Capítulo 21

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— ¿Señor? — Taehyung escuchó claramente la voz de su chofer, ya habían llegado a Jeon Entertaiment, pero él continuaba sentado en el asiento trasero.

Mirándose en un pequeño espejo situado en la cabecera del asiento delantero, el peligris se aseguraba de peinar adecuadamente su cabello. Untó bálsamo labial en sus resecos labios e ingirió tres chicles para alejar cualquier aroma que restara de la comida que tuvo en casa de su mejor amigo. De su camisa abrió dos botones, lo justo para continuar viéndose elegante y sexy a su vez.

Una sonrisa ladeada y complacida afloraba en su rostro mientras comprobaba su cuello, mandíbulas y clavículas ocultas. Todo lucía como era obvio en su lugar, pero con ese atuendo y peinado hacia atrás, todo resaltaba más. Ocultos y expuestos al mismo tiempo, supo desde su primer encuentro cuán débil era Jungkook por los cuellos. ¿Un punto a su favor? El pelinegro también tenía una debilidad especial por sus clavículas y sabía cómo utilizar eso.

Se estaba tomando todo más en serio de lo normal, no tenía necesidad de esforzarse tanto y lo sabía. Salió corriendo de casa de Hoseok con una amplia sonrisa, expectante debido a una simple reunión que no tenía otro motivo más allá de tratar asuntos serios. Sin embargo, Jungkook lo provocaba y por alguna razón, le gustaba esa sensación, quería divertirse con él, solo eso. No es que quisiera que dejara a su pareja o tenerlo de novio, él no dejaría a su esposo, pero eso no era impedimento para pasar un buen tiempo sin hacerle daño a nadie. Quien no ve, no sabe ni siente, nadie tenía un por qué enterarse si ellos dos sabían hacer bien las cosas. Aplastando una última vez su gris cabello, descendió del vehículo.

Que lo recibiera la secretaria de Jungkook era una agradable rutina por muy pocas veces que hubiese estado allí. Esa tarde, era la primera vez que entraba como un artista más de la compañía, por momentos eso ocupaba toda su mente, haciéndole sonreír incrédulo por saberse en un lugar como el que muchas veces soñó.

Su amplia sonrisa por un segundo amenazó con disminuir al entrar a la oficina de Jungkook. Si bien estaban a una buena distancia, Jungkook en su escritorio y Jaehyun en una butaca, sabiendo la relación que esos dos mantenían, fue imposible no mirarlos con cierta sospecha innecesaria en su rostro.

— Adelante, Kim, toma asiento. — Indicó Jungkook cuando los vio entrar. — Ya se conocen, así que no creo necesaria la presentación. No se verán mucho porque tendrán agendas muy diferentes, pero ahora ambos son parte de la familia de Jeon Entertaiment. — Jaehyun sonrió asintiendo, levantándose para saludarlo correctamente.

— Es bueno tenerte por aquí, he escuchado hace un rato de uno de los fotógrafos que las cámaras parecen amarte. Así que harás muy buen trabajo. — Musitó con una sonrisa sincera.

Quizás debería estar algo inquieto o preocupado después de lo que Jungkook le contó, pero confiaba en su pareja, no le importaba las intensiones que pudiera tener Taehyung si es que en realidad tenía alguna. Algunos hombres eran hermosos, otros atractivos, el peligris frente a él era ambos y debía admitirlo. Sin querer, lo estudió de pies a cabeza en cuanto lo vio entrar, cada detalle de su atuendo y persona, su aura hacía notar su presencia de muchas maneras diferentes.

Tal cual le dijo al pelinegro, lo comprendía, sus ojos no fallaban y, al menos físicamente hablando, cualquiera pudiera caer por una noche e incluso más. Existían miles de personas con los que la apariencia era la bandera principal que ondeaba en sus vidas, a esas y a muchos más, ese hombre tenía el poder de capturarlos con una mirada. Que Jungkook hubiese sido uno de esos que quedó cautivado, era más que lógico.

— Pueden tener la certeza que lo haré, muchas gracias por la bienvenida. Yo también he estado viendo tu trabajo, podría convertirme en un fan. — Le mostraba su amplia sonrisa ahora que ambos se encontraban sentados bajo la mirada del CEO de la compañía.

Sobre sus hombros se encontraban dos pequeñas figuritas, una de cada lado, un angelito batallando con su diablo, ese que lo tentaba a cosas poco correctas. Una parte de él le decía que no tenía derecho a meterse en esa relación, que existían muchos hombres en el mundo, además, estaba casado. Sin embargo, entre ceja y ceja se le había metido la idea de que quería justamente a ese que pretendía no hacerle caso.

Jungkook le gustaba y se había convertido en un reto para él, activando su lado más competitivo. Recordando aquel fin de semana en donde incluso salieron a jugar, pudo ver que el pelinegro que estuvo a su lado era igual o incluso más competitivo que él. Con la carnada apropiada, él caería en sus redes.

No le importaba el hombre de cuello tatuado que le sonreía, le dejaría a Jungkook, simplemente se divertiría un poco y luego se lo regresaría. Después de todo, había un punto decisivo en toda relación en donde el aburrimiento y la monotonía llegaba aunque no se quisiera. Él tenía buena vista y, aunque no tan paciente, esperaría a que su hijastro cayera redondito a sus pies.

— Entonces, pasaré a retirarme, los dejo conversar tranquilamente. — Se despedía Jaehyun poniéndose en pie. — Un gusto verte, Taehyung.

— Puedes llamarme Tae, eres alguien cercano, prácticamente parte de la familia. — Le sonrió ampliamente, notando como Jungkook detuvo sus movimientos por un momento. Ni siquiera tuvo que mirar de soslayo, lo tenía perfectamente ubicado. — Deberían ir a la casa en estos días, estoy seguro de que a Dongun le encantaría verlos por allá.

— Lo pensaremos. — Asintió dándole una última mirada a su pareja antes de retirarse.

Como lo esperó, la reunión con Jungkook fue extremadamente profesional. Hubo pocos momentos en donde siquiera hicieron contacto visual como si existiera algo para alejar cualquier partícula de tentación. Ambos lo desconocían, incluso en ese momento, solo uno luchaba contra esta porque Jungkook estaba realmente concentrado en su trabajo, viendo al peligris como vería a cualquier otra persona de su empresa.

Sin embargo, si llegaba a ganarse un lugar entre ellos, si la tentación se hacía presente por parte de ambos y la resistían, sus almas incluso podrían llegar a enfermarse del deseo. Porque justamente eso que está mal, lo prohibido, aunque hubiera mil razones coherentes y moralistas para no hacerlo, era lo que probablemente más atraía, lo que encendía esa llama del peligro.

Reprimir ese lado infame que unos humanos controlan mejor que otros, no siempre era la mejor salida. Muchas veces, el remedio era la propia enfermedad, solamente había que pasar por ella y salir ileso, eso daba cierta inmunidad, incluso si dejaba secuelas. Sucumbir, era como esa bola caliente que tiraban de mano en mano para no quemarse, si la dejaban caer al agua, se apagaría mucho más rápido y, posiblemente, se perdiera total interés.

Cuando un deseo realmente se instalaba en el pecho de un animal ya fuera humano o salvaje, no desaparecía por mucho que se resistiera. Lo más probable es que esta se hiciera más intensa cada día, justo como ese que azotaba a Taehyung. Él resistió muchas tentaciones, pero Jungkook, era un claro veneno que a cada segundo lo embriagaba con su aroma, pasaba por delante y le decía "pruébame", "tómame". Muchas veces se alejó, lo hacía cada vez que la idea se instalaba en su mente. Pero ahora tenía en claro una cosa, la única forma de vencer a la tentación llamada Jeon Jungkook, era dejarse arrastrar por ella.

Hasta el momento, para el pelinegro era un poco diferente, nunca se resistía a las tentaciones porque había descubierto a tal vez, muy temprana edad, que lo que era realmente malo para él, no lo tentaba. Sin embargo, años atrás, no podía estar en el mismo espacio que el hombre casado con su padre, solo por rabia, dolor e incluso deseo, le pasaron por la mente las ideas más infames.

En aquella boda, justo en el brindis, todo lo que pasaba por su mente era someter a voluntad al novio. Despojarlo de su ropa frente a todos, incluso su padre, luego follarlo intercalando entre el trato más salvaje, el más agresivo y el más dulce o sutil. Deshacerlo y mostrarle a todos su verdadera cara, lo mucho que disfrutaba en sus brazos. Esa era una tentación que teóricamente hablando, sí le hubiese hecho daño.

— ¿Sucede algo? — Indagó Taehyung con curiosidad porque el pelinegro le había dicho que le diera un momento. Se puso a rellenar papeles, pero, de buenas a primeras, se le quedó mirando en silencio. — ¿Jungkook?

— Ya casi nos vamos. — Contestó aclarándose la garganta, dejando de mirar la contraria.

Por un segundo, se perdió en los recuerdos, en lo hermosa que se veía cuando se ensanchaba para recibirlo. Aunque no lo hizo, en aquel encuentro deseó virarlo boca arriba, casi de cabeza en la cama y follarle su garganta hasta la asfixia. Separarse solo cuando babeara, cuando las venas sobresaltaran incluso en su frente y las arcadas o tos se hicieran presente. Ver sus ojos cristalizarse, luego aclamar por aire mientras él pasaba a liberarse en esas perfectas clavículas. Tuvo infinidades de pensamientos morbosos, pecaminosos e infames que no entendía por qué recordaba en ese momento.

— ¿Nos vamos? — Preguntó sin entender.

— Mi padre me ha escrito, desea que cenemos juntos hoy, así que te llevaré a casa, supongo que viniste en taxi. — En realidad, Taehyung había ido con su chofer, pero al escuchar esto, solo asintió, tomando su teléfono para rápidamente despedirlo. No iba a perder la oportunidad de ir en el auto del menor. — Si me das quince minutos, nos marcharemos juntos. Puedes dar una vuelta por la empresa y luego regresar.

— No hará falta, estoy bien así. — Fue todo lo que dijo y Jungkook no le insistió, permaneció envuelto en sus obligaciones.

Para el peligris era mucho más interesante quedarse allí en silencio. Por primera vez, realmente podía contemplar esa faceta de hombre serio y empresario con tranquilidad. Se veía atractivo así. Si él fuera Jaehyun, la pareja de Jungkook, en esos momentos hubiese cerrado aquella puerta, se desnudaría y se sentaría sobre aquella mesa llena de papeles, posiblemente incluso se sentara sobre alguno. Lo embaucaría en su totalidad, no le permitiría pensar en nada que no fuera en dejarse tomar o tomarlo a él que tan feliz se estaba entregando.

Solo para ganar su atención sin chance de réplicas, liberaría su miembro del pantalón sin quitárselo y luego, se sentaría en él muy lentamente para que ambos disfrutaran de la unión. Sentir como se iba abriendo, como el calor de sus entrañas abrazaba al invasor que no dejaría escapar y luego, movería sus caderas hasta enloquecerlo. Hasta que mandara todo a la mierda y lo cargara nuevamente hacia la mesa. Sentirse, follar hasta sus sesos y luego quedarse recuperando el aliento en silencio o entre risas, ambas opciones le gustaban.

Cuando Jungkook elevó la mirada de sus papeles, notó como el mayor lo miraba tan perdido en su mundo, que ni siquiera se percataba que estaba siendo observado. Vio a esa lengua humectar los labios, vio su manzana de Adán moverse y por reflejo, ocurrió lo mismo con la suya.

— He terminado. — Musitó mirando sus papeles y esto regresó a Taehyung a la realidad, maldiciendo internamente porque en su cabeza, le tocaba ahora el turno de perderse en Jungkook.

Ni siquiera en su mente lo estaban dejando disfrutar y eso era cruel. El pelinegro tecleó algo, su secretaria entró para llevarse los papeles que tenía sobre la mesa y luego desapareció. Con tranquilidad, Jungkook tomó su saco y su teléfono, el contrario creyó que faltaba algo más, mas eso fue todo. Ninguno habló camino al estacionamiento, ni siquiera cuando se sentaron en el auto del CEO.

Taehyung miró sin disimular los mensajes que intercambiaba con su pareja, como el menor le daba cada detalle a Jaehyun. Según lo que leyó, le informaba que tenía que cenar con su padre, que nuevamente estaba en los días del mes en que le tocaba quedarse en la mansión.

Incluso le contó que también lo estaba llevando a él a casa, como quien se encontraba del otro lado el teléfono se mostraba tan comprensivo y tranquilo. Lucían más consolidados de lo que se esperó, aunque podría ser un poco obvio por el tiempo que llevaban de relación, conocía parejas que llevaban media década e incluso más, pero no tenían esa comunicación y confianza.

Él en lo personal no se consideraba una persona celosa, ese tipo de cosas le daba igual, pero era confuso hasta cierto punto ver el actuar de otras personas.

— Tu papá no me comentó que vendrías a casa esta noche. — Rompió el silencio Taehyung una vez que el menor comenzó a conducir.

— A estas alturas ya deberías conocer a tu esposo. Mi papá no suele planificar las cosas con mucha antelación y, cuando lo hace, simplemente le informa a las personas en el momento que estime conveniente y casi siempre es cuando ya no queda mucho tiempo para al menos prepararse psicológicamente. — Musitó con la vista centrada en la carretera. — Es así, está acostumbrado a mandar y hacer su voluntad. Creo que por respeto, solo con el abuelo él suele bajar la cabeza aunque bueno, desde hace algunos años no nos visita o habla.

— No había escuchado nada de eso. — Comentó Taehyung algo sorprendido, si bien su esposo solía conversar de los asuntos familiares cuando estaban tranquilos y muy relajado, nunca salió a relucir que estuviera distanciado con su padre. — ¿Puedo saber qué fue lo que ocurrió?

— ¿Por qué no se lo preguntas a él?

— Porque estoy hablando contigo en estos momentos, aquí fue donde nación esta conversación y soy muy malo quedándome con las ganas... De saber... — Sonrió y Jungkook simplemente negó sin mirarlo directamente.

— Hace cinco años, mi abuelo se enteró de que tanto yo como Seokjin éramos bisexuales.

— ¿Bisexuales? Es decir, claro es posible, es solo que pensé que eran gay.

— Si bien la mayoría de nuestras experiencias han sido con hombres, tenemos claro que nos atraen tanto las mujeres como los hombres. En mi caso, a diferencia de mi hermano, he estado con más féminas. Seokjin hasta el momento, creo que su dos experiencias se resumen a su esposa y una prostituta que se enredó una vez cuando fuimos a uno de esos sitios, ya sabes. — No tenía ni idea de por qué le estaba revelando tantos detalles de su vida privada, pero pese a sus desavenencias, tal cual como ocurrió tres años atrás, era fácil conversar o discutir con él, ambas se daban de maravillas.

— Interesante... — Musitó acomodándose un poco más en el asiento. — Entonces, ¿qué pasó con tu abuelo?

— Pues, de algún modo se enteró de eso. Recibió las fotos de la apertura del club que Jin hyung me regaló por mi cumpleaños. Digamos que esa noche ambos nos fuimos un poco de rosca y mi abuelo recibió tanto fotos como videos de lo ocurrido. Vino a la casa como dos días después y nos golpeó tanto a mi hermano como a mí. Justo en ese momento llegó mi padre y se puso como un loco, creo que jamás lo he visto así. Sostuvo la mano de mi abuelo, lo empujó incluso, prohibiéndole que nos volviera siquiera a alzar la voz. No sé mucho de lo que pasó después, ambos se encerraron en el despacho, mi abuelo salió de ahí sin voltearnos a ver y hasta la fecha no hemos sabido nada más de él.

— Vaya, no lo esperaba...

— Sí, mi padre es un poco cabrón, pero supongo que cuando alguien más siquiera nos señala, él se transforma un poco. Creo que desde que mi madre murió, a su manera. Es un desastre de padre por un lado, por el otro, no tanto.

— ¿Es por eso que tus abuelos no vinieron a la boda? Sé que tanto ellos como los padres de tu mamá aún viven.

— Mis abuelos maternos realmente ni los recuerdo. Vinieron cuando yo tenía quince años porque por alguna razón, hubo fallos en la manutención de mi papá durante algunos meses. Vinieron a reclamar que él estaba rompiendo la promesa que hizo al casarse, no sé mucho de ellos, solo Jin sabe los detalles, pero poco me dicen. Al final, mi padre se disculpó a pesar de que fueron ellos los que se mudaron, cambiaron todos sus datos sin avisar y el pago no llegó a ellos. No recuerdo cuando era niño, pero de grande, esa fue la única vez que los vi.

— Ya veo...

— Por ende, dudo que hubiesen venido a la boda. Ahora, mis abuelos paternos, siempre creía que le habían dejado de hablar a mi papá por nosotros. Mi abuela vino algunas semanas después que mi abuelo, no nos golpeó a nosotros, pero sí le pegó a mi padre justamente por ser un mal padre y criarnos mal. Le recriminó que fuéramos tan degenerados como él, siguiendo el mal camino. No entendí, pero después que te vi junto a mi papá, comprendía la referencia. Ellos siempre supieron de los gustos de mi padre, pero lo obligaron a suprimirlo. Al parecer es muy malo para la sociedad tener nuestras preferencias sexuales. Mi papá dijo que de nosotros se encargaba él y pues, después de esto mi abuelo no regresó.

— ¿Tu padre alguna vez te dijo que cambiaras tu modo de vida?

— ¿Te refieres a si me dijo que no estuviera con hombres? — Taehyung asintió. — Creo que eso hubiese sido muy hipócrita de su parte. — Bufó con una sonrisa irónica, pero que a ojos del peligris, no dejaba de ser linda. — Mi padre nunca me ha señalado por eso. Es insoportable con la privacidad y la discreción, pero jamás me ha dicho algo. Como dicen por ahí, él mismo me sacó del clóset, supo que me gustaban los chicos primero que yo mismo. Se sentó a darme esta charla superseria de que sin importar lo que me gustara él siempre me iba a querer y cosas así. Raro, porque él no es de decir este tipo de cosas.

— ¿Qué le respondiste?

— No le presté mucha atención a eso, pero como tres meses después, besé por primera vez a alguien de mi mismo sexo y ahí comprendí a lo que se refería. Lo hablamos, pero solo me exigió que fuera discreto y que mis gustos no tenía por qué saberlo el mundo. No estuve de acuerdo, no voy pregonando con quien me acuesto porque no le importa nadie, pero tampoco quería esconderme. Por esto siempre tuvimos desavenencias. Igual, quizás ahora lo comprendo mejor que en la adolescencia, más dirigiendo una empresa. ¿Sabes que por solo decir soy gay es posible ir a bancarrota? Al parecer el precio de las jodidas acciones dependen de qué uno hace o deja de hacer con su culo.

Taehyung soltó una carcajada ante esto y, quien hablaba, ese que fruncía su ceño repentinamente lo relajó, uniéndose a su risa sin mucho sentido.

— Sé que es serio y cierto, pero no deja de ser ridículamente gracioso y absurdo el pensar de la sociedad coreana. — Musitó finalmente el mayor luego de recomponerse, todavía con una sonrisa dibujada en sus labios.

— Es por eso que yo intenté remplazar los accionistas de mi empresa por extranjeros, pero ha sido difícil. Si nos mantenemos posicionados en el exterior y le generamos buenas ganancias al país, ellos no tendrán más remedios que tragarnos y limpiar el piso por el cual pasemos.

— ¿Es por eso que también te concentras más en el mercado internacional?

— Sí. Por compromiso, nuestros artistas hacen sus presentaciones en el país, pero el objetivo de los conciertos y demás, son internacionales. — Comentó retomando la seriedad ahora que se estacionaban en la mansión. — Llegamos.

— Gracias por traerme. — Le sonrió en agradecimiento, hablaron como dos amigos o conocidos cualquiera y esto le hizo pensar al pelinegro en que tal vez, no había nada de malo en de verdad limar todas las asperezas del pasado.

Compartir como una familia cualquiera era posible, a pesar de que en general, ellos estaban muy lejos de ser una familia cálida, unida y amorosa. Lo más familiar que tenían eran esos encuentros obligatorios que su padre exigía e incluso les hizo firmar por escrito cuando cumplieron la mayoría de edad y pensaron en independizarse.

Podrían tener sus propias viviendas, viajar el mundo, pero, mensual o anualmente en el caso de Seokjin, ellos tenían que pasar juntos cierta cantidad de tiempo. Es por eso que también, a pesar de cada uno tener cierta independencia, pasaban semanas conviviendo con su padre en aquella mansión.

Dongun sonrió durante toda la mesa, para él era agradable tener a dos personas que amaba compartiendo tan tranquilamente. No había malas miradas, frases filosas siendo dichas o ese incómodo ambiente en general que muchas veces se instalaba entre ellos.

Aunque Jungkook prefería estar en silencio y terminar con eso siempre lo antes posible, respondía las preguntas de su padre, interactuaba con su padrastro con naturalidad y esto, tranquilizaba un poco al jefe de la familia. Eso le daba una esperanza de que, en un futuro, podrían ser todos algo más cercanos. No era codicioso, no esperaba que todos fueran los más amorosos y unidos, solo quería mayor armonía y tranquilidad entre cada uno de ellos. Era agradable ver que finalmente iban aceptando a la persona con la que finalmente decidió hacer su vida.

Después de la cena, cada uno se fue por su lado, primero se retiró Jungkook y luego los siguió el matrimonio. Definitivamente, todo fue mejor de lo que el propio pelinegro esperó porque al parecer, tras aquella conversación que tuvieron en su oficina, Taehyung finalmente comprendió que, al menos con él no podría estar. Si le era infiel a su padre o no, ya era cosa del matrimonio y no se entrometería. Todo lo que pedía era que lo dejaran en paz y, si esto era así, no veía un por qué no llevar la fiesta en paz.

Pasó parte de su noche trabajando, se tomó su tiempo para hablar escribirle buenas noches a su pareja y después se perdió largo rato en la tina de su habitación. Fue agradable y tranquilo, al menos hasta que salió del baño y se encontró al peligris sentado en su cama.

— Solo vengo a hablar contigo, no saques conjeturas apresuradas. — Pidió Taehyung levantando las manos. — Incluso tu padre sabe que vine a conversar contigo. — Ante estas palabras, Jungkook se calmó visiblemente, cerrando mejor la bata que lo rodeaba para no dejar ver nada. Avanzó hasta el sofá y se sentó para darle la oportunidad de hablar al mayor. — Llevo un tiempo queriendo hablar contigo y he decidido que es momento de hacerlo. El no ya lo tengo asegurado, así que simplemente me aventuraré, ya quedará de tu parte aceptar o no. Me gustaría proponerte algo de lo que no espero una pronta respuesta.

¡Hola, hola! ¿Todo bien? Ya saben, como siempre, espero que les haya gustado el capítulo. 🙈 LORED

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