CAPÍTULO VEINTINUEVE -¿qué es lo que quieres?

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【 CAPÍTULO 29 】

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¿WHAT DO YOU WANT?
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¿QUÉ ES LO QUE PODÍA HACER UN ALMA SOLITARIA Y RECHAZADA DESPUÉS DE FORMAR PARTE DE UN DESASTRE?


LA RESPUESTA CORRECTA ES BUSCAR CONSUELO.

Y eso fue lo que precisamente hizo Clark Kent cuando su orgullo fue resquebrajado tras fallarle a la sociedad a la que protegía. Allí, sentado en el balcón perteneciente a la suite en la que se hospedaba temporalmente su compañera de trabajo, se fue hundiendo en su propia miseria a medida que el recuerdo del fuego y las vidas que no pudo rescatar volvían a su cabeza.

- No lo ví, Lo. Estaba ahí parado y no lo ví.

- Clark, hay gente detrás de esto.

- Me temo que no lo ví porque no estaba buscando... -la interrumpió- Todo este tiempo he estado viviendo mi vida de la forma en que mi padre lo vio. Enmendando errores de un fantasma. Pensando que estoy aquí para hacer el bien... -su voz se había vuelto más baja, más apagada, y la pelirroja no supo reconocer qué lado del hombre admirable que conocía era ese- Superman nunca fue real. Es solo el sueño de un granjero de Kansas.

- El sueño de ese granjero es el que todas las personas tienen -le dijo con insistencia, sabiendo que tenía que hacer un esfuerzo para hacerlo entender nuevamente- Es todo lo que les da esperanza.

Suavemente, Lois llevó su mano hacia el símbolo rojo que él llevaba en el pecho, presionando sobre la gran S que se dibujaba en su traje como un recordatorio de que pasara lo que pasara el mundo siempre tendría a alguien velando por ellos.

- Esto significa algo -susurró.

Clark la miró, no tan convencido como ella lo estaba.

Había decidido convertirse en Superman para ayudar a los que lo necesitaban y apoyar a los que no podían hacerlo. No buscaba agradecimiento alguno más que la seguridad de las personas y el mundo. Pero ¿Cómo podría ayudar si ellos no lo consideraban parte de él? Mucho menos bienvenido.

Aquella S no significaba nada para la Tierra, así como él tampoco.

- Lo era en mi mundo... -suspiró- y mi mundo no existe más..

Lois se mordió la cara interior de la mejilla, pensando en que si lo perdían, todo habría sido en vano. Su esfuerzo, su entrega, su valentía. Era cierto que ellos no eran dignos de su ayuda, pero tampoco llegaban a comprender que de no ser por él los lugares seguros no existirían.

No obstante, quedaba una pequeña parte del planeta que continuaba confiando incluso a través de la oscuridad. No era justo dejarlos sin ese faro de esperanza.

- Ella estaba allí, Clark -le dijo, ganándose su completa atención- La ví. Estaba justo allí porque sabía que necesitabas apoyo, y como mismo ella, también muchos lo hicieron. Una parte de la humanidad aún confía en tí.

- ¿Y qué hay de la otra parte?

- Todavía están ciegos... porque temen que pueda existir algo mucho más fuerte que ellos. Pero es tu deber mostrarles que se equivocan, que no tienen nada por lo que temer.

- He perdido mi fuerza, Lois. Primero fue mi padre y luego... -no pudo terminar la frase- No sé si quiero continuar y no sé si estoy listo para seguir perdiendo más en esta lucha.

Ella no supo qué más decir para intentar hacerlo entrar en razón, porque en parte, a pesar de lo mucho que lo idolatraban y honraban, también siempre habrían individuos que tratarían de hacer todo lo posible para hacerlo caer.

- Una vez alguien me dijo «En la vida no todos van a amarte» -murmuró- lo que quiere decir que aunque trates de ser una buena persona, muchas otras te odiarán por ello. Recuerdo que quien lo dijo sabía perfectamente cómo era ser así, pero se conformaba con las pocas personas que sabía, estaban allí para ella.

El pelinegro se mantuvo en silencio, conociendo a quién se refería exactamente su amiga cuando le hablaba de ese alguien que, a pesar de las circunstancias, aprendió a salir adelante sin dejar de creer en sus ideales. Y por sobretodo, manteniendo su fe de que el mundo podía ser un lugar mejor.

- Nosotros creemos en tí, Clark. Tú nos das esperanza, y si cada día tratamos de ser mejores personas, es porque tenemos una influencia que nos inspira.

- No pertenezco aquí, Lo -le cortó- Y si ellos no quieren que exista más, entonces creo que debería dejar la capa a un lado de una vez por todas.

Diciendo esto, desapareció por las alturas sin dejar otro rastro que una ligera corriente de viento que azotó las cortinas de la minúscula suite y revolvió el cabello rojo de la reportera, quien, cansada, cerró los ojos en señal de rendición y suspiró profundamente.

Aunque esta era la primera vez que lo había visto tan exhausto, tenía que confiar en la determinación que poseía Clark. Sabía que esa parte imparable de su carácter continuaba viva, solo que a esas alturas, estaba algo lastimada. Quizás no a la mañana siguiente, o quizás no en una semana... pero él volvería. De eso estaba segura.

Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, las dos fugitivas de Ciudad Gótica se habían escondido en una cafetería de comida mexicana para nada más y nada menos que esperar la hora exacta en la que el tren de regreso a Metrópolis estuviese próximo a su salida.

Haley se encontraba impaciente en el otro extremo de la mesa cuadrada, mirando por el cristal hacia el exterior. Su cabeza le dolía un montón, y no sabía si era debido a su repentino cambio de humor o que realmente se encontraba sin energías por todo el movimiento que había tenido su día.

Anne la observó, sentada de frente y de forma que podía ver su expresión desgastada.

Todo aquello estaba resultando demasiado difícil para ella. Además de ya era un gran golpe enterarse mediante la catástrofe ocurrida en la mañana que su mayor enemigo en esos momentos iba un paso por delante de ellas; y para empeorar las cosas, las dos tendrían que lidiar con problemas en el preciso instante que regresaran a donde todo había comenzado.

- ¿Estás bien? -se atrevió a preguntar, arrepintiéndose en cuanto la escuchó suspirar por lo bajo.

- No -respondió- De hecho, estoy muerta de miedo.

- Eso es comprensible a veces, incluso para los más valientes.

- No soy valiente, y precisamente ahora ya no sé ni qué es lo que tengo que hacer.

- No pienses en lo que tienes, sino en lo que quieres -le corrigió y la castaña volteó el rostro para mirarla directamente- ¿Qué es lo que realmente quieres hacer, Hals?

Era una pregunta difícil de responder. Sobretodo cuando sus posibilidades batallaban todas en el interior de su cabeza, luchando por ver cuál de todas vería la luz.

- A veces solo quisiera tomar mis cosas e irme corriendo de aquí a un lugar donde estemos a salvo y nadie pueda encontrarnos... pero estoy tan cansada de correr y esconderme -decía en lo que sus manos se movían nerviosamente- No quiero vivir con miedo, y sobretodo no quiero eso para mi hijo. Tal vez ahora piense que será lo mejor, pero no lo es. No cuando me comporto como una cobarde al ocultar más secretos. Siempre he creído que aunque el mundo entero me esté diciendo que me mueva, es mi deber plantarme como un árbol en mi lugar y decir "No, tú muévete", y eso es exactamente lo que voy a hacer ahora. No me voy a ir. Voy a regresar a Metrópolis y enfrentar mis demonios hasta acabar con este jodido lío.

Cuando terminó de decirlo todo, Anne la miraba con los ojos muy abiertos, con su rostro proyectando asombro y sorpresa a la vez. Puede que sus palabras hubieran ido demasiado lejos, haciéndole creer que su amiga acababa de volverse completamente loca; pero era todo lo contrario. Nunca antes la había visto hablar con tanta decisión, y por ese tipo de acciones es que continuaba creyendo en ella.

- Wow -exclamó- eso fue increíble.

- Algo así.

- De eso mismo hablaba cuando me refería a la Haley Stephanie Rogers que conozco -sonrió, apretando su mano amistosamente con la suya- Te prometo que al regresar pensaremos en una forma de llegar a él. La verdad será dicha y haremos justicia.

- Creo que intentaré comunicarme con Lois. Ella estaba investigando sobre lo ocurrido en Nairomi y sé que habrá encontrado todas las pistas que prueban que Superman fue inculpado injustamente.

- Y yo tendré que hablar con Bruce. De todas formas, el tío de la bomba trabajaba para él. Creo que tiene que darme muchas explicaciones -dijo, empujando su plato de tacos hasta ponerlo delante de ella- Ahora cómete la cena. Alguien tiene que encargarse de que ese pequeño alien crezca fuerte y acabe con tu anatomía.

- Voy a vomitarlo todo dentro de un rato, y lo sabes.

- Algo se te quedará.

Luego de una comida bastante forzada y media hora en el baño público para expulsar los restos en el retrete, el pequeño equipo de dos mujeres prepararon sus zapatos para ir caminando hacia la estación ubicada a cinco cuadras de la suya.

Habían gastado la mitad de su dinero en comprar la comida y ahora solo les sobraba para pagar los pasajes de regreso a su hogar, por lo que se vieron en la obligación de recorrer todo el camino a pie. Aunque a decir verdad, a ninguna le desagradaba esa idea en lo absoluto.

Pasaron gran parte del trayecto entre charlas amenas sobre el tiempo que estuvieron sin saber la una de la otra, siendo precisamente la rubia quien más tendría que resumir, ya que muchas cosas habían cambiado en su vida desde que puso un pie en las calles de Gotham. Si ser la prima segunda de Oliver Queen era todo un dilema, más lo sería el haberse liado con Bruce Wayne.

Haley rió por lo loco de su caso. Ambas estaban metidas hasta el fondo de aquel asunto por dos hombres con carácteres diferentes y visiones completamente distintas de la realidad ¿Cómo es que habían terminado en esa situación?

No supo cuando de la paz pasaron a oler el peligro de cerca.

Quizás era solo su instinto de auto-protección, pero desde el momento que vio la camioneta aparcarse a tan solo unos pasos de ellas supo que algo iba muy mal. Hecho que quedó comprobado cuando vio a los hombres de negro salir de la parte trasera, acercándose amenazadoramente.

Sin saber qué hacer, solo reaccionó cuando el cuerpo delgado de Anne se colocó delante del suyo como un escudo humano, advirtiéndole que se alejara.

- No importa lo que veas. Solo corre -le dijo en apenas un murmullo, proseguido por un grito que la hizo saltar- ¡He dicho que corras, Haley!

La castaña no tardó en obedecer al mandato, alejándose a toda la velocidad que a sus cortos pies les fue posible. El corazón le bombeaba azorado contra el pecho, sintiéndose más asustada que nunca en su vida, e incluso más que cuando se enteró de su estado.

No estaba muy lejos cuando por instinto miró hacia atrás, para divisar que la rubia se debatía en una pelea cuerpo a cuerpo contra todos los captores. Apenas y pudo ver a los dos que la venían siguiendo, y en un intento por defenderse a sí misma tomó la tapa metálica de uno de los botes de basura y la lanzó como si fuera un disco volador hacia la cara de uno de ellos. Noqueándolo de un solo golpe.

No supo si la ansiedad que sintió era por lo aterrada que estaba o por la satisfacción que le había dado desfigurar el rostro de aquel imbécil. Pero guiada por la desesperación, intentó escapar de las manos del otro a base de patadas y manotazos al aire.

Cuando supo que no podría deshacerse de él comportándose como una damisela en apuros, elevó la rodilla la altura del estómago y pisoteó su pie con fuerza, provocando que este liberara un quejido doloroso y la soltara, dándole la ventaja para empujarlo y golpearle la cabeza contra una pared hasta dejarlo sin conocimiento alguno.

- ¡Anne! -chilló cuando se dió cuenta de que la joven arquera necesitaba su ayuda.

Ellos habían logrado atraparla, y la rubia se retorcía entre gritos como si fuera una serpiente a punto de liberar su veneno.

Decidida a no dejar que se la llevaran, Rogers regresó a por la tapa de metal en suelo, meditando bien su puntería para hacerla girar en el aire hasta que esta volvió a estrellarse en la cabeza a uno de sus atacantes. Sin embargo, aunque intentaron por todos sus medios escapar de los pocos que quedaban, estos lograron ser muchos más de lo que pensaban.

De un momento a otro, dos brazos desconocidos la rodearon por el estómago y cargaron con ella hasta tirarla como un peso muerto en el interior de la van, lo mismo que con la otra chica, que cuando intentó volver a ponerse en pie cayó desmayada a causa de una sustancia química que le dieron a oler con un pañuelo.

Haley, se aferró al cuerpo de Anne mientras miraba a la cara de cada uno. Reconociendo a dos como los guardaespaldas que Lex había llevado aquel día a la reunión en su departamento.

Fue su silencio y sus respiraciones agitadas lo que los hizo sonreír burlonamente, porque aunque fue duro, la misión estaba cumplida y su jefe estaría muy contento de saber que además de la reportera también habían capturado a la zorra de Wayne.

Los dos puntos clave de su plan maligno, al cual había dado por título: Batman vs Superman.

Madre mía!!!

Creo que Haley y Anne están metidas en muchos más líos que los que les esperaban con Diana y Bruce 🤣🦇

Les prometí que habría una actualización pronto, y como ven, aquí la tengo. Muchas gracias por apoyarme con esta historia y por dejarme saber en sus mensajes y comentarios lo mucho que les gusta. En serio, no me canso de leeros y si hay una persona que ame muchísimo a sus lectores en esta plataforma esa soy yo.

No puedo darles un spoiler de lo que va a suceder en el próximo capítulo, pero sí de lo que ya ha pasado en el fanfic de mi amiga Alejandra sobre la hija de Haley y Clark. Así que si no han ido a leer su última actualización, les aconsejo que vayan porque conocerán al fin a Jonathan y a Jen (un personaje muy especial que aparte de Damien tiene mucho que ver con Bruce y Anne😘).

Debbie

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