Capítulo 1:

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El recuerdo de la fiesta en la que estaba viene a mi recordándome que estoy metida en problemas. Aún no dejo de pensar en la manera que James, mi esposo, me acercaba a él cada vez que un hombre se percataba de mi presencia.

¿Que haría él ahora si supiera que estoy con un total desconocido? La verdad que no dejo de pensar en que mi hermana y él serían perfectos él uno para él otro.

Ambos les gustan los eventos, las fotografías, revistas, periódicos y todo lo relacionado a los negocios. De hecho hoy pude notar que no estoy tan equivocada, respecto a ellos.

Todo el tiempo James, estuvo tomándome de la cintura y poniéndome en frente de las cámaras junto a él y siempre hizo de lado a mi hermana.

Cuando a ella sí, le gustaría salir en las portadas de los diarios de Nueva York. En cambio, yo soy muy distinta a ella. No me interesa en lo absoluto que mi rostro esté por todas partes.

El sonido de la música era muy alto, tal vez porque estaba ocupada en mis pensamientos como una idiota no me percate de eso antes. Veía a muchos chicos a mi alrededor bailando, talvez un par de años más jóvenes que yo.

Me sentía bastante incomoda, ya que muchas miradas estaban a mi alrededor. Supongo no estoy vestida acordé a la fiesta, o tal vez era el escote en mi espalda lo que llamaba su atención.

Por un momento me sentí desnuda, mientras podía detectar miradas no propias.

— Hola — volteó al escuchar una voz susurrando en mi oído a mis espaldas, me remuevo un poco incomoda en mi asiento de la barra improvisada. Sin embargo sólo su aliento alcohol golpea mi rostro aturdiendome — Veo que estás sola, déjame decirte que tú vestido es muy lindo — continua hablando mientras me mira de arriba abajo.

Quiero salir de aquí, en este momento extraño la sobre protección de James. El pensamiento causa un escalofrío, que ha hecho él de mi para que esté pensando en eso ahora.

— Será mejor que te vayas — su voz vuelve a sonar a mis espaldas mientras siento sus manos tocar mis hombros, logró respirar tranquila como si él fuese mi salvador cuando en realidad sólo lo conocí hace menos de 15 minutos.

Tal vez será porque su mirada era totalmente distinta a la de este chico, podía asegurar era divertida y curiosa.

— Oh, lo lamento señor. No sabía venía con usted, adiós — se disculpa con él y se despide de mi bastante temeroso.

Por un momento se cruza por mi cabeza que él es igual a James, solo había visto esa mirada en sus empleados. Claro, lo pensé hasta que mis ojos observaron su rostro.

— Estos jóvenes de hoy, solo piensan en fiesta y emborracharse — comenta con una sonrisa — Y otras andan descalzas sin ningún problema — agrega está vez observandome.

— Te escuchas como si fueras un anciano — me quejo volviendo a mi bebida.

— Soy lo suficiente mayor para llamarlos niños — lo escucho reír mientras bufo, no creo que sea más de 7 años mayor que yo — Por cierto, ponte estos — se agachó hasta llegar a mis pies, los sacude con un pañuelo y pone unas pantuflas en ellos.

— Yo puedo ponerlas — digo nerviosa pero él ignora lo que digo.

— No me molesta hacerlo — sonríe viéndome a los ojos.

Su sonrisa, oh qué sonrisa, creo el alcohol comenzó su trabajo. Hacerme olvidar del lío en el que estoy metida por haber escapado de un evento importante, para poner mi atención en la hermosa sonrisa de este desconocido.

— Gracias — me limito a responder, mientras él se pone de pie. Me dedico a tomar mi bebida, sintiendo su mirada curiosa en mi.

— Antes dijiste que habías escapado de una fiesta — asiento y lo veo sonreír.

— No era en nada parecida a esta — admito, esta es mucho mejor que aquella. Por lo menos aquí las personas se divierten aún más y son mucho más auténticas que esas personas de alta alcurnia con las que tengo que pasarme todo el tiempo.

— Lo noto, tú vestido demuestra claramente que estabas en una fiesta de mucha categoría — noto burla en sus palabras y lo observo.

— ¿Hasta que hora vamos a estar aquí? — pregunto agotada. No quiero estar aquí, esto no era lo que quería cuando me escape. Solo quería un poco de paz.

— En un rato más, no me perdonaría dejar a Ethan, plantado en esta fiesta que organizo — supongo ese es el nombre del chico que nos recibió en la puerta.

— ¿Como estás viejo? — aparece el chico de la puerta y le sonríe al desconocido — Pensé no llegabas, se que no te gustan mucho las fiestas, pero gracias por estar aquí — dice el chico. Ruedo mis ojos, supongo que nos quedaremos un rato más.

— No iba a dejarte plantado, Ethan — le asegura.

— ¿Quien es la señorita? — pregunta esta vez viéndome a mi.

— Una conocida — se limita a responder, cuando un grupo de chicos llaman a Ethan.

— Ya vengo, ¿Por que no sacas a bailar a tu conocida? — le pregunta viéndolo, siento una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo — Pondré música romántica — se lo dice a él, pero lo escuchó.

Lo veo perderse en su grupo de amigos y suspiro. Como dijo Ethan, la música comienza a sonar.

— ¿Bailas? — pregunta y niego.

— No sé bailar — miento y él se ríe como si se hubiera dado cuenta de mi mentira — Además, dijiste que estabas muy viejo como para estar aquí — le recuerdo y él me observa divertido.

— Y tú me dijiste que no estoy tan viejo, por lo que voy hacerte caso — me extiende su mano mientras sus ojos color café conectan con los míos.

No sé en qué momento estreche mi mano, pero él me ayuda a levantarme. ¿Por que estoy haciendo esto? Caminamos a la pista y observo otras personas también bailando.

Él pasa sus brazos rodeando mi cintura y yo pasó mis brazos rodeando su cuello. Estamos demasiado cerca, para mi gusto. Debería alejarme y salir escapando de aquí, pero no se por que no lo hago.







¡Salud!

Chocamos por enésima vez nuestras copas mientras bailamos uno cerca del otro. Lo escucho reírse provocando que yo haga lo mismo. Su risa, me agrada.

— ¿Quieres otra? — pregunta menos alcoholizado que yo.

— Sí — chillo emocionada mientras me muevo de un lado a otro en sus brazos.

— Vengo en un momento — me asegura alejándose con mi copa.

— Pero que linda gatita — me doy la vuelta incómoda ante un adolescente estúpido.

— Lar...go — le digo trabándome un poco por lo tomada que estoy.

— Te mueves muy bien y ese vestido es súper candente — frunzo el ceño, cuando veo un grupo de chicos detrás de él riéndose.

Imagino que sus amigos lo mandaron a molestarme. Me doy la vuelta dispuesta a irme cuando lo siento agarrar mi trasero.

Sin pensarlo, le suelto una bofetada haciendo que su rostro se voltee. Sus amigos se burlan de él.

— Ven acá — me toma con fuerza de la cintura.

— Suéltame — trato de forcejear con él.

— No escuchaste, te dijo que la sueltes — el desconocido, lo toma del cuello de la camisa alejándolo de mi — Estás drogado y borracho — dice soltándolo lejos de mi. Mi salvador me toma del brazo para colocarme detrás de él.

Comienzo a ver un poco nublado, por culpa del alcohol.

— Es mucha hembra para usted — gruñe el adolescente empujando a mi salvador. 

El hombre de ojos café, va acercarse a poner en su sitio al estupido que me está ofendiendo.

— ¡Basta! — grita Ethan interponiéndose — Liam, lárgate de aquí. Te invite por cortesía, pero siempre estás armando problemas — regaña al adolescente drogado.

— Vámonos, esto es una fiesta de perdedores — intervienen los amigos del tal Liam.

Todos me observan por última vez, para largarse de aquí. De inmediato él se da la vuelta para verme.

— Sigan la fiesta, nada ha pasado. ¡Suban la música! — grita Ethan, provocando que suban el volumen de la música.

— ¿Estas bien? — me pregunta y asiento un poco aturdida.

Caminamos hasta la barra improvisada y me siento para pedirle otra bebida a la chica.

— Ethan, será mejor que me vaya — escucho que le dice al chico.

Bebo mi trago hasta el fondo, cuando siento al hombre desconocido tomarme en sus brazos nuevamente.

— Lo entiendo viejo, nos vemos para la próxima — ambos se despiden y no puedo evitar reírme por lo cursis que se ven.

Escucho el sonido de la música alejarse y al hombre desconocido caminando conmigo en sus brazos por segunda vez.

— Oye, te gusto... — lo veo sonreír y abro mis ojos dándome cuenta de lo que he dicho — Quise dec...ir, te gusta car...garme — doy palmadas en su pecho mientras me pierdo en su embriagador olor.

— Estás borracha — me asegura y me río, por que se que es verdad — ¿Donde vives? Tengo que llevarte a tu casa — sus palabras sonaron lentas, ya que él está un poco menos tomado que yo.

— No quiero ir — admito sin pensarlo.

Me pone de pie en la cera mientras veo la noche estrellada. Abre su auto y me ayuda a entrar en él.

— ¿Me estás secuestrando? — pregunto coqueta, provocando una ligera sonrisa en sus labios.

— Descansa, estas tomada — cierro mis ojos mientras recuesto mi cabeza en el sillón.

Me quede dormida, no se por cuánto tiempo pero abro mis ojos al sentirlo cargarme en sus brazos por tercera vez .

No me quejo, me siento bien en ellos. Son muy acogedores y fuertes. Este hombre es todo un pecado. Cierro mis ojos al sentir molestia cuando prende la luz de este lugar.

Me acuesta sobre la cama y me estiro por completo. Estoy súper cómoda, lo siento quitar las pantuflas que él mismo me puso anteriormente. Deja mi bolso aún lado y acomoda mi cabeza en la almohada.

Lo siento arroparme y rodeo su cuello con mis brazos para que no se vaya.

— Voy a preparar café — dice tratando de soltarse de mi agarre. Sonrió atrayéndolo aún más a mi. Siento su cuerpo caer sobre mi.

— No te vayas, mi salvador — le pido con mis ojos cerrados. Siento su respiración sobre mi rostro y abro mis ojos dándome cuenta de lo cerca que está su rostro del mío.

Lame sus labios provocando que mi respiración se entrecorte.
Sus ojos conectan con los míos y luego bajan a mis labios.

Me acerco lentamente a sus labios para rozarlos con los míos. Siento sus hombros tensarse al igual que su cuerpo.

— No hagas algo de lo que puedas arrepentirte, estamos tomados. Tú lo estás más que yo. Posiblemente ni recuerdes...

Siento un impulso que sale desde mi interior y estampo mis labios con los suyos interrumpiendo sus palabras. Él corresponde con la misma intensidad que yo.

Sus manos comienzan a acariciar mis muslos y piernas mientras devora mis labios. Quito los botones de su camisa dejando al descubierto su dorso. Una pequeña cicatriz en su pectoral izquierdo llama mi atención. Él lo nota y toma mi mentón para estampar sus labios sobre los míos.

Deslizó mis manos por todo su abdomen mientras él comienza a quitar mi vestido.

Jadeo excitada al sentir sus manos acariciando mi vientre mientras sus labios besan mi cuello. Lo alejo para recorrer su dorso con mis labios.

Lo escucho gruñir de placer, suelta mi sostén quedando mis senos al descubierto. Gimo al sentir sus labios besando y mordiendo mis senos.

Arqueo mi espalda cuando besa uno de mis pezones. Sus brazos rodean mi cintura apegándome mucho mas a él. Envuelvo mis manos en su cabello y atraigo su rostro hacia mi para besar sus labios.

Suelto un gemido en medio del beso cuando su parte baja roza con la mía. Pasa su lengua por mi clavícula lentamente, provocando que los bellos de mi piel se ericen.

Nunca había sentido tanto placer, sin si quiera tenerlo dentro de mi. Juraría que podría llegar al orgasmo. Es la primera vez que una ola de placer me envuelve de esta manera.

Por primera vez siento el deseó por estar con un hombre.

Lo ayudo a quitarse el pantalón junto con sus bóxer. Muerdo mi labio inferior al verlo dejar un camino de besos desde mi pie derecho hasta mis bragas.

Las quita por completo para dejándome completamente desnuda y a su merced. Sube sus besos por mi vientre hasta llegar a mis labios.

Frota su parte baja con la mía y gimo fuertemente. Atraigo su rostro hacia mi para besarlo y devorar sus labios.

Conectó con sus ojos café, cuando siento su miembro entrar en mi. Aprieto su espalda con mis manos mientras trato disfruto de sus movimientos.

Besa mis labios apasionadamente mientras se desliza una y otra vez provocando que una corriente eléctrica recorra todo mi cuerpo.

Aumenta sus estocadas y nuestros gemidos de placer se mezclan. Lo siento tomarme de la cintura para apegarme más a él. Escucho sus gruñidos de placer, siento espasmos recorrer mi vientre.

Suelto un fuerte gemido de placer cuando llega el orgasmo. Mi vientre se contrae varias veces mientras gimo sintiendo un verdadero orgasmo por primera vez.

Se desliza dentro de mí dos veces más cuando ambos gemimos cuando siento un líquido caliente emanar de él.

Lo siento salir de mi y cae rendido sobre mí sin lastimarme. Respiro hondo tratando de asimilar el momento que acabo de vivir.

Cierro mis ojos sintiendo como el sueño va llegando a mi.












Trato de moverme cuando siento los brazos de un hombre en mi cintura. Atrayéndome a él como si no quisiera que me fuera de su lado.

Aunque eso es imposible, acabamos de conocernos y lo único que nos unió fue una mágica noche, una que jamás repetiré.

Quito de manera delicada su brazo, alejándome de su agarre. Veo su rostro dormido por unos segundos. Después de varios segundos, me levanto buscando mi vestido y zapatos por la habitación.

Enciendo mi móvil sin hacer un mínimo de ruido y abro mis ojos al ver que son las 5:00 de la madrugada. Siento mi corazón acelerarse aún más cuando veo las casi cien llamadas de mi esposo.

A mi mente viene todo lo que sucedió con este hombre desconocido. He sido infiel, por primera vez.

Al caer en cuenta de eso, agarro mi bolso y salgo silenciosa de la habitación. Bajo las escaleras sin hacer ruido, encontrándome con una puerta que claramente da hacia el exterior.

Abro la puerta y salgo encontrándome con la oscuridad ya que aún no a amanecido. ¿Como salgo de aquí? Me pregunto dándome cuenta de que estoy en un lugar desconocido.

— ¿Se le ofrece algo, señorita? — salto del susto cuando un hombre vestido de traje aparece a mis espaldas — Soy Jack, el chofer y mano derecha de Damián — frunzo el ceño, así que ese es el nombre de mi pecado — ¿Desea la lleve algún sitio? ¿Damián, sabe que usted está aquí afuera? — sus preguntas me aturden y suspiro exasperada.

— Lo único que le pido es que me lleve a mi casa y no le diga nada de esto a nadie. Por favor le suplico que esto no salga de usted y yo — le pido y asiente abriendo la puerta del auto.

Sin pensarlo me adentro al auto color negro como mi consciencia.

Después de varios minutos, le pido al chofer que se detenga lejos de la casa de mi madre. No quiero que sepa dónde vivo. Le agradezco y salgo del auto. Espero a que se vaya y camino unas cuadras para llegar a casa de madre.

Prefiero fingir y actuar que pase toda la noche en casa de mi madre que enfrentar a James y decirle la verdad de donde estuve. Sería capaz de matarme si sabe la verdad.

Camino sigilosamente por el jardín hasta llegar a la puerta que da con el patio. Saco las llaves de copia donde siempre mi madre las guarda y abro la puerta.

Vuelvo a guardar las llaves y cierro la puerta. Nadie puede saber que acabo de llegar. Subo los escalones de manera silenciosa y pasó sin hacer ruido por la puerta de mi madre y hermana.

Llego a mi habitación y quito toda mi ropa para ducharme. Debo quitar el rastro de ese hombre. Borrar cada caricia del hombre que ahora se que se llama, Damián.

— ¿Que hice? ¿Que hiciste Kylie? — me reclamo mientras enjuago mi cabello para pasar el jabón por mi cuerpo.

Pasan varios segundos y cierro la regadera para ponerme una de mis pijamas viejas de cuando aún vivía aquí con mi madre y me acuesto sobre la cama.

Cierro mis ojos tratando de dormir, pero me es imposible. Cada vez que cierro mis ojos aparece su imagen en mi mente. Un recuerdo de una noche mágica, una que nunca más se volverá a repetir.










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