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¿Estás.. Hablando en serio? Jimin no...





Las luces de la ciudad deslumbraban desde afuera, colores neón en grandes letreros de discotecas y casinos, las avenidas llenas de autos con personas que tal vez culminarán un día ajetreado de trabajo, otras quizá apenas empezaban su noche. A través de la ventanilla de la lujosa limusina había un mundo colorido a pesar de estar pintado sobre la noche, miles de vidas e historias que eran llevadas sobre la espalda de cada persona y sin embargo, Jeongguk no le prestaba atención a nada de ello.

Sus ojos, aquellos dos universos reducidos en una miniatura estaban enfocados en un pequeño cuerpo a su lado, Jimin hacía algo tan banal como destapar una botella de Champaña y servirla en una copa que extendió hacia él y el sencillo acto le pareció fascinante. La elegancia en cada movimiento suyo, en cada minuciosa ejecución a la cosa más sencilla simplemente nunca dejaría de dejarle anonadado.

- ¿Qué tanto piensas? - el nuevo pelinegro le sacó de su momentáneo trance y entonces parpadeó, resolviendo que debía de dejar de quedarse mirándolo como si fuera un psicópata al acecho y rió para si mismo.

Era imposible no volverse un desquiciado por Park.

- Creo que ya has de saberlo.

- No suelo pensar cosas tan positivas, nene, lo sabes - Jeongguk volvió a reír sin saber exactamente si esta vez se debió a que realmente sabía cómo pensaba él o porque había extrañado en demasía que le llamara de esa manera.

- En que eres demasiado hermoso para ser real - Jimin alzó una de sus bonitas cejas acompañando el gesto con una pícara sonrisa y ambos rieron pues su rostro se veía cómico.
- Pero mejor me callo, no quiero darte tantas esperanzas - levantó su quijada y miró hacia la ventanilla fingiendo desinterés.

Jimin a su lado acortó el poco espacio que quedaba entre ellos, acariciando su muslo y olfateando en su cuello su suave perfume. Fue imposible no cerrar los ojos y aspirar profundo junto a un suspiro que logró que Jeongguk volteara lentamente otra vez hacía él, sus rostros de frente cuando el mayor levantó su cara, sus narices rozándose entre caricias mutuas y cuando Jimin pudo abrir sus ojos nueva vez notó como el otro también los había cerrado y no supo cuando.

- No sabes cuánto te extrañé.

Sus labios tocaron los ajenos al recitar las palabras y casi colapsaron juntos de no ser porque el vehículo se detuvo y Jimin se alejó despacio dejando a Jeongguk aún en silencio sin haber contestado a su nueva confesión.

¿Cómo rayos se supone que iría a decir algo?

Nunca imaginó escuchar de aquellos labios tales palabras en primer lugar y lo otro era.. Se congelaba, sus sentidos no respondían como deberían y joder ¿así se sentía la felicidad?

Jeongguk comenzaba a creer que sí.

- Ya llegamos ¿O quieres quedarte aquí? No tengo problemas en que nos traigan la cena hasta acá y...

- Por Dios ¿qué dices? - sonrió - Vamos - el chofer ya tenía la puerta abierta y Jimin bajó primero, no alejándose hasta que el muchacho bajó.

La puerta principal, algunos flashes les sorprendieron y Jimin ya estaba acostumbrado a los chismosos que se hacían llamar reporteros, pero Jeongguk no y quiso golpear a unos cuantos que se acercaron más de lo debido a su cara aún viendo como el chico se incomodaba por ello y agradeció cuando los guardaespaldas que su padre le había asignado casi tumbaron a los hombres impertinentes, sonrió y avivó el paso hacia dentro del restaurante, no sin antes sujetar la mano de Jeongguk y entrelazar sus dedos.

Se acoplaban a la perfección, no habían más pruebas que mostrar, Jeongguk era su mitad faltante.

Una mujer vestida de traje elegante pero reservado les sonrió a ambos al entrar e inmediatamente les guió más allá de las tantas mesas.

Jeongguk lo recordaba. Era el mismo restaurante de aquella vez, la primera vez.

Miró hacia el costado, donde juraba habían estado sentados aquella tarde de su primera salida e inconscientemente sonrió ante los recuerdos. Miró hacia el otro lado, abajo, donde Jimin mantenía su mano sujeta con suavidad, se sentía tan cómodo allí y se preguntaba ¿cómo fue que pasó todo?

- Aquí está su mesa Joven Park, Joven Jeon - la mujer reverenció y Jeongguk se extrañó al escuchar el llamado de su nombre con tal formalidad.
- Todo está listo - la mujer esta vez miró a Jimin.
- Cuando guste, estamos a su total orden.

Jimin le dijo algo que Jeongguk no prestó atención pues se encontró escrutando el lugar.

Era un salón, una mesa en el centro decorada con velas y algunas flores, cortinas blancas cubrían los ventanales que miraban a la gran ciudad y en una esquina había un piano también blanco. Jeongguk se preguntaba por qué estaban ahí y no junto a los demás clientes.

No pudo evitar sentirse algo triste, su mente analizando si quizá Jimin le estaba ocultando ante el mundo y suspiró frente al ventanal donde no supo en que momento caminó hasta allí y sólo cuando unos pequeños brazos rodearon su cintura volvió a mirar hacia atrás.

- Ordené que todo fuera aquí porque sabía que afuera estarían esos buitres - Jimin le dijo, sabiendo que esa carita suya era un indicio que ya conocía.
- Y porque quiero mostrarte algo - le tomó la mano guiándolo a la mesa.
- Pero será luego de la cena - le sonrió y Jeongguk imitó su acción.

Jimin le había aclarado las dudas y ni siquiera tuvo que preguntar.

- Mi padre compró este lugar - dijo luego de sentarse y destapar esta vez una botella de vino.
- Por eso hay reporteros afuera y.. ¿Qué pasa bebé? - Jeongguk no había dicho palabra desde que entraron al restaurante.

Y Jimin ya extrañaba su voz.

- Estoy bien, es sólo que.. - mordió sus labios, no sabiendo exactamente como expresarse.
- Tomaste mi mano allá fuera delante de esas personas y luego estamos aquí solos, yo.. es extraño, nunca salíamos juntos delante de personas.

Jimin volvió a sentir su pecho apretado.

Y Jeongguk volvió a dejarse aquejar por las dudas.

- Quiero que sepas algo - Jimin suspiró antes de seguir. Puso la copa a un lado aún sin beber sorbo.
- Es mi culpa, se suponía que lo que tendría contigo sólo sería pasajero y ahora, ahora sólo quiero estar a tu lado hasta que me digas que no me soportas y que te de un respiro - los labios del menor se doblaron, tratando de esconder la sonrisa que amenazaba con delatar lo mucho que le gustaba oír aquello. Aunque sabía que nunca pasaría, nunca le diría que se alejara.
- Nunca salíamos, lo sé y en cierto modo no era tanto para que no te vieran conmigo, si no porque me di cuenta rápido de que no merecías que te envolvieran en mis escándalos pero al mismo tiempo no quería que te fueras y es, es confuso. Es pasado eso, Jeongguk, no sé cómo lo veas ahora o qué pienses al respecto pero quiero, de verdad quiero gritarle al mundo que tengo conmigo al chico más increíble de la existencia.

- ¿Lo tienes? - Jeongguk tomó el primer sorbo de vino, notando un sabor dulzón.

Y agradeció al cielo, porque la primera vez que tomó vino caro en ese lugar, ¡sabía horrible!

- Aún no oficialmente - Jimin guiñó un ojo hacia él y...

Jeongguk tenía mucho tiempo sin ahogarse con su bebida, hasta ese momento.

- Pedí un vino diferente porque el de la primera vez no te gustó, ¿tampoco te gusta este? - le preguntó luego de ponerse de pie y acariciar su espalda para tratar de mermar la tos.

Luego de reír, claro.

- Lo recordaste.

- Recuerdo cada momento contigo, incluso como tartamudeaste al decir tu nombre, o como solías decir que yo podía ser un secuestrador, o como casi escupiste el vino esa tarde, o como hice que tuvieras una erección bajo la mesa, o como gemiste la primera vez que te hice una mamada, o como.. Ay Dios, ya me estoy excitando.

- ¡Jimin!

- Este es un buen lugar para estrenar ¿no crees? Sexo sobre el piano, creo que sería muy romántico.

Y mientras Jimin visualizaba el momento, Jeongguk casi moría ahogado con el vino.


Pasaron minutos en los que hablaron de sus días, esos en los que no se vieron y ambos volvían a darse cuenta de lo mucho que se habían necesitado.

- Y entonces Yoongi hyung me preguntó que qué clase de agua de calzón me habías dado porque Nam hyung le dijo que no se me paró viendo la porno que me había prestado.

Si, esas cosas.

- Creo que ya me cae bien el chico ese.

- ¿Aún sabiendo que nos besamos?

- Estoy tratando de olvidar ese detalle Jeongguk - el otro rió luego de molestarlo.
- Bien, ya me dió hambre - dijo y una parte era verdad, la otra era porque quería cambiar el tema.
- ¿Quieres el menú o hay algo que quieras comer?

- ¿Hay chicharrón? - Jimin alzó una ceja.
- ¿Tacos? ¿Arepas? ¿Pica pollo? ¿Que los ricos no conocen de lo bueno?

- ¿Que se supone que es un pica pollo? - Jeongguk rió.

- Es pollo frito, acompañado con plátanos verdes fritos también o papas - Jimin alzó las dos cejas juntas.
- ¿Banana verde? Es lo mismo. Lo ví hace tiempo en internet.

A Jeongguk le gustaba investigar sobre comida, siendo la de países latinoamericanos donde encontró platillos que más llamaban su atención.

- Suena a comida chatarra - Jeongguk hizo pucheros y Jimin acarició su mano.
- Pero esto ahora es mío y de mi padre, si pido lodo a la francesa eso tendrán que preparar.

Lo decía en serio, Jeongguk lo supo cuando minutos después tuvieron en la mesa todo lo que el chico pidió, sacando las recetas de internet, claro.

A excepción del chicharrón, los chefs no supieron como prepararlo y para no ir a la cárcel por intoxicación mejor prometieron practicar e investigar más para estar listos en una próxima visita.

- No fue tan romántico como pensé pero estaba delicioso - Jimin abandonó el plato frente a el ya bastante satisfecho.

Jeongguk por su lado, devoraba un muslo de pollo en su mano, los tenedores, cucharas y cuchillos siendo adorno pues todo lo había comido con sus manos.

- Esto es para la historia - Jimin dijo mientras sacaba su celular para tomar una foto de las mejillas abultadas del chico.
- Has logrado que un restaurante de lujo nos prepare comida de países que nunca has visitado cuyas recetas viste en internet.

- Y te ha gustado - afirmó, sus labios viéndose brillosos por la grasa en ellos y Jimin juraría que en otra persona se vería grotesco pero era Jeongguk, él era adorable.

- Ya casi son las once, quiero mostrarte algo - le dijo antes de inclinarse y limpiar el borde de los labios ajenos con una servilleta.
- Podemos comer el postre en la limusina.

- ¿Puede ser helado? - preguntó con entusiasmo y sus ojos brillaban ante la sola mención del postre frío y dulce.

- Si bebé, puede ser helado - Jimin se cuestionaba cada décima de segundo si ese chico era real. Mirando con atención sus labios pequeños fruncidos mientras apretaba el botón en la mesa que avisaba a la mujer que les atendía que necesitaban de su presencia.

Chocolate, no cabía duda que era su sabor favorito, Jeongguk agradeció luego de pedir la orden y se sonrojó cuando la mujer le sonrió bonito, luego a Jimin y salió resonando sus finos tacones en el piso pulido.

- ¿Acaso te coqueteó? - Jimin se cruzó de brazos y sabía que esa no fue la situación pues la fémina siempre fue amable con él también, más le gustaba ver sus reacciones.

- No creo, podría ser mi madre. Oh por cierto, mi madre preguntó por ti.

Y está vez fue él quien se sonrojó.

- Quiero conocerla en persona alguna vez, si tú quieres..

- ¡Claro que si! - dijo casi eufórico y se tapó la boca cuando se percató de que había dicho aquello muy alto, haciendo a Jimin sonreír por milésima vez en la noche.

Era una de las tantas cosas que había extrañado, estar siempre feliz con una boba sonrisa que él lograba sacarle.

No pasaron más de diez minutos cuando estaban otra vez en el vehículo.

Con dos tarros de helado de chocolate.

- ¿No crees que exageraste? - su respuesta fue una sonrisa y ofrecerle una cucharada del contenido en el recipiente, de su cuchara. Jimin aceptó gustoso, saboreando y derritiendo el helado en su boca.

Estaban metidos en su propio mundo cuando el vehículo volvió a detenerse. Jeongguk volteó a su alrededor, encontrando que llegaron demasiado rápido a donde sea que Jimin tenía planeando llevarle.

- Ven - Jimin dijo, poniéndose de pie para abrir el techo corredizo y pudo pararse correctamente cuando abrió este, respirando el aire puro de la noche.

Jeongguk miró al frente notando que en todo momento la ventanilla de cristal que dividía la parte del conductor estaba cerrada y una cortina roja la cubría, dándoles privacidad y en silencio agradeció el detalle.

Se puso de pie luego, saliendo también a la superficie, la mitad de sus cuerpos fuera y la otra mitad aún bajo la calidez del vehículo.
Cabían perfectamente bien los dos en el espacio y entonces fue cuando miró más allá del bonito rostro de Jimin.

Estaban a las afueras de la playa, en la orilla, donde la arena blanca comenzaba a recibirles y no tan lejos habían personas caminando de un lado a otro, cada quien en lo suyo. Luces de los quioscos iluminaban la oscuridad y aquello se veía hermoso, ellos dos siendo espectadores desde arriba en la limusina.

- Pensé en esto pero de otra manera, tu y yo vestidos de blanco, solos en el quiosco más grande -Jimin señaló detrás de Jeongguk indicando el lugar del que hablaba.
- Pero papá no quiere aún dejarme sin sus gorilas - señaló entonces detrás de él mismo, donde un vehículo negro estaba aparcado, quizá también dándoles privacidad y el menor negó con la cabeza.

- Esto es hermoso, cualquier lugar contigo lo es y.. Ya me callo, se supone que tu eres quien me corteja - bromeó, sin embargo Jimin suspiró pesado y estuvo a punto de disculparse sin saber exactamente por qué.

Y se detuvo, cuando Jimin se agachó nueva vez dentro y salió rápido, mordiendo sus labios y mirándole a los ojos.

Quizá reflejando miedo y el sólo pensamiento no le gustó.

- Te juro que quería una mejor oportunidad para esto - volvió a tomar una bocanada de aire y Jeongguk se estaba desesperando.

- Jimin ¿qué pasa? Me estás... ¿Qué es e-eso?

Frente suyo, Jimin abrió una pequeña caja de color negro, dentro algo brillaba y Jeongguk no alcanzó a divisar con precisión el contenido porque sus ojos volvieron al rostro delante que era hermosamente iluminado por la luna.

- Hubiese querido relatarte alguna cursi e idiota historia sobre esto, que era de mi tatarabuela y esas cosas aburridas, pero realmente lo mandé a hacer en la joyería más cara que a Seokjin se le ocurrió.

Sacó uno de los dos colgantes y fue cuando Jeongguk notó que aquello que brillaba eran letras.

PJ

-Tú tendrás este - se acercó hasta su rostro y sus ojos no se apartaron de los suyos hasta que terminó de colocar el colgante en su cuello. Jeongguk miró hacia abajo, tomando entre sus dedos la fina cadena plateada, fascinado con el brillo de las pequeñas piedras adornando las letras.
- Y yo tendré este.

JJK

Idéntico al suyo pero con sus iniciales y Jeongguk imitó su acción, tomando el colgante y colocándolo en su fino cuello, no resistiéndose a rozar sus dedos en su tersa piel.

- ¿Por esto te veías asustado? - preguntó extrañado luego de asegurarse de colocarlo correctamente.

- Estoy - afirmó - Estoy nervioso por tu respuesta.

- ¿Respuesta? - Jeongguk estaba confundido, no entendiendo lo que se le estaba diciendo, sabiendo que habían piezas faltantes.

- Jeongguk - Jimin se acercó a su oído y susurró algunas palabras, como si alguien les estuviese escuchando.

Jeongguk se petrificó.

Su cuerpo pareció estar momificado, sus ojos fijos a la nada y Jimin tuvo que menear sus manos frente a sus ojos para hacerle reaccionar.

- ¿Estás.. Hablando en serio? Jimin no... Dilo otra vez, creo que no te escuché.

Jimin sonrió, grande, sus mejillas casi doliendo.

- Jeon Jeongguk ¿quieres ser mi novio?

Bien, había vuelto a entrar en trance.

- Bebé, yo...

- Si.

- ¿Qué?

- Si, ¡joder si!, si quiero ser tu novio.

Y Jimin no tuvo oportunidad de responder porque sus labios fueron tomados con suavidad pero con rapidez. Su rostro acunado entre aquellas fuertes manos y él se dejó hacer, dejándose llevar por los sentimientos que habían sido contenidos por tanto.

Hasta que una alarma en su celular les interrumpió.

- Son las doce, amor, aún tengo algo más para ti - Jeongguk izó ambas cejas en sorpresa.

¿La noche sería aún más perfecta?

Comenzaba a creer que sí.





































Jeongguk parpadeó confundido cuando estuvieron parados frente al mismo restaurante.

Las luces de afuera estaban apagadas, eran pasadas las doce de la media noche y la hora de cerrar era hasta las once.

La misma mujer les recibió en la entrada con una sonrisa y algunas personas más que vigilaban y cuidaban del lugar.

Entraron, las mesas vacías esta vez y las luces dentro más tenues que horas antes.

El mismo salón donde habían cenado les recibió, esta vez sin la mesa en el centro y Jeongguk estaba aún más confundido si es que aquello era posible.

- Jimin..

- Aguarda aquí por favor - le dijo antes de depositar un fugaz beso en su mejilla y salir corriendo hasta perderse detrás de la puerta al fondo.

La misma se quedó abierta y detrás de ella apareció una figura que Jeongguk nunca imaginó ver allí.

- ¿Yoongi hyung? - preguntó con sorpresa mientras el otro se acercaba con desinterés y sus manos en los bolsillos.

- Hola, mocoso fetichista - sus palabras mezclándose con un largo bostezo.

- No entiendo, ¿ustedes son amigos? ¿Por qué estás aquí? - le preguntó bajito, su rostro en un gesto casi infantil y Yoongi quiso apretar sus cachetes.

- Si por mi fuera estaría durmiendo o follando ¿bien? Pero Park me pagó para que hiciera esto y quien me da dinero me cae bien, aunque sea Park y lo odie ¿okey?

Jeongguk quiso reír, porque las dos veces que mencionó aquel apellido su rostro permaneció tranquilo tan diferente a semanas atrás.

Algo pasó y Jeongguk no se enteró.

- ¿Te pagó? Pero...

Se detuvo cuando el sonido de la puerta resonó y vio un ángel... O ¿no?

Jimin vestía de blanco de pies a cabeza, la camisa suelta que casi no tocaba su piel, pantalón de tela suave y sus pequeños pies descalzos.

Cuando volteó su rostro no vio a Yoongi donde había estado.

Jimin se desvío de su camino hasta él y entonces se dió cuenta. Yoongi estaba sentado en el pequeño banco frente al piano de cola, Jimin se detuvo a su lado, mirando a sus pies y sólo hasta ese momento lo supo.

Jimin estaba en posición.

Iba a bailar, lo haría después de años.

Jeongguk retrocedió todo lo que el espacio le permitió y vaya que era amplio.

La melodía comenzó a resonar y si no fuera porque no quería perderse del más mínimo movimiento de su novio podría jurar que volaría si cerraba los ojos, Yoongi hacia magia con sus dedos.

La música era el cielo y Jimin las alas con las cuales quería recorrerlo.

Su boca se abrió cuando su chico comenzó a deslizarse con destreza, sus manos cortando el aire con precisión, sus dedos extendiéndose con delicadeza, sus pies, Jeongguk podría asegurar que sus pies ni siquiera tocaban el suelo.

Jimin no estaba bailando. Jimin estaba flotando, fue uno con la melodía, fue uno con el aire.

Su rostro, sus expresiones de calma, aquella sonrisa que le dedicó al terminar de ejecutar un salto triple y caer al piso como hoja que se desprende de su árbol.

Un ser etéreo, perfección, empíreo, hermosa mezcla.

Fue la primera vez donde se dió cuenta.

Jimin podía ser anfitrión del Edén y también del infierno. Cuando quisiera.

La melodía se silenció y Jeongguk no pudo moverse, sus pies no le permitían ejecutar y fue Jimin quien cruzó todo el salón para llegar a su lado, dándole un beso con aires de inocencia, sin mordidas o succiones de por medio, solo sus bocas juntas en un apretado junte.

- Sólo practiqué una semana, lo de Yoongi fue idea de Nam - dijo entre sus labios y a Jeongguk le daba gracia como Jimin usaba los honoríficos sólo con Seokjin y no siempre.

- Te juro que me dejaste sin palabras - sus largos dedos quitaron algunas hechas de su rostro que se habían adherido por el sudor.

Ninguno de los dos se dio cuenta cuando el mayor de los dos salió hasta escuchar la puerta cerrarse.

- Sé que aún me odia pero haré todo lo posible para ganármelo a él también - suspiró - Fuera de lo que haya pasado antes, sé que lo quieres como tu hermano y bueno, es un chico leal.

- ¿Cómo lo sabes? ¿Hay algo que no me hayas dicho?

- Digamos que, él me ayudó a darme cuenta que aún tenía esperanzas contigo - sonrió de lado, acariciando el brazo donde sabía que yacía el tatuaje bajo la tela.
- Te lo contaré luego - le abrazó, hundiendo su rostro en su pecho y Jeongguk le acarició la espalda, un beso en su cabello despeinado y los minutos pasaron así, aunque para ellos el tiempo parecía haberse detenido.

- Me siento orgulloso de ti- Jeongguk rompió el cómodo silencio, volviendo a repetir aquella frase que le había dicho hacía algún tiempo y Jimin se aferró más a su cuerpo, felíz por el mérito.
- Rompiste tu propia barrera.

- Practicaré más. No recordaba lo mucho que amaba sentirme así - levantó el rostro para mirar al más alto a los ojos, aquellos ojos oscuros que le observaban con admiración.
- Tú fuiste parte fundamental de esto.

- Te juro que creí estar viendo un ángel, amor, en serio eres increíble - Jeongguk volvió a besarle y supo que algo cambió cuando su labio inferior fue mordido y succionado con morbo.

- El ángel se fue cuando la música paró, y el demonio que tomó su lugar quiere que lo folles ahora encima del jodido piano.

Vaya manera de romper el momento.

Jeongguk jadeó cuando Jimin apretó su entrepierna y rompió los botones de su camisa, dejando su pecho y abdomen al desnudo ante su hambrienta mirada.

- Te duró mucho lo romántico, ya me había extrañado.

- Te amo, bebé - soltó con voz inocente fingida mientras masajeaba la ya dura erección de su chico en sus manos.
- Ahora, quiero saber si no has olvidado lo que te he enseñado.

- También te amo - le respondió, acariciando con el pulgar los labios pomposos.
- Haré una pequeña variación esta vez.

Jimin detuvo su mano, enarcando una ceja con curiosidad.

- Te haré el amor, porque anhelé demasiado tenerte conmigo todos estos días y luego...

- ¿Y luego? - preguntó juguetón.

- Te mostraré que el alumno puede igualar al maestro.

En sus manos, la hebilla del cinturón brillaba bajo la luz opaca. Jimin conocía esa prenda.

Era la misma de aquella noche lluviosa, en el auto.

Jimin miró los pantalones ajenos, notando como el botón ya se encontraba fuera de su sitio.

¿En qué momento Jeongguk quitó la prenda de su cintura?

- ¿Quieres ahorcarme con eso? - el otro sonrió de lado, humedeciendo sus labios.

Jimin sonrió cómplice.

- Tengo una fantasía con ser el que domina ¿Me das permiso?

- Tienes total potestad - su lengua se asomó entre sus labios, provocándolo.
- Arréglame o destrúyeme, sólo tú puedes hacerlo.


La vida es un constante giro. La tierra siempre rota.

Entonces, en el amor y el sexo, también es válido.














Lo admito, me gusta dejarles en suspenso 😂





Todo mundo get ready para el viernes 21 ,se nos viene Dynamite!!!!




Imaginé a Jimin bailando aquella versión contemporánea de I Need U, ustedes también háganlo, es simplemente hermoso 💕


💕Denle mucho amor a los bebés siempre 💕















No lo supero, nunca lo haré 😍











See u soon💜














❄BigBabe_Jeon

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