Capítulo 4

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Capítulo 4




Era un día donde predominaban muchas nubes grises y que de vez en cuando aparecía el sol, pero luego se escondía entre las grandes nubes. Todo en ese barrio parecía tranquilo.

Su madre la tomo dulcemente de la mano, la llevo al sofá y le dijo que sentara tranquilamente.
Ella le obedeció y se sentó.
Sus padres estaban en frente de su hija, con rostros preocupados, por lo que llegara a pasar cuando le digieran la "verdad" que ocultaron catorce años.
A su hija le latía fuertemente el corazón porque estaba nerviosa y no quería escuchar la noticia que le darían sus padres porque sabía que era mala por los rostros de las personas que tenía en frente de sus ojos.
Mordió su labio inferior y no supo que decir.
Christie y Eric no sabían cómo decírselo, a pesar de que estuvieron practicándolo los últimos días.
Su hija estaba esperando, sentada, con una leve sonrisa en el sofá. Agarro un vaso de vidrio con agua que había en una mesa gigante de al lado y tomo un sorbo.
— Sunny —Dijo su padre atentamente para atraer la atención de la niña ya que era muy difícil porque siempre andaba distraída.
Sunny levanta la vista y dejo de tomar el agua.
—Tenemos que decirte algo muy importante —Contesto nuevamente pero más serio que la anterior vez.
—Tu psicóloga dijo que ya tenías edad para saberlo —Ahora susurro su madre tranquila.
Sunny asintió con el vaso en la mano y los miro atentamente.
—Bien —Miro a su madre para confirmar con la vista que ya empezaría a hablar _ Sé que tú sabes que los hijos nacen del vientre de su madre —Trago saliva.
A su padre le pareció idiota empezar por eso, pero la psicóloga de su hija le dijo que comenzara a hablarle de esas cosas suaves, solamente para que entendiera mejor y no fuera tan brusca la nueva información.
—Oh —La niña levanto la ceja —En la escuela dijeron que mis padres me enseñarían clases sexuales ¿Ya es la edad donde tengo que saber? —Dijo avergonzada.
Su madre negó con la cabeza y su padre se puso más nervioso de lo que estaba.
— Sunny escúchame— Eric hizo una pausa— De ahí salen los niños, y los padres forman una familia... —Suspiro —La verdad es que tú no naciste del vientre de mama como crees.
Toda la sala quedo en silencio y la niña no entendía.
Tomo otro sorbo más del agua.
— ¿Qué? —Pregunto confundida.
—Que tu madre no estuvo embarazada de ti —Dijo el hombre lentamente para que entienda mejor.

—Yo no te tuve en mi vientre —Dijo Christie suavemente —Porque no naciste de nosotros, porque nosotros no podemos tener hijos.
Sunny los miro confundida y no sabía que decir... ¿Por qué estaba hablando de todo eso, si nunca lo habían hecho? Se sentía extraña...
— ¿Entonces soy un alíen? — Dijo con los ojos bien abiertos tratando de engañarse porque sabía bien lo que tenían que decirle.
Su padre soltó una carcajada y su madre miro con tristeza a su hija.
Eric sabía que no era el buen momento para reírse, así que se aclaró la garganta y negó con la cabeza.
—Eres hija adoptada —Christie sonrió —Tus padres verdaderos no somos nosotros, somos tus padres adoptivos.
Sunny se quedó pensando y helada ante esa respuesta terrible para sus oídos.
—Querida — Eric dijo con delicadeza— No es tan grave porque ahora tienes una familia y somos nosotros.
La niña se quedó desilusionada con un agudo dolor de pecho y de estómago, que no sabía si era de enojo o de dolor.
A pesar de que había tenido muchos disgustos en la vida, no eran tantos como el que acababa de tener.
Negó con la cabeza, mirando hacia la nada. Se sentía... extraña y sin objetivos.
— ¿Entonces no soy su hija verdadera, no? —Pregunto desilusionada y con la voz quebrada.
—No— Respondió su padre adoptivo.
— Lo sentimos —Dijo con pena Christie.
Sunny noto que se le había hecho un fuerte nudo en la garganta y que cuando tragaba saliva le provocaba un fuerte dolor en la garganta.
Ahora comenzó a recordar que todo tenía sentido, en especial como la trataban sus padres. Podía tener hogar, comida, ropa, educación, salud y más cosas pero lo que siempre recordaba era que sus padres nunca lo llamaban por "hija", además nunca le daba cariño significativo... ni siquiera la abrazaban.
Se le cayó el vaso de agua al suelo, lo que hizo que se rompa y cause un ruido fuerte.
Sus padres se asustaron cuando su hija los miro como si fueran unos completos desconocidos para ella.
— ¿Sunny? —Levanto una ceja— ¿Qué ocurre? — Pregunto su madre angustiada por lo que acababa de ver.

El vaso estrellado en el piso los asusto, pero nada se podía hacer para repararlo... Su hija ya estaba dividida en dos pedazos irreparables como los de ese pobre vaso roto en el suelo.
— ¿No vas a decirnos nada? —Eric miro el vaso en el suelo pero lo ignoro.
Ella había entrado un tremendo shock y un montón de cosas feas se le empezaron a pasar por la cabeza. Ya no veía a sus padres como antes los veía.
Se fue corriendo sin decir nada a su habitación y cerró con llave la puerta para que nadie pudiera entrar.
Sus padres adoptivos corrieron hacia el cuarto de Sunny e intentaron llamarla, calmarla, y ver que sucedía, pero nada paso.
Ella no abrió la puerta.
Durante cuatro días estuvo encerrada en su cuarto sin salir, lo que llevo a que no comiera, no bebiera, hasta que sus padres tiraron la puerta con ayuda, para sacarla.
Pero... Sunny ya no era la misma chica de antes...Había cambiado mucho, su cabeza había empeorado más de lo que estaba, en esos cuatro días que estuvo sola e aislada en su cuarto, y había enfermado.
Ser hija adoptada no era de su agrado, porque para ella ya no tenía objetivos de nada, y se sentía un verdadero estorbo para sus padres, pensaba que la habían criado no porque ellos quisieran, si no por lastima, para no dejarla sin familia.
Ella era antes un chica tranquila, estudiosa, buena, a veces tenía unos bajones pero no era nada a comparación de cómo empezó a ser cuando le dijeron esa noticia.
Sunny había empezado a bajar las calificaciones de escuela. Había empezado a vestirse de negro. Había empezado a juntarse con gente que no era agradable. Había comenzado a beber alcohol. Había empezado a drogarse, había empezado a fumar... y sobre todo le habían empezado a interesar las cosas oscuras.
Había pasado dos años desde que le habían dicho que era hija adoptada y para ella era como si hubiera pasado un día.

No podía olvidarlo, aunque lo intentara.
Todo había empeorado, no podía adaptarse. No se podía reconocer a ella misma y actuar como antes lo hacía porque lo que le dijeron sus padres había cambiado completamente su vida y la depresión que llevaba dentro empeoro y se agrando.
Todos los días se acordaba del momento en que le habían dicho el peor dolor que llevaba en su corazón.


5 de Octubre a las 23:30 pm.



Sus padres le habían advertido que si seguía con esa conducta iba a terminar en "un lugar" que nunca se acordaba el nombre porque no les prestaba atención en nada de lo que salía de la boca de sus padres.

Eric y Christie habían salido por una semana a visitar a unos familiares porque eran sus últimas vacaciones de sus trabajos y Sunny como no había querido ir, se quedó en casa, sola toda una semana. Había estado ya cinco días sin nadie y para ella fueron pura fiesta y mucha diversión.
Entro a su habitación y se miró al espejo con bronca.

—Ya no tengo objetivos, siempre he sido un estorbo para todo el mundo, y una rechazada— Dijo mientras veía su rostro en el espejo— He perdido mi nombre... —Agarro una lata de cerveza y se tomó lo que quedaba. La aboyó y la tiro en alguna parte de su habitación.
Salió del cuarto rápidamente y fue abajo donde había como veinte personas bailando un rock pesado que había puesto en su equipo musical.
¿Mañana, escuela? Era lo que menos le importaba, ni siquiera iba a ir.
Sus amigos eran bastante ruidosos, sus vestimentas eran negras, y sus encantos por la música eran el rock, metal, hardcore y todas esas cosas de ese estilo.
Sunny se dejó caer en el sofá, prendió un cigarrillo y vino una de sus amigas. Su nombre era Amanda, era muy atractiva, era de esas jóvenes que caminaban por la calle y todos los hombres le gritaban cosas, pero la lástima que todos los días andaba con un chico diferente. Su intención era sentarse en las piernas de Sunny.
Cuando lo hizo acercaron sus labios y comenzaron a besarse como si fueran novias, pero no eran nada más que amigas.
Sunny tomo la cintura de la chica y la arrimo más para que el beso sea más profundo y se encontraran sus lenguas.
— ¡Las interrumpo! —Grito una voz que encontraban familiar.
Su amigo Josh.
Amanda se rio y se salió de la boca de Sunny para buscar más bebida alcohólica, cuando quisieron verla para hablarle, se perdió entre la gente.
— ¡Amo que tus padres no estén! —Josh se relajó en el sofá.
—Esos viejos, no son mis padres— Susurro la joven con bronca.
Su amigo la miro y se rio.
—Tienes razón, lo siento —Apoyo su mano en el hombro de Sunny mientras miraban como los invitados de la fiesta adolescente hacían un desorden en toda la enorme y lujosa casa.
Tan limpia y ordenada que estaba, fue una lástima que un día vengan un par de jóvenes ebrios y la destruyan toda.
Había jóvenes volcando las bebidas al suelo, además que volcaban la droga, comida, y más cosas, además se le agregaban chicas sin remera y sin corpiño, y más cosas descontroladas.
Eran una hora inadecuada para que haya tanto desorden como lo había en esa casa y la música estaba a todo volumen. Una falta de respeto para sus vecinos, que algunos tenían que dormir temprano para trabajar, algunos para ir a la escuela y algunos tenían bebes a quien les costaba hacerlos dormir.
—Dame un beso —Josh se acercó a su oído para que sienta lo que le dijo.
Para Sunny y sus amigos eso era común, se besaban entre hombres, entre mujeres, entre hombres y mujeres y todo para ellos era más que normal, ya que sus preferencias sexuales eran así.
A pesar de que Josh estaba ebrio, ella no dudo y se acercó a sus labios para darle un beso. Luego de dárselo se dieron cuenta que solamente había durado cinco segundos, Sunny se separó y agarro otra bebida alcohólica que había en la mesa mientras que con su otra mano sostenía el cigarrillo.
—A eso le llamas beso —Rio el joven.
Ella asintió con desgano.
—Hoy no tengo ganas de besarte —Respondió finalmente.

— De acuerdo— Suspiro.
—Después te doy otro beso mejor —Le acaricio el rostro.

Josh asintió y trato de olvidar lo que había pasado hace unos minutos para recordar una cosa importante que le había dicho Sunny hace dos días atrás.
—Dijiste que hoy yo y cuatro amigos más que están presentes, haríamos otra cosa distinta —Josh levanta una ceja.
—Oh claro —Sonrió la chica— Lo vengo planeando desde hace mucho —Se paró dejando el cigarrillo, y el alcohol en la mesa.
Fue a su habitación, y busco un libro que había comprado hace poco. Lo agarro con cuidado y lo observo, estaba orgullosa de tenerlo en sus manos.
El libro era grande, ancho, con muchísimas páginas, de color negro, con unas letras gigantes y rojas decía: "El Libro De La Ley" sonrió después de leer el título. En conclusión era un libro de brujería y para hacer rituales, para hacer maldiciones y sobre todo para invocar a demonios que había en la tierra.
Quería hacer un rito con sus amigos para ver si esos demonios y todas esas cosas, existían en verdad o solo era todo un invento de la iglesia, porque la mataba la curiosidad.
También tenía deseos que pedir y según el libro que decía información de "Cosas oscuras" afirmaba que los demonios rebeldes de Satán, cumplían deseos si seguías todos los pasos a la perfección.
Le había llamado tanto la atención en estos últimos días todo ese tipo de cosas oscuras, lo que le había llevado a comprar el libro y los materiales para hacer el ritual.
Sacó una bolsa donde tenía todas las cosas para llevarlo a cabo. Los dejo en su cama y bajo otra vez para buscar a las personas que necesitaba.
Pensó que iba a hacer un éxito ya que todos iban a aceptar porque ni siquiera sabían lo que hacían ya que estaban drogados y borrachos.
Sunny bajo rápidamente y agarro a las cinco personas que necesitaba para hacer el ritual con Satán y dejo a las otras personas que siguieran divirtiéndose en la cocina. Una de las personas que había agarrado era a Josh su amigo.
Dos chicas y tres chicos subieron a la habitación con ella, ni siquiera podían imaginarse lo que en su mente andaba.

Sunny se aseguró de que en su habitación estuviera todo cerrado, también que no hubiera mucha luz y que nadie de la gente de abajo venga a interrumpirlos.
Una de sus amigas llamada Katie se animó a preguntarle tímidamente que era lo que iba a llevar a cabo.
— ¿Qué es lo que vamos a hacer? —Se cruzó de brazos.

La joven sonrió cuando oyó esa pregunta.
—Ustedes son mis amigos de más confianza —Dijo Sunny— Entonces por eso los elegí para divertirnos un poco —Sonrió.
La joven de pelo rubio se quedó pensando y una chica de pelo marrón que estaba al lado estaba concentrada en tomar una bebida alcohólica que tenía en la mano.
— ¿Entonces...? —Dijo Josh.

—Que les parece si hacemos un ritual con Satán— Dijo en tono de broma.
Los cinco amigos se echaron a reír y empezaron a decir ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! Algunos de ellos ya habían pensado en hacerlo. Pero otros no.
—Qué bueno que estén de acuerdo— Sunny agarro la bolsa que estaba en la cama y donde se encontraban los materiales para hacer las cosas— Cinco velas —Dijo mientras las sacaba — Sal, un cuchillo nuevo que no use para nada —Sonrió —Piedra Ematilla... con eso trazare un triángulo y una cruz para que los espíritus no puedan hacernos nada.
— ¡Genial! —dijo un amigo.
Todos se sentaron en el suelo, a esperar a que Sunny, haga el triángulo.
Entre risas y bromas, la niña ya había hecho el triangulo, había puesto el papel con la petición que le había pedido, había puesto la cruz, había echado sal, había prendido las velas, y por ultimo tenía el cuchillo nuevo en su mano.
Sus amigos cuando vieron todo listo, se callaron y comenzaron a sentir miedo a pesar de estar alcoholizados.
—Me falto esto —Dijo la chica con tranquilidad.
Fue hasta el baño que tenía en su habitación y trajo una fuente llena de sangre. Sus amigos quedaron impresionados.
Sin dudar la joven que había besado a Sunny hace unos minutos, Amanda, estaba sentada al lado de los amigos y se sentía muy preocupada por la situación, por más que estuviera ebria.

— ¿De dónde lo has sacado? — Dijo impresionada.
—Sangre de cerdo —Ella respondió rápidamente.
Lo apoyo en medio del triángulo que había trazado y clavo su vista en sus amigos que estaban muy asustados pero en ese momento a ella no le importo nada, el egoísmo empezó a apoderarse de cuerpo.
—Agárrense todos de la mano— Ordeno.
Sus amigos lo hicieron pero no sabían porque lo estaban haciendo, la mezcla que tenían en sus cuerpos, les estaba haciendo daño.
Sunny agarro el libro que había comprado con mucho amor, y busco la página donde decía la oración para darle comienzo al ritual.
Cuando la encontró su corazón empezó a latir fuertemente y empezaron a llegar los nervios que tenía guardados en su cuerpo.
—Gran apelación a los espíritus con los que se desea formar un pacto —Paro unos segundos para tomar aire y seguir—"Emperador Lucifer, señor de todos los espíritus rebeldes, ruégate que me seas favorable en la apelación que hago a tu gran ministro...
En ese momento se apagó la música que se sentía debajo de la habitación interrumpiéndola en miedo de la oración.
Poco a poco empezaron a sentirse gritos y desorden abajo como si hubiera venido la policía. Sunny se molestó mucho porque todavía no había terminado con el ritual y lo tuvo que interrumpir para ver que estaba pasando.
Recordaba que en el libro decía: "No interrumpir por nada en el mundo y si lo haces tienes que volver a empezar".
Cuando dejo el cuchillo en el suelo y sus amigos empezaron a susurrar cosas entre ellos, Sunny salió de la habitación y escucho.
— ¡Fuera de casa!
Una voz de un hombre retumbo en sus oídos... ¿Quién podría ser? Su padre.
— ¿Qué paso aquí?
Una voz de una mujer sintió ¿Quién podría ser? Su madre.
No podía estar pasando esto, pensó. Creyó que sus padres, no vendrían justamente esta noche, pero tuvieron que venir.
Bajo rápidamente y se encontró con los rostros de sus padres enfurecidos. Todos los jóvenes alcoholizados se estaban yendo de la casa a causa de que los padres los habían echado. Solo quedaban las cinco personas que estaban en su habitación, las que quería usar para el rito satánico.
Sunny se había enojado porque sus padres estaban en la casa.
Su madre bajo la vista sin saber que decir.
— ¿Tu organizaste esta fiesta? —Grito su padre.

— ¿A que vinieron? —Respondió mientras pensaba que sus padres se darían cuenta de lo que quiso hacer en su habitación y eso le traería muchos problemas.
Detrás de Sunny vino corriendo Josh su amigo y sus padres lo miraron con el rostro enojado.
— ¿No vamos a continuar con el rito? —Dijo, sin importar que sus padres estén.
Sunny abrió los ojos sorprendida por lo que acababa de escuchar. Había metido la pata, quizás hubiera podido hacer que sus padres no se dieran cuenta pero su amigo lo había complicado todo, demasiado.
Sus padres intercambiaron miradas y no sabían cómo reaccionar al escuchar a su amigo.
— ¿Continuar, que? — Christie dijo confundida.
— ¡Cállate, Josh! —Grito la joven y empujo a su amigo que había echado a perder peor todo de lo que estaba.
A causa de que estaba borracho se cayó fuertemente al suelo, y ahí quedo.
—Encima tus amigos están alcoholizados —Eric suspiro —Tú te pones a hacer fiestas que, no corresponden, estamos muy enojados.
—Hagan lo que quieran— Miro arriba de las escaleras a su habitación a ver si había algún desorden a causa de que tenía a sus amigos allí arriba.
No perdió más tiempo y subió para arreglar todo el desorden que tenía, pero oyó a su madre que subía las escaleras.
—Querida ve a revisar el cuarto de Sunny, yo iré por los baños.
Sintió a su padre, decir. Nadie podía entrar a su habitación y ver ese completo desastre que había causado.
Inmediatamente tuvo que agarrar del brazo a su madre cuando la vio avanzar.
— ¿Qué te pasa? —Pregunto Christie.
—No veas el cuarto —Negó con su cabeza.
Ella tardo en responder, todo lo que hacía su hija, la ponía muy mal, ya estaba perdida.
— ¿Qué hay en la habitación? —Añadió.

—Tengo que ordenar —Trago saliva— Nada más.

—Entonces déjame ir —Saco bruscamente su brazo de la mano de su hija.
Su madre se adelantó al cuarto y abrió la puerta rápidamente. Encontró a sus amigos a las risas, con vasos de cerveza. Pero eso no hubiera sido lo malo... Había un triángulo Satánico dibujado en el suelo, una cruz, sangre de cerdo... y sobre todo un libro de brujería.
Su madre abrió levemente la boca por lo que había encontrado.
— ¿Qué es esto? — Grito.
Una gran decepción vino en ella, había pensado que su hija podía ser rebelde, irritante y otras cosas más, pero no meterse con ese tipo de cosas.
A Sunny no le salían las palabras, y sus amigos pararon las risas, cuando vieron a su madre en la puerta sin saber qué hacer.

Un silencio invadió el enorme cuarto.
— ¿Ya es hora de irnos Sunny? — Pregunto Katie tímidamente porque se había dado cuenta de que estaba en un problema muy grande.
Había llegado sus padres y todo le había salido mal, nada de lo que habían creído que pasaría.
—Y a ti que te parece—Respondió fríamente.
Sus amigos se levantaron y rápidamente salieron del cuarto para irse a la salida de la casa, mientras que su madre se quedo parada mirando las cosas en el suelo. Ahora venía la parte más difícil.
—Explícame esto —Dijo su madre firmemente.
Sunny pensaba en empezar por explicarle que sus amigos habían organizado todo esto, y miles de mentiras más pero... ¿Para qué? Si ya era demasiado tarde para eso.

Responder con sinceridad era lo que quedaba.
—Estaba haciendo un rito Satánico —Dijo finalmente.
Su madre abrió los ojos como platos y negó con la cabeza muy decepcionada.
— ¿Qué es lo que te hizo hacer esto? —Al decirlo se le quebró un poco la voz, pero no importaba, seguía parada firmemente en frente de su hija.
—Yo quise hacerlo porque quería pedir algo.

— ¿Pedir algo? — No perdió más tiempo y le pego una cachetada a Sunny.
Ella enseguida se tocó rápidamente la mejilla y la miro con odio.
Sunny abrió la boca para contestar a lo que había pasado, pero la interrumpió su padre que estaba detrás con una caja de carton llena de botellas y vasos de alcohol que habían dejado sus amigos por toda la casa.

—No hay nadie más en la casa, me asegure de que todos se vayan— Hizo una pausa mirando por todas partes — Pero la casa está todo sucia y hay algunas cosas rotas —Respondió pero como vio que su esposa y su hija estaban con rostros preocupados y no decían nada se decidió preguntar — ¿Qué es lo que les pasa a ustedes dos?

El padre no se había arrimado lo suficiente a la habitación para ver lo que había en ella.
—Hablaremos de esto después querido— Dijo Christie mirando a su esposo, después dirigió una mirada fría a su hija —Tu, limpia todo esto— Gruño.
Salió de la habitación y se llevó a Eric a la cocina dejando a Sunny sola.
Sabía lo que pasaría ahora mismo. Mientras juntaba las cosas y limpiaba todo lo que había dejado en la habitación, se lo imaginaba.
Su madre se había decepcionado mucho de su hija y ella lo había notado. Así que ya sabía que le estaba contando todo a Eric, que de seguro se estaban quejando de los dolores de cabeza que les daba.
Ya era tarde y no tenía ganas de ordenar todo, además para que lo iba a hacer, si nada de lo que quiso hacer lo puedo hacer.
No iba a bajar a pedirles perdón a sus padres por todo lo que les había hecho, porque pensaba que no le correspondía hacer eso.
Sentía discusiones debajo de los padres, pero sinceramente no le importaba. Agarro todas las cosas y las tiro en el rincón de la habitación, suspirando y sintiendo las lagrimas venir.

Pensaba que ni siquiera le correspondía estar en esa casa, quería irse a vivir sola y no volver nunca más.
Se acostó en la cama y se quedó dormida.


6 de Octubre 8:00 AM.



— ¡Levántate! —Sentía la voz de su madre gritar.

Ella odiaba que le gritara de hace manera, porque estaba muy dormida para "levantarse". Se tapó con su manta hasta el rostro.
Unos segundos todo se quedó en silencio y la hizo relajare mucho más. Toda su tranquilidad otra vez se había anulado porque su madre la destapo por completo para que se despertara.

Un frio recorrió su cuerpo que antes estaba tan caliente por las mantas.
— ¡Levántate! —Grito Christie enfurecida.
Sunny tenía ganas de levantarse agarrar un fierro y pegarle con eso a su madre, pero sabía que no podía hacerlo.
Abrió lentamente sus ojos, y se encontró con su mama cruzada de brazos.
—No quiero ir a ese lugar —Apenas le salía la voz de lo dormida que estaba.
Anoche se había dormido muy tarde y ahora estas eran las consecuencias de no haber dormido bien.
—Sigue haciendo fiestas sin autorización —Respondió sarcásticamente.
Ella se refregó con suavidad sus ojos que no podía lograr mantenerlos abiertos. Tenía resaca por la noche anterior que había bebido mucho con sus amigos y le había incluido a eso, droga.
En su mesita de luz de al lado le habían dejado sus padres, un papel para que lo lea. Tranquilamente estiro la mano y lo agarro.
Era un papel largo pero salteo la mayoría de párrafos como habitualmente hacia y solo leyó el final:
"ME DIRIJO A USTEDES CON EL FIN DE DECIRLE QUE SUNNY HAWKINS DE 16 AÑOS DE EDAD, POSEE GRAVES PROBLEMAS MENTALES Y NO PUEDE ADAPTARSE ESTANDO EN SU CASA. LO QUE LLEVA A QUE TENDRA QUE RECIBIR AYUDA DE EL INTERNADO: LA PAZ.
LES PUEDO CONFIRMAR QUE LA NIÑA SE ENCUENTRA APTA PARA INGRESAR ALLI, PARA PODER RECUPERARSE.
ATENTAMENTE EL DR. THOMPSON."
Dio un suspiro y pensó en romper el papel pero no lo hizo. Se acordó que el mismo que había hecho ese papel era el mismo psicólogo que había estado viendo últimamente.
Sin ganas se levantó y pensó en que todavía no podía creer que iba a un internado para jóvenes con problemas como los que tenía ella.
Había una buena noticia en todo esto... No iba a ver por un tiempo largo a sus padres adoptivos lo que era un gran alivio. Cada día los detestaba más.
Entro al baño y se preparó para verse bien. Empezó a creer que esos "padres adoptivos" que tenía no podían hacer lo que estaban haciendo en este momento, porque no tenían derecho, a gobernar su vida de esa manera.
Ella podía hacer lo que quería, no necesitaba quedarse con ellos, ni ir a ese internado.
Salió del baño, agarro el papel que le habían dejado y bajo rápidamente las escaleras. Encontró a sus dos padres sentados mientras escuchaban la radio, bebiendo un café muy tranquilamente.
Sunny se puso en frente de sus padres de brazos cruzados. Tenía pensando decirles de todo a ellos dos por tener ese pensamiento tan cruel de llevarla a ese lugar escalofriante para deshacerse de ella fácilmente.
—Ustedes dos —Señalo a sus padres— No tienen derecho a llevarme a ese lugar, porque no son mis padres y no voy a ir porque a ustedes se los ocurra —Tomo aire para poder hablar mejor —Son unos desconocidos que me criaron por lastima o quién sabe—Trago saliva —Y si no me quieren más en la casa, me voy —Dijo finalmente.
Aboyo el papel que le habían dejado en la mesa, donde decía que estaba apta para entrar al internado, lo escupió y se lo lanzo en la cara a su padre.
Christie se tapó la boca impresionada por la falta de respeto que había hecho Sunny a Eric.

—Ahí tienen su mierda— Grito la joven descontrolada.
Eric se levantó rápidamente de la silla y agarro de los pelos a Sunny. Nunca le había pegado pero esto había sido el límite, porque se había comportado muy mal en estos últimos tiempos y nadie sabía cómo calmarla.
— ¡Ahora mismo, vas a internarte! —Grito furiosamente mientras le arrancaba los pelos.
A Sunny se le escaparon gemidos y gritos a causa del dolor que sentía que le tiraran los pelos. Nada más y nada menos se lo había buscado.
La saco de la casa mientras la hacía caminar porque le estaba tirando los pelos fuertemente. La metió bruscamente al auto haciéndolo golpear la cabeza con un vidrio.
Su madre venía detrás del padre. Se metieron al auto y empezaron a conducir.

Todo había sido rápido... y doloroso.
Sunny empezó a llorar, y no podía dejar de hacerlo. Un silencio en el auto se apodero durante el viaje, y por un momento a ella le daba vergüenza llorar tanto como lo estaba haciendo.

Recordó que hace mucho tiempo que no largaba tantas lágrimas. Pero como nadie la hacía callar, seguía y seguía llorando.

Lo único que se sentía era el motor del auto y los llantos de Sunny.

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