Barrera de contención

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Amelia está sentada en las escaleras mientras Gyan asiente suavemente, yo los veo a ambos, intercambiando la vista entre uno y otro.

—Cuando dijiste que la historia era larga no creí que fuera para que tardaras tres días en terminar —murmura ella con sorpresa —¿Cómo está tu hijo?

—Espero que bien y a salvo —responde mi tío —¿Nos hemos perdido mucho de tu lado?

—No, casi cualquier cosa que les haya podido contar también salió en las noticias y bueno, el nacimiento de mis hijos.

—¿Cuántos son? Además de Irina, claro.

—Dos, son gemelos, tienen quince años.

—Genial, preguntaría más pero no creo que sea prudente, queda claro que no los está buscando.

—¿Tras quienes está? —cuestiona ella.

—Tenemos la teoría de que somos Xander, Irina y yo —contesto —Son tu hija y los hijos de tus mejores amigos.

—¿Y por qué es teoría?

—Tiene a Karim y hace un par de días escuchamos gritar a Irina, pero no es seguro que esté buscando a mi hijo —explica Gyan. —No sabemos si Irina está bien, perdón.

—Está bien tranquilo, no es su culpa —asegura Amelia. —¿Por qué ellos tres?

—Suponemos que por ti —responde Gyan —Tal como dijo Karim, es tu hija y los hijos de tus mejores amigos.

—No, debe ser otra cosa —corta Amelia —Escogió a tres para dejar en claro que es cosa de hermanas, conmigo específicamente, pero de hermanas.

—¿Tienes una mejor teoría? —reprocha mi tío.

—Es mi hermana, se me ocurren mejores ideas de las que se les pueden ocurrir a ustedes —recuerda ella, mi tío asiente admitiendo el punto.

—Bueno, ¿y para qué los quiere entonces?

—No lo sé —admite ella levantándose para pasearse por el cuarto —¿Qué tienen en común ellos tres?

—No hay nada que tengamos en común los tres que no tengamos en común con los demás —comento.

—No es necesario que solo sean ustedes tres, solo necesito que los tres lo tengan en común.

—Oh, bueno, rango de edad —respondo.

—¿Cuántos años tienen?

—Xander y él, veinticuatro —responde mi tío —Tu hija…

—Veinte —interrumpe Amelia —No, otra cosa.

—Son de los mayores y también de los últimos —menciona mi tío y Amelia lo ve confundida —Son de los últimos en haber… bueno no, espera, Karim es el mayor y el último, Xander es el segundo y el penúltimo, pero Irina…

—Tiene veinte, ella es la primera de la familia —finaliza Amelia.

—Okey, no, olvídalo.

—Bueno pero, tú eres el novio de mi hija y el mejor amigo de Xander —indica apuntándome, yo inclino la cabeza.

—Seh, supongo.

—¿Y tienen alguna relación Irina y Xander?

—Compañeros de trabajo —responde mi tío, Amelia lo mira con el ceño fruncido —Mi hijo es psiquiatra.

—Ah, ok… el hospital —exclama ella de pronto —Eso es lo que los tres tienen en común, dos médicos y un hijo de médicos. Lo que sea que América quiere, está en el hospital.

—¿Por qué nunca se nos ocurrió eso? —pregunto mirando a mi tío que solo se encoge de hombros —¿Ósea que solo nos quiere para llegar a algo en el hospital?

—No, sí los quiere nada más para chingarnos, pero el epicentro de todo está en el hospital —contesta pensando —Solo hay que averiguar qué es.

—Por desgracia los que pueden ayudarnos a buscar, que son Omali, Irán y Marcos… ¡Están afuera! —grita mi tío —¿Sabes de casualidad dónde estamos?

—Por desgracia no —admite ella con una mueca. —Solo sé que debe ser cerca del centro y del hospital.

—Osea que puede ser directamente el sector “Hospital” o el sector “Renacimiento” —analiza Gyan, Amelia asiente —De acuerdo… ahora solo falta saber cómo salir de aquí.

—¿Y si manipulo la puerta? —propone Amelia mirando con atención hacia arriba.

—¿Cómo? —inquiere Gyan.

—Uso un rayo para quebrar la cerradura y salir —explica ella —O simplemente conseguir que la puerta se venza.

—La puerta tiene un campo de fuerza a prueba de poderes —menciono.

—No voy a usarlos para salir, sino para atacarla.

—Supongo que puede funcionar —accede Gyan —Karim, ven.

Me coloco detrás de mi tío mientras ella se incorpora y agita sus manos, al colocar una con la palma hacia arriba, empieza a soltar pequeños rayos entre sus dedos, se concentra un momento y empuja su mano hacia la puerta, liberando un rayo que impacta y ataca en la cerradura.

Pronto la cerradura comienza a iluminarse con una luz azulada, parecería que está por ceder cuando la puerta completa brilla con una luz roja y el rayo se dispara en sentido contrario; Amelia se libra del impacto por muy poco.

—Te lo dije —murmuro sorprendido.

—Okey, creo que necesitamos otra opción —acepta ella.

—De acuerdo —comenta mi tío —¿Plan B?

—¡Ese era el plan B!

—¡¿Y cuál era el plan A?!

—¡Tú! —repone Amelia —Que salieras y abrieras por fuera, pero creo que por obvias razones no lo hiciste.

—No pude, mas bien —corrige mi tío —Está bien, ¿plan C?

—Agradece que tenía un plan B.

—Estamos donde empezamos —sentencio sentándome en el suelo.

De pronto, se escuchan golpes metálicos en la puerta y tintineos de llaves.

—No por mucho tiempo —murmuran Gyan y Amelia intercambiando una mirada.

La puerta se abre y la mujer, ahora finalmente con nombre propio, abre la puerta con las manos en las caderas, se apoya en el marco de la puerta, sin abrir totalmente.

—¿Ya se divirtieron y se pusieron al corriente?

—No nos has dado de comer en tres días —reclaman Gyan y Amelia.

—Ustedes pueden vivir, y no necesito que el niño viva.

—¿Perdón? —exclamo con los ojos muy abiertos.

—Aún así, tengan —América lanza un plato que Amelia atrapa —Y tú, espero que hayas disfrutado lo suficiente a tu hija.

—Atrévete a tocarle un solo cabello a mi hija y me aseguraré de que cada partícula de tu piel conozca el infierno antes de que te envíe a él —amenaza Amelia con fuego en los ojos —Y yo no hablo por hablar.

—Buena suerte para salir de aquí, Ama —se burla ella —Y descuida morenito, te dejaré ver a tu hijo una última vez antes de despedirlos.

—Que no se te ocurra meterte con mi hijo —reclama Gyan causando que ella suelte una risa maquiavélica y cierre la puerta.

—Okey, la teoría no era errónea —concede Amelia —Pero creo que no saldremos de aquí pronto.

—Debemos buscar una forma…

Y entonces, siento como si el mundo a mi alrededor enmudeciera, hay un pequeño zumbido en mis oídos pero nada más, se escuchan pequeños golpeteos metálicos pero de forma muy distante, y luego, un grito.

—¡Karim!

—Irina —murmuro abriendo los ojos con sorpresa causando que ambos adultos me miren. —¡Irina está por aquí! ¡Acaba de gritar!

—Karim, no gritó nadie —repone mi tío con confusión.

—Y aunque lo hubieran hecho, no se habría escuchado —secunda Amelia.

—Yo la escuché, lo juro —insisto, entonces escucho otro grito estridente de ella, está vez no dice nada, solo grita —¡Ahí está otra vez! ¿No la escuchan?

Ambos adultos niegan con la cabeza e intercambian una mirada preocupada, yo siento mi corazón acelerarse de miedo, no sé qué está ocurriendo, pero sé que Irina está en peligro.

¿Cómo así que Karim escucha voces? ¿Qué sigue? ¿Ve gente muerta?

Perdón por desaparecer, no tenía ideas (ni ganas, honestamente) para seguir escribiendo, pero tuve un pequeño destello de energía y aquí estamos, trataré de continuar esto en el ritmo normal.

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