CAPÍTULO TREINTE Y TRES -unidos

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

CAPÍTULO 33 】

↺°. 🇺🇸 ▒ 🦸🏻‍♂️*☆
┏━━━━━━━━━┓
TOGETHER
◆ ▬▬▬▬▬ ❴✪❵ ▬▬▬▬▬ ◆

RECUPERARSE DESPUÉS DEL DESASTRE REQUIRIÓ DE UN PROCESO EXCESIVAMENTE LENTO, lleno de reparaciones para los daños causados, promesas de un futuro más seguro y apoyo directamente proporcionado a las personas que lo necesitaban después de creer que el mundo estaba pasando por su experiencia más devastadora.

Pero hacía falta mucho más que ese alivio en general para hacer que el corazón roto de Haley Stephanie Rogers pudiese sanar otra vez.

Tenía la vista fija en algún punto inexistente de la ventana de la habitación cuando a su mente llegaron los recuerdos de aquella fatídica noche. Cuando el humo producido por las cenizas y las llamas logró ocultar al cielo en su totalidad, cubriéndola como un manto asfixiante en lo que sus pulmones continuaban tratando de hacerla respirar a través de toda esa contaminación.

Sus piernas le habían dolido al punto de creer que sus huesos se habían convertido en hielo, frágil y no duradero, casi tanto como el cristal transparente de una botella. Sin embargo, su preocupación era el único impulso que la llevó a caminar con dificultad por encima del polvo y los escombros de aquella trinchera pedregosa. Solo para que sus ojos terminaran de probar lo que su dolido corazón ya sabía.

Ver a Diana sosteniendo el cuerpo sin vida de Superman fue el detonante que sirvió para que toda su angustia la consumiera.

No era una imagen que ni en sus más horribles pesadillas hubiera querido ver, y sin embargo, ahora la tenía delante de sus ojos, más real y más hiriente que nunca. La prueba de que, después de todo, alguien sí iba a terminar sufriendo después de la victoria ¿O es que realmente podía llamársele así después de todo?

No se negó a acercársele, por mucho que los demás temieran de su reacción. Quería sostener su cabeza en su regazo y acunar su rostro entre sus pálidas manos solo una vez más. Despedirse correctamente como él lo había hecho.

Bajo la vista de todos, se agachó para dejar un beso en la frente del héroe, provocando que el llanto silencioso de Lois se uniera al suyo y Diana apartara la mirada a un lado como si pudiera comprender lo que era perder a alguien de una forma tan funesta.

Por otro lado, Bruce Wayne encerró el tembloroso cuerpo de su novia entre sus brazos y la estrechó con fuerza, sintiendo en su propia piel todo el pesar que el momento les estaba sediendo.

Ya después, ni esa noche ni ninguna de las siguientes se dejó de llorar por lo perdido. Porque a pesar de que el planeta ya no estaba siendo amenazado, aquello que le había dado esperanza a la humanidad había desaparecido con la muerte del hombre que los protegió desinteresadamente desde su llegada.

Se hizo un digno funeral en su honor, donde asistieron todas las figuras más importantes y milicias del país, se dispararon cañones y se enterró un ataúd vacío con la bandera de América sobre su cubierta. El santuario perfecto para un soldado y un ángel protector. Todo lo contrario a la pequeña y sencilla reunión que se realizó en la humilde casa de Martha Kent, con amigos y conocidos. Un círculo de personas que guardaban su respeto y admiración al ser humano que había sido Clark.

Antiguos compañeros del colegio, vecinos del pueblo, colegas de trabajo, e incluso Perry White había decidido presentarse del brazo de Lois Lane para dar su más sentido pésame.

Al contrario de su suegra, Haley se negó a recibir a todas aquellas personas, encerrándose en la habitación que le había pertenecido a él cuando era niño, y observaba a las figuras de planetas y estrellas que colgaban del techo, perdida en sus pensamientos.

Su mano acariciaba el abultado vientrecito que ya comenzaba a notarse por debajo de su ropa, buscando paz en medio de aquel silencio tortuoso, donde el único sonido relevante era el que causaba el viento cuando golpeaba el tejado.

De repente, el rostro de Martha se asomó por el umbral de la puerta y esta se vio obligada a sentarse sobre la cama cuando la anciana tomó lugar en el borde del colchón para entregarle lo que parecía ser un sobre.

- Clark te envió esto aquí para sorprenderte, fue antes de vuestra ruptura -sollozó bajito, alzando un brazo para acariciar la mejilla de la chica con la palma de su mano- tenía muchos planes para vosotros.

La castaña le dedicó una sonrisa lastimera, que ella correspondió de igual forma, antes de abandonar el espacio que le traía tantos recuerdos de su hijo.

Haley abrió el sobre con premura, descubriendo dentro una pequeña funda de tela en cuyo interior se encontraba secretamente escondido un reluciente anillo de compromiso.

Automáticamente sus ojos volvieron a cristalizarse.

Él la quería, realmente lo hacía, tanto que había pensado en la posibilidad de llevar su relación a otro nivel. Tenían toda una vida por delante, juntos, y ahora solo quedaba el fantasma de lo que alguna vez había sido y por cómo los demás siempre lo recordarían, tanto como el granjero de Kansas o como el Hombre de Acero.

Cuando por fin se decidió a bajar, su suegra la esperaba pacientemente sentada en una silla junto al ataúd que ya se encontraba cerrado. Mejor así. No quería siquiera mirarlo. No podía.

Su hermana Peyton había venido desde Montana para apoyar a su hermana menor en ese tiempo de tanta amargura, suponiendo que el la presencia familiar era algo que le haría mucha falta en los próximos días.

Ambas hermanas sostuvieron a la señora Kent el tiempo que duró el velatorio, teniendo cuidado de no dejarla caer. Ya ninguna lloraba, pero el día parecía sí querer hacerlo. Con las nubes tapando el brillo del Sol y el cielo tornándose completamente gris.

Lo enterraron cerca de la tumba de su padre, Jonathan Kent, con el conglomerado de personas a su alrededor mientras el pastor le dedicaba unas últimas palabras que no llegaron a escuchar por el sonido de las gotas de lluvia que comenzaron a caer lentamente.

- Dicen que todo ya está cubierto -dijo Billy, un amigo de la familia que se ofreció a llevarlas.

Tanto Martha como las hermanas Rogers intercambiaron una mirada de desentendimiento, sin saber a qué se refería.

- ¿Quién pagó? -preguntó la anciana.

- Un donador anónimo.

De pronto, Haley pudo hacerse una idea de a quién podían estarse refiriendo, y casi por instinto, volteó su cabeza en dirección al jardín de tumbas, cerca de un árbol enorme donde tres figuras vestidas de negro la observaban desde lejos.

- Vayan adelantándose, las alcanzaré en un momento -les dijo.

Martha dió un suave apretoncito en su mano y luego acarició su pequeña barriga con tristeza antes de seguir el camino hacia el aparcamiento.

Por su parte, Haley comenzó a caminar en dirección a donde se encontraban aquellos a los que podía llamar aliados, descubriendo que habían estado todo el tiempo allí.

Diana tenía sus manos escondidas en los bolsillos de su abrigo, a pesar de que llevaba sus guantes de algodón puestos, y varios mechones se habían escapado de su simulado recogido debido al fuerte viento que estaba haciendo.

Anne la seguía, enfundada en un vestido que dejaba sus delgadas piernas a merced del frío. Tenía los ojos enrojecidos alrededor del iris, como si hubiera estado llorando recientemente, y a su lado, Bruce Wayne miraba hacia el lugar donde se realizó todo el entierro, con una expresión de profunda impotencia.

- Lo siento mucho, Haley -murmuró cuando la chica estuvo lo bastante cerca.

La apellidada Prince fue la primera en abrazarla, apartándose cuando le quedó claro que no iba a quebrarse delante de ellos.

Puede que por dentro estuviera destrozada, pero su armadura exterior era más fuerte que el titanio.

- No pensé que fueran a venir -dijo.

- Teníamos que hacerlo -intervino el millonario- se lo debíamos.

- Yo también lo conocí ¿Cómo no podría venir? -Anne pasó una mano alrededor de sus hombros, gesto que hizo que Haley cerrara sus ojos por unos segundos.

Bruce se sorbió la nariz, intentando dejar de lado los rodeos para poder decir lo que venía guardando desde la muerte de Superman.

- Anne, Diana y yo hemos estado hablando sobre algo, y queríamos pedir tu ayuda.

- ¿Mi ayuda? ¿Para qué me necesitarían?

- Para encontrar a los otros meta-humanos. Los demás como Clark, como yo -la interrupió la pelinegra, provocando que esta frunciera el entrecejo.

- Tal vez ellos no quieran ser encontrados.

- No es cuestión de querer, sino de deber. Tenemos que estar juntos. Tenemos que hacerlo.

- ¿Por qué? ¿Por qué lo dicen? ¿Por qué deberíamos?

- Es solo una corazonada.

Haley dejó que un suspiro calmado abandonara su exhausto cuerpecito, al tiempo que en su cabeza miles de cuestiones volvían a crearse, y sin quererlo realmente, todas la hacían recordar a lo que habían llegado en aquel último conflicto.

Ya no deseaba que hubiese otra guerra.

- Os puedo apoyar en lo que sea, pero no me pidan más que solo esto -respondió finalmente- tengo un hijo ahora, no puedo agregar más responsabilidades a mi vida, sobretodo porque quiero protegerlo del mundo si nace igual a su padre.

- Nosotros podemos ayudarte. Sabes que puedes contar con nuestra ayuda cada vez que lo necesites.

- Gracias... -asintió- ahora debo irme. Mi hermana y Martha están esperándome para regresar a la granja. Quizás volvamos a vernos pronto.

- Espera un momento...

Estuvo a punto de lanzar una maldición al aire debido a la constante insistencia que parecía tener Bruce Wayne, pero tan rápido como lo vio recoger algo del suelos decidió que era mejor quedare callada.

El hombre sostuvo un enorme objeto circular tapado por una funda de tela gruesa, y sin más, lo extendió hacia ella para que lo tomara.

- Es para ti.

Confundida, la joven tomó el regalo con cierta curiosidad, sintiéndolo pesado sobre sus brazos. Comenzó a desenvolverlo con cuidado de no dañar la tela, y cuando estuvo libre de capas al fin, supo que lo que tenía delante era un escudo.

Era irónico, incluso para ella, viendo cómo las espirales roja, azul y blanca iban en torno a la brillante estrella del centro.

- Anne me contó cómo la defendiste aquella noche en Washington, y supuse que esto te sería de más ayuda.

Haley le dedicó una mirada asesina a la rubia, pero esta solo se encogió de hombros:

- ¿Por qué me miras así? Sabes que lo hiciste muy bien para haber utilizado solo la tapa de basurero.

- No empieces...

- Has de cuenta que es un símbolo que te pertenece -se limitó a decir Diana- , por ayudar a la causa aún sin tener ningún tipo de habilidad que te protegiera.

- Se supone que somos como un equipo ahora, nos protegemos unos a otros... incluso siendo solo humanos.

- Sí -asintieron la capitana y la arquera, intercambiando la misma idea sin necesidad de palabras- solo humanos.

Después de eso, todos tenían una nueva misión que cumplir por separado antes de iniciar con la verdadera búsqueda.

Unos debían comenzar a tomar decisiones definitivas para realizarse en sus vidas, otros volver a su hogar, y algunos como Haley a cumplir con el trabajo de ser una periodista a tiempo completo. No hizo falta siquiera pedir un nuevo chance, porque Perry fue la primera persona que la quiso de vuelta en el Daily Planet después de su regreso. Iniciando a trabajar codo a codo junto a Lois, brindándose ayuda la una a la otra.

Peyton volvió a su hogar en el minúsculo pueblo de días después y Martha no quiso separarse de Smallville, llevándose a Lyla para que le hiciera compañía.

Fue entonces cuando la ojiverde se encontró completamente sola, residiendo en el nuevo departamento que se permitió comprar para empezar desde cero.

Habían días en los que simplemente el vacío de aquellas paredes la abrumaba, y no le quedaba de otra que tratar de ocupar su cabeza en asuntos del trabajo, hasta que esto también fue demasiado estresante. A veces lloraba en medio del silencio de su habitación, esperando que esas sensaciones amargas se disiparan. Pero a pesar de todo, sabía que pronto se iba a acostumbrar.

Afortunadamente para ella, un día como otro cualquiera el destino volvió a traerle un inesperado regalo del pasado.

Uno que la haría volver a sonreír, porque realmente lo había echado de menos.

- ¿Quién será a estas horas? -preguntó para sí misma cuando escuchó que llamaban a la puerta.

Se limitó a pensar que de seguro sería Lois para saber cómo se encontraba, pero sus suposiciones fueron todas borradas de golpe cuando se llevó la sorpresa de su vida al mirar la cara de ese alguien que no había vuelto a ver desde sus años en la preparatoria.

Algo en su interior explotó de alegría cuando sus ojos se encontraron con los de la pelinegra, quien le dedicaba una sonrisa graciosa mientras dejaba sus maletas encima del felpudo; pero por supuesto, sus hormonas la volvieron un revuelo de nervios que no pudo contener.

- Oh Becca -sollozó por lo bajo, aguantando las ganas de echarse a llorar mientras la abrazaba.

Rebecca Barnes escrutó el aspecto tan cambiado de su mejor amiga, tomándola de las manos para apretarlas con cariño.

- Recibí una llamada de Peyton hace una semana. Me dijo que necesitabas una compañera de piso para ayudarte con tu nueva labor.

- ¿Eso quiere decir que vas a mudarte?

- Definitivamente Metrópolis parece mucho más tranquilo que París -exclamó- Ahora dime ¿Dónde está mi habitación?

Ambas se echaron a reír entre lágrimas de añoranza, como si el tiempo que llevaron lejos la una de la otra no hubiese sido más que un viejo recuerdo, y ahora podían volver a fortalecer ese lazo de hermandad que habían creado desde que eran niñas.

Puede que para muchos la presencia de la nueva chica fuera algo irrelevante, especialmente porque no parecía poseer nada especial, pero tal y como habían iniciado solo siendo dos, un equipo de mujeres dispuestas a luchar al lado de los héroes en la futura batalla que se avecinaba estaba a punto de complementarse.

Y Becca Barnes era solo la tercera.















Estos capítulos tan sad se me hacen demasiado difíciles, pero bueno, prometí que subiría este hoy, así que aquí lo tienen.

Con ustedes, les presento a nuestra cazadora y miembro #3 del equipo humano de la liga de la justicia: Rebecca Barnes.

Ya sabremos mucho más de ella en la tercera parte, y si acaso, también conoceremos a la cuarta integrante de la saga en el próximo capítulo.

Mientras tanto, les dejo un adelanto de lo que leerán y de seguro os gustará, ya que le abrimos una nueva etapa a la historia (y la última). Extrañaremos mucho a Clark, de eso pueden estar seguros.

Pero lo único que puedo decir, es que me tomaré unos días para poder adelantar Broken Arrows, así que si aún no se han pasado por la historia de Bruce y Anne, la pueden encontrar en mi perfil.

Escena post créditos como regalo adelantado:

Un beso a todos y gracias por sus votos y su apoyo a la historia,

Debbie

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro