Capítulo 15

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Nayeon miró a su mayor reteniendo los nervios, una exhalación profunda ayudó a distender la presión en su abdomen por unos minutos, Sana le tomó la mano antes que la extremidad blanquecina tocara el teléfono.

―No contestes si te sientes mal. ―recomendó nerviosa.

―Es mejor ver que tiene para decir, después podré cortar la llamada e ignorarla un rato más. ―suspiró y soltó la mano de su unnie para contestar.

―Hola... ―habló, ya que no había sonidos del otro lado.

Quiso articular palabras una vez más, interrumpida por los sonidos guturales que venían del otro lado. Algunos jadeos se oyeron, pasos en el suelo y gruñidos.

―Momori querida ¿Estás lista? ―habló una voz suave y seductora del otro lado.

―Claro pequeña, quiero esa segunda ronda. ―la voz de su esposa apareció en línea, quebrando a Nayeon, golpeando lo más profundo de su ser.

Sonidos nuevos de jadeos y besos se hicieron presentes, sucedidos por gemidos suaves y el chirriar de la cama.

La omega se cubrió la boca, dejando caer lágrimas amargas de sus ojos cristalizados. Sana le arrebató el teléfono, deteniendo su tortura, ella también escuchó los gemidos y gruñó de rabia, cortando la llamada con brusquedad.

―Es una malnacida, imbécil, alfa de cuarta... ―insultos varios venían de la mayor.

―Q-Quiere volverme loca unnie... ―la omega lloró, cubriendo su rostro con ambas manos.

―Mi cachorrita ―Sana, angustiada por su menor, la abrazó acariciando su cabello. ―Eres un ángel, ellas no merecen ni una sola de tus lágrimas.

―M-Me gustaría ser tan descarada como ella, pero...Mina es maravillosa...ninguna de las dos queremos usarnos. ―confesó aun abrazando a la más alta.

―Hacen bien, se nota que se quieren, solo sigan así, exploren lo que sienten. ―le acarició la espalda. ―Tengo una idea, dame el número de Mina.

Nayeon levantó la mirada curiosa.

― ¿Para qué?

―Así nos comunicaremos por su teléfono, y el tuyo lo dejas en casa. ―sugirió.

―Está bien, ya no quiero saber nada de Momo.

Limpió los rastros de lágrimas sobre su mejilla y buscó el número de la alfa rubia para enviárselo a su unnie.

Tras el pase de números, Sana encendió el auto, partiendo al primer objetivo del día, que era el salón de belleza con Moonbyul, su estilista personal.

La omega recibió un color castaño oscuro más un baño de crema y con ello el cabello alisado. Más tarde decidieron almorzar algo, podía darse el lujo de hacerlo, ya que ese día el restaurante no abriría por razones obvias, nadie estaba en condiciones de atenderlo, por ende Sana les dio una pequeña paga a todos sus empleados diciendo que podía tomarse unas mini vacaciones de dos días.

Culminando el almuerzo compraron algo de maquillaje básico y un poco de ropa nueva, las tiendas cerraban una tras otra cuando el reloj dio la una.

―Deberías ir a ver a Dubu. ―habló Nayeon.

―Sí, es cierto ¿Te dejo en tu casa? ―preguntó encendiendo el vehículo.

―No, bueno no en esa casa, ¿Recuerdas mi departamento en BokGu? Me gustaría ir allí, necesito limpiarlo un poco si quiero quedarme y puedo matar el tiempo con eso.

Se explicó, quitándole cualquier atisbo de duda a la mayor.

―Bien, te dejaré allí. Estoy segura de que Mina morirá de amor al ver tu nuevo estilo. ―le guiñó un ojo.

― ¿Y eso? ―Nayeon rio por el cambio de tema, ― ¿No es un poco pronto para hablar de amor?

―Nunca es pronto cuando se trata de predestinadas. A ver si crees de una vez y te entregas a tu romántico destino.

Sana suspiró como si estuviera leyendo un libro de romance. La omega solo atinó a reírse de sus palabras, aunque tal vez la alfa tenía algo de razón.

Viajaron en pocos minutos a BokGu, se despidieron en la puerta del departamento, cabe destacar que primero pasaron por la casa matrimonial a recoger las llaves, después de ver a su unnie alejarse entró el edificio.

Cientos de recuerdos vinieron a su mente. Observó cada rincón, los muebles en el interior del departamento se hallaban cubiertos de tela empolvada.

El teléfono vibró en su bolsillo, lo miró pensando que se trataría de Momo, pero sonrió al notar el nombre del remitente.

"Necesito verte, ya te extraño mi bonita, seguro tu nuevo estilo te queda increíble."

Aquellas palabras la hicieron sonreír como una adolescente colegial.

"También te extraño, ¿Por qué siento que quiero pasar todo el tiempo contigo?"

Tecleó y envió su respuesta, quitó la sábana blanca del sillón para sentarse en él.

"Será porque estamos conectadas, nuestras lobas lo saben pero nosotras no lo aceptamos, hace unas horas atrás, un poco después de dejarte en el estacionamiento, me sentí muy angustiada ¿Te encuentras bien?"

Nayeon abrió los ojos y se sorprendió con la respuesta, ¿Mina sintió lo que ella estaba sintiendo?

"Yo...Estoy bien, me pasó algo triste después de que nos despedimos, estuve llorando un rato ¿Pudiste sentirlo?"

Preguntó anonadada. Esa repentina conexión con la alfa la sorprendía cada vez más.

"Aunque no exista un lazo físico entre nosotras lo sentí, mi loba me decía que algo no estaba bien. Uff ahora tengo más ganas de verte conejita."

La omega sonrió de lado, llevando una mano hacia su pecho, justo sobre el corazón que latía muy rápido.

"¿Estás en el trabajo? Si es así tendrás que aguantar hasta la noche, mira esta foto cuando me extrañes, la tomé en el auto de Sana jsjs :] "

Adjuntó una foto con el mensaje, ansiosa, imaginando las reacciones exageradas de la alfa cuando lo vea.

"Wow, me dejaste sin palabras, sabía que ese color se te vería hermoso, te ves tan linda y tierna, ahora te envío una sorpresa para quedar a mano :3 ¿Cómo me queda?"

Nayeon formó una pequeña "o" con sus labios luego de contemplar la imagen de la alfa, sintió a su corazón dar un brinco y el estómago le dio cosquillas.

"Te ves muy atractiva, eres tan bonita, creo que esto solo nos dará más ansiedad"

Rio escribiendo el texto. Con ello solo aumentaban sus ganas de verse.

"Tienes razón, ¡Im Nayeon! ¿Qué me estás haciendo?"

Una carcajada salió de sus labios, detrás de esa pantalla, dentro de la pastelería Mina reía a su par.

"¿Yo? No estoy haciendo nada, tú me estás embrujando".

La risa que había iniciado se detuvo al sentir punzadas de dolor en el vientre, una extraña sensación de humedad invadió su entrada, mojando sus pantalones. La coreana pensó que se trataba del líquido lubricante, pues aún seguía en celo, más al tocarse y levantar la mano vio sangre, misma que se volvía más abundante y dolorosa.

Sus manos temblaban, haciendo que fuera difícil escribir, por lo que, con la poca fuerza que le iba quedando presionó el botón de audio.

"M...Mina, es-estoy sangrando... no... no me ...siento bien"

Alcanzó a enviar el audio antes que su vista se volviera negra y el cuerpo se dejara ir del todo.

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