Por qué no llegaste a tiempo a mi vida Jeon Jeongguk?


































Me extrañaron, yo lo sé 🏃

Atención a cada detalle 👀






Dato curioso que a nadie le interesa: Este ha sido mi capítulo favorito 💕







💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕














See u soon 💜















❄BigBabe_Jeon

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