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Martes 7 de Abril del Año 217
El Cielo
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Los 10 Mandamientos, un grupo celestial formado por diez Arcángeles de alto rango y jerarquía de la primera generación de Árcangeles, entre ellos:

Rael, el Mandamiento de la Fe. El segundo al mando del equipo haciendo notar mucho tal puesto, actitud arrogante, segura y a veces rústico y necio, olvidando que es Jeztes quien está a cargo, y a veces se puede pasar y creerse el líder de los Mandamientos y siempre querer llevar la contraria; de cabello castaño y rizado con color de piel clara y ojos y el rostro de todo un travieso calculador, su forma de discutir las cosas es mediante un combate. Sin embargo, a pesar de ser como es, defiende y protege su tierra amada donde ha vivido milenios y ha sido testigo de todos los cambios.

Braum, el Mandamiento de la Justicia. La "ofensiva" que jamás falla del grupo y descrito por otros como "el tanque", gigante y corpulento, cabeza rapada y un bigote grande y marrón, de ojos oscuros, actitud amable y noble, pero a veces rencoroso y rígido, se destaca más en comer y mantenerse en forma, además, le gusta asistir y entrenar a nuevos guerreros Ángeles y darles motivación para ser nobles y fuertes, se pone a él mismo como ejemplo y es un maestro en armas.

Jeztes, el Mandamiento de la Bendición. Un Elfo reclutado del Clan de los Elfos por el Rey Ángel, Sebastián, para ocupar el puesto perdido de Mandamiento de la Bendición y ser el líder del grupo, de aspecto pálido con cabello largo y blanco liso, ojos claros, buenos modales, un mago Elfo muy fuerte y con distintas actitudes a la hora de dar una orden, además de evitar que Rael haga una locura sin su permiso.

Zamael, el Mandamiento de la Suerte. Un Arcángel de aspecto joven, temeroso en recurrentes situaciones pero valiente y rudo frente a sus hermanos para no ser el miembro más débil, de cabello castaño claro y corto, ojos azulados de piel clara y apariencia de adolescente, flaco y un poco alto, pero con un inmenso poder oculto y verdaderos sentimientos.

Leonardo, el Mandamiento de la Razón. El Arcángel más carismático y guapo de los 10 Mandamientos según muchos por su actitud frente a todos y a su hermoso aspecto, hecho que a Rael le enoja, pues dice que nadie se le puede comparar y Leonardo no le gana con el tema de quién tiene más carisma. Honesto y amigable, divertido y un poco egocéntrico, moreno de cabello oscuro y largo y lacio, casi como el de un caballo; ojos color café y una sonrisa traviesa, corpulento y fuerte.

Iriel, el Mandamiento de la Verdad. El más callado de los diez hermanos, puede mantenerse callado pero en una situación difícil sus palabras y oraciones cortas valen oro con su voz suave, sólo habla cuando cree que es necesario, pues sus acciones en silencio y sus gestos pueden decir mucho más que sus palabras. Es el profeta del equipo. Silencioso, perspicaz, ágil y habilidoso contando con su gran fuente de información con el pasar de los años y su fanatismo con la historia y los libros, de palabras puras, honestas y fanático del blues desde que se inventó el género musical. Rubio con un peinado hacia atrás, un tanto flaco haciendo notar su color de piel similar al de Jeztes con unos ojos verdes y curiosos.

Camila, la Mandamiento del Amor. Otro Elfo de parte del Clan junto a Jeztes, su pareja, ocupando un importante puesto y papel dentro de su familia. Como Mandamiento del Amor, debe expresar su apoyo y su cariño con todos y demostrar que el Amor puede cambiarlo todo y dar felicidad. Destaca más en sus habilidades físicas y un excelente manejo del arco, su cabello es gris y siempre va en una coleta; un poco tímida pero tenaz a la hora de actuar, con los más puros sentimientos y afecto hacia su grupo y con la Facción, Iriel le enseñó la música blues pero terminó amando el pop y las plegarias de sus mismos Elfos.

María, la Mandamiento de la Paz. La principal líder y matriarca dentro del grupo en el lado femenino, puede llegar a ser tan ruda y madura que podría actuar como la madre de todos, pero en el fondo oculta su lado tierno y hermoso que una Arcángel puede poseer, y su vicio por el helado; su opinión dentro de los diez vale mucho, así que siempre estará cuando se le necesite y sus consejos y discursos son muy inspiradores, y que no se atrevan a meterse con sus hermanos y con los Ángeles y los Humanos. Su lindo rostro destaca su belleza con unos perfectos labios rosados y una nariz fina, sus ojos son marrones y su mirada puede ser de águila, su cabello es marrón corto hasta sus hombros y le gusta mantenerlo en forma de hongo, peinado y esponjoso.

Karina, la Mandamiento de la Pureza. Como María, lidera y guía a sus hermanos y hermanas a la luz cuando se sienten perdidos y mal, le gusta batallar y defender la justicia, es fuerte, poderosa y prometedora, inmutable y dura, siempre portando grandes armaduras y su historial en batallas admirables, virtuosa entre los guerreros y reconocida en El Mundo de los Ángeles Caídos, Facción donde su pasión es tener espíritu guerrero, es vista como la Ángel de la Guerra, las Valquírias le rinden tributo y es su inspiración para hacerse fuertes y defender al mundo de cualquier peligro, ella es quien ha criado y enseñado todo lo que sabe a Zamael y le encantan los jugos naturales. De cabello oscuro y corto también, con ojos azules.

Y Leona, la Mandamiento de la Virtud. La más hermosa y verdadera Ángel que puede existir en el Cielo, su cariño es mucho y siempre querrá decirte algo bonito, sus hechizos son muy efectivos y es una pieza clave en combates grupales, es muy apegada a Leonardo, ambos son inseparables y son el dúo que le dan ánimo a todo a su alrededor con el fin de sacarle una sonrisa a sus hermanos y a los Ángeles. Su pasión es cantar y bailar, muchos se amontonan solamente para escucharla cantar y le gustan mucho los animales. Su cabello es castaño claro, su piel muy blanquecina con unas cuantas pecas en su rostro y unos ojos color miel, siempre que hace frío se le enrojece su nariz y sus orejas.

Todos con una tarea importante otorgada desde que nacieron: proteger al Cielo y a los Humanos de todo peligro universal.

Los Mandamientos tienen su importante puesto en el Cielo y su popularidad igual al rey por ser inmortales y haber visto muchas generaciones comenzar y al final irse. La razón por la que dos Elfos son parte del equipo es porque dos antiguos integrantes murieron en manos de unos viejos enemigos de los diez hermanos en especial llamados Los 7 Pecados Capitales, Demonios creados por Lucifer y quienes recibieron su castigo al cometer tales actos de asesinatos.

Ellos tiene su propio cuartel privado en el centro del Cielo, donde lo planean todo, duermen y descansan.

¿Que qué estaban haciendo ahora?

Holgazaneando.

—Jaque-mate, Braum —Iriel estaba jugando ajedrez con Braum, y era ya una de tantas partidas perdidas para Braum.

—Tengo miles de años sabiendo cómo jugar esto y nunca te he podido ganar
—dice Braum ocultando un enojo de niño queriendo golpear la mesa y el tablero donde ambos estaban jugando sentados en dos sillas.

—Qué... ¡Aburrimiento! —gritó Rael Travers, quien estaba echado totalmente en un sofá con flojera, mirando lejos y viendo a sus hermanos haciendo diferentes cosas para no estar quietos y aburridos.

—Y ni siquiera Sebastián nos da un misión, al menos una de reconocimiento —agrega Zamael con tono aburrido sentado en una silla lejos de todo.

—Síp, otro día aburrido —espetó Rael, Camila estaba a su lado, sentada derecha y totalmente tranquila —. Oye, Cami, recuérdame cuántos días tenemos sin una misión.

—Una semana —respondió la Elfo de inmediato y todos se detuvieron.

—¿Una sola semana?

—¿Es en serio?

—Los viejos tiempos no eran así.

—¡Oigan, oigan! Tranquilos, después de todo, nos merecemos un descanso después de tanto tiempo sirviendo sin descanso —decía Leona, estaba sentada en el suelo tejiendo unos guantes para el frío arriba de una alfombra.

—Sí pero... No, no estamos acostumbrados a tanta tranquilidad —replicó Rael.

—Nadie aquí está acostumbrado a relajarse —corrobora Leonardo quien se miraba a sí mismo en un espejo.

—¿Ahora se quejan porque no hacen nada? Antes se quejaban porque nos daban misiones "aburridas" —opinó Karina totalmente echada en el suelo mirando el techo cerca de Leona.

—Sí, bueno, la inmortalidad aburre a veces. ¿Dónde están María y Jeztes? —preguntó Rael mirando a los lados.

—María está comiendo helado en su habitación a escondidas creyendo que nosotros no sabemos que lo hace, y Jeztes salió un momento —contestó Karina.

—¡María, dame helado! —Rael se levantó del sofá de inmediato y corrió al pasillo donde estaban las habitaciones de todos en busca de su hermana.

—Mala idea —comentó Braum.

—Nadie puede interrumpir a María comiendo helado y menos pedirle. Saldrá mal —Zamael rió irónico al final.

Leonardo dejó de verse y se dirigió a la cocina, unos segundos se escuchó un portazo en el pasillo de las habitaciones, después se vio a Rael volviendo a la sala con la nariz roja.

—¿Y bien?

—Oh, me fue de maravilla. Le pedí helado entrando a su habitación ¡y me sacó a la fuerza y me cerró la puerta en la cara!

Braum rió un poco bajo para no hacerlo a carcajadas.

—No te burles, bigotón

La puerta de entrada al cuartel se abrió y se dejó ver en la entrada a Jeztes, estaba de espaldas con la cabeza girada para ver a sus compañeros.

—Equipo, traigo noticias y una pequeña misión —reveló Jeztes sin entrar al cuartel.

—¿Misión?

—¡Dijo "Misión"!

—¡Alto! —Rael levantó la mano y la sala calló —¿A qué te refieres con una "pequeña misión" y por qué estás de espaldas?

Jeztes llevaba un cinturón abrochado en su espalda de varias maneras con correas en su cintura y otras dos en los hombros forrados en tela suave.

Todos en ese momento le prestaron atención a Jeztes y a su raro acto de estar de espaldas. El Elfo entró y cerró la puerta, en ese momento se dio vuelta y reveló que tenía un portabebés puesto con una bebé en ella, una bebé de cabello y ojos rojos.

—¡Oh, rayos! —Rael se ocultó rápidamente detrás del sofá.

—¡Alerta roja, ultra roja! —Braum deshizo el tablero de ajedrez y se ocultó detrás del sofá también con Camila enfrente y su corpulencia notable aun así estando escondido.

Karina se levantó y señaló a la bebé con intriga.

—Jeztes, ¿qué-es-eso?

—Es una bebé —respondió Jeztes como si fuera algo obvio —, ¿qué no es obvio? Tienen años viendo niños, ¿y no saben lo que es un bebé?

—Una bebé...

—¿Y qué hace una bebé en el cuartel? —cuestiona Rael.

—¡Una bebé! —Leona dejó de tejer y se levantó tomando y cargando enseguida a la bebé para luego sonreírle y recostarla contra ella para darle un abrazo.

—¡Leona, suelta esa cosa!

—¡Rael!

—¡¿Qué?! ¿Qué sabemos si eso es un bebé? ¿Quién sabe si no es una bomba-bebé?

—¿Bomba qué...?

—¿Qué tonterías dices?

—Deja de ver películas de espías.

Leonardo llegó a la sala después de su trayecto a la cocina y vio a su hermana con la bebé.

—¡Mira, Leo, una bebé! —María le extendió con cuidado la bebé a Leonardo y éste se acercó con prisa tomando a la pequeña ser.

—¡Oh, por Dios! ¡Miren a esta preciosidad de niña! ¡Es la nueva generación del mundo!

—No lo sé, Leonardo, esta nueva generación no me cuadra —opina Braum aún oculto detrás del sofá.

—Muy bien. La noticia que traigo es que no haremos totalmente nada hoy —continúa Jeztes y todos se desaniman —, pero me encontré con Jenissia Magdanol con su hija, que es ella, y me pidió que le hiciera el favor de cuidarla una tarde, con eso me referí a la pequeña misión, que es cuidar a esta niña toda la tarde.

—¿Esa niña es hija de Jenissia? —Rael se acercó a la niña en manos de Leonardo al igual que todos en ese momento —¿Por qué Jenissia te pediría que cuidaras de su hija? —Jeztes se encogió de hombros sin tener la respuesta.

—¿Será que Sebastián le dijo que nos la dejara para que hiciéramos algo? —preguntó Karina.

—No lo creo.

—Mírenla, tiene los ojos de su madre —menciona Iriel y todos miraron los ojos de la niña.

—Oh, es verdad, y parece que Tom es su padre, tiene el cabello rojo —dijo Braum impresionado por el aspecto de la bebé.

—¡Pues claro que es de Tom, Braum! ¿Quién más podría ser el padre de esta niña? ¡Ambos se casaron!

—Ehm... Sí, lo siento, no estoy acostumbrado al romance, las bodas y a los bebés. No sé cómo funciona todo eso...

—¿Cuál es su nombre? —pregunta Camila.

—Melissa McFly, tiene un año —todos se impresionaron al escuchar el poderoso nombre de la niña.

—Alto, significa entonces que es una Ángel. Entonces ahora será una bonita Ángel con los poderes heredados se un Humano, eso seguro.

—Oigan, ahora que lo recuerdo, ¿qué Dios no dejó la ley de no unir Ángel con Humano? —todos en ese momento miraron a Iriel. Tenía razón, Dios dejó muchas reglas y evitar el contacto entre Ángel y Humano era una de las más importantes a seguir y respetar.

—¿A quién le interesa en estos momentos las reglas de nuestro padre? —replica Rael, todos lo apoyaron en ese momento —Nuestro padre era terco, y ya estamos en otros tiempos. Y sí, tienes razón, ¡pero mírala! No podemos deshacernos de ella, y está claro que es una de nosotros —Rael tomó a Melissa y la cargó elevándola al aire arriba de su cabeza. Melissa estaba tranquila y muy curiosa por tener a gente nueva a su alrededor, no tenía miedo ni lloraba, más bien estaba riéndose ahora porque Rael la subía y bajaba sin parar al aire.

Camila tomó a Melissa a tiempo quitándosela a Rael.

—Ten más cuidado, Rael, es una pequeña niña —regaña Camila con suavidad contemplando su lindura de niña. Melissa vio a Braum y quiso estar con él, se acomodó entre los brazos de la Elfo y estiró los suyos hacia Braum ya de pie y al lado de Camila —. Quiere que la cargues, Braum.

—¡No, tengo miedo! ¡Dios, ayúdame!

—¡No seas cobarde, bigote!

—No tengas miedo, Braum —Leona se le acercó y intentó ayudarlo —. Sólo acércale tus dos manos y tómala con cuidado.

—No puede, ¿no les ves las manoplas? ¡La va a aplastar!

—Silencio, Rael, no ayudas —espetó Leonardo.

Braum siguió las instrucciones de Leona y correspondió al llamado de Melissa. La tomó con cuidado y la elevó un poco dejándola cerca de su rostro, la niña río extrañamente y puso una de sus manos en el rostro de Braum cerca de su mostacho. Braum también se rió porque Melissa reía y por lo equivocado que estaba.

—¡Eres un nuevo Ángel bendecido por...! ¡Aaaaah!

De repente, Braum gritó de dolor con fuerza. Melissa había tomado su bigote y había tirado de él. Leona había tomado a Melissa rápido mientras que Braum retrocedió y causó un pequeño desastre derribando la mesa donde jugó ajedrez mientras se tomaba los labios con sus manos. Zamael y Iriel lo sentaron en el sofá, Braum parecía que iba a llorar, Iriel recogió todo el desastre, Rael solamente se reía a burlas mientras que las mujeres revisaban con Jeztes que todo estuviera bien con Melissa y que no fuera a llorar por el ruido.

—¿Cómo está? ¡¿Cómo está el bigote?!
—Braum alterado sacudía a su hermano Zamael con fuerza, sin tomar en cuenta que era flaco y le dolía, buscaba respuestas del estado de su perfecto bigote.

—Está bien, no te pasó nada. Nada más te jaló un poco —responde Zamael mirando que todo estaba bien con su bigote.

—¿Que me jaló un poco? —el gigante se levantó y se miró en el espejo donde Leonardo se veía antes —¡Esa niña casi me mata! —señaló a Melissa como la culpable.

Melissa solamente se rió y aplaudió en brazos de Leona sin dejar de ver a Braum, Rael se seguía riendo por lo ocurrido. Del pasillo salió María a toda prisa y exaltada.

—Vine tan rápido como pude, escuché un grito. ¿Qué ha pasado? ¿Cuál es la situación?

—Nada. Estamos cuidando a la hija de Tom y Jenissia. El grito que escuchaste fue Braum, le jalaron el bigote —Rael volvió a reír cuando le explicó todo a su hermana.

—Alto, alto, alto. ¿La hija de Tom y Jenissia? —María vio a Melissa en manos de Leona y se alteró —¡¿Qué hace eso aquí?!

—María, no le digas eso —le regañó Jeztes.

—Me pregunto si podrá caminar —comentó Leonardo, a Leona se le ocurrió probar la idea y la bajó dejándola lentamente de pie sosteniendo sus pequeñas manos.

—Vamos, Melissa, camina hacia tu tía María.

—¡¿Tía María?! —a María no le gustaba eso.

Melissa caminó un poco, para tener un año sabía caminar pero no lo dominaba, y al final cayó pero no sufrió un daño, y empezó a gatear en dirección a María.

Leonardo se puso a un lado del camino y se agachó mirando con una sonrisa a Melissa que gateaba.

—¡Vamos, vamos, vamos! —el Arcángel la apoyaba en su trayectoria, poco después Braum se le unió para apoyarla sin dejar de sostener su bigote.

—No, linda y dulce bebé, no vengas aquí y... regresa con ellos —María ocultó parte de su cuerpo en el pasillo para evitar que Melissa se le acercara.

—Créenos, si la tomas, verás que se sentirá bien —le aseguró Leonardo. María se animó un poco y la dejó acercarse, luego la cargó y la acercó. Melissa puso una mano en su rostro y luego se rió sola.

—Oigan, no está nada mal. Auch —Melissa deslizó su mano y jaló accidentalmente un rizo de María.

—¡Ven! ¡Esa niña es un peligro!

—¡Tranquilo, Braum!

—Debe tener hambre, ¿hay algo para darle de comer? —preguntó Zamael.

—María, busca y dale de tu helado.

***

El grupo enseguida se encariñaron con la pequeña Melissa, la sentaron en el medio del sofá con un gran pote de helado de fresa mientras que Camila le daba bocados pequeños como una madre, le hacían la "técnica de la cuchara con forma de avión que tiene helado" para que Melissa comiera, y la niña abría su boca y comía con todo placer. Todos estaban sentados alrededor, algunos en el suelo, otros en sillas y de pie.

—¿Está bien que le demos helado a una bebé? —le preguntó Iriel a Jeztes.

—No lo sé... —respondió Jeztes dudando si en realidad fue buena idea dejar que le dieran helado a Melissa.

—Parece que sí. O sea, está comiendo, ¿no? Está comiendo... comida, sí... El helado es... comida. El helado es comida, ¿cierto?

—¡Claro que el helado es comida! —afirma María a su parecer —Es helado proveniente de París, esa ciudad tiene los mejores postres, pan, y el mejor helado del mundo.

—¿Saben? Estar aquí en estos momentos con ustedes y una pequeña niña con cabello y ojos rojos me pone feliz —decía Leona, todos en ese momento le prestaron atención —, hace un largo rato estábamos aburridos hasta que ella llegó; no estamos acostumbrados a ser unos niñeros, pero esto es muy divertido, es como tener un divertido momento en familia haciendo algo diferente a lo acostumbrado.

Todos quedaron conmovidos por las pequeñas y ciertas palabras de Leona, siempre quedan motivados por escuchar cualquier palabra positiva de su hermana, en este caso, todos.

Excepto Rael.

—Sí... Bueno... Síguele dando helado a Melissa, Camila. María y Iriel, vengan conmigo a París, vamos a buscarle más helado a la pequeña.

Y así transcurrió el resto del día, le siguieron dando helado a Melissa, pero la pequeña no daba señales de no querer más, su panza no crecía y aún quería más, Jeztes tuvo que detenerlos para que dejaran de darle más y más a la pequeña niña roja.

Jugaron con ella, incluso la sacaron a pasear entre todos, Rael decía que era un recorrido por la "villa blanca", pero al final la llevaron al cementerio del Cielo y a las afueras de la ciudad, donde no había nada.

Se turnaban por turnos para tener a Melissa en la calle, cada uno quería poseer a Melissa. Rael jugaba con ella y creía que era un avión de papel, elevándola con una mano y haciendo ruidos de un avión, Braum la sostenía pero temía de ser jalado otra vez por el bigote, Jeztes la portaba en su portabebés como si nada, Melissa no quería estar con Zamael y Iriel le contaba su origen y el nacimiento de sus hermanos, Leonardo intentaba dormirla pero ya tenía mucha azúcar en su organismo. María y sus hermanas eran las únicas que la cargaban como se debía.

En un momento, inesperada y raramente, Melissa se puso a llorar, casualmente el último quien la tenía era Rael, todos volvieron al cuartel y fue difícil calmarla; Camila la estuvo cargando para dormirla mientras Leona le cantaba suavemente a un lado.

Fue un triste momento cuando todos decidieron llevarla a su respectivo hogar en Londres sin que sus padres fueran a buscarla. Leonardo y Leona fueron los encargados de ir a llevarla.

Ambos llegaron a la casa de Tom y Jenissia y tocaron, cinco segundos bastaron para que abrieran la puerta y se encontraran con Jenissia.

—Oh, hola. Estaba a punto de ir a buscarla —era verdad, Jenissia estaba bien vestida y se veía que iba a salir.

—Te hemos ahorrado el viaje. Esta niña es una maravilla, pasamos un buen día cuidando de ella —dice Leona con una sonrisa entregándole su hija a Jenissia con su portador y todo.

—La alimentamos, jugamos con ella y la paseamos —apoya Leonardo.

—¿En serio? Muchas gracias, espero que no les haya causado muchos problemas, suele ser un poco traviesa y tiene un estómago sin fondo.

En ese momento, los dos Arcángeles rebobinaron y recordaron todo lo sucedido desde que Melissa llegó con Jeztes. La confusión de muchos, el jalón del bigote de Braum, sus gateos y pasos, su jalón a María, la extraña enemistad con Zamael, el largo y descontrolado paseo, los tres grandes potes de helado de fresa que se comió y la vez que lloró un largo rato, e incluso hubo un momento donde la pequeña estornudó y el cuartel se quedó sin energía y luz por unos momentos.

Un día largo.

—N-No, no nos causó ningún problema —zanjó Leonardo riendo nerviosamente al final.

—Está bien, y muchas gracias.

—Fue un honor. Adiós.

—¡Adiós, pequeña Melissa! —se despidió Leona, Melissa solamente se rió, le gustaba reírse mucho.

Jenissia volvió a su casa y los Arcángeles se dieron vuelta para irse.

—Presiento que esa niña va a ser un problema en el futuro —comentó Leonardo con una sonrisa positiva diciéndolo en el buen sentido.

—Yo no lo diría así. Esa niña va a ser algo grande, ya te acordarás de mí. ¿No detallaste su aspecto? Es algo especial. Su historia va a ser algo especial para el mundo.

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¿Creyeron que iba a dejar esto así, que nada más escribiría el último cap y el epílogo y ya? Nop, nop, nop. Aquí está un extra especial como despedida de la novela, y se la dediqué a los 10 Mandamientos para que los conocieran un poco en un capítulo.

Díganme que se rieron varias veces con esto, yo me reía al escribir e imaginarme las escenas y todos a mi alrededor me miraban raro (como siempre), ¿y con cuál Mandamiento te puedes sentir identificado con su actitud? El que me diga Rael Travers le parto su madre, ¿okey? >:|.

No, mentira. Saben que yo los quiero mucho, y quiero ver sus lindos comentarios y lo que pensaron con este especial lleno de confusiones y risas, además de su apoyo con un voto. Los quiero mucho y les mando un fuerte abrazo desde casa. ¡Nos vemos! ¡Hasta la próximaaaaa!

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