Iᥒoᥴᥱᥒᥴɩᥲ 5

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Él estaba embobado o más que eso, perdido. De esa forma se lo describió Yoongi a Jimin que miraba con ojos inquisitivos la forma en la que el inocente vecino hablaba con Jeongguk. El mayor nuevamente estaba molestandolo, diciendo esos piropos que el menor nunca llegaba a entender y de los cuales siempre pedía una explicación de lo que significaba lo que él le decía, pero Guk era demasiado idiota para tratar de explicarlo y cada vez que lo intentaba simplemente terminaba cagandola aún más. Hoy se encontraba vestido y desde la casa de Taehyung en vez de estar su hermano Seokjin, se encontraba su madre esperándolo. Los felinos y filosos ojos de la señora Kim estaban puestos en Jeongguk quien seguía sacándole charla a su hijo como si lo conociera desde siempre o como si le tuviera tanta confianza para hacer eso. No le agradaba ese muchacho y a pesar de que Seokjin le había dicho algunas cosas que tenía a favor, había algo que simplemente hacía que le provocara un gran rechazo.

Cuando terminaron de hablar, Guk se dio vuelta con una gran y brillante sonrisa curvando sus labios, pasando por el lado de Jimin y Yoongi no prestandoles la debida atención. El menor estaba preocupado por su amigo porque había algunas cosas que él no sabía sobre Tae y estaba seguro que no las sabría muy pronto, pero tampoco era quien para contar algo que no le inmiscuía. Era un asunto que Taehyung debía de contar por sí solo y él iba a esperar hasta que eso sucediera.

— ¿Qué te he dicho acerca de hablar con Jeon Jeongguk, Taehyung? Sabes que él no es una buena persona y tengo miedo de que te lleve por mal camino. No puedo dejar que te juntes con él, no sabes las intenciones que él tiene contigo—Tae frunció el ceño mientras miraba fijamente a su madre antes de pararse frente a ella cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Que tenga tatuajes no quiere decir que sea una mala persona, madre. Él... él es una persona que trabaja muchas horas al día y no está en nada raro.

— ¿Taehyung?—Y el susodicho sabía que detrás de ese tono de voz se acercaba el regaño que no quería escuchar.

—Lo siento, pero es la verdad, madre-Pasó por el lado de la señora Kim chocando su hombro contra el contrario mientras negaba con la cabeza, molesto de que ella dijera siempre lo mismo.

No negaba que Jeongguk tenía una forma extraña de hablar, pero él sabía bien que no era mal muchacho y que no tenía malas intenciones. Su madre siempre había hablado mal de él solo por la apariencia que tenía, por sus tatuajes y porque parecía ser alguien que no se preocupaba por lo que los demás decían, por lo que sucediera a su alrededor. Pero Tae sabía que sí lo hacía, sí se preocupaba y sí estaba consciente de lo que pasaba a su alrededor. Subió a su habitación demasiado molesto para seguir hablando con su madre, ella seguía teniendo ese pensamiento tan anticuado que a él tanto le molestaba, sabía que eran de épocas distintas con pensamientos diferentes, pero Tae siempre trató de hablar con ella para informarla y tratar de que dejara esa forma de pensar a un lado.

El timbre sonó cuando el menor estaba dentro de la ducha, tratando de relajar sus músculos después del día que había tenido. Quería saber quién era la persona que tocaba, pero sabía que su madre sería quien atendiera la puerta si Seokjin no estaba esa tarde.

—Buenas tardes, señora Kim—Dijo Jimin con esa sonrisa que sabía que compraría a la vecina de su pareja—. Déjeme presentarme, soy Park Jimin y vivo aquí al lado. ¿Conoce a Yoongi?—El pálido dio un paso adelante y saludó a la señora con una reverencia pequeña que ella correspondió con una sonrisa—. Somos amigos de Tae o eso quiero creer. Hace un tiempo que hemos estado hablando y queríamos venir a preguntarle si dejaba que Taehyung cenara con nosotros dos. No se preocupe porque Jeongguk no estará esta noche, como ve, ya está yendo a trabajar y probablemente haga turno doble—La señora Kim miró como el muchacho llevaba un bolso colgando de su hombro, llevaba puesto el uniforme de guardia de seguridad con el que siempre lo veía salir por las tardes noches, pero ese momento era muy temprano para que él fuera el trabajo aunque contempló lo que el muchacho Park le había dicho, él haría turno doble y Taehyung no estaría cerca de él.

— ¿Estás seguro que el no volverá en medio de la cena o algo por el estilo?—Jimin negó con la cabeza.

—No tiene por qué preocuparse, señora Kim. Él estará fuera toda la noche, es viernes—La susodicha abrió su boca como si entendiera todo y asintió con la cabeza, pero lo que ella no sabía es que Jimin podía ser un muy buen mentiroso gracias a su profesión.

Era viernes, Jeongguk no trabajaba los viernes y el plan que habían armado lo llevaban hablando desde hacía unos días y cada vez que podían se lo comunicaban a Taehyung. El muchacho no podía tener un control propio de sus mensajes, aplicaciones o imágenes como quería, su madre y hermano controlaban todo, diciéndole a quiénes podía agregar en sus contactos, qué debía de contestar cuando recibía un mensaje y lo que podía publicar en las escasas redes sociales que tenía. Por esa y muchas razones más era que Tae había empezado a trabajar, para poder comprarse un celular a escondidas y tener cuantas cosas quisiera sin estar pidiendo permiso o quejándose cuando no podía agregar a nadie en sus contactos. El trabajo tampoco había sido fácil, había pataleado y gritado cientos de veces, lloró y rompió cosas en su habitación mientras le rogaba a su madre que por favor lo dejara trabajar porque estaba cansado de pasarse las vacaciones de verano encerrado en su casa o yendo con ellos para todos los lugares que iban. Eso no era vida y lo que él más anhelaba era la libertad.

Tampoco tenía pc, sus padres no le permitían tenerla aunque Taehyung sabía que todo era por su madre. Él siempre había querido hacer investigaciones acerca de los donceles, llenarse de la información que le faltaba, en su casa había libros, pero todos hablaban de lo que su madre quería enseñarle. Lo acostumbraron a creer que ser doncel era malo, que eran un tipo de abominación y que debía de cuidarse porque no todo el mundo era bueno y así no todos iban a aceptarlo como era. Pero, ¿cuánta verdad o mentira había en eso que ella siempre decía? En ocasiones no quería ser esto y lo odiaba mucho, pero con el paso del tiempo encontró una forma de sobrellevarlo así como aprendió que ser doncel no era tan malo como la gran mayoría de personas decían.

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A pesar de que su madre se había puesto sumamente nerviosa al momento que se tenía que ir, él no dijo nada. No quería confrontarla y que cambiara de opinión como siempre hacía, por eso se despidió rápidamente y le dijo que no se preocupara porque estariá al lado, no en la otra punta de la ciudad. Seokjin esa noche no se encontraba, había salido con amigos durante todo el día y seguramente no aparecería hasta la siguiente semana. Eso era algo que Tae odiaba, la diferencia que su madre hacía entre él y su hyung era inmensa, y no había ninguna excusa para dar. Ni siquiera decir que él era doncel y que el peligro se encontraba en todos lados. Si realmente le hubieran dado una enseñanza en donde él hubiera aprendido a valerse por sí mismo y no a temer a la sociedad, todo sería distinto.

Llegó con los vecinos a la hora acordada en punto, abrió Yoongi que lo saludó con una linda sonrisa gomosa y un pequeño abrazo que Tae correspondió con nerviosismo. El pálido llevaba puesto jeans anchos de color celeste y una reúmera roja con una polera negra debajo. Y Taehyung había hecho todo lo posible para verse lindo sin exagerar, se había vestido con unos pantalones de  lino de color crema que se ajustaban a la perfección a sus algo anchas caderas y un crop top  de mangas largas de color celeste pastel con cuello en v.

Jeongguk lo vio y tragó saliva con fuerza, Tae tenía algo que lo atraía como un imán y lo hacía idiotizarse al punto en que en ocasiones no recordaba ni su propio nombre. Tenía en frente a un ser tan hermoso que era imposible recordar cómo se hablaba, su cerebro dejaba de funcionar y se colocaba en blanco, solo atinando a decir idioteces como los malos piropos que le tiraba. Saludó al muchacho y este le devolvió el saludo con gracia, no habían hablado de lo que había sucedido hacía unas noches atrás, pero el mayor tenía una buena memoria fotográfica que lo hacía recordar ese pequeño beso que el otro le había dado una y otra, y otra vez.

—Hola Jeongguk—Murmuró Tae en medio de un bostezo y el nombrado tuvo que desviar la mirada en el momento que él levantó sus brazos por encima de su cabeza, la ropa que tenía puesta dejaba ver su marcada cintura y era algo de lo que el mayor no podía controlarse. Sus manos picaban por querer acariciar la suavidad de su dermis y perderse en la longitud de ese cuello.

—Hey—Sonrió. Estaba nervioso y no sabía por qué. También tenía miedo, si en algún momento la señora Kim tocaba la puerta y por esas casualidades lo veía a él, todo sería un maldito desastre.

Por esa noche no quería pelear con nadie, simplemente quería pasar una agradable cena con sus amigos, su sobrino y su vecino. El lindo muchacho que ahora se movía por la cocina de su casa mientras ayudaba a Yoongi a terminar algunas cosas. Él no podía apartar la mirada de Taehyung. Y sus pensamientos eran tan molestos como estúpidos porque soñar con ser algo de Kim Taehyung era como añorar con fuerza todo lo más valioso del mundo, era como poseer la joya más extraña y hermosa del univeso entero. Y así como hermoso era también era demasiado frágil, demasiado débil y no le molestaba si no que más bien le preocupaba. Porque conocía a su vecino desde hace un largo tiempo y sabía lo mucho que le afectaban los regaños, las prohibiciones y mucho más el desprecio... pero Jeongguk seguía sin entender por qué. Él quería que Tae fuera libre para poder ser feliz y si eso funcionaba, tal vez haría todo lo posible para conquistarlo y hacerlo su pareja, sin embargo la espera estaba matándolo.

— ¿Estás estudiando algo?—Preguntó Jimin un tiempo después, estaban los cuatro sentados en la mesa y Myeong dormía en su cuna a unos metros de donde ellos estaban.

—Hum no... terminé la escuela hace unos años, pero no creo que mis padres quieran que vaya a la universidad.

— ¿Es en serio?—Yoongi se sintió intimidado cuando Jeongguk lo miró para que cerrara su boca—. Digo... ¿por qué no querrían que estudiaras en la uni? No es como si alguien tratara de dañarte en cuanto lo conozcas.

—Yo lo sé, pero ellos no lo entienden. Tienen esta manía, más mi madre, de controlar todo lo que hago. Ellos creen que hay personas ahí afuera que van a tomarme y llevarme lejos de su lado, pero sé que ya no es así.

Jeongguk estaba escuchando, él realmente lo hacía, pero la comida que Yoongi había preparado estaba deliciosa y le nublaba la mente cada vez que probaba un bocado.

—Idiota—Murmuró muy bajo Jimin mientras negaba con la cabeza—.Debe ser agotador vivir con ellos.

—Oh sí que lo es. Por su culpa no puedo tener amigos ni ninguna red social que no sea controlada por ella, ni que fuera mi manager para hacerlo. Sé que tiene miedo, pero tiene que entender que me siento asfixiado. Realmente no entiendo cómo es que hicieron para convencerla, los felicito.

—Le juramos que Jeongguk no estaría e incluso él actuó como si se fuera a trabajar.

—Por cierto, ¿sabían que el hijo de la señora Lee tiene un pitbull?—Yoongi negó con la cabeza, Jimin y Taehyung asintieron.

—Lo veía cuando recién era un cachorro, era muy bonito.

—Lo saca a pasear todas las mañanas cuando sacó a Holly—Jeongguk asintió con la cabeza y encogió sus hombros. El perro casi había atrapado su pantalón, pero por suerte había podido trepar la pared sin ningún otro problema.

La cena pasó tranquila. Jeongguk le comentó a Tae que se encontraba estudiando ingeniería, pero que la universidad era algo costosa y por esa razón trabajaba doble turno la mayor parte del tiempo. Taehyung confesó que le gustaría estudiar enfermería si es que tenía la oportunidad de hacerlo, pero todos en la mesa sabían que eso no iba a ser posible porque supieron la forma en la que el muchacho tuvo que rogar porque su madre lo dejara trabajar.

Un tiempo después se encontraban mirando una película y mientras Jeongguk subía a darse una ducha, Tae de a poco se estaba quedando dormido al igual que Yoongi sobre el brazo de su pareja quien también estaba cargando a la pequeña Myeong que dormía tan plácidamente. El doncel fue el primero en dormirse y Jimin se sorprendió que él no despertara cuando escuchó los golpes que sonaban en la puerta de entrada.

— ¿Dónde está?—Preguntó la señora Kim con desesperación mientras miraba a Jimin.

— ¿Dónde está quién, señora Kim?—Tapó uno de los oídos de su bebé mientras miraba a la madre de Taehyung.

—Tae. ¿Dónde está, Tae?

—Se encuentra durmiendo en la sala, señora Kim. Vimos una película después de cenar y al parecer estaba muy cansado. Cuando él despierte, lo acompañaré yo mismo hasta la puerta de su casa—Estaba nerviosa y Jimin se dio cuenta por el movimiento constante que hacía con su cuerpo también la manera en que refregaba sus manos entre sí—. ¿Quiere entrar y comprobarlo por usted misma para que se quede tranquila?—Ella asintió con desesperación y el muchacho se hizo a un lado para que ingresara.

Jeongguk estaba por la mitad de las escaleras cuando la escuchó y no tuvo más opción que pegarse contra la pared hasta tratar de fundirse con esta para que ella no lo viera. No quería que armara un escándalo cuando sabía que Myeong estaba durmiendo lo más bien y eso no sucedía todas las noches.

—Ay dios mío—Dijo mientras se tapaba la boca, Tae dormía en el sofá tapado con una manta de ositos cariñosos mientras el resplandor de la televisión le daba en el rostro, ensombreciendo las guapas facciones que su hijo poseía—. ¿Sabes? Hace un momento estaba viendo las noticias y encontraron a un doncel asesinado en un callejón en el centro de la ciudad y él era tan parecido a mi Tae que realmente me asusté.

Jeongguk desde su escondite frunció el ceño, cruzó sus  brazos sobre su pecho y empujó su lengua contra el interior de su mejilla. Nuevamente estaba pasando y él en ocasiones tenía tanto miedo de que algo sucediera con algún doncel conocido o incluso amigo. Las malas personas parecían tener un rastreo previo de los donceles que aún no habían iniciado su vida sexual y eran quienes corrían más peligro además de que en un momento podían a llegar a ser sumamente fértiles.

—No tiene por qué preocuparse, señora Kim. Taehyung está bien y no le íbamos a permitir salir a ningún lado, él la pasó bien estando con nosotros.

—Muchas gracias y lamento molestar—Jimin negó mientras la acompañaba a la puerta y la despedía asegurándose que ella entrara a su casa.

Guk bajó rápidamente las escaleras cuando se aseguró que la señora ya no estaba más y mandó a dormir a Yoongi a su cama mientras se sentaba a un lado de Tae nuevamente quien despertó un tiempo después cuando Myeong se levantó a gritos por su biberón. Jimin le explicó al muchacho que debía de volver a casa porque su mamá se encontraba preocupada y que si fuera por él realmente no lo dejaría volver a esa casa, pero era mejor que la señora Kim se quedara tranquila a tenerla gritando en su puerta a altas horas de la madrugada.

Jeongguk tomó a su sobrina en brazos cuando Jimin le dijo a Tae que él lo llevaría hasta su hogar y salió a la puerta asegurando que tendrían unos minutos para despedirse.

—Tae sé que es inapropiado, pero escapa conmigo a Busan por el próximo fin de semana—El doncel frunció su ceño mientras sonreía como si Jeon le hubiera contado el mejor chiste del mundo, pero supo que no era así—. Hablo en serio. Escapa conmigo por el fin se semana, quiero hacer que te sientas libre por una vez en tu vida.

—Bien—Jeongguk acarició el rostro del muchacho y este se inclinó más  a su tacto mientras sonreía chiquito tratando de ocultar el sentimiento de felicidad que había explotado en su pecho. Y él no creo que el momento pudiera sentirse más fantástico, pero cuando Guk lo besó suave y con una delicadeza que no creía posible, supo y entendió que tal vez su vecino lo haría realmente sentirse libre.

Tae llegó a su hogar con una sonrisa que alivió todo el estrés y paranoia que su madre estaba pasando en esa madrugada. Su padre estaba ahí con una taza de café en sus manos y un saludo a punto de salir de su boca, si es que su esposa no lo hubiera interrumpido.

— ¿Por qué el vecino Jimin se encontraba cargando a una bebé, Tae?

—Porque Yoongi es doncel también, mamá—Murmuró y su sonrisa era muy bonita para que la señora Kim intentara borrarla.

Tae sabía que aún faltaba una semana, pero estaba tan ansioso porque llegaran esos días. Sabía que pasarlos junto a Jeongguk serían inolvidables y tal vez luego de tanto tiempo podría confesarse sin tener miedo al rechazo.

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Holis mil disculpas por la tardanza, pero tuve un tiempo muy ocupado y recién ahora pude publicar. Espero que les guste.

¡Muchísimas gracias por los +3K de leídas♡!

Cuídense mucho🤍

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