Dalgona Coffee [Mark x BamBam]

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A Mark le encanta el café. A él le gusta beberlo con un toque ligeramente amargo, no soporta que el azúcar arruine la escencia de la cafeína pero se toma con gusto cada taza que Bam le entrega aún si tiene más de tres cucharadas de azúcar. Es una aberración absoluta pero extrañamente pasable para su paladar.

No puede vivir sin ese sabor amargo por las mañanas pero tampoco sin la sensación endulzante cuando BamBam lo prepara, cosa que ha estado sucediendo con bastante frecuencia.

Resulta un poco irónico tomando en cuenta su ligero desagrado hacia las cosas dulces pero no puede hacer nada para evitarlo. Gracias a que el menor se había estado levantando temprano por las mañanas, Mark descubrió en las últimas semanas que había un mundo mucho más allá de los sabores amargos o dulces que se pueden crear con la cafeína.

Sabe que no es tan bueno como el menor cuando de preparar café se trata, por eso cuando vio un tutorial en YouTube se llenó de convicción, debía dar todo de sí mismo para lograr que su café fuera tan delicioso como el de Bam. Era hora de que el menor dejara de encargarse de su dosis matutina y por otro lado, quería darle una agradable sorpresa al chico. Fue ese el motivo por el cual decidió mejorar sus habilidades.

Resultó tedioso y cansado tener que escabullirse en las madrugadas, siendo el único momento en el que podría practicar sin ser descubierto. Llevaba alrededor de semana y media haciéndolo y ese día había optado por hacer el Dalgona coffee, que se había popularizado recientemente.

Desde la cama observó el reloj digital sobre el buró. 1:50 a.m, la hora perfecta para comenzar.

El adorable chico se removió entre las sábanas y Mark le vio fruncir los labios entre balbuceos somnolientos. Le hubiera gustado meterse entre sus brazos para permanecer cómodo y protegido pero la hora de práctica ya había llegado.

Se cersioró de que Bam continuara durmiendo y con lentitud se escabulló a la cocina. Se había asegurado de colocarse sus pantuflas acolchadas que compró por internet para evitar el mínimo ruido que pudiera delatarlo.

Por fortuna, Mark era una persona que gustaba de hacer las compras con frecuencia, por lo que tenía todos los ingredientes a su disposición.
Tomó la batidora y una de las tazas que más le gustaban al menor, esas que se resguardan para ocasiones especiales.

Esta era una, sin duda.

El tutorial se veía de lo más sencillo, pero desde un principio debió imaginar que no le saldría igual al que la chica del video hizo.

Dos cucharadas de café, dos de azúcar. Agregar agua caliente y batir.

Quizás batir era una clase de ciencia que no lograba dominar y el desastre en la isla de la cocina se lo dejó en claro.
Su camisa se pintó con manchas de todos los tamaños y sus mejillas también, dejando una sensación pegajosa. Sí, quizás utilizó demasiada fuerza al batir.

Pero es que la tipa nunca especificó la manera en la que debía hacerse, sólo batir. ¿Cómo rayos iba a adivinarlo?

Unos veinte minutos después, luego de dos intentos obtuvo la imagen y la consistencia que quería, sólo quedaba una cosa por hacer. Probarlo.

Sonrió victorioso porque finalmente había logrado su cometido. Tomó con cuidado la taza y acercó los labios al borde. Dio un sorbo y dejó que sus sentidos se bañaran con el café y la espuma que tenían un sabor tan... Tan amargo. 

Ugh. Ni siquiera cuando amaba ese sabor pudo dar otro trago. Era demasiado amargo, inclusive para él.

Dejó la taza sobre la mesa y comenzó a preguntarse qué demonios había hecho mal. Había seguido todas las instrucciones y se veía aparentemente perfecto, ¿entonces por qué no sabía así?

Tal vez Mark no estaba hecho para preparar café.

Fue un fracaso. Fracaso total y un desperdicio. 

—¿Qué estás haciendo?

Se sobresaltó al oír a BamBam apoyado en el marco de la puerta de la cocina. Afortunadamente había dejado a un lado la taza, Mark hubiera obtenido un grandioso golpe de no ser así.

—Nada— contestó con rapidez. Creyó que podría ocultarlo, sin embargo había olvidado el desastre que tenía al frente, en la cara y la ropa. Eso no iba a pasar desapercibido.

—Okeeeey. Esto me parece sospechoso—El menor llegó a su lado y lo analizó de pies a cabeza. —¿Por qué estás cubierto de café y por qué ocultas una de las tazas especiales?

Derrotado por ser descubierto, dio un paso adelante y dejó que BamBam viera todo el panorama pegajoso. Bajo esos encantadores ojos que ahora lo escudriñaban como si de un delincuente se tratara, Mark pensó que haber usado la taza especial no había sido una buena idea. Mejor hubiera agarrado una normal.

—Hice café.

—Eso explica una cosa, pero no explica por qué demonios lo lanzaste al techo.

Un momento. ¿Había salpicado el techo?

Al parecer, su cara y ropa no fueron todo lo que había manchado.

—¿Cómo rayos llegó ahí?

—No sé, Mark. Tú dime, ¿qué pensabas al lanzarlo al techo?

—No lo lancé.

—¿Y cómo llegó ahí?— podía ver que el menor comenzaba a impacientarse y no lo culpaba. Despertar en la madrugada y encontrar el desastre que tu novio hizo en la cocina no es algo que lo pondría de buen humor.

—Sólo lo batí un poco. No te preocupes, lo limparé.

—Más te vale hacerlo.

Antes de que el menor perdiera la poca paciencia que le quedaba, Mark corrió a  buscar los productos de limpieza.

Quitó las manchas en el techo y la isla de la cocina, también se encargó de lavar su rostro y se cambió de ropa. Grande fue su sorpresa cuando al entrar por la puerta, vio a BamBam con la taza vacía en mano.

—¿Lo bebiste?— recibió un asentimiento como respuesta y Mark abrió los ojos en señal de sorpresa.

—Estuvo bien. Al fin conseguiste hacer un buen café, así que ya no tienes que escabullirte más.

—Yo no... Espera. ¿Lo sabías?

—Claro que lo sabía. ¿Creías que no me iba a dar cuenta? Mínimo hubieras cerrado la puerta.

Mark soltó un suspiro derrotado. Si hubiera sabido que BamBam lo descubriría, hubiese practicado a una hora razonable. No sólo se había desvelado durante semana y media, también arrastró a su novio consigo y le quitó valiosos minutos de descanso.

—Lo siento.

—Hey, no pasa nada. Al fin y al cabo aprendiste a preparar un buen café.

—¿Realmente te gustó?

—Por supuesto, de lo contrario no lo hubiera tomado— Mark no estaba del todo convencido. Pudo tirarlo por el lavabo o tal vez fingía con tal de que ambos fueran a dormir. —Vamos, Markie. Me puedes hacer otro más tarde y lo beberé frente a ti para que veas que no miento. No te enojes. Ya quita esa carita, ¿sí?

Mark no estaba enojado. Simplemente se mostró disgustado ante BamBam para recibir caricias y besos de recompensa.

Pudo sentir el sabor del café en la boca de BamBam cuando finalmente le dio lo que quería. Con cada roce, ese sabor amargo se fue convirtiendo en uno dulce. Probándolo desde sus labios, el café adquiría otro sabor, uno mucho más embriagante y mil veces más delicioso.

Mordió sus labios con suavidad y los acarició con la punta de la lengua. Dando solamente pequeños toques que eran lo suficiente para mantenerlos satisfechos a ambos.

—¿Entonces lo hice bien?— preguntó al separarse del menor.

—Sólo media cucharada de azúcar y hubiera quedado perfecto— Lo sabía. Imposible que lo hubiese logrado cuando tenía poca práctica. Quizá BamBam pensó que su comentario le hizo sentir mal porque sus ojos mostraron arrepentimiento. — Aún así estuvo bueno. En serio, Mark.

—Qué importa. Si por cada vez que falle recibo besos como consuelo, entonces lo seguiré haciendo mal.

—¿Qué te parece si en vez de recibir besos de consuelo, obtienes besos de recompensa?— BamBam sonrió contento al ver que le había dado un buen motivo para continuar practicando— Estaré ahí para ayudar. Siempre y cuando dejes de escabullirte de la cama.

Mark se llenó de una sensación cálida.

Más que estar enojado porque lo estuvo despertando en plena madrugada durante semana y media, BamBam se sentía inquieto y triste porque lo dejó solo. No tenía por qué seguir preocupado, Mark ya no saldría de la cama para seguir desperdiciando sus horas de descanso placenteras con el menor.

—Suena bien. Apuesto que esa recompensa sabrá mucho mejor.





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Siento que el Dalgona no me sale bien y que cada vez que preparo café me queda ligeramente insípido. De ahí la idea.

Fucking life.



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