CAPÍTULO TREINTA Y OCHO -máquina de cambio

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

【 CAPÍTULO 38 】

↺°. 🇺🇸 ▒ 🦸🏻‍♂️*☆
┏━━━━━━━━━┓
CHANGE MACHINE
◆ ▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬ ◆




LA LLUVIA CAÍA TORRENCIALMENTE EN LA OSCURA CIUDAD DE GOTHAM AQUELLA NOCHE, ARRASANDO CON CUALQUIER RASTRO DE PAZ, QUIETUD O SILENCIO QUE RARA VEZ SE PODÍA ENCONTRAR ENTRE SUS CALLES. El sonido del agua dando contra los ventanales y los tejados era escalofriante, incluso solo siendo parte de un fenómeno natural al que las personas estaban acostumbradas, pero esa vez nadie se atrevía a siquiera asomar la cabeza por la ventana.

Era como una advertencia que los mantenía encerrados en sus cubiles, sin siquiera saber por qué le temían tanto, aún cuando no eran culpables de nada en lo absoluto, o salvo por el solo hecho de vivir en la ciudad de los criminales.

Pero cuando la señal del murciélago era la única luz que a excepción de los relámpagos iluminaba el firmamento nebuloso, ningún ciudadano se atrevía a desafiar el toque de queda.

Alfred Pennyworth y Haley Rogers se encontraban vigilando desde el tejado donde se hallaba el reflector, observando el cielo atentamente al tiempo que varias gotas de lluvia comenzaban a salpicarles las caras por debajo del sombrero o la boina de tela de algodón.

Minutos después de que escampara completamente, el mayordomo le pasó un pañuelo de su bolsillo para que la castaña pudiera secarse la cara mojada y sus manos temblorosas a causa del frío nocturno. Acto seguido, se voltearon sobre sus propios talones, llevándose la sorpresa de encontrar a los demás integrantes su equipo esperándolos como si hubieran estado todo el tiempo allí.

Tanto Bruce como Barry se habían metido dentro de sus trajes de colores negro y rojo, como mismo Oliver Queen usaba su capa a juego con el antifaz verde, y Diana portaba su vestimenta de combate acompañada del escudo, la espada y el lazo de Hestia colgando en su cinturón de guerrera.

Más atrás, dos cuerpos femeninos aparecieron por la puerta que daba a las escaleras, con las melenas oscuras atadas a una coleta casi similar, únicamente diferenciadas por el largo de su corte. Eran Becca y Tori, que sostenían los francotiradores como dos soldados en medio de las trincheras, pero además, portando una actitud que podría calificarlas con la resistencia suficiente para vencer un ejército.

— ¿Cuántos de ustedes son? —preguntó el mayordomo tras dar un rápido vistazo alrededor, recibiendo una mueca de disgusto por parte de su señor.

— No los suficientes.

Alfred asintió, y a continuación, le dió una rápida mirada a Haley, la cual esta interpretó con rapidez, extendiendo un trozo de papel con un dibujo un tanto espectral de una criatura similar a una libélula.

— Docenas de testigos en toda Gotham. La descripción coincide con el sospechoso en los secuestros de Metrópolis —y no era un juego, aquello realmente se estaba transformando en un modus operandi. Haley lo sabía, y tuvo que inventarse muchas mentiras para que los reporteros del Daily Planet desviaran su atención a otros asuntos.

— Parademonios —murmuró una voz femenina, certera y tan impresionante como la de los héroes en las películas. Sin duda Diana Prince no sabía cómo dejar de ser una mujer de época.

— Suena a algo salido de los libros de Harry Potter —dijo Becca con extrañeza— ¿Quién está de acuerdo conmigo?

Allen levantó la mano únicamente, devolviéndola a su sitio cuando se percató de que el chiste a nadie le había hecho gracia, y ni siquiera era suyo.

La apellidada Rogers se dedicó a sonreírle, intentando aligerar su incomodidad, y luego volvió a posar su atención sobre la hija de Zeus.

— Los demonios deben haber captado la esencia de una caja madre.

— En el laboratorio —agregó Flash.

— Se llevan a la gente para averiguar lo que saben.

— Así que los ocho pueden seguir vivos —supuso Oliver, correspondiendo al comentario hecho por la francesa.

— Los nueve —de repente, una voz desconocida se unió a la conversación, así que todos se voltearon en su dirección para encontrarse con quien ellos conocían como Victor Stone, o Cyborg— El jefe de laboratorios STAR fue llevado esta noche.

— Bien. Entonces otro científico —silbó Alfred impresionado, y no era para menos, incluso Haley no había dejado de mirarlo atentamente y a cada parte de su cuerpo robótico compuesto de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos​.

— ¿Cómo lo encontramos?

— Debe haber un nido cerca —repuso Diana.

Rápidamente, Alfred se acercó sosteniendo en sus manos lo que parecía ser un mapa electrónico.

— He trazado todos los avistamientos en Metrópolis y Gotham. No veo ningún patrón discernible. Las líneas del mapa no convergen.

Victor escaneó la información cuidadosamente, moviendo sus dedos de metal alrededor del tablet para llegar a una ruta.

— En tierra. Estos llevan de vuelta a la isla de Stryker, entre dos ciudades.

— Estos son conductos de ventilación. Todos ellos conducen al túnel de un proyecto de Metrópolis que fue abandonado en el 29.

— El nido podría estar allí— exclamó Diana, e inmediatamente recibió un codazo de parte de su novia en las costillas— auch.

Becca Barnes podía ser una mujer clásica, pero ya tenía suficiente con su mejor amiga como para tener otra versión femenina del Capitán América y sus absurdos discursos a la hora de enfrentarse al enemigo.

— ¿Por qué hiciste eso?

— Lo siento, cariño. No me dí cuenta de que estabas a mi lado.

Todos contuvieron una leve risa, e inmediatamente se vieron interrumpidos cuando el chico velocista alzó la mano para pedir permiso y decir algo.

— ¿Qué hay de la rubita?

— Tuvo otros asuntos de vital importancia —Bruce se aclaró la garganta— relacionados con pañales y mamilas.

— Creí que de eso se encargaba tu mayordomo.

— Con todo respeto, señorita Barnes. Mi trabajo incluye muchas tareas, pero hay algunas que solo una madre puede llevar a cabo —espetó este.

— ¿Por qué tan interesado, Allen? —cuestionó Tori.

— Es que creo que no todos cabemos en su auto.

— Descuida, tenemos algo más grande —aportó Bruce, e inmediatamente miró a las tres mujeres que a diferencia de ellos, eran mucho más débiles físicamente— y en cuanto a ustedes...

— ¿El qué? —desafió la pelinegra, con su pálida piel destellando bajo el brillo de la luna al igual que si fuera un vampiro.

— Antes que nada, me gustaría preguntarles si están dispuestas a enfrentarse a los alienígenas sabiendo que a diferencia de nosotros, ustedes han tenido un entrenamiento de solo veinticuatro meses que no supera a muchos años de prueba o el uso de superpoderes. Así que una vez más ¿Están dispuestas a luchar?

Entre las tres féminas intercambiaron una mirada de soslayo, no cuestionando aquello que estaban a punto de llevar a cabo, porque confiaban plenamente en sus capacidades y de lo que podían hacer al ponerlas en práctica. Por eso, Haley Rogers entornó los ojos considerablemente y chasqueó la lengua al tiempo que las demás lo hacían.

— Creí nos conocías mejor, Wayne.

— En serio... —le siguió Tori, recargando el arma con sus manos— No he pasado días y noches soportando tus órdenes para no poner en práctica la fuerza de mis gritos al fin, así que ahórrate el discurso de sobreprotección para con tus pupilas, estamos dentro.

— ¿Seguras?

— Hagamos esto de una vez antes de que me arrepienta.

Media hora después, todos estaban aterrizando sobre el suelo de los túneles subterráneos de la base perteneciente a la Isla Stryker. La nave se estacionó justo en el centro del conducto de ventilación que se abría paso de forma que el gran hoyo tomaba la forma de una caverna profunda y mucho más enorme que una excavación o una mina de esmeraldas

El silencio era perturbador, o por lo menos eso pensaba Haley, sin poder evitar que una sensación amarga recorriera toda su garganta de arriba a abajo. Sintiéndose nerviosa por primera vez en mucho tiempo.

Bruce había tenido razón, quizás esa siendo su primera misión contendría demasiado para digerir de golpe. Porque vamos ¿Quién le hubiera dicho a aquella tímida reportera que terminaría enfrentándose a un montón de alienígenas vestida con un traje ridículo y un escudo?

Vió a Tori y a Becca a su lado, igual de inexpertas que ella, seguramente guardando las mismas sensaciones de temor en su sistema.

Era un hecho que estaban poniendo sus vidas en peligro en ese momento. Tanto Tori como ella tenían hijos por los cuales velar, y Becca todo un imperio de gangsters que, eventualmente, terminaría heredando luego de la muerte de su abuelo.

Toda una vida por delante. Y sin embargo ahí se encontraban.

— Estamos cerca —murmuró la nombrada Wonder Woman con voz pausada y profunda— La esencia del enemigo, de la ausencia, oscuridad, muerte...

— Corta el rollo, Diana. Ya estamos lo suficientemente asustados —la chitó Becca con una mueca de fastidio.

— ¿Dónde estamos, Alfred? —preguntó Bruce en alto, haciendo que la voz de su mayordomo se escuchara fuerte y clara desde los dispositivos de la nave.

— La isla Stryker. Deberían estar directamente debajo de la Torre de Ventilación del túnel. Ahora miren a su izquierda, verán una escalera que lleva a la sala de máquinas. El escáner térmico muestra a un grupo de personas allí.

— Vamos entonces.

Mirar hacia arriba, y más al subir las escaleras, hizo sentir a la castaña como si estuviera en el fondo de un pozo muy profundo y lo único que podía ver era el luminoso aro que se encontraba muy lejos de su alcance. Al igual que una horrible pesadilla, la desesperaba como si fuera a quedarse sepultada allí dentro de por vida, y a esas alturas, tal pensamiento podía ser completamente desesperanzador.

Incluso cuando tuvieron que cruzar el puente destruido para llegar al otro lado, Haley se aferró con fuerza al cuello de Bruce con miedo a caer directo al vacío mientras sus amigos los esperaban. Para la apellidada Barnes no había sido ningún temor encaramarse encima de la espalda de Diana cuando esta saltó y aterrizó sobre sus propios pies, y podía comprenderlo en cierto punto, porque ella también había confiado en alguien que sabía que nunca la dejaría caer en el pasado.

Ese pensamiento simplemente la descorazonó.

Mucho más cuando se escondieron desde su lugar para ver cómo la criatura que no era de ese mundo, rodeada por un montón de parademonios, apretaba el cuello de un hombre entre sus manos, exigiéndole una respuesta.

Este tenía una apariencia singular, nada parecido a lo que antes podría haber visto en su aburrida vida. Con el rostro de un titán, pero la resistencia de una máquina.

— Por favor, tenemos familias —suplicó uno de los científicos que mantenían cautivos en aquel sitio, siendo torturado por un extractor de recuerdos que parecía a primera vista una araña metálica.

— Entonces tienen debilidades —dedujo el titán, provocando que Diana tomara una fuerte bocanada de aire antes de murmurar su nombre en baja voz:

Steppenwolf

No era como los demás seres que lo acompañaban, puesto que a diferencia de ellos se veía más grande, fuerte y con una conciencia propia que lo llevaba a dirigir por encima de todos los demás.

Y para ser alienígena, parecía una réplica viva del Cronos de la mitología.

— De acuerdo. Supongo que ese es el malo —dijo Barry, señalándolo directamente

— Buena suposición —carraspeó Batman.

— Estoy echando mucho, mucho de menos a Superman ahora mismo.

Haley bajó la cabeza directamente a sus pies. Si tan solo el joven Allen supiera lo mucho que lo extrañaba su familia todos los días.

Automáticamente, la joven sintió que una mano acariciaba su hombro en señal de apoyo, y se encontró la mirada amistosa de Oliver intentando hacerla despertar para que el dolor no la dejara amedrentarse ahora que estaban cerca del peligro.

— Rodeen hacia el otro lado —ordenó Diana— Lo rodearemos y lo sorprenderemos. Chicas, ustedes disparen desde arriba.

De repente, fueron interrumpidos por un grito colectivo, proveniente de todos los hombres que se encontraban en cautiverio cuando vieron cómo aquella cosa comenzaba a apretar el cuello de su prisionero con más y más fuerza

— Has estado cerca de una Caja Madre. La esencia está en tí.

— No sé de qué estás hablando.

— ¿¡Dónde está!?

— ¡Déjalo en paz! —exigió otro de  ellos, a quien Víctor pudo reconocer como su padre— Él no lo sabe.

Steppenwolf se deshizo del científico como si de un desecho se tratase, lanzándolo contra la pared y provocando el horror reflejado en los ojos de todas aquellas personas.

— Tú también llevas la esencia, pero más fuerte.

— Moriré antes de decírtelo.

— Morirás si no lo haces.

Indudablemente, Stone sí que tenía agallas, pero en esos momentos no le estaban ayudando de mucho, y menos cuando se trataba de enfrentar a un extraterrestre con un ejército de bichos.

Pero de más está decir que el siguiente ataque, súbito y sin previo aviso, no fue por parte suya. Sino de su hijo.

— ¡No!

Cyborg dió el primer golpe para salvar a su padre, y entonces, la batalla menos esperada estalló.





Oficialmente he actualizado después de casi... ¿Cuánto? ¿Nueve días? jjjj en serio, no sé ni por qué se quejan si los malcrío tanto.

Espero que el capítulo les haya gustado, y con eso voy avisando que ya queda muy poco para el momento que todos esperan 🤐🤐🤐 pero por ahora todo mutis, y no sé si pueda actualizar pronto porque tengo asuntos familiares que requieren de mi total atención, para mi pesar.

Gracias a los lectores que con sus comentarios me alegran el día y me inspiran a seguir.

Y para aclarar algo que me gustaría hacerles saber, solo les digo a aquellos que ponen “Actualizaaa” “Sigueee” o “¿Cuando actualizas?” que yo no estoy todo el tiempo escribiendo. Por favor, consideren un poco el hecho de que los escritores también tenemos una vida fuera de esta plataforma, con problemas, crisis y situaciones que para bien o para mal nos quitan tiempo.

Sé que no lo hacen con mala intención, todo lo contrario, demuestra que les gusta la historia y las ganas que tienen por seguir leyendo; pero a veces eso desmotiva un poquito porque nos hace sentir como si fuéramos solo máquinas.

Espero que puedan entenderlo y el por qué lo resalto.

Nos leemos pronto,

Debbie.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro