El amor destinado es amarillo [Jackson x YuGyeom]

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Jia Er es un escritor famoso, sus libros son traducidos a varios idiomas y ha logrado capturar el corazón de los fanáticos con sus historias diversas; desde romance cómico hasta drama policíaco. Apenas lleva cerca de diez años en la industria de los literarios, pero ha conseguido estar entre los best sellers y su nombre es conocido por muchos. Según encuestas de Internet, Jackson está en el top cinco de escritores con más seguidores y en el top diez de los mejores contemporáneos.

Muchos dicen que su táctica para ser tan mencionado es el misterio que le otorga el no haber revelado su nombre ni su rostro. Nunca ha estado en conferencias de prensa o ha dado entrevistas frente a los reporteros, prefiere que las preguntas sean enviadas a su manager y posteriormente ella se encargará de reenviar las respuestas.

Todos saben que es hombre, pero desconocen su segundo género, mucho menos tienen idea de la clase a la que pertenece.

En la actualidad, las personas se dividen por segundos géneros -alfa, beta, gama, delta y omega-, así como por clases, las cuales son alta, media y baja. Éstas no indican los bienes monetarios o poder adquisitivo, las clases indican qué tan presente está el gen de los lobos en el ADN de las personas. Así, alguien de clase alta tendrá los sentidos más desarrollados, capacidades atenuadas y habilidades que les permiten escalar y conseguir buenos puestos de trabajo o reconocimiento. Los de clase alta son los líderes, algo muy destacable en ellos es que pueden influir en la conducta de los demás con el aroma. Por ello es importante que sean líderes confiables, que puedan ejercer control sin llegar al abuso y al mismo tiempo otorguen equilibrio en su entorno.

Sin embargo, tener la presencia dominante del gen lobo tiene consecuencias no tan agradables. El celo es algo por lo que todos tienen que atravesar, al fin y al cabo es parte de su naturaleza, los síntomas y duración dependerán de la clase. La alta es la que sufre más; celos duraderos, dolorosos si los pasan solos. Tal parece que es la carga con la que tienen que lidiar. Así que no todo es color rosa para la clase alta.

Existe una categoría más que se encuentra por encima de la clase alta, pero es poco común y el porcentaje mundial es demasiado bajo, por lo tanto, no tomada en cuenta. Esa le corresponde a los de sangre pura. Se ha escuchado poco acerca de los sangre pura, lo único que se sabe es que todas las habilidades y sentidos están desarrollados al triple, por ende, la temporada de celo es mucho más complicada. Incluso podrían llegar al agotamiento extremo que quizás derive en problemas de salud si no se trata debidamente y si no desarrollan un vínculo de pareja es bastante probable que mueran.

De por sí la vida es difícil, los sangre pura tienen muchos estigmas a su alrededor, por eso Jia Er reveló lo mínimo sobre él. No quería que la gente lo señalara como un posible fraude o que comenzaran a circular chismes sobre privilegios que en realidad no tenía. Lo único que quería era escribir, había sido su sueño desde la secundaria, la fama poco le importaba, así que la falta de cámaras y aglomeraciones de fanáticos por donde quiera que vaya es algo que le tiene sin cuidado. De hecho, lo agradece.

Toda la interacción la hace a través de las pantallas, en redes sociales donde puede estar cerca de sus seguidores sin tener que verles el rostro - o que ellos vean el suyo.

Para Jackson es esencial su entorno de trabajo, debe ser lo más ameno posible, limpio, con clima agradable y sin mucho ruido. Además que no le gusta estar entre tantas personas -su agente siempre habla de una fobia social-, el hecho de que tiene que trabajar en un lugar silencioso es el motivo más grande, por ello vive a veinte minutos de la ciudad en una casa que mandó a construir cuando su segundo libro entró en los best sellers. La vida de campo le encanta, la gente es amable, la vista es linda y el aire puro es la cereza del pastel.

El pueblo es el lugar perfecto para Jia Er.

El haber nacido como un sangre pura trajo muchas complicaciones a su vida, en especial cuando estuvo en los últimos años de su adolescencia. Jackson se dio cuenta de que no todos veían con buenos ojos a los de su clase, empezando que son raros los casos y siendo honesto, ni siquiera él pudo encontrar algo a favor. Sus profesores estaban conformes con su desempeño, fue un chico destacado en clase, pero no aceptado socialmente. Fue muy criticado por su aroma, por sus logros, por cada cosa diminuta, Jackson decidió que ya tenía bastante de eso, así que comenzó a tomar inhibidores de aroma y con eso pudo remediar uno de sus problemas. Pero fue más que suficiente, pudo caminar tranquilo sin estar paranoico y eso hizo que los que convivían con él lo dejaran pasar desapercibido.

No todo fue tan malo, hizo amistades al final de la preparatoria y en la universidad. Jackson estaba más que bien con su familia, los buenos amigos que podía contar con los dedos de una mano y su manager.

Todos ellos viven en la ciudad, estuvieron tristes cuando se mudó al campo, pero no les quedó de otra más que enfrentarlo. Jackson siempre fue un tipo solitario, más allá de no encajar se trataba más de la clase pura. Ellos eran así, autónomos, solitarios, almas que buscan su propio camino y se avientan hacia lo inesperado. Al menos hasta que encontraban a su pareja.

Es decir, seguían su propio camino, seguían siendo autónomos, pero dejaban de ser solitarios.

Jackson pensaba que encontrar a una pareja –no importa la clase a la que pertenezcas– se trataba de un suceso increíble, como un milagro. En la actualidad la gente está enfocada en hacer su vida, pasan tanto tiempo planeando y esforzándose por cumplir sus metas que el amor va quedando hasta atrás. Primero lo básico, las necesidades fisiológicas, inclusive encontrarse con alguien solo para tener sexo era más sencillo que encontrar el amor, porque muchos necesitan y quieren sexo, todos necesitan amor aunque casi nadie lo busque.

Viviendo en un mundo que avanza cada vez más rápido el amor se convierte en algo fugaz, algo muy difícil de atrapar. Por eso encontrar una pareja es un milagro a medias, será un milagro de verdad cuando ambos se correspondan.

El amor es un enigma. La gente se enamora en los momentos menos esperados, no importa el lugar, el género, la edad, las virtudes, la moral o todo lo que pueda envolver a esa persona. Si el momento es propicio, es como si estuviera destinado.

"Que bonito ha de ser", pensó.

—Dejé estofado y sopa de champiñones en el refri. Con dos minutos en el microondas será suficiente. —su manager, tan amigable y bonita como siempre, iba de un lado a otro acomodando cosas y dictando órdenes. Sus tacones repicaban el suelo haciendo el sonido típico que a Jackson le hacía gracia. —También te traje vitaminas, supresores, medicamentos para la fiebre, dolor e inhibidores.

—Está bien. Gracias. —respondió bajo desde el sofá.

HyoYeon suspiró y le miró con ojos caídos. —¿Qué te dijo el doctor?

—Que será cada vez más doloroso.

—¿Deberíamos aumentar la dosis?

—No, creo que por el momento está bien con la que indicó. Pero quizás a final del año sí.

—Bien, lo tendré pendiente.

Jackson la miró. Era una mujer a mediados de sus treinta, una alfa de clase alta. Vestía un traje blanco y su cabello rubio en ondas estaba suelto. Ella ha sido un importante pilar en la vida de Jackson, han pasado momentos difíciles juntos desde que era un novato de diecinueve enviando su primer manuscrito, pero también momentos muy buenos. En ese tiempo ella no era tan novata, pero aún no consolidaba su carrera debido a que sus superiores no le habían dado la oportunidad. Ambos se ayudaron en lo que respecta a sus carreras. Ahora Jackson está por cumplir treinta, tiene once libros publicados, dos borradores semi terminados y podría decirse que una carrera pausada. No ha escrito ninguna novela en dos años.

Es un tanto preocupante. Siempre fue de esos escritores bendecidos con mucha imaginación e inspiración. Comenzó a escribir desde la preparatoria y eso significó noches en vela para poder terminar sus trabajos, porque la inspiración le llegaba en cualquier momento, así que escribía enseguida cuando por su cabeza pasaba una idea. Quizás la soledad no la sintió amenazante porque estaba envuelto en las historias que todavía no tenían forma en su mente.

Pero ahora, las cosas son distintas. No sabe por qué ha dejado de escribir, simplemente se ha secado y como de momento a otro dejó de hacerlo, tuvo que cambiar su rutina.

Jackson se levanta a las nueve de la mañana, a veces muy temprano cuando quiere ver salir el sol, otras veces muy tarde cuando se desvela viendo películas o leyendo. Hace su desayuno completo con los alimentos frescos que consigue en el mercado –lo bueno de vivir en el campo–, lavará los trastes que usó, se irá a sentar a un buen lugar para leer el libro del momento, se detendrá e irá a regar las plantas de adentro así como cuidar del jardín. Hace sus estiramientos diarios, se pondrá a hacer manualidades, pintará o saldrá a tomar fotografías. Todos piensan que a eso de dedica y de hecho, cuando le preguntan eso es lo que responde.

Como lo han visto por todas partes con su cámara y al parecer es el único fotógrafo profesional en el pueblo, Jackson se ha encargado de ir a algunos eventos. Recuerda que la primera vez entró en pánico, así que tomó cursos y recibió ayuda de Jae Beom, un amigo que sí era un verdadero fotógrafo profesional. Le complace saber que desde su punto de vista, Jackson es tan bueno como uno, por eso ya no tiene miedo cuando la gente solicita sus servicios.

Ha estado en cumpleaños, bodas y eventos escolares. Una vez también fue contratado por el comisario.

Hyo siempre hace bromas diciendo que debería dejar de preocuparse por la escritura ahora que tiene otro ingreso igual de bueno. Él responde de la misma forma diciendo que pondrá un estudio.

Ambos saben que no es verdad. La vida de Jackson está en los libros, la fotografía es un pasatiempo.

Si ese día salió para tomar fotos del paisaje, regresará para bañarse, hacer la cena, ver películas o leer de nuevo. De vez en cuando varía haciendo cosas nuevas que ve en tutoriales. En fin, a excepción de esos días en los que despierta muy temprano o de esos en los que no hace gran cosa, siempre seguirá su rutina, podrá intercalar sus actividades, pero los horarios no cambian.

—¿Mañana te reincorporas?— pregunta Hyo.

—Sí. El celo terminó.

En el último año tuvo complicaciones de salud debido al celo, este se alargó y llegó con bastante dolor. Cada vez que termina se encuentra débil porque ahí se le va toda la fuerza y de alguna forma sus defensas bajan, no recuerda muy bien cómo, pero de acuerdo a las palabras del doctor estaría más propenso a contraer enfermedades una vez que su período de calor finalice.

Por eso su familia y amigos están preocupados, porque Jackson es un sangre pura que ha empezado con los primeros síntomas de aquello que logra acabar con la vida de los de su clase a temprana edad.

La falta de una pareja.

El doctor dijo que el celo se regulará si deja de pasarlo solo, pero para Jackson esa no es una opción, es tímido hasta la médula, inseguro y no tiene tan buena autoestima. Es imposible que concrete con alguien sólo para tener sexo. Un sangre pura normal no tendría esos problemas, pero ya quedó claro que él no encaja en ese molde.

—Mira, corazón. Sé que esto te afecta más de lo que nos haces creer, también sé que no te gustan nuestras sugerencias, pero...

—No otra vez, Hyo. Ya me cansé de decirlo.

—Por favor, escucha. —cuando la rubia se dio cuenta de que no iba a objetar, continuó hablando. —Después de hacer una enorme búsqueda, encontré algo bastante bueno. Creo que podría ayudarte mucho, si no lo creyera así ni siquiera haría el intento, sé que este tema no te gusta.

—Sí, lo sabes bien.

—Por eso mismo, dame la oportunidad de enviarte lo que encontré. Sólo tienes que leer la revista que te voy a enviar. No espero que aceptes. Me basta con que lo sepas.

Jackson dudó. Estaba cansado de eso, pero la alfa tenía razón. Ella es quien menos insiste, lo apoya estando al pendiente de su salud y no interfiere en sus decisiones. Viéndolo como una forma de tranquilizar su preocupado corazón, aceptó.

—Bien, mándame lo que tengas.

HyoYeon corrió para darle un beso sonoro en la frente. Jackson sonrió cuando ella le agitó el cabello. Más que solamente su manager ella era una buena amiga. La quería demasiado.

—Muy bien, guapo. Ya debo irme, tengo una cita con un hombre bonito en un lugar bonito.

—¿Tu novio reservó ese lugar al que querías ir?

—¡Lo hizo! ¿No es una dulzura?

—Sí, sí, una dulzura. Ahora vete o llegarás tarde.

Cuando la alfa se fue, Jackson se dio un baño en la tina, uno bastante largo. Fue de esos placeres de la vida que uno merece tras haber tenido sensaciones fuertes y días agotadores.

Su vistió con ropa cómoda, unos joggins sueltos y una camiseta ancha. Comió un filete con ensalada de verduras y se tomó un licuado verde. No tenía mucho apetito, pero sabía que si no ingería algo pronto su recuperación sería tardada. Esa noche no tuvo ganas de leer ni de ver algo en la tele, sólo apagó las luces y se acurrucó.

Por suerte amaneció mejor, pudo hacer sus estiramientos y su estómago ya estaba bien. Jackson continuó con el gorro de crochet que había comenzado la semana anterior hasta que le llegó un mensaje de un número desconocido. Preguntaba si estaba disponible para acudir a una fiesta infantil y hacerse cargo de las fotografías. Respondió que sí y agendó el día que le especificaron.

Así que un mes después, ahí se encontraba. Era la segunda fiesta infantil a la que acudía, sólo que esta vez era de una niña. Su abuela, la señora Susan fue quien lo contrató, la conoció desde que llegó al pueblo en una de sus primeras veces en el mercado. Él se le acercó a brindarle ayuda cuando vio que tenía dificultades para cargar las bolsas. Era una mujer amable, gracias a ella se hizo de una buena fama. Además de ser el fotógrafo, era el chico rico y servicial de la casa que tenía un bonito jardín.

Jackson veía a los niños correr por ahí, la festejada de seis años destacaba por su vestido pomposo de color rosa. Se preguntaba cómo es que podía correr tan rápido con ese disfraz de princesa.

Toda la decoración era de color blanco y rosa, el pastel de la princesa Aurora era gigante. Había sido una fiesta grande. La señora Susan no escatimó en gastos porque según "sólo se tiene seis años una vez."

La niña le había dado una corona de plástico para que se ponga, y bien, Jackson no fue descortés ni se preocupó de que no combinara con la ropa que llevaba puesta.

El clima era maravilloso, la fiesta comenzó en la tarde, ahora estaba a punto de terminar justo antes de que comenzara la novela que veía a las siete y como en primavera solía haber viento, la chaqueta que tomó fue más que adecuada.

Jackson comía pastelitos con glaseado rosa mientras hablaba con el papá de la niña sobre cómo los niños crecen muy rápido. Jackson llegó ilusionado a la fiesta porque las infantiles son sus favoritas, bueno, no es como si hubiera ido a tantas, pero le gustan porque no hay seriedad, no alcohol, todo es risas y juegos. Ahora se sentía un poco desanimado, sin embargo, no lo aparentaba.

Le gustaban mucho los niños. Para él convertirse en padre sería un sueño hecho realidad. Pero si analizaba su vida y el rumbo que estaba llevando no lo veía posible.

Había dejado la cámara en una mesa, fue un total descuido, porque el perro de la señora Susan la empujó y su preciada cámara cayó a la fuente en medio del jardín. La sacó enseguida, la lente se rompió pero la memoria estaba intacta.

—¡Oh, santo cielo! Cómo lo siento. Déjame reponerla.

—No se preocupe, tengo otra.

—No, no. ¿Cómo esperas que no haga nada?

—Sí, Jackson. Somos responsables por ella. —le dijo la mamá de la niña, igual de convencida que su madre y su esposo.

Empezó a sentirse nervioso por la atención que estaba recibiendo, sólo eran ellos tres y el culpable que lo miraba moviendo la cola, muy ajeno al problema, pero aún así, las piernas le empezaron a temblar.

—¿Por qué no mejor me da otra cosa?— le dijo a la señora. —Me gustan mucho sus flores, no tengo ninguna de esas en mi jardín. ¿Qué le parece si me da algunas para que pueda plantarlas?

Ninguno parecía conforme, pero terminaron por aceptar. Recibió su pago, acordaron que su nieto se lo llevaría a su casa ya que le quedaba cerca y se fue con un buen trozo de pastel y la corona en la mano. Llegó justo a tiempo para ver la telenovela que le gustaba, así que se quedó sentado en el sofá hasta que el capítulo acabó.

Subió a cepillarse los dientes y cambiarse para dormir, pero ya eran alrededor de las doce y no podía conciliar el sueño. Pensó que podría aprovechar ese tiempo para revisar las fotos y hacer arreglos. Jia Er estaba metido en eso hasta que le llegó una notificación.

Un nuevo comentario en la última publicación que había hecho en su cuenta de escritor. Había subido la taza de café que compró recién, de color negro, con orejas y bigotes simulando un gato.

Al leer el usuario una sonrisa surcó su rostro de inmediato y una agradable sensación en el pecho le acompañó.

Gyk

"Hace mucho que no tomo café. Descubrí que el sabor cambia cuando se está acompañado."

Es uno de sus tantos seguidores que logra destacar, siempre deja comentarios positivos, además tiene un girasol en su foto de perfil desde que tiene memoria, difícilmente lo pasa por desapercibido.

Han interactuado varias veces en los comentarios, pero nada más. Sin embargo, le gustaría, porque puede percibir incluso a través de la pantalla que es una persona cautivadora y muy agradable.

Le gusta que escriba ese tipo de cosas, más allá de "eres genial", "eres el mejor", comenta cosas interesantes. A veces escribe datos sobre él, como esa noche. Le agradan los fans que hacen eso, de alguna forma leer un poco sobre sus vidas le hace sentir que su situación no es tan mala, porque puede ver que hay otros que se sienten igual de estancados, frustrados, contentos y melancólicos.

Es como una estrella que titila entre miles de otras en el cielo. Trata de dar lo mejor de sí a través de las letras, sabe que millones de personas podrán leer su trabajo y de alguna u otra forma con eso puede dejar marcas, cambiar mentes o simplemente entretener. Podrá ser una estrella entre muchas otras, pero cuando su tiempo se acabe, habrá logrado su cometido. Dejar una diminuta marca en el vasto mundo.

Jia Er lee el comentario una vez más. Quiere responderle, pero su corazón nervioso se lo impide. Así es, no sólo se trata de que le guste lo que escribe, sino que le gusta esa persona simplemente. Eso es quizás lo que llamarían "crush". Para muchos resultaría patético desarrollar una especie de sentimiento hacia un usuario con el que apenas interactúa y del que ni siquiera conoce su rostro o nombre. Pero está bien, ha pensado mucho sobre eso y ha llegado a esa conclusión, porque le genera sentimientos agradables que no habría imaginado jamás, y está agradecido por eso.

Lanza un suspiro y deja de lado el teléfono. Mejor concentrase en lo que estaba haciendo. Finalizó alrededor de las cuatro de la mañana, se lanzó a la cama sin tomarse la molestia de taparse. Durmió cómodo y soñó algo peculiar, al menos para él.

Entre la bruma del sueño las sombras de su mente tomaron forma de un silueta que lo atrajo y le envolvió en brazos.

Había soñado con una pareja.

.

.

.

Beep beep.

Se levantó con sobresalto por la llamada entrante y respondió tratando de acostumbrarse a la luz.

—Buen día a mi escritor favorito. Llamo para saber lo que opinas de la revista.

—¿La revista?

—Bueno, de lo que leíste en ella. —la línea quedó en silencio unos segundos hasta que escuchó bufar a la alfa. —No la has leído, ¿cierto?

—No sabía que la enviaste.

—¿Qué no revisas tu correspondencia? ¡Hace dos semanas que te la mandé!

—Se me olvida hacerlo. —dijo restándole importancia. —La leeré hoy mismo.

Tenía ganas de cerrar las cortinas y regresar a la cama, esta vez tapándose con las mantas, pero pensó que ir a buscar la correspondencia de una vez era mejor. Entonces al regresar podría llevar el cabo su plan. Ese día era de esos en los que no tiene ganas de hacer nada.

Tomó un suéter tejido y se lo puso encima del pijama. Es sábado por la mañana. ¿Quién lo vería con su vestimenta más preciada con estampados de Buzz Lightyear?

Con los ojos medio cerrados abrió el buzón y sacó todo lo que había. Se dispuso a entrar, pero al darse la vuelta chocó contra alguien.

Se le cayeron las cosas y se tambaleó un poco, miró aturdido a la persona de frente. Un chico mucho más alto que él, vestía una camiseta por lo que dejaba ver varios tatuajes en sus brazos. Usaba pantalones rasgados y algo parecido a un mandil de trabajo. Pudo ver un logotipo y el estampado de lo que parecía una florería. "Dandelions".

El chico de cabello negro se agachó a recoger las cosas e hizo una reverencia entregándolas de nueva cuenta. —Una disculpa, debí haberme anunciado antes.

—N-no te preocupes.

—¿Eres Jackson Wang?— le preguntó.

—Sí, ¿y tú eres?

—Ah, qué despistado. Soy Kim YuGyeom, mi abuela me dijo que te trajera todas estas flores.

En efecto, detrás de él había una carretilla llena de macetas y flores. Las que habían en el jardín de Susan.

—¿La señora Susan es tu abuela?

—No de sangre, por eso no nos parecemos. Pero sí, es mi abuela. Ahora, ¿dónde llevo esto?

—Por aquí.

Jia Er lo guio hasta el jardín, sostenía con fuerza la correspondencia y sentía que sus piernas se volvían de gelatina.

Un omega. El chico era un omega.

Por su débil aroma supo que era de clase baja, sin embargo, eso lo tiene sin cuidado. Jamás había visto a un omega tan alto, no es como si todos de ley fueran pequeños, o sea, él es un sangre pura y es bajo. Este destacaba mucho por la altura y la complexión. La mayoría de los omegas, hombre y mujeres, son menuditos. Él no lo es.

Si no fuera por su débil aroma que indica su segundo género, está seguro que podría pasar como beta o hasta un alfa de clase baja. Es bastante peculiar.

—Puedes dejarlas aquí. Me encargaré de trasplantarlas más tarde.

—No, no. Yo debo hacerlo. Me han pagado para que haga el trabajo.

—¿Te pagaron?

—Tengo mi propio negocio y me encargo de todo lo relacionado a las plantas. No es por presumir, pero soy un experto cuando se trata de jardines.

YuGyeom sacó sus utensilios de la carretilla y lo miró entusiasta. Tenía ojos encantadores y una sonrisa hermosa. —¿Dónde las quieres?

Jia Er tardó unos segundos en responder.

—N-no estoy seguro. ¿Necesitan cuidados especiales?

—Estas necesitan sol y poca agua, pero las otras deben estar en un lugar con sombra. Son más delicadas. Esas pequeñas...

El omega continuó con los detalles de cada flor, le dijo los nombres y lo que cada una necesitaba. Jia Er prestaba atención a cada palabra y asentía cuando le preguntaba si había sido claro.

Había olvidado la correspondencia en alguna parte de la mesa cuando entró apresurado para ir por las macetas que debía mantener en la casa. Llevó unas a su recámara, otras las dejó en la sala y la cocina.

Estando ahí vio que eran cerca de las diez. ¿Debía ofrecer algo a YuGyeom? Se acercó tímido a la ventana y lo vio entretenido con lo suyo. Desde esa zona el sol no le daba con intensidad, los rayos de luz que lograban filtrarse lo hacían ver como si estuviera en un sitio mágico, con tantas flores alrededor.

"El podría verse como una flor". Pensó.

Lo vio cuidar con diligencia el jardín y se sorprendió cuando al terminar se puso de pie y caminó en busca de algo que pudiera requerir su intervención.

"¿Qué hago aquí observando? Debería llevarle agua al menos".

Así que después de llenar un vaso con agua fue con él.

—Muchas gracias. —dijo YuGyeom agarrando el vaso. —Mira, encontré esta que está comenzando a marchitarse.

—He tenido problemas cuidándola.

—Eso es porque necesita una maceta más grande. Estamos a tiempo de salvarla. ¿Tienes alguna?

—Sí, por aquí.

Lo guio hasta la sala y le mostró unas cuántas macetas más grandes que esa donde estaba la flor medio caída. YuGyeom tuvo cuidado de no manchar nada al pasarla.

—Listo. ¿Qué tal si la ponemos... aquí?— YuGyeom la colocó sobre el librero blanco que estaba cerca.

—Quedó bien ahí. —Jia Er ignoró que no era tan alto como el chico y tendría que usar una silla para poder regarla.

La mirada del pelinegro se pasó a los estantes y alzó las cejas con sorpresa.—Vaya. Tienes muchos libros. ¿Has leído todos?

—Sí.

—Impresionante. —YuGyeom bajó la mirada y su rostro cambió cuando vio uno que al parecer era de su interés. —¿Qué tan bueno es ese? Me sale mucho en recomendados.

—Muy bueno si te gusta la ciencia ficción. No es muy largo y es fácil de comprender.

YuGyeom pasó los dedos sobre los lomos de los libros. Se había quitado los guantes especiales para el jardín, por lo que pudo ver lo bonitos que eran sus dedos. A pesar de que usaba mucho las manos, estas lucían muy suaves.

—Oh, tienes todos sus libros. —sus dedos se detuvieron justo... —¿Te gusta mucho W.E.J?

Justo en los libros que había escrito.

Por un momento se quedó estático.

—Sí, sí. Un poco... A ti... ¿Te gusta?

—Claro, el tipo es bueno.

No supo por qué la respuesta le hizo sentir como si hubiera ganado la lotería. Miles de personas han halagado su trabajo y habilidad con las letras, pero por alguna razón que este omega se lo hubiera dicho...

—Gracias por las flores. —dijo al ver que tomaba sus cosas.

—No hay de qué.— lo acompañó hasta la entrada y estando ahí el chico le extendió la mano. —Ten, mi tarjeta. Por si algún momento se te ofrece algo para tu jardín.

Jia Er tomó la tarjeta y por un segundo su mano tembló cuando sintió la punta de su dedo tocar la palma del omega. Finalmente entró a su casa y se recargó contra la puerta. El cosquilleo continuaba con aparente intención de permanecer por unos largos segundos más.

—No puede ser. ¡Me vio con mi pijama!

.

.

.

Luego de ese curioso incidente, Jia Er comenzó a toparse con el omega casi por todas partes. No sabía si se trataba de alguna jugarreta del destino o simples casualidades, ya que nunca le había pasado algo parecido.

Quizás antes no lograba percatarse de él porque no lo conocía, así que después de hacerlo fue más consiente del chico. Todas esas ocasiones en que lo topaba era de lejos, sin que el omega se percatara de su presencia. Lo vio en el parque, cerca de la tienda de la esquina y también lo vio en la panadería.

Jackson se preguntaba cómo es que después de tantos años apenas lograba ubicarlo. Es decir, es difícil de pasar desapercibido con su altura y apariencia pulcra, además de su ligero pero confortable aroma. Por más suave que fuera jamás olvidaría ese aroma.

—Fue una velada maravillosa, creo que no podré olvidarla nunca. —Hyo le contaba acerca de su cita de la última vez que la vio. Llegó justo cuando salía de compras, así que decidió acompañarlo hasta el supermercado. Parloteaba sonriendo y con los ojos brillantes.

—Me da gusto de que las cosas estén yendo bien entre ustedes.

—¡Lo sé! Al principio pensé que sería algo casual. ¿Recuerdas?

—Claro. Eso fue hace un año. No fue para nada casual.

—Por suerte.

—O tal vez sea el destino.

—No sé mucho acerca del destino, Jack. —Hyo comenzó a tomar verduras y revisar que no estuvieran golpeadas. Jia Er la vio moverse rápido y centrada, algo muy típico de los de clase alta.

Se puso a pensar en lo que dijo. Él tiene sus ideas sobre el destino, cree en él, porque algo que no puede ser comprobado no tiene que ser precisamente inexistente. La creación del nuevo universo es así, no se sabe con exactitud de dónde surge o cómo, sólo sucedió. Quizás es así con todo lo que inicia. Por eso hay muchas teorías sobre el destino.

A pesar de que puede debatir un poco al respecto, la alfa tiene un punto. ¿Quién sabe realmente sobre el destino?

—¿Qué te pasa? Estás perdido.

—Sólo... Me surgió una idea.

—Dios mío. ¿Para una novela?— preguntó con los ojos casi desorbitados.

—No, por desgracia.

Hyo suspiró, su boca se torció hacia un lado. —Sé que todo sucede por inspiración, pero me preocupa que no hayas escrito algo. Me gustaría que la inspiración regresara a ti, así dejarías de estar preocupado.

Él sabe que lo siente en verdad, más allá de que sea su agente Hyo lo prioriza como una persona con la que mantiene una relación cercana, no como un cliente.

—Quién sabe, tal vez caiga con suerte y mi inspiración llegue de un momento a otro.

Hyo cargó las verduras y Jia Er tomó el carrito, doblaron por el pasillo de los condimentos y los pies se le trabaron.

—Hey, ¿por qué te detienes?

—¡Retrocede! ¡Retrocede!

La rubia lo siguió sumergida en confusión. Lo miraba como si se le hubiera zafado un tornillo cuando lo vio esconderse detrás de unas góndolas.

—¿Qué sucede?

—Él está ahí.

—¿Quién?

—El chico que huele a flores silvestres.

Hyo trató de ubicarlo, pero Jack le tomó del brazo enseguida. No quería quedar al descubierto.

—¿Por qué nos escondemos entonces?

—Hace tiempo que vivo aquí, no lo había visto jamás y desde que nos topamos por primera vez ahora lo encuentro seguido. Y eso... Me hace sentir confundido.

La alfa lo miró comprensiva, como lo haría una hermana. Se quedó a su lado mientras trataba de acomodar sus pensamientos.

—No entiendo por qué es complicado. —murmuró Jia Er.

—Porque eres introvertido. Por eso entras en conflicto. ¿Qué te parece si lo dejas fluir? No pienses cómo actuar o qué decir. Si te saluda, devuélvele el saludo. Si te hace preguntas sólo contesta.

—No puede ser tan difícil si lo pones así.

—Claro que no. Vamos, seguro ya ni está.

Continuaron su camino y como la chica dijo, YuGyeom ya no estaba. Pagaron las compras y se dirigieron a su casa.

—¿Te quedas a cenar?— le preguntó una vez que acabaron de acomodar todo.

—Nadie me espera en casa. Entonces sí, me quedo un rato más.

Jia Er recordó que era viernes. Los viernes el novio de Hyo debe viajar por asuntos personales, por lo que ella se queda sola. No están viviendo juntos, pero es como si lo hicieran. Él va a la casa de ella o viceversa, casi todos los días. Jia Er ya está pensando qué regalo de bodas sería perfecto.

Comieron una ensalada con trocitos de pan tostado. Hicieron un postre sencillo con frutas y mientras lo devoraban, Hyo le sacó la información a Jackson. Él le habló de la fiesta infantil a la que fue, del accidente con la cámara y del acuerdo al que llegó. Después, de cómo el omega apareció en la entrada con su carretilla, del trabajo que hizo y también que ha leído algunos de sus libros.

Hyo se tapó el rostro e hizo un sonido parecido a un aullido.

"Dios, Jia Er. ¿Qué es esto? ¿Coincidencia? ¿Casualidad? ¿Destino? ¡Dime, chico literario, dime!"

Esa noche durmieron muy tarde, ella ni siquiera fue a su casa de tanto hablar sobre el misterioso omega. Se fue por la mañana con energías renovadas a pesar de haber dormido poco, probablemente debido a que tuvo una buena dosis de chisme.

Esa mañana no tuvo ganas de hacer su rutina. Le entró ganas de hacer algo repentino, sin planearlo. Así que salió decidido a correr unos minutos.

—Hey, Jack.

Los pies se le quedaron estáticos al escuchar esa voz conocida.

—¿YuGyeom? — El omega estaba en la entrada de su casa, portaba el mandil de trabajo y tenía otra una carreta detrás. —¿Qué te trae por aquí?

—Voy a llevar esto a una clienta. Pasaba por aquí y recordé tus flores de nieve. Tengo ciertos artículos que podrían servirte para cuidarlas, así no se te marchitan.

—Me vendría bien.

—Si quieres, puedes pasar a buscarlos cuando acabe. No debo tardar.

Jackson dudó. Sintió temblar todo su cuerpo de sólo pensar que esta era una oportunidad perfecta para descubrir sobre qué se trataba todo esto. Los acontecimientos recientes son bastante peculiares para tomarlos como casualidad, al menos eso cree.

No sabe de dónde sacó el coraje para hacerlo, pero al final lo hizo. Contó mentalmente hasta tres y lo dijo.—¿Está bien si te acompaño?

—Seguro, vamos.

Así fue como el ejercicio quedó de lado, reemplazado por la compañía de YuGyeom. Hablaba sobre cosas interesantes, se entusiasmaba hablando sobre flores tanto que los ojos le brillaban. Jia Er descubrió que verlo así de entusiasmado le ocasionaba cierta sensación curiosa en el pecho, adjuntando también que la personalidad calma pero a la vez extrovertida del chico lograban hacerlo anhelar su compañía prolongada. Dejaron el encargo en la casa de la clienta, el omega aprovechó para dar un vistazo al jardín que había sido recientemente reconstruido. Como no encontró nada que necesitara de sus atenciones salieron de ahí en menos de una hora y se dirigieron a su tienda.

Era como si la primavera su hubiera apoderado de cada rincón, la vista, el aroma... Todo aquello hizo sentir a Jackson como si de pronto hubiera entrado en un cuento. Había una sola sección de herramientas, una para las macetas y decoración, otra de productos para el cuidado de las plantas. Nunca pensó que las flores necesitaran más que agua, sol y un poco de abono, se sintió tonto al respecto.

—¿Hace cuánto empezaste tu negocio?

—Hace dos años. Es una fortuna que me haya ido bastante bien. Incluso personas de la ciudad pasan por aquí. —YuGyeom tomó una bolsa ecológica y comenzó a meter frascos y bolsitas de distintos tamaños. —Esto te debe durar para dos semanas, será más que suficiente. —Jackson agarró lo que omega le obsequió, en parte, como una extensión del pago por la cámara. Se había puesto a investigar el precio y dijo sentirse mal porque a su parecer el trato había sido injusto, por más que él hubiera sido quien insistió en obtener sólo las flores para su jardín.

De alguna forma terminó por quedarse hasta el cierre en la noche. Ni siquiera sabe de dónde había sacado tanto tema de conversación. Usualmente no hablaba mucho, el doctor y él coincidían que en su caso, había sacado los rasgos sangre pura asemejados más a lobos taciturnos que de los que preferían estar en manada. Eso también explicaría su necesidad de salir de la ciudad donde se encontraba toda su familia y amigos, su preferencia por la soledad y el gusto por los campos abiertos.

Se sorprendió cuando el omega le pidió que hiciera un trabajo para él. Quería renovar el aspecto de su página en redes sociales y también necesitaba más fotos promocionales, así que en contra de sus pensamientos tan de pronto asustadizos por la repentina interacción entre ambos, aceptó ayudarle. Por lo que al día siguiente ahí fue por la mañana dispuesto a sacar provecho de tan bello lugar y tomar muchas fotos que encantarían al chico. YuGyeom le fue indicando los espacios y las plantas específicas que le gustaría mostrar, pero también le dejó el camino libre para tomar las fotografía que quisiera si es que encontraba algo mejor o más llamativo que capturar.

No iba a decirlo, no de una forma directa o usando palabras vociferadas, porque no es tan valiente como se supone que los de su rango y especie deben ser. Por el momento iba a quedar en secreto que el omega era lo más llamativo de todo el lugar. No las impresionantes plantas peculiares o las flores de diversos tonos en la tierra y las macetas.

Era él.

Irradiaba energía, vitalidad, positivismo y felicidad. Es sorprendente cómo es que puede liberar tantas energías buenas, quizás por eso sienta una admiración creciente por él. Sin duda alguna, YuGyeom es un girasol.

Jia Er se preguntaba... ¿Qué clase de flor sería él?

Volvió a casa al atardecer. Pasó un buen rato tomando fotos -no sólo al omega-, además que había sido invitado a comer frutas con crema. Su lobo estaba muy satisfecho por primara vez en mucho tiempo. Se duchó, comió algo rápido y se apresuró en cepillarse los dientes para iniciar con la edición y mientras las horas pasaban, él continuaba editando y mirando cada vez más convencido de que los girasoles son hermosos.

Cuando finalmente acabó de editar unos días después, publicó una foto en redes sociales, se había asegurado de capturar un ángulo que Kim no pudiera reconocer o cualquier habitante del pueblo que pudiera seguirlo.

"¿Qué tanto se asemejan las personas y las flores? En la calles hay botones por todos lados, creo que se debe a la presencia de la primavera. El primer botón que vi fue de un girasol, uno que no encaja en su especie, es más alto que los otros y su aroma no se percibe tanto, pero aun así, continúa maravillando a cualquiera que lo mire. Es fascinante cómo este girasol no salió precisamente de la tierra. Yo siendo tan opuesto a él, me pregunto la clase de flor que podría ser."

Una margarita.

Una rosa.

Un lirio.

Una amapola.

Una orquídea.

Considero que si de plantas hablamos, podrías ser un helecho. Pero de flores, creo que encajas bien con una edelweiss. O al menos eso es lo que tus historias reflejan.

Jackson tomó nota de lo que su seguidor más interesante decía. Una sonrisa apareció en su rostro tras leer lo que había investigado. Los helechos significan misterio, y él, desde el primer instante se ha visto envuelto en él. Edelweiss es flor de las nieves o flor de nieve, es tan antigua que se sabe surge desde el periodo glaciar en las cumbres de Europa. Surge entre rocas y montañas, lejos del contacto con otros tipos de flores, no todos las encuentran lindas y es considerada por algunos como una flor salvaje. Sin embargo, su significado no tiene que ver con belleza o soledad. Significa amor verdadero y eterno.

Jack lo duda un segundo, pero luego recuerda las palabras de su madre. Ella siempre le ha dicho que es un hombre con mucho amor en su interior, su fachada puede ser engañosa, pero ante sus ojos como ante los ojos de la mayoría de quienes le conocen, él tiene mucho amor por dar.

YuGyeom estuvo feliz con el resultado, Jia Er también. A partir de ese día empezaron a verse más seguido, en esta ocasión siendo YuGyeom el que se fijaba primero en él cuando se lo topaba en el super o algún otro lado. Siempre terminarían platicando un buen rato, bebiendo malteadas o comiendo juntos.

Podía ver que a pesar de la forma suelta de interactuar y la seguridad en sus palabras, el omega tendría un leve sonrojo cada cierto tiempo. Lo que dejaba dudando y a la vez encantado.

En todo momento el corazón de Jia Er sucumbía ante la simple presencia del omega.

.

.

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–Aquí están los resultados de las pruebas.

—¿Alguna novedad?

—Unas cuántas variaciones.

—¿Y esa es... una buena noticia?

—Por desgracia, no.

Un suspiro salió de sus labios cuando el médico presentó los papeles con los recientes resultados. Habló alrededor de treinta minutos en los que ocasionalmente se atrevía a hacer preguntas y para cuando acabó, Jia Er se dio cuenta de que el diagnóstico también afectó el estado de ánimo del doctor, quien lo ha atendido por muchos años. El hombre de edad media salió unos minutos en los que él se mantuvo quieto en su lugar, quizás demasiado acongojado como para reaccionar. Cuando el médico regresó trajo consigo el dote de medicamentos nuevos que tendría que consumir de ahora en más.

O bien, probablemente no sea por mucho tiempo.

El apretón de manos que solían darse al término de las citas duró unos segundos más y hasta ese momento Jia Er continuaba inmutable, sin embargo, al salir del consultorio una enorme pesadez se instaló en su pecho y en su garganta. Conforme más se alejaba, más pesado se sentía y menos aire entraba a sus pulmones, comenzó a sudar frío y las extremidades empezaron a temblarle. En su auto se mantuvo quieto, respirando profundo en espera de que las manos dejaran de temblarle.

Fue algo complicado dejar la ciudad y regresar hasta el campo, en varias ocasiones tuvo que detenerse porque sentía que se quedaba sin aire o que no podría controlar el volante. Para cuando atravesó el umbral de su casa y cerró la puerta, Jia Er se apoyó en la madera sintiendo que en cualquier momento podría caer. Justo cuando estaba a punto de dejarse vencer contra el cansancio que lo estaba aplastando recibió una llamada de YuGyeom.

Su girasol.

Fue difícil sostener el teléfono y contestar con la mano toda temblorosa, pero lo consiguió. Y cuando escuchó su voz un poco de la fuerza que perdió le fue regresada.

—Hey, Jack. Me preguntaba si quizás te gustaría comer tortillas de alcachofa con langostinos o alcachofas al horno. ¿Qué prefieres?

Ellos tenían una cita.

Las han estado teniendo desde unos meses atrás.

Había estado tan entusiasmado desde que acordaron reunirse para cenar, al inicio de la semana. Desde el primer instante en que su relación pasó de ser unos simples conocidos a amigos íntimos, Jia Er siempre se hallaba entusiasmado por sus tiempos compartidos y por nada del mundo se lo perdería. Pero en esta ocasión...

No se sentía para nada bien.

—YuGyeom... No creo que pueda asistir esta noche.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien? Te escuchas diferente.

—Si te soy sincero, no me estoy sintiendo bien. —le estaba costando hablar, aparte de la falta de aire sentía que algo en la boca le impedía articular bien las palabras, por lo que estaba haciendo un esfuerzo verdaderamente enorme para seguir el hilo de la conversación. —Quizás podamos vernos en otra ocasión.

—¿No quieres que vaya a tu casa?

—No te preocupes por mí, bonito. —No agregó "voy a estar bien", no encajaba ni siquiera como una mentira. —Nos veremos pronto, cuando esté mejor.

YuGyeom terminó la llamada con un mejórate pronto en tono desganado. Y entonces sí, ya nada impedía a Jia Er de sucumbir ante todo lo que le estaba pasando. Primero fueron los sollozos y después se deslizó lento hasta quedar en el suelo, sin fuerza suficiente como para llegar hasta su habitación. Lloró por lo que aparentaron horas, hasta que la luna se alzó en lo alto en medio de la madrugada. Siendo más un alma que no se rendía que un cuerpo firme, subió como pudo hasta su recámara. Difícilmente se quitó la ropa y se metió bajo la regadera, sus extremidades todavía continuaban débiles, incluso ya estando vestido y acostado en su cama.

El sol salió y se escondió de nuevo, en su segunda salida Jia Er Despertó por los ruidos que su representante hacía mientras se dirigía hacia la recámara.

—No puedo creer que no me hayas respondido en dos días. Sabes perfectamente que si te... Oh, Dios. Jack.

La mujer alfa se acercó angustiada a él, le palpó las mejillas y le retiró los cabellos de la frente. Se encargó de tomarle la temperatura y de llevarlo al baño cuando quiso vomitar. Hyo lo ayudó a meterse en la tina y de forma calmada le vertía agua sobre la cabeza. En algún punto Jia Er comenzó a llorar, Hyo lo ayudó a vestirse al pasarle sus prendas y lo llevó de nuevo a la cama. Ella también se acostó con él y permitió que apoyara la cabeza en su hombro en busca de seguridad y de su aroma reconfortante. Lloró silenciosamente con él hasta que Jackson dejó de sentir que se desbordaba. Fue entonces cuando finalmente le habló.

—Creo que va a ser necesario que contrates a un notario.

Su amiga asintió, no dijo nada, pero él sabía que por dentro estaba destrozada. Se lamentó haberle hecho pasar por momentos así cada vez que los diagnósticos cambiaban. Iba a asegurarse de que su nombre figurara en su testamento.

Cuando abrió los ojos hasta la tarde siguiente Hyo se dio cuenta de que su lado sangre pura había tomado el control casi por completo, muy probablemente para poder sobrellevar todo. Ese día por fin pudo salir de la cama y bajar con ella al comedor. Apenas probó bocado alguno, pero se aseguró de que ingiriera muchos líquidos. La alfa lo vio sentarse desganado en el sofá con la mirada perdida en las ventanas que daban hacia el jardín y decidió que para comunicarse mejor era necesario que ella también dejara el paso a su alfa.

"¿Qué fue lo que te dijo el doctor?"

"Mi tiempo se redujo casi al doble. No me queda mucho."

Ella se sentó a su lado y lo consoló con su presencia y su aroma. Jia Er se mantuvo dormitando sobre sus piernas, pensando sobre su carrera, familia, amigos y sobre YuGyeom. Y entonces una idea le surgió.

"Al morir dejaré todos mis sueños mortales atrás. Si después de esta existe otra vida, eso quiere decir que seguiré soñando. Crearé nuevos sueños que podré realizar con el tiempo extendido en ese espacio tan infinito y con certeza sé, que a pesar de que lo mortal se queda en la Tierra, yo seguiré soñando con girasoles incluso en la siguiente vida."

Su mente siguió y siguió hasta que sin darse cuenta ya tenía algo con lo que hacer una historia. Después de años la inspiración le llegó, no podía decir si era en el momento menos o más oportuno, simplemente no lo desperdició. Además, es imposible que un escritor se quede de brazos cruzados cuando hay algo que lo inspira a escribir, porque se vuelve tan grande como una necesidad fisiológica.

Hyo lo miró curiosa al verlo dirigirse hasta su estudio. Sacó su computadora portátil y frente a su presencia sorprendida empezó a dejarse llevar por lo que su mente le dictaba. Escribió y escribió, lo hizo sin descanso alguno, como si estuviera en trance. La alfa rubia se encargó de llevarle pequeños bocadillos, puesto que todavía no se sentía bien como para comer algo más pesado, y desde luego, tazas y tazas de café y té con leche.

No durmió en absoluto. Pudo hacerlo hasta que la última palabra de su historia apareció en el documento. Lo imprimió enseguida y además le mandó el archivo a su agente. Hyo empezó a leer palabra por palabra y mientras Jia Er recuperaba sus horas de sueño, ella volteaba página tras página, todavía impresionada por que el castaño hubiera acabado una historia completa de alrededor de trescientas páginas en aproximadamente dos días.

—Eres un genio. —escuchó decirle cuando despertó. —¿Recuerdas que te lo dije tras leer tu primer borrador?

—Lo recuerdo. —aún en su estado casi completo el sangre pura seguía presente en Jia Er. Sus ojos no habían regresado a ser los orbes cafés de siempre, permanecían de un color dorado. —También recuerdo que mencionaste que había nacido con un don.

—Y no me canso de decirlo. Puedes hacer de un simple párrafo en algo hermoso que traspasa hasta los corazones de quienes lo leen.

—Creo que de manera inconsciente si fui capaz de dejar una huella.

—No fue solo una. Has dejado muchísimas. Creo, Jia Er, que cumpliste uno de tus propósitos desde el principio sin darte cuenta.

Él regresó al sofá para seguir mirando el jardín. Quería ver a YuGyeom, pero no se atrevía a llamarle o enviarle un mensaje siquiera. Tenía miedo de cómo reaccionaría al verlo. No tuvo que seguir luchando contra sus inseguridades, puesto que el mismo YuGyeom se presentó ante su puerta al día siguiente.

—Hay alguien que quiere verte. —le dijo Hyo. —Sé que estás en buenas manos, así que te dejaré a solas con él un rato.

Y apareció. Su bello girasol iluminó todo al entrar en la sala.

—No pude esperar tanto. Tenía que verte. —le dijo el omega.

Jia Er no se avergonzó por dejar al descubierto que era un sangre pura. Ahora YuGyeom lo sabía por sus ojos y su aroma. Contrario a la reacción que cualquiera tendría al enterarse de algo así, él fue todo lo contrario. Entre sus brazos Jia Er sintió que el tiempo se detenía y nuevamente recuperaba las fuerzas suficientes para aferrarse a sus prendas impregnadas de su sutil aroma que tanta calma le daba.

Recibió caricias, palabras llenas de calidez y ninguna insistencia o pregunta acerca de las lágrimas que caían por su rostro pálido sin pedir permiso. Su lobo estaba en las nubes con la atención del omega que le gustaba y creía como a su otra mitad.

Esa noche a su lado durmió tranquilo y ni siquiera tuvo que resguardarse al interior de sus sentimientos.

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Los días continuaron, mejoró notablemente gracias a los medicamentos, aunque siendo sincero odiaba tener que tomar tantas píldoras. Tuvo una buena racha de inspiración que le permitió acabar aquellas dos historias inconclusas que guardó por mucho tiempo en el drive, así que no se iba a ir de este mundo sin antes haber causado alegría a quienes esperaban pacientes por su trabajo.

La historia que había escrito en dos días fue revisada y estaba lista para publicarse en un mes. Hyo le confesó que había llorado un montón de veces a través de los capítulos, especialmente al llegar al final, a pesar de que tiene un final feliz.

Quizás porque ella conoce la historia que hay detrás.

Era en gran parte autobiográfico y su inspiración, desde luego, fue más que nada un omega peculiar y un usuario enigmático en redes sociales. A pesar de todos los acontecimientos recientes no estaba seguro de decirle la verdad a YuGyeom.

Que él era W. E. J.

Que había recuperado la inspiración gracias a él.

Que estaba enamorado.

Y que no le quedaba mucho tiempo.

Eran demasiadas cosas para procesar y quizás YuGyeom no pueda hacerlo, y lo que Jia Er menos quería era hacerle algún daño.

El omega jamás dijo algo sobre lo que vio aquél día en su departamento y su relación no cambió. Seguían saliendo de paseo, comiendo juntos y haciendo cosas para pasar el rato.

Ese día YuGyeom lo invitó a su casa, cocinaron juntos y mientras él le daba los toques finales a la cena, Jackson caminó hacia el librero que tenía a un lado.

Y los contó... Todos y cada uno de sus libros estaban perfectamente acomodados en ese lugar.

—¿Tanto te gusta W. E. J ?

—Sí, en serio me encanta. El hombre puede hacerme sentir de formas inimaginables con sus palabras. No lo conozco, pero sin duda es mi crush en el mundo literario. —le respondió con una sonrisa.

No quería sentirse tan entusiasmado al respecto, pero no podía evitarlo.

Después de comer fueron juntos al sofá y el omega colocó una película. Jackson estaba totalmente concentrado en la trama hasta que sintió movimientos inusuales a su lado.

YuGyeom se acercó hasta que finalmente acomodó la cabeza sobre su hombro, frotó suavemente y luego su nariz se dirigió hasta su cuello. El chico aspiró profundo y un hormigueo se extendió por el cuerpo del sangre pura cuando comenzó a hacer ruiditos de satisfacción.

—Mmm... Jacky, me encanta cómo hueles. —su rostro se calentó y jadeó cuando YuGyeom empezó a dejar besos sobre su cuello mientras reía tan travieso.

—¿YuGyeom? L-la película.

—Oh, tienes razón. — creyó que regresaría al extremo del sofá y seguiría viendo la televisión, pero en su lugar tomó el control remoto y la apagó.

Unas largas piernas se posaron a cada lado de sus caderas y unas manos suaves se aferraron a sus hombros. YuGyeom le miraba con el rostro sonrojado y sonriendo, le llenó de besos las mejillas y regresó al cuello de Jia Er.

Sus manos cobraron vida propia, porque cuando se percató ya había tomado la cintura del omega y lo retenía justo sobre él. Y de pronto sintió algo increíble, los labios de YuGyeom tocaron los suyos y Jia Er los comparó con pétalos, tan suaves y envolventes, tan dulces y adictivos.

Pero de pronto... Ya no los sintió más.

YuGyeom se separó y lo miró apenado. —Jack, lo siento. Debe ser que mi celo está cerca. —murmuró con el rostro encendido.

—No te disculpes, después de todo correspondí. En todo caso discúlpame tú a mí.

—No, Jackson. Ni hiciste nada malo. En realidad... Me gustó, y mucho. ¿A ti te gustó?

—Déjame demostrarte.

Y con el segundo beso, en esta ocasión iniciado por él, los pétalos acariciaron nuevamente su boca. Jackson quería demostrarle de esa forma cuánto lo quería. Cuánto lo amaba.

Sin prisa ambos disfrutaron algo que sus corazones pedían a gritos sin percatarse. Luego de un año de haberse conocido, por fin estaba sucediendo. Y a partir de ese momento las cosas fluyeron de esa forma.

En color rosa.

Y en color amarillo. Porque ese es el color de los girasoles.

Los besos no faltaban. Día tras día, una vez que se encontraron no pudieron dejar de hacerlo. No podían alejarse y aún así no habían aclarado del todo sus sentimientos. ¿Eran algo o no lo eran?

YuGyeom le había dado la opción de que cuando estuviera en celo pudiera acompañarlo, sin embargo, Jia Er se vio obligado a rechazarlo. No porque no quisiera unirse a él de forma carnal, sino porque no podía quitarse de la mente que podría estarse aprovechando de él. Desde luego, el omega objetó una y otra vez diciendo que era algo que él mismo pedía y en sus cinco sentidos, totalmente cuerdo antes de la llegada de su calor.

Estuvo decaído, seguramente pensando que Jackson no quería estar con él, fue por eso que le prometió dar el siguiente paso una vez que su ciclo terminara. Y YuGyeom había aceptado. Pues bien, su celo acabó y Jackson sabía que el omega esperaba paciente y sin reclamar. Él se estuvo preparando, organizando una cita y todo tipo de atenciones previas que pudiera otorgar, porque quería algo especial. Sin embargo, un obstáculo surgió.

El celo de Jackson.

Llegó de forma repentina y en una fecha que no estaba prevista. En ocasiones pasaba, pero esta vez se adelantó demasiado, quizás como consecuencia del avanzado estado en el que se encontraba. Por obvias razones mantuvo la boca cerrada y YuGyeom no se enteró de los dos tres primeros días que eran usualmente los más difíciles de sobrellevar, sin embargo, contra todo pronóstico apareció en su casa golpeando la puerta de su habitación.

—Vamos, Jack. Déjame verte.

—No, YuGyeom. No es un buen momento. —el último golpe de calor que había tenido ocurrió tan solo media hora atrás, así que estaba agotadísimo y adolorido. Era consciente de que su apariencia podría no ser la mejor, lo que lo hacía más renuente a permitirle el paso al chico. —Vuelve en una semana, entonces podrás verme.

—Quiero verte ahora. Necesito verte ahora, porque te extraño muchísimo y sé que estás sufriendo. No me puedo quedar de brazos cruzados simplemente viendo cómo necesitas de mí. No lo digo sólo por que sí, soy honesto cuando digo que contigo no podrá haber nunca un momento equivocado. Siempre será propicio, porque te amo y sé que me amas.

El corazón de Jia Er corría tan acelerado y dispuesto a ceder ante las peticiones de su amado. Pero después de esto, ¿qué pasará? Tal vez las cosas no cambien y él continúe con el mismo diagnóstico, con el mismo tiempo contado. No dijo nada por un buen rato, de hecho, había pensado que YuGyeom se había marchado, pero al abrir la puerta se llevó la sorpresa de que seguía de pie, esperando con paciencia a que le diera apertura.

Sus ojos tristes se iluminaron cuando por fin lo vio cara a cara y no le permitió decir una sola palabra, porque se acercó a Jia Er, lo envolvió en brazos y cerró la distancia entre sus labios de una forma tan ansiosa así como gentil.

YuGyeom cerró la puerta y Jackson se tensó cuando lo hizo recostarse sobre el colchón, tenía muchas inseguridades sobre su aroma, su aspecto y su habilidad para complacerle, que no se percató realmente de que el omega se había despojado de su ropa hasta que lo tuvo sobre sí, sentado sobre sus muslos.

Enseguida su lado lobuno hizo presencia y con sus ojos dorados observó a YuGyeom desvestirlo. Por cada prenda que le quitaba se cercioraba de besar la piel descubierta, dejando rastros pequeños de saliva, ocasionando que corrientes viajaran por todo el cuerpo del escritor debido a las atenciones amorosas de los labios hechos de pétalos.

Cuando se atrevió a sostenerlo firme se armó de valor y empezó a responder de la misma forma entusiasmada por tener a su pareja con él.

Pareja. Por fin la había encontrado.

Y fue todo eso que imaginó y mucho más.

El celo culminó dos días después y aun así Jia Er se encontraba en trance. Tenía los recuerdos frescos y no dejaban de surgir momentos que presenció en su estado puro, siendo que su lado lobuno ya no estaba en guardia, por lo que estaba compartiendo esos recuerdos tras reconocer que el omega ya era su pareja.

Tenía miedo, desde luego, pero si YuGyeom no se alejó al enterarse de que era un sangre pura era probable que no lo juzgue o que reciba un trato diferente tras enterarse de lo que le estaba a punto de revelar. El chico de cabellera negra se acercó a él y le dio un beso en la frente para después sentarse a su lado, se habían duchado y ahora ambos estaban acostados en su cama, acurrucados de forma que se veían a los ojos.

—Tengo algo que contarte.

—¿De qué se trata?

—Primero, quiero que sepas que lo que estoy a punto de decir no es fácil para mí. Pero sé que tengo la obligación de hacerlo y que tú tienes todo el derecho de enterarte. —en ese punto la voz de Jia Er empezó a flaquear y sus ojos se llenaron de lágrimas que se negó a soltar. —Tienes que saber que te amo demasiado y que mi intención en ningún momento ha sido herirte.

Pero cuando YuGyeom le acarició el rostro y le mostró una sonrisa comprensiva no pudo evitar que sus mejillas se humedecieran con sus sentimientos reprimidos. Sobre todo cuando escuchó decirle. —Sé de lo que me estás hablando, Jia Er.

—¿Lo-lo sabes?

—Por supuesto, cielo.

—¿Cómo te enteraste?

—Cuando te conocí chocamos por mi descuido, ¿recuerdas? Esa vez recogí la correspondencia y vi la revista. Lo supe desde ese instante. Que eres un sangre pura.

—¿También sabes acerca de mi condición?

—Lo sé.

—¿Y por qué sigues conmigo?

—Porque jamás he sentido algo como esto. Me haces sentir de una forma inimaginable. Nunca estuve así de enamorado, pero sé que esto es verdadero y por lo tanto, indeleble. Somos pareja. No estoy seguro del destino, pero si me pongo a pensar en ello, esto se siente como si lo fuera, porque llegué cuando más me necesitabas y llegaste a mí cuando, sin saberlo, también te necesitaba.

El corazón del sangre pura se sintió más ligero tras aquellas palabras y estuvo de acuerdo con él. De que el destino puede ser en parte verdadero.

—¿Y también sabes... Sabes a qué me dedico?

—¿Eso quiere decir que no eres fotógrafo?— cuestionó con una ceja arqueada.

—Lo soy, pero es más solo un pasatiempo que un trabajo real. Mi trabajo y mi vocación son otras.

—¿Y cuáles son?

Jia Er se lo pensó muy bien y decidió callarlo por unos días más, su nuevo libro estaba a punto de acabar y sería propicio decirle cuando tuviera la evidencia en mano para que sea capaz de mostrar la dedicatoria de W.E. J. Que va dirigida a un girasol de lo más encantador.

—Te lo diré uno de estos días.

—Ah, eres tan misterioso. Creo que esa es una de las cosas que me atrajeron de ti en primera instancia. Un misterio atrayente.

Jia Er se acomodó a su lado e instintivamente besó la marca de acoplamiento que hizo sobre su cuello, todavía sintiendo emoción como la primera vez que la vio al término del celo. Eso significaba que lo había aceptado. Era de esperarse que fuera mejorando en cuanto a salud de forma paulatina, aunque tardado y con recaídas que podrían ser peligrosas, sin embargo, eso era algo que ahora le tenía sin cuidado. Sabe que va a mejorar y por nada del mundo permitirá que su tiempo finalice tan rápido ahora que tiene algo más por lo que aferrarse, luchar y ser feliz.

No pudo evitarlo, con YuGyeom a su lado sus deseos de procrear y formar una familia salieron a relucir de nuevo. No todo estaba perdido y sabía que llegado el momento oportuno YuGyeom le daría la oportunidad.

Y las cosas sucedieron tan rápido después de eso. Presentó a YuGyeom con su familia y amigos, la abuela de su pareja organizó una fiesta y nuevamente no escatimó en gastos porque "encontrar a una pareja y acoplarse no sucede dos veces". Ahora todos en el pueblo sabían que era un sangre pura, ya que después de una charla con YuGyeom optó por dejar de esconder todas las inseguridades que tiempo atrás le ocasionaron tantas penas. Si quería avanzar y seguir por un camino nuevo esta era la mejor forma de deshacer las cadenas de su pasado.

Al principio estuvo confundido, porque por primera vez fue aceptado. Realmente aceptado. Los inhibidores redujeron y a YuGyeom parecía encantarle su aroma, por lo que estaba contento, ya que si su chico lo era no habría motivos para no serlo también.

El día previo al lanzamiento de su nuevo libro organizó una velada especial, ya que no podía simplemente decirlo así como así, soltar la bomba y esperar que nada ocurriera. Desde luego que temía la reacción del omega, a pesar de conocerlo ya un tiempo no puede predecir si lo tomará a la ligera o si se enojará por haberlo mantenido en secreto tanto tiempo, en especial a sabiendas de que a él le gustaba el trabajo de Jia Er.

Lo llevó a varios sitios en la ciudad, desde un museo hasta una reserva, por supuesto que visitaron un restaurante y ya cuando estaba cayendo la noche pasaron a una cafetería. Al llegar a su casa esperó a que ambos se ducharan y terminaran de cenar, cuando YuGyeom estaba entretenido con su teléfono decidió ir por la primera copia del libro. Ya había publicado una foto en donde se leían las últimas cuatro palabras de la dedicatoria y estaba seguro de que el omega ya la había visto, su respiración era temblorosa al igual de sus brazos, pero inhaló con profundidad y se armó de valor.

Al sentarse a su lado en la cama le dijo con voz trémula. —Tengo algo que darte. Y también algo que decirte.

—¿De qué se trata?

Pensó que lo mejor era callar y sólo demostrar, por lo tanto le extendió el libro y cuando YuGyeom vio las siglas del autor en la portada lo tomó con prisa y comenzó a ojearlo enseguida. —¡No es posible! ¿Cómo es que has podido...

Se quedó con la frase en el aire mientras leía la dedicatoria una y otra vez.

"Para ese girasol que coloreó mi mundo y me hizo saber que el destino puede existir".

—Esta es la primera copia. Quería dártela como regalo para que fueras el primero en tenerla en sus manos. —Al ver que seguí sin decir nada, comenzó a preocuparse. —Lo siento. No pude decirte antes porque dudaba demasiado y no tenía la confianza suficiente en mí mismo para hacerlo. ¿Estás enojado conmigo?

YuGyeom finalmente lo observó y comenzó a reírse. Fue todo lo que necesitó para que el cuerpo entero de Jia Er burbujeara de felicidad y cariño. Lo vio teclear con rapidez en su teléfono. Dentro de su bolsillo el suyo vibró, lo sacó porque había sido una notificación de mensaje y creyendo que se trataba de Hyo lo tomó enseguida.

Pero desde luego, no se trataba de ella. Era un mensaje privado a su cuenta, un usuario bastante conocido le había escrito:

"Así que a esto te referías cuando dijiste que tu trabajo y vocación eran otra cosa".

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Aquí lo tienes. Fernamarii

Ha sido una de las historias que he desfrutado más en escribir. Espero que la idea que me brindaste haya encajado bien con lo que pediste.

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