Té de eucalipto [Mark x YoungJae]

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Advertencia: contenido explícito, omegaverse.

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La vida universitaria es complicada. Proyectos, exámenes, estrés, mucha cafeína, poco dinero en la billetera y demasiadas noches en vela, eso podría resumirlo, sin embargo, también está la parte buena, como las nuevas amistades y el comienzo de la independencia parental. Al principio no es tan complicado, quizás lo que la mayoría de los universitarios desea es salir del nido, así que moverse a los dormitorios del plantel o cualquier departamento fuera del mismo es visto como una gran hazaña, después de todo, significa el primer paso hacia una etapa diferente.

La horrorosa vida adulta.

YoungJae esperaba que de un momento a otro su burbuja se rompiera, porque hasta ese instante todo le había ido de maravilla, no fue hasta iniciar el tercer año que eso sucedió. Su anterior compañero de cuarto se había mudado con su novia, por lo que se vio en la necesidad de buscar otro sitio con urgencia, no podía pagar el alquiler completo a menos que consiguiera otro empleo, y con el que tenía era más que suficiente.

Jae Beom fue su salvación, le habló acerca de un amigo que tenía un departamento con una habitación extra, el único inconveniente es que ese amigo era un alfa. YoungJae había estado lo suficientemente preocupado por no encontrar otro lugar a tiempo como para dejar de lado ese detalle, además, de acuerdo a las palabras de Lim, el chico alfa era introvertido, así que no iba a meterse en sus asuntos por nada del mundo y mucho menos le iba a incomodar.

Esos dos motivos fueron más que suficientes para haber aceptado.

El día que se mudó al departamento, este se encontraba vacío, YoungJae halló una notita en la mesa que su nuevo compañero de cuarto había dejado, Mark Tuan se llamaba, y con letra apresurada e irregular se disculpaba por no estar para ayudarle a subir sus cosas, tuvo que salir de emergencia porque su perrita se había comido un pedazo de plástico.

Cada vez que recuerda la primera vez que se vieron, no puede evitar que una sonrisa se le escape.

Luego de acomodar todas sus cosas se bañó y fue a la cocina para preparar la cena, estaba comiendo una barra de chocolate cuando Mark entró, ninguno se percató de la presencia del otro hasta que el alfa entró a la cocina, la pobre Coco casi se le cae de las manos y Tuan acabó por golpearse con una de las sillas. Sus ojos oscuros estaban agrandados por la sorpresa y su cara se vio envuelta de color rosa inmediatamente. YoungJae pensó que era tierno, todavía pensaba lo mismo.

Con ojos pequeños, cabello negro y lacio, labios rellenos y sonrisa colmilluda, el alfa era un encanto, sin embargo, quizás era su personalidad la que lo convertía en uno de esos personajes de novela que todo el mundo adora, incluso si no fuera el principal.

Al principio no hablaban mucho, con dos tímidos dentro del departamento uno esperaría que hubiera silencio todo el tiempo, no obstante, era muy probable que debido a sus similitudes ellos congeniaron bien. Se acoplaron rápido a sus rutinas y los deberes del hogar, YoungJae cocinaba la mayoría de las veces porque disfrutaba hacerlo, además que le gustaba comer bien, prefiriendo la comida casera en lugar de la comida rápida. Mark se dedicaba más al orden y la limpieza, a YoungJae le sorprendía cómo es que podía mantener sus mangas, discos, ropa y básicamente todo así de ordenado y sin ninguna mota de polvo. En algunas cosas sí se turnaban, como sacar la basura, regar las plantas o lavar la vajilla, en otras lo hacían juntos, como salir a comprar, pasear y bañar a Coco.

Mark es el roomie perfecto, y eso que YoungJae no tenía otros con quién compararle, él sólo tuvo un compañero de cuarto en toda su vida.

Como es reservado nunca lleva desconocidos, incluso eran contadas las ocasiones en las que sus amigos iban porque bien saben que los disturbios en el condominio del alfa sólo hacen que se incomode. Si alguien va a estar por unas horas le avisa, YoungJae se lo agradece porque de esa manera puede evitar las presentaciones cuando no está de humor.

Tuan es ordenado y limpio, eso ha quedado claro, y además se caracterizaba por ser sumamente gentil con YoungJae. Según Jae Beom debía ir con cuidado de no tocar sus cosas por su supuesta territorialidad, pero él no ha tenido problemas, le prestaba sus libros o cualquier cosas que YoungJae pidiera. Cuando compraba postres o lo que sea para comer también contemplaba a YoungJae, así que por culpa del alfa había aumentado de peso, sin embargo no se sentía tan culpable como para hacer ejercicio, sabía que estaba dentro de un peso saludable. Desde luego, Mark podía comer toda esa comida chatarra sin ningún problema ya que hacía ejercicio, varias veces lo había tratado de convencer para que fueran juntos, así no se sentiría tan solo cuando corriera o le tocara ir al gimnasio, pero YoungJae no estaba dispuesto. Aparte de comer, prefería hacer otras cosas con Mark, ver series y jugar videojuegos por la noche son de sus pasatiempos favoritos.

Puede quedarse horas y horas con el pelinegro en el sofá o sobre la alfombra, sea que ambos estén concentrados en la pantalla o en las conversaciones que suelen tener. Poco a poco se han abierto ante el otro para revelar gustos, disgustos, aficiones, uno que otro secreto u consejos. Y YoungJae está más que contento con eso.

Un año ha pasado desde entonces, Mark ya no está en la universidad, se graduó con honores e iba a tomarse un tiempo antes de iniciar a trabajar en una empresa que se dedicaba a la producción de videojuegos, como el niño rico de papi podía darse ese lujo. Él ya no tenía la obligación de levantarse temprano ni desvelarse por estudiar, podía dormir un día entero si quisiera, aun así, a veces se levantaba junto a YoungJae para hacer el desayuno y acompañarlo o se quedaba despierto en la misma habitación cuando estudiaba, muchas veces ayudándolo en aprender conceptos complicados.

A YoungJae le gusta estudiar más en la sala ya que si está en su habitación se distrae rápido, se ha quedado dormido un sinfín de veces sobre el sofá y sabe que Tuan lo carga y lo acomoda con suavidad sobre la cama, porque él es muy flojo como para hacerlo y si tiene sueño poco le importará donde esté, él se duerme. A menos que Coco sea más fuerte de lo que parece o que YoungJae sea sonámbulo, no hay otra explicación para eso, menos cuando puede sentir vagamente el aroma del pelinegro sobre sus prendas.

Mark no ha tocado ese tema y sabe que nunca lo hará, para él está bien así porque si de la nada le dice algo al respecto, el alfa se volverá un manojo de nervios y dejará de hacerlo.

—¿Qué estás horneando?— Mark recién llega de hacer las compras en el super, como YoungJae tuvo su periodo de celo reciente se mantuvo en el departamento.

—Cupcakes de vainilla con almendras. ¿Quieres uno cuando acabe?

—Claro, me encantaría— Mark comienza a sacar las compras y desinfectarlas antes de meterlas en la alacena. —Por cierto, compré estas vitaminas para omega y el té de eucalipto que querías probar. No tenía idea de que existiera esa clase de té, ¿cómo es que te dio por probarlo?

—Lo vi en la tele y simplemente quise saber si sabe bien o no, es todo.

—Esperemos que esté bueno entonces, me costó trabajo conseguirlo. ¡Fui a tres tiendas! ¿Puedes creerlo?

Esa es otra cosa, Mark se preocupa mucho por su salud y lo cuida durante los celos. Se encarga de preparar mucha comida con verduras y carbohidratos, le deja bebidas calientes en la puerta, mayormente tés. El alfa nunca se atreve a entrar a su habitación -excepto cuando lo lleva del sofá a la cama- menos lo hará cuando está en celo, es muy cuidadoso con eso. Evita pasearse por el departamento para que su aroma no sea percibido y llegue a incomodarle, así que durante esa semana él también se mantiene encerrado en su recámara. Podrá quedarse bajo llave y todo, pero el aroma del alfa siempre quedará flotando por ahí, y eso es algo que muy en el fondo le fascina.

Eucalipto.

Le ayuda a relajarse y sentirse... Protegido.

—¿Ya no tienes ningún malestar?

—Por fortuna ya no, se me quitó por completo, puedes estar tranquilo.

—Aun no entiendo cómo puedes soportar esas bebidas calientes durante el celo. Es como si te revolcaras sobre llamas.

—Me ayudan con el dolor.

Mark le mira alarmado. —¿Las píldoras no te funcionan? ¿Debo conseguir otras?

—De hecho, me ayudan bastante, gracias por haberlas conseguido. Pero el malestar no se va por completo, es normal, ya sabes.

—Entiendo— el chico termina de acomodar las cosas en la alacena y va por un vaso de agua. YoungJae mantiene la mirada sobre el alfa, se ha quitado la gorra de béisbol y ahora su cabellera cae sutilmente sobre sus cejas. Tiene un cabello espectacular, luce tan suave que siempre tendrá ganas de acariciarlo y enredar sus dedos. —¿Jae?

—¿Si?

—¿Disfrutas lo que ves?

—¿Eh?

El alfa se ríe y le acaricia la cabeza. El tipo de contacto que suelen tener es de esa clase, suave, delicado, algunas veces brusco con sus bromas pero es una muestra de aprecio entre ellos. Nunca pasó por su mente que se volvería cercano a su roomie, de cierta manera. Tuan no es de salir mucho, supuso que la convivencia estaba destinada pero los lazos no se pueden forzar, si Mark le demuestra su aprecio es porque realmente quiere hacerlo, quiere decir que realmente le agrada.

Conoció a algunos de sus amigos el día de su graduación, y por lo que le contaron, Mark está a gusto con él en el departamento. Para empezar, no había necesidad de alquilar el lugar o compartirlo, podía pagar la cuota completa sin problema alguno. Fue una clase de favor a Jae Beom, puesto que como era su amigo, al ayudar a YoungJae también ayudaba al beta. Se suponía que sólo iba a quedarse un tiempo, pero Mark le ofreció un acuerdo muy bueno al que difícilmente se pudo negar, por lo tanto, su estadía se alargó.

El alfa le dijo que podía quedarse todo el tiempo que quisiera, él jamás le diría que se fuera, aumentaría la cantidad o le cobraría por otras cosas. Es más, a veces le cobraba menos y nunca exigía que le pagara. Mark aceptaba el dinero porque YoungJae le había dicho que era lo correcto, hubo un tiempo en que incluso no quiso cobrarle por nada, eso fue algo que no pudo permitir.

Dejando de lado lo referente al departamento y las condiciones, YoungJae no se quería ir porque se había acostumbrado a Mark. Se acostumbró a verlo sentado en el sillón con sus pijamas mientras hacía gestos jugando videojuegos, se acostumbró a oír su voz gruesa diciéndole; ¿Quieres que pida pizza para más tarde?

Se acostumbró a su rico aroma, a su trato gentil y también a sus... Coqueteos. No supo en qué momento comenzaron ese juego entre ellos ni quién de los dos había sido, pero le gustaba tanto recibirlos como devolverlos. El corazón de YoungJae brincaba cada vez que Mark le decía cosas bonitas o en doble sentido. Hacer que el alfa se ruborizara no era muy difícil, sólo tenía que mirarle directamente, sonreír o batir pestañas, y mientras más cosas agregara, más tímido se volvía.

Le encantaba ver cómo el pelinegro reaccionaba ante él.

—¿Vas a ayudarme a hacer los cupcakes o solo viniste a estorbar?

—Bien, bien. ¿En qué te ayudo?

—¿Puedes batir la mezcla y colocarla dentro de la manga pastelera?

Durante los siguientes minutos sólo hablaron vagamente, Mark estaba muy concentrado en decorar los cupcakes una vez que los sacó del horno. Había hecho una mezcla de color azul y otra de color rosa, YoungJae era quien se encargaba de colocar chispas encima del glaseado.

Debió suponer que las bromas darían inicio apenas hubieran terminado unos cuatro cupcakes, Mark le acercó uno para que probara pero se lo acabó por embarrar en la nariz. Desde luego, YoungJae tuvo que vengarse, así que luego de corretearse un rato dentro de la cocina, se detuvieron antes de que se quedaran sin cosas para decorar.

—Toma, Jae— Mark le dio una servilleta para que se quitara los rastros pegajosos.

—Gracias.

YoungJae miró su camiseta. Se había manchado demasiado, el pelinegro, viéndose en una situación similar optó por quitársela, así que YoungJae decidió hacer lo mismo.

—Oh, por Dios. ¡No sabía que tenías un piercing ahí!

—¿Cómo ibas a saberlo si nunca...

Mark dejó de hablar. YoungJae levantó la mirada y se encontró con el alfa observándolo, más bien, observando sus pezones.

—¿Por... por qué lucen así?

—Sólo están un poco sensibles por el celo reciente.

—¿Sientes dolor?

—No.

Mark respiró profundo y con pasos lentos –sin apartar los ojos de su objetivo– se fue acercando hasta estar a una distancia corta.

—¿Puedo?— le preguntó en un murmuro.

Santo cielo, ¿acaso se los iba a tocar?

Una sensación extraña se alojó en su centro, no comprendía por qué ese pensamiento hacía que surgiera un calor agradable en su interior.

YoungJae ni siquiera emitió palabra alguna, simplemente asintió. El alfa acercó los dedos temblorosos a su pecho y le acarició con cuidado. Sentía cosquillas por donde tocaba y para no suspirar de manera patética, se mordió los labios.

Oh.

Del tímido Mark hubiera esperado todo, menos que le acariciara los pezones con los dedos.

O con su boca.

Sin prisa, fue dejado besos suaves sobre su piel sensible ocasionando que el corazón de YoungJae golpeara fuerte dentro de su pecho.

Se quedó en su lugar, solo disfrutando del repentino atrevimiento por parte de Tuan. Su respiración iba acompasada de los besos delicados, al menos hasta que esta vez el alfa decidió usar la lengua. No pudo evitarlo, se sostuvo contra la mesa y gimió por la repentina sensación caliente y húmeda.

—¿Te lastimé?

—No, sólo... Sólo se sintió bien.

—Déjame aliviarte entonces.

YoungJae no se negó. El alfa acariciaba sus tetillas con una calma tremenda, disfrutando en todo momento de lo que hacía. Los tocaba con la punta de la lengua, los besaba o también los apresaba con los labios cuidando en todo momento que sus dientes no toparan. Mientras uno recibía los tratos de su boca el otro obtenía el de sus dedos.

Para cuando sintió una pequeña succión, YoungJae tenía las piernas como gelatina. Se vio en la necesidad de sostenerse de Mark, pasando con cuidado los dedos sobre sus cabellos. Inmediatamente las manos fuertes del alfa se aferraron en su cintura, aparentemente se veía como una necesidad por parte del mayor tocar y estrechar la suavidad de esa zona.

Tuvo besos en el cuello, besos en las clavículas, en las mejillas, hasta que Mark se entretuvo con la comisura de sus labios.

—Aun te queda glaseado aquí.

No supo si era verdad o una excusa, con gusto recibió la boca del alfa contra la suya y su lengua danzando dentro.

De pronto las paredes comenzaron a hacerse pequeñas y el aire pesado, los besos, las mordidas, eran hechas con tanta pasión y calma que tenía a YoungJae sobre las nubes. No podía pensar en nada más que no fuera en lo bien que se sentía. El fuego en sus venas se extendía lentamente por su cuerpo, haciéndoles desesperar y anhelar más al mismo tiempo.

Las manos de Mark habían comenzado su viaje a los pantalones cortos de YoungJae cuando alguien presionó el timbre.

Tratando de igualar sus respiraciones fueron en direcciones distintas, Mark hacia la puerta y YoungJae al dormitorio para cubrirse. Alguien vería al alfa sin camisa y no pasaría nada, pero si lo veían a él en la misma condición, sabrían de inmediato que algo pasaba.

Se refrescó la cara con rapidez y se puso una prenda cualquiera. Cuando se vio al espejo pensó en lo ridículo que se veía con esos pantalones cortos y el suéter ancho con capucha que tapaba la vista de los pantalones cortos casi en su totalidad.

Hey, YoungJae. ¡Sal de tu cueva!

Escuchó a Jackson decir.

Ah, el maldito Wang fue quien los había interrumpido.

Se quedó como estaba, no quería demorar más, así que tratando de actuar normal salió a encontrarse con su amigo.

—Hey, Jack. ¿Qué te trae por aquí?

—Pasé a dejar unas cosas cerca, sólo vine a saludar, hablar un rato contigo.

Genial. ¿Qué no pudo mandarle un mensaje? Estuvo a punto de reclamarle, pero luego recordó que tardaba en responder hasta una semana.

—De acuerdo. ¿Quieres tomar algo?

—Jugo de manzana.

—Tienes suerte, lo hice en la mañana.

Cuando entró en la cocina vio a Mark limpiando las manchas de los taburetes y la mesa, que habían quedado así luego de sus juegos. YoungJae olvidó por completo que debían limpiar, con la boca y los dedos del alfa sobre él fue muy difícil hilar sus pensamientos.

—Déjame ayudarte.

—No, Jae. Ve con Jackson— el alfa lucía ansioso, sus mejillas estaban sonrosadas, casi del mismo tono del glaseado rosa que mezcló. Por un momento YoungJae temió que lo sucedido los pusiera en una situación difícil.

—No me voy a tardar— le dijo acercándose por detrás. Se tomó el atrevimiento de acariciar su cintura y dejó un beso tímido sobre su hombro. —¿Bien?

—B-bien.

El alfa se dio la vuelta y conectando sus miradas, dejó un beso sobre el dorso de su mano.

YoungJae estuvo a punto de desmayarse ahí mismo.

Resiste un poco más, resiste un poco más.

En otro momento quizás se reiría de la situación, es decir, el alfa y el omega estuvieron besándose acaloradamente minutos atrás e inclusive pudo haberse tornado más ardiente, y de un segundo a otro lo pausaron haciéndole creer al beta que estuvieron en la cocina nada más y nada menos que decorando cupcakes.

A YoungJae le causaba gracia que por fuera luce y actúa normal, pero en su mente sólo desea una y otra vez que Jackson acabe de cacarear y se vaya para que pueda retomar los besuqueos con Mark.

La charla rápida de Wang se extendió por más de dos horas, ya hasta se había hecho la idea de que se iba a quedar para la cena. No obstante, en el transcurso pudo olvidar momentáneamente aquello gracias a los chismes y las bromas de su amigo. Hasta Tuan se unió a la conversación y decidió quedarse todo el rato con ellos.

—Cierto, antes de que me vaya— el beta de origen hongkonés se colocó su chaqueta y caminó a la puerta con él acompañándolo. —Estuve buscando sitios adecuados y encontré unos cuántos, cumplen con todo lo que me pediste. Si todavía planeas mudarte avísame y te envío la información.

—Gracias, Jack, pero ya no es necesario.

Soltó un suspiro cuando el departamento quedó en silencio, y sintiéndose ansioso por ver la reacción del pelinegro, fue rápidamente hacia el salón principal, pero el sofá estaba vacío. Al llevar los vasos a la cocina pudo ver que tampoco se encontraba ahí, se había ido hacia su habitación.

Y la puerta estaba cerrada.

—¿Mark?

No obtuvo respuesta.

"Quizás está agotado".

Con ese pensamiento en la cabeza fue hasta su recámara y le dio tiempo mientras acomodaba la cama, se duchaba de nuevo y cepillaba los dientes.

Entonces cuando finalmente se acostó, llegó a la conclusión de que tal vez ya no quería continuar por arrepentimiento o vergüenza.

Lamentable, así se sentía, porque Mark le gustaba mucho y ahora sabe que el alfa también se siente atraído. ¿Entonces qué pasó? ¿Fue demasiado atrevido? ¿No le habrá gustado? ¿Sintió mucha presión cuando le insinuó que continuaran? Eran muchas preguntas y emociones confusas como para tolerarlo despierto, fue por eso que trató de bloquearlo y dormir. Lo hubiera logrado si no fuera por los golpes cautelosos de la puerta.

YoungJae únicamente la cerraba durante los celos, prefería dejarla abierta para que pudiera sentir el aroma del alfa en ciertos momentos.

—¿YoungJae? ¿Puedo pasar?

Mark lo había llamado sin usar un tono que pudiera ponerlo alerta, quizás pensando que sería suficiente para escuchar si estaba despierto y a su vez oportuno en caso de que no lo estuviera.

—Adelante— le respondió con la esperanza de que no le pusiera fin a eso que apenas estuvieron a punto de iniciar.

Estaba de lado, de espaldas a la entrada, podía sentir la presencia del mayor que se abría paso en la oscuridad. Hubiera esperado que se quedara de pie o se sentara en la orilla de la cama, es algo que Mark haría, más no fue así, el chico levantó las sábanas y se metió con él a la cama, abrazándolo por la cintura.

Durante medio minuto se quedó sin decir nada, en su lugar Mark inhaló profundo en su cuello y dejó un beso allí, sólo uno bastó para que los vellitos de su cuerpo se crisparan por completo.

—¿Te vas a mudar?

—¿Qué?

Fue un murmuro que estuvo a punto de perderse en el silencio de esas cuatro paredes.

—¿Ya no te sientes a gusto aquí? ¿Te abruma estar con un alfa?

—Mark.

—Lo lamento. Si he hecho algo que te imcomodara no fue adrede, de verdad, jamás haría algo como eso. Llevo horas pensando que si es por mi rango, entonces pudiste sentirte abrumado todo este tiempo y con lo ocurrido en la cocina es probable que tú decidieras que ya tuviste suficiente de este alfa.

—Mark, escucha— YoungJae se dio la vuelta, era necesario que estuvieran frente a frente a pesar que la luz del pasillo no iluminara sus rostros en totalidad. —En ningún momento me has hecho sentir incómodo, mucho menos abrumado por ser un alfa. En todo caso, estar contigo me hace sentir tranquilo y protegido, pero no por tu rango, sino porque eres tú.

—¿Qué hay con lo que Jackson dijo?

—Ah, ese boboso. Yo le había pedido que buscara otros sitios, pero lo hice hace tiempo cuando me sentía como un intruso y antes de que me dieras la opción de quedarme de manera indefinida.

—Entonces... No te vas.

—No me voy, me quedo. Y sólo para que te quede claro, no he tenido suficiente de ti. Tenlo presente ahora.

Uno, dos, tres.

Mark no dejó pasar un segundo más sin cubrir su boca con la propia, YoungJae suspiró agradecido de tener sus magníficos labios y su traviesa lengua devuelta. Sólo fueron unas horas, pero les había añorado mucho, como si el mismo Mark fuera quien se iría a mudar. Recibió el peso del pelinegro cuando este lo empujó suave contra el colchón mientras continuaban explorándose a sí mismos usando sus labios. Siendo juguetón, YoungJae llevó las manos a la cintura del alfa y alzó el borde de la prenda para tener acceso al piercing en su ombligo y jugar gentilmente con él.

Oh, cuánto le había encantado. Quería tocarlo con sus manos, besar su estómago, juguetear con lengua y dientes aquél aro brillante que era equivalente a la guinda de un pastel. Supo que a Mark le gustó porque su estómago se tensaba y destensaba ante sus caricias. Sus dedos siguieron su camino arriba, más arriba, por sus pectorales y la espalda tersa.

La ropa estaba siendo un estorbo y ya había tomado la decisión de hacerla a un lado, tuvo que detenerse cuando Mark lo hizo primero.

—¿Qué sucede?— en el fondo imploraba a los cielos por que el alfa no quisiera posponerlo, YoungJae lo respetaría sin duda, pero en estos momentos sólo quería sentirlo en toda su plenitud.

—Mi intención no es que esto se trate de una sola noche, espero no haberte dado a entender eso. Sabes que no te haría algo como eso, y tú tampoco dejarás que esto sea un desliz, ¿cierto?

YoungJae no sabe qué fue lo que le hizo darse cuenta, si las palabras sinceras de Tuan o sus ojos llenos de cariño y esperanza. Estaba enamorado, y por lo que Mark se había encargado de transmitirle, también lo estaba.

—Lo nuestro no será de una noche, te lo aseguro.

Pronto, comenzaron a retirar lo que no les haría falta; la camiseta del alfa, el suéter del omega, los pantalones cortos y la ropa interior de ambos. No imaginó que la primera vez con Mark fuese tan intensa, tan ardiente, si ellos han estado conteniendo sus sentimientos entonces podría explicar por qué lo necesitaban tan mal.

YoungJae estaba duro y lubricado por completo, desde el incidente en la cocina pudo sentir ligeras palpitaciones que únicamente eran indicios de excitacion, en este instante estaba cien veces más caliente, por ende, listo para recibir al alfa.

Por su parte, Mark también lo estaba, el omega se atrevió a tomar el miembro que se mecía contra su piel sensible, estaba goteante y erguido para él. No supo en qué momento se puso el condón, pero sintió alivio de que no hubieran tenido que detenerse unos buenos minutos.

Mark le acarició lento, regresó a los pezones que tanto le había gustado consolar y usó la boca para seguir con ello, mientras que metía los dedos en su interior para asegurarse de que no le iba a doler, y por qué no, también lo hizo para su propio placer.

No lo hizo esperar más, se deslizó suave y tan fácil dentro arrancándole jadeos que pronto incrementaron por sus movimientos certeros y rápidos. Se sostenía de los brazos del alfa e incrustaba los dedos en su piel cada tantos segundos por el constante meneo contra ese lugar que le hacía ver estrellas. Mientras recibía placer en su interior, los colmillos sobre su cuello cumplían la misma función.

Oh, por todos los... ¡Mark lo hace de maravilla!

Estaba disfrutando demasiado el sexo, pero casi tanto como las penetraciones, los besos, mordidas o succiones, los gemidos del alfa y sus apasionantes palabras lo dejaban tocando las nubes con la punta de los dedos.

Por un lado le escuchaba balbucear en inglés, no sabía qué decía, no dominaba el idioma y tampoco es como si pudiera prestar atención con todas las increíbles sensaciones que le estaba ofreciendo. Entre lapsos de cordura le pareció escuchar palabras altisonantes, y vaya que era caliente, pero por el otro lado tenía algo diferente.

Tal parece que Mark es de esos a los que les fascina decir palabras dulces durante el acto, le encanta alabar a su pareja y no se guarda nada.

Una corriente electrizante surcaba su espalda cada vez que le oía decir cariño, dulzura, mi cielo... Sólo podía jadear complacido por tanto.

Sin duda YoungJae se había ganado la lotería.

No quiso acabar tan rápido, pero tomando en cuenta lo que se estuvo aguantando y por la sensibilidad de su celo reciente, se dejó ir entre olas de placer que lo golpeaban al ritmo de un alfa en busca de éxtasis. Mark lo colocó en otra posición que le hizo gemir expectante a pesar de haber tenido un orgasmo hacía unos instantes. No duró estando boca abajo, por más que le agradó esa posición, no podía quejarse estando una vez más acostado con la espalda entre las sábanas y las manos de Mark dejando marcas en sus muslos separados.

El cuerpo vigoroso que se movía contra él se tensó justo cuando el alfa pudo alcanzar su orgasmo, y no fue hasta que bajó de su nube de placer que se percató del líquido caliente sobre su estómago, se había liberado una vez más.

Mark le acarició los cabellos húmedos y rozó la punta de su nariz con cariño mientras suspiraba.

YoungJae se estaba derritiendo de amor con sus besitos esquimales hasta que lo sintió tenso nuevamente, aun no se retiraba de su interior.

—Oh, fuck.

—¿Mark?

—YoungJae, creo que... Creo que mi celo se adelantó— dijo suspirando.

—Oh, no, pobrecillo. ¿Hay algo que pueda hacer por ti, alfa?

El corazón del omega latió con desenfreno al ver esa sonrisa colmilluda que lo había hecho sentir mariposas en el estómago.

—Voy por tus píldoras y más condones mientras te deshaces del que tienes y te limpias. ¿Si, bebé?

—Lo que mi Jae ordene.

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¿Qué tal salió? ¿Bonito? ¿Hot?

Hecho con cariño a pedido de Fernamarii

Siempre lo recalco, me cuesta escribir smutt, pero si no hago el intento no me saldrá solito. Así que gracias por el reto. Me gustó escribir esta historia.

Nos vemos en la próxima noche de insomnio. Bye!

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