Capítulo 6

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— ¡Te dije que te detengas! — Espetó Seokjin tirando del brazo de su hermano, viendo como este se soltó molesto. — No vas a conducir así, dame las llaves. — Exigió estirando su mano, cerrando la puerta del hermoso deportivo gris que solamente salía del garaje en casos especiales. — Yo no soy papá, estoy hablando contigo, dame las llaves yo conduciré.

El menor se frotaba la cara con molestia porque de ese cúmulo de emociones que sentía, no sabía cuál le afectaba más. La bofetada de su padre, sus imposiciones y acciona, el hecho de le dijera que se iba a casar y llevar a alguien a la casa en un mismo día o el hecho de que esta persona fuera el hombre con quien pasó todo su fin de semana. Tan descarado e hipócrita que lo saludó como si fuese un completo desconocido aunque en parte quizás lo eran.

— Necesito estar solo, no lo tomes a mal.

— No lo tomo a mal, pero no te dejaré ir solo, no hoy y no en este estado. — Insistió bordeando el auto, sentándose en el asiento del pasajero.

Mirándolo, Jungkook suspiró y asintió montándose en el auto junto a su hermano, saliendo de aquella casa infernal que cada día parecía solo ponerse peor. Condujo sin rumbo fijo, con música casi ensordecedora y, a pesar de que a él no le gustaba ese tipo de música estridente, no le dijo nada a su hermanito. Simplemente lo dejó ser y permitió que se desahogara temporalmente de ese modo, después de todo, a él también lo ayudaba. Se debía añadir la parte positiva de que, si Jungkook estaba feliz, él también lo estaba.

— Padre no es idiota, creo que él sabe bien lo que está haciendo, tal vez esto es como un negocio que solo lo beneficia a él. Ese hombre será su juguete o viceversa, pero al final, los dos están obteniendo lo que quieren, el tal Taehyung si papá se lo otorga tendrá dinero, posición y poder, algo por lo que muchos matarían e incluso menos. Se nota que tiene sed de crecimiento y no lo dejará ir tan fácil. — Musitó Seokjin después de un rato, cuando ambos estuvieron más calmados.

— ¿Y lo aceptas simplemente así?

— ¿Qué se supone que deba hacer? En realidad, me importa poco si se casa con él o con veinte, lo he visto toda la vida follar con todos incluso cuando... — Calló reorganizando en su mente las palabras correctas para decir. — Cuando tenía que cuidar la posición que tenía, nunca se ha cohibido de sus placeres. Le muestra al mundo lo que este quiere ver y cuando se da la vuelta hace lo que se le da la gana.

— Ese tipo está jugando con él.

— Lo sé, al principio también llegó a mi mente, no obstante, creo que papá ha sopesado todos los por menores por muy enamorado que diga estar. Si algo no tiene él, es un pelo de estúpido. Tal vez le haga firmar algún tipo de acuerdo prenupcial, yo me encargaré que lo nuestro quede respaldado y ese tipo no pueda tocarlo, no te preocupes. — Jungkook bufó estacionándose en los bajos de su empresa. — Por otro lado, el señor Jeon también está ganando algo, puede tener sexo con quien él quiera solo por ser quien es, porque muchos se le lanzarán arriba por una oportunidad de subir. Tenemos sospechas y no sabemos en concreto qué podría ser, pero algo debe estar sacando papá de todos esto, aunque sean excelentes revolcadas, puede haberse enamorado de él. Solamente hay que mirarlo, no carece de nada y...

— Tengo que ir a trabajar, estoy demasiado atareado con varios asuntos. — Interrumpió Jungkook eliminando su cinturón de seguridad. — ¿Vienes? Necesito a Min un momento si deseas llevártelo, dame solo un momento.

— Lo despedí porque no lo necesito hoy, hasta mañana no tengo que hacer uso de él, así que descuida. Hoy tu hermano será su caballero de gran armadura que te ayudará en el trabajo como te ayudaba con las tareas y proyectos escolares. Tan grande y unas cositas tan formadas allá abajo, pero todavía llama a hyung cuando se vuelve loco. — Lo molestó acariciando su mentón, recibiendo un manotazo seguido de una risa. — ¿Me estás faltando el respeto? Soy cinco años mayor que tú, mocoso.

— Ven, te pondré a revisar muchas cosas, serás mi esclavo por todo un día.

— Tengo un salario de élite, soy el CEO mejor pagado en Corea del Sur por tres años consecutivos. Mensualmente recibo 250 000 dólares por mes, eso es sin contar los bonus y mis participaciones o colaboraciones con otras compañías. ¿Cuánto tienes para ofrecerme?

— Te daré por hoy el salario mínimo de un empresario regular en Jeon Corporation. — Jin negó dejándole saber que era muy poco. — Ganarás 2500 en un día.

— Eso solamente te cubre dos horas de trabajo de mi parte si soy condescendiente. — Estiraba sus labios fingiendo disconformidad. — Además de que estaré trabajando negro.

— Tres mil y no subo más.

— Hecho, hay que respetar el trabajo de uno, gratis ni el saludo. — Sonrió zafando también su cinturón de seguridad para seguir a su hermano al interior de las oficinas, siendo saludados por los presentes con los que se cruzaban. — Creo que necesitan una remodelación.

— Ya estoy trabajando en eso, no empieces, hyung, por favor. — Rodó los ojos entrando a su oficina para ir directamente a su escritorio mientras el mayor se dejaba caer en el sofá ajustando su camisa y cabello. — Tengo algo que quiero que revises por mí. — Musitaba rebuscando entre sus papeles algo que le entregó a su hermano. — Opinión sincera.

—Nunca escucharás otras cosa de mi parte. Mi virtud y defecto, mi lengua sin filtro. A ver, dame. — Estiró la mano mientras Yoongi entraba a la oficina.

— ¿Me llamó señorito, Jeon? — Debido a que había un Jeon mayor en la habitación, no era correcto llamar señor a Jungkook, por esto hizo un cambio en su trato que como siempre fastidiaba al aludido.

— Sobre el encargo de Inglaterra. ¿Lo hiciste?

— Todavía no, estaba dejando eso para hoy. — Se excusó mirando de soslayo a su jefe directo. — Lo siento, lo haré ahora mismo.

— No, descuida, olvida lo que te dije, deja todo tal cual estaba. La primera decisión siempre es la correcta, cuando se comienza a divagar, pueden llegar los problemas, vamos con la primera decisión, no más cambios. — Yoongi lo miró algo confundido, Seokjin miró a su mano y luego a su asistente intentando descifrar lo que estaba ocurriendo, algo no le olía bien. — Eso es todo, mi hermano te va a explotar a partir de mañana, así que te aconsejo que te tomes el resto del día.

— No es necesario, iré a la reserva y...

— Min, no te quiero hoy por los alrededores, lo mejor será que te vayas. — El mayor asintió rápidamente, inclinándose respetuosamente ante los dos. — Ten un buen día.

— ¿Por qué les dices a mis trabajadores que los voy a esclavizar? — Habló el castaño cuando su asistente salió. — Eso es quitarme autoridad entre ellos, soy un jefe sensato que nunca les doy sobrecarga de trabajo. Si un día necesito más de su tiempo, les pago extra y luego le repongo esas horas de acorde con la nómina para que se tomen algún día libre. Cualquiera que te escucha podría pensar que soy un ogro dictador. — Protestó sin dejar de leer los documentos en sus manos. — Tienes que cambiar esto, ven aquí que te muestro. — Espetó haciendo que Jungkook se le acercara para darle por la cabeza y luego mostrarle el cambio del que le hablaba en el documento.

+++

Después de aquel fatídico desayuno, Taehyung dio su mejor sonrisa hasta que el señor Jeon entró a su oficina en la misma mansión. Tuvo que ir al baño, se quedó apoyado en la puerta durante un tiempo desconocido y luego se derribó casi hiperventilando. De todas las personas y lugares del mundo, jamás se esperó que el chico con quien relativamente se estaba despidiendo de su "soltería" terminara siendo el hijo de su futuro esposo.

Literalmente, ese hombre que le hizo experimentar un grandioso fin de semana ahora era su hijastro. Algo absolutamente retorcido. Gracias a Wooshik, él pudo acercarse al presidente y dueño del hotel Euphoria y otros tantos globalmente. El presidente de Jeon Corporation, fue su objetivo perfecto para sus planes y el que más trabajo le costó atrapar.

Estuvo durante meses con encuentros irregulares casi siempre propiciados por el mayor, fue su acompañante perfecto, casi su escort, con la única diferencia de que él desde un inicio fingió interés romántico por él. Hubo un momento en que creyó que Dongun no lo buscaría más, mismo momento en el que decidió empezar una relación con Seojoon. Un hombre extremadamente atractivo y joven, pero conformista.

La pasaron bien, no podía negarlo, no lo dejó porque tampoco tuvo una seguridad con Jeon. Cuando la tuvo, fue egoísta, de igual forma no quiso dejarlo. No obstante, cuando el señor Jeon le habló de una formalización incluso legal, tomó decisiones. Eso era lo que cambiaba la vida de todos. Él decidió vivir y hacerlo a lo grande, bien. No arriesgaría todo eso por un amor que a fin de cuenta no existía, era inseguro.

Le debía mucho a uno de sus mejores amigos, Wooshik conocía algo sucio del presidente gracias a que por descuido una vez escuchó que este contrataba chicos para compañía, uno de los tantos reprimidos de la sociedad.

Juntos planearon todo, Hoseok no estuvo de acuerdo, ese fue uno de los motivos por el cual su relación con Wooshik se fracturó más de lo que ya estaba. No obstante, todos quedaron contentos cuando los regalos y los efectivos fueron llegando. Cuando pudieron comer sin contar los centavos, sin decidir entre una comida y el dinero para continuar yendo al trabajo queso les daba para malamente pagar los techos en donde descansaban, los comentarios negativos se volvieron neutros.

¿Dignidad y orgullo?

Por favor, que fueran a cualquier tienda, arrendatarios, hospitales e incluso a tomar el bus con dignidad y orgullo para ver cómo podrían pagarlo. ¿Trabajos honestos? ¿Exactamente cuál lo era? Porque muchos no comprometían el cuerpo, pero sí la mente de una manera que jamás se vuelve a ser el mismo e incluso muchos en los que sí se cobraba la salud física de la persona.

¿Una salida fácil? Eso solamente lo decían los ignorantes que apuntaban y juzgaban sin más, esos que tampoco se harían cargo de sus problemas o deudas, que solo estaban ahí para hablar.

Sí, podría decirse que él era un hombre interesado, un cazafortunas, alguien que de cierta forma se prostituía por dinero. Algo así como lo que hacía el noventa por ciento de la sociedad coreana y gran parte del mundo concertando matrimonios donde solamente había intereses. Una empresa, un nombre, poder, ¿no era eso también prostitución? Solamente fingen una relación para obtener lo que querían tal cual él. Hacía feliz a uno y de paso también a él mismo. Porque prefería mil veces llorar con el estómago lleno un techo y ropa que lo cobijara, que con hambre en la calle y sin qué ponerse.

Si realmente los estados y el mundo quisieran eliminar la "prostitución", no haría falta un Thanos, la mitad de la población desaparecería. Incluso en esos matrimonios por "amor" le seguía un divorcio y pleito por bienes que en muy pocas veces realmente luchaban los dos, pero que al final todos querían. Él no se disculpaba por lo que hacía, pero sí daba un alto a aquellos que muchas veces se creían con el derecho de cuestionar la dignidad de "su profesión".

Las personas que se entregaban por necesidad, interés, aquellas que se prostituían entregaban una pequeña porción de sus cuerpos a cambio de un sustento. Los empleados comunes vendían y regalaban gigantescas porciones de su vida. Vivían para trabajar y al final continuaban nadando en la misma miseria de un trabajo a otro siendo explotado y utilizados. Eso a él no le pasaba más. Si por obligación todos debían estar dentro de una pirámide, prefería estar en la punta y liviano, que el fondo soportando el peso de todos aquellos por encima de él.

— Mi amor. — La voz de su pareja llegó a él en la habitación que compartían desde la noche anterior. Dibujó en su rostro la más grande da las sonrisas y estiró sus manos para atraerlo. — Definitivamente no quiero dejar que mi niño me mime.

— Tu niño nunca dejará de mimarte, mi amor. — Afirmó mordiéndose su labio inferior para agarrar su cabeza y besarlo.

Aunque no estaba enamorado de él, en la intimidad no suponía un gran sacrificio. Para su edad, Dongun seguía siendo un hombre elegante, atractivo y se mantenía bien. Dueño de muchos encantos y también muchas propiedades, eso lo hacía muchísimo más hermoso, perfecto.

— Te prometí un recorrido por la mansión de mi brazo, luego te mostraré el exterior e iremos al edificio central de Jeon Co. — Sentenció pasando a besar su cuello, haciendo al menor reír. — Nuestra relación seguirá manejándose con discreción aún después de casados, pero eso no quita el hecho de que serás el señor Jeon. — El peligris asintió atrayéndolo para un nuevo beso.

— ¿Me enseñas nuestra casa, amor?

— Somos todo tuyo. — Asintió saliendo de la cama, estirando una mano que Taehyung tomó con una sonrisa.

El poder social y económico no era un juego, ya lo sabía, pero continuamente lo comprobaba. Eso incluso le hacía respirar mejor, su único problema, los hijos de ese hombre. Ahora que los conoció sabía que a pesar de ser adultos, serían un fastidio, principalmente Jungkook. Si este abría la boca estaba tan jodido, que ni siquiera desea pensar a fondo esa posibilidad. Había nadado demasiado y no iba a morir en la orilla. Él era un tigre que bajo sus garras tenía la mejor de sus presas y no lo dejaría escapar.

Pasó todo el día con su pareja, ambos esperaron a los hermanos Jeon para la cena, mas ninguno llegó. Le tocó contentarlo físicamente, dos copas de vino y el señor Jeon pasó a dormir plácidamente. Sin embargo, él no podría dormir esa noche tan fácilmente, no volvería a pegar bien un ojo mientras no hablara con el menor de los Jeon. Ese fue el motivo para que se sentara en la sala hasta que este llegó pasada la madrugada.

Por la falta de costumbre, el pelinegro se sorprendió cuando entró a la casa y notó la luz que provenía del salón que nunca se utilizaba. No obstante, cuando se percató del motivo, simplemente empuñó sus manos mientras se encaminaba a su habitación.

— Quítame... Tus asquerosas manos de encima si no quieres que te estampe la cabeza contra la pared. — Espetó molesto liberándose del agarre de Taehyung de arriba.

— Solo quiero hablarte un momento. — Espetó jugando con las mangas de su pijama. — Cinco minutos. Uno...

— Cero. — Replicó continuando su camino, siendo tirado esta vez por su camisa.

— No tengo las manos encima de ti. Solo de una tela que por casualidad, resultó estar en tu cuerpo.

— ¿Gigoló y ahora también comediante? Si ejerces la prostitución como dices chistes, deberías considerar cambiar de profesión. — Su tono era frío, no tanto como su mirada.

— Creo que de viernes a domingo dijiste algo muy diferente, te reías y gemías por cada cosa que te hacía. Así que si estás celoso...

— No creo que te hayas dado cuenta de la situación en la que estás en estos momentos. — Lo interrumpió con una sonrisa que poco tenía de diversión. — Mirándote, veo en tu cara cuanto deseas conectarte conmigo del modo en que lo hicimos esos tres días. Del modo en que late tu corazón ahora mismo... — Caminó arrinconándolo contra la baranda de la escalera, viéndole relamerse los labios ansioso, entreabriéndolos. — Deseas que te folle hasta que tus piernas tiemblen, tu voz se pierda y quedes rendido en un sueño. Deseas jugar, pero el juguete aquí es mi padre, no yo.

— Jungkook. — El pelinegro sostuvo su rostro con fuerza, el mayor miró hacia arriba preocupado. — N-Nos van a ver.

— ¿Para qué demonios pediste hablar conmigo? En lugar de actuar como el prometido del señor Jeon que eres, adoptas una actitud como si fueras demasiado bueno incluso para mí. — Se burló ladeando una sonrisa. — No sé si lo sabes bien, si quisiera, podría alejarte de tu hombre con el chasquido de mis dedos, sin siquiera revelar tus obvias infidelidades. Con mis ojos cerrados podría tenerte comiendo en la palma de mi mano, a ti y cualquier conocido tuyo, incluso al estúpido de mi padre aunque utilice tácticas diferentes.

— N-No... — Se apresuró a negar sosteniendo la mano que apretaba sus mejillas. No le gustaba la seguridad en su voz, tampoco esa plática que estaba yendo por un camino completamente diferente a lo que deseaba. — No.

— Sí, puedo hacerlo, y lo haré si quiero, si te metes en mi camino y comienzas a romperme las pelotas. Así que te aconsejo que te quedes en tu línea de muñequito complaciente, tan falso como todo tú. — El ceño de Taehyung se frunció, veía la furia en esos ojos oscuros. — Estás muy viejo para andarte comportando como un adolescente y tratar de jugar conmigo, ese viejo que te espera en su cama, es lo que te corresponde y más te vale que lo cuides bien.

— ¿Estás celoso?

— Que no te quepa duda de una cosa, consigo lo que quiero. Pero después de lo que vi, eso totalmente diferente a lo poco que me mostraste días atrás, no eres algo que pudiese querer. Tipos como tú reinan en este mundo, una follada no significa nada, bájate de esa puta nube. Aquí lo que me molesta es tu despampanante descaro, para llegar a mi casa, y actuar como si nada hubiese ocurrido cuando has estado haciendo mierda tras mierda porque como yo seguro ha habido otros en todo el tiempo que llevas con mi padre. Esa parte, no me importa, pero no te entrometas en mi camino, señor Kim Taehyung, porque te dejaré tan arruinado monetaria y mental mente, que vas a desear correr hasta el Río Han y lanzarte del primer puente por el que pases. Cuida lo que tienes y no seas codicioso.

Con cierto asco y despotismo, incrédulo de haberse enredado con él. El pelinegro soltó su rostro con fuerza, haciendo que asustado por la altura Taehyung buscara sostenerse en la baranda. Por un momento, olvidó todo el discurso que preparó durante todo un día, no pudo decir una palabra. Todavía tembloroso, no podía irse a la recámara con su futuro esposo, por lo que fue a la cocina, leche de fresas caliente en ese momento lo relajaría bastante.

Dio un brinco enorme cuando llegó a esta y se encontró con la señora Uhm Junghwa allí parada, mirando en su dirección. Esta no dijo nada, solamente le dejó todo lo que él necesitaba para prepararse la leche, ya que el dueño de la casa le había dado una lista provisoria de algunos de sus gustos. Taehyung se preguntaba si ella por casualidad había visto la escena de un momento atrás.

En otra parte de la ciudad, mientras salían de casa de Namjoon, un amigo al que Jin quiso visitar, este le preguntó a su asistente por el chico de la foto que le mostraba en su teléfono.

— Es el prometido de mi papá, quiero saber de él hasta las veces que ha tenido cólicos en su vida. — Decidido, Min tomó su teléfono, quedándose un poco extrañado. — ¿Qué sucede?

— ¿Es el prometido del señor Jeon?

— ¿No estamos hablando el mismo idioma? Porque estoy bastante seguro de que te lo acabo de decir.

— Sí, pero es que este chico, es... — Ladeó la cabeza asegurándose de lo que diría. La mirada inquisitiva de su jefe le advirtió que lo mejor era terminar la frase, por lo que le devolvió el teléfono y asintió. — Él es el joven con el cual el señorito Jeon se reunió en el club el viernes y, hasta donde tengo entendido, pasaron todo el fin de semana en el apartamento de soltero de su hermano menor.

¡4ta y última actualización de hoy! Feliz de actualizarles, espero que les haya gustado.

LORED

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