Iᥒoᥴᥱᥒᥴɩᥲ 6

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Taehyung estaba nervioso mientras terminaba de poner unas últimas cosas dentro de un bolso negro, el día había llegado más rápido de lo que él esperaba y en ese tiempo había hablado muy poco con su vecino, siempre a escondidas de que su madre o hermano no los vieran. Quien sí los había visto había sido el señor Kim quien simplemente hizo la vista a un lado y siguió con su camino a su hogar. Tae había creido que tendría problemas apenas pusiera un pie dentro de su hogar, pero la realidad es que su padre no había abierto la boca para nada y muy a pesar de que creía que tal vez lo chantajearia, no hizo nada.

Y fue en la mañana que su padre llegó a su habitación y lo vio muy entusiasmado doblando la ropa que llevaría, a pesar de que había querido disimular la energía abrumadora que estaba sintiendo, no pudo. Man–Young, su padre, se sentó frente a él y lo observó durante mucho tiempo sin decir nada, siguiendo los movimientos que su hijo hacía mientras guardaba ropa y algunos productos para rostro, cuerpo y cabello dentro del bolso.

— ¿Qué sucede, papá?—Preguntó dejando todo a un lado para prestarle atención al hombre que muchas veces lo había apoyado.

—Sabes que quien tiene más autoridad en esta casa es tu madre y no puedo hacer mucho porque Seokjin siempre se pone de su lado. He discutido con tu madre esto muchas veces hasta altas horas de la madrugada, no me gusta lo que ella y tu hermano hacen. Tienen que entender que tú eres grande y tu propia persona, ninguno de los dos tiene derecho a mandar sobre ti ni tus decisiones, eso es simplemente tuyo. A mí no me molesta que hables con Jeongguk, sé que es un gran chico y que a pesar de todo lo que se habla, en realidad no es ni una cuarta parte de eso...—Hizo una pausa mientras miraba hacia otro lugar. No supo cuándo fue que Tae había crecido tanto y se había convertido en este muchacho que a pesar de todas las prohibiciones que tenía, era tan independiente—. Sé los planes que tienes con él, ustedes no son para nada discretos para hablar y cuando pasaba la otra tarde pude escucharlos. Escucha, Taehyung... Hay gente malvada en el mundo, la mayoría del tiempo es una mierda, pero entiende que por ser doncel no tienes que prohibirte de conocer el exterior. Has lo que quieras, ¿quieres salir a divertirte un fin de semana? Hazlo, pero siempre con el cuidado necesario para no perjudicarte tú. ¿Quieres irte un fin de semana de viaje a alguna parte? Hazlo, yo no te lo impido y deja de hacer caso a lo que tu madre y hermano dicen, vuelvo a repetirlo ambos no son dueños  de tu vida ni de nada de ti—Tae mordía su labio inferior con fuerza mientras miraba a su padre, él nunca se había expresado de esa manera y que lo hiciera justo en ese momento hacía que se sintiera sumamente libre de lo que haría por el fin de semana—. Debo de salir de viaje por unos días, eso cuenta el fin de semana. Le diré a tu madre que vendrás conmigo y te encontrarás con Jeongguk en la estación de trenes. Ya he hablado con él.

—P–Pero papá, si mamá se entera el problema será muy grande—Él negó con su cabeza mientras sonreía.

—Mamá no tiene por qué enterarse y mucho menos tu hermano. Termina de preparar todo y yo iré a informarle a tu mamá ahora.

—Gracias, gracias—Murmuró mientras se estiraba a abrazar a su padre con fuerza.

La señora Kim casi arma un escándalo, pero su esposo siempre supo cómo calmarla. Le aclaró que estaría con él en todo momento y que si Taehyung quería salir a alguna parte de la ciudad sería su acompañante a todos lados, no lo dejaría solo ni por un momento, aunque todo esto no fuera más que una gran mentira. Man–Young sabía que Jeongguk no lastimaría a su hijo, pudo verlo en la forma en que sus ojos brillaban, como si el universo hubiera puesto todas las estrellas en su mirada cuando le dijo que él lo aceptaba como algo más para su hijo y cuando sonrió en el momento que le dijo lo de su plan, el hombre no recuerda haber visto una sonrisa más sincera y feliz como la que vio en labios del mucuacho. Y él simplemente aceptó cuando Tae comenzó a crecer que algo como esto iba a suceder, el día en que su pequeña joya consiguiera pareja, sin importar con qué género se identificara, sería el día más triste y feliz de su vida porque Tae se iría de su hogar y viviría su vida, pero eso era todo lo que Man–Young deseaba para su niño aunque sería extraño no verlo rondar por su hogar preguntando cosas de las que no sabía. Había un mundo ahí afuera y Taehyung debía de conocerlo, distrutarlo, odiarlo e incluso en ocasiones amarlo.  Habían personas buenas así como malas, pero él debía de aprender a defenderse por sí solo y si era necesario pedir ayuda. Él tendría que haber tenido amores, haber experimentado y haber aprendido de relaciones que tal vez no funcionaron en un pasado, pero su esposa se había encargado de prohibirle todo eso y Man–Young no podía hacer más que quejarse. Las amenazas siempre habían estado ahí en cada discusión que habían tenido y él no podía llevar todo esto al juzgado porque uno de sus hijos era doncel.

Tomó sus cosas y las de Tae  colocandolas en la parte trasera de su camioneta viendo el momento justo en que Jeongguk salía del estacionamiento de la casa, saludandolo con un asentimiento de cabeza cuando pasó con el auto por su lado.

— ¿Por qué el vecino te saluda ahora?—Su esposa estaba parada al lado del vehículo con sus brazos cruzados sobre su pecho y mirándolo fijamente esperando una breve explicación de lo que acababa de presenciar.

—Cariño...—Dijo él con un suspiro de por medio—, es un chico respetuoso y saluda a todos los vecinos de este barrio por más que hablen mierda de él.

— ¿Qué sucedió?—Preguntó Tae mirando como su madre se encontraba con el ceño fruncido.

—Oh nada, Tae. Nada de lo que debas preocuparte. No olvides tomar tu medicina ¿bien? Disfruta—El muchacho asintió con la cabeza y se metió dentro de la camioneta saludando con la mano a su madre.

Sorprendida por la forma tan seca que su hijo tuvo de despedirse de ella simplemente pudo mirar como el vehículo desaparecía de su vista minutos después de que su esposo besara su mejilla con una sonrisa algo extraña curvando sus labios. Ella solo quería lo mejor para Taehyung.

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Tae se despidió de su padre y abrió la puerta de copiloto yendo a buscar su equipaje rápidamente a la parte trasera no esperando que su papá lo hiciera por él. Jeongguk estaba unos metros adelante esperándolo con el motor del auto encendido.

—Esta salida será nuestro secreto, pero este también será otro secreto que deberemos guardar. Quería dártelo por tu cumpleaños, pero aún falta mucho tiempo para eso, cuídalo y que ni tu hermano ni tu madre lo vea. Sé que has empezado a trabajar para obtener uno de estos—Dejó en sus manos la caja de un celular de última generación y él saltó en su lugar dando pequeños gritos de felicidad que hicieron a Man–Young sentirse el padre número uno del planeta—. Disfruta Tae y por favor cuídate.

—Muchas gracias, papá. Tú también ten cuidado en tu viaje, te llamaré—Pero su padre se refería a otro tipo de cuidado que le daba mucha pena hablar en ese momento.

Tae volvió a despedirse, se colgó el bolso y corrió al auto de Jeongguk que lo esperaba con la puerta abierta. El mayor lo observó sentarse con rapidez luego de colocar su bolso en los asientos traseros, lo saludó con un ruidoso beso en la mejilla y le sonrió tan lindo que tuvo que hacer todo lo posible para no actuar como un idiota. Arrancó el automóvil mientras empezaban una conversación tranquila, Tae mostrándole el celular que su padre le había regalado. También preguntó muchas cosas, cómo adónde iban y qué es lo primero que iban a hacer.

Llegaron un tiempo después, era un lugar apartado, rodeado de bosques y con una hermosa cabaña de madera. Detrás había un lago, un muelle y detrás unas montañas algo altas que le daban color al lugar y lo hacía sentirse aún más libre. Taehyung miró sorprendido el lugar porque solo había visto esta clase de paisajes en fotografías y era simplemente hermoso, el aire fresco y el como se sentía el aroma de las flores, los árboles e incluso el del césped.

—Wow, es hermoso—Murmuró mirando a Jeongguk y este asintió mientras una pequeña sonrisa curvaba sus labios.

Era una cabaña algo vieja que había pertenecido a la abuela de Jeongguk y la cual había quedado en manos de su padre cuando ella falleció. Su familia la usaba para vacacionar, pero ese año habían decidido viajar todos a la Isla de Jeju. Era antigua, pero su madre y sus tías se habían encargado de mantenerla linda. La madera del muelle había sido cambiada por uno de sus tíos y era un contraste hermoso con el verde de lo demás.

— ¿Se puede pescar aquí?—Guk asintió mientras señalaba un cuarto pequeño y pintado de blanco un poco más allá de la cabaña.

—Mis tíos guardan sus cañas de pescar en ese lugar. Mañana si quieres podemos tratar de pescar algo—Guk amaba la forma en la que los ojos de Taehyung brillaban y como miraba todo a su alrededor con atención—. ¿Quieres entrar? Más tarde iremos al pueblo a comprar algunos alimentos.

—Bien—Murmuró, estaba demasiado ensimismado con el lugar como para prestar la suficiente atención a lo que Guk decía.

Lo siguió dentro un tiempo después, murmurando por lo bajo cosas que ni él llegaba a entender del todo. Arrugó la nariz cuando notó el olor a encierro que había dentro y estornudo con ternura cuando el polvo voló un poco en el momento que Jeongguk comenzó a abrir las ventanas. Él era tierno, se dijo el mayor mientras lo miraba moverse por todo el lugar, ayudándolo a abrir las ventanas que estaban en la sala de estar y el ventanal que estaba detrás del comedor. 

— ¿Quieres comer algo? Traje algunas cosas para hacer sándwiches o también hay papas y doritos.

— ¿Doritos?—Preguntó confundido mientras ladeaba la cabeza.

— ¿No conoces los doritos?—Negó.

—Mamá no me deja comer frituras, dice que engordan y debo cuidar "mi figura"—Hizo comillas con sus largos dedos y encogió sus hombros—. Los conozco, los he visto en una publicidad, pero nunca pude probarlos.

—Lo lamento por tu madre, pero por estos días haré que rompas tu dieta. Van a encantarte, deja que iré en busca de tu equipaje y el mío.

Volvió un tiempo después y tenía una maleta aparte que en cuanto la abrió los ojos de Tae se abrieron en sorpresa. Habían distintas bolsas de frituras y unas latas de algo que nor reconocía, su empaque era negro con una letra en verde flúor. ¿Es así cómo se sentían los niños cuando comían comida chatarra y deliciosa? ¿Cómo el paraíso? Porque podía sonar exagerado, pero luego de tantas prohibiciones que le habían impuesto esto parecía ser un gran descanso de tener que aparentar que todo estaba bien.

Él no llegó a probar nada cuando estaba exclamando un gran gracias y luego se tiraba a brazos de Jeongguk que lo atrapó sin ningún problema, sus manos yendo a la curva de su cintura. Sus ojos se cruzaron, el chocolate peleando contra el miel y Tae no pudo hacer nada más que besar los labios contrarios porque los deseaba probar nuevamente y necesitaba que Guk lo hiciera suspirar con esa boca tan experta que tenía a la hora de besarlo.

Y tal vez en esos días, Taehyung le diría a Jeongguk que siempre había sido doncel.

Iᥒoᥴᥱᥒᥴɩᥲ⚘

Muchas gracias por los +6k de leídas que inocencia tiene y también muchas gracias por esperar por cada capítulo. Lamento mi tardanza, voy a tratar de hacer un maratón de capítulos para este fic.

¿Qué piensan del fic en sí? Quiero leer sus comentarios.

¿Y del papá de Tae?

Cuídense♡

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