Capítulo 28

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Era de esperarse que al llegar a su apartamento, Jaehyun no estaría, ni esa ni el resto de las noches de esa semana, de hecho, ni siquiera su ropa quedó allí. Al llegar ese jueves y ver que no restaba ninguna de sus pertenencias, todo lo que pudo hacer fue volver a tomar las llaves e irse.

Su club los días entre semana a excepción del viernes, se convertía en un tranquilo y elegante bar, fue por eso que se convirtió en la primera opción en su mente porque tendría la privacidad junto a la tranquilidad necesaria. Tuvo que pedir cierto espacio cuando lo vieron llegar, era común que se le acercaran inmediatamente, pero esa noche no quería lidiar con nada de eso.

Luego de quitarse su saco y sentarse en su apartado con tranquilidad, el primer trago no tardó en llegar, el segundo tampoco. Cada vez que asentía su garganta arder, era un momento de paz para sus pensamientos. Era horrible llegar al que siempre fue su apartamento de soltero y ver que no tenía el mismo confort y aroma que cuando Jaehyun estaba ahí aunque este muchas veces apenas pudiera estar ahí. Estaba unos pisos más abajo, se había quedado frente a su puerta más de una vez, pero tenía que respetar su pedido, darle un poco de tiempo para procesar todo.

No obstante, esos abrazos que llegaban en las noches aunque sea durante una hora antes de que alguno tuviera que volverse levantar, los mensajes, las llamadas a pesar de sus ajetreados horarios. Todo eso lo extrañaba, fue su primera relación real, lo que él quería para su vida y ahora temía perderla definitivamente. Terminaron, pero en su mente continuaba buscando la forma para tenerlo de regreso.

Abriendo sus ojos, miró el techo de aquel lunar, el tono azul y rojo de las luces fluorescentes se movían muy tenuemente, tornándose moradas cada vez que por un segundo se encontraban. "¿Sabes qué color se produce por la mezcla de esos dos? Morado, también tengo una de esos, idéntico al tuyo..." Por un segundo, el recuerdo de esas palabras llegaron a su mente. Las azoró con una lenta sacudida de cabeza y se inclinó para volver a tomar su vaso ya servido, bebiendo de este mientras barría el lugar con tranquilidad.

Fue entonces que lo vio, a una esquina, también sentados en un reservado como la primera vez, Taehyung reía con los mismos dos amigos de siempre. Hoseok y Wooshik, ambos le volvieron a recordar aquella noche en donde parecían tristes sombras creadas por la resplandeciente sonrisa del peligris que sintiendo una mirada sobre él, se volteaba para mirar a su alrededor. Apresurándose, Jungkook terminó de tomarse todo lo que quedaba en su vaso para levantarse y salir de allí.

En la puerta avisó para que al llegar al lobby de aquel hotel ya aguardara por él un chofer. Como siempre el servicio fue especial, bajó se montó en los asientos traseros de su automóvil dándole instrucciones para dirigirse a otro bar que no quedaba muy lejos de allí. Lo mejor era poner distancia de por medio porque de encontrarse con Taehyung, terminaría diciéndole cosas quizás demasiado crudas cegado por su molestia actual.

Aquel sitio era igual de tranquilo, discreto y reservado al que una o dos veces fue con su hermano exclusivamente. Seokjin tenía ciertos gustos en los que la privacidad, al igual que su padre, siempre prevalecía, por eso lo escogió. Pudo relajarse nuevamente, entregándose a la bebida y la armonía de su alrededor. Casi una hora más tarda, unos dedos que reconocía entraron en su campo de visión colocándole la misma bebida que se acababa de terminar.

— Esta va por mí. — Una cuadrada sonrisa se asomó en el rostro de Taehyung, pasando a tomar asiento junto a Jungkook, elevando el vaso para brindar. — ¿Salud?

— Vete.

— ¿Por qué?

— Porque no tengo deseos de hablar contigo o verte, Taehyung. Te aviso que estás llegando a mi límite y si lo sobrepaso será feo para ti. Por favor, ahórrame los problemas, por favor.

— Las amenazas son una cosa fea, Kook, no las hagas. Además, debes darte cuenta del tono en que las dices, a veces pueden lograr un efecto completamente diferente al esperado. — Dijo con total seriedad a pesar de que el menor comprendió el doble sentido en sus palabras. Deseaba mandarlo a la mierda y, sin embargo, terminó soltando una diminuta risa con un resoplido. — Así está mucho mejor. — Sonrió. — Tranquilo, no quiero atacarte hoy, no pareces de ánimo para ello y tampoco soy tan maldito. Te vi en el club, pensé que te irías a casa, pero viniste a otro bar y llámalo sexto sentido, pero luces fatal. ¿Qué sucedió?

— ¿Cómo sabes que vine para acá? No creo que te haya dado tiempo seguirme. ¿Le preguntaste a mi chofer o al personal del hotel?

— Afirmarte eso aseguraría el despido de algún empleado que está trabajando arduamente para llevar un plato de comida a su casa, por ende, si lo hubiese hecho, no te lo diría.

— Supongo...

— ¿Olvidas que ahora también tengo chofer y que el edificio tiene más de un elevador? Llegué un poco después de ti al lobby, pero me dio tiempo seguirte. Si recién me acerqué a ti, es porque te di espacio, además, no sabía si esperabas a alguien más, es mejor precaver.

— ¿Qué te hace pensar que no espera a alguien más? A quien no espero es a ti, así que déjame solo.

— Lo haría, pero como dije, luces de la mierda y no podría dejar a mi hijastro así, solo y triste.

Jungkook no le respondió más y el mayor tampoco insistió, se quedó a su lado bebiendo en silencio, sin atosigarlo demasiado. Al parecer no había prisa, la noche aún se veía joven. Un silencioso rato después, cuando la mirada del pelinegro encontró la de su padrastro, permaneció como un cuerpo inerte haciendo preocupar al mayor.

— ¿Jungkook?

— ¿Tan grande son tus deseos de tener sexo conmigo que haces todo esto? Porque creo que es bastante exagerado para solo un revolcón al no ser que sea un capricho u obsesión, en cualquiera de los casos, es bastante deprimente que te lleves la vida de tantos por delante de manera egoísta solo por unos minutos de diversión. ¿Sabes cuántos hombres solteros hay en busca de aventuras? Muchos que no le importa tu situación sentimental y que no tienen nada que ver con tu vida real.

—Es contigo con quien quiero estar, eres tú el que me atrae, al que le tengo deseos. Además, sé que no te soy indiferente, los dos lo sabemos. Sexualmente hablando sabes lo compatibles que somos, lo bien que la pasamos. No es nada serio, así que no debes preocuparte porque no te joderé la vida o tu relación, el niño bonito no tiene que enterarse. La estabilidad y la tan aclamada relación, ya la tengo con mi esposo, tu padre, no quiero eso con nadie más porque sinceramente no me interesa. La mejor parte de esto es que como amantes, podemos tener absolutamente todo lo que no hay en casa. Ese es el kit de los amantes, a veces no se trata ni del físico o algo parecido, por eso los hay hasta más feo que lo oficial, aunque claro, este no es el caso.

— Tú eres un caso. — Negó Jungkook llevándose aquel líquido a su garganta.

— Es que es cierto, en casa se tiene a "la pareja ideal". Esa que brinda a largo plazo todo lo que necesitas, comodidad, estabilidad de cualquier tipo, es lo que aseguramos y no siempre coincide con la persona ideal que deseamos de verdad a nuestro lado. Porque eso ideal, cuando se vuelve oficial, cuando ya se tiene en la mano, puede cambiar porque llegan otras responsabilidades que no siempre los dos quieren. Por eso, aunque lo que tengan en casa sea una preciosura, las personas buscan fuera la diversión, el placer, ser lo que quieren sin preocuparse por cumplir los estándares o los acuerdos de otro. De querer eso, ¿por qué buscarían fuera?

— Hay quienes pueden tener todo eso con quienes tienen en la casa.

— Puede ser, pero en algún punto, ese fuego se apaga y se regresa a lo mismo. Porque los gustos, los deseos cambian y muchas veces, sin quererlo, los compañeros quieren que cambies algunas cosas para adaptarse a la "relación" por muy ellos que quieran seguir siendo. Poco a poco, cuando nos damos cuenta y miramos atrás, es demasiado lo que ha cambiado, extrañas y vuelves anhelar algunas cosas que sabes ya no podrás tener igual con quien te acompaña día a día. Ahí es donde nacen los amantes, para suplir todo eso y crear más en pequeñas cantidades que siempre te deja deseando más, sin permitirte aburrir.

— Eres una pequeña basurita parlanchina aunque reconozco que en algunos puntos tienes razón. No obstante, soy de los que cuando esa llama se apaga, busco encenderla nuevamente.

— ¿Y cuánto te dura prendida? Porque cada vez se apaga más rápido, tanto, que te frustra incluso pensar en que tienes que volverla a prender porque por mucho que no se quiera dejar apagar, se gasta, sopla un viento, cae el agua o simplemente desaparece. Dime algo, voy a irme por el lado más banal, pero necesario en las relaciones aunque no lo creas. ¿Cuántas cosas reprimes en la cama con tu pareja? ¿Cuántos gustos tienes que él no se anima a probar, no le gusta, no volvió a repetir o no sabe? Estoy seguro de que lo llenas con otras cosas y ahora está bien, pero miremos al futuro. De aquí a cinco o diez años, ¿qué crees que suceda cuando esa brecha continúe creciendo? Es como aquello que callamos y guardamos, cuando explota, siempre es peor. Los amantes son un pasatiempo, un entretenimiento o deporte de interés mutuo.

— ¿Piensas que yo accedería a convertirme en tu amante?

— No me gusta ese término para ti, eres una alternativa, una extensión de los que tengo. — Jungkook se rió, no porque fuera chistoso aunque sí le hacía gracia, sino por cansancio. Taehyung era demasiado... No sabía qué exactamente en ese momento. — ¿Jaehyun es muy celoso?

El semblante de Jungkook se oscureció un poco al escuchar ese nombre, no quería oírlo de los labios del peligris, menos en esos momentos.

— ¿Eres tú celoso?

— No me considero un hombre celoso, pero sí soy de cierta forma bastante posesivo. No hablo de creer que mi pareja sea de mi propiedad, me refiero a que me gusta la exclusividad, ser el único con quien comparte ciertas cosas, principalmente la parte más íntima. No me molesta que salga de fiestas, se vea con sus amigos, siempre que haga también tiempo para mí. Ahora, no me gusta que por ejemplo, le haga a otro hombre cumplidos que me da a mí, que lo acaricie o tenga una confianza excesiva sin marcar los límites de lo que es respetable y lo que no.

— Te pareces demasiado a tu padre.

— Soy su hijo, Taehyung.

— Lo sé, la versión perfecta de él, aunque no sé si es versión la palabra exacta porque también eres bastante único, peculiar.

Ambos chocaron sus vasos, tomaron y continuaron hablando aunque por momentos el silencio de sus voces se hiciera presente, dejando solo la música que amenizaba el lugar de fondo.

— Dime una cosa, estas ganas que te traes conmigo... — Hablaba Jungkook desviando sin ocultar la mirada hacia las clavículas que el mayor unos minutos atrás había dejado al descubierto con la excusa de que tenía calor. — ¿Crees que te quiten si follamos una vez?

Los ojos de Taehyung se ensancharon ante esta pregunta porque no lo esperaba. Por su parte, el pelinegro la hizo para ambos, él no tenía ganas realmente, nada le despertaba el deseo como las veces anteriores aunque fuera un poco débil por sus perfectas clavículas. Era más bien porque pensaba en las palabras de Jaehyun sobre ver a donde qué había ahí, lo que le hizo responder ese beso.

Muchas veces, cuando una historia se acababa antes de pensar, cuando es cortada abruptamente y muchas veces ni siquiera un aviso o la oportunidad de despedirte y terminar existe, queda una espinita que va durante mucho tiempo con las personas. Luego, cuando se encuentran una vez más, se percatan que estaban enamorados o idealizando los recuerdos, lo vivido en su momento, no a la persona en sí. Se dan cuenta de que fue una efímera fantasía o quizás algo no tan trascendental, permitiéndole entonces cerrar ese ciclo.

Tal vez eso podría ser un caso entre ellos. Esas famosas cuentas pendientes, las cenizas que no se barrieron o aspiraron después de apagar el fuego, las que quedaron sin que la lluvia las eliminara o la tierra las tragara. Quizás, eso era todo lo que Taehyung necesitaba para eliminar ese capricho, el deseo desaparecería o se aburriría. Quitar esas malditas ganas de una vez de sus caminos para poder seguir adelante sin impedimentos.

— No lo sé, puede que sí, puede que no... Podría gustarme mucha más, como ese bocadillo que quieres repetir hasta que te repugnes o ese del que no te cansas nunca. A lo mejor ni siquiera me gusta, no podría decírtelo hasta no probar. ¿Estás dispuesto a dejarme despejar esa duda? — Siguió la mirada que volvió a posarse en sus clavículas antes de subir a sus ojos. — Jamás lo aceptarás...

Se levantó de su asiento para tirarlo por el brazo luego de mirar a su alrededor, literalmente, eran los únicos allí a excepción del hombre en la barra. Jungkook no preguntó hacia dónde lo llevaba porque era obvio, tampoco que hacía, después de darse aquel último trago lo siguió por inercia.

— Creía que no eras de baños, autos, rápidos detrás de un poste... — Mencionó parte de todo lo que Taehyung le dijo la primera vez que se vieron en el club. Aquella noche de música, baile y tragos que le abrió la puerta a esa pasión desenfrenada que incluso los llevó a ese momento.

— Digamos que ya tú y yo superamos esa etapa. — Le dio un guiño para cerrar la puerta. — Necesito ver algo primero. — Musitó mirando al pelinegro que lo observaba fríamente sin moverse de su sitio cuando comenzó a deshacer su pantalón. — No llevas ninguno de los que te regalé.

La decepción en su tono de voz fue notable, realmente esperaba que llevara alguno, pero solo lucía uno sencillo que si bien no estaba mal, no lucía lo suficiente en su pene, ese que flácido yacía en su mano. Se agachó, pero en cuanto lo hizo, Jungkook se inclinó para levantarlo.

— Te dije aquella vez que no practico ni dejo que me practiquen sexo oral cuando ni siquiera nos hemos hecho exámenes médicos. Así no, no vayas por ese rumbo. — Musitó bajo, pero firme. — Antes de darle rienda suelta a esto dime algo, ¿traes condón contigo? Desde que estoy con Jaehyun he perdido la costumbre de llevar protección conmigo.

Ante esto, Taehyung rodó los ojos con fastidio, sacando de su billetera condones y lubricantes en envolturas muy similares, lo único que cambiaban eran las tonalidades, condones rojos, lubricante azul. Jungkook iba a terminar traumatizado si continuaba viendo esos colores juntos cerca de Taehyung.

Habían cerrado la puerta de aquel lujoso baño, mas no habían entrado a los cubículos, estaban ahí, justo frente a los lavabos de mármol sobre los que yacían esas envolturas, los espejos y las pequeñas plantas que decoraban. Todo era negro a excepción de las plantas y el dorado de los grifos que bajo aquellas luces tenues seguían resaltando.

— Cuando te ves teniendo sexo conmigo o recuerdas como lo hicimos, te has planteado un nuevo escenario en tu mente sobre cómo te gustaría que fueran nuestros encuentros. — Indagó Jungkook acercándose, dejando atrás ese obvio desinterés que estaba frustrando al peligris.

Se acercó hasta que la espalda del mayor colisionó con el mármol frío, las manos de Jeon dividiéndose sobre su cuerpo. Una en su cintura, la otra en su cuello, dedos índice y medio fingiendo caminar hacia su mandíbula, esos labios que por reflejo Taehyung relamió ansioso.

— Los dos sabemos que virgen no soy, definitivamente no quiero que me traten como uno. Hacer el amor con flores y confetis es cosa de universitarios, adolescentes y quizás algunos adultos que viven del romance, esperando ese encuentro amoroso o perfecto. Ese cliché televisivo que le harán experimentar mariposas. — Jungkook ladeó una sonrisa, su lengua acariciando sus propios dientes como si ayudaran a afilarlos. — El misionero, ese sexo perezoso y tranquilo es para mañaneros de pareja, solo un poco de energía para comenzar el día.

— En resumen, querías que nos folláramos sin contemplaciones, rudo y pasional. —Ante esto el peligris asintió, inclinándose hacia adelante. Solo logró rozar sus labios, pero eso fue suficiente, sonrió incluso ante esto.

Joder, no habían hecho nada, mas la anticipación estaba apretando el pantalón de Taehyung y el contrario lo notaba.

— Quiero eso, mucho... — Le afirmó serio. — Cuando follemos, quiero que sea así, ¿podrías ayudarme con eso? Sé que eres capaz de hacer lo que te estoy pidiendo, de dejarme abrumado y sin rumbo, así como sé que puedo dejarte igual.

— ¿Sí? — Se inclinó esta vez Jungkook, presionando muy suavemente su cuello, sacando su lengua lo máximo que pudo para con la parte plana de este recorrer los labios de Taehyung de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba hasta chocar con su nariz, dejando una cruz de saliva. — Quieres que te bendiga y bautice con mi polla hasta el fondo como jamás te lo ha hecho mi padre o cualquier otro de los tipos con los que te acuestas.

— Mmm, tan sucio... Me encanta... — Sonrió sacando su lengua, viendo la sonrisa de Jungkook ensancharse mientras lo observaba. Se acercó, presión ambas zonas planas y luego se separó. — Estamos en un baño, creo que deberíamos acelerar el proceso.

— Creo que si querías follar conmigo, debiste pensar que sería bajo el disfrute de ambos. Por ende, me importa una mierda que estemos en un baño en este momento. — Espetó serio, tirando con fuerza de su cuello para acercarlo a él. — Sácala.

Taehyung sabía que se refería a la lengua, por lo que le hizo caso, dejando escapar un gemido muy tenue cuando el menor la succionó y pasó sin pausa a un agresivo, pero jodidamente suave beso.

Jungkook sintió las manos contrarias posarse en su trasero, apretarlo sin pudor mientras se entregaba a su beso profundo y constante. Sobre sus labios respiraron cuando la continuación de ese intercambio de fluidos se tornó imposible. Los dos intentaban calmar sus corazones ya acelerados, ya se veían follando ahí mismo con demasiada viveza.

Fue muy rápido, el modo en que el pelinegro volteó el cuerpo que acariciaba, quedando ambos frente al espejo mientras lo instaba a descender su pantalón. Taehyung no lo dudó, así lo hizo, escuchando como la cremallera detrás de él descendía una vez más, contemplándolo por el espejo. Había visto las fotos, mas el menor no le prestó atención, ahora que Jungkook veía el piercing semi abierto con sus puntas azules, esas piedras preciosas brillando, sintió su pecho hinchar. Debía admitirlo, lucía genial.

Desde su posición, desabotonó la mitad de los botones superiores que tenía la camisa de Taehyung, solo hasta dejar sus clavículas y hombros al descubierto, mismos que besó, mordió, lamió y volvió a besar haciendo gemir guturalmente al peligris.

— ¿Te gusta la idea de ser amordazado? — Preguntó Jungkook sacando un pañuelo de su bolsillo trasero, sorprendiendo un poco al mayor que sonreía por la pregunta.

— Si me amordazas, prefiero que sea con tus dedos, tu mano. — Jungkook cerró sus ojos, sonrió y negó mientras untaba sus dedos de lubricante.

El tiempo apremiaba, no obstante, el pelinegro tomó un poco del mismo para poder preparar a Taehyung hasta que sintió a sus caderas ir al encuentro de sus dedos. Compartiendo una mirada por el espejo, ambos supieron lo que ocurriría, pero no rompieron el contacto visual hasta que Jungkook no entró por completo en el peligris que sonreía complacido a pesar del dolor que recorría su espalda. Después de varias semanas, más de un mes, volvía a estar tan duro como una roca aun tocando fondo. No había indicios de que bajaría, al parecer, esa noche sí se correría como era debido.

Solo las primeras dos estocadas fueron cuidadosas, lentas. Jungkook rápidamente construyó un ritmo constante que no solo iba rápido, sino también profundo. No solo martillaba su interior, realmente en medio de esa rudeza, se encargaba de hacerlos sentir bien a ambos. Del modo en el que besaba su cuello, mirando esos ojos en el espejo, viendo el desastre que era Taehyung, sus expresiones, lo hermoso que se veía su adornado miembro que rebotaba con gracia.

En algún punto los gemidos de Taehyung se volvieron audibles, un poco demasiado. Aunque en un principio fueron los incómodos besos desde esa posición lo que amortiguó el ruido, esos pronto se remplazaron por los dedos de Jungkook que se abrieron paso amordazándolo de ese modo. Cada gemido se rompía y vibraba contra sus ensalivados dígitos, siguiendo el recorrido hasta el pene del menor.

Juntos se envolvieron en fuertes penetraciones, jadeos, choques de pieles que se pausaron únicamente cuando un primer chorro salió en dirección de uno de los lavamanos. Todo Taehyung temblaba entre las embestidas que chocaban contra su próstata y la deliciosa manera en la mano libre de Jungkook pasó a masturbarlo mientras él se sostenía por cuenta propia contra el mármol.

—Maldición... — Jadeó el pelinegro varios segundos más tarde aferrándose a los hombros de Taehyung. Se liberó potente y abundantemente hasta que solo pulsaciones restaban.

Apoyando su frente sobre la espalda del peligris que sonreía complacido contra el espejo, Jungkook salió lentamente de su interior, retirando el condón que anudó y le entregó con una risa al mayor.

— Un obsequio. — Taehyung hizo una mueca exagerada llevándoselo a su pecho, haciendo al contrario volver a reír de sus cosas como aquel fin de semana hacía tanto tiempo atrás.

Entre risas se vistieron, volvieron a recuperar el porte que llevaban cuando entraron al baño, pero no salieron de inmediato. El peligris tiró de Jungkook para besarlo correctamente como en el desespero y las posiciones no pudieron hacer correctamente, esta vez, aunque fue demasiado difícil, tomó parte de ese control que Jungkook se rehusaba a soltar. Se besaron hasta que una vez más gimieron entre besos, necesitaban recuperar energías, pero a su vez, ambos tenían deseo de volverse a desnudar. Ambos aferrados a sus cabellos, sus lenguas danzando, provocándose.

— Mierda, dime que la noche no termina aquí. — Murmuró Taehyung contra sus labios, notando que Jungkook continuaba pensativo, recuperando el aliento. — Por favor, Kook. — Unió sus labios en otro beso un poco más calmo, acariciando su cuero cabelludo, mordiendo luego su mandíbula.

— Si puedes lograrlo, te espero en la dirección que mandaré a tu teléfono. — Se separó sutilmente para teclear algo en su móvil, sintiendo el del mayor vibrar. — Dentro de una hora. Es tu único chance, si no puedes lograrlo, esto ha sido todo por hoy y un buen tiempo, quizás para siempre.

Doble y última actualización. Nos vemos pronto, espero que hayan disfrutado de este capítulo. Nos vemos en el siguiente junto a este par de infames lol.

LORED

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro