Capítulo 5

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— Intenté comunicarme el sábado con usted, pero me fue imposible. — Hablaba Yoongi mirando momentáneamente por el retrovisor al pelinegro que llevaba sus ojos cerrados a pesar de estar despierto. — Su padre regresa hoy a la ciudad.

— Sí, vi su mensaje esta mañana. — Habló sin querer elevar sus párpados. — Posiblemente el próximo mes viaje a Inglaterra, encárgate de organizar todo para mí.

— ¿Inglaterra?

— Iré a Gales y luego a Inglaterra. Primero me presentaré en persona a la propuesta de negocios con Lord Nicholas Windsor y luego me encontraré con el director de London College of Fashion. — Mencionó con calma.

— ¿No dijo que no se encontraría con la realeza del Reino Unido y le dejaría eso a su hermano o padre porque no quería seguir sus caprichos? — Indagó extrañado, viendo por el retrovisor que Jungkook había abierto sus ojos.

— Lo he pensado mejor, mi hermano está saturado con muchas cosas y aunque mi padre podría hacerlo, aceptaré su pedido. Ya que iré a Inglaterra, no me cuesta nada ir a Gales.

— Pensé que no quería hacer tratos con ellos, no le gustó la oferta que le hicieron, la rechazó.

— Lo reconsideraré, ir no significa que la aceptaré. Veré personalmente qué tan factible y cierto es todo lo que me han dicho. — Min no dijo nada más, él jamás cuestionaría sus acciones por muy raras que le parecieran. Se limitó a asentir. — Me pondré en ello.

— Gracias.

Ese lunes estuvo cargado para Jungkook, el trabajo lo mantuvo ocupado a cada momento, pero, en esos momentos de descanso que en ocasiones tuvo, se encontró pensando en el peligris que conoció el viernes pasado. Realmente no entendía por qué, pero hubo algo en Taehyung que lo cautivó.

Regresó a la mansión alrededor de las ocho de la noche, cenó, se bañó y acostó. Era todavía de madrugada cuando se levantó para salir a correr. Sus ojos se cerraron molesto cuando escuchó gemir a su progenitor, ese era el sello de su regreso.

Jeon Dongun, ese hombre que le dio la vida era tan rico y poderoso como promiscuo. Por años, siempre había tenido muchas amantes de turno, Desde que era adolescente, Jungkook recordaba el paseo de mujer que veía cada noche en su casa. Él estuvo prácticamente obligado a escuchar todo lo que sucedía en la habitación de al lado. Con tantas jodidas habitaciones que había en ese sitio y su padre incluso escogía ir a su propia habitación, justo al lado de la suya.

Al comienzo le avisaba, así él podía escoger e irse a casa de su mejor amigo o incluso se iba con Yoongi. Esos avisos se fueron perdiendo con el tiempo, se daba cuenta cuando los escuchaba porque Dongun nunca fue el más silencioso o cuando los veía porque este vagaba con ellas por toda la casa, olvidándose que allí también vivían sus hijos e incluso algunos empleados.

Esa fue una de las razones por las cuales, apenas pudo, se buscó su propio apartamento. Seokjin no quería que se fuera, su padre tampoco, pero al menos su hermano lo comprendía. En un comienzo le permitieron que fuera allí los días en donde su padre fuera a tener compañía, luego se fue quedando más tiempo. Sin embargo, nunca pudo sentir su espacio como un hogar, por alguna maldita razón, aún a sus veintisiete años continuaba yendo a la casa. Desde hacía casi cuatro meses aquello no ocurría, pero al parecer lo bueno duraba poco.

Esa no fue la única sorpresa que se llevó Jungkook esa mañana, la mayor y mejor, fue cuando volvió de hacer ejercicios. Creyó que había sido una mala visión, pero Yoongi estaba estacionado y de su vehículo Seokjin descendía con una maleta. Una enorme sonrisa apareció en su rostro, corriendo a gran velocidad hacia su hermano para tomarlo de sorpresa y cargarlo.

— ¡Maldito, mocoso! — Exclamó Jin riéndose entre los brazos del menor que lo levantó en el aire y lo volvió a dejar en el suelo, abrazándolo como cuando era un niño lleno de efusividad por cualquier cosa. Agitó su cabello y el pelinegro dejó un inocente pico en sus labios como desde que era niño antes de tomar la maleta que Yoongi sostenía. — Deja eso.

— No, yo la llevaré. ¿Por qué no me dijiste que venías hoy? ¿Qué haces aquí? No es ninguna fecha importante como para que estés en Corea. — Indagó entrando a la mansión.

— Tengo negocios que atender en la ciudad. — Mencionó viendo a su no tan cachorro hermanito. — Min, puedes retirarte, por hoy no necesitaré más de tus servicios. — Espetó serio, ignorando la venia que el nombrado le ofrecía.

— Sí, señor. Con su permiso... — Permaneció inclinado hasta que los hermanos desaparecieron, luego se arregló su traje, montó en el vehículo y se marchó.

La nana de ambos también estuvo muy feliz de ver a Jin, este le permitió abrazarlo y le sonrió, pero no hizo mucho más. Sin embargo, rio del modo en el que esta tal cual como cuando era niño, se revivía por atenderlo con esa mirada que en ocasiones odiaba y otras agradecía.

Estando en la cocina, ambos vieron aparecer a su padre envuelto en bata y con una apariencia deplorable que evidenciaba su faena nocturna. La mandíbula de su hijo mayor se tensó intercambiando una mirada con un Jungkook que se limitó a encogerse de hombros con fastidio.

Siempre que podía, desde que era un niño, Seokjin no permitía que en su presencia, Jungkook fuera testigo de los encuentros descuidados de su padre. Siempre le reprochó eso y tantas otras cosas que jamás le comentó al menor de todos. Esa relación de padre e hijo era la peor, prácticamente se toleraban, al menos del lado de Jin y esta era una de las razones para refugiarse en el trabajo e irse lejos del país.

— ¡Hijos! — Exclamó con una sonrisa acercándose para abrazarlos a ambos, Jungkook volteó un poco su rostro porque apestaba y el mayor de sus hijos simplemente se alejó sin permitirle acercarse. — ¡Uhm Junghwa! — Llamó a la quien fuera nana de sus hijos y ahora encargada principal de la casa. — Organiza un desayuno para cuatro en media hora.

— ¿Para cuatro?

— Sí, cuatro. Aprovecharé que están los dos presentes para presentarles a mi pareja. — El señor Jeon habló volteándose para verlos.

— Tienes que estar bromeando. — Esperó Seokjin molesto. — No piense compartir la mesa de esta casa, la residencia que le perteneció a mi madre con cualquier amante que tengas de paso. No estaré presente y espero que tengas la decencia de correrla antes de que yo la vea.

Jungkook se levantó en cuanto vio a su padre regresar sobre sus talones hasta donde estaba su hermano señalándolo con el dedo. Al rodarle los ojos y voltear su cara, Dongun la sostuvo en su lugar.

— Que no se te olvide que soy tu padre y el jefe de esta familia, por lo tanto, me debes respeto. — Mencionó ejerciendo mayor presión, ignorando la forma en que Jin empuñaba sus manos. — He dicho, vamos a desayunar juntos y eso es lo que estamos haciendo, no es una petición, es un orden. Así que no te confundas. Tu madre hace diecisiete años que dejó este mundo, su lugar siempre estará, pero yo merezco rehacer mi vida.

— Has estado rehaciendo tu vida desde hace muchísimo con cuanto genital te pasa por delante como el mugroso ser que eres. — Una bofetada resonó en la cocina. El rostro de Jin permaneció volteado más que cortos segundos, sentía el escozor filtrándose por su piel, la punzada que esta daba. Sus hombros fueron los primeros en moverse, luego se escuchó una carcajada mientras volvía a mirar a su padre.

— Papá, estaremos en el desayuno. — Musitó Jungkook queriendo detener aquello. No obstante, la risa de Seokjin se convirtió en una burla mientras miraba con desdén a su padre.

Otro golpe se escuchó, pero la risa no mermó hasta que el mayor no se dio la vuelta y marchó. Solo entonces dejó de reír mirando serio la escalera. Jungkook intentó hablarle, acercarse, mas el mayor se alejó de golpe.

— Iré a mi habitación, nos vemos en el desayuno. — Fue todo lo que dijo antes de tomar la maleta y alejarse.

Con sus manos en puños que blanqueaban sus nudillos, el menor asintió en su sitio. Una mano en su espalda lo relajó brevemente, la señora Uhm siempre sufría esos momentos junto con sus niños.

— Lleven la fiesta en paz con su padre, es solo temporal, luego los dos se pierden. No deberían dejar que estas situaciones siga afectándolos. — Jungkook asintió besando su mano.

— Iré a bañarme para bajar a desayunar, ajumma. — Mencionó tomando la toalla que esta le había preparado como cada mañana junto a una botella de agua.

Cuando Jungkook bajó al desayuno, vio a su hermano trabajando desde su tablet. Se había cambiado y lucía radiante, como si nada hubiese pasado. Ese era Seokjin, el hombre que jamás dejaba ver a través de él ni siquiera cuando se le miraba a los ojos, estos que estaban supuestos a ser la ventana del alma.

Siempre lucía perfecto e impecable sin importar lo que sucediera en su vida. Alguien extremadamente serio, pero que regalaba las más amplias y radiantes sonrisas, solo que esa luz era artificial. Pocos lo sabían, solo su hermano veía ese lado donde perdía por momentos los estribos o el control de su accionar, siempre causados por su padre.

No obstante, estos momentos eran fugaces, pasaban y, segundos más tarde, el mayor de los hermanos Jeon volvía a recomponerse, mostrándole una sonrisa carente de sinceridad como esa que le estaba dando a Jungkook en ese momento a pesar de que era su hermanito quizás la única persona en el mundo que podía hacerlo reír de verdad.

— Algo bueno debe tener nuestra sangre para dar semejantes bellezas. — Musitó dejando el aparato de lado para prestarle atención al pelinegro que se sentaba frente a él. Primero se instaló el silencio, pero pronto comenzaron a conversar sobre cosas triviales, relajando la tensión que pronto se disipó por completo. — ¿Alguna relación? ¿Cuñado, cuñada? — Ambos se rieron mientras el mayor miraba a su hermanito con un corazón cálido.

— Todavía nadie importante que sea merecedor de ese título. — Negó divertido.

— Hmmm... ¿Nadie ha captado tu atención en este tiempo? — Indagó cruzando su pierna, viendo como la sonrisa del menor se aniñaba. — Cuéntame.

— No he dicho que nadie haya captado mi atención, es solo que no tengo pareja. ¿Cuándo la he tenido? — Rio una vez más. — Cuando haya algo que contar, serás el primero en saber, como siempre.

— Eso me gusta.

— ¿Qué hay de mí? ¿No tengo una cuñada o cuñado?

— Olvida eso mocoso, tu hermano es célibe.

— ¿Porque te arrodillas a rezar no precisamente un padre nuestro? — Enarcó una ceja y Jin le lanzó una servilleta.

— Deja de decir cosas que nunca has visto.

— No necesito verte para saberlo, hyung. Por mucho que jamás me hayas presentado una pareja, no significa que no te hayas arrodillado, sucede lo mismo conmigo. — Lo miró con picardía viendo al mayor negar con una sonrisa que Seokjin compartió hasta que repentinamente desapareció.

No había que ser adivino para saber el motivo para el que su sonrisa se esfumara. Jungkook escuchaba los pasos que se acercaban a su espalda, incluso su propia sonrisa había desaparecido sin necesidad de mirar. Su mano se aferró a la servilleta para controlarse. Solo un desayuno y desaparecería, eso era todo.

— Mi amor, permíteme presentarte a mis tesoros, a mis hijos. — Seokjin solo los miraba y el menor de los Jeon rodaba sus ojos con fastidio. — Jeon Seokjin y Jungkook. Hijos, les presento a mi pareja, Kim Taehyung.

Jungkook había estado escuchando, pero ignorando las palabras dichas por su padre. Sin embargo, en algún punto desconocido, ese nombre resonó en su cerebro recordando al Taehyung que estuvo con él ese fin de semana. Esto le hizo sonreír un poco, una sonrisa que fue mermando mientras los pliegues en su frente aumentaban. ¿No era Taehyung el nombre un hombre? Esto le pareció tan extraño que le hizo mirar a su hermano e incluso girarse hacia su padre y pareja quedándose en algo más que un shock.

Había sido una noche de música y unos tragos lo que le abrió la puerta a una pasión descontrolada entres el peligris y él. El mismo peligris que Jungkook hacía en esos momentos en Inglaterra y por el que pensó viajar a dicho país si por casualidad este le daba una señal o podía propiciar algún encuentro, porque al menos contaba con la información de su escuela. No tenía el apellido, solo su nombre y el del centro en el que estudiaría, mas no creía que hubiera muchos Taehyung en esa escuela de Londres.

Ese con el que se fundió en un desenfreno entre las sábanas de su habitación. Supuestamente, no debían volver a cruzar sus caminos, pero ahora veían que la vida no se planea. Es que ninguno se esperó que Jeon Dogun los presentaran. Jungkook no esperaba que su padre le presentara a esa persona que le hizo reír todo ese fin de semana, ese con quien experimentó increíbles orgasmos y se había quedado grabado en su cerebro.

El comedor se había quedado sin oxígeno, más de uno no respiraba. Cuerpos tensados, emociones encontradas, unas fueron esperadas, otras, no tantas. Taehyung dio por instinto dos pasos atrás, pero la mano que tenía agarrada la suya no se lo permitió. Los ojos del pelinegro viajaron de su padre al rostro del peligris y de este a sus manos. Parpadeó varias veces como si todo no fuera más que una ilusión que pronto desaparecería, pero seguía ahí.

Buscó a su hermano con cierta desesperación y su corazón latiendo, mas este solo mantenía sus manos empuñadas y un semblante indescifrable. A diferencia de su hermano menor, para él no era novedoso ver a su padre con otro hombre. Habían sido pocas las veces, de hecho, desde hacía varios años no lo veía con uno, mas no era algo nuevo. Jungkook era el único que hasta el momento creía que todas las amantes de su padre siempre fueron mujeres, ignorando que incluso algunas que creyó completamente féminas, no eran más que trasvestis o personas transgéneros.

No obstante, por la presión social y su apariencia para el mundo, el señor Seon era bastante cuidadoso, por eso a Seokjin le sorprendía tanto que realmente estuviese presentando a otro hombre como su pareja de manera oficial. Detalló al peligris y casi quiso burlarse en la cara de su padre. ¿En verdad creía que un joven como él estaba enamorado de su persona y no de su cuenta bancaria? Su inteligencia se le fue para los genitales.

— Es un placer conocerlos, había escuchado hablar de ustedes, pero solo hasta ahora tuve la oportunidad. — Rompió Taehyung el silencio, estirando su mano hacia un pelinegro que continuaba observándolo en trance. Al no recibir su saludo de regreso, retiró su mano para extendérsela al castaño que lo miraba.

— ¿Es esto alguna especie de broma? — Jungkook se le adelantó a su hermano, ambos estaban pensando la misma pregunta.

— Hijo, sé que en estos momentos puedes estar confundido, después de todo, comprendo que sea extraño conocer las preferencias sexuales de tu padre. Sin embargo, quiero que sepas que, si he tomado la decisión de presentarlos después de todo el tiempo que llevamos saliendo, es porque es una relación seria, porque estoy completamente enamorado de este hombre. Quiero que seamos una familia feliz y...

— A ver, Santa no existe y los milagros están un poco escasos. Esta familia nunca ha sido feliz y tampoco lo será con o sin tu nueva adquisición. — Interrumpió Seokjin. — Entonces, si te lo quieres follar, bien puedes, solo no nos inmiscuyas en esto y respeta a eso que llamas familia.

— Perdón, creo que es mejor que me retire y ustedes hablen con calma, en familia. — Musitó Taehyung preparado para salir de allí, mas fue detenido por su pareja. — Amor...

Los ojos de Jungkook se ensancharon pasando a mirarlo con cierto asco antes de bufar y negar bajo la atenta mirada de su hermano mayor, ese que lo estudiaba en silencio. Apretando la servilleta que sostenía debajo de la mesa, el pelinegro miró al sujeto que había estado gimiendo en su cama prácticamente horas atrás.

— Estoy de acuerdo con el visitante, es preferible que se retire. — Espetó con apatía y molestia.

— Taehyung no se va a ningún lado, quieran o no, deberán a aprender a respetarlo como mi pareja de ahora en más porque esta será su casa. — Habló con firmeza Dongun indicándole que se sentara en una silla.

— ¿Qué? — Los hermanos preguntaron al unísono.

— Ayer mi pareja ha venido definitivamente a vivir con nosotros, esta será su casa de ahora en más, le pertenece tanto como a ustedes porque es la persona que amo, mi compañero.

— ¿Qué tan seguro estás de eso?

Todo Taehyung se tensó al escuchar la pregunta de Jungkook, quería evitarlo, pero aun así estaba sonrojándose, sus manos temblaban y su garganta estaba seca. Dios, sí sabía que ese hombre tenía dos hijos adultos, siempre hablaron que los presentaría, pero no es que a Taehyung eso le importase mucho. Los hijos de ese hombre hasta el momento no le habían interesado mucho.

— Y-Yo... — Intentó hablar, pero fue interrumpido por el señor Jeon que apretaba su mano regalándole una sonrisa.

— Señora Uhm, sírvanos. — Indicó. — Mi amor, si quieres algo especial, puedes decirle, ella se encargará de todo. Junghwa, quiero que se acate lo que mi compañero diga como si fuera yo, por favor, infórmale al resto de los invitados, organiza una reunión para esta tarde.

— Sí, señor. — Respondió la mujer inclinándose, mirando apenada a sus niños.

— ¿Puedo conocer su hermosa historia de amor? — Ironizó Seokjin y por un momento Jungkook odió todo, no le interesaba escuchar una mierda.

Su hermano y padre se miraban desafiantes, su mirada se cruzó con la del peligris, mas la ignoró inmediatamente porque si veía su cinismo y descaro una vez más haría una estupidez.

— Taehyung y yo nos conocimos hace un año. Nos estuvimos frecuentando, llevamos las cosas con calma y hace cinco meses decidimos formalizar nuestra relación. Hace un mes discutimos sobre los siguientes pasos a tomar como una pareja y es por esto que nos mudamos juntos. — Comentó tomando la mano del peligris, esa que elevó besando el dedo en donde un dorado anillo idéntico al del señor Jeon adornaba. — Nos casaremos en un mes.

Los hombros de Jungkook se agitaron con un resoplido junto a una sonrisa cínica. La lengua en su boca pasó a empujar el interior de su mejilla mientras miraba sus cubiertos, elevando su cabeza lentamente para mirarlos con una ceja enarcada.

— Estoy hablando en serio en estos momentos. ¿Esto es una jodida broma? Porque déjenme decirles que se les ha salido ya de control. — Dijo entre risas nada alegres. — Me estás diciendo que trajiste a vivir a mi casa y te vas a casar con un tipo que conociste hace un año mientras que tú follabas hasta hace unos cuatro meses atrás con todo lo que se te atravesara y él seguramente hasta este fin de semana tuvo clavada la polla de algún tipo hasta el fondo. Tú, un jodido anciano que lo único que le sobra es dinero se va a casar con un veinteañero que tiene el cartel de cazafortunas en la frente y que te va a estar pegando tarros hasta el día en que estires la maldita pata. ¿Eso es lo que me estás diciendo?

Dongun golpeó la mesa tan fuerte que todo lo que había en ella tembló, levantándose para tirar a Jungkook de su camisa y abofetearlo con molestia. Seokjin rápidamente se levantó, incluso Taehyung lo hizo, mas el hijo mayor le indicó que se sentara.

— Claro, supongo que duele la verdad.

— ¡Pídeles disculpas! — Exclamó zarandeando al menor que se zafó bruscamente, lanzando a la mesa la servilleta que había estado sosteniendo antes de darse la vuelta e irse. — ¡Jeon JungKook! — Gritó, viendo como este se iba y su hermano lo seguía. — ¡Jeon Seokjin! ¡Regresen aquí ahora!

🙈 Triple actualización por aquí... 🙈

¿Qué les ha parecido el capítulo y la historia hasta el momento?

Pd: Jeon Dongun ha sido inspirado por Jang Dongun, no es en verdad un anciano. Sus hijos dicen esto porque evidentemente es su padre y están molestos.

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