El Aprendiz de Zeus Cap.8

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—¿Estás mejor? —me reuní de nuevo con Zeus dos días después en el coliseo del Olimpo, mi cuerpo ya estaba mejor y me sentía más animado.

—Como un ave al volar —respondí estirando mis brazos y piernas.

—Excelente. Probemos otro método para sacar tu poder.

—¿Cómo qué? —pregunté sin parar de calentar.

—Si piensas como aquella vez tal vez explotes de nuevo, intentemos co…

—Antes de que digas tu idea, quiero que veas esto —ayer estuve todo el día sin hacer nada y quise intentar algo. Le mostré mi puño cerrado y lo apreté con fuerza, unos cuantos rayos empezaron a salir, no era tanto pero era suficiente.

—Vas tomando camino —comentó sin impresión —. Intenta hacer eso mismo, pero ahora diferente. Guíalo.

Sólo miré atentamente mi puño ayer, nada más. Empecé a ver mi mano con rayos alrededor, no sé qué tenía que hacer, ¿aumentar las descargas? ¿Guiar los rayos por todo mi cuerpo o crear algo?.

En un momento los rayos empezaron a salir más cubriendo toda mi mano.

—Probemos algo —miré a otro lado con mi puño apretado.

—¿No te estás apresurando? —preguntó Zeus con una ceja levantada.

—Debo aprovecharlo —miré la pared del coliseo y apunté mi puño en rayos para disparar.

Mantuve por unos segundos mi puño apuntado en la pared esperando a que unos rayos salieran disparados contra la pared pero no pasaba nada, intenté mover mi puño muchas veces y al final no pasaba nada.

—¿Piensas… Disparar? —preguntó el Dios del Trueno sin entender mis actos e intentos.

—Yo deber… —giré por un segundo mi cabeza para ver a Zeus con mi puño apuntado y en ese momento se disparó solo un rayo y chocó destruyendo una parte de la pared del coliseo.

(Ay...)

Cuando disparé caí al suelo por la intensidad del disparo, se sintió alucinante disparar eso pero ni siquiera sé cómo lo hice.

—Eso… Fue… ¡Asombroso! —exclamé en el suelo —¿Viste eso?

—Sí —respondió fríamente y estoico.

Estuve todo el día concentrando rayos en mi puño, cuando concentré una gran cantidad la disparé contra un muro eléctrico que creó Zeus para no destruir el coliseo. Los disparos eran leves pero destruían mucho, Zeus estaba impresionado porque decía que no sabía usar su poder pero que tenía un gran daño y una gran potencia.

Estaba anocheciendo y avancé mucho, concentré ahora mis dos puños y disparé dos rayos, estuve concentrado y aprovechando mi poder, concentré muchos rayos en mis manos y las junté y formé una gran concentración eléctrica y disparé un destello eléctrico y salí volando, caía al suelo pero me gustaba.

—¡Esto es genial! —nunca me divertí tanto por solo hacer una cosa, era entretenido de hacer y tener. Zeus no me decía nada, solo se mantenía cruzado de brazos y serio mirando mis distintos disparos.

—Si piensas que éso es genial, entonces mira ésto —el brazo derecho de Zeus se convirtió en un brazo eléctrico y disparó un enorme, luminoso y poderoso destello eléctrico, el impacto causó una gran destrucción en el coliseo.

—¡No me jodas! ¿Yo podré hacer eso más adelante?

—Si mejoras tus poderes, sí. Ya parece que puedes concentrar tu poder en tus puños, pero te falta mucho. Bien hecho.

Escuchar eso último se sintió bien, parecía estar un poco orgulloso pero todo avanza lentamente, me sentí bien y aceptado finalmente.

—Ven mañana, a la misma ahora, ni un minuto más. Mañana empieza lo verdadero —cuando terminó se fue a través de un trueno.

Ahora va a empezar lo bueno, es emocionante, mañana tendré un entrenamiento verdadero con Zeus, todo esto me causa emoción y no sé si podré esperar más.

—¡Sí! —alcé mi puño al cielo y por accidente disparé un rayo sin haber reunido mi energía. Miré el rayo  subír poco a poco por el cielo dorado a punto de caer por la noche —Tal vez no lo noten —corrí fuera del coliseo y me dirigí a la forja de Hefesto que quedaba detrás de su templo bajando unas pequeñas escaleras aparte de las grandes.

Duré mucho para llegar allá, nunca corrí, subí y bajé tanto en mi vida como la que hice para sólo ir a visitar a Hefesto. Entré adonde se encontraba, estaba martillando una espada en un yunque.

—¿Sabes… lo que… me costó llegar… aquí? —estaba enojado y cansado.

—Se nota. Aprecio tu visita pero supongo que viniste por algo —era cierto.

—Vine para "experimentar" con una de tus espadas, hachas, con lo que sea
—le dije la razón por la que vine.

—¡No, eso sí que no! ¡Tú rompes mis armas! —se enojó por eso, destruir una de sus espadas es como quitarle algo especial.

—¡Lo siento! Sólo déjame hacerlo por esta vez —supliqué.

—Está bien, haz que valga la pena.

—No te arrepentirás —le aseguré. Hefesto sacó una espada de doble filo que estaba junto a otras y me la entregó, tomé la espada con las dos manos y concentré mi energía, la espada en segundos se convirtió en una espada eléctrica luminante.

(Pude hacerlo de nuevo)

Hefesto estaba sorprendido y se puso unos lentes de sol invocados de la nada para ver mejor la espada con rayos a su alrededor con fuerte iluminación.

—¡Lo hiciste, Tom! —me felicitó estando muy sorprendido.

—Pude practicar muchas cosas y inventar el día de hoy. Podré electrocutar y tomar cualquier cosa como Zeus —concentré más energía en la espada y se iluminó más, incluso creí que iba a explotar.

—No presumas tus poderes —puso expresión envidiosa.

—¡Sólo mírala! Una espada eléctrica hecha por mí.

—Em… No del todo. Yo hice la espada y tú sólo le agregaste algo —arruinó el momento.

—Como sea.

***

Me quedé dormido en el coliseo, estuve entrenando toda la noche perfeccionando y dominando lo que podía hacer, pude crear algo nuevo anoche: pensé en una espada en mi mente y por arte de magia creé una entre mis manos, larga y de rayos color azul marino, y la blandí con facilidad.

—¿Estuviste toda la noche practicando? —Zeus aparece detrás de mí sorprendiéndome con su aparición.

—Valió la pena —musito levantándome del suelo—, ahora puedo hacer esto —creé con mi mano derecha una espada eléctrica.

Presumí la espada frente a Zeus y éste creó una más larga y potenciada de rayos.

—¿Qué tal si tenemos un combate?
—propuso.

(Oh... Por...)

—B-Bien. Enfrentarte es mejor que enfrentar a Ares.

Zeus blandió su espada, lo esquivé echándome para atrás a tiempo, no dejó que me preparara. Le devolví el movimiento con mi espada pero se movió con sus rayos y desapareció. Mientras lo buscaba veía que aparecía y desaparecía entre sus rayos en el aire y en diferentes partes del coliseo.

—¡Oye! Yo no puedo hacer eso —presumía su poder dejándome sin opciones y sin ideas.

Como se movía empecé a disparar en diferentes partes cuando se detenía pero se iba al momento.

(Es hora de pedirle que me enseñe eso)

Zeus dejó de moverse y desapareció generalmente, no lo veía y tampoco escuchaba el sonido de los rayos. En ese momento, recibí un puñetazo en mi pecho mandándome a volar.

DESTELLO DEL DIOS TRUENO —escuché a Zeus decir eso y, mientras volaba directamente al muro del coliseo, apareció detrás de mí y me detuvo para que no chocara —. No estás preparado para ocasiones como ésta, no sabías qué hacer... —Zeus terminó de sermonear y me golpeó la espalda y caí al suelo por el inmenso dolor.

Solté un grito muy fuerte, era como una apuñalada en la espalda, era fuerte y poco soportable.

Cuando me recuperé empecé a entrenar con Zeus de nuevo, se tomó el día para enseñarme cosas simples, pero útiles, entre ellas me enseñó a detectar energías y hacer que mi cuerpo soportara cargas y rayos sobresalientes con mucha presión, en pocas palabras: cómo hacer que mi energía interior saliera y que mi cuerpo soportara la intensidad.

—Concéntrate y mantén el equilibrio
—me decía qué hacer, intentaba no entrar en pánico y en desesperación por pensar que algo podría salir mal, era estresante pero intentaba todo para calmarme.

Miré mi cuerpo y vi que rayos me rodeaban por todos lados, me sentí equilibrado y me puse recto frente a Zeus.

—Bien, progresas muy rápido. Excelente —cada vez que hacía algo Zeus me apoyaba y me daba ánimos.

Cuando aprendí a sentir energías detecté a todos, Atenea, Afrodita que estaba junto a Hefesto en su templo y Apolo que estaba con Artemisa, otra diosa hermosa a quien pude conocer.

El entrenamiento de hoy terminó, ahora podía tener rayos recorriendo mi cuerpo y verme bien y poderoso.

—Atenea me contó tu historia, lo más curioso es tu cabello —él y yo estábamos sentados arriba del todo en el palacio principal del Olimpo.

—Sí, pero me gusta en realidad. ¿Sabes? Mi nombre no fue elegido o inventado por mí o mis hermanos, cuando ellos me encontraron vieron una nota con mi nombre "Tom McFly". Siempre quise saber mi origen pero nadie ni nada tiene una respuesta de ello, siquiera un cuento o un detalle sobre quiénes eran mis padres y de dónde vengo.

—Mírate ahora, eres un Semidiós del Olimpo ya que tienes mis poderes y pareces ignorar tu historia.

Escuchar al mismísimo Zeus decir que era un "Semidiós", en tierra prohibidas para gente como yo, me hacía sentir especial y a la vez un poco mal. A veces pensaba que no debía portar éste poder, por otro lado, debería sentirme orgulloso de tenerlo y sentirme venerado y agradecido de que unos dioses me ven como uno de ellos.

Zeus puso una mano en mi hombro y giré para verlo, tenía una sonrisa que transmitía apoyo y confianza.

—Te has ganado noblemente un puesto aquí.

Le devolví la sonrisa luego de haber procesado sus palabras.

—Gracias, Zeus.

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Ahora empieza lo chido. Nuestro protagonista empieza a dominar su poder lentamente y su lazo con el dios principal del Olimpo crece cada vez más haciéndose el Aprendiz de Zeus. Les pido amablemente que voten y comenten lo que se les venga s la mente con el entrenamiento y el estado de Tom.

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